Vigiladas - 4

Dos sobres naranjas

Rosario : Lo siento Virginia, pero estoy cachonda pérdida y si me voy de aquí, me cepillo a primer tío o vagabundo que coja y si tengo que ser infiel, prefiero mejor, serlo contigo.

Aquello me dejo sin palabras,  por lo que  ella misma fue en busca de mi boca, nos empezamos a besar de nuevo con nuestros cuerpos desnudos en aquel viejo sofá, cuando de repente, sentimos unos golpes en la puerta y vemos que se desliza por debajo de ella un sobre de color azul.

Las dos juntas: joder…

Me levante desnuda y me dirigí hacia la puerta, me agache y cogí aquel sobre o aquel maldito sobre, ya no sé, lo que yo misma decía, lo mire y  puse cara de odio y no sabía porque, pero bueno, lo mire y vi que no ponía nada por el exterior, volví y me senté con  mi amiga Rosario. Mire nuevamente el sobre y después mire para ella, Rosario al ver que no me movía, miro para mí y fue en busca de mi boca. Besándonos apasionadamente. Cuando nos separamos.

Rosario : Gracias. Me dijo con una pequeña sonrisa en la boca

No sabía, porque me daba las gracias y vi que tampoco era el momento de saberlo, por lo que me dispuse abrir aquel sobre y ver lo que ponía.

“Hola mis diosas…

Rosario: Joder este tío otra vez. El amo y señor.

Yo : Si este tío, pero vamos acabar a ver que quiere, sino no veo el momento de salir de aquí.

Rosario : Tienes razón, lee la carta.

Empecé a leer de nuevo.

“Hola mis diosas, siento cortaros vuestra sesión de ternura y placer que habéis puesto en ese beso, fue más que satisfactorio, ver que dos profesoras del colegio se estaban besando muy sexualmente. No quería cortaros, pero tenéis que cumplir con vuestras obligaciones familiares, por eso os pido que os vayáis para casa, ya que mañana viernes vais  a trabajar.

Pero tranquilas que esto no acabará aquí, mañana os darán un sobre a cada una y ya os daré las siguientes instrucciones.  Eso sí, os voy a pedir ya una cosa, hablar ya con vuestros respectivos maridos, para tomaros estos tres días de puente.”

PD: Ah, se me olvidaba para salir de aquí, tenéis la llave debajo de la maceta que esta de lado de la puerta.

PD2: Mañana ir a clase con ese vestido.

Al acabar de leer la carta nos miramos la una para otra, sin decirnos absolutamente nada, estábamos mudas, me levante del sofá. Había un silencio asombroso, nuestras bocas mudas nos pusimos a vestirnos, pero no nuestras ropas, sino aquel vestido, que alguien nos había regalado.

Pero lo gracioso o lo impactante, que me puse aquel vestido toda  decidida y otra vez sin ropa interior. Ya vestidas las dos, Rosario levanto la maceta para coger aquella llave, mientras que yo cogía nuestras ropas y las metía todas en una de aquellas cajas.

Pero mi mente, en aquellos momentos, era malévola o  no sé cómo definirla, me jugo una mala pasada, al ver que Rosario tampoco puso la ropa interior y sin pensarlo, cogí toda nuestra ropa interior y la metí en la otra caja dejándola en aquella mesa, donde tuvimos una situación excitante y morbosa.

Salí de allí por aquella puerta tan convincente y alegre, no le comente nada a Rosario, llegamos al coche y arranque tranquilamente, sabiendo que eran las once de la noche, me dirigí hacia su casa.

Antes de llegar a su casa, pare dos calles más atrás, para comentarle algo.

Yo: Rosario, tengo que decirte, que fue un momento muy especial y muy difícil para mí, pero después de lo sucedido, espero que sigamos siendo amigas y esperemos que todo esto se acabe mañana.

Ella sin decirme nada, se acercó a mí, nos dimos un apasionado beso y al terminar.

Rosario : Arranca por favor. Me dijo ella preocupada

Aquello me extraño, pero hice caso a lo que mando. Arranque el coche y a los dos minutos llegue a su casa, apague el coche, para comentarle lo que hice con la ropa interior. Pero ella se adelantó a mi diciéndome

Rosario : Mira estoy de acuerdo con lo que me has dicho antes, me siento igual que tú, pero también tengo que decirte, que no sé, si quiero que esto acabe.

Al escuchar aquellas últimas palabras, me quede de piedra mirando para ella, momento que ella aprovecho para darme un pequeño beso en boca y abrió la puerta y salió tranquilamente yéndose para el interior de su casa.

Yo seguía allí parada, quieta, inmóvil, estaba estupefacta, no podía creer lo que me había dicho. Arranque el coche y fui dándole vueltas a mi cabeza de lo que había pasado.

Ya no sé si era más sorprendente lo que paso en aquel maravilloso palco, o lo que me había dicho escasos minutos mi amiga, no podía creer lo que me estaba pasando, mientras que seguía conduciendo tranquilamente para mi casa. Sabía perfectamente que a ella y a mí no nos iba el tema de mujeres, es decir, el mundo lésbico, pero aquellas cinco últimas palabras me mataron.

Llegue a casa y metí el coche en el garaje,  al bajar el coche mi cabeza seguía dándole vueltas aquellas palabras, por lo que fui a observar a mis hijos a ver si se me iba aquello de la cabeza, pero era imposible, aquello seguía en mi mente. Por lo me dirigí a mi habitación, con ganas de tener una noche de placer  y sexo con mi marido, pero al llegar a la puerta comprobé que no iba ser posible, ya que estaba completamente dormido con la televisión encendida.

Me desvestí y me puse el pijama, fui al cuarto de baño, me senté en la cama, mire el reloj y comprobé que eran las doce y media de la noche y me acosté. En mi cabeza estaban pasando cosas muy raras y no podía sacarlo de cabeza, sabía que iba a ser una noche difícil, no sabía cómo conciliar el sueño

Pasaron las horas,  no sé a qué hora que me quede dormida, pero sabía perfectamente que apenas durmiera. Sonó el maldito reloj como de costumbre, a las siete y media ya me tenía que levantar. Mi marido y yo, comentamos algo, pero apenas le hice caso y me metí en el baño, para darme una buena ducha.

Salí de la ducha y me dispuse a vestirme como siempre, pero acercarme a la cama y ver aquel vestido, mi cabeza me dijo  que no lo hiciera, por lo que me puse la bata sin ponerme ninguna ropa interior. Aquello era increíble lo que estaba haciendo, porque era la primera vez en mi vida que hacia eso. Salí de mi habitación y vi que mis hijas estaban ya casi listas y fui a la habitación de mi pequeño.

Lo desperté, lo vestí y ya bajo conmigo para desayunar.

Mi marido salió de casa a las ocho y cuarto, por lo que me quede con mis hijos acabando de desayunar. Una vez que acabamos, cogieron sus cosas y los tres salieron para coger el autobús para llegar al colegio.

Ya estaba sola en casa y me dirigí para mi habitación, y muy decidida me puse aquel vestido, pero cuando me mire enfrente de aquel espejo, me fije que era muy atrevido para ir sin ropa interior. No podía creer lo que estaba pensando o lo que estaba insinuando yo misma, era inverosímil ver lo que pensaba o decía en voz alta.

Se me estaba haciendo tarde, aun no sabía lo que hacer, por mi cabeza pasaban mil cosas, si mandarle un WhatsApp a Rosario y comentárselo, ir sin ropa interior, llevar otro tipo de ropa; sin hacer caso al amo y señor, etc. y otras miles de cosas que me pasaban por lo cabeza.

No podía creer que a mi edad me pasara esto, porque al final de cuentas salí de casa, sin saber realmente lo que hiciera o vistiera. Estaba totalmente aturdida.

Salí del garaje con el coche, dirección al colegio, pensando que no iba a llegar a tiempo. Iba conduciendo cuando tuve que parar ya que estaba el semáforo en rojo. Mi cabeza tranquilamente se puso a razonar, pensando en los cinco minutos anteriores y dándome cuenta realmente, de lo que había vestido. No me lo podía creer lo que había hecho, era imposible de entender, ver que me pusiera aquel vestido con el sujetador y dejando libre y aireoso mi depilado coño.

Los coches empezaron a pitar ya que el semáforo estaba en verde, a lo que rápidamente eche un chillido de pánico pisando fuertemente el acelerador y dejando media rueda en el asfalto de la carretera.

Llegue al colegio y vi que llegaba en punto, que no llegaba tarde. Fui a la sala de profesores y vi a mi amiga Rosario, que estaba cogiendo las cosas. No nos dijimos ni buenos días, nos miramos la una para otra, culpables de lo que paso el día anterior y echándonos unas risas.

Tengo que decir; que menos mal, que allí en la sala, había más profesores, porque no se, si pasaría algo o no, entre nosotras. Tenía que hablar urgentemente con Rosario, pero sabía que no era el momento ni el lugar.

Sonó el timbre para entrar en clase, por lo que Rosario y yo nos dirigimos hacia nuestras clases, íbamos juntas hablando de las clases que teníamos. Cuando llegue a mi clase, me despedí de ella con una breve sonrisa de picardía y una mirada que la desnudaba totalmente, seguía sin entender lo que me pasaba.

Me dispuse a dar la clase de lengua como todos los días, pero note que me sentía extraña, así que le mande hacer unos ejercicios, donde escuche alguna crítica, que si llega ser otro día, fijo que el alumno sale castigado, pero no lo hice, porque me sentía….

Una vez que la clase estaba calmada y ya haciendo lo que le había mandado, reaccione de que no podía sentarme ya que…, (bueno ya saben ustedes). Seguí en mi clase de lengua, cuando mis pensamientos eran cada vez peores pensando cosas malévolas, como por ejemplo, “ mi clase de lengua y ayer mi lengua no paraba” o “mi juguetona lengua ayer era lenguaje universal” … intente desviarme de aquellos pensamientos y así fue, cuando algunos alumnos me reclamaban para preguntarme alguna cosa que no entendían.

Seguí explicando a varios alumnos y al ver que muchos de ellos tenían la misma duda, decidí explicarlo en general, por ello me acerque a pizarra y  escucho unos golpes que vienen de la puerta.

Se abrió la puerta y era la jefa de Estudios, diciéndome que le habían dejado estos dos sobres naranjas en su mesa, que uno era para mí y el otro para la profesora de lengua inglesa Rosario.

Cogí mi sobre y lo deje en mi mesa, y me puse a explicar el ejercicio. Lo estaba empezando a explicar cuando mi mente me la jugo de nuevo “la lengua inglesa y la lengua española, ayer se estaban compenetrando bien”, me reí brevemente, porque no quería ser descubierta por mis alumnos, así que me dispuse seriamente a explicar el ejercicio. Pero ya me fue imposible, porque terminara la clase.

Así que recogí mis cosas de la mesa, no olvidándome de mi sobre naranja. La siguiente hora no tenía clase, así que me dirigí hacia la sala de profesores, donde esperaba verme con Rosario. Al llegar allí me senté la silla y vi que Rosario no llegaba, por lo que mire su horario que estaba allí puesto, y comprobé que tenia de nuevo clase dos clases seguidas, a lo que no íbamos a coincidir hasta el recreo

Era una putada para mí, pero bueno, me deje llevar y me dispuse a leer aquella carta.

Abrí el sobre, con gran excitación, por saber que ponía, y me puse a leerla

“Gracias mis heroínas, por dejarme vuestra

algo tan íntimo vuestro.

No sabía que ibais a caer tan fácilmente

una pequeña aventura, pero nunca me

lo de ser infiel lo llevas mal, pero te lanzaste

misterio,  y quieres ver a donde llega esto.

Tengo que deciros antes de seguir, que os

foto que os mande, pues gracias, por vuestra

absolutamente en la foto, porque en la foto,

que esta retocada un poco con Photoshop y

pensasteis que era otra cosas, pero la

problema ahora.

Sé que ahora, que estáis pensando que

Verdad, podéis ir, ya que tenéis la razón,

Por vuestro bien, creo conveniente que

conseguiréis nada, porque no tenéis nada y

parte no creo que queráis, que nadie sepa

me habéis ofrecido ayer debajo del palco.

Os puedo asegurar que se os reconoce

vuestra maravillosa escena lésbica.

Bueno,  como creo que comprendéis lo que hay

de ahora será  más excitante.

Por eso antes de seguir, quiero deciros,

cosas y estáis pensando a ver quién esta

diré, pero todo a su debido tiempo,

Pueden ser uno de vuestros maridos o

conserje del colegio o el director y a lo mejor

o el camarero de la cafetería a donde vais

¿Quién podrá ser? Sera la jefa de estudios o

mejor es, una vecina o simplemente puede

Bueno como os dije ayer, este fin de semana

Resorte de la Ciudad  de Caliño y cogeréis la

Tenéis todas las comodidades y no tengáis

Bueno ya sabréis de mí.”

Firmado: AMO Y SEÑOR

Acabe de leer la carta y no podía entender, todo aquello no lo comprendía, es decir, no tenía ningún sentido, no sé que quería decir aquello, por lo que se me hacía imposible esperar hasta después del recreo, para poder hablar con Rosario.

Pensé en ir a su clase, e interrumpirla, pero el miedo o la preocupación, me dijo que no siguiese.

Vi que entraban otros profesores y me dispuse hablar con ellos, para saber si todo lo que me estaba pasando se me olvidaba por un rato.

Continuará…

paremorboso@outlook.es