Vínculos 6 (Final)

Final de la historia

Vínculos 6 (Final)

Los hombres de mi madre nos rodeaban, entonces apareció Sonia entre Sandra y yo. No se encontraba nada bien, disimulo lo mejor que pudo, pero sus piernas no la sujetaban. Si seguía en pie, era porque Sandra y yo la teníamos cogida por la cintura, tiritaba mucho y se veía muy enferma. Estaba muy preocupado por ella, mire a Sandra con extrema preocupación.

Entonces a los hombres de mi madre les empezó a aparecer puntos rojos por todo el cuerpo, eran punteros láser de armas automáticas de combate. No sé quiénes eran, pero nos habían salvado la vida, de las sombras apareció el tío de Sandra.

• Marchaos si queréis conservar la vida – dijo el tío de Sandra.

• Crees que nos dejaremos amedrentar por unos cuantos hombres – dijo el hombre de nuestra madre.

De repente empezaron a aparecer hombres armados por todas partes, el tío de Sandra había conseguido ayuda. De repente apareció un coche y de él salió un hombre trajeado con marcado acento ruso. Nos miró y miro a los hombres de mi madre.

• Estos chiquillos tienen algo que nos pertenece a nosotros, aceptad la oferta y marchaos, si no pereceréis – dijo el ruso amenazante.

Los hombres de mi madre viendo que el que tenían delante era el lugarteniente de la banda rusa, decidieron que lo mejor era dejarlo para otro día. Vi como Sandra le miraba y le dijo.

• Jamás pensé que sería salvada por ti Alexei.

• Sorpresas que da la vida – dijo el ruso sonriente.

Alexei miro a Sonia y nos dijo que no tenía buen aspecto, nos pidió pruebas de lo que el tío de Sandra le había contado. Teníamos un pendrive con algunas cuentas para que vieran que no estábamos mintiendo, una vez comprobado todo Alexei nos dijo que nos escoltaría hasta el hospital que construyo el tío de Sandra.

Coloque uno de los abrigos que traje a Sonia, le puse el termómetro y tenía treinta y nueve y medio, la temperatura seguía subiendo. Nuestra madre adoptiva cogía de la mano a Sonia, esta perdió el conocimiento y deliraba por la fiebre tan alta que tenía. Cuando llegamos al hospital todo estaba preparado.

Llevaron a Sonia para que le hicieran unas placas, pensaban que tenía neumonía y tenían que verificarlo. Nosotros no quedamos en una sala de espera, yo lo estaba pasando fatal. Quería con toda mi alma a mi hermana pequeña, había sido la única persona en este mundo que jamás me había fallado. Sin embargo, yo sentía que la había fallado, me encontraba sentado en uno de los asientos, cuando note que alguien se sentaba a mi lado.

Al mirar vi que era Sandra, me abrazo fuerte y me dio un tierno beso en la boca.

• Sonia es fuerte y lo sabes muy bien.

• Lo sé, pero si le pasara algo… - con lágrimas en los ojos.

Alexei se acercó y me dijo que el hospital que construyo el tío de Sandra tenía médicos/as y enfermeras/os muy buenos, estaba seguro de que saldría adelante.

Note que entre el ruso y Sandra había algo, yo no soy un hombre celoso, pero sentía curiosidad, mi mirada me delato y Sandra se adelantó a mi pregunta.

• Nunca hemos tenido nada, ha sido la única persona que estuvo a punto de matarme – dijo Sandra.

Yo me quede sin habla, ahora entendía la tensión que se notaba entre ellos. Uno de los médicos se acercó a nosotros y nos dijo que en las placas habían visto que tenía neumonía, la subieran a planta y le empezarían a poner antibióticos para la infección y antipiréticos para la fiebre.

Mis padres estaban muy cansados, el tío de Sandra les dijo que había preparado una casa segura para ellos, los hombres de Alexei se encargarían de su protección. Sandra y yo decidimos pasar la noche junto a Sonia, Sonia deliraba y hablaba en sueños. En un momento empezó a gritar el nombre de Sandra de forma desesperada, después dijo nos la han matado Héctor.

Sandra y yo le cogimos la mano, me preguntaba que estaría soñando mi hermana, más que una pesadilla parecía el mismísimo infierno, bese su frente que estaba ardiendo y me senté al lado de Sandra que estaba tan preocupada como yo. Coloco su cabeza sobre mi hombro y nos besamos, sería una larga noche.

SONIA

Me encontraba en una absoluta oscuridad, de repente se hizo la luz y me vi de rodillas junto a mi hermano. Delante de nosotros se encontraba Sandra, estaba de rodillas frente a nuestra madre. Esta le apuntaba con un arma a la cabeza, nuestra madre nos miró con un rostro lleno de sadismo.

Yo intentaba suplicar, pero no me salían las palabras. Héctor sí que gritaba a nuestra madre que no le hiciera daño, nuestra madre se carcajeó y nos dijo.

• ¿Pensabais que enfrentaros a mí, no tendría consecuencias? – mientras reía.

Amartillo el arma, a Sandra le dio tiempo para mirarnos con la cara arrasad en lágrimas, entonces se escuchó una detonación y el cuerpo sin vida de Sandra cayendo al suelo. Héctor gritaba con un dolor que parecía que acabaría con su vida, yo seguía sin poder gritar, aunque lo intentaba con todas mis fuerzas.

Me di cuenta de que al cachearnos no encontraron una pequeña granada que tenía escondida dentro de mi bota, conseguí alcanzarla y la di la mano a Héctor para que se diera cuenta de que teníamos el arma para acabar con todo, después de la muerte de Sandra ya no nos quedaba más que un agujero lleno de dolor. Nuestra madre se acercó para regodearse, entonces le mire con un rostro lleno de ira y rencor y le espete.

• ¡Jódete zorra!

Héctor y yo activamos la granada y la última visión que tuve fue el sorprendido rostro de mi madre sabiendo que moriría en un instante, mientras volábamos por los aires pude gritar por fin los nombres de las dos personas que más quería, mi hermano Héctor y mi amada Sandra.

HABITACIÓN DEL HOSPITAL

Sonia se levantó de un salto, estaba histérica perdida. Gritaba nuestros nombres, tapaba su rostro con sus manos. Sandra y yo nos subimos a la cama y la abrazamos, al notar contacto soltó un pequeño gemido y se nos quedó mirando.

• ¿Esto es real verdad?, ¿estáis vivos? – pregunto una aterrada Sonia.

• Si hermanita, estamos vivos y tú por muy poco, métete a la cama que todavía no te ha bajado la fiebre – le dije serio de lo preocupado que estaba.

• Haz caso a tu hermano Sonia – le dijo Sandra.

• ¿Esto es real verdad?, ¿no es un sueño? – pregunto una dubitativa Sonia.

• Si es real hermanita estamos aquí y no pensamos movernos de tu lado – le dije.

Sonia me abrazo y después abrazo a Sandra, parecía conforme y se metió en la cama. El esfuerzo realizado le paso factura. Empezó a tiritar otra vez y la tos se volvió más fuerte, llamamos al médico y enfermeras. Le dieron un sedante y le cambiaron el paracetamol por nolotil, Sonia se durmió, Sandra y yo decidimos ir a tomar un café a la cafetería del hospital, el café de máquina era malo con ganas.

• ¿Qué le abra pasado a Sonia? – pregunto Sandra.

• Sonia tiene los mismos miedos que yo, ver morir a su hermano y a la mujer que ama – dije.

• Eso no tiene por qué suceder – dijo Sandra.

• Es una posibilidad que no podemos descartar – dije.

• Tú sabes algo, que no nos has contado – dijo Sandra mirándome a los ojos.

• Saber no, lo intuyo – dije.

• ¿Qué es eso que intuyes? – pregunto Sonia.

• Que Néstor es un títere de mi madre, que es ella quien mueve los hilos y eso es muy malo para nosotros – dije muy serio.

• ¿Cómo has llegado a esa conclusión? – pregunto Sonia.

• Los hombres que llegaron a la cueva, tenían la orden de no matarnos y esa orden la dio nuestra madre, si el jefe hubiera sido Néstor, tú, mama y papa habríais muerto – dije.

El padre de Sandra vino acompañado de mama y papa, mientras Sandra hablaba con su padre, yo lo hice con mama y papa.

• Que pasa tienes un rostro muy preocupado, ¿le ha pasado algo a Sonia? – dijo mama con los ojos a punto de llorar.

• No, Sonia está bien dentro de lo que cabe, ha tenido una pesadilla donde los tres moríamos y eso le ha alterado mucho – dije muy serio.

• ¿Creéis que esto saldrá bien?, podríamos escapar a otro sitio – dijo papa.

• No, nuestra madre nos encontraría, tenemos que acabar con ella – dije muy convencido.

Mis padres entraron en la habitación, yo me quede fuera mirando a mi hermana. Tenía un rostro sereno, en ese momento me hice una promesa a mi mismo, pasara lo que pasara ella saldría viva de esta contienda. Mire hacia el pasillo y allí estaba Alexei hablando por teléfono, me acerque a él.

• Como esta tu hermana- su acento ruso le hacía una voz muy ruda.

• Mejor, ahora está sedada, duerme placidamente – dije.

• ¿Protegeréis a Sandra? – pregunto un serio Alexei.

• Con nuestra vida, no lo dudes – le dije un poco cabreado.

• No te enfades, te creo- dijo dulcificando un poco la voz.

• ¿La queremos, sabes? – pregunté.

• Lo sé, sé que ella también os ama y ha encontrado lo que llevaba toda su vida buscando – dijo Alexei.

• ¿Y era? – pregunté.

• La felicidad – contesto rotundo, pero con una sonrisa en su rostro.

• No te lo he dicho, pero gracias por proteger a mis padres.

• No hay de que, son buena gente – dijo Alexei.

• Cuando mi hermana se recupere, nos gustaría reunirnos con todos los jefes, ¿piensas que será posible? – pregunte.

• Si, lo organizare, ¿qué es lo que queréis? – pregunto Alexei.

• Que encontréis a nuestra madre y a Néstor – dije.

• ¿Podremos participar verdad? – pregunto Alexei.

• Claro – le dije.

La charla acabó con un apretón de manos y una mirada de respeto mutuo, Sandra esperaba al final del pasillo, Alexei le saludo con la mano y puso rumbo hacia el ascensor. Antes de entrar en él me dijo que se pondría en contacto con nosotros cuando encontraran a Néstor y mi madre, después se despidió con una sonrisa.

• ¿Qué te ha dicho? – pregunto Sandra.

• Que te protejamos, parece que se preocupa por ti – le dije.

• No es eso, le debe un favor a mi tío y su forma de pagarlo es manteniéndome con vida, ayer estoy segura de que apareció en la cueva por iniciativa propia – dijo Sandra.

• ¿Cómo lo sabes? – pregunte.

• Esa llamada, Alexei estaba blanco, seguro que se comerá una buena bronca – dijo Sandra.

• Eso no será perjudicial, para él y nosotros – dije.

• No, al jefe de Alexei le interesa el dinero que tenemos y este le ha mostrado ese dinero, ha hecho su trabajo y su jefe le dejara cierta manga ancha. – dijo Sandra.

• ¿Estás segura? – pregunté.

• Algún tirón de orejas se llevará seguro – reía al decirlo.

Me estampo contra la maquina de refrescos y me beso con una pasión que hizo que todo mi cuerpo temblara. Alguien carraspeo y no era otro que el padre de Sandra, miro serio y a mí se me pusieron de corbata. Señalo hacia la habitación, Sonia había despertado y preguntaba por nosotros. Sonia miraba hacia la puerta, cuando entramos su mirada se iluminó de tal manera que me dio un vuelco el corazón y no pude contener las lágrimas. Mi hermana me dijo que me acercara, al hacerlo seco, mis lágrimas con los dedos y deposito un dulce beso en mi frente.

• Ya estoy bien hermanito, todo gracias a vosotros dos – dijo Sonia.

Sandra y yo la abrazamos entonces le pregunté por la pesadilla, ella nos la contó y se me pusieron los pelos como escarpias. Era una posibilidad muy real, estando nuestra madre de por medio todo podía pasar.

Sandra nos miró a los dos y nos dijo.

• Sonia tú entrarás conmigo y los hombres de Alexei.

• ¿Y yo? – pregunté sorprendido.

• Tú nos cubrirás de la mejor forma que sabes desde la distancia y con un rifle de francotirador, tu labor será abrirnos camino – dijo Sonia.

• Muy bien – dije.

Me llevaría a mis lobos para que me guardaran las espaldas, si alguien se acercaba ellos los detectaran a kilómetros a distancia. Las semanas fueron pasando y Sonia se puso bien, Alexei se puso en contacto con nosotros y nos dio las coordenadas y la hora de la reunión.

A la reunión iríamos, Sonia, Sandra, su padre, su tío y yo. La banda de Alexei era la más poderosa y ellos se encargarían de que nadie se saldría del tiesto. Las coordenadas nos llevaron a una fábrica abandonada en tierra de nadie, la verdad que iba muy nervioso, Sandra y Sonia parecían tranquilas. Me imagino que la procesión iría por dentro, al llegar vimos coches aparcados fuera.

Cuando entramos vimos que todos los jefes estaban sentados alrededor de una mesa que formaba una media luna, lo más sorprendente era que en la silla de la banda de Alexei no estaba el jefe, sino él, Sandra se extrañó y se lo pregunto.

• ¿Cómo es que ocupas la silla del jefe de la organización Alexei?

• No es evidente, yo soy y he sido siempre el jefe, ¿crees que si el otro día os hubiera protegido sin el permiso del jefe estaría todavía vivo? – dijo Alexei.

• ¿Por qué ocultarlo? – pregunto Sandra.

• Que todos mis enemigos pensaran que era el lugarteniente me daba más maniobra de movimiento, ahora ya lo sabéis vosotros y ellos – mirando a los demás jefes.

El jefe de la banda Italiana, nos pidió un informe y se lo dimos. No entiendo muy bien el italiano, pero viendo lo roja que tenía la cara parecía estar muy enfadado. Miro a Alexei y le dijo, si teníamos el dinero. Este movió la cabeza de forma afirmativa, le entregamos un pendrive a cada jefe, para que pudieran verificar todas las cuentas.

Una vez hecho eso, nos miraron y nos dijeron que todo su poder e influencia estaban a nuestro servicio. El lugarteniente de la banda irlandesa se acerco y nos dio un informe, en él aparecían las coordenadas exactas donde se escondían nuestra madre y Néstor. El líder la banda balcánica se levanto y nos dijo que habían elegido los mejores hombres y mujeres de cada banda para dar caza a Nuestra madre y a Néstor.

• Nuestra madre es nuestra, no le toquéis ni un pelo – dijo Sonia de forma tajante.

Uno de los hombres se rió y Sonia se acerco a él.

• ¿Qué pasa?, ¡no entiendes bien mi idioma! – dijo muy enfadada.

El hombre sé valentono sintiéndose humillado por una mujer delante de todos, Sonia se movió como un rayo y usando su mano sierra golpeo el cuello del hombre, después de un salto entrelazo sus piernas alrededor del cuello de aquel hombre. Ejerció tal presión que el hombre poco a poco fue perdiendo el conocimiento, Alexei se levanto y pidió calma a todo el mundo.

• Ya esta Sonia, ya habéis dejado clara vuestra postura – dijo Alexei.

Todos los jefes secundaron lo dicho por Alexei y Sonia dejo de ejercer presión. Al rato el hombre volvió en sí y se quedo mirando a Sonia, se acerco poniéndonos a Sandra y a mí en guardia. Se puso en frente de Sonia y le alargo la mano.

• Eres dura de pelar, será un placer trabajar a tu lado – dijo el hombre sonriente.

Sandra y yo nos mirábamos extrañados, entonces Alexei se acerco y nos dijo.

• Ellos solo respetan la fuerza y la demostración de Sonia los ha convencido, ahora tenéis a vuestro mando el ejército más letal del planeta, usarlo sabiamente.

• ¿Tú no piensas participar?, claro ahora que eres el jefe – dijo con tono vacilón.

• Ni jefe ni ostias, yo no me pierdo esto ni muerto, yo seré quien condene los dos equipos – dijo Alexei.

Bueno había llegado la hora de la verdad, la noche siguiente asaltaríamos el edificio donde se escondían las dos personas que habían destrozado nuestras vidas, pero todavía quedaba la última noche. Volvimos a la casa del abuelo de Sandra, esta subió a ducharse y a descansar un poco, creo que lo que no quería era tener que elegir con quien de los dos pasaría la que podía ser nuestra última noche.

No tendría que hacerlo, Sonia y yo nos desnudamos y cogidos de la mano subimos escaleras arriba hasta llegar a la puerta de la habitación. Al abrir la puerta nos encontramos con una Sandra con una toalla enroscada en el cuerpo y otra en la cabeza, al vernos se le cayó la toalla de la cabeza al suelo, su pelo mojado cayó sobre sus hombros y joder que guapa estaba.

• Pero, pero vosotros dijisteis que no interactuaríais entre vosotros – dijo una desconcertada Sandra.

• Y no lo aremos – dijo Sonia.

• Eso es Sandra – dije yo.

Sonia se acerco a Sandra y la fue tumbando sobre la cama mientras la besaba y le iba quitando la toalla, yo mientras tanto me fui metiendo entre sus piernas, hasta llegar a su coñito. Lo tenía un poco seco, yo creo que fue por la sorpresa. En cuanto sintió mi lengua jugar con su clítoris, empezó a rezumar flujos. Sonia seguía besándola, en un momento dado puso su coñito sobre la boca de Sandra mientras se colocaba mirándome a mí.

Cuando vi que el coñito de Sandra estaba listo, le empecé a penetrar suavemente. Los jadeos de Sandra cada vez eran más sonoros, los tres nos movíamos acompasados, Sonia me miraba a los ojos mientras sus manos se apoyaban en los preciosos pechos de Sandra. Yo me agarre a sus caderas e intensifique mis embestidas, de los ojos de mi hermana empezaron a brotar lágrimas.

Soltó los pechos de Sandra y alargo sus manos buscando las mías, entrelace los dedos con los de mi hermana y la mire a los ojos, los míos también se anegaron en lágrimas.

• Lo hemos hecho Héctor, por fin somos felices de verdad.

• Así es hermanita, tenemos una novia preciosa y una familia buena y fiel.

Sandra no podía hablar del placer que estaba sintiendo de tener mi polla penetrando su coñito y el morbo que le daba estar comiéndole el coño a Sonia delante de mí. No tardamos en llegar al orgasmo los tres a la vez, teníamos la respiración y el corazón agitados, al mirar a Sandra esta también estaba llorando. Nos abrazamos los tres y lo único que le salía a Sandra era decirnos gracias, la noche no acaba allí, Sandra fue a limpiarse el coñito, al volver fue Sonia quien se lo comió a Sandra mientras ella me comía la polla a mí.

El placer era tal que no pude aguantar mucho y puse perdida a Sandra, fue una noche donde los tres quedamos saciados. Dormimos en la misma cama, Sandra durmió entre los dos. Nos levantamos tarde y fuimos a buscar a nuestra familia canina, los cachorros se quedarían con nuestros padres y el padre y tío de Sandra. Ellos con algunos hombres de Alexei se encargarían tanto de la protección de los cachorros y de nuestros padres.

Llego el momento de la verdad, Alexei me dio un fusil Dragunov sin estrenar, cogí mis dos pistolas Jericho, unos cuantos cuchillos y granadas. Por último me puse un chaleco antibalas de última generación, Sandra y Sonia también se armaron hasta los dientes. Nos montamos en el todoterreno, estábamos listos para adentrarnos en el infierno.

Antes de llegar le dije al hombre de Alexei que se detuviera, los lobos y yo nos bajamos, vi una plataforma con maleza perfecta a unos mil metros de distancia. Allí estaría oculto y si me encontraban me daba tiempo para estar listo, una vez allí prepare todo, un lobo se puso a mi derecha y el otro a mi izquierda. Ya nos estaban esperando, la verdad que la capacidad de combate de nuestra madre era encomiable. De no ser tan mala como era la admiraría.

Sonia y Sandra iban en avanzadilla, fui abatiendo a cada hombre que se les interponía, en un momento se pararon y pude ver la cara de asombro de mi hermana, después sonrió y me levanto el pulgar para decirme buen trabajo. Conseguí abatir a casi todos los hombres de mama, Sandra y Sonia llegaron a la entrada del edificio, era una especie de fábrica, entraron dentro, escoltados por el equipo de hombres de cada una de las bandas.

Los hombres de nuestra madre se empezaron a rendir viendo la diferencia de poder entre los dos grupos, yo miré por mi visor y vi por una ventana que Néstor estaba muy alterado y hacinado aspavientos a mi madre. Cuando este le dio la espalda, nuestra madre saco un arma y le disparo matándolo en el acto, yo tenía razón. Néstor era un títere, Sonia llevada por el rencor que sentía por nuestra madre se precipito y entro seguida de Sandra, entonces al separarse del grupo que las cubría, mi madre apretó un botón y una puerta muy gruesa se cerró.

En la habitación quedaron nuestra madre, Sandra, el ex amigo de Sandra y Sonia. nuestra madre activo una bomba que llevaba en su cuerpo, estaba conectada a su corazón, si este se paraba estallaría, estaba oyendo toda la conversación del pinganillo que tenía en la oreja, se escuchaba algo mal, eso quería decir que los muros eran gruesos y los cristales blindados. Si la bomba estallaba no saldría nadie vivo.

Pude escuchar como nuestra madre les dijo que soltaran las armas, ellas lo hicieron. Yo estaba desesperado, dispare contra el cristal y como me temía era blindado. Nuestra madre miro hacia el cristal riendo y dijo que yo vería como las dos mujeres que más quería morirían. Primero a punto contra Sonia y cuando fue a apretar el gatillo el ex amigo de Sandra se interpuso entre las balas y Sonia. Sonia se quedo petrificada, Sandra también, yo no tenía tiempo que perder y empecé a disparar al mismo sitio una y otra vez.

Al final conseguí que el cristal se rompiera, Sonia sujeto al ex amigo de Sandra que estaba muy malherido, nuestra madre fue a disparar otra vez, su arma estaba descargada, cogió un cuchillo que tenía en la cintura y se lanzo a apuñalar a una Sonia que estaba en shock. Apunte a la hoja del cuchillo y rece a todos los dioses para no fallar, no lo hice, la hoja salto en mil pedazos. De repente de la espalda de Sonia apareció una pierna que impacto en el rostro de nuestra madre, dejando a esta inconsciente.

Sandra se agacho llorando para ver el estado de su amigo, pude escuchar la conversación.

• ¿Por qué? – pregunto Sandra.

• Tenía que saldar una deuda, que mejor que dando mi vida por la mujer que amas – dijo el amigo de Sandra con un hilo de voz.

Después de eso murió con una sonrisa en el rostro, vi como Sonia cogía un arma y apuntaba a nuestra madre. Yo bajé de la plataforma y corrí hacia el edificio, por el camino encontré el todoterreno y montando en él a los lobos apreté el acelerador con tanta fuerza que parecía que iba a romper el suelo. Llegue a donde estaban los hombres y con una granada que llevaba volamos la cerradura y conseguimos abrir la puerta, a tiempo de detener a mi hermana.

Le cogí el brazo y se lo bajé con fuerza.

• Que crees que haces Héctor? – pregunto una furiosa Sonia.

• Te acuerdas de lo que hablamos, una celda de cuatro por cuatro – dije serio.

• ¡Está bien! – dijo asqueada Sonia.

Entonces hizo acto de presencia Alexei con los demás jefes de las bandas, estos ataron a nuestra madre a una silla y la despertaron echándole un cubo de agua fría. Mama no se arrugo, sabía que iba a tener una muerte horrible y aun y todo seguía desafiante, entonces Alexei dijo.

• ¿Una celda de cuatro por cuatro?, creo que las nuestras son más pequeñas.

• Te enviaremos a una cárcel especial y secreta que creamos donde mandamos a los hombres que nos traicionan, allí viven un infierno hasta que llega su muerte, además tenemos gente que se preocupa de que vuestra salud sea óptima para que duréis muchos años de sufrimiento – dijo el jefe de la banda Italiana.

Desataron a nuestra madre y se la llevaron entre unos cuantos hombres, Alexei se acerco y nos dijo.

• No pensáis despediros, no la volveréis a ver, nunca más.

• No tenemos ningún interés – dije.

Sonia y Sandra asintieron y decidimos salir de allí, por fin todo había acabado. las bandas tenía su dinero, nuestra madre sufriría hasta el día de su muerte y los tres seguimos con vida para poder pasar el resto de la vida juntos y felices.

Volvimos a casa y allí les dimos las noticias a nuestros padres, al padre de Sandra y su tío, todos se pusieron contentos, hasta los lobos. Sandra Nos beso a los dos con una pasión que nos dejo sin respiración, lo que paso esa noche en el dormitorio me lo guardo para mí, solo diré que fue el pistoletazo para la felicidad.

EPILOGO

Han pasado dos años desde que la pesadilla acabo, ahora nos encontramos en el lago, es verano y se está muy bien, yo estoy en la orilla con mi portátil escribiendo esta historia. En un momento una algarabía hace que levante la cabeza de la pantalla, en el agua están Sonia y Sandra que sostiene en sus brazos a nuestra hija Nadia, ha sacado la belleza de su madre y el genio de su tía.

De repente mi hija me mira y llama mi atención, dejo el portátil y me meto al agua donde mi hija me espera con los brazos abiertos, jugamos el resto de la tarde los cuatro. Si en el pasado alguien me hubiera dicho que tanto sufrimiento me llevaría a la felicidad que llevaba sintiendo estos últimos dos años hubiera firmado sin pensármelo.

Sonia dirige la empresa de nuestros padres, estos se han jubilado y se han ido a recorrer el mundo como segunda luna de miel, Sandra que estudio derecho, se encarga de los temas legales de la empresa y yo soy el nuevo jefe en el departamento de química, el anterior jefe y mi mentor, de vez en cuando se pasa para ayudarnos.

De nuestra madre lo último que supimos era que estaba recibiendo un castigo acorde con el crimen cometido, ni Sonia ni yo sentimos pena alguna.

El padre de Sandra y su tío vienen cada dos por tres a ver a su nieta, se les cae la baba que da gusto, en otro día su hija les regalo un babero a cada uno, Sonia y yo nos hartamos a reír.

Llevamos a Nadia para presentársela a nuestra familia canina, hizo muy buenas migas con los cachorros, cada dos por tres aparecen en casa para jugar con ella.

Sonia y yo somos inmensamente felices y la culpable de eso es la preciosa Sandra, Que nos demuestra su amor día a día como nosotros a ella.

FIN.