Vino. 9

La encontré con la cara metida bajo el chorro de agua fría como si quisiera ahogarse. Julia cerro el grifo y la retiro suavemente.

La encontré con la cara metida bajo el chorro de agua fría como si quisiera ahogarse. Julia cerro el grifo y la retiro suavemente. Empezó a interrogarla mientras le secaba el rostro con un pañuelo de papel: -¡Quien es ese tipo? ¿Y por que te comportas así? Cualquiera diría que has visto un fantasma.- Clara se tomo su tiempo para recuperar el aliento y el animo para contestar.

  • Algo así. Tienes sentado a tu mesa a mi único novio. Y no me alegra verlo precisamente. Siempre que se entera de que estoy aquí por vacaciones empieza a llamar a mi casa para pedirme una cita y volver a salir, así que cada verano tengo que pedirle a mi padre que lo amenace para que deje de acosarme. - Pues no capta las indirectas no. Podría decirle que soy lesbiana y estoy más interesada en ti que en su amigo, pero en vista de su comportamiento creo que pensarían más en una insinuación para una orgía que en una petición para dejarnos solas. Podemos ir a otro sitio para que te sientas cómoda.- Clara la interrumpió con determinación. Había recuperado la compostura y salió del baño dispuesta a no dejar hablar a ninguno de aquellos dos sujetos.

Se sentó en la mesa con tranquilidad y comenzó a soltar su pequeño discurso con el mismo arrojo que había mostrado en el baño: - Verás Carlos. Como el tiempo y la experiencia me han demostrado que contigo no sirven las sutilezas ni las negativas voy a ser clara y desagradable. Si no te levantas de la mesa y te largas de este local le diré a mis hermanas lo pésimo amante que eres y poco diestro con tu diminuto miembro viril y, créeme, mañana lo sabrán en este pueblo y los cinco colindantes.- Fueron los otros tres ocupantes de la mesa los que se quedaron atónitos esta vez al oír aquellas palabras emitidas con atrevimiento pero en absoluta calma y, es que sólo le habría faltado sonreír ligera e irónicamente para que la jugada hubiera sido perfecta. En cualquier caso había funcionado ya que los dos abandonaron la mesa y el local mansamente.- No hay nada como el temor al desprestigio para conseguir que te dejen tranquila, ¿no crees? - Es para tenerte miedo, desde luego.-

Continuará...