Viejas amigas
Mi mujer se reencontró con una antigua amiga, se tomaron unas cervezas y tuve que ir a recogerla.
Llegué de trabajar alrededor de las seis de la tarde, en casa no había nadie, pensé en llamar a mi mujer pero decidí darme primero una ducha y tomar algo de comer.
Al ver que no volvía dondequiera que estuviese, la llamé al móvil.
- ¿Si? - la oí al otro lado de la línea.
- Soy yo, he llegado y no estabas, he estado haciendo tiempo por si volvías.
- Estoy en casa de Ana, me la he encontrado cuando he bajado a por tabaco, hacia tiempo que no nos veíamos y me ha invitado a tomar algo en su casa - hizo un silencio - ¿vienes a buscarme?
- Vale - respondí, aunque no es que tuviera muchas ganas de volver a salir.
Llegué al edificio donde vivía la amiga de mi mujer, recordaba el piso y la puerta porque es la misma que la nuestra, así que, llamé al portero automático. No respondió nadie, simplemente se oyó el ruido al abrirse la puerta, la empujé y subí al piso donde me esperaba mi mujer.
Al llegar a la puerta, estaba entornada, por lo que entré sin llamar. Pase al salón y las encontré sentadas en el sofá tomando unas cervezas. Mi mujer, con una camiseta negra de manga corta y pantalones vaqueros y su amiga llevaba mallas negras y una camiseta de tirantes de color rosa, muy estilo running, estaba algo cambiada desde la ultima vez que la vi, aun estaba gordita pero mucho menos, llevaba el pelo corto y oscuro y al volver al sofá me fijé en su culo que aún era grande pero más prieto. Me gustó la imagen de esas dos mujeres de unos 45 años, tiradas en el sofá riendo, Ana estaba mejor que antes y mi mujer con su media melena rubia, el escote de esa camiseta que me permitía ver el nacimiento de sus tetas y los vaqueros pegados a sus muslos, inició una pequeña erección bajo los míos.
- Buenas tardes señoras - saludé.
- Hola guapo - respondió mi mujer.
- Hola - dijo Ana, su amiga - se levantó, me dio dos besos y volvió a su lugar en el sofá.
- Por lo que veo ya lleváis más de una cerveza
- Es verdad, nos hemos puesto ha hablar y ni nos hemos hemos dado cuenta - dijo mi mujer.
- Bueno, ¿y de que estabais hablando? - pregunté a mi mujer.
- Pues justo ahora, algo que no te vas a creer. Dice Ana que lleva casi un año sin ver una polla. - Ana le dio un manotazo en el muslo a mi mujer.
- Oye, eso no se cuenta - dijo entre risas.
- Bah tonta, hay confianza - se reía igual mi mujer. - ¿es verdad o no?
- Si, si es verdad, pero contándoselo a todo el que entre por la puerta no ayudas nada.
Mi mujer se levanto de repente del sofá , casi de un salto.
- Yo tengo una, ¿quieres verla? - dijo, se acercó a mi y me puso la mano en la entrepierna.
Ana se quedó muda un momento, pero el alcohol que llevaba encima contestó por ella.
- ¿Me dejarías? - preguntó de forma inocente.
Di un paso hacia atrás.
- ¿Yo no tengo voz ni voto? - pregunté.
- Pues claro... que no - me respondió mi mujer. Me cogió de la mano y me llevó a sentarme en el sofá entre su amiga y ella. Me desabrochó el pantalón, metió la mano bajo el bóxer, me la agarró y la sacó, ya dura del manoseo. Miré a su amiga que no quitaba ojo de mi polla, me fijé que empezaban a notarse sus pezones a través de la camiseta.
- ¿Que te parece? - la pregunto mi mujer, mientras con su mano derecha me la meneaba lentamente.
- Uff - es lo único que acertaba a decir Ana sin apartar la vista de la paja que me hacia mi mujer.
- ¿Quieres probarla? - mi mujer empezaba a calentarse más allá de la cerveza. Su amiga se puso de pie, se quitó la camiseta para dejar a la vista unas tetas grandes, con los pezones enormes y duros.
- Claro que quiero - respondió. Se quitó las zapatillas, se bajó las mallas y se las quitó también - ¿tu que crees? - preguntó señalándose las bragas, donde yo miré inmediatamente y pude ver una mancha de humedad que se agrandaba por momentos.
- Si que lo necesitabas, si - dijo mi mujer. Que me soltó la polla y también se puso de pie. Se sacó la camiseta por la cabeza y se quitó el sujetador, soltando sus tetas que tanto me gustaban con sus grandes areolas y sus pezones duros, se quitó los zapatos, se puso de espaldas a mi y se bajo los pantalones agachándose mostrándome su culo, se los quitó y se bajó las bragas de la misma forma, ella sin duda sabe como excitarme. Su amiga se puso a su lado también de espaldas a mi y la imitó para bajarse las bragas y enseñarme su culo. Tenía el culo de las dos frente a mi, me bajé el pantalón y el bóxer y comencé a meneármela.
Mi mujer se dio la vuelta, se acercó a mi y se arrodilló frente al sofá, me quitó la mano de la polla y me la agarró con la suya, llamó a su amiga que se acercó en la misma posición pero sin tocarme.
- Vamos pruébala, te dejo - la animó mi mujer.
Ana se acercó aún más y con la punta de la lengua, como con miedo, me tocó el glande muy suavemente, una vez tras otra muy despacio. Mi mujer me la soltó acercó también su cara y comenzó a lamerme los huevos, con esto su amiga se animó para acercarse aún más y metérsela en la boca, comenzó a chupármela lentamente, saboreándola cada vez que la introducía entera en su boca. Yo llevé mi mano derecha al culo de mi mujer para acariciarla mientras me comía los huevos, con la mano izquierda llegué a agarrar una de las tetas de Ana, que dio un respingo, pero no paró de comérmela. Mi mujer a cuatro patas me acercaba más su culo, yo se lo acariciaba y apretaba, hasta que lo tuve suficientemente cerca para, con un dedo, acariciar el agujero. Me lleve el dedo corazón a la boca para humedecerlo y tras ello busqué el agujero de su culo y lo fui introduciendo poco a poco, ella gemía, hasta meterlo entero, y comencé a follarle el culo con él. A Ana debió de darle envidia, porque también se colocó a cuatro patas y yo hice lo mismo con el dedo corazón de mi otra mano en su culo. Las metía el dedo por el culo, a la vez que ellas se turnaban para meterse mi polla en la boca. Los tres jadeábamos. No sabía cuánto tiempo podría aguantar antes de correrme pero quería disfrutar de esa situación lo maximo posible. Añadí el dedo índice cuando note que mi dedo se deslizaba con facilidad en sus culos, al notar los dos dedos ambas mujeres aumentaron el ritmo de las mamadas que me estaban haciendo, y yo ya no podía más.
- Me voy a correr aah aah, me corro - acerté a decir entre jadeos. Ellas se pusieron frente a mi con la boca abierta, yo me agarré la polla y traté de darle a las dos mi leche por igual, aunque no importó, porque se miraron y al verse la cara y los labios llenos de mi corrida comenzaron a lamerse la una a la otra, hasta limpiarse por completo. Yo las miraba exhausto desde el sofá y eso mantenía mi erección.
- Seguro que a Ana le gustaría que le comieras el coño - dijo mi mujer - vamos a la cama.
Cuando llegué a la habitación Ana estaba tumbada sobre la cama y mi mujer sentada en el borde acariciándola las tetas, cogí a Ana por los tobillos y la abrí de piernas, me subí a la cama, metí la cabeza entre sus muslos, tenia el coño rasurado por completo, comencé a lamer su raja muy suavemente, antes de que mi saliva entrara en contacto coño ya estaba empapado de sus fluidos, empezó a gemir un poco, haciendo mas fuerza la abrí el coño con mi lengua y comencé a comérselo poniendo mis manos en su culo para atraerla hacia mi, recorriéndolo de abajo a arriba todo entero, pasó de los gemidos a los jadeos constantes. Mi mujer subió también a la cama, se puso de rodillas sobre la cara de su amiga que comenzó a lamerla el coño con la misma intensidad que yo se lo hacia a ella. Desde mi posición veía el culo de mi mujer y las tetas de su amiga moverse al ritmo de mis lametones oyendo a las dos jadear.
- Me corro aaah aaahh siii - Ana ya no pudo aguantar más y llegó al climax en mi boca. Yo paré de comerla el coño y me acerqué a cuatro patas a mi mujer que seguía con el coño en la boca de su amiga, la mordí el culo y empecé a lamérselo a la vez que su amiga no paraba de comerla el coño, noté como Ana me cogía la polla con una mano y me la empezaba a menear, le comí el culo a mi mujer metiendo mi lengua por el agujero, con una mano sujetándome y la otra en una de sus nalgas separándola de la otra.
- Aaaah joder si aaah - mi mujer se corrió en la boca de su amiga. Se levantó y yo aproveché para tumbarme sobre su amiga y lamer sus grandes tetas, morder sus pezones tirando de ellos con los dientes, ella daba pequeños gritos cada vez que lo hacía, seguía con mi polla en la mano y me apretaba a cada mordisco que la daba.
Mi mujer salió de la habitación, volvió con una silla que colocó frente a la cama, se sentó en ella, mirándonos, con las piernas abiertas. Comenzó a acariciarse el coño con una mano mientras con la otra se manoseaba las tetas.
- Quiero ver como te la follas - me dijo. Yo levante la cara de las tetas de su amiga y la miré, nunca la había visto tan excitada. Me puse de rodillas en la cama, cogí a su amiga por los tobillos, abierta de piernas la atraje hacia mi, me agarré la polla y la dirigí hacia su coño, metí la punta despacio, lleve mi mano otra vez a su tobillo y empujé con todas mis fuerzas hasta tener toda mi polla dentro de ella, note como se corría con ella dentro, y empecé a follarla con todas mis fuerzas, gritaba y jadeaba, sus tetas botaban y rebotaban, miré hacia mi mujer que nos observaba ya con dos dedos dentro del coño follándose como loca. Cuanto más fuerte se la metía a su amiga más fuerte se masturbaba ella. Yo miraba a una y a otra, y aunque notaba que mi polla iba a estallar, la metía y sacaba del coño empapado y caliente de Ana sin parar, ella con los brazos estirados se agarraba a la cama, se mordía el labio inferior jadeando.
Me follé a Ana hasta correrme dentro de su coño, dejé caer sus piernas sobre la cama y se la saqué, caí rendido tumbado a su lado, Ana se incorporó para sentarse en la cama y se encendió un cigarro.
Mi mujer se acercó a la cama y me besó.
- No creas que esto acaba aquí - me dijo, colocando su mano derecha sobre mi polla totalmente desinflada, para acariciármela.
- Uff creo que necesitaré un descanso - la respondí junto con mi mejor sonrisa.
- Yo no lo creo, además se como ponerla en funcionamiento de nuevo. - Tras esas palabras mi mujer subió a la cama, se puso de rodillas a horcajadas sobre mi, estirando su brazo derecho alcanzó el coño de su amiga y con el dedo índice fue recogiendo el semen que rebosaba por la raja, para después untárselo en sus pezones duros, solo bastó una mirada a su amiga para que esta se levantara hacia ella con la lengua fuera hasta llegar a sus pezones y recoger poco a poco la leche, mi mujer puso su mano derecha en las tetas de ella, acariciándolas, agarrándoselas y con la otra cogiéndola del pelo, se movía con su coño húmedo, adelante y atrás mojándome, acariciando mi polla, que yo ya notaba poco a poco endurecerse. Ana se pasó una mano por el coño recogiendo semen y fluidos de el y se la puso a mi mujer en la boca que la lamió hasta dejarla solo con restos de su saliva. Yo ya volvía a tener la polla dura de nuevo, en cuanto mi mujer se dio cuenta soltó el pelo de su amiga y me la agarró para llevársela a la entrada de su coño, fue bajando introduciéndosela poco a poco hasta quedar sentada sobre mi con toda dentro.
- Aaaah - gritó mirando al techo y comenzó a moverse, cada vez más rápido. Me incorporé para abrazarla, ella pasó sus piernas alrededor mía, puse mis manos en su culo agarrándoselo, ayudándola a subir y bajar a la vez que con mi lengua recorría sus tetas a lametones. Ana se bajó de la cama y abierta de piernas con un pie encima de la cama se masturbaba como loca, incluso dándose con la mano plana en el coño, metiéndose uno, dos y hasta tres dedos.
- Aaah mmm, no paréis de follar - decía - nunca había estado tan cachonda.
Esas palabras me encendieron más y sin sacarla tumbé a mi mujer en la cama, y encima de ella empecé a follarla con todas mis fuerzas, ella se agarraba como podía a las sábanas entre gritos de placer y jadeos de ambos.
- Me corro cariño, aaaah, no pares. - Y yo no sólo no paraba sino que la daba aún con más fuerza, seguía y seguía.
- Otra vez, otra vez cariño aah aah ahhh. - se corría por segunda vez.
- Y yo cariño me corro aaah, ahhh, si - vacié lo que me quedaba de leche en su interior y caí rendido sobre ella besándola por toda la cara.
Ana se nos unió encima de la cama, y nos besó a los dos, probablemente también se corrió aunque yo no lo escuché, se tumbó al lado de mi mujer, y yo me puse entre ellas, algo que aprovecharon las dos para besarme cada una en una de mis mejillas como a los ciclistas cuando ganan una etapa.