Villa de Leyva (1)

Género epistolar de un relato real, escrito por el autor y protagonista a sus dos amigas y coprotagonistas del suceso.

Bogotá, D.C., 27 de julio de 2.001

Doctoras

ANY Y LIA

Cali

Queridísimas doctoras:

A continuación les voy a relatar un sueño que me sucedió hace algunos días. No se porque llegó a mi mente, no se cuando lo soñé, no se si es realidad, no se porque ando escribiendo esto, ya que parece una locura de un cuento de hadas o una fantasía de un lunático.

Un hombre, un tal Fernando36, inició una charla virtual en el mes de febrero con una Condesa, una mujer abierta, desinhibida, con algunas dudas de su vida, de su existencia y de sus deseos íntimos. Allí se inició una relación que poco a poco se fue convirtiendo en una amistad virtual; que para ambos se fue volviendo más estrecha pero que por la distancia, por la manera de comunicación, seguía siendo un sueño. Un sueño que no tenía una realidad cercana. El interlocutor se fue convirtiendo en un hombre que día a día pensaba en esa maravillosa mujer que había conocido en la red y como muchos de los ideales de él, lo hacían imaginar a esa mujer en actividades diversas de la vida diaria y cada día que se conectaba, deseaba encontrar a esa caleña pensante, alegre, bonita, agradable; en fin, maravillosa. La relación virtual se fue volviendo más y más estrecha. Debido a la manera de conocerse, Fernando36 fue expresando a esa mujer sus ideales, su búsqueda, sus deseos en la vida y sus palabras fueron recibidas por ella; algunas aceptadas, otras debatidas, otras rechazadas. Siempre ese hombre ha sido una persona con muchos interrogantes, muy racional, muy pasional, muy sentimental, excesivamente curioso, con muchos deseos de conocer el interior de otras mujeres que tienen características especiales y que van de acuerdo a sus gustos y objetivos de la vida. Ese hombre se ganó el título de Celestino y así fue como empezó a colaborar, patrocinar y alcahuetear actividades que esa Condesa empezó, por su propia cuenta, a manifestar deseos de llevar a la vida real actividades, que en la sociedad no son bien vistas, pero que para ambos son maneras libres de vivir las existencias de cada uno y que estaban de acuerdo a sus maneras libres y desinhibidas de pensar; teniendo cada uno su pasado, sus experiencias íntimas, sus amplias experiencias virtuales, sus pocas o muchas experiencias reales en el campo íntimo y sexual. Por la vida del tal Fernando han pasado algunas mujeres importantes, las cuales poco a poco le fueron relatadas a la Condesa; pero a la vida de ella llegó una mujer de vital importancia, que entró rápidamente a su existencia; una tal Lía. Fernando supo de ella, se enteró del proceso íntimo que poco a poco fue sucediendo entre ellas y se convirtió en un observador virtual de primera fila de un bello y real romance, con sus aspectos positivos, negativos, crisis de identidad, crisis emocionales, dudas, dichas, desdichas, planes, actividades.

De un momento a otro, casi sin darse cuenta, ese observador se fue convirtiendo en protagonista de una bella historia; pues un maravilloso día fue invitado por ellas a charlar y sorprendentemente a verlas juntas, por una cámara; donde lo dejaron maravillado por su frescura, belleza, sensualidad, arrojo y especialmente porque ellas decidieron hacer una invitación especial a ese hombre que se convirtió por cosas del destino en un tal, Madurito, el "elegido". Había, desde hacía algunos días, un cierto plan de conocerlas, en un posible viaje de ellas a Bogotá, para desayunar y verlas de paso en un viaje de descanso y placer de una pareja de mujeres enamoradas. Pero eso tuvo más fondo y Madurito fue invitado a compartir con ellas unos días de ese viaje. Desde el encuentro en esa cámara, cambiaron mucho las cosas entre los tres, se estrecharon mucho más las amistades, las complicidades, las charlas y cada día todo iba tomando un rumbo más cierto, más bello, más intenso, más real. El día del encuentro se iba acercando y Madurito tenía mucha ansiedad, esperaba ese día como algo trascendental en su vida, en sus deseos, en sus objetivos, en su realización íntima y personal, en sus proyectos de vida. Con algunas circunstancias en contra, llegó el gran día; que ningún proceso, ni ningún aspecto del destino pudo interrumpir; todo en la vida de estas tres personas estaba dado, listo, perfectamente sincronizado para que se conocieran.

La primera visión de Madurito fue la de encontrar dos mujeres muy agradables, muy diferentes entre si.

Ese par de mujeres, conocieron a un hombre, que secretamente ellas definirán, evaluarán y sopesarán con su inteligencia y con el transcurrir del tiempo; en sus enigmáticas mentes. Esos aspectos no me fueron revelados en ese loco sueño.

Los tres personajes se fueron de paseo y empezaron a conocerse cada vez mejor. Luego de conocerlas de manera breve, Madurito encontró una mujer físicamente grande, formas gruesas, excesivamente atractiva para él, de porte elegante, sencillamente seductora, de piel bronceada, de proporciones amplias, de sonrisa encantadora y a la vez enigmática, de ojos profundos, de mirada penetrante y encantadora, de charla alegre, de personalidad definida, con un ego grande en dieta, de una manera de ser definida, con aspectos de su vida íntima mucho más claros y definidos que el día que se conocieron virtualmente, con una charla inteligente, culta, conocedora de muchos temas, personalidad inteligente, excesivamente sagaz y apasionada por la vida; y a otra mujer físicamente mediana, piel blanca, delgada, hermosa sonrisa, reservada, calculadora, atractiva, con un cuerpo esbelto, proporcionado, bello, también enigmática, pensativa, tremendamente enamorada de su amiga, tremendamente inteligente, algo temerosa, con una gran capacidad de vivir la vida a grandes pasos asimilando lo bueno y lo malo de una manera perfecta.

El paseo fue algo muy bello, se conocieron más y más, cada quien iba hablando de si mismo, de su vida, de sus deseos, de sus objetivos, de sus planes, de sus creencias, de sus limitaciones. La relación se fue volviendo una amistad bella, sincera en ocasiones, con sus reservas en otras oportunidades. Se compartieron gustos, se expresaron sentimientos, se pusieron sobre la mesa condiciones, se mostraron cada uno de los tres seres de la mejor manera posible en un corto tiempo de adaptación. Que loco sueño. Todo parecía indicar, que se llegaría a una relación de amistad normal y social; como muchos paseos que tres personas pueden emprender.

La noche del primer día fue excesivamente especial para Madurito. Las dos mujeres que lo acompañaban, compartieron en un bar aspectos muy importantes. Abrieron mucho sus seres, algo sus corazones, algo de sus almas y dieron enseñanzas muy importantes al ser sencillo y receptivo de ese hombre que las acompañaba. Ante esa situación Madurito quedó maravillado. También sucedió que Lía andaba muy cansada, llevaba muchas horas sin dormir y su cuerpo fue cayendo, poco a poco, a un estado de somnolencia. Allí los personajes del sueño llegaron a un acuerdo de descansar y dormir plácidamente; pues en la invitación que días antes habían hecho esas dos mujeres, cabía la posibilidad de interactuar sexualmente los tres, a lo que decidieron sin decirlo explícitamente que no harían nada de tipo íntimo.

El segundo día fue bastante diferente. Los cuerpos y mentes descansadas de los protagonistas de esta historia fueron lanzando dardos al aire, para ser recibidos por mentes inteligentes. Fue así, que hubo algunas manifestaciones. Entre ellas, Any salió desnuda del baño de la habitación que los tres compartían. Lía no estaba presente. Madurito enmudeció, observó todo detenidamente y se deleitó ante tal belleza, "inocente", con las únicas palabras de la Any "me estas mirando mucho", a lo que él no contestó absolutamente nada y luego en medio del algunas conversaciones posteriores, él preguntó el motivo de tal acción y la respuesta de ella fue "porque lo quise hacer" y "me gusta ser observada". Otro hermoso detalle fue que la Any y Lía se dieron un lindo y apasionado beso, en una piedra, que era adornada por dos bellas mujeres enamoradas entre si y con un reportero gráfico que plasmó un recuerdo inolvidable para su propia mente y para la historia.

El paseo continuó. Todo era al mismo tiempo normal y "anormal", se visitaron lugares hermosos y paradisíacos por su naturaleza o legendarios por su tradición. Se hablaba de la vida, se compartían gustos, detalles, risas, burlas y aspectos espirituales e incluso paranormales.

La noche del segundo día de ese sueño se iba aproximando. Todo estaba bastante normal. Todo seguía indicando un compartir muy social entre tres amigos; pero ya con algunos detalles importantes en la mente de los paseantes; especialmente el amor y deseo que entre ellas a cada momento se manifestaban con caricias y palabras. El hombre de ese sueño era un observador directo de esa relación y con el transcurrir del tiempo quedaba maravillado del grado al que puede llegar el amor, manifestado en esta ocasión entre dos mujeres, algo que no es bien visto socialmente, pero que es totalmente aceptado, patrocinado y comprendido por la mente de ese hombre acompañante.

Terminó la tarde mezclada y compartida con unos tragos de licor, lo cual estrechó psicológicamente más la relación entre los tres personajes de este sueño, que decidieron por el frío de la noche entrar a la habitación que compartían. Madurito ya estaba algo ansioso y en ellas se notaba una bella intranquilidad, se veía una búsqueda de un momento más relajado, más íntimo; pero que cada uno no se atrevía a dar el primer paso y fue así que luego de buscar alguna distracción emotiva en los canales de una televisión muy familiar, se decidió que los tres unieran dos sencillas y esqueléticas camas para reposar los tres cuerpos, juntos.

Allí se inició algo que no tenía nada de cierto, todo seguía siendo un sueño, una ilusión para cada uno de los personajes, que en momentos manifestaban la necesidad de saber lo que estaba pasando por la mente de cada uno y que nadie se atrevía a expresar, mas que en leves caricias. Si, así empezaron esos tres amigos. Any era el centro de atención en ese momento porque los otros dos personajes tenían cada uno sus motivos para no ir más allá. Lía se notaba nerviosa, callada, pensativa y Madurito estaba pendiente de las reacciones de ambas mujeres. El pacto inicial y objetivo inicial del paseo, era hacer sentir de una manera muy especial a Lía; todo parecía indicar que aquel momento solo quedaría en unas caricias y en una plácida noche de sueño profundo de los tres amigos.

Las caricias continuaron, la situación se fue volviendo más emotiva, entre ellas se besaron y el feliz observador iba incrementando su deseo por ver más y más de aquellos cuerpos que poco a poco se iban despojando de algunas prendas. Ya las caricias iban más allá, iban tomando matices sexuales muy interesantes, hasta que Any rompió definitivamente el "hielo" con una desnudez casi total, que incrementó los deseos de ambos acompañantes y mejoró mucho la situación general. Allí empezó todo la parte sexual de una manera muy bella, Anita era asediada por caricias, besos de Lía en su parte superior, sus senos, su cara, su boca. Ya Madurito había besado esa sensual y deseada boca de Any y ya se encontraba acariciando ese cuerpo hermoso, esas piernas bronceadas, quitando esos interiores resaltantes, descubriendo la parte más intima de la mujer que tanto ha deseado desde hace mucho tiempo. Así fue como Madurito se deleitó en una sesión de sexo oral y sentía como el cuerpo de esa excitante mujer, empezaba a reaccionar a las caricias del hombre y de la mujer que la acompañaban. Cada vez la mezcla de cuerpos se iba haciendo más intensa, los olores corporales y sexuales se mezclaban; todo prosiguió de una manera sensual, bella, sublime.

Luego llegó la hora de la decisión íntima de Lía de proseguir o no. Sin decir nada, sin aceptar, sin negar, esa mujer fue acariciada por su enamorada, fue llevada lentamente, con ternura a un estado de no volver a atrás, de no permitir una renuncia a vivir una experiencia inolvidable para los tres alegres amigos. Así fue como los dos amigos, mujer y hombre, la fueron seduciendo con caricias, la fueron llevando por el camino de la sensualidad, la fueron aproximando a un estado más activo y participativo. La reacción de Lía fue hermosa, tal vez su compromiso mental se vio vulnerado por el buen trato de sus cómplices y se entregó a disfrutar más y más de las caricias. Así fue como también tuvo momentos de gran estimulación y reacciones internas que poco a poco la iban llevando a un éxtasis que a momentos estallaba en señales de gozo.

Ambas mujeres ya habían llegado tal vez en una o mas ocasiones al maravilloso orgasmo que cada una experimentaba por causa de sus otros dos acompañantes, pero que deseaban seguir sintiendo sin límites, sin hora, sin espacio, sin prejuicios; entregadas entre ellas mismas y entregadas a un hombre confidente.

Una de las mayores satisfacciones que recuerdo hubo en ese sueño, fue cuando Any le pidió a Madurito que deseaba ser penetrada. Ese tal Madurito, conocía a la perfección el deseo inmenso, la ansiedad que esa mujer tenía en sentir nuevamente en su interior a un hombre, pues desde hace un tiempo ella no llevaba relaciones de este tipo; sus últimos meses habían sido relaciones con mujeres y deseaba tener, sentir, absorber un cuerpo masculino. Madurito se sintió el hombre más importante del universo, se sintió el "elegido", una vez más el "elegido", se sintió el dueño del mundo cuando empezó a abrazar a aquella espectacular mujer, a sentirse conectado sexualmente con aquel increíble ser que es Any .

De allí, se pasó a interactuar en diferentes formas. El hombre de aquel sueño estaba a punto de enloquecer, se sentía el hombre más feliz del mundo. Podía tener a su disposición a su deseada Any y en ese momento se encontraba arrodillado, detrás de ella, penetrando un cuerpo espectacular, de acuerdo a todos sus deseos más mórbidos, más masculinos, más sensuales. Luego empezaron algunas de las fantasías de Madurito a hacerse realidad. Quiso ver desde su posición trasera con Any , cómo ésta hacía sexo oral a su enamorada. Lo que más excitaba a Madurito era oír las respiraciones de ambas mujeres, acelerándose, excitándose. El se detenía en sus movimientos, únicamente para que el silencio de su cuerpo dejara llegar a sus oídos aquellas expresiones femeninas de sus dos ya íntimas amigas, entrelazadas y directa e indirectamente conectadas con él. Que gran sensación la que recuerdo tuvo en ese sueño Madurito.

Luego, como la mente fantasiosa de Madurito no tiene límite, les pidió una posición diferente a sus amiguitas. Any se subió encima del cuerpo de Madurito, penetrada desde abajo, lo que hacía sentir a ese hombre algo sublime, tener una mujer con aquel conjunto de belleza que llenaba totalmente sus expectativas, lo hacía llegar a un éxtasis mental, mas no corporal, pues quería seguir disfrutando de ellas sin perder las energías necesarias para cumplir con el gran compromiso de satisfacer de cierta manera a dos mujeres que lo habían invitado a compartir cuerpos, intimidades, piel, caricias, sexo y vidas momentáneas. Así fue como Lía se incorporó sobre la cara de Madurito, en posición que la hacía tener contacto directo con su amiga y allí ellas se entrelazaron en besos, caricias, respiraciones. El observador horizontal continuaba extasiado con aquella situación y de vez en cuando colaboraba con caricias de sus manos en los cuerpos de ellas, uniendo los pezones de ese cuarteto de bellos senos y en otras partes que ansiaba tocar en aquella entrelazada mezcla de cuerpos.

Más tarde llegó un momento de sublime importancia para Madurito; era su compromiso principal. Le preguntó a Lía si deseaba ser penetrada, pues ella por aspectos de su vida, hacía muchos años no había sentido la necesidad de tener un hombre para satisfacer sus ansias sexuales. Lía contestó que sí y en ese momento Madurito recibió el segundo premio de su noche y nuevamente se volvió a sentir el "elegido"; había sido aceptado por aquella mujer reservada y poco expresiva. Con aquella manifestación positiva y afirmativa se estaba dando una confirmación a lo que ese hombre ha buscado siempre en toda su vida, ser el hombre más tierno de la existencia de otra mujer en la medida de sus capacidades, no siendo la máquina de sexo, no siendo el semental, no siendo el más diestro en la cama, no siendo el macho, no siendo el devorador de mujeres; siendo el hombre delicado, el hombre piel, el hombre sentimientos, el hombre caricias, el hombre sencillo, el hombre con deficiencias, que siempre le ha gustado ser, para expresar su manera de ser física, mental y sentimental a ese ser tan espectacular de la creación que es la mujer y que en ese momento estaba representado en Lía.

Así fue como ambos cuerpos se entrelazaron, Lía y Madurito se acoplaron físicamente y tuvieron un encuentro mucho más íntimo, más estrecho, quizás con deficiencias de una primera vez, pero que fueron disfrutando poco a poco, hasta llegar a un estado de cansancio corporal que más vencía a Madurito y dejaba a Lía en un estado de expectativa sin una satisfacción total pero creo que con una misión iniciada, llena de ternura y posibilidades futuras muy importantes. Todo esto era observado por Any, que colaboraba tiernamente con el momento que su íntima amiga estaba viviendo y experimentando. Todo fue muy bello.

El cansancio corporal se fue apoderando de los tres amigos que entregaron sus intimidades, que compartieron sus cuerpos. Hubo momentos de mucha acción corporal, de mucha sensualidad, de mucha excitación. Los orgasmos de una o de otra no fueron registrados en la mente de nadie, fueron vividos, fueron gozados. Todos los cuerpos no fueron recorridos, todo no fue experimentado, queda mucho por disfrutar en futuros sueños, quizás sucedan o no sucedan, no importa, lo que sucedió fue muy bello, quedó gravado en la mente de los tres amigos que tendrán unas vidas diferentes a partir de este suceso, de este sueño, de este éxtasis emocional.

Any y Lía, quedaron dormidas, relajadas, plácidas y luego de unos instantes de reposo pasaron a una cama doble, donde se abandonaron al sueño. Madurito quedó en un éxtasis total, solo en su sencilla cama y casi no puede dormir por sus incisivos pensamientos que cruzaban su mente, recreando momento a momento todas las situaciones recientemente vividas.

Al otro día, los tres amigos se despertaron; sonreían, si, sonreían; creo que por sus mentes pasaban imágenes de la hermosa noche recientemente vivida.

Entre ellos hubo comentarios bellos, caricias de despedida, ya que el hombre cómplice se marchaba. Compartieron unas horas más, sin decir mucho de la noche anterior, pero con recuerdos bellos en su mente, por lo menos eso es lo que recuerdo que Madurito pensaba en sus momentos. A Madurito le dio muy duro irse, algunas lágrimas cruzaron su rostro, su corazón, su mente, parte de su ser se quedó allí con sus dos amigas y su cuerpo se alejaba hacia otra ciudad. Pasaron días y todo en la mente de Madurito seguía trayendo imágenes, teniendo recuerdos, haciendo planes futuros; pero el sueño concluye en que Madurito aprendió algo muy importante; vivir el presente, estar siempre en estado conciente y real; pero como él es un mal aprendiz sigue soñando como es su instinto de ser soñador y sentimental; ha quedado enganchado, su loca mente parece que vuela. Dicen los que lo vieron al final del sueño, que es otro hombre, que algo importante y muy significante en su vida ha sucedido.

Doctoras, como ustedes pueden ver mi mente anda soñando cosas extrañas por estos días; no se si esto tenga curación. El objetivo de contarles el sueño que tuve es para que me analicen. Se despide de ustedes el paciente más feliz del universo.

Madurito.