Vínculos 3
La historia sigue
Vínculos 3
Me acerqué hacia donde estaban Sandra y mi hermana, esta la abrazaba llorando y diciendo que la había perdido. Yo me di cuenta de algo, habían errado el tiro, no fue por mis disparos. Para cuando dispare, él ya había efectuado su disparo, alguien así no falla a no ser que lo haga intencionadamente. Acerque el dorso de mi mano a su nariz y Sandra respiraba, estaba viva, mire a Sonia y le dije.
• Sonia espabila, Sandra está viva, llama a su padre y a su tío.
• ¿Cómo? – pregunto una perpleja Sonia.
• El francotirador ha errado el tiro a propósito – dije muy serio.
• ¿Por qué lo aria? – pregunto Sonia.
• Es una advertencia de que van a ir a saco – dije.
• Se supone que Sandra esta protegida – dijo una llorosa Sonia.
• Néstor nos está diciendo que ya no tiene nada que perder y se enfrentara a quien sea para recuperar el dinero.
• Pero Sandra sigue con vida – dijo Sonia.
• Néstor sabe que si Sandra muere, la banda más poderosa de la ciudad le darán caza sin cuartel, por eso no ha matado a Sandra – dije mientras llamaba al padre de Sandra.
El padre y el tío mafioso de Sandra llegaron con otra persona que era médico, no la movimos como nos indicó por teléfono. Como sospeche la bala le rozo haciéndole una aparatosa herida, la sangre era de una rama que se clavó en la espalda al caer para atrás. El médico trajo una ambulancia camuflada como si fuera una furgoneta y nos pidió que le siguiéramos, nosotros nos montamos en el coche del padre de Sandra.
• Como estáis chicos – pregunto el padre de Sandra.
• Bien- contesto Sandra.
• Y tú – me pregunto el mafioso.
• ¡Yo tendría que haber rastreado a ese cabrón hasta dar con él! – dije muy cabreado.
• Para Sandra sois muy importantes, lo primordial es que ella sienta que está acompañada, ya tendremos tiempo de ajustar cuentas – dijo el mafioso.
Llegamos a un edificio que parecía abandonado, pero dentro era como si fuera un hospital, según nos contó el mafioso, construyo ese hospital clandestino para atender a sus hombres, todos los trabajadores de ese hospital eran médicos y enfermeras que habían perdido el trabajo por la crisis.
Se llevaron a Sandra para hacerle pruebas, mientras tanto nosotros esperamos en una especie de sala de espera, me acerqué a la máquina de café. Estaba tan absorto que no me di cuenta cuando llego Sonia.
• Hermanita, ¿qué es eso tan relevante que me tenía que decir Sandra?
• Eso es algo que tenéis que hablar vosotros, cuando despierte ella te lo dirá.
Mi hermana empezó a llorar y yo poniéndole la mano en el rostro la acerque a mí y la abrace. Cada vez que nos pasaba algo bueno, se estropeaba y terminábamos sufriendo. El médico preguntó por el padre de Sandra y la familia, nos explicó que la bala solo le había hecho una herida, pero que no había ninguna lesión cerebral. Sin embargo, la rama le había perforado el bazo y tenían que operarle, no sé cuanto duro la operación, pero se nos hizo largísimo. El doctor nos dijo que toda había salido bien y que saldría de esta, Sonia empezó a temblar mientras lloraba y el tío mafioso de Sandra la abrazo como un padre abrazaría a su hija. Después del despertar la llevaron a una habitación en planta, estaba sedada. Joder estaba preciosa incluso con todas las vías y vendajes, esa noche la pasamos Sonia y yo, el tío mafioso de Sandra fue a mover sus hilos y el padre de Sandra hizo lo mismo.
Sonia y yo nos pusimos a cada lado de la cama y la cogimos la mano, los dos amábamos a esa mujer con locura, en nuestra mirada no había reproche alguno, solo un cariño absoluto el uno por el otro y un amor incondicional por Sandra. Mientras Sonia y yo la mirábamos y agarrábamos su mano con fuerza, ella parecía que estaba soñando algo, pues de vez en cuando se movía.
SANDRA
Lo último que recuero es que estaba riéndome con Sonia, hacer el amor con ella fue increíble. No necesitamos decirnos nada, cada caricia, beso y mirada de Sonia me decían lo enamorada que estaba de mí y yo lo estaba de ella. En mi vida me había llevado muchas decepciones, pero estos hermanos me habían demostrado que eran unos supervivientes y que después de lo pasado seguían queriéndose con un ardor y fuerza que me hacía estremecer.
Me prende de ellos desde el primer momento que los vi, la forma tan feroz que se protegían el uno al otro me conmovió. Cuando les lleve a la casa de mi abuelo en la montaña, eran los dos muy distintos, Héctor era Un vago y un protestón, pero cuando se ponía a ello, me sorprendía porque se lo tomaba en serio. Sonia, sin embargo, no se quejó ninguna vez y dio el cien por cien desde el primer momento, los dos hermanos eran bastante diferentes, Sonia abierta y Héctor hermético.
Mi relación con Sonia fue muy fluida desde el principio, con Héctor me costó más y si algo tengo claro era que yo no era la culpable. Él jamás dijo nada, fue Sonia quien me contó la traición de su novia Teresa y desde ese momento solo se había dedicado a cuidar de Sonia. Sonia era un portento en el combate cuerpo a cuerpo y eso nos permitía estar muchas horas juntas, Héctor, sin embargo, destaco en el rastreo y el combate a larga distancia.
Sabía que ese chico estaba enamorado de mi tanto como yo de él, pero él sabía que Sonia también se había enamorado de mí y se apartó para que Sonia fuera feliz. Ese gesto hizo que me enamorara más de el sí cabe, cada vez que los tenía cerca me mojaba. Me costaba mantenerme firme, sobre todo con Héctor que era el que más le costaba. Si algo tengo claro es que Sonia habría hecho lo mismo por su hermano.
Héctor empezó a distanciarse más, eso me dolía, pues yo lo quería cerca, tanto como lo estaba de Sonia. Sé que soy una egoísta, pero no estaba dispuesta a renunciar a ninguno de ellos y algo me decía que con estos hermanos podría ser muy feliz. Sabiendo que los dos se habían enamorado de mí, jamás vi un gesto de reproche entre ellos. Su relación era más cercana si cabía.
La tarde que termine haciendo el amor con Sonia, fue después de un entrenamiento, estábamos entrenando judo y cada roce, cada vez que una acababa encima de la otra, era un suplicio. Entonces ocurrió en un de esas llaves en la que eche al suelo a Sonia, ella aprovechó para besarme. Yo me quede bloqueada, era lo que más deseaba. Entonces Sonia se empezó a disculpar, no la deje terminar, la besé con toda la pasión que pude imprimirle al beso, nos levantamos y fuimos besándonos hasta llegar a la habitación.
Las dos estábamos sudadas y con la claridad que entraba por la ventana, nuestros cuerpos brillaban. Sonia estaba preciosa, me desnudé del todo y pude escuchar como Sonia jadeaba poniéndose roja de excitación. Yo me acerque y le bese en los labios, mientras uno de mis dedos jugaba con su coñito. El segundo beso fue en el cuello, ahí ya tenía a Sonia totalmente entregada, tenía los pezones grandes y muy puntiagudos, cuando empecé a succionarlos se me corrió.
Me puso la mano perdida, entonces con una cara de cachondez extrema, me lleve mi mano a la boca y la chupe para el deleite de Sonia. No era suficiente para mí y me agaché para recibir su néctar de la mismísima fuente. Su olor y sabor eran embriagadores, entonces vi como Sonia se posó contra la pared para no caerse del fortísimo orgasmo que estaba sintiendo.
Esta vez le toco a ella, me tumbo en la cama. Metió uno de sus dedos en mi coñito mientras me besaba, se le notaba poca experiencia, pero no lo hacía mal del todo y aprendía muy rápido. Se agachó y empezó a comerme mi pelirrojo coñito con gula, sentí una descarga eléctrica recorrer toda mi espalda y más cuando metió uno de sus dedos en mi culo mientras me comía el coño. Lo reconozco hizo que me corriera como un grifo, el acto final fue cuando hicimos una tijera. Cogidas de la mano y restregando nuestros sexos, lo que más me estremeció fue la intensidad de su mirada.
Entonces vi su reflejo en uno de los espejos, era Héctor, tenía una mirada como si estuviera presenciando uno de los actos más bonitos del mundo, pero también vi una mueca de tristeza. Lo último que vi de él antes de que se fuera fue como sonrió al mirar a su hermana se alegraba de verdad de su felicidad. Tenía que hablar con él, no podía perder a ninguno de los dos.
Cuando terminamos y fuimos a buscarlo para hablar con él, ya se había marchado. Sonia me dijo que lo mejor sería dejarle a su aire y hablar con él a la mañana siguiente, entonces la mire y le dije.
• Sonia, tengo que hablar contigo – le dije.
• Ya lo sé, me dirás que también estás enamorada de mi hermano – con una sonrisa de satisfacción.
• Si, ¿no te molesta? – pregunte.
• No me importa compartirte con mi hermano, sé perfectamente que él te dirá lo mismo – dijo totalmente convencida.
• No sabes lo feliz que me haces, si hubiera tenido que elegir entre uno de los dos, me habría muerto de la pena.
• Pues no te mueras de la pena y ayúdame a preparar la cena.
Mientras preparaba la cena me vinieron a la cabeza relaciones pasadas, relaciones que fracasaron y en algunas de ellas con infidelidades muy dolorosas. Recuerdo mi primera relación lésbica, fue con una compañera de trabajo. Recuerdo el disgusto que se llevó mi padre al enterarse, no porque fuera mujer, sino porque no quería que saliera con un policía. Tenía su gracia cuando yo también era policía, me enamore perdidamente y a los seis meses se mudó a mi piso. El sexo era estupendo, nuestro superior era un poco homófobo y decidió ponernos en horarios diferentes. Había semanas que no nos veíamos, yo lo pase fatal, pero a ella parecía que no le afectaba. Se le veía la mar de feliz, entonces llego la noche fatídica.
Nos llamaron porque se estaba cometiendo un atraco, cuando llegamos nos recibieron disparando y terminaron hiriendo a mi compañero. Al final aguantamos hasta que llegaron los refuerzos y conseguimos detener a los atracadores, yo acompañe a mi compañero al hospital. Al llegar mi padre me estaba esperando y me dio la noche libre, me dijo que descansara.
Cuando llegue a casa con ganas de abrazar a mi novia y hacer el amor para quitarme el miedo que pase esa noche. Me encontré con ropa de dos personas desperdigada por todo el salón y unos gemidos que los tenían que estar escuchando desde Madagascar. Al llegar a nuestro dormitorio mi novia estaba de espaldas a la puerta con la cabeza de otra mujer que no conocía comiéndole el coño.
Estaba armada y muy cabreada, decidí salir de mi casa, pasaría por la comisaría y después de ducharme, pasaría la noche con mi compañero en la habitación, hable con su mujer y me lo agradeció. Ella tenía que quedarse en casa pues tenían dos niños pequeños y no había encontrado canguro, cuando llegue mi compañero estaba leyendo una revista más aburrido que una ostra. Se sorprendió al verme y cuando me pregunto que hacia allí, me derrumbe y le conté lo sucedido.
Mi compañero me dijo que no me preocupara que la que perdía era ella y que algún día consiguiera esa pareja que me hiciera despertarme cada mañana con una sonrisa. Mientras estaba inmersa en mis pensamientos sonreí, tenía razón había encontrado a esa pareja solo que en vez de ser uno eran dos. Cenamos y nos metimos pronto a la cama, no volvimos a hacer el amor, pero dormí abrazada a Sonia y fue todo un placer. No sentí cuando Sonia se levantó, pero si le sentí cuando volvió.
Me dijo que había ido a hablar con su hermano, venía un poco triste, sabia que su hermano la apoyaba al cien por cien, pero también estaba triste porque él se había enamorado y no iba a ser correspondido.
• Pero eso no es cierto – dije muy preocupada.
• Pues cuando vuelva ya puedes hablar con él, lo harás el hombre más feliz del mundo y con eso me harás feliz a mí, ¿sabes lo que eso significa verdad?
Me dijo eso mientras me daba un beso, porque sabía que mi padre y mi tío vendrían en cualquier momento, que si no me la hubiera comido allí mismo.
• ¿Oye Sandra tu tío no es tío tuyo verdad? - Pregunto Sonia.
• No, es el mejor amigo de mi padre y le ayudo a criarme cuando mi madre murió – le dije con tristeza.
Nos sentamos a desayunar y le conté que cuando era pequeña mi padre no se parecía en nada a lo que era ahora, era un hombre positivo y siempre tenía una sonrisa en el rostro. Mi madre salió a hacer la compra y como era una despistada se le olvidó llenar el depósito de su coche y cogió el de mi padre. Llovía mucho, un camión que perdió el control choco contra ella matándola. Mi padre se hundió y de no ser por su amigo hubiera terminado en las garras del alcohol, nada fue lo mismo desde ese día. Mi padre perdió la sonrisa y se dedicó enteramente al trabajo.
Había veces que no lo veía en semanas, el amigo de mi padre pasó a ser como un padre para mí y empecé a llamarle tío. Cuantas noches dormí en su casa, era el capo de la banda más peligrosa de la ciudad, pero conmigo fue muy amable y bueno. Siempre he temido que algún día tendría que detenerlo y eso me hubiera partido el corazón. Pero fueron pasando los años y cuando mi padre se retiró él también lo hizo, aunque en esa organización no se hace nada sin su aprobación por muy retirado que este.
La mañana se había pasado y el desayuno se nos quedó frió mientras yo le contaba mi historia, ese fue mi último recuerdo, después sentí un golpe en mi cabeza y más tarde la oscuridad. Entonces empecé a salir de esa oscuridad y según iba caminando vi los cuerpos de Sonia y Héctor muertos cosidos a tiros, me arrodille y empecé a gritar sus nombres.
VOLVIENDO A LA HABITACIÓN DEL HOSPITAL
Sandra empezó a moverse muy fuerte y a gritar nuestros nombres, entonces se despertó y de un salto se puso de pies sobre la cama. Tenía la respiración agitada y miraba a todos los lados muy asustados, no soltó nuestras manos en ningún momento, pero no era capaz de escuchar nuestras voces.
• Sandra cariño estamos aquí – le decía una emocionada Sonia.
• ¡Sandra! – le grité.
Entonces nos miró y se arrodilló sobre la cama, nos pasó sus manos sobre nuestros rostros mientras empezaba a llorar y decía.
• ¿Estáis vivos, verdad?, ¿esto no es un sueño verdad? –pregunto una asustada Sandra.
• Claro que estamos vivos – dijo Sonia.
Entonces no pudimos aguantar más y nos lanzamos a abrazarla, Sandra se derrumbó y empezó a llorar a mares, era como si le hubieran quitado un gran peso de encima. Entonces me miro y cogiéndole la mano a mi hermana esta se levantó, dándole un beso dijo que iría a la máquina de café y nos dejaría para que habláramos a solas.
• ¿Qué ocurre Sandra?, ¿pasa algo? – pregunte extrañado.
• Te amo Héctor, te amo tanto como a tu hermana – con ojos suplicantes.
• ¿Cómo? – empece a temblar.
• Que os quiero a los dos, no me hagas elegir por favor – dijo una nerviosísima Sandra.
Entonces me levanté y la besé, ella devolvió el beso y pude notar sus lágrimas resbalar por mi rostro.
• Jamás te haría elegir, mi hermana y yo somos uno, si nos amas a las dos serás correspondida y te aremos la mujer más feliz del mundo.
En ese momento entro mi hermana y la miré con cariño, ella se acercó y me abrazo. Entonces miro a Sandra y le dijo.
• Lo de compartirte entre los dos no hay ningún problema, pero no interactuaremos entre nosotros, Héctor y yo no nos queremos de esa manera – dijo Sonia.
Yo asentí y entonces Sandra estallo en una gran carcajada sé lavando arrancándose una de las vías y nos abrazó con fuerza, empezó a llorar y nos dijo.
• Jamás os pediría eso, solo quiero ser feliz junto a los dos y que vosotros seáis felices a mi lado – dijo Sandra.
En ese momento tan feliz hicieron su aparición el padre de Sandra y su tío mafioso, venían con caras de pocos amigos, Sonia y yo nos miramos y pensamos lo mismo. Nos habían escuchado y ahora nos iban a echar una bronca de la ostia, los tiros no fueron por ahí. Ya sabían quien había disparado a Sandra, al verla despierta los dos cambiaron el semblante y la abrazaron.
Ver a dos hombretones como esos llorando, que queréis que os diga, me emocione y mi hermana hecho unos lagrimones como puños. Entonces Sandra soltó la bomba sin anestesia, les dijo a su padre y tío que habíamos empezado una reacción los tres. Sonia se quedó blanca y yo me atraganté y todo. Lástima que estábamos en un tercer piso, si llegamos a estar en el primero mi hermana y yo abríamos saltado por la ventana. Para nuestra sorpresa el padre y el tío empezaron a reírse y dijeron que si así éramos felices, por ellos no había problema, Sandra les miro y les dijo.
• ¿Quién es el que me disparo?
El tío de Sandra le dio un documento y esta se quedó blanca, entonces Sonia y yo nos miramos y preguntamos que estaba pasando.
• Era mi mejor amigo y la persona que puso mi tío para protegernos a mi padre y a mí, ese traidor se va a arrepentir de haber intentado atentar contra mí.
• ¿Cómo es posible que tu amigo te haya hecho esto? Pregunto Sonia.
• En este mundo manda el dinero, después de esto solo tengo un puñado de personas de las que me puedo fiar, y no es suficiente – dijo el tío de Sandra.
• De la comisaria únicamente puedo contar con tu compañero Sandra – dijo el padre de Sandra.
• ¿Y su mujer e hijos? – pregunto Sandra.
• Ya los he puesto a salvo - dijo el tío de Sandra.
• No es suficiente hija, que podemos hacer – pregunto el padre de Sandra.
• Tenemos que conseguir aliados– dije yo.
• ¿Cómo? – pregunto Sonia.
Entonces les dije que nosotros teníamos el dinero de las bandas, policías y políticos corruptos, se lo devolveríamos con la condición de que primero nos ayudaran a acabar con Néstor. El padre de Sandra se acercó a mí y a Sonia y nos entregó un informe en el que ponía el culpable de que aquella noche que murió nuestro padre, pudieran entrar en casa saltándose la alarma y el sistema de seguridad.
Cuando Sonia y yo leímos el informe nos quedamos blancos y empezamos a temblar.
Continuará.