Vino con esencia de mujer... (¿Final?)

Cierra tus ojos,dame tu mano, cariño. sientes mi corazón latiendo ¿Entiendes? ¿Sientes lo mismo o sólo estoy soñando? ¿Es esto que quema una llama eterna?...

VINO CON ESENCIA DE MUJER (Final?)

Eran ya las 22.15 horas aprox. Cuando llegaron a la casa, ingresando inmediatamente Alejandra a la ducha, que realmente estaba el agua muy fría, llegaba a tiritar, pero se sentía conforme, porque por lo menos había agotado aquel fuego intenso que la había gobernado hace un rato, pero ya no sabía qué hacer con todo lo que pensaba y a la vez sentía y por el bien de ella, debía hacer algo. No quería sufrir más. Venía saliendo de una desilusión y no quería meterse en otra relación donde no tenía ni una posibilidad.

Con todo esto, tomó una dura y severa determinación; decidió alejarse de Fernanda, por lo menos por un tiempo o hasta que lograra aclarar todo lo que circulaba por su mente y no estuviera tan confusa. Sería terriblemente difícil y doloroso, además de que Fernanda no debía, por ningún motivo, saber la razón del alejamiento y aún no sabía qué inventaría para tranquilizarla porque Fernanda no se quedaría así como así, pero era la única forma de congelar la amistad ahí, pero no terminarla, sólo darse un tiempo y que cuando aclarase todo, volver a ser las grandes amigas que eran hasta antes de esa ida a la playa.

Se vistió con algo ligero y fue al living donde debía de estar Fernanda y se encontró con un ambiente de otro mundo.

Una habitación a media luz, con sólo un par de velas que iluminaban levemente el entorno y en la mesa de centro, dos copas; una vacía y otra media de vino tinto (cosecha personal tan apreciada por Fernanda), de la cual estaba bebiendo y una botella que llevaba algo bebido.

Fernanda : -¿Qué le habrá sucedido? Estábamos tan bien… por suerte te veo venir, me levanto rápidamente para saber cómo estás

¿Cómo te sientes cariño?

Alejandra : Bien mi niña gracias, súper bien, sólo fue un dolor momentáneo de "cabeza" debió de ser el encierro y el ruido que había dentro del local.

–espero convencerla con la explicación, odio tanto la mentira, pero obviamente no le diré que me sentía excitada por su cercanía-

Fernanda : Entonces supongo que no rechazarás una copa de buen vino.

-tomo su mano y la siento frente a mí sólo separadas por la mesa de centro.

Alejandra : Por supuesto que no, sabes cuánto me encantan tus vinos, como voy a negarme y menos sabiendo que le dedicas más tiempo que a tu amiga, si pareciera que tu "mujer especial" es tu vino

Fernanda : Jajaja… es cierto, pero sabes como soy de detallista y sí, en cierta forma este vino tiene todo mi sentir, toda mi pasión reprimida porque aún no tengo la mujer indicada

-Siento pena, es verdad, soy muy sensual y directa, pero me siento sola, tan sola por no compartir momentos como éstos con la persona que amo, tengo tanto que entregar (y no sólo bienes materiales), sino un corazón duramente aporreado el cual he ido sanando con los años.

Tal vez jamás ame con la inocencia que amé a Caroline, tal vez a ella la ame por siempre porque fue mi dueña y mi amor, pero necesito amar y sentirme amada, y no es que tenga miedo al momento sexual, sino el primer beso, para mí es lo más difícil porque será a la mujer que entregue mi alma, lo demás se dará sin conversación y sin miedo, pero ese beso quiero que sea especial-

Alejandra : -Veo sus ojitos inundarse mientras sirve otro par de copas para ambas. Eres tan preciosa Fernanda, pero tan difícil llegar a ti, al final la mujer especial no será quién esté contigo, sino que eres tú, porque no hay ninguna como tú… pienso esto mientras bebo el vino. Es un vino exquisito y cada sorbo me sabe a ti a tu esencia, a tu alma, a tu aroma, por fin te tengo en mi boca Fernanda Ferrer, aunque sea en el sorbo de esta copa de vino-

Desde el momento que Fernanda sirvió las copas, al unísono fueron llevadas a los labios sin despegar una la mirada de la otra.

Luego de un par de copas disfrutadas en silencio absoluto, Fernanda hace uso de sus conocimientos enológicos y comienza con un análisis a la copa que bebía, aunque realmente parecía que iba describiendo a su acompañante. Casi en susurro y mirándola fijamente, comienza con el análisis:

Aroma cautivante, delicado, suave y cremoso. Helado pero a la vez ardiente. Con gran cuerpo y persistencia en la boca. Dulce, sensual, con un grado embriagante a cada sorbo. A cada minuto se torna más y más delicioso y ya no quieres y no puedes despegar más la copa de tus labios, sólo quieres cerrar los ojos y entregarte a este sabor, a su esencia embriagante de saborear cada gota en contacto con la lengua, con los labios

Fernanda no alejaba la mirada de Ale y ésta de ella, que no comprendía o no quería comprender muy bien lo que sucedía, pero seguía cada palabra y cada susurro que su amiga le decía, para continuar posteriormente con una segunda parte.

Rápidamente se va a tu cabeza y comienza a jugarte una mala pasada con tus neuronas y prontamente con tus hormonas, las que hacen que aumente a cada sorbo la temperatura de tu cuerpo

Sus formas de mirar eran penetrantes, intensas y ninguna quería ni pestañear, para no perder el brillo único y cautivante que había en sus ojos. Más ardiente que las otras miradas que se habían cruzado antes en esos días.

Luego de unos instantes en silencio, pero sin despegar sus miradas, ni las copas de sus labios, para calmar el ambiente, deciden relajarlo con algo de música, pero el lugar seguía quieto, tenso, expectante. Ninguna dice nada. Se siguen mirando como queriendo comerse mientras se observaban. De repente, las dos salen de su estado de ensimismamiento cuando comienza a sonar el tema "Eternal Flame". Fernanda, se levanta, extendiendo su mano hasta Alejandra y le dice, con una voz cargada de excitación y sensualidad;

-¿Princesa, me concede esta pieza? Y ella sin responder, accede inmediatamente como esperando aquel momento.

Hábilmente Ale toma por el cuello a Fernanda y ésta su cintura, cada una apoyada en el hombro de la otra.

El silencio se torna abismante. Sólo la música y el tronar de las olas que se podían oír, pese a que estaban como a una cuadra, pero sus sentidos estaban al máximo, la agudeza de cada una estaba al máximo.

Estando unidas en esta pieza de baile, el sentido del olfato hizo que una a la otra se embriagaran con su cautivante aroma y aunque no sabían si era el vino o qué, cada vez era más y más intenso.

Estaban en pleno baile y las dos excitadas al máximo, sintiendo las mismas cosquillas, las mismas emociones. Una a la otra hacían traspaso de sus calores corporales, una sentía lo que pasaba en el cuerpo de la otra, hasta que en un momento dado, Fernanda rompe el silencio del lugar y comienza a susurrar en el oído de su amiga, no sabía por qué lo hacía, pero la excusa fue que el vino la estaba dando el ánimo de hacer lo que pensaba hacer.

En susurros, en el oído de su compañera, Fernanda comienza a traducir la letra de la canción:

Eternal Flame

Cierra tus ojos,

dame tu mano, cariño

sientes mi corazón latiendo ¿Entiendes?

¿Sientes lo mismo o sólo estoy soñando?

¿Es esto que quema una llama eterna?

Creo que esto está predestinado.

Te miro mientras duermes.

Me perteneces.

¿Sientes lo mismo o sólo estoy soñando?

¿Es esto que quema una llama eterna?

Di mi nombre,

el sol brilla a través de la lluvia.

Toda una vida tan sola y llegas para aliviar el dolor.

No quiero perder este sentimiento

Alejandra no da más con todo lo que escucha, con todo lo que siente por esta hermosa mujer que tiene a su lado, no tan solo como mujer, sino como amiga, como amante, tan inteligente, romántica, detallista y sensual.

Mientras siente su respiración por su cuello piensa y siente la pena de que su amor no sea correspondido, pero llegó el momento, necesita decir y gritar cuánto ama a la mujer que tiene a su lado, aunque esto signifique perderla

Fernanda

Mi vino, mi propia creación se vuelve contra mí para atreverme a hacer lo que pienso hacer

Ahora sí lo digo y ya no está sólo en mi mente-

Mi Princesita, si supieras todo el tiempo que te he amado en silencio. Si supieras como me hieren estos celos cuando comienzas a hablarme de Florencia, si supieras tan sólo

Alejandra

(¡OH por Dios qué estoy escuchando!. ¿qué has puesto en mi vino Fernanda o es simplemente que es embriagante igual que tú?)

Antes que sigas y antes de tan siquiera que entren mis dudas hago silenciar la siguiente frase y poso mi dedo índice sobre esos labios que tantos cuestionamientos me han causado. Fantasía o no, traición de mis sentidos, pero aquí voy

Suspiro profundo y le digo: Shhhh… por favor no sigas – le sigo hablando en susurro como ella lo hacía conmigo- … Si supieras lo tanto que te quiero, lo tanto que me gustaría que ya traspasáramos la barrera de la amistad. Si supieras lo que me mortifica pensar que amabas a una mujer y esa no era yo

Fernanda : -Ya no reacciono, si casi no creo lo que escucho- estoy borracha, tal vez me caí inconsciente y esto es sólo una jugada más de mi cabeza -

Alejandra : Tan cerca, que logro leer e interpretar esa dulce mirada que tiene tremendo signo de interrogación (?) y ya no hay vuelta atrás, debo seguir:

No mi amor, no es un sueño, aunque si lo es, hagamos que sea el sueño más inolvidable de nuestras vidas y por el que lucharemos para que sea eterno.

Fernanda : Sigo con una interrogante en su mirar, sé que mi mirada es muy expresiva, pero no hay regreso, ya está dado el primer paso y el más difícil:

Entonces, si es un sueño, no quiero despertar sin la satisfacción de que has sido mía

Alejandra : … Y yo sin la satisfacción de ser la primera en besar aquellos labios virginales y que en más de una ocasión me han quitado el sueño, pensando celosamente quién sería la mujer que les probara por primera vez.

Fernanda toma el rostro de Alejandra en sus manos, acercándose lentamente, no dejando de observarla como queriendo no perderla, que esta vez nada se la arrebatara y ya tan sólo a milímetros, cierra sus ojos y se entrega a aquel deseado encuentro, ninguna de las dos sabía si era un sueño o realidad, pero lo que fuera, hacía que aumentara a cada minuto más y más el calor, el mismo que sintió durante la tarde y que venía sintiendo desde que llegaron a ese ilusorio lugar.

Fernanda por otro lado estaba como ida al conseguir lo que por años había anhelado y nunca atrevido a realizar por miedo a que no fuese la correcta, sino otra vez que buscara como objetivo sólo sexo, pero Alejandra no era así, era la elegida y teme siquiera abrir los ojos para no perder este hermoso encuentro, pero ya no había vuelta atrás, ninguna quiere retroceder, el vino hizo lo suyo y embriagó sus sentidos y también su cuerpo

Ale no se despegaba de los labios de su amiga y ésta menos de los suyos, y lo que había comenzado como un delicado beso, a cada segundo, a cada movimiento se volvía más y más apasionado.

Ahora se besaban con lujuria, con ardiente pasión. Sus lenguas entrelazadas hacían que cada una explorara a la otra y recibieran recíprocamente lo que querían. Se conocían tan bien, que sabían perfectamente cuáles eran los puntos débiles una de la otra, lo que más le excitaba.

Ale la besó de tal forma que el beso fuera lo suficientemente posesivo, fuerte e intenso para recordarlo cuando no la tuviese consigo, beso del cual dejó a Fernanda sin aliento, sintiendo que perdía por completo el control del momento.

Sin despegarla de su cuerpo ni un momento la abraza y la lleva hasta el sofá, bajándola con mucha suavidad para luego recostándose cómodamente sobre ella, entrelazando sus piernas con las suyas y excitándose más a cada minuto, viendo cómo Fernanda la deseaba y lo extasiada que estaba con lo que ella le daba.

Alejandra hizo deslizar sus dedos hasta los botones de la blusa de su compañera, para ir uno a uno abriéndolos con calma, sin dejar de besarla. Al cabo de unos momentos los botones ya se habían deshecho en sus manos para revelar la prenda de encaje que esta llevaba, desde donde sus pezones excitados sobresalían, pidiendo ser acariciados y besados con su suave y húmeda lengua, que pedía a gritos lamer una de las fuentes de placer de su amor.

En Fernanda fue tan intenso el sentir que hizo que se arqueara y emitiera un gemido cuando ella por fin comenzó a hacer en su cuerpo. En Alejandra se vino de inmediato el recuerdo de lo sucedido en los videos juegos, cuando sintió aquellos pechos duros y esos pezones tan apegados a su cuerpo y que ingenuamente pensó que sería inalcanzable un momento como ese y menos a su total alcance.

Así fue como empezaron a desnudarse totalmente, ya que era imposible continuar con aquellos juegos amorosos. Era necesario ir más allá de besos y caricias por sobre sus ropas.

Ale la desvestía con cierta experiencia, con habilidad y maestría. Fernanda al contrario, que era totalmente inexperta, lo hacía con cuidado, sin querer perder ningún rincón de su amiga que no pudiera recorrer con sus suaves y sudorosas manos.

Fernanda estaba extasiada con todo lo que le daba su amiga. Había esperado tanto por esto, tantas angustias, celos, rabia y pena en cierta forma, al pensar que sólo tenía que conformarse con tenerla como amiga, pero ya no, no más. Estaba ahí, con ella y siendo de ella y pensando que ya nada ni nadie las separaría y que eso sería sólo el comienzo, porque ahora menos que nunca la dejaría ir y menos sabiendo que ella también la quería.

Cuando se vieron totalmente desnudas y sólo iluminadas por unas cuantas velas, sólo se podía ver una sola silueta. No se dejaban de besar y tocar con locura. Estas amigas ahora convertidas en amantes, se embriagaban la una a la otra, obsesionadas con tocarse, poseerse, ser una parte de la otra.

La maestría de las manos de Alejandra, hacían maravillas en el cuerpo de Fernanda, la que estaba completamente excitada, lo que demostraba con la ardiente temperatura que afloraba de su cuerpo, como por su voz entrecortada, susurrándole entre gemidos a su amiga que la hiciera suya.

Fernanda recostada sobre el sofá recibía cuanta caricia le daba su amiga. Pero se miran y saben lo que desean y que si siguen tan fervientemente no podrán resistir soportar esa carga sexual.

Comenzaron con besarse apasionadamente, darse el tiempo de juguetear conjuntamente con sus inquietas lenguas, disfrutarse hasta el último rincón. Mordiéndole con suavidad el labio, concluyó Ale de besarla, no sin antes deslizar su lengua húmeda sobre sus labios, descubriendo que eso la excitaba aún más, ya que le causaba un cosquilleo que la estremecía completamente.

Luego continuó por su cuello, débil a sus besos y lengua, que hacía un trabajo increíble, para luego ir bajando poco a poco, hasta llegar a sus pechos.

Ale entre besos y caricias le dijo un "Te amo", de forma suave, para luego rozar con su lengua uno de sus pezones, lo que produjo que esta se encorvara y se pusiera rígida, para luego dar un exquisito gemido a ojos cerrados, para posteriormente abrirlos y mostrar claramente el placer y satisfacción en su mirada.

Alejandra más se excitaba al sentir gemir así a Fernanda, si ya estaba loca por sentir pronto el orgasmo que saldría desde el fondo de su ser, lo que la incitaba a decirle: - Eso es cariño, arde por mí… vamos… dime cuánto te gusta lo que te hago… ¡Vamos mi amor!… - Pero Fernanda no podía articular palabra, el placer y locura del momento no se lo permitía y sólo podía emitir reiterados gemidos de placer, junto a un rítmico movimiento de su cuerpo ardiente.

Fernanda ya no daba más y le suplicó que por favor no la torturase más y que acabara… Alejandra no hizo caso, pero ya faltaba poco

Mientras besaba los pechos de Fernanda, comenzó a bajar suavemente una de sus manos hasta la entrepierna de su amiga para tocar su vagina, la desesperaba no haberlo hecho desde hacía rato, pero no quería apresurar las cosas, quería que la primera vez de Fernanda fuera especial, así como lo estaba también experimentando ella

El primer contacto al llegar a su vagina, produjo un gritito y un tiritón que calentó aún más a Ale y le demostró que iba muy bien encaminada y sobretodo al ver que Fernanda estaba empapada en excitación, sentía cómo afloraba ese aroma a mujer, un aroma suave pero tan lleno de pasión como aquel cuerpo que ya se fundía de placer. Prefirió cambiar de estrategia y su mano dejó los pechos para concentrarse en un solo lugar; su entrepierna. Dando inicio a un recorrido con sus dedos a sus labios y luego a su clítoris. Fernanda ya no se movía, se retorcía, apretaba sus piernas sujetando la mano de su amiga que jugaba suavemente con su clítoris sumido en tanta humedad… de repente Alejandra ya no aguanta más y decide beber de aquel líquido que emana desde el fondo del ser de su amada.

Fernanda ya no resistió más al sentir la boca y lengua de Ale en su vagina, no podía concebir cuánto placer podía dar una mujer. En sus noches solitarias obviamente se masturbaba pero jamás había sentido en un mínimo de proporción lo que estaba sintiendo ahora, de repente comienza a penetrarla muy delicadamente con su lengua y ya Fernanda no puede más con ese placer que desea desbordarse y acaba en un exquisito orgasmo que resultó increíble que la estremeció de pies a cabeza. Una sensación de satisfacción que con palabras era indescriptible. Un orgasmo único e incomparable a nada soñado y menos vivido.

Había sido algo que no podría olvidar jamás. Primero por la intensidad y grado de placer y satisfacción recibido y segundo, porque era su primera vez y con la mujer que tanto amaba, pero ahora era su turno, debía devolverle el favor, quizás no lo podría hacer tan excepcionalmente como su princesa, pero haría el intento de hacerlo lo mejor posible.

Cuando Fernanda se hubo recuperado del temblor de su cuerpo que le produjo tal orgasmo, se sentó en el sofá, invitando a su amiga que se sentara en su pierna derecha, mientras la envolvía en el cálido refugio de sus brazos, para luego fundirse en un tierno y apasionado beso que aún contenía su sabor a mujer.

Ale estaba excitadísima, pero no había nada que la calentara más que ver que su chica llegara al orgasmo y sí que lo había logrado, pero ahora le tocaba recibir y dejar que Fernanda hiciera con su cuerpo un objeto de placer para ambas.

Teniéndola sentada en su pierna, comenzó a masajear sus pechos y chuparlos con suavidad, con ternura, mientras Ale ubicada en esa posición se movía en forma de vaivén, estimulando cada vez más su clítoris al roce de la pierna de Fernanda y aumentando poco a poco el rítmico movimiento.

Fernanda se había vuelto a calentar al sentir la vagina húmeda, caliente y palpitante de su amiga en su pierna. Teniéndola en esta posición, la tenía a su completo alcance. Sus manos recorrían su torso desnudo, su cintura, su trasero… La excitación crecía más y más, a veces era tanto que se dejaban fugaces marcas con las uñas sobre sus cuerpos.

El ambiente tenía una carga erótica extrema. Se decían cosas locas, pero excitantes, entre gemidos y súplicas de no detenerse.

La calentura de ambas no permitía que se separaran, pero Fernanda tenía algo planeado, algo más, así que se levantaron del sofá y sin despegar sus labios ni sus cuerpos se dirigieron al dormitorio de Fer.

Ahora ya invertidos los papeles, Fernanda se vengaría de la espera tortuosa en que la mantuvo su amiga inicialmente. Debía hacer algo que resultase inolvidable, ya que para Fernanda así lo había sido, pero ahora el turno de su amor, debía hacerlo de tal manera que no se olvidase jamás de esa noche.

Al llegar a la pieza, entre tropezones, caricias y frases sueltas, Fernanda la lanzó sobre la cama y comenzó a besarla de pies a cabeza. Los pechos de esta eran su fascinación, por primera vez no sentía envidia de ver unos pechos tan grandes y perfectos, porque ahora eran suyos y estaban en su boca y en sus manos a su total disposición y aunque su boca y lengua la recorrieron completamente, aún no había si quiera rozado su entrepierna.

Ale le suplicaba que no parara, que no daba más, que si la quería matar de placer (y sí… esa era la intención). Alejandra gemía como loca y más aún cuando sintió la mano de su amiga en su húmeda vagina y empezó con un trabajo manual a su clítoris, mientras ya con maestría le chupaba los pezones y a la vez los rozaba con su lengua. Repentinamente Fer la penetró con un dedo y en vista que no había reparos, su vagina dio el espacio suficiente para el segundo y cuando esta ya anticipaba el orgasmo, (lo que Fernanda también notó) ésta se alejó y le dijo: - OH, no mi amor, aún no es hora… estoy recién comenzando...

Era verdad, Alejandra estaba a más no poder, así que decidió terminar con la espera y lograr el éxtasis sola, tocándose a sí misma, pero Fernanda no la dejó y en un descuido, tomó sus manos y las ató con una pañoleta juntas y luego a la cama. Ale quiso zafarse, pero no pudo, Fernanda era más fuerte y por más que opuso resistencia, no hubo caso.

Ya atada a la cama, Fernanda la contemplaba con morbo, sensualidad y deseo y a la vez con una irónica sonrisa al verla tan indefensa y a su completa disposición.

Ale le rogaba que la soltara, porque sabía lo que le esperaba, pero esos ruegos no provocaron más que una excitación enloquecedora en Fernanda, la que se lanzó sobre Ale y selló sus súplicas con unos besos ardientes, no sin antes ofrecerle el último detalle; una venda a sus ojos.

Ahora estaba amarrada y sin visión, pero esto haría que se concentrara mejor aún en las caricias recibidas.

Fernanda prefirió no usar sus manos y hacer que su lengua húmeda y caliente hiciera el trabajo, junto con sus labios que besaban con locura aquel cuerpo ardiente, indefenso, perfecto, suave y en su completo dominio.

Ale jadeaba rápidamente, y con dificultad se escuchaban algunas palabras de súplica para ser liberada, pero Fernanda no lo haría, no aún.

Fernanda le susurraba al oído cuánto la quería, que le era irresistible, que la volvía loca ver que la estaba haciendo de ella y otras cosas así, dándole suaves besos en el lóbulo de la oreja, mientras Ale entre gemidos le decía: - ¡No Fernanda, detente, vamos, suéltame… por favor!…-

Ale le seguía rogando, pero era innegable que eso la excitaba aún más tanto a ella como a Fernanda, que ante tanta súplica cedió y comenzó a agilizar su labor.

Tomó su pierna y empezó a acariciarla con la yema de los dedos, mientras seguía abrazando con suaves besos sus muslos, pero viendo que Ale ahora sí que no aguantaría mucho, se fue a su entrepierna perfectamente rasurada y comenzó a lamer su clítoris, pero con la misma suavidad con que había recorrido aquel indefenso cuerpo. A veces, por momentos, sólo se detenía para poder decirle a su amiga lo tanto que la deseaba y la intensidad de sus sentimientos, lo que provocó que Ale se enterneciera y quisiera besarla, pero amarrada era imposible… A los pocos minutos apretaba con vehemencia la vagina a su boca, mientras Ale movía agitadamente sus caderas, apretada en un mar de sensaciones incontrolables y sobretodo indescriptibles ya no eran gemidos, ya eran gritos y desesperación por lo que se veía venir, pero ya era mucha tortura y Fernanda se dispuso a concluir. Su amiga estaba calientísima, pero valió la pena cuando ya no pudo contenerse más al sentir la lengua de su amor que la penetraba, al igual como ella lo hizo inicialmente, fue ahí cuando tensó todo su cuerpo, arqueó la espalda y apretando entre sí sus manos atadas, recibió el orgasmo más hipnotizante hasta ahora recibido, lo que a Fernanda el sólo sentirla y apretar sus piernas hizo que acabara junta con ella, terminando unidas hasta el último espasmo que dieron sus cuerpos y que se transmitían la una a la otra.

Luego de esto, quedaron tremendamente desgastadas y débiles, había sido muy intenso y embriagante lo vivido y a Fernanda sólo le quedaban las fuerzas necesarias para moverse dificultosamente para sólo soltar a Alejandra, la que dejó caer pesadamente sus brazos sobre la cama y al rato, cuando pudo reaccionar (en parte), le proporcionó a Fernanda un besote y le dijo cuánto la amaba y que esa noche para ella también le resultaría imposible de olvidar.

Presas del cansancio, ni supieron cómo se durmieron, abrazadas, como temiendo poder perderse, que no se escapara ni por un segundo la otra de su lado.

Era el amanecer del día domingo. Un día totalmente diferente a todos los otros.

Los rayos del sol hacían su entrada magistral por entre las cortinas, inundando toda la habitación con una claridad increíble. Quizás no eran sólo los rayos del sol, sino la luminosidad que irradiaban estos cuerpos desnudos, entrelazados, que se habían unido aquella noche, para no alejarse más.

Eran las 09.30 hrs. y aún continuaban dormidas. Las dos en una cama, totalmente desnudas. Los brazos de una ataban a la otra a su lado, como las piernas de Ale no dejaban que se alejaran las de Fernanda.

Estas almas amigas habían dejado todo prejuicio de lado, para unirse, amarse y desearse. Su amor había sido más fuerte que el temor. Aún no sabían cómo reaccionarían, qué dirían al verse cara a cara, una abrazada a la otra. Pero sería una pregunta que reinaría en cada una al despertar, ya que ahora estaban totalmente sobrias y el vino no les daría el valor de la noche anterior. Debían enfrentarse y aceptar la reacción que pudiesen tener.

Aquel viaje a la playa había dado un vuelco 180° a sus vidas y lo que hasta ayer era una hermosa amistad, hoy no sabrían qué sería

La primera en despertar fue Fernanda y la primera en cuestionarse y analizar lo ocurrido. Inicialmente no abrió los ojos pensando que había sido un sueño, pero abre los ojos y se ve desnuda y sobre su torso desnudo su mejor amiga y ahora su amante.

Pensaba en lo fuerte e incontenible de sus sentimientos como para hacer lo que había hecho, aunque a pesar de todo no se arrepentía de nada. No sabía cómo reaccionaría Alejandra, siento un leve retorcer en su estómago, pero ya había dado el primer paso y ahora sí que lucharía por su amor, pasara lo que pasara.

Se levantó con mucho cuidado procurando no despertar a Alejandra. Separó lentamente sus piernas de las de ella y alejó con mucho cuidado el brazo de su cuello. Alejandra se movió, como buscándola, pero siguió durmiendo plácidamente.

Fernanda se dio una ducha, se vistió y se fue a la cocina a preparar el desayuno, ya que estaba obligada, porque había perdido la apuesta, pero igual lo hacía gustosa y procuró hacerlo de la mejor forma posible.

En esta ocasión sólo le llevó el vaso de jugo a la cama, ya que había preparado el resto para ser comido en la cocina.

Se dirigió con cautela y antes de despertarla se sentó en la a observarla con ternura y amor, no queriendo ni pensar qué ocurriría al despertar y comentar lo de la noche anterior.

Para despertarla quiso besar sus labios, pero se limitó sólo a correr el cabello de su cara y besar su frente y susurrarle al oído: - Despierta bella durmiente

Ale entreabrió los ojos y se cubrió completamente la cara ya que le molestaron los rayos del sol que eran intensos, para luego ya estar totalmente despejada y mirar fijamente a su amiga y decirle: - Anoche tuve el mejor sueño de mi vida, me pareció tan real, que aún no sé si estoy dentro del él, pero hay sólo una forma de saberlo

Luego de esto, mira fijamente a los ojos de Fernanda, que estaba a su lado, al borde de la cama arrodillada, no entendiendo del todo lo que decía su amiga, hasta que Alejandra posó sus labios en los de ella, haciendo que fuese un beso intenso, duradero, pero totalmente suave y delicioso.

Después del beso se contemplan con ternura, se acarician mutuamente y Fernanda le dice: - ¡No sabes cuánto te quiero! Y Ale le responde: - Lo siento Fernanda, yo no puedo decir lo mismo

Y ahí estaba el peor sentir de Fernanda, fue el vino y sólo fue sexo para ella, y aquí estoy ahora, sintiéndome la más tonta por perder lo más preciado que tenía al lado de alguien que no me quiere

Alejandra observa como en Fernanda sus ojitos se inundan de lágrimas pensando quizás qué cosas, pero obviamente nada bueno y procede a concluir con lo dicho:

yo no puedo decir lo mismo que tú Fernanda, porque no te quiero… ¡¡¡Yo Te Amo bebé… te amo, te amo, te amo!!!

Y ahora es Fernanda la que se lanza sobre ella para besarla, olvidando las lágrimas de pena que habrían alcanzado a fugarse.

Ahora el beso es con locura, como queriendo desquitarse por el comentario que tanto la inquietó

Luego de juguetear un rato, Fernanda se aleja y le dice: - ¿Recuerdas que te dije que me la pagarías? (recordando la caída en la playa) y se lanzan a reír, sabiendo que esa noche su "amiga" se la había cobrado… Luego, Fernanda le dice que se levante, o sino no responde de ella si siguen así. Ale se niega rotundamente, insistiéndole que no se separara de su lado, pero en contra de su voluntad Fernanda la besa y le dice que en 15 minutos la espera en el comedor para que desayunen. Ale se sonríe al acordarse de la apuesta, pero seguía aún en la cama, sin querer levantarse y en vista de que no iría a la ducha por voluntad propia, Fernanda la toma en sus brazos mientras esta pataleaba, pero ya estaba en la ducha… Alejandra da a correr el agua y llama a Fernanda, pidiéndole que viniera por un momento. Esta se regresó a ver si necesitaba algo y antes que pudiera reaccionar, Ale la había jalado de la polera metiéndola con ella a la ducha, no importándole que esta estuviera vestida. Fernanda soltó un gritito al sentir el agua en su cuerpo y ya no sacaba nada con salirse, porque estaba empapadísima, pero no sólo por el agua, así que la besó y le dijo que era una loca, - Sí, pero loca por ti, quiero que me bañes tú, le dijo Ale- Así que a Fernanda no le quedó más que sonreír y pedir ayuda a su amor para quitarse la ropa totalmente mojada y apegada a su cuerpo. Cuando estuvo completamente desnuda, comenzaron nuevamente con el juego de besos, mientras el agua caía sobre sus cuerpos.

Se encontraban amándose y deseándose nuevamente, pero ahora sus movimientos eran hechos con total maestría y no con el nerviosismo de la noche anterior y lo que era una ducha de 15 minutos, duró más de una hora y aún así, luego de haberse tenido y explorado totalmente el cuerpo de una y la otra, no se querían dejar.

Los orgasmos eran cada vez más intensos y las posturas y movimientos completamente nuevos. Aunque Alejandra era la que tenía más práctica, Fernanda ya resultaba ser casi su maestra y cada experiencia resultaba más y más gratificante.

Hicieron el amor varias veces y no se extasiaban. El calor era intenso, pero si seguían así se matarían de placer en una sola mañana, (aunque hubiese sido una manera muy agradable de morir…), así que sin muchas ganas se terminaron de duchar, para luego vestirse e ir a desayunar.

El trayecto a la cocina duró más de lo acostumbrado, ya que no dejaban de besarse y sin separarse y con gran esfuerzo llegaron a desayunar.

Se sentaron a la mesa, una al frente de la otra. Mientras comían no dejaban de mirarse, aunque envueltas en un absoluto y sensual silencio.

La imagen era normal; un par de grandes amigas desayunando, pero la escena era totalmente diferente al observar bajo la mesa, ya que una a otra jugueteaban con sus piernas y pies descalzos y lo mejor era que se tenían a su completo alcance. En más de una ocasión Ale produjo que en Fernanda se soltase algún gemido o que se sobresaltara de la excitación que le producían esas caricias, lo que en Alejandra provocaba una risita picaresca, al tener a Fer tan excitada.

Luego de haber terminado… de desayunar, dejaron ordenado y salieron a caminar por la playa para liberarse momentáneamente de la excitación de hace un rato y por lo menos decir que habían estado en la playa.

La mañana que había iluminado con unos gratos rayos de sol, ahora se ocultaban, presentándose nublado, pero con un clima grato.

A diferencia de ayer, ahora era todo tan diferente. En esta ocasión caminaban por la playa, con sus pies descalzos, abrazadas… no había nadie en los alrededores, sólo ellas y el hermoso paraje que se les presentaba. Sus labios y sus cuerpos eran uno solo, no se querían separar y no lo harían voluntariamente tampoco. Era todo tan hermoso, tan perfecto, hasta que ahora Alejandra le hizo una zancadilla a Fernanda, cayendo las dos a tierra, diciéndole que ahora se las cobraría ella… Fernanda la observa con ternura, mientras Ale lo hacía con pasión, dándole un efusivo beso que la hizo estremecer, como el primero. Lo que hizo que de Fernanda cayesen un par de lágrimas cargadas de emoción y tanta pasión y amor contenidas por meses (desde que se había dado cuenta de su sentir) y años (desde que se dio cuenta de su condición) y que ahora, en este ensueño se había hecho realidad.

Alejandra al ver que Fernanda lloraba le preguntó qué pasaba. Esta acariciándola le contesta que no pasa nada y que a la vez pasa todo, ya que no lo sabía describir, como tampoco podía contener tanta felicidad al tenerla a su lado, como amiga, su "gran amiga" y como su gran amor. A Alejandra se le llenaron los ojos de lágrimas también y sólo se limitó a limpiar las de su amiga con sus labios, diciéndole que prácticamente no merecía que la quisiera tanto y en eso se levanta y se sienta. Fernanda hace lo mismo, muy apegada a ella y sólo la abraza mientras Alejandra lloraba sin control y sin poder pronunciar palabra, ya que los sollozos no se lo permitían.

Fernanda, abrazándola aguardaba en silencio, mientras su compañera, apoyada en su hombro se calmaba un poco, recibiendo las demostraciones de cariño de parte de su amiga.

Ya más tranquila, Alejandra comienza a hablar, diciéndole que tenía miedo, un miedo horrible de perderla, que se alejara de su lado, porque ahora sí que no lo soportaría. Tenía miedo de volver a ser feliz, pero ya no podía hacer nada, no había vuelta atrás. Inevitablemente, se había vuelto a enamorar… No se había dado cuenta en qué minuto o quizás desde que la conoció, pero la muralla consciente que se había autoimpuesto, no le permitía que pudiese volver a concebir esos pensamientos. Además que ya estaba tan acostumbrada a ser infeliz que ni se acordaba lo que era amar y sentirse amada, hasta que llegó Fernanda, con su ternura, romanticismo, preocupación y sobretodo cariño, en un comienzo, y ahora amor, un amor puro e indigno para ella, que no quería hacerle daño al producirle una desilusión al ser menos que el ideal que Fernanda tenía de ella.

Fernanda aún asombrada la observó y la abrazó fuertemente y fue esta la que ahora no podía parar de llorar… la una apoyada en el hombro de la otra sin poder contenerse.

Luego de unos minutos Fernanda le dice:

Tontita, sabes que te amo, te adoro y nada de lo que hagas o digas hará cambiar lo que siento por ti. Conozco tus cualidades, como también he aprendido a querer tus defectos y por muy depresiva, loca, mal genio y otras cosas que te encuentras, eso no cambiará de ningún modo lo que siento por ti. Yo amo tanto lo bueno, como lo malo de ti, me conoces lo suficientemente bien para saber que no me enamoraría tan sólo de una cara bonita. Yo te quiero por como eres y no como serás o eras, porque no sé como fuiste ni cómo serás, pero lo que sí sé es que ahora estás conmigo y si hay un mañana para las dos, de seguro seguiremos juntas y no sientas miedo de ser feliz, porque de ahora en adelante, a mi lado, ya no sabrás lo que es infelicidad

Se besaron y continuaron sentadas, abrazadas, sin pronunciar palabras, aunque no había necesidad, ya que sus ojos decían a sus corazones lo que pensaban y sentían.

Era un poco más de las 14 horas y Fernanda recuerda que tenía que preparar el almuerzo, así que le pidió que se fuesen a la casa. Alejandra se rió irónicamente de la "desgracia" de Fernanda al tener que cocinar, ya que aunque cocinaba exquisitamente, necesitaba tener como guía algún libro de cocina, el cual en estos momentos no tenía consigo. Ale sólo reía, mientras Fernanda, más que preocupada, pensaba qué iba preparar y cómo lo haría

Al llegar a la casa, Fernanda se va a la cocina y Ale se dedica a ordenar el dormitorio, que por el alboroto de la noche anterior, estaba patas arriba. Luego que estuvo todo en orden, se permitió un momento para estar sobre la cama, reviviendo segundo a segundo lo sucedido y entre recuerdo de la noche y la hermosa mañana que llevaban juntas, conduce su mano a su nariz y ahí estaba aún el aroma a mujer de Fernanda. Era suave, sutil, más dulce que agrio, pero era persistente, tan exquisitamente difícil de borrar como el sabor de su vino. ¡Que perfecta que eres Fernanda! Se dijo sin sacar su mano hasta un rato después.

Al cabo de media hora más o menos Alejandra va a la cocina a ver cómo iba todo, tanta pasión da hambre (supongo que a alguien más le sucede). Al llegar, no pudo evitar una carcajada al observar el desorden de cosas sobre la mesa y darse cuenta que aún Fernanda no sabía realmente qué iba a hacer ni cómo hacerlo. Esta le da una mirada, como diciendo: "sácame de esta…" . Así que Ale se va dónde ella, le da un besito y le dice que no se preocupe, que almorzaran afuera, que por lo menos la intensión es lo que cuenta y luego de esto sonríen y ordenar la cocina para irse a almorzar.

La tarde estaba algo avanzada. Eran casi las 17 horas y ya, aunque no quisieran pensar en ello, tenían que dejarse. En pocas horas el hermoso fin de semana vivido tenía que acabar. Pronto Fernanda tendría que ir a dejar a su princesita a su casa y Ale hacerse la idea de que quizás hasta cuándo no vería a su niña.

Hacían su último recorrido por aquel lugar que las vio llegar como amigas y que ahora se iban como amantes. Había sido todo tan hermoso, tan idílico que no se dieron tiempo de pensar que aquello tenía que terminar. Aquel sueño tenía que llegar a su fin, tenían que inevitablemente despertar y encontrarse frente a frente y ver cómo lo harían luego para seguir juntas o acabar con esto acá y que en sus mentes sólo existiera el recuerdo de algo inolvidable, pero ya sólo eso, un recuerdo, una rememoranza de algo que sólo duró un efímero fin de semana que pocas horas llegaría a su ocaso.

Tomadas de las manos caminaban por las orillas de aquel mar, en silencio. Un silencio triste y nostálgico y aunque no lo habían conversado, ambas sabían que más temprano que tarde, tendrían que hacerlo y ver si seguían juntas o no.

Ale se detiene y se para frente a Fernanda y le pregunta:

Fernanda, ya pronto este fin de semana acabará e inevitablemente tendremos que dejarnos, aunque no queramos y necesito que me digas, sinceramente qué pasará con nosotras… No puedes dejarme así como así, lo que siento ahora es culpa tuya. Tú hiciste que me enamorara de ti, que olvidara a Florencia. Por favor, no me digas que ahora que has logrado lo que querías, que más has besado, que me has hecho tuya y que has obtenido que no pueda pensar en nada más que no seas tú, me dejarás, para luego pensar que este fin de semana fue un sueño o una experiencia nueva e inolvidable para contar a futuro. Pero aunque duela, por favor, dime la verdad, porque ya no puedo enamorarme más o pensar menos en ti, pero quiero frenar esto en este minuto y pensar como en un comienzo, que fue un sueño, un hermoso sueño del que me herirá enormemente despertar y hacerme la idea de que sigo siendo infeliz y que nada de mi antigua vida ha cambiado. Por favor, sé sincera, así como yo lo soy contigo

Difícilmente terminó de hablar, las lágrimas apenas la dejaron, pero era una espina que tenía clavada y necesitaba saber qué sucedería cuando el día llegara a su fin.

Fernanda sólo se limitó a observarla mientras Ale intentaba refrenar aquellas lágrimas que caían tristemente por su rostro. Luego las secó suavemente, sin dejar de mirarla y le dijo:

Sabes perfectamente desde cuándo te estoy queriendo, todo lo que sufrí amándote en silencio y la impotencia de no poder contarte, por temor a que me rechazaras, ya que en tu mente y corazón no existía nadie más que la Florencia y la Florencia. Aunque eso te mortificaba, aunque fuese una herida que no dejaba de sangrar y sin embargo no querías dejarla, aún sabiendo que te estaba matando lentamente. Lo peor era que no podía ayudarte y más sabiendo que jamás me aceptarías como mujer, porque aunque sabía que me querías, sólo era como tu mejor amiga, nada más que una amiga .

Se detuvo momentáneamente para tomar un poco de aire y privar que las lágrimas no le permitiesen continuar. Luego de esto, prosiguió:

jamás pensé que me daría el ánimo de decírtelo. Como tampoco te invité acá con esa intensión, porque lo único que quería y con lo que me conformaba era con tenerte a mi lado y mirarte, deleitarme con tus ojos, aún sabiendo que nunca serías mías, pero todas las situaciones, los momentos, el ambiente, el vino, hizo que a cada minuto me enamorara más y más de ti, hasta que se llegó el punto en que no lo soporté más y mis emociones me jugaron una mala pasada y bastaron un par de copas para que mi amor y mi sentir por ti se desbordaran y no pudiera contenerme más. Fue tan intenso el momento, el vino, el lugar a media luz, tus ojos, luego aquella canción "Eternal Flame"… El sentir tu cuerpo tan junto al mío, tus labios tan cercanos para ser besados, que ya no pude más y arriesgué una hermosa amistad por un amor que según yo sería desechado, pero cuando me dijiste que también me querías, que sentías algo por mí, no lo quise creer, pero en el momento que sentí tus labios junto a los míos, no sé, fue algo de lo que jamás me olvidaré y que me demostró que había valido la pena esperar tanto. Al otro día, cuando desperté, tuve miedo que estuvieras arrepentida y que para ti, aquella noche no hubiese tenido mayor importancia y que hubieses usado como excusa que todo había sido producto del vino, pero nuevamente me equivocaba, era verdad, me querías, tanto como yo a ti y me dije que ahora que sabía que me amabas y que ya no estaba la sombra de Florencia, estaba dispuesta a jugármela de lleno por ti, el todo por el todo, no importando la distancia, porque ese es sólo un límite físico, además que estamos sólo a un par de horas, así que no hay nada que nos prohíba estar juntas y más sabiendo que me amas.

Luego de esto, volvió a secar sus lágrimas, la acarició con ternura, para luego besarla y decirle: - Princesita, te amo locamente y nada ni nadie más que Dios nos podrá separar.

Alejandra totalmente emocionada se abalanzó sobre ella y la besó hasta quedar extasiada de sus labios. La besó como si fuera la primera y la última vez que lo haría, para luego culminar con un "Te amo", el cual gritó a todo aquel que quisiese escuchar, porque era verdad y la hacía tan feliz la idea de seguir con Fernanda, pese a que en la semana no pudieran verse, pero quería compartir con todos lo que sentía y que estúpidamente y por miedo, pensó que jamás volvería a sentir, pero ahora se daba cuenta lo equivocada que estaba, porque era un sentir tan hermoso y tan bien correspondido, que no podía comparar con ninguna otra experiencia y que de seguro, pasara lo que pasara en el futuro, jamás lo podría comparar.

Estaba ya atardeciendo y el sol comenzaba a esconderse y vieron aquel ocaso juntas, besándose y amándose como la primera vez, pero ahora era más intenso, porque sabían perfectamente que ya no se dejarían más y que este fin de semana era sólo el comienzo de un amor para el cual no existirían los límites ni las ataduras, porque era un amor inmaculado y totalmente merecido para ambas, sacando luego la conclusión, que al fin y al cabo, ambas habían encontrado su princesa, la cual hasta hace unos días era sólo una quimera, como aquel viaje, que había sido todo parte de un ensueño, pero como todo sueño, deja de serlo, cuando el amor es más fuerte y nos da el ánimo de convertirlo en realidad.

Fin….

Notas del autor:

Es lo primero que escribo luego de 9 años de sequía literaria.

Llegar a sus relatos me ha despertado algo que pensé perdido, algo que guardé en un baúl dentro de un foso por una mujer (esa será otra historia)

Todo comenzó hace ya unos diez días en que amanecí enferma y comencé a dar vueltas por el internet y di con la página.

Me costó mucho encontrar alguna lectura que resultará hermosa, sutil, pasional sin caer en el morbo y en lo vulgar de otros relatos que encontré por otros lados, pero acá fui sintiendo cada emoción transmitida en sus palabras y fue espectacular volver a sentir de esa forma con un escrito: Risa, pena, rabia, amor, etc… Admito que mi sensibilidad está a flor de piel con cada relato y en más de una ocasión he llorado, reído y enojado. Cualquiera puede pensar que es tonto, porque en su mayoría son relatos ficticios, pero en cada escrito de una u otra forma nos reflejamos en algún lugar o en un sentimiento.

Desde ese momento comencé a devorar algunos escritos como los de Danii2, Angela, Bequi26.

Esa noche apagué la luz a las 5 de la mañana, sin muchas ganas de hacerlo, pero en una hora más debía levantarme para ir a mi trabajo.

Algo en mí había cambiado, algo hacía que mi corazón estuviera a full, con dificultad me dormí para despertar al poco rato después y descubrir que miraba con otros ojos.

Ahí estaba mi esencia perdida de regreso, aún no sé explicar en palabras lo que esto ha significado para mí. Siempre quise traer de vuelta a "quimera", pero sólo veía atisbos de un esfuerzo infructuoso, pero aquí estoy de vuelta, gracias a ustedes y este es el resultado. "Vino con esencia de mujer".

He dormido muy poco desde que me siento más viva que nunca, pero aún así pienso que el sacrificio valió la pena.

Sólo espero les guste, acepto toda crítica, pero por favor no me lapiden a la primera, es como volver a caminar, mis pasos pueden ser torpes pero sólo con la práctica y sus consejos iré puliendo más mis palabras y la forma de expresarlas.

La tercera parte y final quedó en ¿? Porque tenía pensado otro final, pero lo dejo a su criterio. Queda así o sigo

Nuevamente gracias por sus comentarios (si es que recibo alguno…) y gracias a toda aquella que han plasmado en sus escritos nuestros sentimientos… Bequi26, Danii2, Angela, mis agradecimientos y mis respetos, son las primeras que leo y me han encantado, quiero seguir aprendiendo de ustedes, por favor no se detengan

(Justo escucho un tema, creo que el final lo amerita jajaja…) Gracias… "Totales"