Violación en la oficina (2ª parte)

Continuación del relato de sexo sin consentimiento

Dani mordía y lamía mis nalgas, mientras José agarraba con la boca el pezón izquierdo y bajaba sin dejar de masturbarme. Así bajó por mi cuerpo hasta llegar a mi hinchado clítoris y alargar la punta de su lengua hacia él. Sentí ese leve roce al tiempo que la lengua de Dani se metía entre mis nalgas hasta llegar a mi agujero, acosado ya durante un buen rato.

Se me escapó un pequeño gruñido y cerré los ojos, mordiéndome el labio, cuando comencé a sentir las lenguas recorriendo mi sexo de arriba a abajo, con tres dedos follándome enérgicamente. Me arqueé ligeramente y tuve que apoyarme sobre los hombros del tipo que me comía el coño.

Estaba siendo manoseada por todas mis partes por parte de esos 2 jóvenes, yo estaba ya desnuda completamente, ellos seguían con la ropa puesta, a pesar de que mi respiración era frenética, en mi mente sólo estaba Anna y pensando cuando acabaría ese suplicio. Dani pasaba su lengua arriba y abajo, y jugaba en círculos sobre el orificio de mi culo, mientras José chupaba y presionaba mi clítoris moviendo la cabeza a un lado y otro, sin dejar de follarme manualmente.

Mis manos se cerraron sobre los hombros de José como garras, mientras comenzaba a abrir ligeramente mis piernas. Me erguí ligeramente, para apoyar mi otra mano en la cabeza de Dani para estabilizarme, notando como mi capacidad para mantenerme de pie por mis propios medios se reducía. Dani introducía ligeramente su lengua en mi culo. José apretó su lengua contra mi clítoris y comenzó a mover rápidamente su lengua, mientras introducía un cuarto dedo en mi coño y los clavaba, dejándolos quietos, hasta donde llegaban.

Estaba cada vez con menores fuerzas de resistirme, era como un trapo en manos de esos 2 jóvenes, ellos disfrutaban, yo en silencio y empezando a llorar. Anna estaba en mis pensamientos, ero lo único que me mantenía serena. Yo estaba siendo penetrada manualmente y labialmente por mis orificios más íntimos. Después de 38 años sin ser tocada o penetrada por un hombre, ahora me encontraba, sin quererlo, violada por dos hombres. Pero hasta ese momento ellos solo me habían tocado, pero sabía que no se quedarían sólo en eso, lo peor tenía que venir.

  • Te está gustado, verdad putita. Deja de llorar, que ahora vas a portarte bien y vas a hacer algo que seguro que sabes hacer de lujo. O más te vale aprender aceleradamente. José se acercó, cogió su mano y la llevó a su bulto. Yo me resistía respirando aun entrecortadamente, cuando Dani hizo lo propio.

Yo sólo mantenía las manos sobre los pantalones de los dos jóvenes. José acercó la navaja a mi cuello. “No estoy de broma, puta. Te vas a arrepentir de no obedecer.” Me pasó por sus pechos hasta llegar a su estómago. Me agarró del cuello. “Te juro que no me voy a cortar para cortarte a ti”. Y diciendo esto, con la navaja paseándose por mi ombligo, hizo un rápido movimiento sobre mi estómago, cortándome muy ligeramente.

Pasó un dedo por la herida y con el hilito de sangre manchó su dedo, llevándolo a mi boca. Yo no la cerré, mirando con ojos como platos la cara de José, que introdujo su dedo en mi boca; “chupa”, ordenó. Vacilando por un segundo, pero haciendo después lo que tenía que hacer para que todo saliese bien, chupé su dedo.

  • Muy bien, zorrilla, por cierto quiero saber tu nombre guarra.- mientras retiraba su dedo de mi boca.

  • Marta, me llamo Marta.- Mientras volvía a empezar a llorar.

  • Muy bien Martita, mejor será que no te diga lo que queremos que hagas, o lo pasarás mal….y deja de llorar, que haces que no me ponga.-

No hacía falta saber a qué se referían, empecé a activar mis manos. Primero agarré los bultos de sus miembros con fuerza sobre la tela vaquera, y mirando a un lado y a otro, fui poco a poco desabotonando los botones de ambos. Yo no era estúpida, y había visto y sentido en mis carnes que no se andaban con tonterías. Metí mis manos dentro de los pantalones, agarrando con fuerza los dos penes, momento que José aprovechó para levantarse, seguido de Dani.

Era la primera vez que tocaba y cogía los miembros de 2 hombres, seguí el movimiento con mis manos, y bajé la ropa interior de ambos, dejando salir ambas pollas; primero las cabezas, y con un primer movimiento descendiente, recorriéndolas completamente hasta la base para hacerlas salir del todo. Recordé las palabras, las bromas, repetidas mil veces con alguna amiga “en caso de violación, relájate y disfruta”. Pero eso no era así, observé que ambas pollas estaban limpias, relucientes salvo por el semen fresco que la excitación había puesto inevitablemente... y pensé que ese par de cabrones, lo tenían todo preparado, y yo era su presa. Comencé a masturbarles, evitando mirarles a la cara.

La mano de José había llegado ya a mi cabeza, acariciándola y atrayéndola a él. Yo seguía acariciando sus pollas con movimientos rítmicos, apretando con fuerza y cerrando mis manos sobre el capullo al subirlas, aprisionándolos y presionando para que mis manos opusieran resistencia al movimiento de bajada. José levantó mi barbilla para que le mirase, dejando claro que quería también ese contacto visual.

  • Joder Marta, que bien lo haces, seguro que tu maridito disfrutará de lo lindo, venga ahora ya sabes, quiero que me la chupes.- Eso me dejo petrificada, sabía que era inevitable así que seguí, y retiré por un momento la mirada de José para, rápidamente, meter en mi boca la polla de Dani, era más gorda en la base que en la punta; “que asco” pensé, pero inmediatamente volví a clavar mis ojos en José con mirada de odio, apretando su polla con más fuerza que antes. Por lo menos ese cabrón vería que le realizaba la felación a su compañero, antes que a él, era la única venganza que tenía para él. Me la tragaba casi hasta la base, porque más no me cabía, y paré ahí, masturbando a José. La repugnancia que tenía y sentía era total, en más de una ocasión tuve arcadas, con las consiguientes risas de José, pero tenía que seguir.

  • Oh Dios... - gemía Dani.

  • Parece que sabe lo que le conviene... uf... parece que hasta la va a gustar esto, eh? - dijo José, acariciándome la cabeza. Levanté la vista y lo miré con ojos de rabia; pero cuando esa rabia se ve en un rostro como el mío, mientras le lamía a Dani el capullo, puede confundirse con lujuria. Se bajaron los pantalones y los calzoncillos del todo, yo masturbaba una polla y la otra, muy cerca, e incluso las acercaba para lamer ambas prácticamente al tiempo, deseaba que se corriesen para que me dejaran de una vez. Les acariciaba y presionaba los huevos, cogiéndolos en mi mano mientras las engullía.

  • ¿Tienes ganas de recibir leche, verdad? ¿Eh? ¿Tienes prisa? - dijo José. Pensé en lo que querían que respondiera y dije “sí, dádmela ya, ya!”. Aceleré la masturbación, lamiendo las puntas alternativamente, y atraje a los dos hombres hacia sí. Pegué las pollas a sus pechos y llevé mi boca hasta la base de ambas, chupando y mordisqueando el inicio de ambos rabos, masturbándoles ya sobre mis tetas, en busca de que la corrida cayese sobre ellas, temía que me pidiesen que me tragase su leche.

  • Vas a limpiarme el rabo, zorra.-. Dani me agarró por el cuello mientras José me metía el dedo en la boca, y yo suspiraba agitada mientras sentía enormes borbotones de semen estrellarse contra mis tetas, mi cuello, y mis ya muy sensibles y doloridos pezones.

  • Es buena.

  • Joder si lo es...

  • La hemos dejado pérdida,- se reían de mí.

Yo me miraba el cuerpo embadurnado de semen como si aquellos dos no se hubieran corrido en mucho tiempo; había agachado la cabeza, y ahora, con los ojos cerrados, iba dejando que mi respiración se relajase, limpiándome el cuerpo de toda aquella asquerosidad.

Ellos se sirvieron algo de bebida y se sentaron, empezaron a hablar, parecía que rememoraban un robo, y hablaban de algunas cosas que yo no entendía muy bien, salvo lo que se refería a cuando salir de allí sin ser vistos; así que, tal como estaba, parecía estar evadiéndome lejos, mirando en ocasiones a mi alrededor, como para comprobar que no había cambios en la situación y que no hacían amago de acercarse más a ella. Comencé a sentir que se habían calmado y también yo me calmé, poco a poco. Yo me encontraba desnuda tirada en el suelo, en esos momentos dirigiéndome a ellos les supliqué.

  • Puedo ir a limpiarme, chicos... no os importa, ¿verdad?

  • Al contrario, Martita, ves a limpiarte y asearte, te has comportado como una campeona, has cumplido con creces con tu cometido.

Esas palabras me dieron a entender que mi calvario llegaba a su fin, ambos me siguieron con la mirada mientras yo andaba hacia el cuarto de baño que había en el pasillo, José sonreía con gesto de satisfacción.

Llegué a los aseos de las chicas, me acerqué a los lavamanos y empecé a limpiarme las corridas que habían caído en mi cuerpo. Me vi reflejada en el espejo, tenía parte del pelo enganchado por el semen seco. Me eché a llorar, en esos momentos toda mi fortaleza psíquica estaba bajo mínimos. Sin haber sido penetrada, había sido una violación en toda la regla. Pase dentro de los aseos un buen rato, estaba desnuda y recordé que había dentro de los aseos un vestidor donde se cambiaba la chica de la limpieza. Abrí la puerta y cogí una bata de limpieza, con la cual me cubría parte de mi cuerpo, aunque no mi sexo en su totalidad. Salí de los aseos y me dirigí donde estaban esos delincuentes.

  • Vaya, si la señora ejecutiva ya no está, ahora ha venido la chica de la limpieza. – Comentó con jocosidad José, ya con los pantalones subidos al igual que Dani

  • Mira y en su bata pone Susana, que tal Susana, ¿Ya lo has limpiado todo? – Inquirió Dani.

  • Por favor dejadme ya, iros ya he cumplido con mi parte. Tenéis todo el dinero de la oficina, los coches de policía ya se han ido, son las 3,30 de la madrugada. ¿Qué más queréis?

En la sala de reuniones había un sofá, allí estaban sentados Dani y José con la bebida en las mano.

  • Tienes razón Marta, ven siéntate un momento con nosotros y te explicaremos como solucionaremos esto, ven siéntate aquí en medio con nosotros. – Eso no me tranquilizó en absoluto.

Me senté con las piernas cerradas, apretadas, el cuerpo echado hacia adelante para taparme la cara con las manos, apretando el culo contra el sofá. Respiraba agitadamente y una expresión asomaba en mi cara, de fútil intento de calmar rápidamente la excitación.

Dani fue el primero en empezar a hablar – Vaya, vaya... te hemos dado lo que querías, o no, Martita  ¿Crees que nosotros hemos sido malos... no te hemos dado lo que hubieras querido?, se sincera.

  • No os he pedido nada. No quiero nada de vosotros. – respondí con soberbia.

José sonrió y sacó la navaja, dirigiéndose hacia mí; me la pasó por el cuello. Me retraje ante el repentino acoso de ambos, echándome hacia atrás, sacando el pecho para apoyarme más sobre el sofá, huyendo del filo. Dani no pudo resistir ni un segundo la imagen de verme con el culo hincado en el sofá y mis tetas cubiertas por la bata apuntando al techo, y se lanzó a arrancarme los botones de la bata, y una vez descubiertos los pechos a comerme una. En ese momento, José inclinó el vaso que tenía de ron sobre mí, regándome lentamente.

Para ellos era una imagen increíble, verme arqueada sobre el sofá, brillando regada por la bebida. José apartó la navaja y me dio un pequeño lametón. Dani hizo lo mismo, y comenzaron a limpiar mi cuerpo con ganas.

  • Ni se te ocurra moverte. - dijo José

  • Seguro que has hecho esto un montón de veces, ¿eh? - dijo Dani

José y Dani seguían lamiéndome incesantemente, mientras yo cerraba los ojos y apretaba los labios, ya liberada de la navaja pero igualmente echada hacia atrás. Casi se hubiera dicho que presionaba mis tetas contra las caras de los dos hombres.

José se acercó a su oído.

  • Puedes gemir, guarra. Lo estás deseando. No le vamos a decir a nadie que eres un putón, no te preocupes. Sé que sabes moverte, venga déjate llevar, disfruta.-

No sé quién empezó a tocarme de nuevo mis partes más íntimas, y el otro me llevó mis manos hacia sus las entrepiernas y comencé de nuevo a pajearlos, reducía la velocidad y aumentaba la presión. Otra vez para mi desesperación comenzaba mi suplicio, Dani se agarró al respaldo para llevar su polla hacia mis pechos para masturbarse contra ellas. Miré a José con odio por un segundo, y éste le mantuvo la mirada. Me hizo girar la cabeza para que agarrase la polla de Dani que se restregaba contra mi pecho; la cogí y la atraje hacia mi boca para volver a comerle la polla a mi violador. Empecé a llorar en silencio, las lágrimas recorrían mi cara

  • Dios... cómo me gusta esa cara de guarra – dijo Dani dirigiéndose a mí.

  • Eres el premio gordo, joder... vaya perrita preciosa nos hemos encontrado esta noche... no podía haber ido mejor ni con la pasta que hemos cogido – dijo José. Tenía una expresión descompuesta por vez primera; y se encaró conmigo, apuntándome con su miembro.

  • No, eso no, por favor. He hecho todo lo que habéis querido. - dije, soltando la polla de Dani de mi boca.

  • ¡Ja! ¿Qué cojones “eso no”? - dijo José - ¿Que te puedes portar como una cerda con un tío que te estaba forzando y no te voy a follar yo? Que te lo has creído tú, bonita. Te voy a llenar el coño pero ya mismo. Te vamos a follar por todas partes, y más te vale portarte como la campeona que ya sabemos que eres o te juro que lo pasarás peor.

José me cogió del cuello y me tumbó sobre el sofá, me abrió las piernas mientras yo intentaba resistirme.

  • No te resistas o será peor. Te voy a follar por las buenas o por las malas.-

Dani me agarró una pierna, mientras José me cogía por los brazos. José no tardó ni un segundo en lanzarse sobre mí, y apoyando su polla en la entrada, me miró mientras me penetraba de un movimiento rápido y hasta el fondo mismo del coño. Estiré la cabeza hacia atrás, y di un gemido estruendoso. “Ah... no. ah”. Fui ensartada a lo bestia, me agarró de las caderas y se echó un poco sobre mi, penetrándome lentamente, pero con una energía enorme. Cada vez me penetraba con mayor virulencia, lo que conseguía que me fuera sacando gemidos cada vez más fuertes y dolorosos. Con Anna nos penetrábamos con pollas de látex, pero jamás con esa violencia desmesurada.

  • Le gusta, joder, le gusta, seguro que lo estabas deseando, cerda, y te resistes - . Yo seguía gritando de dolor y José seguía insultándome. - ¿Te estoy violando, cerda, es eso? ¿Me vas a decir que te estoy violando un chocho que chorrea de ésta manera? Te gusta puta... ¡dime la verdad! –

Yo no podía hacer nada, me estaban violando salvajemente, mi resistencia llegó a su fin, me dejé llevar y empecé a decirle que lo que querría oír para intentar que finalizase cuanto antes mí sufrimiento;

  • Sí, me gusta, me gusta.- respondí;

  • Te gusta que te violen, es eso, eh? Eh? ¿Por qué no querías, puta, verdad? No querías y te estoy violando, y te gusta...-

  • Joder, sí, me gusta, viólame, Dios... reviéntame por favor...-

Dani volvió a metérmela en la boca, viendo que no me resistía en absoluto, y me follaba la boca como un animal.

José me atrajo hacia él, sentándose en el sofá y poniéndome encima. Agarró a Dani de un brazo y lo atrajo... sin decir nada, que ninguna falta hacía. Miré hacia atrás y vi como Dani cogía su polla y lo dirigía a mi culo. Eso me aterrorizó, en mis 38 años, jamás había realizado ningún tipo de sexo por el ano, ni con mis anteriores parejas ni tampoco con Anna, tuvimos interés en probarlo. Noté la punta del capullo de Dani en la entrada de mi oricio, en esos momentos me moví como una posesa para impedir que la introdujera. Apreté mí esfínter anal para evitar su introducción, Dani se dio cuenta y cogió la navaja de José, y me amenazo.

  • Mira puta, no te resistas o te rajo aquí mismo, relájate o te juro que será peor.- Ante esa nueva amenaza sólo podía dejarme ser penetrada analmente.

  • Muy bien Martita, así me gusta que te  relajes, ahora te lubricaré, no quiero hacerte daño.- Pero el muy cerdo sólo lubrico la entrada de mi ano, con lo cual al introducir la punta de su pene, éste entraba sin problemas, pero cuando la introdujo de golpe, un fuerte dolor inundo mi cuerpo. Empezó a bombear salvajemente, yo gritaba de dolor, estaba siendo penetrada por mis dos orificios, esta vez ya era una violación en toda regla, ellos acompasaron sus movimientos, estaba siendo ensartada rítmicamente  después.

  • ¿Vas a contárselo a tu marido, golfa? ¿Eh? ¿Cómo te han violado y cómo de cerda eres? ¿Le vas a contar cómo te has portado? Sé que le va a encantar saber lo cerda que eres, seguro que le gusta. ¿Jura que se lo vas a contar?

Yo estaba destrozada, no tenía fuerzas ni para contestar. Ellos seguían a lo suyo, estaban tan excitados que no paraban de follarme y de manosear todo mi cuerpo, mi culo estaba siendo destrozado, el dolor era inimaginable, estaba como una muñeca rota. Sólo sentía dolor, quería morirme, pero de repente me di cuenta que del grado de excitación era muy probable que se corriesen, y lo peor aún, dentro de mí. Ante las idioteces que me decían, articulé unas palabras para que no eyaculasen dentro de mí, me tocaba fingir.

  • ¡Ah sí... voy a contarle cómo me folláis... sí... pero no os corráis dentro no.....!

  • Quieres que lo haga...

  • No... Ah.... joder, no Dios….!

  • ¿No quieres verte llena, llena de semen por todas partes... seguro que sí... te pienso llenar hasta arriba... empaparte...?

  • ¡No... Ah.... Dios, no os corráis dentro, os lo suplico!

Pero de nada sirvieron mis súplicas, José buscó mí boca y me morreaba para no escucharme y absorbía mi lengua, que la metía y la sacaba al mismo tiempo que me penetraban y mantenían encima los dos hombres. Me encontraba aprisionada entre los dos hombres, con ambas pollas hincadas hasta el fondo

  • ¡No puedo más, no puedo más..! Dije, poco antes de que el bombeo de ambos en mis dos repletos agujeros se convirtieran en violentos golpes que me sacudían hacia arriba, avisando de que no iban a moverse para sacar sus pollas al acabar. Sentí cuando ambos empezaban a soltar semen, golpeándome, emparedada y sintiendo los chorros de semen dentro de todo mi cuerpo.

Estaba destrozada, Dani y José permanecieron un rato con sus pollas dentro de mí, al cabo de unos segundo se retiraron de mi interior, y me dejaron recostada en el sofá. Notaba como por mis piernas bajaban los chorros de semen que salían de mi coño y de mi culo. Miré hacia mi entrepierna y note como había un líquido rojizo por mis piernas, era sangre que salía de mi ano. Dani me habían rasgado mi culo, tenía unos fuertes dolores anales, y ya no podía articular palabra. Tenía la vista perdida, escuchaba que hablaban entre ellos y que se vestían. Me tiraron la bata desabotonada encima de mí para que me tapase, y se acercó José y me dijo a la oreja;

  • Bien preciosa escucha con atención lo que te vamos a explicar, ahora te vamos a atar, y a taparte la boca para que no grites. Son las 5 de la madrugada, hasta dentro de unas 3 horas no aparecerá nadie por aquí, vas a tener tiempo para pensar lo que te va a convenir.- Me hablaba de forma relajada. – Nos vamos a llevar tu bolso, con toda tu documentación, nos vas a dar el código de la tarjetas de crédito que tengas, piensa que estos 1.500 € son una mierda. Vamos a saber dónde vives, tú y tu familia. Y toda esta información se la vamos a dar a unos amigos nuestros. Si cuando te encuentren nos descubres, quizás nosotros nos vayamos al trullo durante una temporada, pero reza por ti y por tus seres queridos. Ya sabrás lo que más te convenga, a nosotros no nos volverás a ver, pero como digas algo de nosotros de todo lo ocurrido hoy, te juro que te arrepentirás.- Estaba clara la amenaza, podría denunciar y explicar mi violación, pero no decir quienes habían sido mis violadores.

Me llevaron al despacho de Anna, y me sentaron en su sillón desnuda totalmente. Me ataron las piernas a las patas del sillón y los brazos a los apoyabrazos, pero para taparme la boca fueron todavía más malnacidos, cogieron mis bragas y me las metieron en la boca atándolas alrededor de mi cabeza para que no pudiese gritar. Estaba inmóvil, no podía hacer nada, no me dejaron ni limpiarme el cuerpo de los restos de semen y de sangre. Empecé de nuevo a llorar, ellos se asomaron por la puerta del despacho de Anna para despedirse de mí, burlonamente se llevaron sus manos a sus bultos y se fueron riendo.

Al cabo de unos 30 minutos aproximadamente, oí la voz de Anna que me llamaba desde la recepción, su voz era cada vez más potente, yo miraba hacia la puerta de entrada de su despacho deseando verla, era lo único que necesitaba. Cuando entró y me vio, viendo corriendo hacia mí y se puso a llorar.

  • ¡Dios mío cariño qué ha pasado, sabía que algo pasaba te llamaba al despacho y al móvil y no me contestabas!- Me empezó a sacar las ataduras de la cabeza y saco las bragas de mi boca, por fin pude tomar una bocana de aire. Me sacó las ataduras de brazos y piernas y nos abrazamos y nos pusimos a llorar.

  • ¿Marta qué ha pasado?, Dios pero que te han hecho.

No me salían las palabras, solo llegué a balbucear – Llévame a casa por favor. – Como pudo me ayudo a vestirme, me puso la ropa y los zapatos. Me dijo que teníamos que denunciar lo que había pasado. Le dije que no, que no quería denunciar nada y que me llevase a casa. Antes de irnos para casa, Anna arregló y limpió un poco las zonas de la oficina donde había transcurrido mi violación.

Al día siguiente le mande que fuese a comprar la píldora del día después, y al siguiente me fui a hacer una analítica de sangre por temor a contraer cualquier enfermedad que alguno de eso 2 me pudiese contagiar. A pesar de las reiteradas ocasiones en las cuales Anna me insistía en denunciar el hecho, yo no lo hice, quería pasar lo más rápidamente esa noche en la oficina. Durante el año posterior a la violación estuve en manos de una psiquiatra para poder estar de nuevo digamos “normal”. Todavía tengo miedo a bajar al parking, ya sea de casa o del trabajo, sola.

Por lo que se refiere a José y a Dani, he tenido noticias de ellos, pero por la prensa hace cosa de 6 meses. Fueron descubiertos por la policía de Alicante, atracando por la noche una casa de una urbanización, encontraron al marido amordazado y estaban violando a la mujer de éste. Cuando fueron descubiertos, según parece, Dani entabló un tiroteo con la policía, con el resultado de su muerte; por su parte José recibió un disparo de una bala perdida que le dio en la columna, ha quedado parapléjico total. La verdad no me ha dado nada de pena.

Recordad que si me queréis escribir para comentarme cosas, si sois de Barcelona (España); mi dirección de mail es martavallet2012@gmail.com .

Un beso a todos/as,

Marta