Violación de Vanessa delante mío

Vanessa se resiste, pero al final la puta que hay en ella sale a la superficie y la violan delante de mí.

Cuando fui a llamar a tu puerta, vi que estaba abierta y me extrañé, pero pensé que estarías esperándome desnudo, viendo una porno. Al pasar al salón y verte atado inconsciente me asusté pero no me dio tiempo a reaccionar y ellos se me abalanzaron. Esperaron a que te despertaras para empezar a arrancarme la ropa. Llevaban armas y nos dijeron que no gritáramos. Estaba muerta de miedo y te miraba pidiéndo socorro, aun sabiendo que no podías hacer nada. Los dos sabíamos lo que estaba ocurriendo en el momento en el que uno de ellos (eran tres) metió su mano sucia por debajo de mi falda y me arrancó las bragas de un tirón tan brusco que grité de dolor y mis muslos quedaban marcados en rojo.

-Mira la zorrita ésta, lleva ligas.

-No jodas, déjame verlas, que me ponen cachondo.

Allí estaba yo, entre tres tíos fornidos deseando follarme y delante de mi novio atado y rojo de la furia. Estaba asustada y sin embargo al sentir mi culo y mi coñito al aire, comencé a sentirme mojada sin saber cómo podía suceder en un momento así. Tenía a dos de ellos detrás de mí, levantándome la falda y mirando mi culo y al otro delante, abriéndome el escote de la blusa y con una empalmada del quince. Me tenían a cuatro patas y eso les ponía aún más. Empezaron a tocarme con sus dedos y al notar mi humedad se echaron a reír.

-Ya te dije que era una zorra, ¿pues no está cachonda la tía?

-Mira, pringao, tu novia está chorreando, ¿quieres que le hagamos un favor?

No quise mirarte a la cara.

-Mira, tío, mira cómo le hacemos ese favor.

Los tres tíos comenzaron a desnudarse. Quise escapar pero volvieron a agarrarme, esta vez por el pelo, tirando fuerte de mi cabeza hacia atrás y haciéndome verdadero daño.

-Tú no te vas, puta.

-Vas a probar algo bueno.

Me arrancaron la blusa y el sujetador y me quedé con mi minifalda de vuelo gris y mis ligas de encaje negro. El verme en esa situación los puso más cachondos aún. Casi sin darme cuenta, ya tenía a uno por detrás, metiéndomela en mi coñito húmedo, y a otro por delante, obligándome a abrir la boca.

-Como me la muerdas, te mato. ¡Trágatela entera!

Hice lo que pude por no vomitar y comencé a chupársela. Era tan gorda y estaba tan dura que me costaba esfuerzo tragar. El de detrás empezó a follarme fuerte e intensamente. Sus huevos rebotaban en mi coño y sus

empellones me hacían meterme más adentro aún la polla de su compañero. El tercero, que nos estaba mirando, observó:

-Mira a tu novio, zorra, ¡está más empalmado que nosotros!

Te miré y no podía creerlo, ¡era cierto! Vaya bulto sobresalía en tus pantalones. Mirabas atento a lo que me hacían, así que pensé en vengarme y decidí entregarme a mis violadores. La verdad es que estaba empezando a disfrutar.

-Venga, tíos, yo también quiero joderla.

-Está bien, ven aquí, vamos a cambiar de posición.

Entonces me agarraron y me trasladaron al sofá. Uno de ellos se tumbó y me colocó encima suyo, ¡pero me la metió por el culo! El dolor fue intensísimo, creí desmayarme. Rápidamente los otros dos se acercaron a mí. Uno me la metió de golpe en el coño y el otro en la boca. ¡Estaba rodeada! Tanta polla empezaba a gustarme y el dolor de mi ano se convirtió en placer una vez me hube relajado. Realmente me estaban follando bien y realmente estaba disfrutando. Diooooos, empecé a gemir. Dioooooooos, estoy rodeada de pollas. El de delante me sobaba las tetas como si quisiera arrancármelas y yo me toqué el clítoris y exploté de placer en un instante, tan excitada estaba. Ellos se rieron y dijeron que era su turno, así que los tres pusieron sus pollas en mi boca y me puse a lamerlas desesperada por complacerles. Uno tras uno se corrieron en mi cara y el semen resbalaba por mi boca hasta mi cuerpo, que quedó inundado. Te miré mientras lo hacían y te vi el pantalón muy mojado y la cara que se te pone cuando acabas de correrte. No lo podía creer, pero allí estabamos los dos, habiéndonos corrido y agotados de placer.

Una vez hubieron acabado, se vistieron, me ataron desnuda y abierta de piernas y te desataron a ti.

-Bueno, campeón, vemos que te has corrido, jaja, te dejamos con ella para que le hagas lo que quieras. Ten en cuenta que ha disfrutado mucho. Merece un castigo.

Y se fueron. Estando así y viéndote delante de mí empecé a excitarme de nuevo.

-Espero que me violes- te dije.

-No lo dudes, guarra. Vas a ver, te voy a azotar todo lo que te mereces y más.

"Este es mi Alex", pensé, "seguro que lo dice en serio"