Vigilando a Nadia I

Me bastó monitorear a Nadia unos cuantos minutos para quedar cautivado con su encanto. A partir de ese momento quedó borrado de mi mente el dilema moral que me había representado espiarla sin su consentimiento.

Este escrito tiene la premisa de ser un relato erótico, si tienen prisa les recomiendo no seguir leyendo, gracias.

Héctor, el dueño de la empresa en la que laboraba no confiaba en lo demás técnicos, así es que hace poco más de un mes me pidió que le instalara un sistema de video vigilancia de vanguardia en su casa, después de todo había que estar preparados ante el incremento de la inseguridad.

No era mi especialidad así es que tuve que dedicar parte de mi tiempo libre para prepararme al respecto. Hace algunos cuantos meses había tenido un accidente y me había lesionado la columna, así es que instalé 8 cámaras de gran resolución en cada rincón de su casa, pero lo hice con dificultad debido a mi problema en la espalda.

Cuando le pedí prestado a Héctor su celular para configurarlo para que desde este pudiera monitorear sus cámaras me contestó molesto:

-Date prisa que se me hace tarde, tengo que atender un asunto.-

Después de unos cuantos minutos me volví a acercar con la intención de pedirle que definiera su clave de acceso personal. Héctor estaba hablando desde el teléfono de su casa, solo hizo una pausa para aseverar altaneramente:

-¿Qué no ves que estoy ocupado?-

Para no “incomodarlo” solo me limité a responder:

-Disculpa.-

Establecí una contraseña en su celular que solo yo conocería a la perfección y la dejé guardada para que mi entonces jefe no se incomodara teniendo que teclearla una y otra vez.

Debido al esfuerzo físico en la instalación, se complicó un poco mi lesión, así es que por prescripción médica le pedí a Héctor que en lo que me recuperaba solo me asignara trabajo de escritorio, pero para mi sorpresa prefirió correrme, sin tomar en cuenta que durante años había sido factor en el crecimiento de su empresa.

Por si fuera poco en cuanto le di la noticia a mi esposa Sandra, no dudó en abandonarme, yo no quería ser una carga para ella así es que no le rogué que se quedara a mi lado.

Después de esto decidí guardar completo reposo, todo con tal de recuperarme pronto. Además de deprimido, estaba fastidiado de no hacer nada.

Hace 3 semanas el dolor no me dejaba dormir, faltaba poco para que amaneciera cuando de repente recordé que no solo me sabía de memoria las contraseñas definidas en el celular de Héctor, también contaba con la información técnica del NVR instalado en su casa, así es que sin haberlo planeado en lugar de tan solo poder ver TV, ahora tenía la oportunidad de ver algo real.

Todo esto lo vi como una esperanzadora señal, los astros se habían alineado, incluso ahora tenía todo el tiempo del mundo y que más les puedo decir, la curiosidad es parte de nuestra naturaleza.

Instalé el programa adecuado en mi iMac Pro y lo configuré para monitorear las 8 cámaras y micrófonos instalados en la residencia de mí no tan estimado ex jefe.

Eran las seis y media de la mañana, lo primero que vi fue cuando una mujer sacaba de la cochera una camioneta, con seguridad se trataba de Nadia, la esposa de mi exjefe. A pesar de vestir con ropa holgada se veía muy bien. Poco después salió una alta y simpática jovencita, después me enteraría de que era Vianey, la hija única de Héctor y Nadia, por su uniforme era obvio que la llevaría a la preparatoria.

Después de las 7 de la mañana salió Héctor, yo de antemano conocía su rutina, pasaría al club deportivo a hacer ejercicio, después se bañaría en el vapor y ahí mismo desayunaría. Comería en un restaurant cercano a su empresa así es que a su casa regresaría hasta en la noche.

A Nadia solo la había visto en persona cuando Héctor me llevó a instalar sus cámaras y el Apple TV en su Smart TV Samsung de 55”. Ella estaba desayunando en la barra de la cocina, sentada en un cómodo banco; en cuanto vio que su esposo entraba acompañado se levantó como resorte y agarró su plato, sin decir palabra subió rápidamente, era evidente que quería refugiarse en la privacidad de su habitación.

Solo la vi de espalda durante unos cuantos segundos pero me bastaron para apreciar que más que atractiva, era un portento de mujer. Cuando toqué la puerta en su recamara para instalar la cámara correspondiente, no había nadie, se las había ingeniado para que no la volviera a ver, como si hubiéramos estado jugando a las escondidas.

Observé cuando Nadia regresaba en la lujosa camioneta, su esposo ya había salido, ella se estacionó frente a la casa para poder barrer y trapear la cochera. Por la forma en que lo hacía me di cuenta de que era zurda. Inmediatamente maximicé la ventana que monitoreaba la entrada de la casa, con destreza exprimía el trapeador pero lo que más aprecié fue como cada vez que se agachaba se marcaban sus firmes y levantados glúteos en sus ajustados leggings deportivos. No podía dejar de regocijarme.

Me bastó monitorear a Nadia unos cuantos minutos para quedar cautivado con su encanto. A partir de ese momento quedó borrado de mi mente el dilema moral que me había representado espiarla sin su consentimiento.

Ya eran casi las 9 de la mañana cuando a través de la cámara que monitoreaba la cocina vi a mi ángel sentada en el banco junto a la barra, la cámara era PTZ así es que no dudé en recrearme haciendo un zoom hacia su cuerpo, Nadia desayunaba yogurt con frutas, me moría de ganas por ver y llegar a saciarme con los dos contenedores de nutrientes que se encargaba de cubrir su blusita escotada.

En cuanto terminó se dirigió al baño. Si, también había instalado cámaras en cada baño, estaban ocultas en los sensores de movimiento así es que Nadia y su hija no tenían idea de esto, sin recato alguno mi cielo se bajó sus azules leggings al mismo tiempo que su pantaleta blanca.

Tenía la certeza de ser yo el hombre más afortunado del mundo al contar con el placer de deleitarme admirando como se limpiaba minuciosamente después de orinar.

Mi musa no tenía la más mínima idea de que estaba siendo monitoreada por un perfecto desconocido, se colocó su protector diario y se volvió a acomodar su atractivo atuendo, después se lavó sus manitas y sus dientes a conciencia. Entonces salió para encender una bocina y conectarla por bluetooth a su laptop, después buscó baladas románticas en spotify y las empezó a reproducir para concentrarse en la reanudación de su jornada, se puso a lavar trastes y ropa, hasta que por fin casi al mediodía Nadia después de trabajar toda la mañana se dispuso a tomarse un más que merecido descanso.

Afortunadamente estaba el invierno por terminar, ya hacía calor, mi admirada Nadia subió a su recámara en donde extasiado vi cómo se cambiaba  para cubrir su intimidad solo con un shorcito de algodón y al desprenderse de su blusa ahora solo cubría sus majestuosos senos con un top rosa. Me fascinaba poder apreciar ahora su apetecible ombliguito, si bien mi nuevo amor no tenía su vientre completamente plano, me atraía mucho más su incipiente pancita, odiaría que se malpasara a causa de alguna exagerada dieta.

Entonces bajó y desde la cámara instalada en la sala de estar vi cómo se sentaba en un sillón reclinable; gracias al micrófono integrado supe que había encendido la TV.

Sin tanto ajetreo por fin la podía admirar con mayor detenimiento, mi musa estaba completamente relajada, no tenía la más mínima idea de que la observaba casi de frente desde la cámara de la sala y de costado desde una cámara en el pasillo.

En un principio me concentré en deleitarme admirando su rostro angelical; no llevaba maquillaje ni se había pintado, pero no lo requería, sus grandes ojos color marrón  iluminaban mi patética existencia, en su mirada triste se reflejaba su reprimida capacidad de amar, su cabello era frondoso, castaño y rizado.

Para estar más cómoda mi princesita adorada reclinó su asiento, estaba tan concentrada en la trama que sin darse cuenta abrió sus piernas de par en par, me sentí dichoso al ser testigo de que lo hacía sin recato alguno.

Ansiaba conocerla aún más profundamente, no dude en hacer un zoom para profanar con mi vista el acceso hacia su parte más íntima. El color castaño de su vello púbico alcanzaba a traspasar sus bragas y su ajustado shorcito blanco, me excitó ser testigo de algo tan real y vislumbrar que mi reina no acostumbraba depilar su pelambre con frecuencia.

Su irascible esposo ya no le prestaba atención, desde hacía mucho tiempo que había perdido el interés en ella, así es que me vi con el derecho de gozar haciéndome una paja en honor de la celestial belleza con la que contaba su portento de mujer.

Con mi mano derecha sacudía instintivamente mi erecto y venoso pene estrellando lentamente la sensibilidad de mi glande en la palma de mi mano izquierda.

Hacía siglos que no me había sentido tan excitado, estaba por explotar pero quería alargar durante el mayor tiempo posible el deleitarme viendo a la preciosa mujer, así es que comencé a masajear y a apretar mi miembro bajando a la vez el ritmo de mis movimientos. Mí vigilada Nadia continuaba absorta viendo una novela y yo estaba aún más absorto viendo con esmero cada una de las perlas de sudor fluían en su cara, vientre y pecho.

El cuerpo de Nadia representaba el mundo entero para mí, el único lugar atractivo y fértil en donde anhelaba habitar por siempre.

Estaba por finalizar la novela cuando no pude postergar lo inevitable y cedí ante la tentación de sentirme en la gloria expulsando de mí ser una abundante eyaculación, imaginando que en realidad estaba esparciendo mis semillas en Nadia, mi verdadero amor.

Quedé tan exhausto que después de bañarme me quedé dormido toda la tarde, por primera vez en meses había logrado conciliar el sueño sin sentir demasiado dolor.

Anochecía cuando desperté, de inmediato volví a espiar a mi amor, en ese sublime momento se desvestía sin ningún pudor, preparándose para meterse a bañar. No pude evitar volver a tocarme lentamente, admirando a Nadia completamente desnuda por primera vez.

Después de su rutina de limpieza  se secó a conciencia y con su bata de baño se trasladó a su recámara.

Me excitaba ver como se ponía su protector y su pantaleta beige con corte francés y moñito. Sus exuberantes senos los aprisionaba con un top también beige de lycra deportivo.

Mi reina se giró para corroborar lo bien que le sentaba y sonrió angelicalmente, después cubrió cuerpo y su ropa interior con una elegante bata de seda rosa para disponerse a dormir.

Yo no haría lo mismo, por internet podía acceder a las videograbaciones guardadas en el disco duro del NVR instalado en su casa, debido a la elevada calidad de resolución tenía la capacidad de almacenar todo lo que había sucedido solo durante los pasados 7 días, pero era tiempo más que suficiente para que se me presentara la oportunidad de reproducir una y otra vez hasta cada interesante detalle ocurrido durante la última semana.

Conforme transcurría mi noche en vela aumentaba mi adicción por degustar todas las grabaciones en las que aparecía mi adorada Nadia, en toda la noche no dejé de masturbarme eyaculando una y otra vez.

A partir de entonces me sería prácticamente imposible para mí renunciar a la sensación de poder que me brindaba el tener la oportunidad de observar a mi Diosa aun y cuando Ella no estuviera de acuerdo...

Me bastó esa noche para conocer y memorizar cada rincón del cuerpo de Nadia. También descubrí su forma de ser, era trabajadora, atenta y servicial.

Inmediatamente sentí simpatía por Nadia, me cautivaba su ternura.

La veía sola, temerosa, esclavizada, los celos de Héctor eran tan enfermizos que se puede decir que la tenía enclaustrada, en el transcurso de la semana solo había salido para llevar y traer a Vianey de la escuela y para ir a surtir la despensa una vez, antes de hacerlo se había tomado la molestia de enviar un mensaje a su esposo cuando estaba por salir así como a la hora en que regresó;él simplemente la había ignorado.

Haciendo zoom a su celular leí algunas de sus pocas u escuetas conversaciones las cuales eran se puede decir muy formales, pero me ayudaba a vislumbrar sus gustos, sus preocupaciones, sus anhelos.

También me pareció interesante leer las infantiles pero un tanto morbosas conversaciones de su hija Vianey, ella estaba muy consentida, mantenía una actitud del tipo “Soy bonita, puedo hacer lo que yo quiera”. Chateaba por horas sentada en la taza del baño.

Héctor no les prestaba demasiada atención tanto a su esposa como a Vianey su hija, quizás en parte por esto la joven canalizaba su rebeldía hacia su madre.

También me di cuenta de que Nadia si bien era en extremo dócil, amable y servicial, le faltaba carácter, quizás simplemente por no tener problemas y llevar la fiesta en paz se esmeraba en no brindar motivos, pero su esposo siempre sería un desconfiado. El único motivo real con el que Héctor contaba para tener celos de su esposa, es que es una escultural y hermosa mujer.

Estaba por amanecer, seleccioné la opción de vista en vivo para observar que mi amor ya se había despertado, se veía sensacional en ropa interior pues era imposible que no se insinuaran las curvas de su culo.

“Me va a volver loco”, pensé, pero después de 24 horas invadiendo y conociendo su más profunda intimidad, ya no contaba yo con lucidez alguna.

Me tomé un respiro, necesitaba estar fresco para planear mi siguiente paso; no sé cuánto tiempo dormité, pero solo me levanté hasta que logré idear como podría llegar a interactuar con mi amor. Me sentí eufórico, desde mi perspectiva había descubierto algo mucho más importante que el principio de Arquímedes…