Vigiladas - 8
Sobre amarillo
Rosario : Para por favor, ahora me toca a mí. Quiero que sea especial y que nos corramos juntas.
No le dije nada, y le indique con la cabeza que estaba de acuerdo. Ella cerró el agua de la ducha, nos besamos. Ella salió y cogiendo un toalla grande, me invito a salir, donde nuestros cuerpos se pegaron para secarse con la misma toalla, sentir su cuerpo contra el mío me dio un escalofrió, que me fundí a ella como si fuéramos una sola.
Ya casi secas, nuestras bocas se unieron nuevamente, mientras que apenas agarraba la toalla.
Ella hizo que mis manos soltaran la toalla, haciendo que se deslizara por nuestros cuerpos.
Al llegar la toalla al suelo, delicadamente me cogió de la mano dándome un escalofrió, me llevo hacia la habitación, donde sabía que iba a ser todo lujuria y pasión, no faltaría sexo y amor, aquello iba a ser muy especial para mí y al ver aquella cama, me parecía que me iba a ser pequeña.
Ella se sentó en la cama, dejándome de pie delante de ella, tenía mi conejito a la altura de los ojos, mientras que las yemas de sus manos se deslizaban de arriba para abajo y viceversa por los muslos de mis piernas.
Nos miramos, con esa chispa especial, que estábamos teniendo estos días, cuando sentimos que alguien golpeaba la puerta.
Yo : Joder no puede ser, me está matando. ¡Que he hecho para recibir esto!
Me puse el albornoz de la ducha, mientras que Rosario se quedó sentada completamente desnuda en la cama, me dirigi hacia la puerta y la abro.
Yo : Si.
Botones : ¡Mire preguntaba por Rosario!
Yo : Si, un momento.
Llame a Rosario, se acercó hasta la puerta, con el albornoz puesto, dándole una visión espectacular al botones de su escote del albornoz, donde el pobre chico quedo algo atontado.
Botones : Mire… es que… ya…
Rosario : ¿Qué te pasa hombre? Espabilaaa
Botones : Lo siento señora. La mujer del director le regala estas dos botellas de champan y mañana tienen una mesa reservada en el comedor Divino, para tres
Rosario : Vale muy bien, muchas gracias.
Botones : ¿quieren ustedes algo más?
Cuando iba a decirle que no y Rosario me frena y me dice.
Rosario : Cariño, eso no se debe decir.
Se arrimó a mí dándome un beso en la boca, donde nuestras lenguas jugaban delante de aquel botones.
Botones : Siento interrumpir, pero ¿quieren algo más?
Rosario : A ver dime, que nos quieres ofrecer.
El botones se quedó sin palabras, no sabía dónde meterse, al final dio media vuelta y sin decir nada se marchó, a lo que nos metimos para a dentro con las dos botellas de champan.
Sin pensárnoslo mucho, abrimos una botella, sabiendo que eran las diez y media de la noche. Abrimos las ventanas de la terraza, la brisa del mar se notaba que llegaba a nuestra habitación, nuestros ya estaban desnudos sin aquellos albornoces.
Estábamos bebiendo y pusimos en ambiente aquello, con un poco de música, no cuerpos bailan delicadamente al compás de la música, las caricias, los besos y los tragos de champan eran continuos, poco hablamos y el ambiente se estaba preparando para una noche loca. No sabía lo que iba a pasar, pero estaba seguro que lo iba a pasar fenomenal y todo gracias a nuestro amo y señor.
Terminamos la primera botella y nos pusimos abrir la siguiente, empezamos a beber por la copa, a lo que ya nos empezaba a caer por nuestros cuerpos, la mayor parte del champan, momento que aprovecho Rosario, para empezar a chupar por mi cuerpo aquel fresco champan.
Eso fue el aliciente para seguir con nuestra escena de sexo o amor, no sabía cómo decirlo, nuestras lenguas estaban ya en contacto una con la otra, cuando nuevamente llaman a la puerta.
Rosario : Joder, yo…
Sin decir más se dirigió a la puerta enfadada y completamente desnuda, abrió la puerta, era nuevamente el botones. Que traía un centro de flores, que le tapaba la cara y no podía ver el espectáculo que le estaba ofreciendo Rosario.
Botones : La Señora Virginia. Este centro es para usted.
Me acerque a la puerta con el albornoz puesto y dándole el otro a Rosario, le cogí el centro de flores y lo apoye en un mueble que había cerca de la puerta
Yo : Muchas gracias.
Botones : ¿quieren ustedes algo más?
No podía contestarle negativamente, pero mi mente me jugo una mala pasada. Me acerque al botones y sin decirle nada le di un beso en los labios y le di cincuenta euros. Me di la vuelta y cerré la puerta. No sabía exactamente que lo hiciera, pero no me estaba arrepintiendo.
Mire para el centro de flores, mientras que Rosario iba hacia la habitación. Vi que tenía un sobre, que ponía mi nombre, a lo que pensé que sería el amo y señor.
Cogí el sobre y lo abrí y me puse a leerlo tranquilamente.
“Hola Virginia, soy el guardia del colegio, fue muy bonito lo que paso ayer y por eso, quería decirte, que tengo una mesa reservada para nosotros dos en el comedor Divino.
Espero verte allí”
Joder, que pasada, que vamos hacer, pensé para mí, tenemos tres mesas reservadas, una por el amo y señor, otra por la jefa de estudios y otra por el guardia se seguridad, y lo peor de todo, que no podemos decir que no, en todo el fin de semana.
Me dirijo hacia junto Rosario, para comentarle lo sucedido, cuando llego a la altura de ella, veo que esta durmiendo, en la cama como una niña pequeña.
Joder, otra vez, esto no debe ser bueno, caliente como una perra, estoy deseosa y con ganas de correrme y hoy estoy viendo que no va a ser. Que putada, estoy como una zorra en celo, me cogí la botella de champan que estaba por la mitad y me la puse al morro para beber.
Cuando acabe el trago me puse a pensar en voz alta, no puedo quedar así, estoy que no puedo mas, y si voy hasta junto el botones y me hace un favorcillo, estoy loca, como pienso eso, si puede ser mi hijo o un alumno de mi clase.
No podía creer lo que me estaba pasando, me senté en la cama donde seguía divagando cosas a lo que sin darme cuenta, mi cuerpo desnudo, quedo dormido de lado de Rosario.
Cuando me desperté eran las ocho de la mañana y mi cuerpo desnudo estaba tapado por una simple sabana, me muevo un poco y veo que no se encuentra mi amiga. Rápidamente me levante y mire por toda la habitación a ver si la veía, al ver que no la encontraba me fui a dar una pequeña ducha.
Al acabar de ducharme, salgo del baño, llaman a la puerta.
Botones : Hola señora, les traigo el desayuno. Para dos.
Yo : Pero estoy yo sola, mi amiga marcho
Botones : Si, su amiga marcho temprano esta mañana, diciéndome que venía sobre la una y media.
Yo : entonces, para quien es el otro desayuno.
Botones : Pues yo ya acabe de trabajar y me iba ya para casa, este es mi ultimo servicio de hoy, si, ¿quiere desayuno con usted?
Joder, no podía creer lo que me estaba diciendo y lo peor que no podía decir que no.
Yo : Claro, porque no. Así no desayuno sola. Siéntate
Pensé para mí, no creo que pase algo y que me haga preguntas indiscretas.
Botones : Muchas gracias, señora. Por lo de ayer los 50 euros y después ese be…
Yo : Nada hombre. Fue un placer hacerlo, si fuera hoy lo haría nuevamente. Se ve que eres muy servicial.
Pero que acababa de decir, no podía creerlo.
Botones : Ósea, ¿Qué lo repetiría?
Yo : si, ya te dije. Si…
Ya sin dejar de terminar la frase el botones todo espabilado, se acercó a mí, besándome en los labios, al sentir aquel contacto de aquellos jóvenes labios, mis neuronas se pusieron en órbita nuevamente.
Despego sus labios de los míos y se notaba que iba disculparse por lo sucedido, por lo que me tire hacia su boca, para besarlo nuevamente. Empezábamos a jugar con nuestras lenguas, y se notaba que no tenía apenas experiencia, pero no quería desaprovechar la oportunidad ya que seguí caliente como una perra y cualquier cosa me ponía a tono, en cualquier momento.
Por eso que me apure, para que no me pasase lo de siempre, por eso que rápidamente me arrodille y desabroche y baje con gran velocidad aquel pantalón y calzoncillo. Mi mirada fue de gran sorpresa al ver aquel pene tan favorecido, no podía creer, que aquel botones tan joven, tenía un pene más grande que mi marido.
Me dispuse a chupar, para calentarlo rápidamente y que me sacase la calentura que llevaba ya de días atrás. Aquello no me entraba casi en la boca, sus manos se apoyaron en mi cabeza y él estaba poniendo el ritmo del movimiento, que era suave y delicioso, por momentos, hacía que me llegara hasta la garganta, haciéndome que tuviera alguna pequeña arcada.
No sé el motivo, pero me estaba dejando llevar por la situación, ya que me estaba gustando cada vez más. Suena un móvil, no podía creerlo, no podía ser verdad, que iba a volver a suceder. Resulta que era el móvil del botones, lo cogió mientras que yo le seguía chupando su grueso pene y se puso hablar, un pequeño rato y colgó.
Botones : Joder, zorra, acaba de una puta vez perra, que era mi madre, ya que es tarde y tenía que estar en casa desde hace media hora
Aquello me puso más caliente y más cachonda, y no ser porque, pero seguí chupando aquel pene, sabiendo que iba a ser otro final igual que el anterior, hasta que se corrió dentro de mi boca.
Botones : Gracias por el desayuno que me diste princesa. Ahora me tengo que ir.
El botones se marchó dejándome allí, arrodillada en el suelo, con la boca llena de semen. Cuando veo que entra mi amiga por la puerta y se acerca a mi para ayudarme a levantarme
Rosario : ¿Qué te paso chica?
Yo : Nada, estaba aquí, que me cayo algo, le dije sonriente.
Rosario: Ah vale. Desayunamos?
Yo sin decirle nada, me acerque a ella y la bese en los labios, dándole mi lengua en el interior de su boca y entregándole parte del semen del botones.
Rosario : tú y el botones¡¡¡¡
Yo : Si le dije sonriendo.
Rosario : Que zorra, te has vuelto ultima mente. Ah, veo que no desaprovechas oportunidad, pero ya me lo contaras, en otro momento. Vengo de la calle y pase por recepción y me dieron este sobre de color….
Yo : ¿Otro sobre? Estoy caliente como una zorra en celo.
Rosario : Si este sobre de color amarillo.
Continuará…
Gracias por vuestros comentarios y correos. Espero vuestros comentarios y correos con ansia. Tengo que pedir disculpas por la tardanza de estos últimos capítulos, pero tengo que buscarle un final convincente y morboso.