Viendo porno casero
Tiene encanto verte en una sesión porno.
Viendo porno casero.
Quería estar guapa, era un día especial. Me iba a ver un hombre que me ponía. Pensar en sus ojos azules, su sonrisa en la que se mezcla la dulzura, la lujuria y la crueldad me ha puesto cachonda desde que le conocí. Me había depilado y peinado el cabello largo en un rodete, dejando el cuello al aire. Estaba desnuda ante el espejo y comencé adornarme para parecer más excitante y más puta. Medias negras hasta medio muslo, las enganché al liguero, las tiras negras sobre mis muslos tienen su morbo. Con los botines negro de taco muy alto se acababa la ropa. Aros grandes de plata, un collar del mismo metal para el cuello que parece una argolla y me daba un aire de esclava. Me pinté los labios de rojo, me volví a mirar, me gusté. Había ganado algún kilo con el encierro, pero mi marido decía que me había puesto más maciza. Me volví hacia él y le pregunté.
¿ Estoy bien?
Pareces una zorrita golfa y viciosa.
¿ Me pones el antifaz?
Me ató el antifaz , es de terciopelo negro con estrellas plateadas, deja al aire los labios golosos. Sonreí, me contoneé y susurré caliente:
- Yo estoy dispuesta.
Iba a ser hacer a la distancia algo que pudo ser y no fue. Con Agnes y con Franco deberíamos habernos sacado toda la lujuria acumulada en la cena en el Círculo de Bellas Artes. Pero todo se complicó. Tuvieron que salir hacia Roma al día siguiente, les llevamos a Barajas y nos despedimos con unos besos de esos que dicen: cuando nos volvamos a juntar te rompo de tanto cogerte. (Lo que pasó aquella noche lo he contado en Duelo de esposas)
Los hombres seguían en contacto y hablaban de nosotras: sus mujeres, que les ponían calientes, tanto que planificaron una reunión para hacer un intercambio de hembras en Río de Janeiro: calor, samba, playa y dos hermosas putas para disfrutar: Agnes y Elena, nosotras, sus santas esposas. Todo perfecto, pero el hombre propone y el destino dispone. Y llegó la pandemia. Y ese encuentro cargado de vicio y lujuria quedó congelado ( iba a ser a primeros de abril). El encierro iba acabar pero no acababa, y habíamos llegado julio, a un año de aquella cena, que iba a ser el inicio de una relación de sexo salvaje que nunca ocurrió.
La vida que llevaba: casa, mis hijos, mis padres, el salir bien abrigada las pocas veces que salía, me tenía irascible. Me ponía cachonda cuando en las clases virtuales pensaba que algún alumno se iba a hacer una paja porque yo le calentaba. Me puso,y mucho, escribir una serie de relatos en TR donde jugué al adulterio con un autor que me tiraba los tejos, con los aplausos de una compañera de relatos eróticos. Yo quería sexo fuerte, mi chico me daba caña, pero necesitaba más. Necesitaba sentirme una hembra apetecible.
Cuando Lalo me propuso una sesión de sexo virtual a cuatro, acepté encantada. Y ahí estaba yo , desnuda, como una puta en celo, esperando que se encendiera la cámara.
Se llamaron para empezar, vieron que funcionaba la conexión y mi marido dijo aquello de “ cámara ...acción” y nos vimos.
Agnes, hermosa, totalmente desnuda, con unas sandalias de taco alto, bronceada, estaban en verano. Los hombres llevaban unos albornoces negros de seda , que entreabiertos dejaban al aire su pollas duras. Debo reconocer que los ojazos azules de Franco y su sonrisa malvada hicieron que me animara al juego que iba a suceder. Y empezó el show.
Lo hemos repetido dos veces más , en septiembre, en navidades, siempre los cuatro. Era una diversión de parejas de la que no conviene abusar.
Estamos solos, sabemos que no tenemos hijos durante un buen rato. Hace calor, yo con una camisa de algodón abierta y tanga , mi marido solo con el boxer , estamos reviendo las grabaciones de nuestras sesiones de sexo en grupo. Un par de güisquis con hielo y agua y el paquete de tabaco para echar un pucho de vez en cuando.
- Nena, ¿te gusta verte de actriz porno?. Estás inmensa. Sé que Franco se mata a pajas viéndote.
-Vos,¿ no te masturbas viendo a la francesita? ...y ahora me pones las pelis de lo que hacemos para que vea lo más puta de mí...eres malo, malo...y perverso. Pero me encantas.
Le he sacado la pija del calzoncillo, gorda, morcillona, la miro, con el prepucio a medio cubrir el glande, está apetecible.
- Dime lo que mas te pone de lo que hacemos- me pregunta mientras su mano derecha busca mis tetas.
Me recuesto en su pecho, así tiene mis pechos a mano y yo su polla para usar. Quiere que me caliente hablando.
Me excita ver como te excitas al darte cuenta que le pongo muy burro a Franco y que lo que le hace a su mujer, querría hacérmelo a mí. Sobre todo cuando pide que saque la gata viciosa que sabe que soy y eso que no me conoce. Eso me gusta y mucho. ¿Y a vos?.
Me pone lo puta que sabes ser ...pero también la sumisión de Agnes. Me excita cuando la da duro , sabe que me gusta. Igual que a él le gusta que seas gatita putorrona...y que eres mía.
Sé que eso de ser un pelo sádico te apetece, por eso te incité el otro día a una sesión de latigazos. A mí, no siempre, pero de vez en cuando me encanta ser Justine de Sade. Lo grabaste y es duro de verdad cuando lo he visto.( Lo he contado en Perra).
Sus dedos han empezado a acariciar mis pezones, que alegres y agradecidos se han endurecido y erguido. Yo juego con su cipote, lo he agarrado usando los cinco dedos que muevo haciendo que el capullo salga o se esconda. Noto que está más mojado y el pene es cada vez más verga.
En la pantalla estoy en cuatro, mi marido tras mío jodiéndome a lo perro. Mis tetas se mueven al ritmo de sus metidas, de vez en cuando me nalguea como si fuera una yegua. La verdad que estoy buena y apetitosa.
¿ Te gusta cogerme a lo perro? A mí me encanta, pero verlo en pantalla, el vicio que tenemos los dos es ...excitante.
Es que eres un pedazo de jaca, que sabe moverse. Y me gusta verte cuando te montas encima mío y te tocas mientras follamos. Sacas un montón de la hembra que llevas dentro. Quizás lo que mas me excita de verte. Y ¿ a ti? ¿ como te calientas mas cuando te ves?
Cuando me sacas los primeros planos chupándotela. Me parece que es lo más. Solo se me ve la nariz y la boca pero me siento una diosa.
Mientras estamos hablando, mi mano ha preparado su polla, las suyas han jugado con mis tetas que han subido la temperatura de mi cuerpo, estoy muy mojada.
¿ Quieres mamármela?
Sí, mientras me hago una pajita.
Viciosa.
Vicioso, tú, que abusas de ser mi marido.
No puedo seguir hablando, al meterme su polla en la boca.
- Creo que no voy a mandarles la sesión de azotes del otro día. Prefiero que no conozcan tu vena masoca. ¡ Que bien la chupas !
Con una mano sujeto su verga que chupo, lamo y trago y con la otra me toco el clítoris. Mi chico me toca las tetas. Sé que el placer va a durar un buen rato, no tenemos prisa en acabar. Solo nos espera un pucho y un güisqui.