Violación en grupo
La sexualidad humana es muy compleja. Nos excitan cosas que nunca haríamos, soñamos otras que deseamos, pero como se disfrutan de verdad es leyéndolas.
Me llamo Karla y esto pasó cuando acababa determinar el Instituto, después de repetir varios años, sin tener una idea clara de lo que quería hacer con mi vida.
Desde que las hormonas se habían apoderado de mi cuerpo, ellas pensaban por mí, habían construido mi imagen de cara a los demás y durante ese cambio brusco que todas las chicas sufren en su adolescencia, pasé de ser la chica dulce que estaba todo el día dando besitos a su papá, a una especie de putilla descarada que disfrutaba del efecto que su cuerpo causaba en los hombres.
Empecé a rodearme de chicos mayores que yo, a buscar la atención del chulito del grupo, a querer ser lo que se llamaba la chica del “Jefe de la banda”.
Mi forma de vestir cambió radicalmente, de los vestidos de niña buena que me compraba mi madre, pasé a las minifaldas imposibles y a los escotes que enseñaban más de lo que tapaban, por lo que mis generosos pechos parecían querer salirse a cada momento.
Disfrutaba con las miradas de los viejos a mi paso por la calle y hasta de las sorprendidas miradas de mi padre a mis piernas juveniles, preguntándose que había sido de esa niña que se sentaba en su regazo.
El caso es que yo me sentía poderosa, orgullosa de mi estrenado cuerpo de mujer, al que estaba aprendiendo a sacar todo el partido del mundo cuando necesitaba alguna cosa y me ponía mimosa cuando se trataba de que algún hombre me hiciera un favor o cumpliera mis deseos. Empecé a experimentar esa sensación que sólo tenemos las mujeres de cuando un hombre babea con nosotras y solo acierta a balbucear algunas palabras mientras nos mira con la boca abierta.
Y lo mejor de todo es que nadie se metía conmigo, me respetaban por ser la novia del “Jefe”, lo que había conseguido sin apenas competencia de las demás zorritas que buscaban ese puesto.
No era raro verme en cualquier parque o algún bar rodeada de chicos con mis pintas de chica explosiva, con la que todos fantasearían follar, pero ninguno se atrevía ni a tocarme un centímetro de mi piel. Yo era propiedad de mi novio, mi sexo era para él y yo me sentía la chica más dichosa del mundo mientras me follaba, cuando los demás solo me verían como una vulgar puta.
El suceso que cambió mi vida de “princesa macarra”, fue durante el cumpleaños de uno de los chicos del grupo, que se celebraba en una casa de la finca de su familia. Allí estábamos todo el grupo de amigos bebiendo, fumando, bailando con la música a tope sin que pudiéramos molestar a nadie, hasta que todo eso fue haciendo su efecto en todos nosotros.
Algunos ya empezaban a ponerse acaramelados en los sofás, diciéndoles el de la casa:
.- A follar a las habitaciones de arriba……
Algunos, demasiado calientes ya, subían con las chicas, no necesariamente sus novias, sino cualquiera con el calentón suficiente para no aguantarse las ganas. Allí ya casi todos se habían liado con todos, excepto yo, a la que respetaban como dije antes.
Mi novio ya había bebido más de la cuenta y me dijo, cogiéndome de la mano:
.- Ahora nos toca nosotros……
Yo no me planteé nada, porque lo veía normal, que mejor forma de acabar la fiesta que echando un buen polvo.
Entramos en una de las habitaciones que quedaba libre y después de los primeros morreos, mi novio me fue quitando la poca ropa que llevaba, quedándome solo en tanga. Como en otras ocasiones, él sabía bien como calentarme, mordiéndome los pezones y pasando su boca por toda mi piel haciéndome estremecer. Yo busqué su polla con mi mano, para pajearle, mientras mi coño ya estaba totalmente empapado, como pudo comprobar él al meterme mano debajo del pequeño tanga que cubría mi rajita totalmente depilada.
Mis gemidos iban en aumento y lo único que deseaba es que me follara de una vez, necesitaba sentir su polla dentro de mí y correrme como una loca como siempre solía hacer, pero esta vez paso algo….. , la puerta de la habitación se abrió y apareció Alex, el chico que celebraba su cumpleaños. Yo esperaba que al vernos saliera, pero se quedó ahí mirando y mi novio Jorge, le dijo:
.- Aquí tienes tu regalo de cumpleaños, como te había prometido……
Yo no entendía nada de lo que estaba pasando, no sabía si era una broma o qué… y cuando mi novio se levantó de la cama, le pregunté:
.- ¿Qué haces, que está pasando….?
.- Vas a follar con Alex, es su regalo de cumpleaños.
.- ¿Quéee…..? ¿Estás loco….?
Jorge hizo una señal a Alex para que se pusiera sobre mí. Yo estaba atónita, sin saber cómo reaccionar, paralizada ante los manoseos de Alex, que apretaba mis tetas como si no hubiera tocado unas en su vida, las besaba, las mordía, estaba como fuera de sí, abriéndome las piernas y diciendo:
.- ¡Dios!, que buenas estás, que ganas te tenía…….
Mientras pasaba esto, mi novio nos miraba pareciendo disfrutar con lo que estaba viendo, lo que me tenía muy confundida, no le reconocía….Él, que no dejaba que me tocara nadie, me había ofrecido a su amigo para que me follara a su gusto.
Alex no perdió el tiempo y después de estar un rato pasando su lengua por mi coño chorreante y a pesar de estar haciendo todo eso en contra de mi voluntad, mi cuerpo reaccionaba a la excitación del momento, poniendo su polla en mi vagina totalmente abierta ya y me la metió sin muchos miramientos, empezando a follarme con movimientos rítmicos que me hicieron jadear, mientras yo deseaba que se corriera pronto para terminar con esa pesadilla.
Afortunadamente, su excitación no le permitió durar mucho, exclamando….:
.- Mierda, me corro ya, ¡aaahhh!,….. ¡joder!…., que gusto me das…….
A mi pesar, yo estaba ya cerca del orgasmo, pero su corrida prematura me lo impidió, aunque por lo menos sirvió para que él se quitara de encima de mí, creyendo yo que todo eso había terminado ya, y pensando para mis adentros… (bueno, tuve que follar con Alex, pero ya está, se acabó….)
Pero el caso es que al terminar Alex, entró Pedro en la habitación y yo ya sí que no entendía nada…. ¿Me iba a follar también…? Miré a mi novio, como pidiendo explicaciones o clemencia, pero él no me dijo nada y Pedro se bajó los pantalones enseñándome la polla más grande que yo había visto en mi vida, no es que hubiera visto muchas, pero me hacía a una idea de sus tamaños normales.
Después de la previa excitación al verla, sentí el miedo normal de que quisiera meterme eso y le supliqué a Jorge…:
.- No, por favor, no dejes que me la meta…..
Pero él ahí, impasible, mirando nada más. Estaba como ido, como si no fuera él, no entendía nada…, todo eso no podía ser realidad……. Pero vaya si lo era, Pedro me agarró por la cintura y me puso a 4 patas para follarme por atrás. Por un momento pensé que quería metérmela por el culo y casi me desmayo, pero no, solo quería follarme por atrás, metiéndola en mi coño, abierto para él.
Sentí dolor cuando me la metió, pero ya estaba dilatada de la follada anterior y pude soportarlo bien, sintiendo cada vez más placer según entraba y salía de mí, sujetándome con fuerza mientras lo hacía y diciendo a mi novio:
.- ¡Buufff¡, menuda puta que tienes… Esta traga lo que le eches….., pocas tías aguantan mi polla…..
Alex no se quedó parado mirando, y mientras Pedro me follaba, me puso su polla en la boca para que se la chupara…. Ahora tenía dos pollas a mi disposición, algo que nunca había experimentado a pesar de mi aspecto de puta folladora, pero como suele pasar muchas veces, las apariencias engañan…… Sentía ese extraño placer de ser utilizada por dos hombres, dándome placer, pero en una situación muy distinta a la que había fantaseado mientras me masturbaba en mis sueños húmedos.
Después de un rato, Pedro se corrió dentro de mí, por suerte después de que yo me corriera también. No podía entender cómo me había corrido mientras me estaban violando, mis propios amigos, con los que me había divertido un montón de veces, me estaban follando como si yo fuera una puta de las del Club de las afueras del pueblo, al que solían ir….
Pero esto no había terminado ahí, Juan, el más feo de todo el grupo y el que menos éxito tenía con las chicas, acababa de entrar también en aquella habitación, diciéndole Pedro:
.- Tú también tienes tu premio, fóllate a esta puta……
No entendía como se referían a mí con ese desprecio, nunca me habían hablado así y yo ya estaba perdiendo la conexión de la realidad, ya me daba igual lo que me pasara. Juan iba a disfrutar de mi cuerpo también y no me importaba que me follara alguien que nunca hubiera soñado follar conmigo ni yo me hubiera imaginado que eso alguna vez pudiera pasar.
Mis amigos tenían a su disposición una tía buena, a la que veían como una puta y quizás eso es lo que fuera para ellos, por mi comportamiento, por mi prepotencia y actitud ante ellos, mirándolos hasta ahora, como alguien indignos de disfrutar de mi cuerpo, que tenían que conformarse con solo mirarme, mientras en su casa se harían todas las pajas que quisieran acordándose de mí. Toda esa leche en mi honor no me importaba, pero me sentía orgullosa de ser la causante de su derrame.
Mientras yo estaba absorta en mis pensamientos, como ausente de la situación en la que estaba metida, Juan se tumbó en la cama, diciéndome que le montara cabalgándole como las putas del Club al que iba a desahogarse, como único recurso.
Esta vez, encima yo tenía que tomar un papel activo en mi propia violación grupal, tenía que ser yo la que me follara a este chico, casi deforme, y hacerle disfrutar mientras él veía mis tetas bamboleando ante su cara con mis movimientos de amazona.
Sus ojos expresaban el placer que le estaba dando, casi se le salían de las órbitas mientras musitaba unas cosas que no entendía, pero el condenado aguantaba sin correrse más que sus amigos y para mi sorpresa, me vino un nuevo orgasmo mientras sentía su gruesa polla rozar una y otra vez el interior de mi clítoris.
Yo ya estaba derrumbada en la cama, agotada de tanto follar, mientras escucho decir a Alex:
.- ¡Oye!, llama a David, pregúntale si quiere follar a Karla. Hoy tenemos que aprovechar….
Como no, David también apareció por allí. No le importó que yo estuviera ya casi desmayada y como los demás, se aprovechó de mi cuerpo, follándome el coño en el que se habían corrido sus amigos y que ya estaba lleno de su leche. Me sobó, me manoseo toda a su gusto, me la metió en la boca…, yo ya no reaccionaba, mientras mi novio seguía ahí, como al principio, como espectador de una situación surrealista, quizás sacada de cualquier novela o de la página de sucesos de cualquier periódico, pero la protagonista esta vez estaba siendo yo, ahí estaba, en el lugar de todas esas chicas que nunca piensas que vas a ser tú, mientras te preguntabas si esas chicas disfrutarían mientras la follaban unos cuantos chicos por todas las partes de su cuerpo. Ellos si disfrutaban, ¿pero tú?
(Este relato tiene una explicación, y la sabe Rouco, al que se lo dedico)