Violaciones medievales (5)
Como culminación del escarmiento, Aikarn será sometida a la más salvaje de las sodomizaciones.
Violaciones medievales (parte 5)
Ni siquiera la respiración veloz y profunda la salvó de tener nuevas náuseas. Sus nervios estaban fuera de control, perpetrando que todo su cuerpo tiemble como nunca. El miedo había paralizado sus sentidos, y la certidumbre de que nada podía hacer empeoraba las circunstancias. Con la visual que tenía desde donde se arrinconaba--contra el ángulo formado entre los peldaños manchados de fluidos y el paredón-- Aikarn observaba la gigantesca dimensión del que sería su inminente violador, acercándose hacia ella con una mueca ansiosa de lujuria violenta.
--Salúdame al menossu poderosa risa sobresalía entre la de los perversos contempladoresNo con un beso, ni se te ocurra. Me han dicho que has estado tragando cosas que no debías.
La muchacha lo miraba atónita, sin reaccionar a las burlas.
--¿Te imaginas por qué Vessel jamás quiso compartir sus prisioneras conmigo?
El temblequeo en sus piernas se hizo imposible de disimular.
--Jefe, creo que me mal informaronapartó su mirada risueña hacia el gentíoKronos me contó que tenían cautiva a una valiente chica que
Sucedió todo en un instante. Aikarn arremetió con el último atisbo de su ánimo de lucha contra la humanidad de Wagner, pretendiendo poner en práctica uno de los más valiosos aprendizajes de su adiestrador: golpear los puntos débiles escondidos que cualquier ser vivo tiene por más grande que sea.
Y hubiera tenido éxito de no ser por el vigoroso agarre inmovilizante.
--Estate atentodijo Vessel--, es rebelde.
Wagner esbozó una sonrisa de costado. La fortaleza del brazo con el cual la sujetaba del cuello se equiparaba con toda la de ella en su conjunto.
--Qué maravillosa niñale apretó la garganta--¿Sabes cuánto hace que no estoy con una mujer?
--¿Quieres mejor saber cómo terminaron las últimas que estuvieron con él?alzó la voz uno de entre la aglomeración.
Los ojos de la muchacha se desenfocaron por la asfixia.
--No, no te librarás de estala soltó, dejándola caer de espaldasQuiero escuchar qué tan fuerte puedes gritar y rogar. Ni se te ocurra desmayarte.
--De cualquier forma, no podrá hacerloacotó su líder, pensando en la bebida de su creación.
--Por cierto, jefe. También me mencionaron que tienes un brebaje interesante
La mirada de Wagner se tornó diabólica. Hasta Vessel se inquietaba cuando ponía esa cara, porque sabía qué es lo que significaba: sadismo puro.
--No lo hice para nosotros. No lo tomarásdijo enérgicamente, insultando para sus adentros a Kronos.
--¿A qué le tienes miedo?preguntó luego de carcajear--¿Temes que la lastime?
--No, temo que te descontroles y que esto termine en una masacreseñaló con los ojos a todos lo presentesNo sé qué puede llegar a ocurrir si llevas a cabo lo que tienes en mente.
--No tienes que preocuparte por eso, derrocharé toda mi energía en esta dulzura.
Aikarn seguía recomponiéndose de la casi estrangulación con toses y arcadas. Vessel la advertía indefensa, como aferrándose a una inexistente esperanza que la liberase del escenario demencial que le aguardaba.
--Puedes llegar a matarla.
--Tranquilo, procuraré no hacerlo.
--Aunque no lo hagas, la dejarás deshecha.
--Pero si la trataré con cariño
Las risas generales y el pedido unánime por desenfreno volvían insostenible el entorno. Vessel no tenía excusas claras como para no dejarle realizar su ambición, la cual Aikarn ignoraba, preguntándose temerosa cuánto más podía seguir cayendo en el abismo.
Luego de varios minutos de discusiones sin sentido, el líder finalmente accedió a entregarle lo que pretendía. Le pidió, entonces, a uno de sus subordinados que le trajera una gran jarra para tomar tragos largos, de esas que se llenaban y vaciaban a menudo como festejo luego de una victoria en batalla.
--Hasta el topele ordenó Wagner socarronamente a su oficial.
La mirada devuelta no expresó ninguna simpatía.
Aikarn no sabía qué hacer ni cómo actuar. No había forma de traspasar el cordón humano de soldados deseosos de su carne para escapar, ni de mitigar la opresión de su temor a nuevas torturas sexuales desconocidas. Quería decir algo, preguntar qué le harían para al menos no sufrir más por la ignorancia, pero sabía que seguramente eso tendría como consecuencia más burlas y humillaciones. Sin embargo, la espera por el conocimiento no sería larga: desde el piso observó a Vessel extraer desde uno de los estantes de madera de la habitación un pequeño barril colmado de un líquido de color notorio por ella, el cual se utilizó para llenar la jarra.
--¿Qu ? No no --no quiso ni pensar que fuera cierto lo que estaba deduciendo.
--Ah, ¿tiene lengua la niña?preguntó Wagner con maligna ironía.
--Y no sabes lo bien que la usa --se rió uno de sus compañeros.
El soldado que más caro había pagado la subestimación de la muchachadoliéndole aún su virilidad marcada con dientesse le aproximó sin que ella se diera cuenta. La sujetó de la nariz para sacudirla de su ensimismamiento abrumador y la miró fijamente a los ojos.
--Tendrías que estar más aterrada todavíale dijo con un dejo siniestroEs peor de lo que crees.
Las facciones de Aikarn emblanquecieron.
--Nunca lo hemos comprobado, pero creemos que el brebaje preparado por el líder no sólo despabila a una persona, sino que también puede llegar a excitarla de manera extrema si la bebe en exceso. Hasta ahora sólo lo habíamos usado en pequeñas proporciones para disfrutar de perras como tú sin que se desvanecieran, pero estaría encantado de ver que seas la primera en soportar lo que queremos experimentar.
Y sonriendo diabólicamente, contempló cómo Wagner bebía de un sólo sorbo el contenido de la vasija.
--Ha sido un placer conocerte, niñase relamió los labios, soltando su nariz en forma agresivaQuiero que sepas que si mueres, seguiré violando tu cuerpo hasta que se pudra
--No la maltratesle dijo Wagner mientras lo apartaba--, ¿no ves que es frágil?
Todos carcajearon al unísono, con excepción de Vessel.
--Ahora, preciosa, quisiera mostrarte algo que muy pocas han visto
Se desprendió de sus pantalones de batalla.
-- y vivido para contarlo.
Ante el estupor de Aikarn, se liberó un miembro de colosal tamaño, mucho más grande que cualquiera que haya visto entre sus abusadores. No era demasiado largo, pero su grosor superaba ampliamente a su propio antebrazo. Al verlo, la muchacha rozó la pérdida de la razón.
--Y todavía no lo has visto completamente erectopresumió el forzudo guerrero.
Todas las extremidades de Aikarn tiritaban sin parar. Ni siquiera la doble penetración anal, pensaba, había preparado su orificio para esto. Si una vez se había formulado preguntas insanas antes del inicio de su primera sodomización, ahora su mente desvariaba entre las sádicas consecuencias de ser penetrada por semejante aparato, cuya magnitud llegaría a deformarle hasta las nalgas.
--Para sentirlo en su verdadero tamaño, tendrás que trabajar un pocoy le acercó el miembro a su bocaAbre grande.
Aikarn lo miraba como hipnotizada, no habiendo escuchado la orden.
--¿Quieres que haya violencia?le preguntó sosegadamentePuedo ser un poco más rudo.
La muchacha no reaccionaba.
--¡Mírame, cerda!la jaló de los cabellos¡Te aseguro que no deseas verme enojado!
Al ver que esbozaba una mueca de dolor, volvió a dictaminar.
--¡Abre tu sucia boca y chúpamela!
No le quedaba ninguna opción a la desdichada. Sin más, abrió su cavidad bucal al máximo y engulló la totalidad de la cabeza.
--Ten cuidado, Wagnerle advirtió su compañero--, la puta puede mord
El corpulento guerrero lo interrumpió con una risotada mordaz.
--No lo harála amenazó con un vistazo--, porque se imagina que con sólo tres dedos puedo arrancarle los dientes uno por uno. ¿No es cierto, niña? Me han dicho que eres inteligente
Y con un empuje de sus caderas enterró su miembro hasta el límite de donde podía llegar.
--No llores porque no entra en su totalidadse burló al observar las lágrimas por el esfuerzo mandibular--, ya probaremos bastante en el agujero de salida.
--¿Qué tal si usas esto?clamó uno de los presentes con una daga en la manoPuedes hacer que quepa dibujándole una hermosa sonrisa artificial.
--¡Guarda eso!se escuchó a un ofuscado Vessel.
--Cada vez te diviertes menos, jefeseñaló luego de un breve silencio.
Pasados pocos minutos de intenso sexo oral obligatorio, Wagner la retuvo del cuello y la alzó utilizando apenas una porción de su fuerza bruta. Cuando la ubicó a centímetros de su cara, le mostró su lengua con maniática depravación y comenzó a mamarle los senos sin un atisbo de delicadeza, generando fuertes sonidos de succión.
--Ya me estoy sintiendo extrañole dijo al cabo de unos segundos de brindarle ese ínfimo placer--, creo que ha llegado el momento
La soltó como si fuera un peso muerto y cerró sus ojos para concentrarse en las sensaciones inexploradas que estaba experimentando.
Desde los sucios peldaños, a Aikarn le pareció ver que el miembro de su captor se había agrandado aún más, si es que eso era posible. Se llegó a preguntar si el temor y la desesperación la habían perturbado. Aunque eso ya no le importaba, sabía que la cordura o la insanidad no harían diferencia en el sufrimiento venidero.
--¿Qué tal si te pones en posición tú misma, perra?le dijo con voz de dementeQuiero ver cómo te lo han dejado para mí.
--Jamás lo harérespondió firme pero miedosamente, volviendo a demostrar su carácterTendrás que obligarme, como a todas las mujeres que habrás tenido en tu patética vida.
Todos en la habitación se sorprendieron una vez más, al tiempo en que se entusiasmaban por contemplar lo que sucedería a continuación.
--Como desees.
Dejando de lado las sutilezas previas que tenía en mente, la volteó de forma violenta, paralizó sus dos brazos con su mano izquierda y le levantó la cadera hasta el punto en que la muchacha sólo podía tocar el suelo con la punta de sus pies.
--¿Crees que sabes lo doloroso que es que te den por atrás, niña?le dijo mientras acomodaba el gigantesco glande de su falo en su maltratada entrada posteriorPiénsalo otra vez.
Y ejerció presión de manera brutal como para destrozarla.
--Ah .ah ..aahh ..nooo ..aaaahhhgimoteó muy a su pesar, ya que el agónico dolor era excesivo.
El vitoreo de los soldados expectantes la terminó de hundir en el infierno del odio. A sus oídos llegaron las frases más pervertidas y trastornadas: "Que le salga por la boca", "reviéntale las tripas", "hasta que no emane vapor del culo no pares". Fue entonces que estalló de repente toda la rabia que había permanecido oculta tras el recelo en los últimos minutos.
--¡Malditas .basuras! ¡¡Todos morirán!!bramó entre sollozos--¡¡Voy a matarlos a todos!! ¡¡Juro q mmmmmffff!!
Wagner, quien ya había perdido la paciencia con ella, le cubrió la boca con su palma derecha.
--¡Sólo la abrirás para vomitar o gritar, puta!
Y en el exacto instante en que se la liberó, hizo un esfuerzo inhumano e introdujo por completo su miembro dentro del recto de la muchacha, desgarrando todo a su paso.
--¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!
La frecuencia aguda del alarido fue tal que deterioró los tímpanos de todos. El llanto desconsolado que la pequeña Aikarn manifestó a continuación demostró que finalmente habían cumplido con el objetivo de quebrar su espíritu y romperla por dentro.
--Ya era tiempo --dijo con malicia el que había sido agraviado horas atrás.
Por primera vez, la muchacha se sentía completamente vencida. Había tolerado todo tipo de vejámenes y humillaciones hacia su persona, pero nunca se había rendido ni dejado que la pena la consumiera en la depresión de saberse subyugada.
--Agradece a mis compañeros que te hayan agrandado el hoyole susurró Wagner al oído entre respiraciones fuertes de excitaciónLa última chica que violé era virgen. No pudieron contenerle la hemorragia después.
El supremo dolor que sufría Aikarn no se emparentaba con nada de lo ocurrido anteriormente. Parecía como si el malévolo destino le hubiera designado que descendería más y más hacia la perdición, no importando dónde se encontrase.
En los pocos segundos en que su abusador se mantuvo inmóvil, preparando el orificio para lo que vendría, sintió cómo un hilillo de líquido tibio se desprendía de su ano hacia sus labios vaginales, confirmando la injuria.
Y con los resoplidos de Wagner, convertidos en jadeos de exaltación, comenzaría lo que sería el abuso más salvaje que hayan presenciado los soldados en su retorcida vida.
En consonancia junto con los gritos y lamentos de Aikarn, las vigorosas estocadas del miembro del guerrero provocaban que el cuerpo de la joven se balanceara como si estuviera hecho de trapo, llegando al límite de la profundidad al tocar su intestino y ensanchando hasta desgarrar las paredes de su recto. A medida que transcurrían los minutos, el vigor de los movimientos se iba incrementando en forma gradual, como si la bebida consumida le hubiese dado una energía infinita. Las posiciones sexuales se modificaban sólo para acrecentar la manera de destruir su ano de diferentes formas, siendo sodomizada contra la pared, boca abajo contra el piso y alzada en el aire, sujetada de los tobillos con sus rodillas tocando sus hombros.
La excitación de los presentes se tornó en asombro al vislumbrar la resistencia de su camarada y notar tanto las gruesas hileras de sangre que teñían las piernas de su víctima como la oscilación acelerada de sus senos, comentándose entre ellos que jamás habían visto algo parecido.
Pasada casi media hora de sexo demencial y violento, la brutalidad parecía estar alcanzando su punto más extremo, llegando las penetraciones a tener una intensidad de vértigo. Aikarn se encontraba ya en estado de trance, habiendo vomitado dos veces más debido al mareo continuo. Sus aullidos habían cesado por el agotamiento mucho tiempo atrás, no mostrando sus ojos sufrimiento alguno ni ningún tipo de emoción. Era como si se hubiese ausentado por completo en la lejanía de la insanidad.
Al alcanzar finalmente la cumbre del placer, Wagner la asió con ímpetu de los pechos y colisionó su espalda contra su torso, descargando una enorme cantidad de semen en su interior; acción que trajo a la memoria de una semiinconsciente Aikarn aquél enema bestial con la que la habían humillado.
Ni bien culminó, el guerrero se dejó caer desfallecido, arrojando a la joven al medio del charco de fluidos corporales mezclados. Al acercarse los soldados para examinar su deterioro físico, la observaron desparramada en posición fetal con los ojos entrecerrados vacíos y la boca abierta, desde la cual brotaba una especie de espuma creada con su propia saliva y esperma ajeno.
--Vayadijo uno entre risas, creo que el castigo fue excesivo.
--No te pierdas estoindicó otro, señalando con la vista a su retaguardia.
El estado de dilatación e irritación de su ano era tal que sólo a los mayores amantes de la barbarie les agradó. El orificio se encontraba aún abierto en exceso y con partes inflamadas del recto desprendidas hacia fuera, brotando desde él grandes chorros de semen mezclado con sangre, los cuales se unían a las pequeñas manchas rojas en sus nalgas y muslos.
--Increíble, ¿cómo es que todavía sigue viva?se extrañó.
Su compañero le hizo caso omiso y proyectó un sinfín de depravaciones en su mente.
--Me dieron ganas de volver a meter mi polla ahícomentó, sin importarle la repulsión.
--Sí, yo también la tengo dura otra vez
--¿Y quién nos lo impid ?
--Apártensegritó Vessel desde un rincón.
El líder caminó entre los pocos que no se habían marchado a causa de la repugnancia y se aproximó a la humanidad inerte de la muchacha.
--¿Qué ocurre ahora?preguntaron más de uno con hastío.
--Le hemos roto el culo a varias en peores condic
--Si prosiguen, la matarán.
--¿Y eso te incumbe en algo, jefe?el tono de voz ya era burlónMira qué sereno que se ve Wagner, me gustaría a mí también beber eso y quedar así desp
--Podrán violarla hasta matarla si quieren después, pero primero le propondré una apuesta para hacer esto más interesante, como siempre hagomintió--¿Tienen alguna objeción a eso?
Con cierto temor, le hicieron un ademán como si le hubieran contestado "adelante".
--Niñale zarandeó el hombro suavemente.
Al ver que no respondía, le encajó una bofetada en la mejilla.
--¿Me escuchas?
Varios sonrieron.
--Intuyo que no entenderá lo que
De repente, Aikarn se sacudió en forma epiléptica por unos segundos. Pasado ese cimbronazo, abrió sus ojos lenta y débilmente.
--Escúchame escúchame ¿deseas seguir viviendo?le preguntó sosegadamente, sosteniéndola del mentón--¿Es lo que quieres?
Todavía se observaba el abismo en sus pupilas.
--Tu cuerpo y tu mente no tolerarán lo que mis hombres querrán seguir haciéndotele habló como si las circunstancias le afectaran.
--Eso dalo por hechoacotó uno.
--Quiero poner a prueba tu gran fuerza de voluntad. Ver si todavía te importa la vida de tus amigos encadenados. Creer que toda la valentía que demostraste esta noche no era sólo un espejismo.
Sus subordinados se echaban un vistazo unos a otros, no entendiendo aún qué es lo que tramaba su líder con tanta palabrería cordial. La muchacha lo escuchaba en silencio, tratando de mantener la conciencia a pesar de los espasmos de daño que les transmitían sus nervios.
--Te volveré a proponer algo. Una especie de juego esta vez, como un examenle acarició el cabello viscosoSi logras levantarte y trasladarte sola hasta la celda en donde te hallabas antes de que lleguemos a la cuenta de cien, te doy mi palabra de que nadie te tocará en los próximos días.
--¡¿Qué?!vociferaron varios al unísono.
Les dedicó un gesto temible a todos.
--Depende de ti. Decide lo que quieras, pero comprende que nada tienes que perder con lo que te estoy planteando. Si eliges desvanecerte y entregarte a ellos, me iré de la habitación y dejaré que hagan lo que se les antoje contigo.
Aikarn intentó decir algo pero ni siquiera eso pudo.
--Al menos posees una esperanza de vivir.
La inmovilidad de la joven a medida que acontecían los segundos le estaba brindando al oficial la respuesta que no le agradaba aceptar.
Y que tanto esperaban los demás.
--Has hecho tu elecciónle dijo al tiempo que se ponía de pie y se retiraba.
Cuando se encontraba cerca del portón de entrada, Vessel oyó a sus espaldas un gimoteo apagado seguido de un sonido de chapoteo. Al darse la vuelta, contempló una de las mayores escenas de bravura jamás vista por él: a la muchacha incorporándose entre toses y quejidos con la ayuda de sus brazos, dibujando una clase de mueca de odio mezclado con fervor en su perfil.
--Valentía --solamente dijo el líder, sin quebrar su recio semblante.
Al no conseguir enderezarse por más que lo haya intentado una y otra vez, Aikarn empezó a moverse hacia la puerta arrastrándose como si fuera un reptil herido.
--Comienza el conteole ordenó Vessel al que tenía al lado.
--Uno dos tres cuatro --acató la orden rápidamente.
Trasladándose entre las piernas de los presentes, los ojos de la joven sólo apuntaban en dirección a la salida, tratando de pasar por alto el dolor infinito que sentía en todo su ser.
-- nueve diez once doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciochoapresuró la cuenta con una sonrisa maligna.
Sin dudarlo ni un santiamén, Vessel desenfundó una daga escondida entre su vestimenta y amenazó la garganta de su dependiente apoyándole la parte filosa.
--Doce --le dijo con un tenebroso sosiego.
--Eeeh doce trece catorce
Otro de los soldados, disgustado con la actitud reciente, cerró la puerta con vehemencia justo cuando Aikarn estaba por salir.
--No pretenderás que la tenga fácil, ¿verdad, jefe?lo desafió.
--Está bienguardó su arma con el seño fruncido--De todos modos, debería estar cerrada.
Apretando los dientes, la muchacha se posicionó en cuatro patas y, ante la vista libertina que todos le echaban a su expuesto y sangrante ano desgarrado, sujetó el pasador del pesado portón y tiró hacia adentro. Recién al tercer ensayo, y con un esfuerzo supremo extraído de su espíritu, pudo moverlo.
-- veintitrés veinticuatro veinticinco veintiséis
Ya en el lúgubre corredor, recordó la trayectoria por donde la habían traído y tomó el camino de vuelta. Reptando entre los fríos peldaños y la tétrica iluminación de las antorchas, los centímetros a su doliente cuerpo le parecían kilómetros, vastos territorios empinados que atravesar en las líneas enemigas sólo para que su tormento se alivianara en una mínima porción. Sus victimarios la perseguían muy de cerca, continuando con el diabólico conteo en voz lo suficientemente alta como para que entienda la remota chance que tenía de no ser sodomizada hasta la muerte.
-- cincuenta y seis cincuenta y siete cincuenta y ocho
Vessel vislumbraba toda la escena desde la retagiardia del último de sus hombres, como una sombra escondida en la negrura con diferentes modos de pensar y de querer actuar.
-- setenta y uno setenta y dos setenta y tres
Al divisar la entrada de la celda, la memoria de Aikarn le manifestó las remembranzas de haber transitado ese mismo sendero en compañía de Kronos varias horas antes, cuando ni remotamente se imaginaba que la noche la dejaría de ese modo: colmada de lesiones de tortura, arrastrándose ante sus adversarios, rogando porque sus fuerzas no le fallasen.
-- ochenta ochenta y uno
Se dio cuenta de que a esa velocidad no lo lograría, por lo que aceleró los movimientos con la totalidad del fuego en su interior, apenas pudiendo respirar por los estremecimientos que le provocaban su extrema dolencia.
Pero no fue en vano tanto arresto.
-- noventa y uno noventa y dos ¡¡Mierda!!
Una vez empujada la puerta del calabozo, Aikarn ingresó acarreando consigo toda su pestilencia y se dejó desplomar dentro. Con la vista nublada, alcanzó a distinguir a sus amigos aún atados con cadenas colgadas del techo, bramando su nombre entre otras palabras incomprensibles. Lo último que llegó a notar fue que a sus espaldas alguien cerraba el portón y movía una llave.
Alguien que le decía "bien hecho" susurrando.
Las fuerzas restantes de su ser no fueron suficientes como para trasladar su cuerpo hasta escondrijos oscuros.