¿Vino o cava?

Un contacto en un sitio web gay, un par de correos intercambiados y aparece la persona que siempre buscaste...

¿Vino o cava, Marta?

Conocí a Juan a través de una sección de contactos. Él había puesto un anuncio en la sección chico busca chico. Se definía como Amo, y buscaba chico sumiso que le vaciara las pelotas...

Soy un chico travesti en la intimidad, tras mucho dudarlo, me decidí a responder. Hacía tiempo que no tenía ropita própia salvo unos zapatos de medio tacón, con los laterales abiertos, y con tachuelas y piedras de adorno. Tan femeninos, tan cómodos que me resistí a tirarlos en la última limpieza.

Si ya sabéis, esos arrebatos que nos dan a veces de tirar todo lo femenino que tenemos, por que ... bueno, ¿quién sabe por qué?.

Subí al trastero y encontré lencería, viejas combinaciones de mi madre y un vestido lila. Toda la tarde la pasé volviendo a sentirme femenina, a sentirme Marta. En el cuarto de baño y con shakira sonando me pinté los ojos y retoqué mis pestañas, un poquito de rimmel y pontalabios. Era curioso, hacía tiempo que no me maquillaba y ahora llevo algo de barba, pero casi desaparecía tras los profundos ojos de Marta.

Ya vestidita y linda, o así me veía, pasé el rato leyendo de movidas transex y viendo videos en el youtube. Grácias a estos chicos, paso horas practicando como caminar y sentarme como una auténtica nena.

Después le tocó el turno a Juan, me senté en mi ordenador a responder a su anuncio. Marta nunca ha estado con un chico, pero siente que va llegando su hora. Quiere probarlo, sentirse bella y femenina. Relajada, pasiva y juguetona. Este es el contenido del correo que le mandé:

Contactos gays · Córdoba     ref641163   25/2/2007

AMO BUSCA CHICO SUMISO

. Amo de cordoba busca chicos jovenes sumisos para que le saquen toda la leche de su polla. Edad 42 años

Hola, puedes llamarme Marta, soy chico travesti en la intimidad. No se si  te interesa saber de mi.

Tengo 35 años. He visto tu anuncio, y aunque no me considero sumisa para sado, si me gusta eso de sacarte toda la leche.

Si has leido hasta aquí, me gustaría preguntarte si te consideras juguetón, si tienes sitio y tiempo para pasar unas horas juntos.

No busco frio sexo, sino compartir momentos y dejar que nuestros cuerpos nos guíen. Ni tengo límites, ni tengo prisa.

A que te dedicas?, yo soy comercial en Cádiz, aunq soy d cordoba. Por eso te escribo, ahora voy a estar unos días por aquí, y creo que Marta tiene ganas de compartir una copa contigo?

Me sirves?, que música pones?...

Bueno espero no haberte hecho perder el tiempo, que hallas visto algo que te guste y me respondas prontito.

Bs Marta :-)

Justo al día siguiente, tuve todos los problemas del mundo para conectarme a internet. A cada momento que podía, ojeaba el correo en busca de la respuesta de Juan.

Y llegó. Amable, educada y casi increíble. Él es justo lo que yo buscaba. Médico de 42, vive sólo, inteligente, de cuerpo sensacional. Bisexual, divertido y algo fetichista. En resumen si lo hubiera pedido a la carta no me gustaría más.

El caso es que intercambiamos un par de correos y decidimos vernos en un bar de copas muy agradable. Era más alto que yo cuando voy sin tacones. Lo que me encanta por que me gustan los zapatos bajos, femeninos y muy pijos. Aunque también me gusta por que puedo usar altos tacones a menudo por que le gustan las chicas más altas que él. Pero de eso ya os contaré.

El caso es que nos sentamos a tomar un café. Era primera hora de la tarde y por supuesto yo iba de chico. Dudé mucho, pero me decidí a ir. Fue extremadamente amable desde el principio, lo que me dio mucha confianza para contarle mi sueño.

Hablamos durante varias horas y tomamos algunas copas. No me sentía borracha, pero si algo mareada. Uf! pensé. Al menos no llevo tacones, jajaja. Al salir quedamos en que nos veríamos al día siguiente, si ambos decidíamos asistir,  pero después de haber pasado una noche y consultarle a la almohada.

Al la mañana siguiente llegué, todavía más nerviosa. Bajo la ropa de chico una faja y unos panties. Mientras los demás veían un chico, yo ya era una chica. Él llegó puntual, con una sonrisa resplandeciente y me dió un abrazo de chicos aprovechando para susurrarme ¡Hola Marta! al oido. Mi cuerpo se estremeció. Supe que era el día, que era el hombre.

Pasamos a desayunar y continuamos una animada conversación. En ella decidimos a que lugares iríamos a comprar las cosas que necesitábamos. Algunos vestidos, maquillaje, lencería e incluso un corset. Cuando le dije que sabía donde los vendían en Córdoba no lo dudó y me dijo: "Vamos ahora mismo". Juan estaba espléndido, su sonrisa sólo hacía que ampliarse. Bueno y la mía también, para que decir.

Llegamos a su casa a mediodía. Era grande y acogedora, aunque algo descuidada. Bueno así tendré cosas que hacer, pensó la maruja que llevo dentro. Él se encargó de preparar una deliciosa comida, yo mientras fui al baño, para hacer cositas de chica. Puse la ducha en caliente para crear algo de vapor y llenar la bañera, con sales de olores, por supuesto.

Algo de música y un rato de agua caliente y tranquilidad. Comencé a secarme con mucho cuidado y comencé a extender lentamente toneladas de crema hidratante por mi cuerpo. Me miré desnuda al espejo. Mi delgado cuerpo de chico, casi sin vello se veía bonito. Sin alardes pero bonito. Mi pene unas veces asomaba, y otras se escondía creando la sensación de un cuerpo femenino. Pensé que casi parecía que le iban mejor unas buenas tetas que un miembro masculino.

Saqué algunas de las cosas que habíamos comprado. El maquillaje fue rápido, no quería pasarme y además no soy muy buena. Los ojos, los labios y poco más. Todavía no me había afeitado, Juan me dijo que de momento no lo hiciera. Miré al espejo y de nuevo estaba allí la mirada inconfundible y la sonrisa de Marta.

Vestí con una mini de cuero, corta y ajustada que me quedaba espectacular y una camisa blanca abierta. Me puse esos zuecos de casi 15 cm que a Juan tanto le habían calentado cuando veíamos escaparates en la mañana. Los pequeños pendientes de broche para las que no llevamos agujeros en la oreja, un collar y un par de pulseras.

Le dije que salía en 30 minutos para que ajustara la comida. Procedí a colocarme unas uñas postizas que pinté de color rojo chocolate a juego con mis pies. Me puse de pié frente al espejo y miré. Veía a una chica de unos treinta y pocos, alta y bien formada. comencé a moverme y los altos zuecos eran divinos. Fáciles de quitar y poner, muy cómodos de llevar y agradables para caminar.

Respiré varias veces profundamente, me erguí y abrí la puerta del baño. Una brisa de aire fresco acarició mi cara y llenó mi cuerpo de energía. Adelanté el pié derecho y me dirigí decidida hacia la cocina, como si lo hubiera hecho mil veces, como si lo hiciera todos los días, como si mi chico estuviera preparando la comida, mientras yo me reponía de una mañana de compras.

Por el pasillo me comencé a familiarizar con el sonido de mis tacones, era intenso, fuerte y extrañamente femenino. Cuando me paré en la puerta de la cocina, Un relámpago corrió por mi cuerpo, me sentía toda una nena. Por primera vez vestida y arreglada frente a un hombre.

Olía delicioso, era algún tipo de arroz con unos entremeses deliciosos. Juan, él estaba impresionante recién duchado con unos vaqueros que le sentaban divino y una camiseta burdeos. No me preguntéis por qué pero la vista se me fue a su paquete, y allí había algo creciendo. Primer punto para Marta.

Se acercó a mí sonriendo, diciendo piropos y abriendo los brazos. Me abrazó, esta vez como a su chica, como a una chica, como a una mujer. Paró su cara frente a mí, cerré los ojos y suavemente rozó sus labios con los míos. Yo no sabía como reaccionar, así que me dejé llevar. De pronto, me abrazó fuertemente me introdujo su lengua en mi boca y me volvió loca en un instante. Se separó de mí y la gata que llevo dentro maulló hasta la luna de Plutón.

Me dijo, cariño, la comida esta lista. ¿Prefieres vino o cava?

Esto no ha sucedido todavía. Supongo que no te interesará, pero si te gusta el papel de Juan podrías escribirme a martamar70@terra.es

Y bueno, lo que sucede a continuación es algo que todavía está por escribir. Si te gustó el relato o quieres conocer más a Marta puedes ponerte en contacto conmigo en martamar70@terra.es