Violación de verano

Una familia de buen pasar economico es violada por dos hombres y una mujer en su propia casa.

Lo que les voy a contar sucedió una torrida tarde de verano del año pasado.

Mi nombre es Elena. Tengo 39 años y soy divorciada, desde hace no mucho tiempo, debido a la inseguridad con la que se vive hoy en la ciudad, decidimos mudarnos a un country. Soy madre de dos adolescentes, mi hija Juliana, de 17 años, y el mas chico, Javier, de 14.

Desde que me separe, hace ya cuatro años, vivimos los tres solos puesto que mi marido se fue a vivir a España y yo no he vuelto a formar pareja. Al principio las cosas fueron bien, pero a medida que los chicos fueron creciendo, la convivencia se ha puesto realmente insoportable. Sobre todo con la mayor, que es supercaprichosa. Tenemos una vida acomodada y jamas les ha faltado nada, es mas, yo diria que les sobra. Sin embargo, y sobre todo la mayor, todo el tiempo se estan quejando por cualquier nimiedad y a veces nos agarramos broncas tan grandes que los tres no nos hablamos durante dias. Yo soy el blanco preferido de las rabietas de Juliana, pero tambien su hermano. Hace un tiempo se sumo a sus histerias Laura, nuestra mucama.

Una chica de unos veintipocos años, de brillante pelo negro, gran nariz aguileña y mirada penetrante y algo torva. "Negra de mierda", son los calificativos mas suaves que los chicos suelen decirle cada vez que a la pobre se le ocurre, en su intento de poner orden, cambiar alguna cosa de lugar en las habitaciones de estos inadaptados. En vano yo les hablo de las muchas privaciones que sufri cuando niña, ya que a los ocho años perdi a mis papas en un accidente y debio criarme mi abuela. Ellos me echan la culpa de la separación y de la ida de su padre al extranjero. "Ya nos vamos a ir con el apenas podamos", me lanzan cada vez que pueden. "Vos hubieras sido una pobre de mierda igual que Laura si no hubieras conocido a papa", llego a decirme mi hija una vez.

Le respondi con un sonoro cachetazo por primera vez en mi vida. Resultado: no me hablo en una semana. Asi estaban las cosas hasta ese 28 de diciembre del año pasado. Ese dia, para variar y ya no recuerdo porque, ninguno se hablaba con el otro. Pero los tres estabamos descansando en reposeras separadas tomando sol junto a la piscina. Daba risa ver que cada uno se metia en el agua cuando no habia otro dentro. En ese momento los tres disfrutaban del sol. Me puse a contemplar a mis dos pequeños. ¡Como habian crecido! Juliana se habia convertido en una linda muchacha. Tenia el pelo rubio y sedoso atado a una colita de caballo y el cabello mojado le caia por los hombros. Aunque como todo adolescente crecia desproporcionada, se adivinaba que iba a ser una mujer hermosa, creo que incluso mas bella que yo.

Ojos celestes, nariz pequeña, frente amplia que era clara señal de inteligencia y labios gruesos y rojos. Los pechos, enfundados en un bikini, eran mas bien pequeños, pero y en esto seguramente habia salido a mi, se adivinaban pezones muy grandes entre la tela del bañador.

Una fina pelusilla de bello rubio, que brillaba con el sol, bajaba desde su torax hasta su ombligo. Las piernas, con sus caderas algo regordetas, le hacian todavía aspecto de niña, pero su vulvita se notaba hinchada como una pequeña empanadita en su tanga rosada. Todo esto que describo con tantas frases fue observado de un vistazo. Igualmente hice con javier, vi su cuerpito creciendo, ya tenia algo de bello (un poco de pelusa en realidad) en las axilas y su rostro era tan bello que parecia el de una niña. El cabello castaño se lo habia dejado crecer hasta los hombros y llevaba puesto un slip de natación, tal y como hiciera siempre su papa cuando ibamos de veraneo. Un bultito considerable asomaba bajo la tela verde. Se estaban haciendo grandes, pero cuanto costaba convivir hasta que lo fueran. No veia la hora de que crecieran y que juntos nos rieramos de nuestras pequeñas disputas que hoy parecian el centro del universo. En esos pensamientos estaba cuando Juliana grito: "!Laura, trae gaseosa queres, que me estoy muriendo de sed"!.

Al minuto llego Laura, con una bandeja y tres vasos con Cocacola. Por primera vez en muchos meses, este ser castigado, que venia aguantando las invectivas de mis hijos, y debo reconocer que las mias tambien porque cuando ya no los soportaba mas me la agarraba con ella, y que no se quejaba unicamente porque se le pagaba muy bien a pesar de que se la veia por lo general con cara de amargada, por primera vez digo, aparecio con una suerte de sonrisa en los labios y nos dejo nuestro vasos. El calor apremiaba y los tres nos bebimos la gaseosa rapidamente. Volvi a ponerme los anteojos de sol y me dispuse a seguir tomando el sol ahora mas refrescada. Pero pronto note un fuerte dolor de cabeza, intente incorporarme en la reposera y lo ultimo que recuerdo es un destello de sol, como un fogonazo. Cuando desperte, estaba sentada en el sillon de la sala y pude ver por uno de los ventanales que habia oscurecido.

Quise moveme pero enseguida me di cueta que habia sido amarrada con cinta de embalar tanto en las manos como en las piernas. Mire en torno, enfrente vi a mis dos pequeños en la misma situación. Julieta y Javier se habian despertado, pero tenia un pedazo de cinta atada en la boca y forcejeaban con sus ataduras. Quise hablar y ahí me di cuenta de que yo tambien habia sido amordazada. De pronto una mano me saco de un tiron la cinta. Dolio horrorosamente.

La misma mano me tomo el menton y me elevo el rosrtro hacia donde estaba el suyo. El corazon me dio un vuelco al comprobar que era Laura, nuestra mucama, que me miraba con la misma sonrisa que le habia visto a la tarde en la piscina. Sus ojos expresaban una profunda malignidad. "Ahora te vas a quedar calladita, porque la que manda soy yo", me dijo-. Y antes de que pudiera reaccionar me dio un sonoro cachetazo. Cuando volvi a acomodar mi cabeza pude ver que iba acompañada de su novio, al que recordaba como Lalo y quien a veces hacia trabajos de jardinería en el country.

-¿Pero Laura, que haces, por que nos ataron?¿Si queres plata no tenes mas que pedirme? Vos sabes que yo...

No pude terminar la frase porque otro cachetazo me dio vuelta la cara.

-Te dije, hija de puta, que te callaras. Ya vas a ver lo que queremos-. Me dijo ella con toda calma.

En ese momento Lalo fue derecho a donde se encontraban los chicos, que miraban aterrados, y les sacaron las cintas de la boca.

Vi que Javier estaba muy asustado. En cambio Juliana parecia furiosa. Apenas la cinta destapo su boca empezo a insultar.

-¡Negra de mierda, desatame! Te voy a mandar presa, hija de puta.

La dejaron putar creo que cerca de un minuto, riéndose de ella. Entonces, un tercer hombre que hasta el momento no habiamos visto entro en escena. Era un tipo enorme, de unos 30 años, deberia medir mas de 1,90 de altura, de tez muy oscura, con una cabeza y unos bíceps enormes que dejaba ver porque vestia una camiseta sin mangas. Cuando Juliana lo vio acercarse se callo. Pero el tipo no hizo nada y volvio a sentarse muy serio en la misma silla donde se encontraba y donde no le habiamos visto antes.

-Tenes una hija muy gritona –dijo Lalo con una voz que denunciaba habia ingerido bastante alcohol-. Igual a mi me gusta la gente que grita, mas en estos campos tan grandes donde nadie puede escuchar a los vecinos porque estan muy lejos. Asi que a la señorita le gusta gritar, bueno, yo traje un aparatito para hacerla gritar mucho.

Lalo es un tipo bajito, la cabeza llena de rulos negros como el carbon. De unos cuarenta años y de aspecto desagradable en general, se diria que sucio. Sin embargo, a pesar de ser muy pequeño demostro una fuerza enorme. Con una sola mano levanto a Juliana y la tiro sobre la mesa de la sala. La cara de mi hijita era de puro miedo. La pusieron boca arriba y después de desatarle pies y manos, se encargaron de volver a atarle cada miembro a una de las patas de la mesa . Quedo extendida cuan larga era boca arriba sobre la mesa. Ahora no se atrevia a hablar ni se mostraba arrogante, estaba muerta de miedo. Entonces, Lalo saco de un pequeño bolso un instrumento que no reconoci, pero que blandio frente a mi rostro sonriendo. "Es una picana mamita –me dijo-, ahora vas a ver como funciona".

-¡Noooo, por favor! No le hagas daño a mi hija, te lo pido por Dios –grite, y se me saltaron las lagrimas.

No hubo caso. Ya habian conectado la maquina y la acercaron al cuerpito de mi hija que se retorcia para un lado y para otro tratando de zafarse.

-¡Aaaahhhhh! ¡Basta, me duele!¡Nooooo, por favor!

Le habian colocado la picana en un muslo y Juliana gritaba como un marrano, nunca habia escuchado gritar asi a nadie. "Bestias, paren esto", les dije bañada en lagrimas.

Por suerte no estuvieron mas de uno o dos minutos que me parecieron eternos.

Luego fueron por Javier.

-¡Mamita no, no dejes que me eso! –me grito mi hijo llorando.

Juliana lloraba a moco tendido sobre la mesa y pude ver que la habian desatado.

-Ahora escuchenme, dijo. Prometo desatarlos y ya no usar mas este aparatito, pero van a tener que hacer lo que les digamos, si no es asi, me voy a ver obligado a darles una verdadera sesion, tanto interna como externa.

Acto seguido nos desataron a los tres. Juliana y Javier se abalanzaron sobre mi llorando y me abrazaron. "Bueno, basta –dijo Laura, que se habia quedado en todo momento callada cuando torturaban a Juliana- ahora se separan los tres y quiero que se saquen lo que tienen puesto". Hubo un amague a decir algo de mi parte, pero basto que Lalo mostrara el aparatito para que ninguno osara decir ni mu. Era engorroso y mis dos hijos y yo nos sacamos los bañadores lentamente. Por primera vez estaba desnuda ante ellos y ellos ante mi. Enseguida nos obligaron a mirarnos un largo rato. Juliana y Javier fueron sentados desnudos en el sillon y a mi me dejaron parada en la alfombra de la sala, totalmente desnuda.

Continuara.