Violación consentida en tiempos de covid

Pacté mi violación por whatsapp con Gabriela

Llevaba días dándole vuelta a mi cabeza, rondaba una idea que quería llevar acabo pero quería hacerlo con alguien de confianza, buscaba una violación consentida.

Años después de haber dejado el taxi, no había vuelto a estar con una chica trans, y menos como aquel día en susodicho sitio.

En las últimas semanas, mi insomnio temporal, me hizo mucho que pensar en lo que quería hacer, buscar a alguien para ello y acabar visitando páginas de contactos de chicas trans de Madrid.

Una noche, buscando, de repente, apareció la señal, un anuncio de Gabriela;

“No tiene que ser casualidad” pensé.

Guarde su número de teléfono, la otra vez no se lo llegue a pedir. Con lo del toque de queda pensé que sería difícil encontrarla donde la última vez que la vi pero aun así uno de los pocos días que dormí algo mejor, me pegue un madrugón, cogí mi coche y me desplace hasta allí nada más dar las 6.00 a.m. el reloj, para evitar posibles multas o reprimendas. En unos 20 minutos llegué a la zona, una vuelta y todo desierto. Aparque el coche, cogí el móvil y la mande un whatsapp pensando que no iba a recibir respuesta;

  • “Hola Gabriela, ¿Qué tal? No sé si te acordaras de mí, soy Manuel.

Unos segundos escasos, aparece en línea y me contesta;

  • “Hola Manuel, ¿Qué tal? No sé quién eres ahora mismo”

  • “ Pues soy aquel taxista que una madrugada dimos rienda suelta en el coche” le conteste

  • “Ah, ya recuerdo. ¿Qué tal? ¿Qué es de tu vida?” me escribe.

  • “Bien, aquí en la zona que te recogí aquel día”

  • “¿Y has ido por mí?” me dice antes que la diga nada más.

  • “Pues si”

  • “Llámame” me ordena.

Nada más decirme eso, la llamo, hablamos un poco y le comento que no la había llamado porque no me parecían horas de hacerlo.

  • “¿Te apetece venir a mi apartamento?” me dice.

No me esperaba esa respuesta, me deja bloqueado, no sé qué contestarle

  • “Vente, y disfrutamos” me vuelve a decir.

  • “Dame dirección” le contesto con voz temblorosa.

Me la da, a continuación hablamos de lo que quiero y como quiero que suceda, pero en estos tiempos le pongo unas pautas a seguir, la mascarilla no debemos quitárnosla, para que sea todo seguro y ambos estemos a salvo de la mierda del virus.

Llevaba varios días pensando en una violación, que al hecho no sería tal cual, porque era consentida.

Llegue a su portal en escasos, apenas 20 minutos de colgar, así la di tiempo a ella que se preparara. La escribo en la puerta como habíamos quedado, suena el sonido de la puerta cuando la abre con el telefonillo. De repente una voz, con todo a oscuras, me indica por donde debo de ir. Entro en su apartamento, es más alta de lo que recordaba, apenas lleva una camisola encima, por arriba de la mascarilla, una mirada penetrante y viciosa.

  • “Entra” ordena.

Obedezco, paso a su apartamento y me dirige a su habitación con todo a oscuras. Nada más entrar en ella, me ordena que me desnude, procedo a ello. Completamente desnudo, me empieza a acariciar por detrás, me mete las manos entre las nalgas y me suelta:

  • “ Te lo voy a violar”

En ese momento un escalofrío recorre mi cuerpo. Se lo que va a suceder, es lo que le he pedido por teléfono, me gira de los hombros, me pone hacia la cama, me empuja y caigo en el colchón, se sube encima de mí, pone su polla entre mis nalgas, noto como pasa entre ellas su miembro que se empieza a poner duro por momentos. Se tumba encima de mi cuerpo, noto como mi corazón va a mil, deja pasar apenas unos segundos y se levanta. Abre el cajón de la mesilla, saca el lubricante y un preservativo, me abre las piernas, deja caer el lubricante en mi agujero, lo recoge con un dedo y lo hunde dentro de mí.

  • “Espero que te guste” suelta.

Sin darme tiempo a decir nada, coge su polla y me la intenta meter de primeras, no llega a entrar en el primer intento pero ataca una segunda vez, la mete, se me escapa algo entre un grito y un gemido, me ha metido más de media polla de golpe.

La saca, se enfunda el preservativo, se lubrica, y vuelve de nuevo, otra embestida, media polla otra vez dentro. Empieza a bombear cada vez más rápido, el dolor se ha convertido en placer y cuando ve que ya estoy disfrutando, vuelve a empujar y esta vez entra entera, el gemido lo he tenido que escuchar todo el vecindario. Vuelve a la carga, dale que te pego sin parar. Se mezclan sus gemidos con los míos, mientras que sigue sin parar, me está taladrando más que la otra vez, solo se disfrutar de mi violación.

  • “Hoy ha sido mi cumpleaños, y lo estoy celebrando con este delicioso culo. Lo voy a acabar bien” me dice.

Acabadas estas palabras, se levanta, tira de mí hacia el filo del colchón, me baja las piernas al suelo, buscando otra postura y dejando el culo a su merced. Lo tengo tan abierto que me la clava sin lubricante y entra como si nada. Pone sus manos en mi cintura y empieza a darme caña de nuevo, cada vez más rápido, choca sus huevos contra mi cuerpo, es lo único que se escucha entre los gemidos de ambos. Al poco tiempo, dos gemidos seguidos, y se corre dentro de mí.

Se aparta, se quita el preservativo, me da la vuelta. Se quita la mascarilla y se lleva mi polla a la boca:

  • “Aquí o nos corremos los dos, o no vale” dice antes de metérsela en la boca entera.

Me la come como si no hubiese un mañana y enseguida me corro en su boca, me limpia con su lengua mi lefa, se levanta al baño, en apenas 2 minutos vuelve y me limpia.

Cruzamos una mirada cómplice, sus ojos brillan de placer, se le nota que ha gozado violándome.

  • “Eres un sol, me gusta ese culito, y me he corrido para terminar bien mi cumpleaños, ha sido un placer haberte violado”

  • “Gracias a ti por acceder a hacerlo, y sobre todo a estas horas” la digo.

Me visto, le pago lo acordado. Nos fundimos en un abrazo y nos lo decimos todo con la mirada.

  • “Espero verte pronto” dice.

  • “Hecho Gabriela, hasta la próxima”

Me acompaña hasta la puerta, y me vuelve a abrazar. Esa es nuestra despedida.

Vuelvo al coche con una sonrisa de oreja a oreja, no ha sido como quería por la mierda del covid pero lo he disfrutado y lo he gozado.

Volveré….