Viernes de pasión

El Viernes Santo nadie quiere trabajar....pero a veces toca.Y en ocasiones te encuentras con una grata e inesperada sorpresa. Es mi primer relato, pido perdón por los errores, no hay sexo explícito, pero si os gusta tendrá continuidad. Gracias a tod@s y en especial a la Reina Natalia, mi inspiración

-Jooooder-grité colgando el teléfono mientras miraba a mi chica enfadado.

-¿Qué pasa?-me preguntó, aunque imaginaba lo que era.

-Tengo que currar toda la puta noche. Manolo se ha puesto malo y tengo que sustituirle en la procesión. Las fotos hacen falta para hoy mismo.

-No jodas, si tenemos la cena reservada y la habitación en el hotel de lujo-me preguntó triste, más que enfadada.

-Pues así es. Así que llama para anularlo. Me piro rápido, que salen en diez minutos. Te llamo en cuanto acabe.-le di un pico, cogí el movil y me marché rápido a casa a por mi cámara.

La procesión de Viernes Santo pasaba rutinaria en una tarde-noche de buena temperatura. Imágenes, capuchones, penitentes y las

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s. Alguna estaba mejor, pero eso no consolaba, porque a esta hora tenía que estar celebrando mi sexto aniversario y follando como un animal. Pero aún quedaba más de la mitad y tenía que fotografiar todos los pasos. 150 fotos decentes para la galería de la web, era una auténtica locura.

De repente miré al frente y encontré algo distinto. Qué mirada, qué ojos. Entre las decenas de

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s apareció la belleza más perfecta. Ajusté zoom y empecé a fotografiar. Una morena, jovencita, no tendría ni 20 años, con unos ojos claros impresionantes y una mirada que llenaba la cámara y toda la Avenida atestada de gente. Pero estaba sólo para mí, a veinte metros de distancia. Ese vestido pegado alcuerpo, que realzaba cada palmo de su piel, medias negras y taconazos que casi la ponían a mi altura. El encaje le convertía en un bellezón y el pelo recogido, con la

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y un maquillaje casi imperceptible en sus labios preciosos, la convertían en la mujer más deseable. Las manos recogidas, preciosas, alrededor de un pequeño y discreto bolso con un rosario manejado entre esos dedos largos con una manicura impecable. Era incapaz de apartar mi atención de ella.

Puse la ráfaga, cientos de fotografías, no podía dejar escapar cada gesto, cada mirada, cada paso que daba. Insinuante pese a estar dentro de una procesión. ¡Cómo se mueve! La procesión se detiene, una vez más y ahí la tengo, a diez metros, cambio el objetivo para poder seguir sacandola a cada momento. Ella se gira y comienza a hablar, sonríe a una mujer, joder qué mujer. Se le parece, también alta, con tacones, un pantalón vaquero muy apretado y una chaqueta. Qué noche más buena hace, así la niña morena no tiene que ir con abrigo y puedo regodearme mirando el cuerpo que luce. La mano de la señora le acaricia el rostro, hay emoción en ambas, serán muy devotas. Sigo sin perder detalle y lo fotografío todo. Qué morbo, le da un beso en la mejilla a la chica. Dios, me estoy empalmando, menos mal que llevo el vaquero.

Echa de nuevo a andar y entonces me mira fijamente. Joder, se ha dado cuenta de que estoy fotografiando. Pero no puedo parar. Es una niña, se achantará. Sigo fotografiandola, menuda qué seguridad en sí misma, ya no es la sumisa de hace unos segundos, ahora me mira con superioridad, sabiendo que me ha captado y me ha enganchado. Dios, qué mirada, avanza despacio acariciándose la cara. De nuevo se para, voy a pasar a su lado disimulando, quiero saber cómo huele. Voy mirando las fotos en la cámara por el simple hecho de permanecer ahí detenido.

-Espero que alguna te sirva-oigo susurrarme a mi lado, me giro y me mira sonriente.

-Si....sí, sí, muchas sirven-tartamudeo. Joder, con más de 30 años, me veo tartamudeando ante una niñata.

-¿Me pasarás alguna?-me dice mientras mira la pantalla justo a mi lado-en esa salgo guapa, ¿no crees?- sonríe con una boca que despierta todos mis instintos, con todos los dientes blancos y perfectamente alineados dentro de unos labios que no dejaría de besar.

-Sí, sales preciosa en muchas-no me atrevo a levantar la mirada.

-Y eso que la peineta no me favorece-dice con total confianza y seguridad en sí misma.

-Pues creo que sí lo hace, estás impresionante-la miro fijamente me quedo prendado ante sus ojos, que reflejan una mirada morbosa y de deseo, ajena a estar en una procesión o precisamente por eso, disfrutando de cada instante de sentirse protagonista de los deseos.

-Lo se-sonríe segura y comienza a avanzar, contoneando su trasero y moviendo esas piernas perfectamente esculpidas, totalmente consciente de que me quedaré mirándolo como tantos hombres hacen a su paso.

Tras unos segundos de shock, vuelvo a la realidad, compruebo su cofradía y pienso en la forma de acudir a la parroquia luego para contactar con ella.

-Disculpa, sería posible que me pasaras alguna foto de mi hija. Es su primer año, creo que está bellísima y percibo que te has dado cuenta tú también-me dicen desde al lado, es la mujer morena a la que besó hace unos momentos y que sonríe exultante y orgullosa.

-Eh, sí, claro- De manera automática saco una tarjeta de mi bolsillo y se la doy-Mándeme un mail y se las envío- Le miro sonriente mientras mi mano contacta unos instantes con la suya. Entonces me fijo en que todos los estudios sobre herencia genética son totalmente refutables, porque madre e hija pasan de generación en generación

Avanza la procesión y trabajo de modo mecánico. Solo espero el momento de llegar a la redacción y comenzar a mirar las imágenes. Estoy solo en la zona de fotografía. Inserto tembloroso la tarjeta y empiezo a mirar una tras otra las fotos en las que sale. Mas de 300 en poco más de un minuto. Ella, con su madre, todo aparentemente normal, hasta que en una secuencia, es ella, me mira decidida y, joder, no me había dado cuenta, saca su lengua mirando a la cámara, con sus ojazos y su morbo y chupa un dedo, parecía que se muerde una uña, pero no, se está chupando un dedo, para mí, sabe que la observo y me está dando todo su morbo.

Inconscientemente, mi mano izquierda saca mi rabo a pasear y empiezo a tocarme. Dios, qué pedazo de PUTA.