Violación Consentida

Ambos sentiamoa atracción sexual mutua, pero no sabiamos como realizar nuestros pecaminosos deseos, así que él tomo el camino violento para poseerme.

Violación Consentida

Por Georgina del Carmen

Mi nombre es Irsa, soy una muchacha de 20 años de edad y vivo mi juventud con toda intensidad en todos aspectos, pero especialmente en el terreno sexual. Desperté a los placeres carnales desde muy temprana edad, aun era una niña y me frotaba la vulva sintiendo una muy agradable sensación que culminaba con unas ganas irresistibles de orinar.

Pasó el tiempo y me seguía auto satisfaciendo, pero ya pensaba en que ese agradable placer me lo hiciera un hombre e imaginaba como sería con el órgano viril de ellos. Pronto llegaron los novios y con ellos los placeres del cachondeo llevándome al borde de la relación sexual.

Mi virginidad vaginal la entregué a los 14 años de edad con un maestro de la secundaria a cambio de aprobar una materia, pero principalmente porque el profesor ejercía en mí una tremenda e irresistible excitación que hacía que se me mojaran las pantaletitas tan solo de verlo y para entonces era el dueño de mis fantasías sexuales.

A partir de ese inolvidable momento, me he dejado coger de todos mis novios, que no han sido pocos, de amigos, compañeros de escuela e incluso de chavos que "ligo" en la calle o en algún transporte público y terminamos el día fornicando aunque no los vuelva a ver nunca.

Pero hace aproximadamente 3 años conocí el máximo placer sexual que haya experimentado en toda mi vida, fui "violada" por Erik, mi propio hermano, quien es mayor que yo por 7 años, mi consanguíneo ejercía sobre mí una fuerte atracción sexual, pero creía imposible que algún día me cogiera y menos hacer lo que ahora hacemos para satisfacernos.

Un día mi hermano, por casualidad, al estar orinando, dejó la puerta del baño entreabierta y pude verle la verga, era de un tamaño excepcional aun cuando estaba en plena flacidez e imaginaba si así la tenia estando "dormida", como sería bien parada.

Nunca lo provoqué abiertamente con sensualidad ya que no le creía capaz de ver en mí una experiencia sexual, pero tampoco evitaba que pudiera verme en las reducidas prendas de vestir que acostumbro usar mostrando todas las piernas o en los ajustados pantalones a la cadera dejando ver mis pantaletas tipo tanga o que esporádicamente me viese vistiendo solo en la provocativa lencería que habitualmente uso.

Ocasionalmente le descubría mirando mis piernas y entre ellas cuando se daba el caso de que me sentara frente a él o al abordar el auto cuando íbamos juntos a algún lugar. Yo me cuidaba mucho de que no se diera cuenta cuando le veía su abultado paquete que se formaba en la entrepierna, bajo su pantalón, especialmente en los jens ajustados que suele vestir y no dejaba de pensar "Si así tiene la verga dormida, como la tendrá erecta". Pero nunca pasó nada que me indicara que Erik "Me tuviera ganas".

Sin embargo cuando cumplí 17 años, al abrazarme para felicitarme pude sentir la verga de mi hermano repegada en mi vientre, el "bulto" era mayor que normalmente, quizá estaba caliente y tenia la verga semi parada, el abrazo se prolongó un poco mas de lo normal y yo lo acepté complacida, sentir el camote de Erik contra mi pelvis me excitaba y cualquiera diría que a él también. Pero no pasó de ahí.

No obstante, tres días después me encontré con Erik en la parte superior de la casa, estabamos a solas en el lugar, mirándome de pies a cabeza me dijo lo bien que me veía en aquellos pantalones ajustados y a la cadera que lucia, cosa inusual en él, me halagó y le correspondí con una sonrisa coqueta, acto seguido me abrazó por la espalda rodeando mi talle con sus brazos, de inmediato sentí su hinchado camote en mis nalgas, lo permití sacando mi cadera para sentirlo mejor, no creí que las cosas pasaran a mayores.

Pero me sorprendí cuando Erik empezó a restregar su verga en mis nalgas y con una de sus manos me acariciaba los senos y con la otra en mi monte de Venus, mientras me decía al oído "Irsa, estas riquísima hermanita", me asusté de momento y traté de soltarme de sus brazos, pero su mayor fortaleza me lo impedía, "¿No te gusta que te acaricie?... Estas bien sabrosa", me decía sin dejar de frotar descaradamente su duro camote contra mis nalgas. Aunque aquello me gustaba y me estaba excitando, no sabia que hacer, lo único que se ocurrió fue decirle que me soltara o gritaría a mi madre para que me auxiliara.

Ante mi amenaza Erik me soltó y me alejé con rapidez encerrándome en mi recamara. Cuando estuve a "salvo", me arrepentí de lo que había hecho, si estaba sintiendo tan sabrosa la verga de mi hermano en mi trasero, para qué hacer tanto escándalo, simplemente lo hubiera gozado, ahora solo había quedado bien cachonda, con las pantaletas mojadas y quizá no se volvería a repetir la gran oportunidad de una aventura sexual con mi hermano. Lo lamenté todo el día recordando las manos de Erik en mis tetas y en mi panocha.

Sin embargo nada estaba perdido, al día siguiente cuando regresé del colegio, nuevamente me topé con Erik en el pasillo que da a las recamaras, nuevamente me colmó de halagos y alabó mis muslos que mostraba con generosidad gracias a la reducida falda del uniforme escolar. Lentamente se acercó a mí, ahora esperaba con ansiedad que me volviera a abrazar, tuve la oportunidad de irme a mi habitación pero le esperé premeditadamente.

En efecto me abrazó repegando su humanidad en mi cuerpo, mis tetas se apretujaban en su pecho y mi pelvis en su vergota que cínicamente restregaba en mi panocha, con una mano me repegaba contra él y con la otra manoseaba mis nalgas, "Irsa estas buenisima, me vuelves loco" me decía casi susurrando en mi oído, yo sin convicción aparentaba tratar de soltarme de él y esta vez sin hacer escándalo o proferir amenazas.

Ayudado por lo extremadamente corto de la falda escolar logró sin mucho esfuerzo meter la mano por debajo de ella para palpar mis nalgas a plenitud, ya que las pequeñas pantaletas tanga que llevaba puestas estaban incrustadas en mis posaderas, me las acariciaba con suavidad pero con decisión sin dejar de frotar su camote en mi pelvis. "Déjame Erik, ¿qué te volviste loco?, Soy tu hermana" le decía con falsa suplica y sin hacer mucho esfuerzo por quitármelo de encima. Sentía riquisimo su mano en mis nalgas y mis pantaletitas se empezaban a mojar con el flujo vaginal que la excitación hacia brotar de mi papaya.

Aflojó un poco los brazos y me zafé de él, pero solo para que me volviera a abrazar ahora por la espalda, como la vez anterior. Nuevamente tenia su enorme verga restregándose en mis nalgonas y sus manos en mis tetas y mi pubis, fácilmente metió la mano bajo la breve falda he hizo contacto con mi panocha sobre las delgadas y minúsculas pantaletas acariciándome la concha.

Con destreza me bajó las pantaletitas "apoderándose" de mi velluda vulva y con la punta de los dedos frotaba la separación de mis labios vaginales haciendo que mi clítoris se hinchara más de lo que ya estaba. Me tenía loca de excitación, seguía fingiendo que quería soltarme y débilmente le pedía que me dejara, que le prometía no decir nada, pero que parara en su intento de cogerme. Me tenía bien metidos dos dedos en mi babeante hendidura sexual bañándolos con mis jugos íntimos que evidenciaban mi cachondez.

Parecía que mis suplicas ficticias le excitaban más, hábilmente se sacó la vergota de la bragueta metiéndola entre la parte superior de mis muslos y haciendo movimientos de masturbación, su enormidad sexual se asomaba por debajo de mi pelambre pélvico mostrándome su colosal tamaño y mojándose de mi néctar vaginal. "No me cojas por favor, recuerda que soy tu hermana" Le decía con fingida angustia.

No supe cuando me había desabrochado la blusa sacándome las chiches del pequeño sostén frotándolas con pasión desmedida. Me hizo recargar las manos contra la pared quedando empinada, y sin compasión dirigió la cabeza de su enorme plátano a mi hendidura sexual, sentí la gloria cuando el glande de su caramelote traspuso los labios de mi raja y apresuradamente se alojó por completo en mis entrañas, el vaivén su vergota en mi vulva hacia que su vientre chocara contra mis nalgas en cada embate. Mi propio hermano me estaba cogiendo, me estaba "violando", aunque con mi pleno y callado consentimiento.

Inconscientemente movía mi cadera al compás de los ataques de su rico camote en mi sexo, abría las piernas lo más que las pantaletas, que estaban a mitad de mis muslos, me lo permitían y sacaba la cadera para facilitarle tan deliciosa tarea. No sé si Erik se daba cuenta de mi complacencia o simplemente me estaba "violando". Pero sin poder contenerme tuve un callado orgasmo lleno de lujuria por ser mi hermano quien me lo estaba provocando.

No tardó mucho, me sacó de súbito la vergota de mi sexo y empezó a venirse bañándome las nalgas con su esperma. Cuándo terminó la eyaculación, él mismo me subió las pantaletas y con cinismo me preguntó "¿Te gusto que te cogiera?", Sin darle respuesta me fui a mi recamara fingiendo estar indignada.

Aquello no había terminado, durante el día nos evitamos mutuamente, quizá dentro de mí esperaba con ansia una nueva "violación", a pesar de tener algún remordimiento de conciencia, sinceramente me había encantado y ansiaba se repitiera con mas calma, placer y erotismo, mas elaborada y con participación activa mutua.

No tuve que esperar mucho. Cuando llegó la noche cada cual se retiró a sus habitaciones con el propósito de dormir.

Apenas me estaba desnudando para ponerme mi camisón y permanecía sentada en la orilla de la cama, aun conservaba las pequeñas pantaletas y el brassiere, cuando súbitamente entró a la recamara Erik, quien se cubría el cuerpo con una bata, al verlo frente a mí lo único que se me ocurrió fue tratar de taparme las chiches, avanzó unos pasos y se desabrochó la bata, estaba totalmente desnudo y blandía ufano su enorme y suntuoso camote en total erección, "Mira, ¿No te gusta lo que traje para ti?. Me decía haciendo bambolearse su poderosa verga y los regios güevotes que colgaban del tronco de su delicia viril, por mas que quería no podía apartar la vista de tan sabroso caramelote que mi hermano ponía a mi disposición, enseguida mi vagina empezó a excretar sus jugos, tan solo de ver tan hermosa vergota ya estaba mas que cachonda.

Con pasos lentos se fue acercando a mí poniendo su camote a la altura de mi boca "¿No lo quieres acariciar?". Decía acercándolo aun más, yo sin decir nada quitaba mi rostro del sabroso miembro aun cuando lo deseaba. Mi hermano me bajó los tirantes de brassiere haciendo que mis tetas salieran de las copas del sostén y frotaba su vergota contra mis chiches, la colocó entre ellas e inconscientemente yo apretaba con ambas manos mis tetas aprisionando entre ellas el colosal falo de mi hermano que de hecho se estaba haciendo una masturbación conocida como "hawaiana".

"Solo dale unos besitos en la cabeza y ya te dejo en paz". Me decía a sabiendas que mentía. Pasando como ingenua acepté y fingiendo timidez puse en tres ocasiones mis labios en el glande de aquella hermosura que seguía atrapada entre mis senos. "Bésala bien, con los labios abiertos, solo un ratito". Repetía acercando más su camote a mi boca. Yo estaba que ardía de ganas de mamársela, así que abrí los labios y metí la cabeza de su ricura chupándosela. "Así, que rico lo haces, métela más" clamaba mi hermano, metí otra porción mientras él hacia el vaivén como si me estuviera cogiendo por la boca, no supe en que momento pero ya tenia sujetos con una mano sus ricos güevotes y los acariciaba.

Poco a poco fui metiendo más de su macana en mi boca, ya tenia adentro casi la mitad, que era todo lo que me cabía, y le mamaba con entusiasmo. Minutos después me dijo que ahora le tocaba a él hacerme lo mismo. Puse una débil resistencia diciéndole que cumpliera con lo que había dicho de "dejarme en paz después de los besos", aunque no lo deseaba. Me empujó haciéndome recostar en la cama y levantándome las piernas me quitó las pantaletitas con algo de violencia, me separó los muslos y metió su cabeza entre ellos mamándome la papaya y sorbiendo los líquidos vaginales que en gran cantidad brotaban de mi ardiente hendidura sexual. Me volvía loca de placer y me entregué por completo a la lujuria.

Sus labios y su lengua empezaron a recorrer todo mi cuerpo poniendo especial énfasis en mis nalgas y en mi culito, pronto me llevó al primer orgasmo. "¿Te gusta como te chupo toda, Irsa?". No podía fingir más, "SÍ, me encanta como disfrutas de mi cuerpo" le dije, "Te quiero coger nuevamente, ¡Te voy a coger!... ¿Quieres que te coja?". Me preguntó por mero trámite, seguro me cogería pensando que sería una "violación".

En un arranqué de lascivia le confesé "Quiero tener nuevamente tu vergota dentro de mí... Cógeme, cógeme mucho... Me gusta la verga y más siendo la tuya tan hermosa que la tienes". Ya no había nada que ocultar me estaba entregando por completo a mi hermano, al placer incestuoso que no conocía anteriormente, siendo éste el mayor deleite que haya conocido nunca.

Sin dilación Erik me levantó las piernas hasta sus hombros y echándose sobre mí, su rico camote, como guiado por un imán, se incrustó en mi hendidura sexual hasta solo quedarle los lindos güevotes fuera, los que se estrellaban en mis nalgas a cada embate de su vergota, "Que rico me coges Erik... Méteme todo su enorme camote... Me encanta tu vergota dentro de mi papayita... Disfrútame toda", le repetía a cada momento sintiendo que me iba al cielo en cada metida que me daba, casi enseguida me vine en explosivo orgasmo.

Mi hermano sacó su hermosa verga de mi babeante papaya y me hizo poner de "perrita". Besaba y lamía mis nalgas con frenesí, me las abrió con sus manos y hacia lo mismo en mi culito queriendo meter en él su lengua. "¿Me quieres coger por el culo?,. Le inquirí a sabiendas de cual sería su respuesta. "Sí, déjame meterte la verga por ese agujerito divino". "No me va a caber lo tienes enorme" dije sin convicción, pues estaba deseando tenerlo incrustado en mi colita.

Poniendo manos a la obra o mejor dicho verga en el culo, acomodó su ricura entre mis nalgonas tocando mi ano lubricado con mis propios jugos íntimos y empujó levemente, dos o tres intentos más vigorosos y por fin mi culo cedía ante el empuje del pitote de mi hermano, mi ano empezó a tragar aquella delicia de falo, el dolor era intenso, si bien no era la primera vez que me enculaban, nunca con una vergota tan colosal.

El dolor no era nada comparado con el enorme placer que sentía cuando cada centímetro de la verga de Erik entraba en mi intestino, en un par de minutos sus sabrosos güevos chocaban contra mi vulva, me tenía totalmente enculada. "Cógeme el culo… Métemela toda… Quiero esa vergota metida en mi culito por siempre" estaba fuera de mí, quería que su verga fuera aun más grande para que me la metiera toda en mi agujerito anal.

"Irsa, que rico tienes el culo hermanita, mueve mas las nalgas para que ambos gocemos más". Decía con voz temblorosa por la excitación. "Sí, enseña a esta putita como te gusta encularla… Estoy para complacerte… Goza mi culito… Soy tuya, soy tu puta cachonda", ambos estabamos fuera de control disfrutando ese placer pecaminoso e inmoral que tanto nos estaba gustando. Su camote salía y entraba en mi culo con celeridad haciendo expanderse mi "pedorrito" al grosor de su hermoso camote y con sus manos friccionaba mis chiches y mi clítoris.

No me dí cuenta cuanto tiempo pasó, pero me sacó dos orgasmos más que disfruté como loca, mi cachondez no tenía límite. Erik me hizo saber que estaba a punto de venirse. "Vente en mi boca, quiero saborear la leche de tu hermosa vergota", apenas terminé la frase cuando mi hermano sacó presuroso su ricura sexual de mi culo, me di vuelta poniendo mi cara frente a su camote, dos grandes chorros de esperma cayeron en mi rostro, metí su camote entre mis labios y el resto de su eyaculación llenó mi boca, paladeaba su semen y luego lo tragaba hasta la ultima gota. Por esa noche fue todo.

Lo que empezó como un "terrible acto de violación", se convirtió en el placer más sublime que haya tenido en lo que tengo de vida, las cogidas con mi hermano se repiten varias veces por semana desde entonces, independientemente de la actividad sexual que normalmente he tenido desde siempre. No hay fantasía sexual que no la haya hecho con Erik, incluso la doble y triple penetración con amigos que él consigue. Tenemos el firme deseo de seguir "pecando" por el resto de nuestras vidas.

Georgina del Carmen

Relato elaborado con datos proporcionados por Irsa A.H. quien asegura son reales y autoriza su redacción y publicación. Por lo que lo pongo a su consideración.