Vino con esencia de mujer... (2)

Ya en la playa comienzan a darse cuenta como la amistad comienza a esfumarse...

Vino con esencia de mujer

(segunda parte)

Yo obviamente iba al volante, me encantaba manejar, sobre todo de noche, me relajaba mucho. Ale a mi lado va en silencio, me pregunto qué pensará, pero es rico sentirla así, aunque sólo espero que no esté pensando en esa desgraciada de Florencia...

Enciendo el audio de mi Land Rover (no es el mismo de mi padre, tenemos el mismo gusto en mujeres, porque no tenerlo también en un todoterreno) y no hay nada agradable, además que la señal se pierde entre los cerros que comienzan a mostrar el principio de nuestro largo camino a la costa. Le pido a ella que me acerque mi ipod y lo conecto al audio. No me encuentro vieja, pero me debilidad son los clásicos de los 80’ aunque escucho de todo. Mi cultura musical va desde la opera, hasta el infaltable reggaeton, pero debo hacer notar que sólo algunos temas puntuales, no son más de 10.

Me da risa pensar que llevo a quien amo a mi lado y voy hablando conmigo misma. La fuerza de la costumbre, qué no daría por tenerla conmigo en mi casa en el campo, que cabalgara tanto cuánto quisiera, sé que le encanta, el único regalo que me ha recibido, desde que sabe mi real situación económica, ha sido un corcel negro, al cual dio por nombre "Fernando"… por qué… mmm... es un pura sangre, tan fácil no se dejaría domar, se notaba frío, fuerte y amenazante cada vez que ella se acercaba, pero al final cedió a sus encantos, y se volvió fiel y dócil, su mejor amigo y compañero, si parecía que Fernando sabía cuando ella vendría porque se veía expectante todo el día. Y bueno, lo de Fernando fue porque se veía tan fuerte y al final sólo necesitaba amor y paciencia, como yo y porque era su mejor amigo, nos tenía a los dos… en fin… compararme con un corcel, pero ella no podía causar enojo en mí, sólo ternura.

Para seguir el recorrido suena el primer tema: Prince – Purple Rain. Y por fin la saco de sus pensamientos y me mira y mi acierto musical amerita una sonrisa (que bella eres pienso) y comienza a cantar con su inglés perfecto. Sé cada uno de sus temas preferidos y en lo personal también me gustan mucho.

Luego Brandy Carlile – The history, cantamos las dos mientras la noche comienza a caer.

Ya estaba anocheciendo y comienzan a salir las primeras estrellas. El aire es cálido y la conversación silenciosa se complementa con la agradable música, hasta que dentro de los clásicos suena Metallica: Whiskey in the jar. Comenzamos a volvernos locas, que buen tema, (el video muestra una fiesta desenfrenada de lesbianas) creo que necesitábamos ese momento de locura para poder por fin romper el silencio.

Luego vuelve la paz y se va la locura, y el silencio se apodera del viaje (Bryan Adams – have if you ever really loved to woman? - has amado una mujer realmente...) Ay Ale, como quisiera decirte que te dedico este tema por que todo lo que dice refleja lo que siento, lo que te quiero hacer sentir, pero no puedo

Ella por fin rompe el silencio:

Alejandra:

¿Fernanda qué sucede, estás bien?

No hemos conversado nada en todo el camino.

No es la locura del viaje lo que me sorprende, lo que me extraña es que esté tanto rato en silencio, eso es raro en Fernanda. Estar ensimismada tanto tiempo. Por lo general su facilidad de palabras le hace imposible que esté callada por mucho rato y cuando está muy silenciosa es porque algo la perturba o anda con sus defensas emocionales un poco bajas. La conozco perfectamente y sé que ese silencio es por algo.

Le insisto que me cuente qué le pasa, pero Fernanda no contesta y ahora su pregunta va dirigida a mí… ¿Cómo va el corazón Alejandra?...

Me molesto un poco, no sé si por la pregunta o porque no respondiste. En vista de que no quieres hablar, desistiré momentáneamente, sabiendo que luego, de una u otra forma, me revelarás el porqué de tu introspección).

Procedo a contestar tu pregunta que me deja knockout, tienes unas salidas Fernanda!!!

Te contesto que estoy estable, pero sé que tonta no te hago, sabes que no es así, que todavía sufro la traición de Florencia

Fernanda

Sé que sufres por Florencia, pero quizás no tanto por ella, sino que estás tan acostumbrada a sufrir que ya prácticamente no concibes la idea de ser feliz nuevamente y que temes volver a enamorarte, porque tienes miedo de hacerlo y otra vez de alguien equivocada

Ahora siento yo el golpe knockout, me preguntas lo mismo ¿Cómo está mi corazón?

Algo helado se poza en mí, pienso en que tal vez te diste cuenta de lo que siento, me quedo callada no sé qué contestar, yo y mi bocota

Tomo un poco de aire y sólo atino a decirte: Bien, creo. ¡Estoy estable!

Y me miras con tu carita tan tierna y me sonríes, lo que logra alivianar la tensión de hace un momento, pero te conozco lo suficiente para saber que mi respuesta no te satisfizo.

ALEJANDRA

Me bastó sólo ese contestar incómodo para saber que lo que te atormenta son asuntos amorosos. No te conozco ninguna mujer, (como pareja) ni me has hablado de nadie que pueda interesarte, por eso me causa extrañeza. ¿Será que aún el recuerdo de Caroline te perturba?, que triste lo que te sucedió con ella, tu primer amor, se amaban y ni siquiera quedarte con un beso

Mi obsesiva curiosidad no me permitirá pasar este fin de semana sin antes saber qué pasa y saber si tiene nombre de mujer tantos pensamientos en que Fernanda se encuentra sumida.

El resto del trayecto no varió mucho, pero la tarde estaba tan grata que fue disfrutada al máximo. Las estrellas ya estaban casi en su totalidad acompañando a la luna y el aire, pese a que era de noche, era cálido.

Fernanda al volante y Alejandra a su lado, totalmente alejada de todo, con sus ojos cerrados y concentrada en la música y lo grato del trayecto, no notó que Fernanda le observaba de reojo, con una compasión, ternura y amor que Ale no pudo notar, pero para Fernanda su mayor preocupación era observarla y embriagarse con aquella mujer que la enternecía y que a la vez la enloquecía.

Fue tanto lo que se relajó Alejandra, que se quedó dormida y lentamente su cabeza fue cayendo hacia Fernanda, la cual gustosa puso su hombro para que su amiga durmiera plácidamente.

Iban dos horas de camino y aún faltaba trayecto. El aire ya era más helado que el de la calidez del atardecer de primavera, así que Fernanda detuvo el vehículo en un extremo de la carretera. Corrió con delicadeza la cabeza de su amiga y bajó para buscar algo con qué cubrirla, la que estaba tan pesada de sueño que apenas movía los brazos para facilitarle el trabajo de cubrirla. Cuando hubo terminado, Ale siguió durmiendo con una paz envidiable y Fernanda subió al volante y dijo: - ¡ya está!- como forma de alivio por haber tapado a su amiga y esta dormitada le contesta: -¡gracias mi amor!-

Fernanda :

¿Qué fue lo que escuché? ¿Gracias mi amor?... me siento conmovida, no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas. ¿Será verdad que me quiere y no se atreve a decírmelo?... –largo silencio- No, claro, caigo en cuenta, no me lo decía a mí, soñaba con Florencia… me da aún más pena y rabia, como poder seguir pensando en una mujer que tanto mal le hizo.

Enciendo el motor y continúo el camino, aunque ahora más pensativa de lo que ya estaba. No puedo lograr sacar de mi cabeza la frase que había dicho Ale: ¡…Gracias mi amor!. ¿Y si realmente fuera para mí?

Completadas prácticamente dos horas y un poco más de camino, llegamos a la casa, no está céntrica, no me gusta el ruido y somos las únicas por unas cuantas cuadras de distancia.

  • La escena era conmovedora. Ale dormía con un angelito y Fernanda la observaba con una ternura como jamás lo había hecho y sin contenerse, sus ojos se llenaron de lágrimas y estas comenzaron a caer abundantemente por sus mejillas al saber que la tenía tan cerca físicamente pero abismantemente lejana en cuanto a sentimientos.

Fernanda para despejarse un poco por el incontrol de emociones experimentadas, baja del auto e ingresa a la casa, dando un rápido recorrido para verificar si estaba todo en su lugar y como a ella le gustaba que estuviese. Va al dormitorio y cede su cama a su amiga dejando la cubierta abierta para acostar a Alejandra. Se volvió al auto y vio que su amiga continuaba profundamente dormida e intentó con delicadeza despertarla, pero estaba muy pesada de sueño, así que la liberó del cinturón de seguridad y la tomó por atrás de sus piernas y los brazos los lanzó a su cuello y como pudo la cargó hasta la cama, (esto de cargarla le hacía sentir que había valido la pena tantas horas de gimnasio) dejándola con delicadeza para posteriormente sacarle los zapatos y luego taparla con el cobertor. Se sentó en la cama contigua y la contempló por varios minutos, hasta que recordó que todo el equipaje seguía en el vehículo, así que involuntariamente tuvo que dejar de observarla y dirigirse al auto para traer las cosas.

Entró el auto al garaje y procurando hacer el menor ruido posible, sacó todas las cosas y comenzó a ordenar lo que traían.

Estaba exhausta, así que se fue directo a la cama. Antes, tomó una copa de vino para beber antes de ir a la ducha. Llegó al dormitorio y se sentó en la cama para terminar la copa mientras no se cansaba de observar a Alejandra y fue tanto el cansancio que cayó rendida sobre la almohada, con la copa vacía en sus manos.

Alejandra

¿Qué hora es me pregunto en voz alta? Veo mi reloj y son las 02:30 am y como que no atino mucho, sigo media aturdida por el sueño y aún no sé dónde estoy y qué hago acostada sobre esta tremenda cama y comienzo a recordar: a ver, yo venía en el auto con Fer, el aire exquisito, pensamientos hermosos en su compañía, la música aún mejor y listo… me dormí. Comienzo a buscar algo cercano y descubro una mesita de noche y sobre ella una luz y la enciendo y mi primer mirada de la noche es sólo ternura

Miro a mi lado, pero bien a la orilla está Fernanda en una posición muy incómoda ya que tenía medio colgando sus piernas y su copa vacía sobre una de sus manos.

Ya pasado un poco el adormecimiento, la contemplo y pobrecita, me siento apenada por todo tu sacrificio, total tuviste un día de carajos y ni siquiera te pregunté al respecto. Manejaste 3 horas y ahora estás así de rendida en los brazos de morfeo.

No hallo cómo retribuirle lo hecho, así que para empezar, la acomodaré con cuidado, pero no tengo la fuerza suficiente para llevarte al otro dormitorio, además que esta es tu cama, yo soy la usurpadora.

Sacó sus zapatillas y con mucho cuidado subo sus piernas y la cubro. Luego de esto, me nace la necesidad de darte un beso en la frente, te ves tan tierna y llena de paz y te doy las gracias, pero cuando me dispongo a decírtelo, quedó con la frase a medias y me freno…¡…Gracias mi…! y cuando me doy cuenta de lo que iba a decir, concluyó la frase con la palabra "amiga"… digo: -¡Gracias mi… amiga!.

Apago las luces de la casa y las del dormitorio, que con el cansancio Fernanda no alcanzó a hacer y en el pequeño recorrido que le doy a la casa, me percató que todo estaba ordenado y que incluso mi ropa la pusiste dentro del clóset. Tan detallista y ordenada que eres Fer.

Sacó mi pijama, y me voy a la cama nuevamente, pero ahí está… que hermosa y frágil se ve durmiendo. Me dirijo a las mismas cubiertas de donde había salido hace un rato, pero preferí dormir en la otra pieza, no quiero interrumpir tu descanso, pero por otro lado somos amigas y no habría inconveniente en dormir juntas, no sería la primera vez, pero… no mejor a la pieza contigua.

No había sido una gran semana, además de que jamás había tiempo para dormir. Mis horarios de sueño son tan cambiantes por culpa de los medicamentos, así que debía de aprovechar esta oportunidad de descansar, ya que por primera vez me siento liberada de muchos pensamientos y sentimientos y aunque sea por este fin de semana quiero vivir sólo el momento, sin pensar que llegará el Lunes y ya no nos veremos quizás hasta cuándo. La distancia es un gran impedimento para poder pasar más tiempo juntas y por otro lado no quiero volver a la realidad de la ciudad, nada comparable a este lugar y a los aires marinos que se me ofrecen para estos días.

Luego de cubrirme, apago la luz y mis cambiantes horarios de sueño me las hacen de nuevo

..

Alejandra se desveló y no había forma de conciliar el sueño y con esto comienza un bombardeo de pensamientos y sentimientos que iban dirigidos hacia la persona que tenía en la pieza de al lado. Pensaba en lo ensimismada que estaba su compañera durante el viaje y que la razón era por un asunto amoroso, pero ¿Quién sería merecedora de tenerla o ser lo suficientemente estúpida como para no corresponderle y qué eso la tuviese así? Y al terminar de analizar el asunto, inevitablemente sintió unos celos terribles, los que excusó rápidamente que sólo eran celos de amistad y se lo repetía una y otra vez: - amistad y amistad… Golpearía con mis manos a la que luego de besar esos labios la hiciera sufrir, Fer no lo merece, tanta espera para volver a sufrir

Se daba vueltas en la cama, de un lado para otro y no lograba dejar de pensar en ella y todo lo que era capaz de hacer Fernanda para que ella estuviera bien. Fue tanto, que decidió levantarse e ir a la cocina y fumarse un cigarro, pero este fue sólo el primero, ya que luego dio el paso a otro, otro y otro y luego de darle tantas vueltas al asunto, no pudo más que comprender y darle nombre a lo que estaba sucediendo

Eran como las 05:00 am cuando ya había agotado prácticamente la cajetilla, cuando se dijo para si: - ¿…Amor…? ¿Estaré enamorándome de Fernanda…? – pero no, no podía ser, no debía ser, somos amigas y por lo visto, Fernanda ya tenía copado su corazón, aunque parecía ser que no era correspondido, pero jamás aceptaría de por medio a otra chica y menos a ella, si es que llegaba a confesárselo, porque se perdería esa amistad pura y envidiable que había entre ambas.

Fue muy categórica y dura consigo misma (como acostumbraba a serlo) y prometió que de todo lo que se había dado cuenta aquella noche, jamás llegaría a oídos de su amiga, porque no quería perderla y menos por una estupidez, como lo consideraba ella. Aunque los pensamientos siguieron y esta vez iban con la intensión de meterle el bichito de la duda, de saber cómo sería besar sus labios que no conocían mujer alguna, acariciar su rostro que tan suave ha de verse, perderse en sus ojos de niña-mujer, sus pechos tan rebeldes que la avergüenzan con cada erección de la nada y fue tanto que ya no quería pensar más y menos de la forma que lo estaba haciendo.

Primera vez que tenía este tipo de pensamientos, pero ahora mezclados con sentimientos, así que se fue al baño, se dio un buen baño y se dispuso a no pensar más en las locuras que se le metían en la cabeza, así que luego de la ducha se fue a la cama, siendo ya las 06:10 de la madrugada del ese día sábado.

Eran las 10:30 de la mañana cuando despertó nuevamente y ya con la cabeza totalmente fría y pensando en todo lo que había descubierto y llegó a la conclusión de que eran sólo ideas locas, que en más de una ocasión se deben presentar en la vida de una pareja de amigas lesbianas y que aquella noche le había tocado a ella. Así que se levantó, sin hacer ruido y fue a preparar el desayuno de ambas. Se fue rápidamente a la cocina y se dispuso a tener todo listo antes de que Fernanda despertara.

Sirvió dos copas de jugo, unas tostadas con jamón y queso, para luego poner todo sobre una bandeja y para que fuese en su totalidad perfecto, sacó una rosa del florero y se fue al dormitorio.

Contempló la calma y pasividad con que Fernanda dormía y aquellos sentimientos de la madrugada quisieron volver, pero no lo permitió y se dispuso a despertarla antes de sentirse tan vulnerable como lo estaba haciendo, sentía unas ganas locas de despertarla con un beso en los labios, tomarla por asalto mientras dormía para que no hubiese tiempo de reaccionar, hasta cuando ya no pudieran parar, anhelaba con deseo y ternura tener a esa mujer en sus brazos, pero y ¿si fer la rechazaba…? .

Corrió las cortinas y los rayos del sol entraron con gran intensidad, lo cual produjo que los ojos de Fernanda se resintieran y aún media dormida y con su cabeza cubierta, pregunta:

Fernanda : ¿Qué hora es?

Alejandra : Son las 11.00.

Fernanda : -contesta con tono molesto - ¿Cómo se te ocurre despertarme a las 11.00 de la madrugada?

Alejandra deja la bandeja sobre la mesita de noche para luego sacar la almohada y cojín y lanzárselo a Fernanda y esta hizo lo mismo. Al cabo de un rato, terminaron exhaustas y recién ahí Fernanda se percata de la bandeja y le pregunta:-

Fernanda : ¿y eso…?

Alejandra : … para ti

Fernanda : …¿Para mí? – Irónicamente le pregunto- ¿Te sientes bien, no te ocurre nada? –

Fernanda : ¡Por favor Fernanda, Cómo crees! Sólo que me levanté antes y te vi tan plácidamente dormir, que me di el gusto de despertarte a las 11.00 de la madrugada (las dos al mismo tiempo soltamos una carcajada porque sabe cuánto me gusta la cama; para dormir obviamente, ya que desgraciadamente aún no la empleo para otra cosa)

Y nos disponemos a desayunar lo preparado con tanta atención y sutileza por esta mujer que tengo en frente.

Alejandra : Debo aceptar que tengo un poco de hambre

Fer : Sí, yo también, está exquisito gracias – ay qué estoy haciendo, estoy tomando su mano –

Alejandra : …-está tomando mi mano, siento que un calor me invade, mi cuerpo comienza a temblar y ni lo pienso y la retiro rápidamente- ay cómo tan tonta Ale, se dará cuenta-

Fer : Lo siento – contesto apenada- l.. Lo… lamento!!! –quiero llorar, como fui tan tonta, sólo me dejé llevar, pero aquí está mi respuesta, ella pareciera ya saberlo y sólo quiere huir de mí… tal vez mejor nos regresamos, no, le prometí descanso y un buen momento y se lo daré, pero deberé ser más cuidadosa.

Bajo mi rostro sutilmente, me siento tan avergonzada, mis mejillas lo demuestran.

Alejandra : -pobrecita, como la he puesto de apenada, perdón Fer, quiero llorar y lanzarme y besar tus labios, pero no puedo, no te mereces una carga como yo.

Quiero romper el silencio, mi niña ya está bastante apenada y come con su carita cabizbaja.

Tomo aire y quiero retomar luego de un largo e incómodo silencio, pero ella hábilmente me quita las palabras de la boca.

Fernanda : ¿Cómo dormiste anoche? ¿No me di cuenta en qué momento te cambiaste de cama? Bueno ni siquiera me di cuenta cuando me dormí… Pero por qué te cambiaste de cama si no es primera vez que dormimos juntas, corrijo, no es la primera vez que duermes en la misma cama ¿Me tuviste miedo Alejandra? – le digo pícaramente mientras cierro mi ojo izquierdo y pongo mi mirada más sensual.

Siempre jugamos a este tira y afloja, ella me sigue el juego como resistiéndose y dejándose conquistar, lo que ella no sabe es que lo que yo le digo es cierto, cómo desearía haber despertado con su cuerpo junto al mío…-

Alejandra : (¡Ay Fer, mi niña preciosa! Cómo se te ocurre jugar a esto ahora, hoy, acá y recuerdo todos esos pensamientos y sentimientos de la noche y tengo todo a flor de piel, pero respiro profundo, suspiro y sigo tu juego)

¿Miedo yo? Estás loca… No eres tan irresistible como piensas que lo eres, mírame, soy inmune a tus encantos – miento-

Fer : Y qué hubiese sucedido, es un supuesto, si te quedas conmigo y por la mañana despertamos abrazadas y yo te tengo apegada a mi cuerpo, sujeta a tu cintura, como no queriéndote soltar

Alejandra : Dos cosas –ya tengo más valor y me olvido por un momento de lo que me provoca esta mujer que tengo frente a mí –

Si me gusta me dejo hasta que te des cuenta y si quieres seguir ya estás advertida que no me conformo ni con uno ni con dos orgasmos

Fernanda : Huy – como deseo hacer verdad este jueguito – que osada que eres, si ya casi me olvidaba la reputación que tienes en la cama, menos mal que la desgraciada de Flor te dejó bien recomendada

Reímos juntas y ya el momento de tensión fue sólo cosa del pasado… pero quiero seguir

¿Tú me dijiste dos cosas, pero sólo dijiste una, cuál es la segunda opción de este "supuesto caso"…?

Alejandra : La segunda es que todo sea producto de un lindo sueño de tu parte, que yo lo malinterprete pensando algo más y que nuestra amistad se vea acabada porque puedo pensar que sientes algo por mí

Fernanda : -creo que es el momento adecuado, me declaro o espero ver sus respuestas –

¿Y si no es una mal interpretación y en realidad me enamoré de ti?

Alejandra : ¡Ay Fernanda! Lo que te gusta esta clase de juegos, si al final llegamos a la conclusión de que sólo somos amigas y nada más

como me duele decir eso, ya no quiero ser sólo tu amiga, quiero ser tu amor, pero sólo lo pienso, ¡como juega esta niña con las palabras! Con razón caen todas… y siento celos, claro lo que faltaba, pero por suerte nunca ha dado el siguiente paso.

Fernanda : -Sonó molesta en su respuesta, ya me quedó bien claro, sólo amigas, tomo un poco de aire y aliviano un poco el momento con alguna de mis infaltables ironías, no quiero parecer apenada por matar mi última esperanza –

¡Bueno, tú te lo pierdes! Yo tampoco soy de uno ni dos, está bien que sea virgen pero eso no significa que conozca cada fibra de mi ser y sepa hasta donde puedo llegar

-la miro directo a sus ojos mientras hago el comentario-

Alejandra : - me dejas sin palabras con ese comentario, acepto me calentaste con lo que dijiste y con esa mirada tan sensual e incitante, sentí esas palabras como una corriente en mis pechos y en mi vagina, te imaginé en una fracción de segundo sobre mí, desnuda, haciendo el amor… pero no quiero parecer nerviosa esta vez, no quiero que notes cómo me tienes y procedo a contestar:

Ay Fernanda, como amiga admito que no puedo seguir, Jaque Mate! Ganaste… si eres así de hábil con las palabras me imagino en la cama

-¿Cómo pude decir eso? Mi cabeza me está traicionando-

Fernanda : Jajajajaja… lástima que nunca lo sabrás y así como voy parece que yo tampoco

.

Ese último comentario sarcástico amerita la risa de ambas, ya han finalizado de comer, pero no quiere moverse, como queriendo la una algo más de la otra

Alejandra : A todo esto Fer, ¿cómo caminé hasta la cama?, no lo puedo recordar.

Fernanda : ¿Caminar? Jajaja. Entonces, ¿No te diste ni cuenta cuando te cargué en brazos…?

Alejandra : -¿En brazos?… ¡Qué divertido! Me trajiste en brazos, como recién casadas, a nuestro nidito de amor.

–Qué me está pasando, cómo se me ocurre decirle eso, dos tonteras en menos de 5 minutos-

Fernanda : Sonrío

–como hacer algo más que sonreír con su comentario, qué más hubiese deseado que jamás salieras de mis brazos-

Luego de un momento de silencio… veo la hora y ya son las 12.30.

Alejandra, dejo en tus manos la cocina, sabes qué es lo que me gusta comer, así que consiénteme (la miro con carita de niña mimada).

Alejandra : ¿Yo? Ni se te ocurra que voy a preparar el almuerzo, ahora te toca a ti, yo hice el desayuno ¿No me digas que me trajiste a cocinar?

Fernanda : -Jajaja… me da risa su rostro, sé que no es muy hábil en la cocina y me encanta molestarla, así que para terminar con la discusión del almuerzo le sugiero ir a un Restaurante excelente que está en el sector de la costanera, al lado del mar, en la altura de un roquerío, es precioso. Obviamente aceptó, todo sea por no cocinar, así que dejamos un poco ordenado y nos alistamos a dar una vuelta en los alrededores.

Mientras iban camino a la casa, se fueron conversando trivialidades, disfrutando del sol de Octubre, el viento y el agua sobre sus pies descalzos mientras caminaban por la arena.

Al cabo de un momento, ya caminaban en silencio. Cada una con sus pensamientos. Iban como idas, sus pasos eran por acto reflejo, cuando en eso y para terminar con el silencio y la calma, Fernanda decide hacer una maldad… Queda momentáneamente atrás y cuando llega la ola a sus pies, le da una patada, mojando de pies a cabeza a Alejandra y sin ver la reacción de su compañera, se pone a reír sin control. Ale se voltea con notorio enfado y cuando ve que Fernanda goza tanto con la maldad cometida, espera un descuido y le hace lo mismo, aunque en este caso es peor, porque fue de frente y desde el rostro hasta sus pies, quedó totalmente mojada y ésta aún no aceptando la derrota le dice: - me la vas a pagar- y salen corriendo velozmente, Fernanda tras Alejandra, en una huida cargada de adrenalina y sorpresa por lo que fuera a hacer Fernanda cuando lograra alcanzarla.

Iba muy cerca, lo suficiente para topar uno de sus pies y desestabilizarla y cae, dando un par de vueltas por la arena y Fernanda, no logra detenerse a tiempo y cae sobre ella y quedan cuerpo a cuerpo, cara a cara y sólo se observan

Sus respiraciones eran tremendamente entrecortadas y aceleradas. No sabían si era producto de la huida o el momento que se les presentaba.

Sus formas de mirar eran intensas y ardientes. Ambas se observaban con pasión. Sus labios estaban milimétricamente separados. Ni la una, ni la otra sabía qué hacer, cómo actuar o qué pensar, hasta que el momento estaba tan cargado de seducción y ternura que Ale decide dejar todo tipo de prejuicios y pensamientos para transformarlos en acto. Quería de una vez por todas besar esos labios que aún no conocían mujer alguna, que era un territorio totalmente inexplorado y atreverse a una vez por todas a unirlos con los de ella. Iba dispuesta a hacerlo, pausada y calmadamente acercándose, cuando Fernanda, sin saber porqué, se retira y le dice: - Ves, te alcancé, cuando me propongo algo siempre lo consigo, aunque quedó algo pendiente… - quedando la frase a medias y Ale pensó que eso pendiente era el beso, pero antes de pronunciar palabra, Fernanda le dice: - Te atrapé, pero te dije que me la pagarías, aunque hoy no es el momento, ya me lo cobraré, cuando menos lo esperes, ya verás.

Fernanda se levanta, pero Alejandra aún estaba recostada en la arena y pensaba en el rechazo que había tenido de parte de Fernanda y se dijo para sí que lo que se le había pasado por la cabeza había sido una verdadera estupidez y que no se volvería jamás a repetir algo así, porque ahora sí que había corroborado que Fernanda la quería y mucho pero sólo como amiga, sólo amistad. En eso, Fernanda le extiende la mano y le ayuda a levantarse y por la fuerza de Fer quedan nuevamente frente a frente y se volvieron a observar con lujuria, aunque con un grado de desilusión por parte de Ale al saber que Fernanda no quería saber nada de ella como mujer… - ¡ya está! – le dice Fernanda y le suelta la mano. No sin antes explorar con intensidad aquel mirar y con locura aquella suave mano que tenía entrelazada momentáneamente con la suya.

Ya era inevitable, ambas se querían. Ambas se observaban con otros ojos. Sus miradas estaban cargadas de lujuria y voluptuosidad. Cada roce corporal no hacía más que alimentar la carga erótica que había en cada uno de sus cuerpos, pero pensando equivocadamente, ninguna quería dar el primer paso y el más difícil de todos, por miedo al rechazo de la otra, ya que se consideraban excelentes amigas, pero con el hecho de amar como mujer una a la otra, algo inevitable pasaría, ya que aunque no quisieran alejarse, poco a poco lo harían porque sabrían que una de las dos partes experimentaba otro tipo de sentimientos al mirarse o tocarse. Pensamientos totalmente erróneos si tomamos en cuenta que lo que una sentía era igual o superior a lo que la otra sentía por ella.

Luego de lo que había sucedido, ambas continuaban su caminata, en silencio, pero no un silencio grato, sino abismante, ya que por un lado Fernanda analizaba detalladamente lo ocurrido y pensaba si podía caber la posibilidad de que ella la quisiese, pero luego se decía a si misma que no podía ser, porque todavía reinaba en Alejandra el recuerdo de su ex pareja (Florencia) y que lo que Fernanda pensaba que podía haber sido la unión de esos labios, sólo era producto de su imaginación, desgraciadamente, tan sólo eso.

Por otro lado, Alejandra también pensaba en el hecho, pero con cierta pena e indignación, ya que por un momento leyó en el mirar de Fernanda y creyó detectar el enorme deseo de que sus labios se entrelazaran con los de ella, pero cuando la rechazó supo que había sido un error, una equivocación que le había costado nuevamente el cuestionamiento de qué era lo que realmente sentía y qué significaba ese calor que la inundaba al menor roce con su compañera.

Los celos se le hacían cada vez más incontrolables. No sabía contra quién luchaba por ese amor, pero quien fuese, no había problema, porque no serían rivales, ya que no pelearía por alguien que no sintiera por ella más que cariño de amistad por su persona. Esto le afecta enormemente, ya que no podía saber quién era la afortunada en que Fernanda había puesto sus ojos y corazón, pero lo único que ella quería era que su amiga fuera feliz, que de una vez por todas lograra la felicidad que tanto anhelaba, al lado de la mujer que amaba y en eso sus ojos se inundan de lágrimas al decirse que no era ella la afortunada en recibir todo el amor, ternura y comprensión que Fernanda tenía para dar.

Sin darse cuenta del recorrido, llegan a la casa, se alistan y al ver que era un poco tarde, sacan el auto y se van a almorzar.

Así pasó toda la tarde y nuevamente se encontraban a orillas del mar, contemplando un hermoso atardecer.

El silencio poco característico en ellas, hacía que la furia del mar expresara la rabia de Alejandra y que la huida del sol, por parte de Fernanda, no fuese más que la forma de dar a conocer que su amor tenía que ser sumergido en el fondo del mar y hacer que aunque la noche y la oscuridad cayeran en su vida, tendría por lo menos la satisfacción de tenerla como lucero, como una estrella amiga.

Estaban sentadas una al lado de la otra, sin mencionar palabra y cuando el sol se había escondido por completo, Fernanda abraza a su amiga y le dice:

Gracias por estar aquí conmigo, te quiero mucho, mucho, mucho…-

Ale, que andaba más sentimental de lo normal, se aferra fuertemente a ella y comienzan a caer sus lágrimas, excusándose que lloraba de felicidad por estar juntas, como "amigas", grandes amigas. Fernanda le acaricia el rostro y se dan un suave beso en la mejilla, para luego levantarse y sin soltarse, ir al pueblo a acortar las horas antes de ir a dormir.

En esta ocasión, camino al pueblo, aún en silencio y abrazadas, ven un local de Juegos de entretenimientos y deciden entrar un rato para liberar tensiones.

Primero comienzan jugando una mesa de pool. Ninguna era una experta, pero su ego no les permitía aceptar la derrota. Aunque fuese sólo un juego, aunque fuera una lucha contra una amiga, pero no se daban tregua y se peleaban punto a punto. Iba como una hora y media de juego y el cansancio las abatía e iban 5 – 5 de las mesas ganadas.

El primero lo ganó Fernanda, el segundo Alejandra y así estaban una a una, disputando bola a bola. Estaban disputándose los últimos puntos y de repente Ale detiene el juego y le dice a Fernanda: Hagamos esto más interesante y apostemos algo, ¿Te parece? (A Fernanda le agradó la idea, porque estaba segura que no perdería) - OK. Me gustó la idea. Qué te parece si la que pierde, prepara el desayuno y el almuerzo de mañana. - Buena idea, me parece bien. Te tocará ser mi sirvienta… A lo que Fernanda responde: -¡Ni lo sueñes!

Retoman el juego y se disputa el último punto, el que es arrebatado a Fernanda, teniendo que disponerse, aunque no con mucho agrado, a preparar el desayuno y el almuerzo del día domingo, sin más que aceptar la derrota aunque le costara.

Para terminar con la recreación, se van a la máquina de video juegos (de esos grandotes antiguos), donde Alejandra no tiene ni idea, pero Fernanda se ofrece para enseñarle. Primero, le dice que se posicione al frente de la máquina. Luego inserta la ficha (con ficha, que antiguo insisto) y le enseña los movimientos o botones que tiene que apretar, pero Ale era torpe en el juego por su inexperiencia. Entonces Fernanda se gana tras ella, apegando su cuerpo totalmente a la espalda de su amiga y esta, sin poder evitarlo o contenerse comienza a sentir un calor intenso que salía por todas partes. Su corazón se aceleró vertiginosamente y se estremeció levemente cuando Fernanda puso su mano sobre la de ella para enseñarle a jugar y más aún cuando siente la respiración y voz de su amiga por su cuello y para que Fernanda no se diera cuenta de lo que sucedía, se aleja hacia el costado, disculpándose que eso no era lo suyo y que ella tomara el mando, pero Fernanda insistió en enseñarle y obviamente Ale no aceptó y le dijo que por esta vez sólo observaría.

Fernanda estaba jugando, mientras Alejandra la observaba desde atrás, no como jugaba, sino a ella y analizaba lo que había sentido y se extasiaba imaginando a su amiga lo tan apegada que estaba a su cuerpo, donde no pudo evitar sentir los pezones de ésta cuando se apegó a ella, haciéndose la idea de poder estar en esa situación, como pareja, amándose y deseándose totalmente desnudas.

Fueron tan intensos aquellos pensamientos que Ale no daba más con este calor que era asfixiante y al no poder extinguirlo más que con una ducha fría. Le insistió a Fernanda que se fueran a la casa, que no se sentía bien. Inmediatamente su amiga dejó todo de lado y le preguntó qué era lo que le pasaba y Ale le dijo que era un molesto dolor de cabeza producto del encierro, que desde luego cesaría con una ducha bien fría, resaltando el hecho de que tenía que ser bien fría, porque el éxtasis que estaba experimentando era muy, pero muy ardiente, así que Fernanda dejó de lado el juego y se fue con su amiga a la casa.