Videogames and rock and roll KR: 05
Kevin no quiere continuar con las venganzas, pero Max está dispuesto a llegar hasta el final. Ese sombrerero inglés descubrirá cuál es el mayor secreto de Melastandrio. No se lo pierdan.
Bien, después de varios episodios para disfrutar del día de San Valentín y demás, volvemos con la historia de Kevin y Max. Por cierto, hay un anuncio que debo hacer: esta será la última temporada de Videogames and rock and roll. No puedo decir cuántos capítulos tendrá aún, pero será la última. Lo cual no quita que nuestros queridos personajes vuelvan a aparecer algún día xD Bueno, os dejo con el relato.
Si queréis, podéis comentar a través de email a la dirección de correo: latumbadelenterrador@gmail. com (todo junto)
Videogames and rock and roll!:
Kevin’s revenge
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Un relato del Enterrador
Capítulo 5: V de venganza
KEVIN
Me sentía mal. Puede que fuera Max el que hubiera humillado a Melanie, pero yo era cómplice, le había pedido que lo hiciera. Quería venganza, sí. Pero no quería destruir la vida de una chica minusválida, solo quería escarmentarla un poco. Max no tenía corazón, era demasiado cruel, así que tenía que pararle los pies antes de que hiciera daño a más gente.
-¿Has visto su cara?-dijo riéndose-Ha sido genial. Chillaba como la perra que es, suplicando que no mostrara al mundo que es solo un tronco sin patas. ¡Juajuajua!
-Oye… Max...-dije incómodo.
Le miré a los ojos dudando un poco, y él se siguió riendo como si nada. Como si atormentar a esa chica fuera graciosa, una cosa de risa. Como si el sufrimiento ajeno fuera algo que le llenara de júbilo. En momentos como ese me daba miedo.
-¡Travesti!-gritó a Nicolás, que iba de chófer-¡Llévanos a casa! Quiero planificar la siguiente venganza.
-M-max… Respecto a eso… No es necesario que tú...
-¡Por cierto!-me interrumpió-El idiota de Sergio se ha ido corriendo tras acabar la clase. Seguro que ha ido a matar a Cock por lo que le dije. ¡Jajajaja! ¡Hoy ha sido un día redondo!
-¡¿Me quieres escuchar?!-grité.
De repente, un silencio. Max me miró sorprendido, no se esperaba que gritara. Pero apenas pareció importarle, porque una sonrisa arrogante se dibujó en su cara y me preguntó que qué quería.
-Te has pasado con Melanie.
-¿Que me he pasado?-dijo ampliando la sonrisa.
-¡Te has burlado de su discapacidad! ¡Eso es muy ruin!
-Mira, Kenny, si eres tan patético como para perdonar a una persona, pues allá tú, pero yo jamás le perdonaré por lo que te hizo. Esto que he hecho no lo he hecho por ti, así que no te creas con el derecho a juzgarme, porque esto… Lo he hecho por mí. Porque esa zorra se atrevió a maltratar algo que es mío.
-¡No tienes ningún derecho a meterte en mis asuntos si yo no quiero!
-Te equivocas-me agarró de la barbilla y me miró a los ojos-Tú eres mío, Kalos, y por tanto, yo decido sobre ti.
-¡Nicolás, para el coche! ¡Quiero bajarme y volver a casa!
Nicolás miró hacia atrás con una cara de indiferencia y Max le fulminó con la mirada, por lo que siguió conduciendo sin parar. Comencé a patalear y a gritar para que me dejaran salir.
Entonces Max suspiró y deslizó su mano hasta mi polla.
-¿Q-qué estás ha-haciendo?
-Shhh… Si dices algo, el travesti sabrá que eres un pervertido. Así que solo te queda aguantar…
Comencé a sudar y miré a Max nervioso. Éste sonrió y metió su mano por dentro de mi pantalón. Entonces mi polla, con vida propia, decidió levantarse.
-Vaya, vaya… Sí que estás salido. Parecía que estaba haciendo esto en contra de tu voluntad y se te ha levantado.
Comencé a jadear y Max frunció el ceño, eso podía hacer que nos descubrieran, así que con una de sus manos me tapó la boca y con la otra comenzó a hacerme una paja. Deslizaba su suave mano por el tronco de mi polla, deleitándose en el tacto y relamiéndose por el placer que me estaba dando.
Sus manos eran pequeñas, y su tacto era siempre muy agradable. Eran unas manos hechas para dar placer. Sus movimientos me estaban llenando de gozo. Mis gemidos aumentaban de intensidad, pero eran ahogados por la mano de Max. De vez en cuando miraba a Nicolás por si nos veía, pero o estaba muy concentrado en la carretera, o hacía como si nada.
Su mano, corrompida por el vicio de su amo, se empeñó en jugar con mi glande dibujando círculos en él. Un torrente de placer me sobrecogió. Mis ojos se cruzaron con los de Max en ese momento, poseía una mirada felina, con máxima egolatría, demostraba que él era el que mandaba.
Era como un gatito adorable que aunque parezca pequeño y mono, sabe arañar. Puede que creas que es un simple animalillo inofensivo, pero si le molestas, hará lo que sea necesario para castigarte. Porque, a pesar de que se haga el bueno, es una bestia salvaje.
Sin poder evitarlo, eyaculé sobre su mano. Aguanté con todas mis fuerzas el alarido de placer que acompañaba mi eyaculación y Max, satisfecho, se llevó mi semen a la boca en su mano y lo lamió sin apartarme la mirada. Sonrió de nuevo y dijo:
-Que no se te olvide, patético friki, aquí mando yo.
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MAX
Al llegar al hotel, pedí a mis guardaespaldas que “acompañasen” a Kevin a mi habitación, por si no se sabía el camino. Ese idiota… Se me había revelado. Si creía que iba a parar con la venganza, estaba muy equivocado. Sus asuntos ahora eran mis asuntos, y Max Cool jamás perdona a nadie. Jamás.
-Muchas gracias, chicos. Aunque la patada en el estómago era un tanto innecesaria-sonreí a mis guardaespaldas.
-Señor, es que Jimmy pensó que debía darle un escarmiento por desobedecerle-dijo Tom, uno de mis guardaespaldas.
-Entiendo… Hazme un favor y grápale a Jimmy los huevos al culo-sonreí.
-Como ordene.
Jimmy se puso nervioso, pero Tom se lo llevó rápidamente.
-Luego le pediré a Tom el vídeo. Eso no me lo quiero perder-dije contento.
-Max…-dijo Kevin dolorido-No te entiendo. Se supone que me quieres, pero me estás maltratando. No, si ya lo decía yo… Es imposible que tú ames a nadie.
-Yo también lo creía. Pero tuviste que aparecer en mi vida y cambiarlo todo… ¿Sabes, Klaus? Yo nunca había amado a nadie. Si mis padres no me querían, ¿cómo iba a quereles yo? ¿Cómo iba a aprender a amar?
-¿Tú también? Vaya por Dios… ¿Tiene alguien que conozca unos padres normales?
-Los padres normales son aburridos, querido friki.
-Ya, pero… Sergio, DJ COCK, tú y yo… Nadie tiene unos padres normales.
-Por eso Disney nos acogería Cock y a mí. No hay más que ver sus películas… Los padres siempre muertos… Pero bueno, al menos a vosotros vuestros padres no os abandonaron-dije molesto.
-No sé si es mejor que te abandonen o que te maltraten…
-¿Sabes? Todavía recuerdo los domingos en los que mi madre me llevaba a misa. Je…
-¿La echas de menos?
-¿Echarías de menos que…?
De repente la puerta de la habitación se abrió y apareció el travesti con unos papeles en la mano.
-¡Maxyyyyyyyyyyyy!-gritó eufórico-¡Te he traído lo que me has pedido!
-Genial. Trae acá-dije cogiendo el papel.
Examiné lo que me trajo y sonreí. Miré a Kevin, que me miraba con curiosidad y le sonreí.
-¿Y ahora… Dónde está mi beso, Maxy?
-¿Tu beso? Estará perdido en alguno de los callejones donde las putas se la chupan a los viejos.
-No, me refiero al besito que me prometiste por traerte eso-dijo poniendo morritos.
-Ah, claro. Max Cool siempre cumple sus promesas-asentí.
El travesti cerró los ojos y puso los labios para recibir un beso, así que me coloqué tras él y le di un empujón, lo que le hizo caer en la cama y juntar sus labios con los de Kevin.
-Tu beso-dije seco.
-¡¿Eeeeeeh?! ¡Pero eso no vale! ¡Tenías que besarme tú!
-Yo te prometí un beso. No especifiqué de quien.
Kevin me miró sorprendido y tras sacarle la lengua me dirigí al travesti.
-Tengo que salir a investigar, así que cuida de Kilogramo.
-Los nombrecitos que me pones cada vez son peores…-suspiró Kevin.
-Si, la verdad es que se me acaban las ideas…
Salí por la puerta tranquilamente y dejé a esos dos a solas. Nicolás sonrió con malicia y Kevin le miró con miedo. Jamás supe del todo lo que pasó en esa habitación. Y Dios sabe que prefiero no saberlo…
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MAX
Me metí en una tienda de disfraces. El tal Melastandrio me había visto, así que para seguirlo debía ir de incógnito.
-A ver, quiero un disfraz más o menos normalito-le dije a la dependienta.
-Nos acaba de llegar una chistera marrón y una chaqueta marrón, como un gentleman inglés-sonrió.
-Eso me valdrá. Venga, date prisa.
No me apetecía darle conversación, porque conociendo a las mujeres… Saldría de allí al día siguiente. Por suerte la dependienta no me había reconocido… Bueno, ser famoso mola, pero hay veces en las que me alegro de que la gente pase de mí.
Al salir de la tienda me dirigí a la casa de Melastandrio, y éste estaba saliendo de casa. Tenía que entablar conversación con él. Era profesor, así que…
-¡Oye, tú!-señalé a un niño limpiabotas de la calle-¿Ver a un niño limpiabotas no es muy siglo XIX?
-Es que soy huérfano, señor.
-¡Perfecto! Te daré 200 billetes si te haces pasar por mi alumno.
-¡Acepto encantado!-dijo el niño feliz.
-Bien. ¿Cómo te llamas?
-Soy Luke.
-No sé por qué, pero todo lo que hago hoy me resulta muy inglés…
Seguimos a Melastandrio a una tetería y como se puso a tomar té mientras leía un libro, Luke y yo nos sentamos en otra mesa a tomarnos un té.
-¡Guau! Nunca había tomado un té-dijo Luke contento.
-Prefiero la coca-cola, sinceramente…-sentencié sorbiendo el té.
-¡Mire! ¡Está leyendo la Ilíada!-dijo el niño sorprendido.
-¿La ili… Qué?
-Es un libro de origen griego muy antiguo.
-Para ser huérfano eres muy culto, he hecho bien en contratarte.
-Gracias, señor.
-En público llámame profesor. Por cierto… Ya sé cómo entablar conversación.
Nos acercamos a Melastandrio con una sonrisa amable.
-Disculpe, señor. Veo que está leyendo “la Intrincada”-dije señalando el libro.
-La Ilíada, profesor-me corrigió Luke.
-Ah, ¿eh? Por supuesto, te estaba poniendo a prueba, muchacho... Para que me corrigieras.
-Si, leo “La Ilíada”, ¿y qué?-dijo en tono borde.
-(Podrías ser más amable. Tengo ya un vídeo sobre ti, así que no me cabrees. Sin embargo, quiero saberlo todo…) Verá, soy profesor, y estoy aquí con mi alumno. Hace poco se ha leído esa grandiosa obra y me ha parecido que sería una buena idea que la discutiera con usted.
-Soy demasiado experto, pero en fin… Si quiere intentarlo…
-Adelante, Luke-le dije al niño.
-Si, pues verá cuando Aquiles…
Tras una larga charla aburridísima de que solo saqué en claro que un tal Aquiles mató a otro tío porque éste había matado a su novio Patroclo, les interrumpí.
-Veo que es un hombre muy culto, seguro que resuelve los crucigramas del periódico en un santiamén-sonreí.
-¡Pues claro! ¡Jajajaja!
-Profesor-dijo Luke para luego susurrarme-Creo que no le va a sacar nada importante de esta forma.
-¿Y qué propones?-susurré yo.
Luke sonrió y miró a Melastandrio.
-¡Tengo una idea! ¡Les voy a proponer un puzle! El primero que lo resuelva será coronado como el mejor profesor.
-Pfft… Acepto. Será pan comido-sonrió Melastandrio.
-Pues supongo que yo también-me acerqué a Luke para susurrarle-¿Qué planeas?
-Usted déjeme a mí.
Luke sacó un puñado de cartas y las repartió.
-Como podrán observar, en la mesa hay cuatro ases, ahora mismo están dispuestos de forma totalmente irregular. Pues bien, me gustaría que los colocasen de forma que siempre cada uno se encuentre encima de otro con el menor número de movimientos posibles-anunció Luke.
Melastandrio se llevó la mano a la barbilla y, tras meditarlo unos minutos, colocó las cartas en forma de pirámide.
-Profesor, le quedan a usted 10 segundos para mover-dijo Luke mirándome.
Los diez segundos pasaron y no hice movimiento alguno.
-¡Jajaja! ¡He ganado! El pazguato este no ha movido nada-dijo feliz.
Durante una milésima de segundo vi como se rascaba la entrepierna. Bingo. Ya tenía lo que necesitaba.
-Me temo que no, señor Melastandrio-sonreí.
-¿C-cómo?-dijo sorprendido.
-El ganador es el profesor-me señaló Luke.
-Verá-empecé a explicar-Este puzle lo había formulado un niño, así que hay que pensar de manera ingeniosa para responder. En la parte de “el menor número de movimientos posible” estaba la clave. No hay número menor que 0. Tras observar la colocación de las cartas es fácil ver que una está sobre otra si giras la cabeza. Es cuestión de perspectiva.
Su ridículo triángulo también funciona así, no crea que porque lo haya colocado así ya está una sobre otra, aún hay que cambiar la perspectiva. Pero es que pasa lo mismo sin importar la distribución de las cartas, así que no hacían falta movimientos.
-¡Aaaaaagh!-gritó Melastandrio.
-Todo puzle tiene una solución-le guiñé un ojo a Luke.
Luke me sonrió y tras despedirnos de Melastandrio nos fuimos, ya tenía la prueba que necesitaba.
-Muchas gracias, chaval-dije dándole el dinero.
-A usted, señor. Ahora podré comer esta semana.
-Luke, que tengas mucha suerte-sonreí.
-No se preocupe, profesor-dijo haciendo énfasis en la palabra “profesor”-Un verdadero caballero nunca se rinde.
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KEVIN
Los horrores que en esa sala se sucedieron no deberían ser contados jamás. Las horas que pasamos Nicolás y yo juntos fueron las más intensas de mi vida, pero también las más perturbadoras. Por ello, decidí borrar de mi memoria para siempre lo que había pasado.
-¡Ya he vuelto!-dijo Max entrando por la puerta-¿Eh? Todo esta lleno de sangre… Espera, ¿eso que hay colgado del techo es una cabra?
-¡Maxyyyyyyyyyyyyy! Únete a la party-sonrió el travesti.
-Espera, a esa cabra le falta la po… Oh, Dios… ¿Se la habéis arrancado?
-Sí, le enseñaba a Kivy a comer po…
-¡Puto enfermo de mierda! ¡Lascivo y asqueroso travesti pervertido!
Max corrió hacia mí y me zarandeó nervioso. Se percató de mi cara estaba pálida como la leche y empezó a gritarme.
-¡Kevin! ¡¿No te habrás comido… ESO!? ¡Dime que no!
-Esto… ¿Qué tal tu investigación?-sonreí nerviosamente.
-Madre de Dios… ¡Guardaespaldas!-gritó Max.
Después de llevarme al hospital y que me hicieran un lavado de estómago, de boca, de laringe y de faringe (por si acaso, según Max), volvimos al hotel y tras el lavado completo que me dieron los guardaespaldas en la bañera, Max se decidió a contarme los resultados de su investigación.
-Ya tengo a Melastandrio.
-Pero… Si a Melastandrio ya le dimos su merecido en el instituto, cuando le pusimos aquel vídeo en el que tenía sexo con Melanie…
-¿Y eso en qué le perjudicaba? Si no lo sabe su esposa, no tiene gracia.
-Pero su hija está en mi clase, seguro que se lo habrá contado a su madre. Ya lo sabrá.
-Pues no, listillo. Resulta que ese día Melastasia no fue a clase. Lástima…
-¿Entonces…?-dije nervioso.
-Así es, mi dulce friki. Vamos a hacer un dos por uno destruyendo esa familia-sonrió Max con maldad.
¿Para qué detenerlo? ¿Acaso hubiera podido hacerlo? Solo me quedaba seguirlo en su venganza. Porque, aunque él dijera que era en mi nombre, lo hacía por él mismo, yo estaba en contra, pero él no iba a detenerse.
-Por cierto-dije mirándole de arriba a abajo-¿Qué haces vestido de profesor Layton?
-¿Eh? Vaya, se me ha olvidado quitarme el disfraz. Espera que me cambie y nos vamos.
Nos subimos a la limusina y Nicolás, como siempre, se puso al volante.
-Maxy, que no se te olvide que a las 22:00 tienes el concierto “Disney hará que te cures de tu enfermedad si compras pelis Disney”.
-(Cada vez los mensajes son más directos…)-pensé.
-Tú ni me hables, devora-cabripenes-espetó Max con asco.
-Dijo el chico que lo hizo con un caballo en su juventud…
-¡Max! ¡¿Lo hiciste con un caballo?!
-¡Travesti asqueroso! ¡¿Cómo te atreves?! Es mentira, Kira, yo…
-Cómo molas, yo que creía que eso era físicamente imposible y vas tú y zas, demuestras que se puede-dije contento.
-Supongo que me preocupo por nada. Eres tan simple…
-¿Y duele?
-¡¿Podemos cambiar de tema?!-gritó Max.
Al llegar a casa de Melastandrio Nicolás dijo que vendría a recogernos a las 21:30 para llevarnos al concierto y después se fue.
Max tocó la puerta con toda tranquilidad y al otro lado apareció Melastasia con un moco colgante de su nariz que sin exagerar debía medir 20 cm.
-¡Puaj! ¡Qué asco!-gritó Max.
-Guau… Parece Bochan-dije pensativo.
-¡Oh, mierda! ¡Melanie tenía razón! ¡Habéis venido a por mí!-gritó Melastasia asustada.
-¿Eh? Oh… No te preocupes, Melanoma, hemos venido a verte, no a hacerte nada-sonrió Max.
-(Al menos no soy el único con el que se confunde de nombre…)
-¿En serio? ¿Max Cool viene a verme?-dijo ilusionada.
-Toma nota, Kilian-me susurró-Verás lo simples que son las mujeres.
-Con ese nombre te confundes de relato…
-Vengo a declararte mi amor, querida. Porque desde que te vi aquel día en mi concierto supe que tú y yo debíamos acabar juntos. Te he escrito una canción, pero el idiota éste la usó cuando se le acabó el papel del váter… Para… Ya sabes…
-(Genial… Déjame como un cagón…)
Max la miró con esa mirada de niño bueno y esa sonrisa que derrite a las féminas y Melastasia se sonrojó y le dejó entrar.
-¿Está tu papi en casa, nena?
-¿O tu mamá?-añadí yo.
-Están los dos en la cocina, pero Max, si subimos a mi cuarto no creo que se enteren si tú y yo…
Max amplió su sonrisa pero vi como se llevó la mano a su espalda y apretó el puño, creo que le pudo el asco…
-Lo siento, pero Disney no me deja perder la virginidad hasta que me case.
-¡Pues casémonos!
-¿Oficio la ceremonia?-sonreí.
Max me echó una de esas miradas que derretirían el mismísimo polo norte en segundos, y le saqué la lengua en señal de protesta. Se lo merecía, por seguir con todo esto. Entonces miró a Melastasia y sonrió como si estuviera maquinando algo malvado.
-¡No, Kevin! ¡No la violes! ¡Por Dios, deja a Melancólica en paz! ¡No metas tus dedos ahí! ¡No! ¡Estás destruyendo su inocencia! ¡Monstruo, monstruo!
Mi cara debió de ser un poema, al igual de la de Melastasia, porque Max empezó a reírse y tanto Melastandrio como su mujer, Melastandría, aparecieron en el salón.
-¡¿Qué está pasando aquí?!-dijo Melastandrio asustado.
-¡Ya estamos todos!-dijo Max contento-Podemos comenzar.
-Ahí va… Aarón me ha puesto un whatsapp diciendo que Pablo está en casa…
-Oye, ¿por qué me interrumpes para contar algo que no le importa a nadie?-dijo Max molesto.
-Perdón…
-¡Ejem! ¡Señora de nombre altamente desafortunado, hoy le ofreceré un espectáculo que jamás olvidará! ¡Deje atrás sus mundanas preocupaciones y húndase en el abismo de la desesperación que le ofrecemos esta noche!
-Max…-le di una palmada en la espalda y señalé mi reloj-Es por la tarde aún.
-¡Calla, friki ayudante lento!-gritó molesto.
-Pues ya no te halago diciendo que serías bueno en el circo…
-Dios…-dijo restregando su mano por la cara-Pon el maldito vídeo…
Encendí la tele y coloqué el vídeo un poco molesto. En la pantalla aparecieron Melastandrio y Melanie follando como conejos. La señora Melastandría miró con sorpresa lo que apareció en la pantalla y Melastasia hizo lo mismo.
-Mierda…-dijo Melastandrio.
-C-cariño… M-me has engañado… C-con otra…
-Y encima con una amiga mía-dijo Melastasia sin podérselo creer.
-(Bueno-pensé-Al menos esta vez sí que ha castigado a Melastandrio por algo malo que hizo)
-¡Eres un adúltero! ¡Quiero el divorcio!
-En fin, aquí no pintamos nada más. Vamos, Max-dije sonriendo.
-¿Irnos? Pero si la venganza solo acaba de empezar.
-(Ya empezamos…)
-¡Melastandrio!-le señaló-No solo es usted un adultero que ha engañado a su mujer con una amiga de su hija, es también un pedófilo por estar con una menor. Pero no acaba ahí la cosa. Anastasia, ¿sabes que tu papá nació sin una parte fundamental del cuerpo?
-Oh, vamos… No irás a decir ahora que nació sin pito…-dije molesto.
-¿Pito? ¿Qué tienes? ¿5 años? Y no, no es eso. Bueno, me he expresado mal… Sin 2 partes, en realidad…
-No te referirás a…-dije sorprendido.
-¡No, por Dios! ¡Nooooo!-gritó Melastandrio.
-Nació sin bolas, pelotas, huevos, cojones… Testículos, para que me entiendas…
-¡Puaj! ¿Y qué? Qué asco…-dijo Melastasia con una mueca de asco.
-¿Y qué? Que una persona sin testículos no puede… Tener hijos.
-Eso no es posible, ¿entonces yo qu…? Espera…
-¡Jajajajajajajaja!-se rió-Así es, señorita Malaria. ¡Ese tipo no es tu padre!
Pude ver perfectamente como en los ojos de Melastasia se reflejaba que su corazón se estaba partiendo en mil pedazos. Los tres empezaron a llorar desconsoladamente, tanto mujer, como padre, como hija… Pero su llanto apenas se oía… Porque lo que más se escuchaba era la incesante risa de Max, una risa que hacía eco por toda la casa.
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MAX
(UNA SEMANA DESPUÉS)
-David… Listo… Pues nada, ya está. La venganza ya ha terminado-sonreí.
-Veo que te lo has tomado muy en serio, Maxy-dijo el travesti muy contento-¿Qué te parece si lo celebramos?
Puso su asquerosa zarpa en mi muslo y con una mirada se lo dije todo, así que suspiró y la apartó.
-He rapado al cero a toda la panda de Melanie y les he quemado las caras con ácido a sus novios. Además, he contratado prostitutas para que restrieguen sus chochos apestosos por las camas de las chicas y les peguen la sífilis. Y a los chicos les he drogado y les he llevado a una operación de reducción de pene. Dudo que alguien vuelva a querer a esa gente.
-No creo que fuera necesario reducir nada si ya les hiciste la cara pedazos con ácido-suspiró el travesti.
-Hay enfermos que se lo harían con desfigurados… Nunca se sabe…
-Ya les crecerá a las niñas el pelo y al hacerlo con protección no habrá problema de contagio-prosiguió.
-No te preocupes, les he echado un producto químico bastante potente, eso no volverá a crecer. Y dudo que alguien esté dispuesta a pasar las dos cosas por alto, ¡juajuajua!
-Cómo te pasas, Maxy. ¡Ah, eres tan cruel! ¡Por eso me gustas tanto! ¡Me encantas!
Corrió hacia mí y me achuchó, pero le pegué una patada y lo aparté.
-Me encanta que me traten duro-sonrió.
-Nadie lo duda. En fin, llama a Kevin. Es hora de vengarnos del último obstáculo… Su madre…
-Ah, respecto a eso… Se escapó esta mañana-dijo tranquilamente el travesti.
-¡¿Y me avisas ahora?! ¡¿A las 21:00 de la noche?!
-Es que estabas muy feliz vengándote por ahí. Me daba pena interrumpirte…
-¡Idiota! ¡Si ve a su madre…! Tsk…
Corrí a ponerme la chaqueta y me dispuse a salir, pero el travesti me agarró del hombro.
-Lo siento, Maxy, pero tu concierto empieza en media hora. No puedes ir con él-sonrió.
-¡No! ¡Voy a ir con Kevin y nada me lo impedir…!
Dicho esto caí al suelo. Solo noté un pinchazo antes de desvanecerme en las más absoluta oscuridad. El travesti sonrió y me miró con arrogancia.
-Estos dardos tranquilizantes marca Disney son de lo mejorcito…
CONTINUARÁ…
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Y así acaba el capítulo de hoy. El próximo capítulo será de Basket and rap! aunque con una sorpresa especial. En fin, espero que os haya gustado. Hasta la próxima.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR