Violaciones medievales (8 y final)

La historia llega a su culminación. Finalmente, Aikarn es sometida a la más brutal de todas las orgías. Vuelvo a advertir sobre el contenido extremo de las situaciones. Están avisados.

Violaciones medievales (parte 8 y final)

Ningún recato o remordimiento. Sólo salvajismo ferviente y fuerza bruta al servicio de la crueldad.

Los embates contra la recién estrenada vagina carecían de piedad. Ni siquiera las gruesas gotas de sangre salientes o la vigilancia preventiva de Gaal por directiva de Vessel, detenían la fiereza de la vejación. Aunque a esa altura, la palabra "vejación" quizás no era la adecuada, ya que las facciones que se dibujaban en el rostro de Aikarn no eran precisamente de sufrimiento o de vergüenza por la humillación. Más bien parecía estar en una clase de limbo entre el placer profundo y el dolor agudo, gimoteando sin velos vergonzantes que la cubriesen.

--Al final....resultaste ser…toda una putita alzada, niña—se mofó Ian, entre resoplidos—Estás tan mojada…que hasta me salpicas

Luego de someterla contra el piso durante varios minutos, la sujetó en forma vehemente de los muslos, levantando sus piernas y llevándoselas hasta sus hombros, exponiendo así la parte más deteriorada de su cuerpo a la vista de sus dirigidos, lo cual condujo a que varias visuales dieran lugar a mórbidos comentarios como "hermoso panorama", "entraría mi brazo" "¿eso es un culo o un hueco sin fondo?" "¿cuántos centenares pasaron por ahí?".

A diferencia de todas las veces anteriores, semejantes dichos perversos no la sojuzgaban ni provocaban su odio, sino que aumentaban su estado de excitación hasta el punto de suspirar a la par de su supuesto abusador, deseando en secreto que los observantes abandonasen su perfiles de tales y se uniesen.

Lo cual sabía que ocurriría de un momento a otro.

El incremento en las embestidas de Ian le señaló que se encontraba en su límite, a punto de culminar con aquellas lascivas ansias tan postergadas en los últimos minutos. Cuando finalmente eyaculó en sus entrañas, soportó todo el peso muerto de su gran porte durante los segundos de recuperación, al tiempo en que recibía groseras palabras susurradas en su oído.

--Quisiera ver tu vaginita después…--alcanzó a escuchar entre el barullo—Dentro de unas cuantas horas…sólo para masturbarme con su estado

Dicha tal ofensa, el líder del escuadrón se apartó enseguida, dejando su lugar al siguiente. Y de esa manera, prosiguieron sucesivamente media docena de soldados más hasta que, pasada casi una hora, a uno de ellos le sorprendió las muecas de morbosa felicidad grabadas en el rostro de la aparente víctima.

--Conque disfrutando, ¿no?—le dijo, mientras la penetraba—No recuerdo haber estado con una chica tan zorra como tú

--Ni yo haber…tenido…--intentó refutarle la muchacha.

--¡Cállate!—la interrumpió—¡Nadie te dijo que podías hablar! Lo único que saldrá de tu boca serán respuestas a nuestras obscenas preguntas. O esperma estancado

Varios se rieron malignamente frente a esa orden.

--Dime ahora entonces—le acarició el cabello--, ¿quieres algo en especial? Al ver esa carita tuya parece que sí

Aikarn cerró sus ojos, tratando de que el minúsculo sentido común que todavía albergaba su consciente, no la abandonase y caiga presa totalmente de la lujuria infinita brindada por aquella pócima.

Pero tal batalla había sido perdida bastante tiempo atrás.

--…p…por

--¿Perdón? No te escucho—sonrió el que la escarnecía.

--…por atrás…--le respondió sonrojada, pretendiendo que el desenfreno continuase con su orificio más dilatado y, por lo tanto, de menor sensación dolorosa.

Pero no lo entendieron exactamente así.

--No me lo dirás dos veces--se rió, al tiempo en que la volteaba rápidamente, posicionándola encima de él con su parte trasera ofrecida--¿Quién será el primer privilegiado?

Fue uno de los más jóvenes a quien se lo permitieron, como premio por su valentía bélica. El muchacho se ubicó detrás de ella, observó con codicia por unos instantes el deformado agujero por el cual disfrutaría los siguientes instantes y liberó toda su energía viril al perforarla de un solo impulso.

--Vaya—se sorprendió al hacerlo--, ni siquiera fuerza tuve que hacer. Tengo la sensación de que no has estado constipada todos estos días, linda.

Las carcajadas fueron cómplices de la pérdida de su virginidad.

Por su parte, al ser nuevamente sodomizada y experimentar por vez primera una doble penetración vaginal-anal, Aikarn abrió al máximo sus oscuros ojos, como no pudiendo entender el enorme deleite que tal brutal acción le provocaba.

Tanto fue así, que ni bien comenzaron las desparejas embestidas, su cuerpo estalló en un nuevo y descomunal orgasmo que llegó a rociar hasta las pelvis de sus amantes.

Al vitoreo y las risotadas generales, le siguieron los sucesivos cambios de protagonistas sexuales y de desagravios contra su persona.

Ya ni sabía la joven cuántos la habían poseído de a dos en dos, pero fue en esos precisos momentos cuando empezó a apreciar de que su estado alterado podría ser utilizado para, al menos, desquitarse coloquialmente de ellos.

--¡¿Es…todo lo que…pueden hacerme…niñitas?!—gritó en medio del sadismo, para asombro de muchos—¡A sus madres…la deben de…haber violado mejor…!

Uno de los que esperaba su turno se disgustó con esos dichos y llevó su sucio miembro a la boca de la pequeña.

--¡¿Qué, acaso…no son hombres…?! Parecen más…mmff..mmmmmffffffff

--Las perras no hablan—le dijo al callarla con su virilidad—Sólo aúllan

Minutos después de estar siendo forzada por todos sus agujeros, una gran cantidad de semen bañó por completo sus interiores.

--Dime a qué sabe—le preguntó el ofendido agresor, arrodillándose y estrujándole las mejillas con sus dedos.

La muchacha, sin recato alguno, le escupió asquerosamente la viscosa sustancia en toda la dimensión de su rostro.

--¡Dímelo tú!--y se echó a reír como una poseída, mientras se le escurría un hilo blanco de sus labios.

Los insultos a las masculinidades prosiguieron de las maneras más míseras, llegando algunos a querer deshacerle la cara a puñetazos como respuesta. Pero por respeto indirecto a Vessel, vía el observante Gaal, nadie se atrevió más que a resarcirse mediante el incremento del salvajismo en la orgía. Situación que a Aikarn la llevaba a disfrutar en mayor monto y a aumentar los alaridos de agravios más y más, completando así el infernal círculo vicioso.

Solamente Ian se percató de tamaña treta retorcida, por lo que la situó boca arriba, levantó una de las jarras con agua ardiente del suelo y le mostró el contenido.

--¡He tenido…mejores…!—se interrumpió a sí misma la muchacha al divisarlo.

--¿Mejores qué?—le indagó cruelmente el líder del escuadrón.

--E…espera…--sus palabras sonaron a ruego.

--Apártate—le dictaminó al soldado que se encargaba de su abertura delantera.

--Espera…¿qué…?

Y sin dejar que termine de conjeturar con certeza qué es lo que iba a ocurrirle, le arrojó toda la ardorosa bebida en su injuriada entrepierna.

--Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh…..

Había olvidado por días lo que era experimentar un dolor profundo. Tuvo que cerrar sus párpados y apretar sus dientes para no volver a gritar.

Pero no tuvo éxito esa tentativa.

--Aaaaaaaahhhhh………aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh—se zarandeó de un lado al otro para intentar soportarlo, sin poder aliviar el ardor con caricias manuales ya que sus brazos se encontraban atrapados en su espalda.

--¿Decías algo?—saboreó la victoria Ian, frotándole los sangrantes bordes vaginales.

--Aaahhh….aahh…aah…--trató de recuperar el aliento Aikarn.

--Me estabas diciendo quiénes eran los mejores

Una maniática carcajada de la joven guerrera no le permitió finalizar la maligna afirmación. Al parecer, la caja de sorpresas nocturnas para los integrantes del escuadrón se hallaba lejos de agotarse.

--¡¿Por qué…?!--Ian no sabía ni cómo expresar su ira--¡¿Cómo es que…?! ¡¿De qué mierda te ríes?!

--Es una lástima…--seguía carcajeando la muchacha—Es una verdadera lástima para ti que…lo que me provoque dolor sea un líquido…y no el meñique que tienes entre las piernas

El líder comprimió el puño, espiando en dirección hacia la esquina en donde se encontraba Gaal.

--Al diablo Vessell…--refunfuño, al tiempo en que alzaba el brazo, preparándose para la violencia.

--Déjala—lo detuvo risueño su segundo al mando, un colosal hombre bastante más pensante que él—Se ha vuelto loca.

--Me importa poco eso, le partiré los dientes igual. Y luego seguiré con sus huesos

--No tiene sentido, jefe. ¿No la estás viendo? Quizás hasta lo goce.

Entre todas las miradas de pasmo, el líder alcanzó a distinguir el guiño de ojos proveniente de Aikarn, embellecido por una amplia sonrisa demente.

Estaba dedicado a su persona.

--Además—continuó el subordinado--, a los otros no les agradará que le entreguemos un saco de carne triturada.

Luego de pensarlo unos segundos, Ian ensayó un gesto de fastidio.

--Tienes razón—mostró los colmillos, antes de hacerle un ademán a sus dirigidos--¡Tritúrenle la maldita carne, pero por dentro…!

Poco tuvo que esperar la perturbada muchacha para que se reanude el libertinaje. Y por más de dos horas fue penetrada de a tres por turno e inseminada por todos sus orificios en una y otra ocasión, transportándola sin pausas hasta los confines de la oscuridad misma del regodeo tenebroso. Cuya cúspide máxima fue traspasada al ser nuevamente sodomizada en forma doble después de un largo período, alcanzando un orgasmo múltiple por primera vez en su vida.

--Qué buena noticia, miren de lo que nos hemos enterado—comentó vilmente uno de los que protagonizaban esa acción--No me imaginé que te gustara tanto esto, niña. Creo que correré la voz para los que vienen

Y habiendo eyaculado ese grupo, decidieron, para variar un poco, llevarla de malos modos hacia una de las mesas de madera apoyadas contra la pared y atarle con cuerdas sus brazos y piernas a cada una de las patas, no permitiéndole moverse en absoluto de la posición resultante en forma de L.

--Por lo que veo, todavía tienes apetito—vociferó Gaal, acercándose a la escena—Si lo supiera Vessell

Aikarn lo miró de reojo, con señas explícitas tanto de cansancio como de lujuria.

--¿Me permiten?—les preguntó a los soldados, desatando su cinturón y descendiendo su pantalón hasta las rodillas.

--Nadie te lo impide—coincidieron.

Se acercó al costado en donde sobresalía el rostro de la joven y le mostró el ya conocido miembro para ella.

--Todavía recuerdo nuestro primer encuentro, cariño—se lo restregó por las comisuras de sus pegajosos labios—No fue muy sugestivo que digamos, no me agrada la escatología. ¿Qué te parece si te resarces de esa situación sin que te obligue?

La muchacha frunció el seño. Por más sobresaltados que estuvieran sus sentidos, el odio hacia ese hombre era mayor.

--Abre la boca—le dijo calmadamente.

No le hizo caso. Sólo le dirigió una mirada de aborrecimiento.

--Como gustes, me es indiferente.

El rebelde le oprimió la nariz con sus dedos, cerrándole su vía principal para respirar. Pasados algunos segundos, Aikarn no tuvo otra alternativa que abrir su cavidad bucal para no asfixiarse, y fue en ese mínimo lapso en que le introdujo impetuosamente el aparato.

--Ni se te ocurra morderme—exclamó—Tu prometido no está aquí para salvarte.

Las embestidas salvajes contra su quijada hicieron temblar la mesa, produciendo ruidos molestos de colisiones entre los sostenes y el suelo. La muchacha había optado por no mirarlo y rendirse así ante la vergüenza de demostrarse dichosa, apretando sus párpados como para que creyeran su padecer.

Jamás imaginó que el brebaje preparado por Vessell llegaría a ser tan potente.

Las descargas de furia de Gaal continuaron en el otro extremo de su cuerpo, tanto adelante como atrás, ante lo cual, debido a la placentera vehemencia de las penetraciones, Aikarn tuvo que producir un esfuerzo superlativo para no dejar escapar sus gemidos tantas veces exclamados en esa condenada habitación.

Pero su cuerpo parecía tener una existencia paralela, ajena al control de su mente aún consciente.

--Increíble—lanzó una sonora carcajada--Volviste a tener un orgasmo, puta. Amo a esa bebida. De ahora en más, la usaré siempre con todas a las que secuestremos...

--No se olviden de compartir—rezongó Ian desde un rincón.

Como consuelo por esa proterva manifestación de descontrol corporal, la joven al menos no le concedió el deseo de verla suspirar de gusto tras el éxtasis, ahogando el grito al presionar su perfil contra el madero.

--Bueno, el pequeño recreo finalizó—les dijo a los del escuadrón, una vez saciada su fogosidad—Tendrán que seguir trabajando si no quieren que ella se aburra con ustedes.

Teniendo entonces como sonido de fondo la proclama de los varios aún insatisfechos, la muchacha tuvo que de nuevo resistir la continua agresión sexual, sumada en esta ocasión a las lastimaduras que le provocaban las ataduras y los roces con las esquinas del mueble maltrecho por los movimientos bruscos.

No conformes con eso, luego de un largo lapso en el que la postura fuera juzgada como tediosa, fue volteada y nuevamente paralizada para así ser sometida boca arriba, con las piernas abiertas y su cabeza colgando, recibiendo de esa manera las intrusiones orales de mayor profundidad y ferocidad, llegando hasta expeler semen de su nariz después de tal escabroso número de eyaculaciones internas.

Arrimando la mañana siguiente, casi todos los guerreros de la primera camada del escuadrón habían abusado de ella al menos una vez, dejando para lo último a aquéllos de más alto rango que quisieran llevar a cabo la enésima repetición, como Ian.

--Ha sido divertido—dijo risueño el líder, al tiempo en que la liberaba de las ataduras y la lanzaba al suelo encharcado de fluidos y néctares desechados—Estaría bueno que sobrevivieras para repetirlo.

El estado anatómico de Aikarn era espantoso para cualquier observante no insano. Al completo baño de espumas malolientes resecas y goteante esperma, se le agregaban las importantes magulladuras esparcidas por todo su cuerpo, secuelas de la violencia sexual ejercida de manera inusitada.

--Mírala suspirar de gusto—bromeó el segundo al mando al contemplar sus soplidos de cansancio--¿Tú crees que resistirá lo que viene?

--Pero si son todos unos muchachos románticos y cariñosos…--continuó con la ironía su oficial.

Todos lo que aún permanecían en la habitación carcajearon.

--Igual, creo que se quejarán un poco por el desecho hediondo de niña que le estamos dejando.

--No te preocupes, ya había pensado en eso.

Ian pidió que le trajeran una cubeta llena con agua de uno de los recovecos del amplio establecimiento y la empapó de pies a cabeza, quitándole a medias la inmunda suciedad de su ser.

--Necesitaré otro

Tres recipientes colmados más fueron necesarios para barrer con tales indecentes consecuencias, lo cual fue tomado por la muchacha como una denigrante forma de hacerla sentir como un animal.

--No te quejes, amor, tienes que estar presentable para los demás—sonrió—No sea cosa que pierdas amantes por tu falta de higiene

Y como si ese comentario hiriente hubiera sido un llamado, una gran cantidad de hombres fornidos traspasaron el pórtico uno a uno, exclamando frases obscenas al verla en esa pose: acostada en posición fetal sobre los viciados peldaños con los ojos entrecerrados.

--…no…no más….bast…—se alcanzó a escuchar un susurro de su boca.

Los más cercanos se relamieron.

--Comunícale ese pedido de clemencia a tu coñito mojado, linda—se despidió Ian, haciéndole ademanes degenerados a sus dirigidos—Porque parece que el insaciable no está de acuerdo con lo que dice tu lengua

Ningún aclame piadoso logró modificar los planes que le tenían preparados a sus orificios lacerados. Enseguida fue llevada de los brazos hacia diferentes sitios de la habitación, donde sería abusada entre conflictos internos sobre turnos preferenciales y cantidad de repeticiones. Al parecer, nada en absoluto podía hacer para evitar que se le avecinara la aún más extensa depredación sexual. Y para peor, algunas partes de su cuerpo deseaban todavía que eso ocurriese.

--Es increíble que esta puta siga estando húmeda—se burló el que disfrutaba su vagina en ese lapso, quien ignoraba, al igual que todos sus compañeros, de la bebida consumida por ella--, ¿qué clase de cerda infecta puede llegar a ser?

--De las más enfermas—contestó quien la poseía por detrás, acostado en el suelo—Sino, mira como jadea.

La humillación infinita que sufría Aikarn había llegado a un nivel de grave intolerancia para su percepción desvariada, a lo que se le estaba sumando una incomodidad física agregada.

--…paren…no…sigan…--solicitó lastimeramente--…esperen…déjenme

La respuesta a sus súplicas no fue otra que risas crueles.

--….paren…me siento….mal

El que gozaba en la posición de arriba aminoró los embates. No por misericordia hacia ella, sino para terminar de sojuzgarla.

--¿Acaso será por esta pequeña hinchazón en tu estómago?—y le apretó fuertemente la zona abdominal.

--¡No…!—gritó la desdichada.

Y lo que experimentó a continuación fue una incontenible arcada, seguida de un accidental vómito lechoso que, a causa de la ley de gravedad, se terminó diseminando por todo su rostro.

--¡Mierda, qué asco!—se repugnó el situado detrás.

Varias risas ridiculizaron la situación.

--Nunca conocí ni conoceré a una chica tan inmunda como tú. Mereces que te orinemos encima para limpiar tu sucia cara.

Tan sólo la imaginación de ese escenario fue suficiente motivo como para que tenga que tolerar un nuevo estremecimiento y posterior vómito, esta vez hacia su costado derecho.

"El infierno terrenal" deliró su subconsciente, "el castigo por todas las personas que han caído bajo mi espada", "todos los que he asesinado"….., "quiero morir"…., "déjenme morir"…, "mátenme de una vez"

Sin embargo, ningún vocablo surgió de su garganta, ocupada en originar gimoteos audibles y estimulantes.

A medida que seguían transcurriendo las horas, el placer infeccioso se iba paulatinamente fusionando con un escozor diferente, nunca antes sentido hasta ese momento. Se trataba de una especie de extremo resquemor inducido por la brutal irritación de sus paredes carnales sensibles, agredidas sin pausa una y otra vez por la salvaje fricción.

Aikarn ya no sabía cómo pedir que se detuviesen. Hasta llegó a rogarles patéticamente, entre múltiples cambios de posiciones sexuales y sanguinarias penetraciones vaginales dobles. Pero sólo serviría para acrecentar las tinieblas.

Tanto así, que finalmente el gigantesco ardor en sus obscenamente inflamados orificios culminó por destruir por completo su espíritu y ceder su mente a la tan temida demencia.

--No se pierdan est….vaya…¡miren su expresión!—vociferó el violador de turno.

Las facciones dibujadas en el rostro de la guerrera lindaban lo bizarro. Sus ojos se encontraban desenfocados, desviados hacia arriba como observando el abismo tras sus córneas, a lo cual se le agregaban sus aullidos de supuesto deleite, salidos de una boca en la que la lengua danzaba al compás de las embestidas. Toda esa mórbida imagen decorada con una espeluznante cantidad de esperma rociada por la totalidad de su piel.

"La hemos quebrado", "¿cuántos ya la han reventado?", "parece que no han sido suficientes, por más que nos haya pedido que paráramos", "es una auténtica perra en celo", "me da rabia que goce tanto", "esto amerita un fuerte castigo…" fueron las acotaciones lascivas al ver tanta satisfacción siniestra aparente.

--Así que te agrada ser violada, puerca—la zamarrearon para que abandonara su estado de obnubilación—Vamos a quitarte ese gusto tuyo a la fuerza

La acarrearon de las piernas hasta el sitio en donde se encontraba una viga en el techo. Consiguieron luego una larga cadena reforzada para traspasarla, quedando así dos hileras de hierro paralelas colgando de dicho listón, las cuales serían usadas para inmovilizar las muñecas de Aikarn, esposas de cuero mediante, dejándola con los brazos extendidos y en puntas de pie.

--Veremos si en verdad lo disfrutas…--le dijo, mientras motivaba a quienes ya habían participado a que dejaran de beber aguardiente y comenzaran de nuevo, junto con todos los demás presentes.

--…¡N…no…no…no….nooooo…!—fue lo único que logró chillar la semiinconsciente muchacha cuando separaron sus adoloridas extremidades y reanudaron la orgía, agrediéndola de a dos hombres por vez, por adelante y por atrás.

Y de esa manera la fueron subyugando sin tregua alguna por incontables horas más, cayendo al poco tiempo en una clase de locura energúmena al no poder desmayarse o desvanecerse, continuando la macabra experimentación de múltiples orgasmos forzados al ser sometida a la aclamada doble penetración anal en decenas de ocasiones.

Ya ni conocía el número de individuos que habían degustado sus destrozados agujeros, ni qué tiempo había pasado desde aquél erótico encuentro con Vessel. No hilvanaba ni un pensamiento cuerdo, nada que la conectase con la realidad y la alejase de la pérdida de la razón. Sólo atinaba a sobrellevar los espasmódicos dolores por el incandescente rozamiento perpetuo que le transmitían sus alterados nervios.

Se había hasta orinado encima, promoviendo que sus victimarios la aborrecieran en mayor medida, amplificando el costado irracional de sus personalidades y lastimando su vagina con nuevas y desgarrantes penetraciones dobles.

Sus ojos ya no transmitían sanidad alguna, sino que se dedicaban a testificar la crueldad sexual y la mayor misoginia jamás vista, envueltos en un velo de enajenación perdurable, engalanado con gestos ya ajenos al desconsuelo o a cualquier otro tipo de sentimiento.

Cerca del final de la horrible pesadilla, Gaal decidió abandonar la habitación debido a la excesiva repugnancia, seguido de por lo menos una docena de soldados también asqueados, quienes habían preferido saciar sus bajos instintos con la masturbación, en lugar de la introducción de sus miembros en aquellos orificios colapsados.

Habiendo sido finalmente liberada de las cadenas y arrojada a la laguna de inmundicias, Aikarn parecía camuflarse entre los fluidos entremezclados y el viciado hedor a sexo. Apenas si podía respirar por el extremo agotamiento y la espuma reseca en su garganta. No tenía fuerzas suficientes ni para abrir completamente los párpados y avizorar si el averno realmente había cesado.

Lo cual, para colmo de su miseria, estaba lejos de ser así.

Habiendo retornado del largo descanso reparador, Ian dejó entrar al salón principal a dos sujetos de enormes proporciones, acompañándolos hasta el sitio en donde desfallecía la desdichada joven.

--Qué preciosura—musitó uno de ellos, con sadismo en su voz.

--Diablos, todavía se mueve…--añadió el otro, al advertir los temblores de sus piernas y brazos zambullidos en líquidos viscosos—Me gustan más cuando están tiesas.

--Lo sé, pero la perra es muy resistente—se rió el líder.

--¿Qué tanto?—se imaginó atroces procedimientos.

--Ni lo pienses, Zorth—le advirtió a su subordinado, conociendo los inexistentes límites de su brutalidad—No quiero tener problemas con Vessel.

--Pero no quiero que la pobre siga padeciendo tanta pesadumbre—mostró los colmillos, en una cínica demostración de piedad—Es mejor acabar con su infortunio.

--¿No crees que ya ha sufrido bastante?—agregó su ladero, sonriendo—Mira sino ese torrente blanco que se desprende de su boca.

--Y de…bueno…eso que se supone que es un culito.

Se rieron de la forma más perversa.

--Pueden hacerle lo que quieran—accedió el líder--, pero esta vez nada de golpes de puño mortales. Es una orden.

Tanto palabrerío y risotadas despertaron de su ensimismamiento a Aikarn.

--De todas maneras, no creo que sobreviva—dijo en voz alta como para que lo escuche.

La muchacha no tuvo energías ni para inmutarse.

--¿Estás despierta, sirena de esperma?—se divirtió Ian, pateándole las nalgas marcadas—Quisiera presentarte a nuestros amados gemelos, Zorth y Gorth. Siempre los dejamos para lo último porque así lo prefieren ellos.

--Hola, amor—hizo un ademán Gorth.

--Son nuestro más grande orgullo, hermosa. ¿Quieres saber porqué?

El cuerpo de Aikarn comenzó a evidenciar su temor con pequeñas sacudidas incontrolables.

--¿Quién de los dos tiene el honor…?—les preguntó sarcásticamente.

Enseguida, Gorth aflojó su cinturón y dejó caer su pantalón de cuero marrón. Ante la mirada débil de la joven, se desprendió un miembro de descomunal proporción, semejante en tamaño al del inmenso Wagner.

--¿Sabes en qué nos parecemos más mi hermano y yo?—le preguntó punzantemente.

La joven comenzó a arrastrarse dramáticamente, como si quisiera dispersarse hacia quién sabe dónde.

--¡Córranla!...¡Córranla que se escapa!—carcajeó perversamente Ian.

--Se habrá asustado la pobre…--agregó Zorth.

Aikarn abandonó su esfuerzo en vano para no sufrir, al menos, peores injurias verbales.

--¿Ahora entiendes porqué siempre los dejamos para lo último?—le comunicó el líder.

--Nos agrada recibir a las arruinadas…para poder terminar de masacrarlas con una sangrienta demencia sexual—se ufanó Gorth.

El llanto de rabia e impotencia hubiera sido lo más aliviante para la guerrera, pero sus lágrimas se habían secado hace mucho.

--Bueno, muchachos, se las dejo. Disfruten en paz y sin apuro—les saludó su oficial--Yo me marcho, esta fragancia ya me está empezando a desagradar.

--Al final eras un blando, jefe—sonrieron lo gemelos.

--Blando y sensible—contestó, mientras cruzaba el pórtico.

Los segundos siguientes traspasaron en total silencio, permitiendo la tortura de las tinieblas expectantes en la mente de la muchacha. Se habían quedado observándola, inmóviles, posicionados ambos, uno al lado del otro, como guardianes demoníacos en las compuertas del tártaro.

--¿Primero tú o vamos juntos?—le preguntó Gorth.

--Juntos no estaría mal. Entre hermanos hay que compartir todo.

--Déjame abajo, entonces

Gorth la sujetó de los brazos y la trasladó hacia un espacio medianamente limpio del salón, acostándose luego a un lado de su endeble cuerpo.

--No te preocupes, niña. Como eres virgen, seremos gentiles. No sea cosa que

Interrumpió el sarcasmo al ver en dirección al portón de entrada.

--Y mira quién ha llegado ahora

Con la vista desenfocada, Aikarn trató de distinguir a la figura apersonada de repente, con la esperanza de que fuera el único hombre capaz de traerle paz en esos agonizantes momentos.

Pero se aterró al divisarla en toda su magnitud.

--Tanto tiempo sin verte, Kronos.

--…n…n…no...no…--balbuceó la joven, con un hilo de voz.

--Vaya, ¿acaso te tiene miedo? ¿Por qué será?

--No lo sé—dijo el segundo al mando de los rebeldes con un grueso tono--, habría que preguntarle.

--No tiene sentido, nos contestará con tartamudeos—se rieron.

--…v…vess…vessel….—la muchacha intentó calamitosamente convocar al líder, aunque su susurro apenas si lo escuchaban ellos tres.

--¿Quién lo diría?—inquirió Kronos—Si te vieras en este instante, joven y orgullosa guerrera: bañada en esperma, rota y llamando desesperadamente al comandante de la legión a la que tendrías que haber liquidado.

No supo Aikarn de dónde socavó arrojo para dirigirle una mirada asesina a su ofensor.

--…morirás…--le musitó sin farfullar.

--Tú primero—le rebatió fríamente.

La línea imaginaria de odio que se trazó entre los ojos de ambos acentuó la lobreguez en su fase más cruel.

--Lamento interrumpir esta agradable disputa, Kronos, pero tenemos un dificultoso trabajo que hacer aquí—ironizó Zorth--¿Has venido a unirte?

--No, a mi me agradan las que no gozan cuando son violadas. Solamente les he traído un regalo de bienvenida—y extrajo de su cinturón un barril de pequeña estructura sin tapa.

--¿Qué es ese líquido?

Aikarn entró en pánico al notar el contenido, e hizo repetidamente la seña de negación con la cabeza.

--Algo que a ella le incomodará un poquito, por lo que ven. Pruébenlo y sabrán.

Se intercambiaron vistazos entre los gemelos.

--Espero que no sea veneno--bromeó Gorth--¿Me he olvidado de saludarte alguna vez? ¿O de una deuda que haya tenido contigo?

--No, pero yo sí tengo una con ella.

--Vaya, cuánto misterio—se atusó la barba en forma satírica--¿Tú qué dices hermano?

--Que te apresures de una vez, idiota. Estoy por estallar

Y fue entonces que ambos decidieron ingerir la totalidad del volumen del recipiente, tomando mitad cada uno.

--..vess…vessel…ayud…--seguía implorando la muchacha, sin ningún sentido.

--¿Saben? He oído que a esta niña le fascina la doble penetración anal—continuó Kronos con su perverso cometido, sosteniéndoles la jarra vacía devuelta.

Los hermanos lo miraron sorprendidos, tan extrañados como divertidos.

--Es imposible…--se rió Zorth al echarle un nuevo vistazo a la entrepierna de Aikarn—Es muy pequeña. No hay manera de que entren, por más abierto que lo tenga.

--Créeme—sonrió diabólicamente el oficial--, con eso que han bebido, todo es posible

Y se agachó para acercar su rostro al de su enemiga.

--Tú primera—le volvió a decir con un murmullo—Por cierto, envíale un saludo al hijo de mi primo

Dejando con poca comprensión de la situación a los gemelos, el segundo al mando abandonó la retorcida habitación saludándolos con un gesto, satisfecho por haber cumplido lo que se había propuesto.

Ni bien quedaron en soledad, los efectos efusivos comenzaron a acrecentar los ánimos barbáricos, y con ellos, la brutalidad viva se haría presente en su magnánima expresión.

Al terminar de desgarrar Gorth con la intromisión de su colosal miembro las paredes del ano de Aikarn, cedió el paso al inminente acceso conjunto de la hombría de su hermano, convirtiendo así sus altos deseos en arrebatos inhumanos y desencadenados.

Sólo un escalofriante sonido impulsado por reflejos se escuchó en todas las celdas de alrededor antes de que se desatara la más bestial de las sodomías, llegando la frecuencia de las penetraciones, con el correr de los minutos, al máximo del potencial humano posible.

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--¡¡¡…IIIIIIIIIIIIIIIIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH…!!!

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Sus mentes no reaccionaban a emoción alguna. Se hallaban pétreas en un limbo gris sin esperanza de escape o de muerte salvadora, envueltas en pasajes nocivos de recuerdos fugaces compuestos por perversas torturas y gritos desesperados.

La ilusión vacía, extinta desde la raíz, le comunicaba consternadamente a sus partes corporales que no se esforzasen más, que no malgastasen la mínima flama de energía restante en desear libertad o felicidad para sí mismos y amistades ajenas, que parasen de llorar y evocar por dentro, porque la realidad les indicaba que el creador a quien le brindaban su devoción los había abandonado.

Sólo lástima en vida, eso era lo sentían Igor y Wendell en su tenebroso e inútil mundo cercado con cadenas.

Y por aquél sendero de pensamientos se encontraban perdidos cuando oyeron lejanamente, por más cercanos que estuvieran del portón, a éste abrirse de repente para permitir la entrada de un guerrero imponente amargamente conocido, seguido de un subordinado armado.

El sujeto se posicionó frente a sus frágiles pero aún conscientes vistas y, luego de quedarse unos segundos manteniendo el maligno suspenso, le ordenó con una mueca a su vasallo que desenvainara su espada.

El sonido de rozamiento entre el acero y el cuero duro de la vaina provocó en los cuerpos prisioneros la invasión de extrañas sensaciones de matices entre el temor y el alivio.

--Quieren morir, ¿no?—les preguntó fríamente Vessel, al percatarse de la indiferencia de sus inofensivos enemigos--¿Cuánto darían porque eso sucediera? ¿O acaso no saben que sus vidas tienen un precio muy alto para alguien?

Solamente miramientos profundos se sucedieron entre ambos bandos.

--¿Qué clase de honor les enseñaron que debían tener los guardianes del reino? ¿Cómo los llamarían sus adiestradores si los vieran ahora?

Gaal sonrió vilmente a espaldas de su oficial.

--¿Tengo que informarles el significado de la lealtad para con sus compañeros? ¿O amigos? Tiene poco que ver con todo esto que estuvieron demostrando.

El líder apartó la visual.

--¿Sólo insultos? ¿Sólo miradas de odio? ¿Nada más? ¿En algún momento dedujeron al menos lo le que estaba ocurriendo a su amiga, más allá de lo obvio? ¿Lo que estaba padeciendo por salvar sus inútiles existencias? Nosotros somos famosos por no conocer el valor de una vida, ¿pero ustedes lo saben acaso?

--¿Dónde…está…?--masculló Wendell.

Gaal tuvo que contener su carcajada.

--Te atreviste a volver a hablar—los lastimó a fondo el líder—Es un buen comienzo.

Vessel ansió con expresarles todo su rencor con más palabras hirientes, pero se dio cuenta de que sería en vano, que no escucharían su punto de vista macabro, que estaría malgastando su aliento ya que sólo una cosa les interesaba saber.

--En verdad, no fueron merecedores de su amistad.

Un silencio cavernoso envolvió los instantes sucesivos.

--Mátanos…--le advirtió Igor--…te conviene…que lo hagas

El subordinado se posicionó en una pose de batalla, con la espada en alto, aguardando por una señal.

Su oficial le hizo un gesto con sus ojos y…todo sucedió en un relampagueo.

Al encontrarse los prisioneros arrodillados en el suelo, con las cadenas rotas y sus muñecas libres, no supieron entender las nuevas circunstancias en las que se hallaron.

--Patético—dijo secamente Gaal.

Igor y Wendell alzaron sus vistas como pidiendo explicaciones, pero colisionaron con perfiles impávidos e inmutables.

--Lárguese…--dijo sin más Vessel.

Y se retiró de la celda llevando consigo su enferma indignación.

--…procuren que valga la pena.

Gaal lo siguió por detrás, pero se detuvo antes de traspasar el portón.

--Su amiga se encuentra en el salón magno al final del pasillo principal—los miró, sonriendo depravadamente--…bueno…lo que queda de ella


Apenas conseguidas las fuerzas suficientes como para captar todo lo informado y moverse, salieron del mugroso habitáculo que fuera su morada durante tantos días y comenzaron a recorrer los lúgubres caminos presurosamente, en busca del principal.

Ni bien lo encontraron, transitaron hasta el fondo de la oscuridad reinante preguntándose la causa de la ausencia de cualquier clase de soldado enemigo. Al apersonarse ante la parte exterior de una imponente puerta sin ventanilla, enseguida percibieron que habían llegado a destino. Pero cuando se disponían a abrirlo, vacilaron un instante por el temor a presenciar un horroroso espectáculo que los marcara de por vida.

Y no se equivocaron. Tendrían que haber tenido la mente preparada para tal perspectiva.

Abiertos los pesados maderos, un viciado vaho agredió sus sentidos hasta el punto de lo intolerable. Tuvieron que tapar sus narices para no repugnarse, al tiempo en que la ansiedad por descubrir si el espanto era tal los volvía locos. Sigilosamente, merodearon con sus vistas la penumbra del lugar, ofrecida por el casi extinto fuego de las antorchas. A simple repaso, no pudieron encontrar nada, pero una tenebrosa pista les informó la cercanía de la confirmación de sus infames augurios.

--Igor—dijo Wendell, con un nudo en la garganta.

Su compañero dio media vuelta y observó a una mirada plagada de angustia señalar hacia un costado oscuro del salón.

El hilo grueso de fluidos, provenientes de la negrura, les indicó el camino hacia donde no hubieran querido ver.

Nunca.

--Oh, por todos los dioses…--gimoteó Igor, desconsolado.

Con la asistencia de la tenue luz lindante, los camaradas pudieron divisar la peor de las escenas imaginables. En el centro de una laguna de inmundicias corporales de todo tipo, reposaba boca abajo su amiga Aikarn, con su pegajoso rostro sumido en líquidos viscosos y malolientes. Su lacerado cuerpo se hallaba inmóvil, exponiendo las huellas de la depravación en toda su piel, junto con el aberrante estado de inflamación de sus sangrantes labios vaginales y la grotesca abertura deforme entre sus nalgas.

Temblando, Igor y Wendell se acercaron hacia la pavorosa escena, con sus manos cubriendo sus caras por la consternación. Al rodearla, uno de ellos, sin importarle el asco reinante del ambiente, aproximó lentamente sus dedos al cuello de la víctima para terminar de corroborar el siniestro desenlace de la pesadilla.

Pero las sorpresas también pueden llegar a ser benévolas en el infierno.

--E…estᅡestá viva!...—aspiró y exhaló con fuerza Igor--¡Todavía tiene…!

Dirigió su palma a las fosas nasales de Aikarn.

--¡Por Dios…, aún respira…!—se conmovió acongojadamente, mientras se le caía una lágrima.

Sin perder tiempo, buscaron por toda la enorme habitación algo que le ayudara a remover la corrompida suciedad de su ser, encontrando al menos una cubeta con agua a medio llenar. Luego de empaparla y esperar sin éxito a que volviera en sí, se desprendieron de sus raídas camisetas de batalla y la envolvieron con ellas, dejando su desnudez parcialmente cubierta.

--Larguémonos ya de aquí—dijo Wendell, al tiempo en que alzaba con gran dolor físico el cuerpo inerte de su amiga y lo situaba en su hombro izquierdo--Busquemos la salida de esta maldita cueva.


Una enorme algarabía se había desatado en todo el campo adyacente a la guarida usurpada por el asentamiento rebelde. Las razones se centraban en el nuevo regreso triunfal de uno de los grupos de choque y fechorías, trayendo consigo grandes motines de valiosos tesoros, entre otras posesiones promotoras de perversos festejos.

Y esa fue la circunstancia por la cual los compañeros tuvieron vía libre para hallar el pasillo que los llevara a la escapatoria.

--Malditos hijos de puta—insultó Igor, al emerger de la oscuridad del interior y observar a la masa de soldados agasajar a los recién llegados en el páramo anterior a las compuertas de entrada lejanas.

--No hay forma de huir sin que nos detecten—asumió Wendell, cubriendo parcialmente su visual por la molestia de la súbita luz vespertina.

--Sí—lo miró fijo--, pero no tenemos otra alternativa que seguir adelante. Ya es un milagro que Aikarn esté viva con tantas lesiones. Sólo podemos confiar en que Vessel no nos haya dicho eso en vano.

--Y que los demás lo acatasen.

Se produjo un silencio analista.

--Serían demasiados milagros--indicó Igor.

--A veces suceden

--Vamos.

Entre el proclamo y las carcajadas, ninguno de los rebeldes percibió la parsimoniosa caminata de sus enemigos sino hasta que se hallaron cercanos a las compuertas, donde se produjo un intercambio de miradas de aversión, ambientadas por el peor de los mutismos inquietantes.

Nadie dirigió una palabra.

Ni tampoco se interrumpió la lenta marcha en fuga hacia el exterior.

Sólo cuando traspasaron el inmenso pórtico de salida, una risa proveniente de alguien de la muchedumbre les fue dedicada, seguida de frases soeces, a las que se le unieron más y más risotadas multiplicadas por cien, conjuntamente con las burlas recibidas que tenían por blanco las marcas de torturas en sus torsos desnudos.

Igor y Wendell olvidaron por completo su orgullo herido para poder continuar con una circunstancia de mayor importancia. Pero se detuvieron por unos segundos cuando descubrieron la presencia de Vessel a pocos metros de sus posiciones.

En ese apartado instante, toda la energía del rencor se les dibujó en sus facciones, ejecutándole el alma con la ira de sus ojos.

A diferencia de ellos, el perfil del líder fue un ejemplo de seriedad y desasosiego, siendo el objetivo de su visual la infortunada muchacha que yacía indolente en el hombro de su amigo.

--"Cuídenla"—les dijo con voz nula, abrazando la esperanza de que supieran leerle los labios.

--"Algún día…"—le contestó Igor de igual modo oral, con el entrecejo fruncido.

Y prosiguieron en medio de silbidos groseros y recordatorios de clases de vejaciones llevadas a cabo.

El perverso entorno empeoró aún más al alejarse, ya que al virar sus cabezas para investigar la causa del aumento del bullicio, alcanzaron a distinguir a tres jóvenes mujeres espantadas y desamparadas, amarradas de pies y manos, bajando de un carruaje estacionado a un lado de los pastizales.

Y se alteraron en mayor medida al darse cuenta de que una de ellas tenía el aspecto físico de una niña pequeña.

Transitados varios pasos ya por el camino externo, en el perímetro del campo de asentamiento, el contexto de liberación se estaba alimentando y volviéndose real, cumpliéndose muchos de los escenarios que habían creído imposibles. Sin embargo, por cuestiones obvias, no se sentían libres ni aliviados, sino que convivían con la más infeliz de las culpas que un ser humano pudiera llegar a soportar: la de juzgar que podrían haber hecho algo más para cambiar todo el horror visto en las últimas semanas.

--Linda perrita que se llevan—los sorprendió, con una maligna sonrisa, un guardia armado escondido en un arbusto—Muy sabrosa e insaciable. ¿Seguirán con la fiesta ustedes, ahora?

Los muchachos hicieron caso omiso del comentario en un primer momento, pero de repente, ante la vista atónita de Wendell, Igor arremetió contra el soldado sin más armamento que su propia furia. Luego de una efímera disputa, el joven guerrero, una vez esquivado todos los movimientos ofensivos de esgrima, terminó por quebrarle el cuello a su adversario, descargando más tarde su ira con una gran variedad de patadas y golpes de puño propinados al aniquilado cadáver.

Pasado el momento de locura, comprendió la forma en que debía actuar al mirar a su compañero y a la silueta que cargaba consigo. Tomó entonces la ballesta perteneciente al perdedor de la contienda y se dirigió a un costado del camino.

--¿Qué vas a…?—preguntó incrédulo Wendell, habiendo disfrutado también de tal salvaje escena anterior--¿Qué crees que puedes hacer ahora?

--Algo…--le respondió con seguridad—Algo…al menos.

--Pero tiene muy pocas municiones—inquirió, luego de hacerle una mínima inspección al depósito de saetas.

--Son suficientes

Se trepó al tronco de uno de los árboles más altos y alcanzó su cima luego de serpentear entre las ramas.


--Sus gustos mejoran cada día, idiotas—les dijo Gaal, entre risas, a los subordinados que descendían del carruaje.

Con pasos frugales, los soldados enaltecidos y felicitados por el triunfo se paseaban por el sendero de tierra que conectaba el prado de pastizales y el portón principal, orgullosos de su propia malevolencia. A su lado, circulaban quienes serían sus nuevas víctimas de quién sabe cuántas atrocidades, con sus rostros pálidos y paralizados por el temor.

--No puedo esperar para saborear esta carne fresca—expresó un integrante del gentío expectante.

--Al fin un traserito nuevo—añadió otro.

--Yo escojo a la más pequeña—ordenó uno de los de mayor tamaño.

--Creo que todos lo haremos, será sin duda la que tendrá más trabajo en los próximos meses

Y entre carcajadas y altercados inútiles por estar primero en la fila perversa, los numerosos soldados de ambos escuadrones fueron ingresando en el campo interno con sus depravadas ideas a flor de piel, imaginándose la forma en que comenzaría la diversión que tendría como principal protagonista al motín carnal.

--Caminen más rápido, perritas—dictaminó Gaal, mientras les palmeaba las nalgas a cada una de las infortunadas.

--¡Traiga la llave, jefe!—le gritó un vasallo a algunos pasos de distancia, junto a una de las puertas cerradas con candado de la guarida.

El oficial se apresuró en adelantarse con el adminículo en mano.

--No se impacienten, niños, que hay tiempo de sobra.

Lo colocó en la cerradura y destrabó la cadena con algo de esfuerzo.

--Por lo pronto, tienen hasta el…--se interrumpió a sí mismo al observar el pasmo graficado en la fisonomía de su subordinado.

Al girar su visión para comprender la causa de tal reacción, divisó con sobresalto los cadáveres derribados de las tres prisioneras en medio de un silencio confuso.

Detallando la perspectiva, pudo percatarse de la casi decena de saetas que atravesaban sus cráneos.


Estaba hecho.

Los gritos lejanos de advertencia de ataque enemigo se lo confirmaban. Al igual que el pánico fundado por la carátula de desconocido.

Su extraordinaria puntería le había vuelto a servir para cumplir con sus propósitos, más allá de que suficiencia no era precisamente lo que sentía por ello. Descendió del árbol con agilidad, procurando acortar el tiempo en que se tardasen en abandonar ese territorio hostil. Al echarle un vistazo a su compañero, se dio cuenta de que también él había quedado estupefacto con su accionar, el cual apenas había alcanzado a ser detectado debido a la amplia distancia. Pero el serio semblante con el que le miró a los ojos sirvió para explicarle los motivos de su frialdad.

--No sintieron dolor--le manifestó.

Igor se acercó, entonces, hasta el hombro en donde se hallaba apoyado el rostro injuriado de su amiga, quedándose observándolo por unos segundos, como memorizando cada huella heredada por la cruel degeneración. Le acarició las mejillas con cariño, tratando de que se sintiera como un tierno consuelo, para luego besarla en la frente, no importándole para nada el sabor que tuviera.

--Nadie. Nadie merece lo que tú haz pasado—murmuró sollozando—Eres la persona más valiente y compasiva que he conocido y seguramente conoceré. No me alcanzará la vida entera para agradecerte.

A esa altura, Wendell ya se le había unido con su llanto.

--Sólo espero que me estés oyendo. Que estés escuchado todo lo que este indigno guerrer…, este indigno hombre te está diciendo. Siempre estaré a tu lado, suceda lo que suceda. Y juro que nunca dejaré que te vuelvan a lastimar. Te defenderé con todo mi ser, si eso fuera necesario. Daremos nuestra alma por ti…--se tuvo que secar las lágrimas--Porque tú ya lo has hecho…amiga.

Hubo unos instantes de mutismo, en los que sólo sus propios lloros se confundieron con la bulla distante de los soldados.

--Debemos irnos rápido—rompió la angustiosa escena Wendell—Su condición empeorará sino.

Igor asintió con la cabeza, intentando volver a demostrar su fría mesura.

Atrás quedaron los alaridos incomprensibles de confusión, las infernales celdas de prisión, los forzosamente inolvidables momentos de tortura y humillación; junto con toda aquella rabia acumulada segundo a segundo sin explosión, en pos de una labor infinitamente más trascendental: la de lograr la pronta recuperación de su salvadora.

La marcha hacia las lejanías comenzaría, entonces, bajo la caída del atardecer, con sus paletas de colores brillando en el horizonte.

La luz crepuscular, tan pocas veces vista en lo últimos tiempos, finalmente les entonaría la melodía de la libertad.

Fín.


Comentario de Iron:

Antes que nada, me gustaría disculparme por la tardanza entre publicación y publicación. Podría nombrar varias cuestiones ciertas sobre trabajo y estudio, pero sonarían más que nada a excusa, ya que tardar casi un año en escribir menos de setenta páginas de Word sigue siendo bastante.

La muchacha de la ilustración que pueden ver en

http://g.e-hentai.org/s/e2a7eb1ed3/308509-30

se llama Caska (Kiaska, casca o Kiasuka, según la traducción), es la protagonista femenina principal del manga japonés de fantasía medieval "Berserk", y es en quien me basé, tanto físicamente como en personalidad, para crear a Aikarn. Por lo tanto, si existiera alguna imagen de ella, sería muy similar a la mencionada.

Siempre me agradó contar historias. Ya sean trágicas, cómicas, de violencia, aventuras, eróticas o sádicas, como ésta en particular. Por eso es que mis relatos son variados en cuanto a género.

La idea primitiva de "Violaciones medievales" era simple: básicamente narraría las peripecias vividas por una joven guerrera siendo prisionera, quien luego se escaparía de algún modo y todo culminaría con un baño de sangre. Pero con el correr de los capítulos, la trama se volvió un poco más compleja y con mayor desarrollo de personajes, lo que me dio lugar a ramificar algunos pequeños argumentos, como la relación entre Vessel y Aikarn. Y conforme a eso, varias de las situaciones que más me gustaron en lo personal (como el perverso juego de contar hasta cien, o el hecho de que fuera la víctima quien tomara la bebida antes de la última orgía, con la posterior llegada del líder) se me ocurrieron en el momento, teniendo en cuenta que escribía en la madrugada y a veces con algunas copas encima.

Tuve que optar entre varias opciones para ponerle este final, desechando primero el original debido a que, más allá de haberme tomado libertades (como la "manguera de goma"), pretendía tratar de que el relato fuera verosímil en algún sentido al menos. Y la venganza y posterior matanza del ejército en manos de la protagonista no lo sería (la película "Azumi" me pareció poco seria, je).

De todas formas, estoy considerando algunos conceptos para engendrar una secuela más adelante.

Para terminar, quería agradecerles a todos los que me enviaron mensajes a mi correo y a aquellos que comentaron en la página de todorelatos. Aunque—y espero que con esto no se ofenda nadie, ya que es algo que le sucede a todos los autores—desearía que esta vez fueran más del 0,05 % de los lectores los que comentasen

J

Así que ya lo saben: cualquier crítica que quieran hacerme, cualquier comentario, idea, opinión o sugerencia que tengan, o si simplemente desean conversar, no duden en mandarme un mail a

irongaaf@yahoo.com.ar

. Siempre contesto.

Gracias a todos, y un especial saludo a Alimar Laya.

Iron.