Vigiladas - 7
Sobre violeta
Ella abrió la carta y se puso a leer.
“Hola mis diosas divinas, cada vez estáis más bonitas y más deseosas de llegar al final, así me gusta, quería deciros que tenéis que ir a dicho hotel, pero vais en taxi.
Hoy os permito que vayáis como queráis, tan pronto lleguéis dicho hotel, os diré que vuestro Amo y señor estará allí, estaros tranquilas, que pronto sabréis quien soy, eso sí pasarlo genial. Disfrutar del fin de semana
Ahhhh, una cosa más, antes de que se me olvide, el domingo a las cinco y media en tu casa Virginia, quiero, que os vistáis formales, ya que estará vuestra familia.”
Un beso
PD: Os espera un sobre de color violeta en la recepción del hotel.
Yo: Un sobre de color violeta!!!!
Rosario : Mas sobres.!!!!!
Yo : Ya te digo, bueno ahora que hacemos, tenemos que ir en taxi, vamos a tu casa y dejas el coche allí y llamamos el taxi, desde allí.
Rosario : Vale, sin problema
Así, fue, cogimos el taxi, nos sentamos las dos detrás y quedaba una hora de viaje. Empezamos hablar un rato, pero no sé porque se me hacía irresistible, por eso me acerque a ella como una pareja de enamorados y fui en busca de su boca. Vi que ella no me lo rechazaba, nos besábamos tranquilamente, sin ningún tipo de prisa.
Mire para el conductor, porque note que iba muy despacio y vi que no perdia vista de lo que estaba sucediendo en el asiento de atrás. Fui en busca del oído de Rosario.
Yo : Mira el conductor, nos lleva a 40 km/h, hasta el hotel. (le dije en voz baja)
Rosario : no se, porque me estas calentando perra.
No podía creer lo que me había dicho mi amiga, que esta zorra me llamase perra, era una sensación increíble. No podía creer lo que estaba pensando, pero estaba excitadísima de la situación. El tiempo pasaba y nos estábamos calentando de mala manera, no se cuándo tiempo faltaba, pero creo que iba para largo, ya que íbamos muy despacio o al menos eso era lo que creía.
Yo : Rosario, por favor, para quiero llegar, estoy tan caliente como tú, pero me es incómodo el lugar y no me gusta este mirón.
Rosario : Vale, de acuerdo.
Al ver que Rosario y yo nos separamos y nos pusimos hablar, el taxista empezó a aumentar la velocidad. No, le di importancia, pero sabía que no le iba a dar propina, por el comportamiento que tuvo.
El taxista aparco el coche delante de la puerta del hotel, donde bajamos y me acerque a pagarle a lo que le comente cuanto era.
Taxista : No, lo siento, no me debe nada. Ya tenían pagado el viaje.
Yo : Pero; ¿Quién se lo pago?
El taxista arranco el coche sin recibir ninguna respuesta. A lo que dije, joder. Entramos en el hotel para dirigirnos a recepción, para que nos dieran la suite indicada y el sobre de color violeta. Pero, estaba notando cosas raras, no podía creer lo que estaba viendo.
Yo : Merche, ¿Qué haces aquí?
Merche : Virginia, lo de todos los días, es el hotel de mi marido.
Yo : Pero…
Rosario : hola Merche, ¿Qué tal? , le dice colorada.
Merche : Bien, ¿pero que hacéis aquí vosotras?
Yo : Venimos de fin de semana de chicas.
Merche : Vale, me parece bien. Pasadlo bien. Rosario espero verte después.
Nos fuimos a recepción y cogimos el sobre dichoso y nos dirigimos hacia el ascensor, cuando sube con nosotros otra cara conocida, no me recordaba quien era. Cerró el ascensor y pulsamos el botón para llegar a la suite indicada. Cuando noto que el chico me agarra de la cintura, como si fuera de lo mas normal, miro para el para regañarle, me fui imposible porque me planta un beso en la boca.
Mire para Virginia que estaba con cara de atontada, yo sin palabras y sin saber que decir, se abrió la puerta del ascensor, y nos dirigimos hacia nuestra habitación. Cuando me di cuenta y reconocí aquella persona, era el guardia de seguridad. Pero que hacia allí, seria nuestro amo y señor.
Entramos en la suite.
Yo : Joder, ¿Quién será el amo y señor?. No me gusta nada esto.
Rosario : pero, ¿Por qué?
Yo : veo que no te diste cuenta, dime ¿qué hace aquí la jefa de estudios?, ¿qué hace aquí el guardia de seguridad del colegio?, también vi antes a la mujer de la limpieza del cole, a tu vecina
Rosario : Es verdad, yo además vi a Juanma, el chico de clase de 18 años y también vi a Eva, que era amiga de pequeña.
Yo : Joba. ¿Quién será el amo y señor?. Me gusta el misterio pero me está matando.
Rosario : Me voy a la ducha, pero por favor abre el sobre.
Yo : Ah sí, se me olvidaba.
“Bueno mis benditas diosas, veo que seguís aquí y os llevareis muchas sorpresas, porque vais a mucha gente conocida, pero Virginia y Rosario, lo sabréis todo a su momento, pero os quiero decir una cosa antes.
Quiero que tengáis un fin de semana inolvidable, que lo paséis de maravilla y quiero que tengáis sexo entre vosotras y con quien vosotras queráis, no os preocupéis que lo veré todo. Así que disfrutar.
Tenéis una mesa para mañana a las nueve, en el comedor Divino.”
Un beso Virginia mi diosa bendita
Un beso Rosario mi heroína.
PD: Eso sí, no podéis decir que “NO” a nada, sino saldrá todo a la luz.
Rosario: Pero de que va esto, no entiendo nada
Yo : Yo tampoco, pero debemos tener cámaras por toda la habitación
Rosario : ya te digo, pero no pienso buscarlas. Bueno seguiremos o paramos. ¿Qué dices?
Yo : No se, que hacer te lo aseguro. Pero llevo un día muy caliente y se que estoy loca al decirte esto.
Rosario : ¿Qué me vas a decir?
Yo : pues como llevo todo el día caliente y no está mi marido, esta noche me voy a entregar totalmente a tí
Rosario : ¡¡¡¡ qué bonito!!!! Gracias. Me permites darte un beso.
Yo : No me lo tienes que preguntar, ya lo deberías estar haciendo.
Nos besamos apasionadamente con gran dulzura y ternura. Y al separamos
Rosario : me voy a la ducha.
Yo : Vale, me parece perfecto. El fin de semana es largo y creo que va a ser especial.
Rosario : si y difícil de olvidar
Rosario se empezó a desnudar, yo me senté en el sofá viendo el espectáculo. No podía creer que me estaba calentando por la situación aquella y como el amo y señor, me llevo hasta situación de misterio con mi compañera y mejor amiga. Al acabar de desnudarse y ver aquel cuerpo desnudo como se iba por detrás de aquella puerta, me calentó aún más y de forma especial.
Mi cabeza estaba loca, como era posible tener aquellos pensamientos, con esa mujer la excitación iba en aumento y saber que estaba siendo observada por alguien me mataba más, no podía creer aquello.
Me levante del sofá y me dirigí hacia la puerta del cuarto de baño, me puse a ver como Rosario se estaba duchando a través de la puerta de ducha, aquello me estaba poniendo más, sin sacarle ojo de encima, me puse a desnudarme tranquilamente, sin prisas, no quería que aquel momento se acabase.
Pero decía, que pensaba, estaba loca, pero mis manos no paraban de desnudarme y mi corazón decía sigue adelante. Ya totalmente desnuda, empecé abrir la puerta de la ducha y ver como caía el agua por la espalda de Rosario, me produjo una sensación de tener un orgasmo, allí mismo. Pero no dejaba de verla, ver como al agua seguía corriendo por la piel de su espalda, verla relajada y disfrutando del momento, fui entrando sigilosamente.
Una vez dentro, puse su mano en su espalda, tocando parte de su culo, ella sin asustarse se giró hacia a mí, con su bella sonrisa. A lo que yo le conteste muy sonriente.
Nuestras bocas estaban empezando a tocarse una con la otra, donde de vez en cuando nuestras lenguas se estaban poniendo de acuerdo, mientras que aquella agua seguía fluyendo por nuestros cuerpos y nuestras manos acariciaban sin pausa y sin apuros el cuerpo de la otra.
Llevar mis manos a sus pechos y tocar aquellos pezones excitados y duros como piedras, mientras que mi boca empezó a deslizarse besando aquel delicioso cuello, mientras que su espalda estaba apoyada en la pared, superrelajada.
El agua seguía cayéndonos por nuestros cuerpos, cuando mi boca empezó a comer uno de sus pezones, ella empezó a gemir, se notaban que eran gemidos de placer, unos gemidos placenteros y que la estaba llevando a lo más alto.
No me guiaba, me dejaba seguir en un mundo desconocido. Mi boca cambiaba de pezón a pezón, mientras que una de mis manos empezó a tocar y acariciar su conejito, que rara me estaba sintiendo, al tocar aquello, pero veía, que quería seguir, quería saber a dónde llegaba.
Seguí bajando con mi boca y empecé a besarle el ombligo, sus gemidos cada vez eran más seguidos y apoyando sus manos en mi cabeza, indicándome que siguiera pero más abajo.
Se me estaba viniendo un mundo desconocido, no sabía lo que iba a pasar o si lo iba hacer bien, pero mi nerviosismo me mataba. Levanto su pierna apoyando el pie, en la jabonera, donde me facilito mucho la labor.
Empecé a besar aquel coño, uff, como me sentía que sensación más rara, aquello tenía un sabor divino, sus manos seguían en mi cabeza, cuando empecé a trabajar un poco con mi lengua, no podía creer que aquello me estaba gustando más y más. Y veía que a ella le iba genial, porque de su boca no salía ni una sola palabra, únicamente gemidos de placer y aprobación
Lleve mis manos a su conejito, porque mi boca y sobre todo mi lengua pedía ayuda, no sabía como iba a ser, pero seguí para adelante. Con mis manos y con mucha dulzura, abrí su conejito, y cuando mi lengua choco con aquel coñito mojado, me vine arriba y le puse mas ansia y valor para seguir adelante. Donde ella empezó a decir que parara, que se iba a correr.
Hice caso omiso a su petición, porque aquello me estaba gustando, y segui comiendo aquel delicioso coñito cada vez con más ganas. Ella al ver que no paraba, bajo el pie y se agacho para besarme en los labios.
Rosario : Para por favor, ahora me toca a mi. Quiero que sea especial y que nos corramos juntas.
No le dije nada, y le indique con la cabeza que estaba de acuerdo. Ella cerró el agua de la ducha, nos besamos. Ella salió y cogiendo un toalla grande, me invito a salir, donde nuestros cuerpos se pegaron para secarse con la misma toalla, sentir su cuerpo contra el mío me dio un escalofrió, que me fundí a ella como si fuéramos una sola.
Ya casi secas, nuestras bocas se unieron nuevamente, mientras que apenas agarraba la toalla.
Ella hizo que mis manos soltaran la toalla, haciendo que se deslizara por nuestros cuerpos
Continuara…
Gracias por vuestros comentarios y correos.