Vimael a través de las sombras (3)

Una vampiresa deseosa de su amo, castigará a su hermana y tendrá consecuencias.

La noche siguiente desperté temprano, raro en mí, y algo confundida, no recordaba dónde estaba, miré a mi alrededor y comencé a reconocer el lugar, era la habitación de mi amo. Recordé tolo lo que había pasado la noche anterior, y noté como mis mejillas enrojecieron levemente.

Me levanté y abrí las ventanas, una suave brisa rozaba mi cuerpo, me dirigí a mi habitación, aunque no quería dejar la de mi amo, pero debía salir a comer algo, lo necesitaba. Entré al baño, y me decidí por una ducha rápida, mientras el agua caía, recordaba los acontecimientos pasados, y sin darme cuenta, una de mis manos bajó a mi sexo y lo acarició levemente, mientras la otra apretaba mis pechos, me senté en un pequeño poyete que había, y seguí dándome placer, no quería esperar, y me dije que la ducha no sería tan rápida. Introduje un par de dedos en mi interior, y con la otra mano masajeé mi clítoris, mientras recordaba el roce de mi amo en mi, cada vez más rápido, miss caricias me excitaban más y más, gemía bajito, para que no me escucharan, alcancé el ansiado orgasmo, y terminé mi ducha.

Me vestí y salí a cazar, no miré si mis hermanas dormían aún, tenía ganas de dar una vuelta a solas. Cacé un buen ejemplar, con promesas de una noche movidita, y al llegar a un parque con el pretexto de estar más cerca, lo “abracé”, su sangre corría por mi garganta, alimentándome, y saciando en parte mi sed. Cuando vi que si seguía moriría, lo dejé, en su estado, no podría recordarme siquiera, así que fui a dar una vuelta, y a por otro platillo, encontré a otro más, bebí gustosa y volví a casa.

Al llegar, escuché ruidos, no les di importancia, pero conforme me acercaba a mi habitación, escuché más y más ruidos, y lo que me parecían gemidos. Entré en mi habitación, y usé un conjuro que el amo nos había enseñado, para poder ver a través de una pared. Me quedé estática.

Diva, cabalgaba como una posesa subida en mi señor, mientras él le amasaba los pechos a placer, los brazos de ella estaban a los lados, sujetándose para poder acoplarse mejor, e introducirse aún más el miembro del amo.

Diva se sacudía y aumentaba todo lo que podía su velocidad, el amo se incorporó, y lamía y mordía sus pechos, ella gemía más y más, y noté el momento en el que alcanzó su orgasmo, por la fuerza con la que se impulsó y las sacudidas de su cuerpo, se quedó tendida sobre él, y saliendo despacio, quedó ella abajo ésta vez. El amo cambió la posición, y se puso arriba, y jugaba con ella, con sus dedos rozaba el clítoris ahora más sensible y Diva daba pequeños saltos.

Volvió a penetrarla, y ella comenzó a gemir una vez más, cada vez iba más deprisa.

Yo me quedé embobada mirando al amo y a Diva, ver cómo ella lo había montado a él, y cómo la montaba ahora él a ella, hizo que sin darme cuenta comenzara a acariciarme, sentada en el borde de mi cama, me deshice de mis ropas y seguí prestando atenciones a mi recién descubierta sexualidad.

EL amo dio la vuelta a Diva, y manteniéndola pegada a la cama, la penetraba cada vez más fuerte y más rápido.

Estaba llegando al orgasmo, y no podía dejar de mirar, y de repente, sus ojos quedaron fijos en mi, y relamiéndose los colmillos los clavó en Diva mientras me miraba, lo que hizo que ella gritara de placer alcanzando el orgasmo, a la vez que yo hacía lo mismo dejando mis manos manchadas de mis fluidos. Tras un par de embestidas más, él se deshizo en ella y acercándola a su pecho la besó apasionadamente, para recostarla más tarde y desaparecer.