Vigilando a Nadia II

Ahora me he encargado de infestar el habitual pudor de Nadia, presentándome ante ella como un alguien aparentemente legítimo e inofensivo, cómo lo hace un virus informático. Mi amor ingenuamente me ha dado permiso de atacar su cuerpo remotamente.

Las contraseñas de los correos y redes sociales de Héctor las tenía desde que le configuré Outlook y Facebook cuando cambió su computadora personal por una más reciente. También había configurado su teléfono. Afortunadamente le llegaban tantos correos y mensajes que desactivé el sonido de las notificaciones cada vez que le llegaba uno nuevo.

Sin dudarlo desde mi iMac pro entré al gmail de Héctor, después de espiar los correos que se enviaban él y su esposa, me di cuenta de que raramente se escribían y que lo único que los unía era su hija. Para mi representó una enorme ventaja el que cuando Nadia se atrevía a pedirle algo a su esposo no lo hacía ni por SMS ni por Whatsapp, ni por Inbox de Messenger, ni siquiera le hablaba por teléfono. Solo se comunicaba con él a la vieja usanza, enviándole un correo electrónico.

El último correo que Nadia le había mandado tenía por asunto: “Es importante hablar con Vianey” y decía:

“Corazón, disculpa mucho que te moleste, pero Vianey otra vez reprobó matemáticas y la directora advierte que si no mejora no se va a poder graduar ¿Podrías hablar con la niña? A mí ya no me hace mucho caso.”

El correo llevaba varios días y desde entonces su señor ni siquiera lo había visto.

También tengo acceso a las cámaras de mi ex trabajo, así es que una vez que me aseguré de que Héctor estuviera ocupado en el taller, me animé a  usurpar su lugar y desde su cuenta de gmail  me tomé la libertad de responder a Nadia:

“Perdón por no contestar antes, he tenido mucho trabajo, voy a hablar con Vianey.”

Nadia estaba desayunando así es que en cuanto le llegó el correo escuchó el tono personalizado de la notificación de un nuevo email de su esposo. De inmediato contestó:

Asunto: “Muchas gracias mi amor”. Y en el mensaje decía:

“Te entiendo, sé que trabajas mucho corazón, disculpa por molestarte, lo que pasa es que no veo a Vianey interesada en estudiar, dice que le choca matemáticas y se la pasa en el celular.”

Supongo que quiso aprovechar que al parecer su esposo estaba accesible, tomó el coraje de plantear:

“Mi cielo aprovechando que tienes algo de tiempo para contestarme dime ¿Te puedo preguntar algo que en mucho tiempo no me he animado a hacer?”

Mi plan comenzaba a dar frutos, para que no me viera tan interesado la apresuré respondiendo con un escueto correo, ni siquiera me tomé el tiempo de indicar asunto alguno:

“Si pero rapidito que tengo mucho trabajo.”

Comenzó rápido pero sin ir directo al asunto:

“Ya no te gustó ¿Verdad?”

Pensé en responder con un correo que dijera algo así como: ¿Cómo no podría gustarme la mujer más hermosa y sensacional del mundo? Pero su esposo para nada era cariñoso, intuía a donde quería llegar pero haciéndome el tonto le respondí:

“¿Por qué piensas que ya no me gustas?”

Por fin fue directa al grano:

“Hace más de un año que no me haces el amor.”

Era indudable que Nadia se encontraba emocionalmente vulnerable, en mi mente de antemano ya se había fraguado la siguiente táctica:

“Mira mi amor, es complicado, es algo que ni siquiera por email me creo capaz de mencionar.”

Me encantaba verla gracias a la cámara instalada en la cocina presionando la pantalla de su celular, moviendo sus deditos a gran velocidad para textear:

“Sabes que puedes confiar en mí, me daría mucho gusto que lo hicieras.”

Hice una pausa de algunos minutos pero Nadia seguía inerte, no se animó a insistir ni a presionarme, solo permanecía atenta, esperando ansiosamente mi  siguiente correo:

Cuando lo consideré propicio le advertí:

“Ok voy a confiar en ti, espero que no me llegues a defraudar comentándome algo referente al problema que te voy a compartir cuando estemos frente a frente, solo por mensaje podemos comentarlo ¿ok?”

“Sí, claro que te entiendo, yo también solo escribiendo me animo más a expresarme.”

Entonces por fin le “expliqué”:

“Bien, pues la verdad es que desde hace tiempo comencé a padecer de disfunción eréctil, es en parte por esto que bebo y que soy tan celoso.”

Por supuesto que tenía que mentir con tal de ganarme su apoyo y consuelo. Valió la pena arriesgarme porque mi Diosa inmediatamente me lo ofreció:

“Pero amor ¿Por qué no me lo dijiste antes? algo se podrá hacer, por favor dame la oportunidad de tratar de ayudarte.”

“No hay nada que se pueda hacer amor, créeme que lo he intentado de todo, medicina, inyecciones de plaquetas y nada, nunca más volveré a tener una erección en mi vida, aunque bueno, quizás podríamos, no, perdona, mejor olvídalo.”

En esta ocasión si se animó a insistir:

“Confía en mi cielo ¿qué podríamos hacer?”

Por el tiempo en que me tardaba en continuar supuso que me había arrepentido de lo que de primera impresión se me había ocurrido proponer.

Por primera vez me apresuró enviándome o mejor dicho enviando a la dirección de Héctor el siguiente correo:

“Si, algo se tiene que poder hacer ¡Dímelo por favor!”

“Bueno, solo fue una idea tonta, pero recordé que hace unas semanas viendo la TV en la madrugada casualmente vi una película que me dio algo de morbo y me pareció que logré mantener una incipiente erección.”

“¿Y aún recuerdas cuál fue mi amor? La podrías buscar en internet para que en la noche la puedas volver a ver, si quieres yo me duermo en otra habitación para que la veas a gusto.”

“Si me acuerdo de su nombre, pero creo que logré mantener la ligera erección cuando te imaginé a ti viendo la peli completamente excitada.”

Desde mi monitor la veía estupefacta sin saber cómo debía reaccionar.

Como tardaba en responder volví a enviar otro correo:

“Me animé a comentarte esto porque a lo mejor mi problema es en parte porque estoy acostumbrado a reprimirme y a no expresarte mis inquietudes, pero si te incomodé demasiado lo mejor es que nos olvidemos de este asunto, no te volveré a molestar, ni siquiera por correo electrónico.”

Mi amor no podía quedarme mal, me sentí inmensamente feliz en cuanto escribió:

“Disculpa mi amor, lo que pasa es que sí que me daría muchísima pena, pero estoy dispuesta a intentarlo todo para tratar de ayudarte, por favor créeme.”

“Muchas gracias por ser tan comprensiva, solo por esto es que me voy a animar a confesarte que en este instante me encantaría cumplir mi fantasía, ya ves que frente a frente no te voy a comentar acerca de mi problema, pero me muero por poder verte a través de las cámaras con mayor detalle, ¿Sabes? más que con ropa o lencería sexy me encantaría verte completamente desnuda”.

Nadia tardó un poco en reaccionar pero escribió sorprendida:

“Ay mi amor, te pasas, lo bueno es que hace mucho calor.”

Entonces tomó su celular y subió a la recámara, dirigiendo una cohibida mirada hacia la cámara ahí instalada se comenzó a quitar su holgada ropa, era evidente que anhelaba que su “esposo” pudiera por fin reaccionar deleitándose con su excelsa figura, me sentí el hombre más afortunado del mundo de que me obedeciera siendo que yo en realidad era para ella un completo desconocido.

En cuanto se terminó de desnudar escuchó el tono notificándole que le había llegado mi siguiente correo, instantáneamente tomó su celular para leer:

“Eres un amor, te ves tan rica y apetecible que no entiendo cómo es que aún no logro reaccionar, pero creo que vamos por buen camino, ahora me encantaría verte un poco más relajada ¿Podrías servirte una copa de vino?”

Abrió sus grandes ojos claros arqueando las cejas sorprendida, pero estaba acostumbrada a la extravagancia de su marido y el mensaje le había llegado desde su cuenta de correo de toda la vida.

Sabía que la podía escuchar a través de los micrófonos integrados en las cámaras. En lugar de enviar un correo se acercó a la cámara para expresar un tímido:

-Si ahora bajo-

Así lo hizo, iba completamente desnuda, bueno, aún portaba sus aretes y sus lentes para leer y en su mano izquierda llevaba su celular, después de servirse un vaso comenzó a tomarse su tiempo en disfrutar su aperitivo.

Aproveché para ir por unas toallitas húmedas, estaba muy excitado, sabía que tarde o temprano explotaría y no quería ensuciar mi ropa. Cuando finalmente terminó su vaso se acercó a la cámara de la sala diciendo:

-Ya terminé mi cielo.-

Le respondí a través del siguiente correo:

“Ahora te voy a enviar el enlace para veas la película desde internet que te comenté, por favor activa la cámara de la laptop para también poder verte desde más cerca”.

Esbozó una sonrisa nerviosa, la vi dudar un poco.

Le escribí reclamándole:

“¿Te parece muy gracioso?”

Viendo a la cámara de la laptop exclamó como una chiquilla regañada después de haber cometido una seria falta:

-No corazón ¿cómo crees? tú sabes que con poquito que tome me pongo tonta y me río de cualquier cosa.-

No podía evitar sentirme sorprendido de que accediera a mis peticiones pero tenía sentido, Nadia llevaba años obedeciendo a su celoso marido y para no tener problema ella siempre cedía a sus demandas.

Después desde la cámara de la sala, la del pasillo y la de la laptop aprecié cómo colocaba una toalla en el cómodo sillón reclinable, de seguro lo hacía porque estaba desnuda, solo entonces se sentó y abrió el enlace para ver en la Smart TV de 55 la película “Hot wives Vol. 2.”, pero inmediatamente empezó a contrariarse con el vídeo.

Después de pausarlo trató de disculparse escribiendo un correo desde su celular:

“Pero amor, tú sabes que solo pienso en ti, no me apetece ver a otros teniendo sexo.”

Le contesté de inmediato:

“Es solo un vídeo, solo están actuando y no están junto a ti, solo te pido que me des gusto en mi inofensiva fantasía de verte disfrutar aunque yo no pueda satisfacerte.”

Tras suspirar resignada reanudó la película, en cuanto la protagonista comenzó a jadear bajó todo el volumen.

No dudé en ordenarle:

“Sube el volumen.”

Lo hizo muy moderadamente, los gemidos eran apenas audibles pero no la quise presionar de más. Nadia continuaba viendo la película, pero lo hacía mecánicamente, como tratando de reprimirse o haciéndolo meramente por cumplir ¡Vaya reto!

Después de unos minutos empezó a voltear la mirada, era tal su agitación y angustia que acercándose al micrófono de la laptop dijo:

-Lo siento corazón, no, no puedo.-

Era entendible que por sus prejuicios no pudiera, pensé en resignarme, pero yo estaba tomando el lugar de Héctor y él estaba habituado a salirse siempre con la suya ¿Cómo reaccionaría en esta situación?

Victimizarse siempre le funcionaba, era tiempo de dejar de ser tan considerado, su señor nunca lo era con ella.

No dudé en enviarle el siguiente correo con el asunto: “Olvídalo”. El mensaje decía:

“Ya sé que no te puedo expresar mis inquietudes ¿ahora entiendes por qué durante tanto tiempo no te había confiado mi problema? jamás debí hacerlo.”

En cuanto lo leyó apenada por su desobediencia sumisamente imploró viendo a la cámara:

-No, por favor, dame otra oportunidad, claro que si soy digna de confianza.-

Decidí escribirle:

“Es tu última oportunidad, necesito que lo disfrutes, que lo goces, que te dejes llevar, enajenar.”

Mi cielo reanudó el video, se veía aún con cierta tensión pero ahora trataba de concentrarse, pacientemente le di tiempo para ver si se llegaba a relajar.

Cuando por su ligera agitación vislumbré que por fin se animaba a desinhibir le escribí instruyéndola:

“Mi amor, por favor no tan solo mires, siente lo que ves, masajea tus lindas tetas.”

Sus majestuosos senos parecían 2 suculentas peras en su punto más dulce y jugoso, en cuanto los rozó, sus pezones comenzaron a erguir.

Al poco tiempo casi sin darse cuenta se empezó a tocar más firmemente solo con su mano izquierda, esta peculiaridad no dejaba de llamarme la atención. Me sentía emocionado al ver como después de meses de frustración sexual por fin Nadia se comenzaba a agitar, en cuanto consiguió adquirir confianza comenzó a transpirar y unas cuantas perlas de sudor surgieron a través de los poros de piel celestial. Me sentí alegre al darme cuenta que por fin lograba ir adquiriendo confianza, ansiaba liberarla, que tuviera el valor de aniquilar su habitual pudor.

En cuanto terminó el video le escribí ordenándole:

“Te ves muy atractiva con tus lentes pero también añoro deleitarme admirando tus lindos ojos”.

Por supuesto que se los quitó pero viendo a la cámara integrada en la laptop expresó:

-Claro que si mi amor, pero tú sabes que sin ellos batallo para leer.-

Decidí enviarle un correo explicándole como configurar su reproductor de notificaciones para que automáticamente pudiera escuchar mis correos.

Después de ajustar el volumen del audio en su celular al máximo, Nadia escuchó el siguiente correo con la voz del lector predeterminado:

-Mensaje gmail de Héctor: Sube a nuestra recamara y acuéstate boca arriba, lleva la laptop que necesito verte también desde enfrente.-

Además de la laptop también llevó su celular, mientras subía yo me quité completamente mi short y mi camisa. En cuanto Nadia se acostó escuchó el escueto mensaje que en ese momento le había enviado:

-Mensaje gmail de Héctor: ¿Qué esperas para masturbarte?-

En cuanto leyó la nueva indicación su aliento pareció contenerse para después suspirar con fuerza, cerró sus grandes y hermosos ojos y comenzó a acariciar sus pezones y clítoris, era evidente su intensa excitación.

A mi amor le gustaba llevar el cabello suelto, solo se lo recogía para cocinar. Sus rizos comenzaron a balancearse hasta que comenzaron a cubrir su precioso rostro, no dudé en enviarle un nuevo mensaje:

-Mensaje gmail de Héctor: Descubre tu cabello que quiero ver tu cara de puta.-

Hizo una pausa para intentar aprisionarlo con su cabeza recargada en su almohada, pero sus mechones se las ingeniaban para volver a cubrir sus ojos. Mi cielo decidió levantarse para buscar en el tocador una diadema negra, para mi deleite con esta recogió su frondosa cabellera.

Me enardecía que fuera tan complaciente, antes de volverse a acostar escuchó mi nueva indicación:

-Mensaje gmail de Héctor: Ponte a 4 patas, en tu posición natural de perra, viendo frente al espejo.-

Inmediatamente mi amor se giró y sin dejar de tocar sus tetas comenzó a restregar desesperada su sexo contra una almohada, yo me sincronizaba con su ansiedad, sentía como mi verga erecta palpitaba, estaba hirviendo como un volcán, pero preferí conformarme con apretarla tratando de postergar su erupción.

-Mensaje gmail de Héctor: Además de restregarte metete un dedo en tu apetecible culito.-

Nadia estaba tan agitada que ingenuamente se introdujo de un empujón casi hasta la mitad de su dedito índice en la estrecha y prohibida hendidura. Al instante exclamó un sonoro quejido:

–Aaaaaahhh-.

De inmediato lo sacó despacio, entonces se dirigió jadeando a la cámara de la laptop:

-Amor, nunca lo he hecho y se me hace que no puedo hacerlo, creo que si me gustó pero fue mucho más lo que me dolió.-

Mi respuesta fue la siguiente:

-Mensaje gmail de Héctor: Aplícate vaselina en tu dedo meñique.-

En cuanto se untó una adecuada cantidad en su dedito escuchó mi siguiente instrucción:

-Mensaje gmail de Héctor: Palpa suavemente la entrada de tu ano, al principio hazlo lentamente y vas a ir aumentando el ritmo.-

Enajenado vi cómo mi reina dócilmente obedecía dirigiendo su mano izquierda a su apetecible culito.

-Mensaje gmail de Héctor: Relájate corazón, respira profundamente.-

La lubricación había ayudado a aliviar su tensión, en cuanto comenzó a ganar confianza empezó a sincronizar los lentos movimientos de su dedito con la manera en que restregaba su clítoris en la almohada, con su mano derecha se empezó a pellizcar sus pezones y después inconscientemente se empezó a apretar fuertemente su lindo cuellito.

Hice un zoom hacía su rostro en éxtasis, mi primor empezaba a estar tan absorta que no se dio cuenta de que algunas gotas de saliva comenzaban a escapar de las comisuras de sus labios.

No pude contenerme, a pesar de que casi no agitaba mi miembro alcancé un orgasmo espectacular.

Rápidamente me fui a lavar las manos, cuando regresé la estampa seguía siendo estremecedora, así es que no tardé en volver a recuperarme, mi amor aun no descargaba su energía de vida, pero al parecer ya ansiaba terminar porque empezaba a frotarse contra la almohada con mayor frenesí pero yo preferí hacerla esperar:

-Mensaje gmail de Héctor: Aun no te he dado permiso de moverte más rápido.-

Contra su voluntad mi musa volvió a disminuir sus movimientos, esto ayudó a que se concentrara más en nuestra “conversación”, después de uno o dos minutos con voz melosa se atrevió a expresar:

-Perdón mi amor, es que tienes toda la razón, soy una perrita, esta es mi posición habitual ¿verdad que te gusta ver a tu reina disfrutar?-

Me sentí dichoso al ser testigo de su transformación, por fin estaba completamente desinhibida, aceptando su necesidad de dar y recibir placer.

A manera de prueba la reté:

-“Mensaje gmail de Héctor: Claro que me encanta ver a mi reina disfrutar, aunque tengo mis dudas, a lo mejor eres tan solo una doncella.-

-Ya no soy una doncella ¿No ves que si te estoy obedeciendo? ¿Verdad que si me estoy portando bien?-

-“Mensaje gmail de Héctor: Así es, vas muy bien, pero no sé si estas dispuesta a ir más lejos.”

-¿Ehhh? ¿Más lejos? ¡Pero si me estoy tocando y disfrutando como loca! ¿Acaso no es suficiente?-

-“Mensaje gmail de Héctor: Bueno, claro que podrías ir más lejos, dime por ejemplo¿Estarías dispuesta a ser una cualquiera, una verdadera hot wife?”

-Mmm… claro que sí, tu sabes que si estaría dispuesta, pero solo si tú así me lo pides mi amor.-

“Mensaje gmail de Héctor: Ya veremos, por lo pronto me gustaría ver si eres capaz de follarte metiéndote 2 de tus deditos en tu concha.”

-¡Mmm sii! Claro que si corazón ¿también me das permiso de mover mis deditos más rápido?-

“Mensaje gmail de Héctor: solo hasta que reconozcas que te gusta exhibirte, que te encanta que te vea disfrutar.”

-Ufff, siii, tienes toda la razón, no sé por qué pero me excita mucho saber que me ves así, tocándome yo solita.-

Mensaje gmail de Héctor: Así me gusta que reconozcas que eres una puta y cachonda reina, te puedes meter los deditos que quieras y a la velocidad que quieras.-

-Uff, si mi amor, gracias por darme permiso de ser toda una guarra mi amor.-

Sin sacar el dedito índice de su culo Nadia instintivamente deslizó hacia dentro de su concha 3 deditos de su mano derecha con una facilidad espectacular. ¡Qué gusto Dios, mío! ¡Se estaba follando a sí misma por su vagina y su ano y le encantaba! Comenzó a mover casi a la par sus 2 manos desaforadamente. Podía sentir como el fuego la consumía subiéndoles el calor entre las piernas, pasaba por la espalda y la hacía arquear bramando su pasión.

Mi reina estaba a punto de explotar pero necesitaba escuchar mi aprobación, estaba habituada a ser siempre guiada.

Elevando su tono de voz espetó:

-Amor ya casi llego por favor dime ¿Me puedo venir?

“Mensaje gmail de Héctor: Solo si reconoces que estas dispuesta a ser una cualquiera.”

-Uffff¡Si mi amor, claro que sí, siempre seré tu esposa caliente, no sé por qué pero me excita mucho que me faltes al respeto, gracias por darme permiso correrme¡-

La lujuria nos consumía, perdí la noción del tiempo viéndola deleitándose así.

Yo desde mi departamento frotaba mi glande con firmeza mientras mi nena continuaba manoseándose sin cesar para estimular 2 de sus agujeros, su ano y su orificio vaginal.

Mientras que por su boca bramaba y babeaba mi degenerada Nadia alcanzó una gloriosa eyaculación femenina, desembocando por el orificio de su uretra un chorro o mejor dicho un espeso y lechoso río.

Alcanzamos juntos un maravilloso y celestial orgasmo, me sentí en el paraíso mientras los espasmo de mi maravillosa Diosa demostraban como se retorcía de placer…

Los 2 tardamos algunos minutos en recuperar nuestra energía.

Solo hasta que su respiración se normalizó le escribí:

“Mensaje gmail de Héctor: Guarra, acerca tus manos a la cámara, quiero saber si has sido una buena perra.”

Estaba exhausta pero enseguida mostró a la cámara sus manos inundadas con sus abundantes y blanquecinos fluidos, como si fuera una chiquilla que orgullosamente muestra a su padre un examen con un diez de calificación.

“Mensaje gmail de Héctor:

Que sucia eres mi amor, pero gracias a esto creo que por fin logré mantener una ligera erección, recuerda que esto de tratar mi problema por emails va a quedar solo entre tú y yo porque solo por este medio me animo a no ser celoso, pero no sé de lo que sería capaz si estando frente a frente hablamos algo acerca de esto así es que por favor, en persona jamás mencionaremos ni comentaremos acerca del ciber sexo que hemos mantenido.”

Dirigiendo su amorosa y complacida vista a la cámara de la laptop dijo:

-Gracias a ti por confiar tanto en mí y por permitirme disfrutar, te mando millones de besitos, para nada te mencionaré en persona acerca de esto ¡Créeme que jamás lo haré!-

Después de pedirle que desactivara el lector de mensajes mandé a mi cielo a bañar, mientras la admiraba refrescarse borré todos los correos que envié desde la cuenta de Héctor, había sido fácil descubrir las contraseñas de Nadia haciendo un zoom cuando las capturaba en su laptop. Así es que también entré desde su cuenta para borrar los correos que ella había enviado, no quería dejar evidencia alguna de mi intrusión así es que incluso borré los videos en donde aparecía Nadia desnuda y brindándose placer ella solita, no sin antes haber hecho un respaldo.

No solo logré invadir visualmente la intimidad de Nadia, ahora me había encargado de infestar su habitual pudor, me presenté ante ella como un alguien aparentemente legítimo e inofensivo, cómo lo hace un virus informático y mi amor ingenuamente me dio permiso de atacar su cuerpo remotamente, como consecuencia este ahora se encuentra infectado.

Estoy completamente seguro que Nadia jamás se va a animar a hacer algún comentario a Héctor, la conozco muy bien, inconscientemente se va a sentir avergonzada y arrepentida por haberse permitido fantasear viendo la película pornográfica y por si fuera poco por haber sido capaz de brindarse placer ella solita.

Me encantó ver por primera vez a mi presa sonriendo ampliamente, después de bañarse se vistió con rapidez, se le había hecho muy tarde para ir por Vianey…