Videogames and rock and roll KR: 07
Kevin ha vuelto a casa. Ahora tendrá que enfrentarse a su madre, pero... nada es lo que parece. Contiene la maravillosa historia: Max Cool: el nacimiento de una estrella. No se lo pierdan. Sexo al final.
¿Sabéis una cosa? Nunca se termina de aprender. El otro dia me di cuenta de que Google Drive me permite guardar los archivos en carpetas. ¡Es una buena forma de organizar mejor los relatos que tengo escritos! Soy tan patoso que me acabo de dar cuenta. Y después de escribir tantos relatos, leyendo uno de tantos libros que tengo pendientes me he percatado de que después de “...” no siempre se pone minúscula, sino que depende. Me queda mucho por aprender, y los relatos no son una excepción, porque desgraciadamente la calidad de los capítulos de “Viedogames and rock and roll” ha ido descendiendo. Espero poder darle el final que se merece, si no, me pesaría para siempre en la conciencia.
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Videogames and rock and roll!:
Kevin’s revenge
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Un relato del Enterrador
Capítulo 7: Supermom
KEVIN
No estaba dispuesto a aguantar más cómo Max me maltrataba, así que decidí irme del hotel y volver a casa. Estaba harto de venganzas, no quería saber nada de él ni de sus delirios. Solo quería volver a casa, tumbarme en mi cama y jugar con Aarón al Zelda.
Me escapé por la mañana, cuando Max estaba ocupado con sus venganzas. Fue difícil sortear a Nicolás para escaparme.
-Me voy, Nicolás.
-Adiós-dijo mirando el móvil mientras bostezaba.
Llamé a Sergio para que viniera a casa conmigo. Resulta que estaba bastante deprimido porque no le podía dar un hijo a Cock y eso era lo que él había querido siempre. Estuvimos hablando por el camino y animándonos mutuamente.
-No pasa nada porque no puedas darle un hijo. Estoy seguro de que él te quiere y no desea nada más.
-¿Y si me cambio de sexo?-me respondió.
-Conozco a uno que lo ha hecho y le ha salido fatal...-pensé en Nicolás.
-Quiero hacerle feliz...
-Te entiendo... Yo también quiero hacer feliz a Max, pero él siempre me está maltratando... Nunca quiere hacerme feliz a mí.
-¿Tú lo quieres?
-¡Por supuesto! Si no habría huido de él hace mucho.
-Entonces lucha por él.
-Da igual lo mucho que luche si se empeña en tratarme como a un perro...
-¿Os va el sado?
-¡No me refiero a eso!
-Yo una vez dejé que Jose me metiera helado en el...
-¡Vale! ¡Suficiente! ¡¿Podemos cambiar de tema?!-grité avergonzado.
-Tu hermano está liado con el de Cock.
-¡¿Que qué?!
-Es broma.
-¡No me des esos sustos! No me gusta la pedofilia...
-¿Pedofilia entre dos menores?
-Eh... Pues... ¡Da igual! ¡Tienen 5 años!
-Con esa edad hay quien se masturba.
-¿Sabes? La conversación degenera por momentos.
-El otro día tuve un sueño raro.
-¿Sí?-suspiré.
-Soñé que era un demonio y que me enamoraba de mi amo, pero al romperme el corazón otro demonio me ofrecía entregar nuestras almas al diablo a cambio de poder empezar una nueva vida juntos reencarnados.
-Sería una buena historia para un manga...
-¿Manga? ¿Eso no es lo de las camisas?
-Eso... Mira, da igual.
-¿Seremos demonios?
-¡Qué tontería! ¡Jajajaja!
Al llegar a mi casa nos abrió la puerta mi hermano Aarón.
-¡Hermanito!-corrió ilusionado a abrazarme.
-Hola-sonreí envolviéndole con mis brazos-¿Está mamá?
-Ha salido. Estaba indignada por no sé qué de una censura. Decía que tampoco había tanto contenido pedófilo en el capítulo anterior...
-¿Eh?-preguntó Sergio.
-Será de su telenovela favorita-suspiré-Pues nada, la esperaremos.
Estuvimos toda la tarde jugando a la consola. Sergio me dio una paliza tras otra en todos los juegos que pudo, incluso los que no eran multijugador...
-¡Te vas a enterar! ¡¡¡¡¡Big bang... attaaaaaaaaaaaaaaaaaack!!!!!!!-grité emocionado.
-Fallaste. Kamehameha-dijo sin expresión en la voz.
Jugamos a toda clase de juegos, pero en todos él era mucho mejor.
-¡Juajuajua! ¡Tengo la bola smash en mi poder! ¡Te vas a enterar!-solté emocionado.
-Toma ayudante. Nintendogs.
-¡No veo nada!
En ese momento Mario se abalanzó sobre el aldeano y me sacó del escenario.
-Muy bien-dije-El primero que capture un pez luna gana.
-Vale.
-(Tonto... En primavera no hay peces luna, juajuajua. Y yo tengo varios en mi casa. ¡Voy a ganar!)
-Ya está.
-¡Imposible!
-Lo he encontrado en la papelera del pueblo.
-¡No me jodas! ¡Si en la papelera es imposible arrojar peces!
Después de 27 victorias a diferentes juegos yo ya estaba agotado, pero Sergio parecía igual que siempre, era imperturbable. En ese momento llamaron a la puerta.
-¡No puedo perder! ¡Que llevas a Xiaoyu! ¡Abre la puerta, Aarón!-grité nervioso.
-¡Vooooy!
-Si es Jose no estoy-sentenció Sergio.
-Está bien-respondió Aarón.
Sin embargo, Cock acabó entrando y se llevó a Sergio sin casi mediar palabra. Me alegré por él, si había venido a buscarlo es que realmente le importaba a Cock. Sonreí y le dije a Aarón que jugara conmigo.
-¡No puede ser que lleves 18 victorias seguidas con Mokujin! ¡Si es inconstante!-grité desesperado.
-Te gustarán mucho los videojuegos, hermanito. Pero se te dan fatal-se rió.
En ese momento alguien abría la puerta de casa con una llave. Había llegado el momento. Debía enfrentarme a lo que tanto había temido. Debía enfrentarme a mi destino. Debía enfrentarme... a mi madre.
-¿Tú qué coño haces aquí?
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MAX
Ese sucio travesti me había drogado, e iba a pagar con creces lo que me había hecho. Ese medio-hombre estaba entre bastidores preparándolo todo para que el concierto saliera perfecto.
-¿Cómo va Max?-se dirigió a una de las chicas de producción.
-Lo hemos dejado en su camerino encerrado, tal como ha pedido.
-Así me gusta, buena chica. Encontrarás pronto un hombre.
La muchacha se sonrojó y se fue a seguir con lo suyo mientras Nicolás sonreía por la satisfacción de tenerme dominado. Siguió jugueteando con su móvil y se dirigió al escenario.
-El señor Disney ha dicho que no podemos cometer ningún error, así que...
En ese momento aparecieron allí el presidente de la compañía PIKA RECORDS y Tim, discutiendo los aspectos del concierto.
-¡Tiiiiiiiiiiim!-gritó Nicolás corriendo hacia él-¡Has venido a verme!
Justo cuando sus sucias manos de travesti fueron a rozar a Tim, éste sacó el puño y le golpeó en la cara.
-¡Aaaaagh! ¡Qué cruel! ¡La cara es el instrumento más importante para una mujer!
-Tú no eres una mujer, ni siquiera estoy seguro de que seas humano...
-Ya empezamos...-suspiró cansado Merlo, el señor McPika.
-No puedo evitarlo, me saca de quicio-respondió Tim.
Esos dos siempre han tenido una relación rara, no se sabe si son amigos... si se odian, o qué, pero desde que conozco al travesti sé que habla mucho con Tim.
-El concierto empezará en 10 minutos, así que llegas un poco tarde, Tim-sonrió.
Otro detalle importante es que el travesti siempre ignora por completo a Merlo, lo cual es algo que no comprendo, parece como si le odiara o algo... O quizá simplemente es porque solo habla con los hombres que le atraen.
-Señor Espronceda-dijo uno del equipo técnico.
-¡Señorita Espronceda!-le corrigió enfadado.
-Lo que usted diga... Resulta que los “fanes” están armando escándalo fuera.
-¿Los flanes?
-Fanes.
-¡Se dice “fans”, paleto!
-En realidad ambos términos están aceptados en español-añadió Merlo.
Nicolás miró unos segundos a Merlo con expresión de indiferencia y miró de nuevo al técnico.
-Pues eso, que se dice “fans”.
-¡Hazle caso a tu jefe, cosa repulsiva!-le golpeó Tim.
-Me encanta que me trates duro-se relamió el travesti.
-Esto...-dijo el muchacho aterrado, y con razón-Entonces, ¿qué hago?
-Diles que Max firmará sus sujetadores a la salida si se comportan-sentenció Tim.
-Por cierto...-sonrió el travestido-Rony se está poniendo muy pesado con lo de las fotos.
-Ese criajo... Y eso que yo le enseñé todo lo que sé-frunció el ceño Tim.
-Psst...-le llamó la atención el técnico a Merlo-¿Usted sabe qué relación tienen estos dos?
-¿Eh? Pues fueron juntos al instituto. Estaban en la misma clase y por lo visto estaban en el club de periodismo con un alumno unos años menor que ellos, el tal Ronald de las fotos.
-Ese pipiolo se nos ha subido a las barbas, ¿lo mato?-preguntó con indiferencia ese asqueroso degenerado.
-Parece que te olvidas rápido de los amigos...-suspiró Tim.
-No me interesan los hombres con los que ya me he acostado...
-Nunca te has acostado con él.
-Eso también es verdad... Pero en cualquier cosa tampoco me interesan los hombres con los que no me acostaría...
-5 minutos para empezar, señor... eh... señorita Espronceda-apareció otro técnico.
-¡Very well! ¡Everything's ready!-gritó el travesti! Tim, tú vete al público ya. Yo me encargo de todo.
-Vale, pero no la fastidies. Porque el señor Disney nos castigará...
-¡You can count on me!
-Vamos, señor presidente-le dijo a Merlo.
El travesti corrió a la sala de control, sentándose en su silla de escritorio y colocando los pies encima de la mesa, para después ir dando las instrucciones.
-¿Está listo Max?-dijo pulsando el botón de control por radio.
-Si, está en posición.
-¡Show must go on! ¡Start!-gritó.
Los fans en las gradas comenzaron a gritar mi nombre y a vitorearme, lanzaban sus bragas, sujetadores, carteras, tampones, támpax y todo lo que pillaban al escenario. La expectación era máxima, varias estaban desmayadas de la emoción, otras estaban chutándose éxtasis para aguantar toda la noche, otras escribían en su diario lo que sentían y otras simplemente estaban afónicas de tanto gritar.
Cuál fue su sorpresa al observar que de la plataforma que surgía del suelo no aparecía Max Cool, sino un simple negro ex-rapero. Así es, el que había en el escenario no era otro que el desaparecido DJ COCK.
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KEVIN
-Aarón, vete a tu cuarto, ¿quieres?-le dije a mi hermano.
Aarón entendió la tensión que había en el ambiente y se subió a su cuarto sin decir palabra. Mi madre me miraba con una mezcla de desprecio y asco, muy propio de ella. Se acercó a mí lentamente, saboreando cada paso que daba y analizando cada uno de mis rasgos. Entonces me dio una bofetada.
-¡¿Sabes lo preocupada que estaba?!
-¿Eh?-exclamé sorprendido-¿Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeh?
No le podía creer... Mi madre comenzó a llorar en ese momento y se abrazó a mí con todas sus fuerzas.
-Creía que te había perdido. ¡Buaaaaaaah!
Seguía flipando. Mi madre, la mujer de hielo, ese monstruo cruel que mató a mi padre y que no se sentía culpable por ello, ¡estaba llorando! Sin poder remediarlo yo también empecé a llorar.
-¡Mamá! ¡Mamáaaaa! ¡Estás llorando! ¡Así que sí que me quieres!
-¡Pues claro que te quiero, gilipollas! ¡Eres mi hijo!
Sonreí y la abracé aún más fuerte.
-¡Estoy tan feliz! ¡Creía que me odiabas!
-Una madre jamás puede odiar a su hijo, bobo... Soy dura contigo para que te hagas un hombre fuerte, no como tu padre que siempre fue un buenazo y eso fue lo que acabó con él.
Me quedé mudo por un instante. Ella fue la que lo mató, lo obligó a trabajar tanto que murió de puro agotamiento.
-Yo ya le decía que no era necesario que trabajara tanto, pero él decía que quería darme una vida propia de una princesa...-una lágrima se deslizó por su mejilla-Ese infeliz...
-Espera... ¡¿qué?!
-¿Sabes? Empecé a salir con tu padre para que me colmara de riquezas, pero acabé enamorándome de él.
Todo lo que yo recordaba era mentira. Durante años mis recuerdos se habían distorsionado por la idea que tenía yo de mi madre. Ella lo quería de verdad, fue él el que no quiso dejar de trabajar por ella.
-Pues si ya te enfadas si salgo sin haberte pedido permiso por escrito ahora me matarás...
-Eso es porque me preocupo mucho, idiota.
-Lo siento, mamá. Te he preocupado.
-Lo importante es que estás en casa. Eso es todo lo que necesito-me dio un beso en la mejilla.
-Sniff... Te quiero, mamá.
-Y yo a ti, hijo.
De repente la puerta saltó por los aires. Un enorme matón vestido de negro y con gafas de sol le había pegado tal patada que había lanzado la puerta a la pared de enfrente.
-¡Que empiece la fiesta!-gritó una voz tras el matón.
La figura de Max apareció tras ese horrible monstruo gigante. Tenía una sonrisa en los labios y una pistola en la mano.
-Tú eres el chaval ese que vino preguntando por Kevin...-dijo mi madre sorprendida.
-Así es, querida suegra.
-¿Suegra?-preguntó sorprendida mirándome.
-¡Sorpresa! ¡Tu hijo es maricón!
-¡Max!-grité enfadado.
-¿Sabes?-le susurró al matón Max-Si yo se lo hubiera dicho a mi madre igual me hubiera matado, ¡jajajaja!
-Hijo... tú...
-¡Basta de sentimentalismo entre madre e hijo! ¡Esto es un relato gay! ¡Aquí no hay lugar para las féminas!
-¿Relato?-le preguntó el guardaespaldas.
-Si, la vida es un relato. Es para darle dramatismo...
-¿A qué has venido, Max?-le atravesé con la mirada.
-Muy sencillo. A ayudarte a cumplir el punto más importante tu venganza, mi querido friki-amigo, tu madre.
-¡Ni se te ocurra! ¡He comprendido que me quiere y que no es mala!
-Eres más veleta que una pelota de tenis...
-Si te acercas a ella no dudaré en enfrentarme a ti, Max-me coloqué ante mi madre.
-¿No entiendes que lo hago por ti, Kevin? Todo esto lo hago por amor.
Dicho esto le hizo un gesto al matón y me dio un puñetazo, tirándome al suelo.
-A ver, a ver... No me ha dado tiempo a pensar en una venganza para ti. Igual que tú dejaste una marca en el corazón de este friki, yo puedo hacer lo mismo con esta pistola, dejarte una bala en el corazón.
-N-no lo hagas, M-max...-dije sin apenas poder moverme.
-Inmovilízala, Rudolf.
-Me llamo Rodolfo.
-Yo lo digo en inglés, que tengo más clase que tú.
El matón agarró a mi madre mientras yo miraba horrorizado sin poder moverme. Intentaba hablar, pero apenas me salía la voz, ese puñetazo en el estómago me había inhabilitado por un tiempo.
-¿Qué te parece si antes de decidir qué hago contigo os cuento una historia?
-¿Una historia?-respondió mi madre.
-La historia de un joven que fue maltratado por su madre-sonrió Max colocando la pistola en la boca de mi madre.
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MAX
Debía de tener unos 8 años, no 10, no 5, no, espera, 13. Bah, da igual, lo he olvidado. El caso es que era joven y menor de edad. Vivía con mis padres, mis queridos papá y mamá.
-Cariño, mañana tengo reunión, no puedo ir a misa contigo...-resopló mi padre.
-¡Si faltas a misa un solo día, arderás en el fuego eterno!-gritó mi madre horrorizada.
-Ya rezaré yo un padre nuestro por vosotros en el trabajo. Tú llévate el niño a misa mañana.
-Pues si te pasa algo malo, no me vengas llorando.
Mi padre era traficante de droga, sus reuniones solían ser con muchos capos famosos y muy peligrosos. Yo jugaba con sus hijos, algunos hasta venían a mis cumpleaños. El caso es que era un delincuente y su arrogancia le costaba algún que otro disgusto, porque si debía un solo céntimo a sus clientes, su vida podía correr peligro. Mi padre no creía en Dios, él solo creía en la pasta, y por eso siempre que podía se escaqueaba de misa. Aquel fue el primero de muchos domingos en los que faltó a la santa casa de Dios. Y ese mismo día empezó mi pesadilla.
Es curioso... En aquella época yo era todo inocencia. Era puro y educado, el prototipo de hijo de Dios. Me creía todo lo que decía el sacerdote, e incluso soñaba con poder ser algún día como él, un siervo de Dios, ¡jajajajaja! ¡¿No es divertido?! Patético...
Pero lo más increíble es que aunque en aquellos sermones se hablaba del sexo como algo prohibido, pecaminoso y miserable, el cura hizo aquello. Supongo que ya os oléis como acabará la historia, pero aún así continuaré.
-Mami, ¿por qué hoy papi no viene a la iglesia?
-Porque es un cerdo pecador. Irá al infierno, hijo. No sigas sus pasos.
-¡Yo quiero ir al cielo!
-Entonces ven a misa todos los domingos.
-¡Sí, lo haré!
Llegamos a la puerta de la Iglesia como cada día y allí siempre nos recibía el sacerdote con una sonrisa. Era un sacerdote joven, de unos veintipocos, recién salido del seminario. Era mi modelo a seguir, la perfección.
-Buenas días, Margaret y Juan de Dios-sonrió.
¡¿No os lo he dicho?! ¡Jajajajaja! ¡Ese es mi verdadero nombre! Max Cool es solo un apodo que me inventé, pero mis padres me pusieron Juan de Dios, y ese nombre... me da asco.
-Buenos días, padre Pedro-respondió mi madre alegremente.
-¡Buenos días!-añadí yo.
-¿Hoy no viene su marido con ustedes?
-No, tenía una reunión. Arderá en el infierno.
-Tampoco es para tanto, mujer. Que venga el domingo que viene, se confiese y deje una buena donación para la Iglesia, así Dios le perdona.
-Eso hará, gracias padre.
-Por cierto, quería hablarle de su hijo ahora que no está su marido...
-¿Qué quería decirme?
-Veo que tiene aptitudes para ser sacerdote, ¿qué le parecería ser mi monaguillo?
-¡Oh, por supuesto! ¡Sería un gran honor!-dijo mi madre ilusionada.
-¿Qué hace un monaguillo?-dije yo.
-Ayuda al sacerdote, hijo.
-¡Ah! ¡Sí quiero! ¡Sí quiero!
-¿Cuánto nos va a pagar?-sonrió mi madre.
-Pues... unos 20 euros por semana.
-¿80 al mes? Bueno, menos da una piedra, ¡aceptamos!
Durante los meses siguientes, mi padre siguió faltando a misa y yo me fui acercando más y más al sacerdote. Se ganó mi confianza poco a poco y consiguió lo que quería.
-Juan de Dios, voy a tocar el órgano, ¿quieres acompañarme?
(No penséis mal... era el instrumento. Aunque ahora que lo pienso, podría ser que lo hubiera dicho con doble sentido...)
-¡Claro! Pero... ¿Dónde me siento? Solo hay un taburete.
-Siéntate sobre mi regazo, anda.
Sonreí y le hice caso. Me subí sobre él y empezaron sus tocamientos. Me dijo que eso lo hacían todos los sacerdotes con sus monaguillos y que lo hacíamos para acercar el alma a Dios, por eso daba tanto gustito... Cada vez me fue haciendo cosas peores… pero no os las describiré porque me parece asqueroso.
Yo no sabía que estaba mal. Él me decía que esas cosas solo se hacían en privado porque estábamos desnudos y que no lo podía contar porque era un secreto entre párrocos. Incluso mi madre sabía lo que pasaba, porque una vez entró en el despacho mientras él me hacía... bueno... algo que no os importa. ¿Y sabéis qué hizo?
-Bueno, usted es siervo de Dios, así que no pasa nada. Eso sí, o me paga 100 euros por semana o se lo digo a la policía.
Me vendió. Me vendió a ese hombre horrible que me violaba. Qué historia más trágica, pensaréis. Pues a mi me hace reír mucho cada vez que la recuerdo. Mi padre comenzó a endeudarse más y más, hasta que un día mi madre tuvo que pedir un préstamo a la mafia para pagarle a otra mafia, la mafia de Giovanni. Mis padres tuvieron que huir, pero a mi me dejaron con el sacerdote, que prometió cuidarme.
Sin embargo, un día, dos años después de todo eso, uno de los idiotas cristianos que iban a misa nos pilló en su despacho y lo denunció. El destino quiso que su propio hermano lo delatase. Su hermano decidió hacerse cargo de mí, estudiaba para ser mánager, su nombre era Alberto... ¿o era Rigoberto? ¿O Roberto? Da igual... él se hizo cargo de mí.
Rigo... ¿Alber...? ¿Roberto? Da igual... el mánager me explicó por qué eso estaba mal, pero mi cuerpo ya estaba hecho al pecado y necesitaba carne, necesitaba el vacío que tenía en mi interior, y empecé a tirarme todo lo que se movía. Así es como me metí en el mundo de la música.
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MAX
Me agaché hasta quedar a la altura de su polla. La verdad es que aquella fue una de las pollas más grandes que me he tragado. Solo con verla se me hacía la boca agua. El chaval estaba algo nervioso, puede que fuera su primera vez, pero eso a míi no me importaba, iba a dejarlo seco sin su ayuda.
Me metí su enorme rabo entero de una sola vez, me costó un poco porque mi garganta no estaba tan acostumbrada a los sables enormes como lo está ahora, pero pareció disfrutarlo, porque soltó un sonoro gemido de placer.
-E-eres... un dios... de las mamadas.
Yo ya sabía eso, no hacía falta que me lo recordara. Me metí un dedo en el culo para ir dilatándolo, estaba deseando meterme ese monstruo entre las piernas, pero para ello debía prepararme, repito: no estaba tan curtido como ahora. Lamí su enorme ciruelo con ganas mientras él resoplaba una y otra vez rindiéndose a mi pies. La verdad es que el chaval estaba de muy buen ver. Lo había conocido en los baños de un centro comercial, lo típico...
Una vez tenía el culo listo me levanté y le besé. Era un inútil besando, pero me puse a lamer su marcado pecho juvenil y se me pasó el mal sabor de boca.
-Párteme en dos...-le susurré al oído.
El chico se puso rojo como un tomate y se puso a sudar como un cerdo. Me encantaba tener el control y que se rindieran ante mí... Me subí sobre él y comencé a cabalgarlo como un potro salvaje. Su polla era enorme, así que al principio me dolió, pero cuando me acostumbré disfruté como un animal en celo.
Gritaba pidiéndole más y él gritaba diciéndome que era un Dios, que era el príncipe de la pasión, que ese placer no era de ese mundo... Me molestaba un poco que me lo dijera un virgen, porque claro, no había podido comparar, pero en fin... nunca encontrará otro mejor que yo.
Desgraciadamente, como virgen que era, no tardóo mucho en correrse. Inundó mi interior con su esencia vital, pero a mi no me importó, en aquel momento no tenía muchas cosas por las que vivir, el sida no me importaba una mierda...
-¡Buah! ¡Ha sido increíble!-gritó satisfecho.
-Por supuesto, un polvo conmigo es el paraíso.
-Ya te digo. Oye, mañana voy a quedar con unos colegas para montar un grupo, ¿quieres venirte?
-¿Es una cita?-sonreí arrogante.
-S-solo si tú quieres...
-Bueno, iré. Total, mañana no tengo nada que hacer-lo cual era cierto, ni al día siguiente, ni nunca.
-¡Genial! Nos llamaremos “Los molones”, ya verás lo lejos que llegaremos.
-No lo dudo. Por cierto, ¿cómo te llamabas?
-¡Ah, es verdad! Como todo ha sido muy rápido no te lo he dicho-o más bien porque a mi no me importaba mucho-Soy Ricky Guay-solo recuerdo su nombre artístico, no recuerdo el verdadero-¿Y tú eras?
-¿Yo? Eh... esto...-pensé durante un momento porque no quería darle mi verdadero nombre-Yo soy Max Cool.
CONTINUARÁ...
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Y hasta aquí el capítulo de hoy. Antes de terminar esta historia, quería explicar el pasado de Max, así que me extenderé en el siguiente relato continuando su historia. Espero ansioso vuestros comentarios.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR