Vimael a través de las sombras

Una vampiresa deseosa de su amo, castigará a su hermana y tendrá consecuencias.

Día tras día, siempre el mismo sueño, me despierto agitada, y con extrañas sensaciones en mi cuerpo ahora muerto, pero supongo que serán por los sueños que acuden a mi, me levanto y paseo, intento calmarme, normalmente, suelo hacerlo cuando me da el aire fresco, saldré al balcón.

Camino silenciosa por la habitación, con pies descalzos, y con tan sólo una fina tela que tapa mi cuerpo, no hay ruidos, mis hermanas se habrán despertado ya y habrán salido a divertirse, después de todo, estamos aquí de paso.

Abro las puertas del balcón y me asomo, la ciudad silenciosa me acoge, y la luna baña mi blanca piel con sus rayos, siento una suave brisa, pero no tengo frío, ya no. Así que me recuesto en la silla, e intento calmar mis sensaciones, pero.., son absurdas, es como si algo me quemara por dentro, pero, yo ya no siento esas cosas, nunca había sentido esto, y estoy descolocada...

-“no sales con tus hermanas?”- Un escalofrío recorrió mi cuerpo, era él, no lo había notado, nunca lo hacía, lo sabia, lo sabíamos todas, pero nos gustaba que lo hiciera. Me quedé quieta, sólo podía mirarlo, y sonrojarme, recordaba mis sueños. –“A.. amo, bu..buenas noches, me desperté tarde, y creo que ya se han marchado, saldré en un rato...”-

Mi cuerpo reaccionaba con su sola presencia, pero él solo me ve como una pequeña, una niña que aún no controla ningún poder, no podría...-“me cambiare y saldré ahora”-

Me doy la vuelta, y cojo mi ropa, vuelvo a girarme, pero ya no lo veo, ha desaparecido otra vez, pero ese sentimiento, no desaparece, ella fue la primera, y eso no es justo, no te lo perdonaré, hermana...

Pienso, una y otra vez, en mis sueños, y en que una de nosotras sí los ha vivido, y me parece injusto, pero nunca le haría nada, es mi hermana, en esta vida lo es, y además.., más que daño .., siento curiosidad, si el amo no va a mirarme de otra manera, al menos conseguiré que ella si lo haga.

Ando pensativa por mi habitación, me deshago del camisón, y camino desnuda, esos extraños sentimientos aun están en mí, me tiro a la cama, y respiro, necesito tranquilizarme, y tomar una decisión.

Me levanto, me visto, y salgo en su busca.

Las logro encontrar, están “cenando”, un hombre bien parecido, -“os lo habéis terminado?, vamos a por otro?”- las animo, sé el tipo de sentimientos que despierta el morder un joven cuello.- Vi a dos presas, y decidí jugar un rato, propuse separarnos por parejas, Diva se fue con  Elisa, y yo me quedé con Aluka.

Tras perseguir a la presa, lo invitamos a casa, y accedió, una vez estuvimos allí, ofrecí mi cuarto, para la cena, y mi experimento, el chico que habíamos cogido iba muy borracho, y sabía que eso, en cierto modo, afectaría a mi hermana. Bebimos ambas a la vez, pero yo paré antes, ella siguió embriagándose con la mezcla de sangre y alcohol, el chico resultó ser bastante joven, y virgen aún, por lo que las sensaciones eran más fuertes, Aluka, de vez en cuando acariciaba su pecho mientras bebía, y estaba sonrojada. Poco a poco, me puse a su lado y acaricié su cuello. Yo sabía que de las cuatro ella era la más fogosa o algo así, había estado estudiando ese tipo de cosas, pero nunca las había experimentado, cuando mis hermanas no estaban, iba hacia la biblioteca de la casa y leía acerca del tema. Aluka separó su boca del chico, y me miró extrañada, pero descubrí que estaba sonrojada y respiraba agitadamente. –“A mi también me gustaría que fuera el amo... siento algo raro hermana, pero no se que es, ni como apaciguarlo”- -“pero cómo sabes que yo, eh.., digo, ¿por qué dices que yo quiero que sea el amo?”-

Lo sabía pensé, y simplemente, le dije que quería que me enseñara, y me acerqué a ella, no sabía lo que hacía, me dejaba llevar. Besé su cuello mordiéndola suavemente, escuché un ronroneo, y cogió con su mano la mía, y la posó en uno de sus pechos. Ella me movía, y yo accedía, la tela de su ropa le daba un extraño tacto, con su otra mano, ella masajeaba su otro pecho, y pequeños gemidos roncos salían de su boca. Sus manos dejaron su cuerpo, y recorrieron el mío, me tumbó en mi cama, y noté algo frío en el pecho, una de sus garras rasgaba mi corpiño, y éste caía a los lados de mi torso su lengua recorrió mi cuello y fue bajando por mis clavículas, hasta mis pechos, y mientras masajeaba uno, lamía el otro. Yo me dejaba hacer, y sólo podía agarrarme a mis sábanas, y dejar que uno tras otro los suspiros escaparan de mi boca.

Lamía con desesperación hasta que mi cuerpo se encogió, un pequeño pero fuerte mordisco en mi pezón derecho me hizo saltar. –“hermana!, ahm... hermana....”- sólo podía gemir, por las atenciones mostradas, lo hacía con pasión, pero muy suave. Pero mi cuerpo deseaba algo más...-“hermana.. me quema...”- ella no decía nada, tan sólo seguía, y seguía...bajando, -“herm....ahng!mmmm...”-

Gemidos y palabras inteligibles salían de mi boca, no podía pronunciar más. Yo tan sólo había leído en libros lo que ella me hacía, pero no quería que pudiese conmigo, no sabía nada (en práctica), pero esta noche, sería ella la que quedaría debajo, por mi honor que lo haría.

Acerqué mis manos a su cabeza, y la subí, y cogiéndola de las muñecas, le di la vuelta, intentó soltarse, pero era tarde, la pilló de sorpresa. En el cabecero de la cama até sus manos de manera que no pudiese soltarse, y le pedí que no hablara alto, pues es chico podría despertar, o llegar alguien. Me acerqué a ella, y lamí su cuello, mientras mis manos, bajaban hasta sus pechos, retiré la camisa negra ajustada que me impedía llegar a ellos y los masajeé con fuerza, no quería ser compasiva con ella, estaba enfadada, y suponía que eso otro sería eso que había leído llamado excitación. Bajé la cabeza,  y no lamí, directamente mordí, una y otra vez, tanto el contorno como el pezón, duro como una roca, no tenía delicadeza ni sabía tenerla, solo dejaba mis instintos jugar. La dejé gemir, y proferir pequeños grititos, que procuraba callar por si llegaba alguien. Bajé aún más la cabeza, y con una de mis bien afiladas uñas arañé los laterales de su pantalón, dejándolo abierto, luego corté las tiras del pequeño tanga rojo y lo retiré, abriéndome camino por su monte, hasta su vulva, atrapé el clítoris frotándolo con ansias, ella no dejaba de gemir, y moverse, de manera que me senté sobre sus piernas, y sin más, introduje dos dedos en su interior, comencé a sacarlos rápido, hacía todo aquello que había soñado que se me hacía a mí,

-“¿es esto lo que te hacía el amo, hermanita?”-. Con la mano libre, mojé mis dedos, introduciéndolos en su boca, y los lamió con ganas, los  separé de su boca, y los dejé casi a su alcance, e intentaba hacer lo posible por llevárselos a la boca. Acerqué los dedos a su ano, y se quedó rígida –“nno.., Dan...Dant... no..., herman....no ... el.. amo.. no....”-

Sólo reí, no la escuchaba, tan sólo reí, y los introduje a la fuerza, tensó su cuerpo, y tapé con una almohada su boca, para que no se escucharan sus lamentos, levanté sus piernas y los saqué, y ahora lentamente introduje uno, luego dos, y hasta tres, cada vez los movía más rápido, y ella ya había dejado de lamentarse, y ahora jadeaba.

-“ al final te ha gustado hermana?”- pero no contestaba, me enfadé, -“amo...amo....”- no decía nada más, sólo jadeaba y seguía llamando al amo... quería hacerla sufrir un poquito, por ser siempre la favorita, la que se mantenía a su lado, pero estaba disfrutando, -“yo no soy el amo, hermana. ¿Quieres al amo para algo en especial?”- -“amo... más”- me enfadé, aun quería más!, -“no soy el amo, y no vas a tener más”- frustrada decidí terminar, y la mordí, haciendo que se tensara, pero ésta vez no de dolor, sino de placer.

Nada más terminar, las sombras se hicieron más oscuras, temí que fuera él, pero no apareció, así que salí del cuarto, y fui a dar una vuelta, llevándome al chico y dejándolo cerca de un bar, y me fui a dormir. Cuando llegué a mi cuarto, mi hermana había desaparecido, supuse que se había ido a su habitación, así que me acosté sin mas.