Videogames and rock and roll KR: 03
Kevin sale por fin del hospital, entonces decide junto con Max tazar un plan de acción para destruir a la primera víctima de su venganza: Melanie. No se lo pierdan.
Y aquí vamos con la tercera entrega de esta temporada tan esperada. Ya os aviso que en la próxima entrega habrá una especie de inciso, porque el capítulo será de Sergio y Jose, que sé que tenéis más ganas de ellos xD En fin, espero que lo disfrutéis.
Si queréis, podéis comentar a través de email a la dirección de correo: [email protected]
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Videogames and rock and roll!:
Kevin’s revenge
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Un relato del Enterrador
Capítulo 3: Not so pretty woman
KEVIN
Cuando me desperté estaba emocionadisimo, Max vendría a recogerme y me llevaría a cumplir mi venganza. ¡Se había vuelto dulce! Incluso se atrevió a darme un beso, cosa que antes no hubiera hecho por nada del mundo. Me desperté a las 10:00, pues bien, para las 11:30 tenía todo listo para irme. Sin embargo, Max no apareció en todo el día.
-¿Cuándo te largas, asqueroso?-dijo la enfermera sin cortarse un pelo.
-Vaya, cómo está la sanidad…-murmuré-(Aunque no me extraña, después de lo que le dijo Max es normal que me trate así)
-¿Y bien?-dijo sacándome de mis pensamientos.
-P-pues, cuando v-vuelva Max-dije nervioso.
-Igual ese ni vuelve, a lo mejor ha encontrado a otro mejor y se ha ido con él-dijo con desprecio.
-Je, ¿crees que me importa la opinión de una zorra como tú?-sonreí irónicamente.
Sus ojos se abrieron como platos, pero es que los míos hicieron lo mismo. Yo… ¿Había dicho eso? ¿El débil y patético Kevin había dicho aquello? ¿Qué… Me había pasado?
-¡L-lo siento mucho!-grité nervioso-Yo no…
-¡Ahora te haces la cama solo, mariconazo!-gritó furiosa y se fue.
Decidí no darle importancia y puse la tele, echaban “mi perro tiene un blog”, y ya me había enganchado al argumento, así que decidí verla (no me juzguéis).
-Niños, jaja. Hoy Max Cool estará todo el día en el centro comercial Calagua firmando autógrafos. No os lo perdáis, jaja-dijo Mickey en un anuncio.
-Al parecer lo tienen bastante explotado…-suspiré-Pues supongo que no puedo quedarme aquí más tiempo, iré a casa.
Recogí mis cosas y me despedí del doctor, que insistió en que me quedara todo el tiempo que quisiera, normal, a ver si Max le soltaba más pasta. Pero rechacé su oferta y salí en dirección a casa.
Mientras caminaba por la calle pensaba en Max. El pobre tenía ahora mucho trabajo por mi culpa. Me sentía tan culpable… Pero claro, tampoco había nada que yo pudiera hacer para ayudarle. De repente vi un cartel que decía: “Centro comercial Calagua a 50 metros”.
-50 metros… ¿Eso es mucho o poco?-me dije a mí mismo-Bah, iré a verlo.
Andé un poco y llegué al centro comercial, pero imaginad mi sorpresa al ver la enorme cola que había en la puerta. La cola abarcaba varias calles enteras, suspiré dispuesto a irme cuando oí una especie de chillido.
-¡Aaaaaah!-chilló alguien-¡Kivyyyyyyyyyyyyy!
-¿Eh?-me giré.
De repente, la oscuridad. Solo veía la oscuridad, estaba contra el pecho de alguien, apretado fuertemente por sus brazos, más que un abrazo era un apretujón.
-¡Estaba tan preocupada por ti! Creía que unos hombres feos y malvados te habían matado-dijo histérica.
-¿Quién eres?-apenas se me escuchaba, pues su pecho amortiguaba el sonido.
-¿No te acuerdas de mi, Kivy? ¡Qué cruel!-dijo apenada-Soy tu querida amiga… Nicolas Espronceda.
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MAX
Estúpidas firmas de autógrafos… Tenía que sonreír y fingir que la patética gente de la calle me importaba. Sinceramente, me importan una mierda sus vidas. Es más, si escribieran un diario de toda su vida, les diría que me lo dieran y me limpiaría el culo con él, pero así, bien, a dos manos.
-¿M-me firmas, M-max?-dijo una chica joven.
-Claro, preciosa-sonreí.
Con la mano temblorosa me dio su libreta, sin poder mirarme a la cara. Qué asco. Otra estúpida guarra fingiendo que es inocente. Las mujeres no pueden ser inocentes, son todo maldad, está en su naturaleza. Esta asquerosa golfa quería mi Cool-polla (Si, tiene nombre, ¿algún problema?), y por eso fingía que era dulce y encantadora. ¡Bah! Te mereces sufrir, asquerosa fulana.
-Oye, guapa-le dije mientras le firmaba-¿Cómo te llamas?
-S-soy… G-gabriela-dijo sonrojada.
-A Gabriela la gorda-dije mientras escribía-¡Siguiente!
-¿Eh? ¿Q-qué?-dijo abriendo los ojos como platos.
-Adelgaza, ¿quieres? Me das asco-la miré sin interés-Desaparece de mi vista.
La chica comenzó a llorar y salió corriendo. Nadie más escuchó lo que le dije, sé que debía ser amable, pero aquella clase de chica despertaba en mi un instinto asesino, debía castigarla. Una sonrisa apareció en mi rostro, ya estaba algo más contento.
-¡Siguiente!-dije animado.
-Qué cruel, Maxy-oí tras mí.
-Oye, me estáis obligando a esto. ¿No esperarás que encima lo haga de buena gana, verdad?-dije suspirando.
-Pero es que esa chica no estaba gorda-dijo Nicolás.
-Bah, solo he sembrado la semilla de la anorexia en su patético ser, no es para tanto-dije sin darle importancia.
-Bueno… ¿Qué opinas de esto… Kivy?-dijo Nicolás sonriendo.
-¿Eh?-dije girándome.
A mi espalda estaba Kevin junto a Nicolás, sonriendo como un bobo.
-Hola, Max-dijo saludándome con la mano.
-¿Se puede saber qué haces aquí? ¿No te dije que iba hoy a recogerte?-dije molesto.
-Es que no venías. Iba a ir a casa, pero…
-¡Ni se te ocurra!-grité inmediatamente.
-¿Eh?-se sorprendió.
-No vuelvas a tu casa sin mí-dije alarmado.
-¿Por qué?-dijo confuso.
-Da igual, te lo explicaré luego. ¿Puedes esperarme?
-Claro, ¿cuánto te queda?-dijo sonriendo.
-Unas 4 horas-asentí.
-...
-¡Te aguantas y esperas! ¡No haber salido del hospital!-dije enfadado.
Kevin se fue de tiendas con Nicolás y yo me quedé firmando autógrafos. Había algún que otro tío bueno que me echaba ojitos, pero ya no era esa clase de tío. Qué desperdicio, alguno que otro estaba tremendo. Volqué mi frustración con un par de chicas a las que llamé: “chocho-manido”, “cara-calabaza”, “pelo-quemado” y “la chica mostacho”. ¿Qué? ¿Que eso es cruel? Lo decís porque no habéis tenido que aguantar firmas de autógrafos… Es un coñazo.
Para pensar en otra cosa pensaba en el beso que le dí a Kevin el día anterior. Dios… Cómo me había arrastrado. ¿Qué me estaba pasando? Max Cool no era así, ¡eso no se iba a repetir! ¡Ja! ¡Jamás de los jamases! Debía de ser que me dejé llevar por el momento, pero no volverá a pasar, ¡por supuesto que no!
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KEVIN
Nicolás me llevó a un montón de tiendas y me dio un montón de consejos de moda. Decía que para engatusar a un hombre lo mejor era usar armas de mujer. No sé por qué me decía eso, yo no tenía… “Armas de mujer”. Se empeñó en que me vistiera de enfermera, y tras mucho insistir, le dejé que lo hiciera. Me dijo que estaba monísimo, y que comprara ese traje, que seguro que a Max le encantaría. Así lo hice, y al contárselo a Max me regañó. Después se peleó con Nicolas y nos subimos al coche para irnos de allí.
-Bien-dijo Max una vez en el coche-He determinado que las venganzas que tienes en mente son: Melanie y su pandilla, Melastandrio y… ¿Tu madre?
-Exacto-sonreí.
-¿Se puede saber qué te ha hecho tu madre?-dijo con el ceño fruncido.
Le conté toda la historia, que mi madre mató a mi padre y que luego me tomó a mi como esclavo, me escuchó con atención y decidió apoyarme.
-¿Entonces qué? ¿La matamos?-dijo decidido.
-¡Claro que no! ¡Es mi madre!-dije alterado.
-Aclárate…-suspiró.
-Una reprimenda no estaría mal, pero no quiero matar a mi madre-dije pensativo.
-Está bien. Empezaremos por Melanie, que es la más fácil-dijo sonriendo.
-¿La más fácil?-pregunté curioso.
-Verás, queremos destruirla a ella y a su pandilla, pero para destruir un ejército lo más fácil es acabar con su líder, después el resto caerá mucho más fácilmente-dijo con una sonrisa malvada.
-Guau, qué listo eres, Max. Te quiero-sonreí.
-Y-ya…-se sonrojó-¡En fin, vamos, travesti asqueroso, a casa de Melanie!
-Solo os llevaré si Kivy vuelve a hacerse Kevina-sonrió.
-¿Kevina?-me miró Max.
-C-cuando… Me he visto de en-enfermera, y-yo…-me sonrojé.
-¡Travesti del demonio, llévame o te mataré!-gritó Max furioso.
-Solo era una broma, Maxy. Estás muy tenso, quizás debería hacer lo de aquella vez… En el hospital-sonrió ampliamente de nuevo.
-¿Aquella vez?-pregunté curioso.
-¡ACELERA EL PUTO COCHE!-gritó Max.
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MAX
Ya me había olvidado de la asquerosa paja que me hizo el asqueroso travesti, ¡¿por qué tenía que recordármelo?! ¡Esa noche tuve pesadillas por su culpa! En fin, el travesti nos dejó en casa de la fulana esa.
-Bien. Fase 1. ¡Observación!-dije decidido.
-Qué guay, somos como los pingüinos de Madagascar, tú serías, Skipper, el líder, y yo Kowalski, el listo-dijo ilusionado.
-¡¿Por qué me hablas de películas para críos?! ¡Debería darte vergüenza, a tu edad! ¡Además, me has cortado el rollo!-dije de mal humor.
Estuvimos en un banco que había enfrente de su casa esperando a que saliera. Sin darme cuenta me quedé traspuesto, y al despertarme vi que Kevin mantenía la cabeza escondida detrás de un periódico.
-Qué topicazo…-suspiré.
-Te habías dormido, no podía preguntarte cómo ocultarme-dijo sonriendo de forma burlona.
-¡Solo estaba traspuesto! ¡Yo jamás me duermo en las misiones!-grité enfadado.
-¡Shhh! Ahí está. Acaba de salir-dijo señalando.
-¡No señales, idiota!-le golpeé en la mano.
-¡Auch!-gritó dolorido-¡Max, opciones!
Le miré con una ceja levantada y le di por imposible. Decidimos seguirla a ver a donde iba. Paró en un dermatólogo, así que decidimos entrar sin llamar la atención, algo difícil, teniendo en cuenta la pinta que tiene siempre este frikazo.
-Vaya, llamamos mucho la atención-dijo preocupado-Pero es normal, teniendo en cuenta que llevas gorra y gafas, pareces muy sospechoso.
-¡¿Yo?!-grité furioso-¡Oye, si no las llevara, llamaría más la atención! ¡Soy Ma…!
-Shhh… Si se enteran de quién eres, la hemos pifiado-susurró.
-Grrr…-gruñí.
Mientras la fulana hablaba con la recepcionista le coloqué un micro en el bolso. Cosas de ricos… Jiji. Al entrar oímos la conversación.
-¡Anda, Melanie!-dijo la dermatóloga-¿Cómo van esos granillos?
-Genial, gracias a sus cremas, doctora. Menos mal, porque tengo una imagen que cuidar-respondió Melanie.
-Pero recuerda, te la tienes que echar 6 veces al día, como te dejes una sola vez, te saldrán y no podrás hacer nada, ¿vale?-dijo la dermatóloga.
-Mmmm… Interesante-dije apuntándolo en la libreta.
-Si… Normalmente sería una vez después de cada comida-dijo pensativo Kevin.
-Solo te enteras de lo que te da la gana…-suspiré.
Después de salir del dermatólogo Melanie fue al quiropráctico. La seguimos y entramos de igual manera.
-Pero si está aquí la señorita Notre Dame-dijo el quiropráctico entre risas.
-¡Que no me llames así!-gritó Melanie enfadada.
-Era broma, a ver… ¿Vienes a que te recoloque el corsé?-sonrió.
-Sí…-dijo ella aún molesta.
-Toda esta información es oro-decía yo apuntándolo.
-Me pregunto por qué se ha retrasado la segunda temporada del anime de los titanes a 2016…-pensaba Kevin a su bola.
Por último Melanie entró a un mecánico, un sitio de mala muerte, la verdad. Allí se hacían arreglos de coche por poco precio, pero de mala calidad.
-Hola, primo-dijo Melanie al entrar.
-¿Qué pasa, primilla?-sonrió el mecánico.
La verdad es que el mecánico tenía un polvazo. Si no estuviera con este friki, me lo habría tirado sin pensármelo. Era joven, y tenía ese aire de malote de los aprendices de mecánico, sucio por la grasa y con el pelo un pelín desarreglado.
-Tengo hambre-dijo Kevin sacándome de mi fantasía.
-Pues ve allí a ese McDonald y te compras algo. Y para mí una doble con queso-le señale el sitio.
-Vale, ya me informas después-dijo echando a andar.
-Claro-dije atento al micrófono-(Oh, hasta su voz era sexy…)
La revelación de aquel taller mecánico fue bastante sorprendente. Genial, ya tenía todo lo que necesitaba para destruirla. Ahora solo faltaba un lugar. ¿Y qué mejor sitio para poner en alerta a casi todos los demás objetos de venganza que la clase de Kevin? Melanie se llevaría una gran sorpresa en público. Jajaja… Me encanta ser malo, me encanta ser yo, me encanta ser… Max Cool.
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KEVIN
Max me invitó a vivir con él hasta poder cumplir mi venganza contra mi madre. Lo que no sabía es que “vivir con él” sería en la habitación de hotel al lado de la suya. Al día siguiente debía ir a clase, Max tenía un plan, pero no me lo iba a contar, paraq ue fuera más interesante. Yo accedí, confiaba en él.
Me desperté y era un día glorioso, ni una sola nube en el cielo, los pájaros cantaban, no hacía ni una pizca de viento y estaba en una cara habitación de hotel. Me vestí y me fui a clase. Al llegar todo el mundo empezó a murmurar, pero no le di importancia. Fui a mi sitio y Sergio me saludó, dijo que lo había estado guardando desde que desaparecí, se lo agradecí y me senté.
La gente seguía murmurando, pero yo charlaba alegremente con Sergio. De repente, Melastandrio entró en la clase y se hizo el silencio.
-¿Eh? ¡Señor Gutiérrez! ¡Cuánto tiempo!-sonrió maliciosamente.
-Hola, ¿qué pasa, tronco?-dije en tono burlesco.
Todo el mundo se quedó estupefacto, menos Sergio que miraba hacia Melastandrio sin expresión.
-Veo que vuelve graciosillo, señor Gutiérrez. Tendrá una buena razón para no haber asistido a clase durante tanto tiempo, ¿no?-dijo molesto.
-Acostarme con tu mujer-dije sacándole la lengua.
-¡¿C-cómo dice…!?-dijo sorprendido.
-Melastandrio caraculo, vete y fóllate un mulo. Eres feo y bizco… ¡Por el culo te la hinco!-dije riéndome.
Algunos de mis compañeros estallaron en risa, y Melastandrio se encolerizó.
-¡¿Cómo se atreve, asqueroso empollón con cara de rata infecta?!-gritó fuera de sí.
-¿Preparo helado de chocolate esta noche o mejor de fresa?-pensaba Sergio en voz alta.
-¿Quiere que le de una lección, señor Melastandrio?-dijo Melanie sonriendo-Tengo aquí un vídeo que le dejará en ridículo.
-Melanie… ¡Genial! ¡Veámoslo!-dijo Melastandrio con una sonrisa.
-Melanie la pestosa, tiene el chocho rosa-dije riéndome.
-Aunque el helado de plátano tampoco está mal-añadió Sergio asintiendo.
-Creo que ha vuelto loco-dijo Melanie ignorándome y dándole el vídeo a Melastandrio.
-Y ahora-dijo Melastandrio mirándome con rabia-Veamos…
-¡Un momento!-gritó Max abriendo la puerta.
-¡Max Cooooooool!-gritaron algunas de mis compañeras
-¡Dios, me apunté a esta clase porque una vez vino y aquí está otra vez! ¡Kyaaaaa!-gritó otra.
-Tsk… ¿Otra vez tú?-dijo Melastandrio.
-Chicos, coged esa cinta-sonrió Max dirigiéndose a sus guardaespaldas.
Dos tipos grandísimos cogieron el DVD y lo destruyeron. Después Max avanzó hasta el centro de la clase y se colocó mirando a todos.
-Atención, señoras y señores-dijo con una sonrisa en los labios-Olvídense del frío invernal y de los problemas políticos de nuestro país. El espectáculo del siglo va a comenzar.
-A Jose le gusta el helado de chocolate, pero a Pablo el de chicle… ¿Vendrá Pablo a cenar? Si es así, no sé cuál debería coger…-dijo Sergio a su aire.
-Sergio, si me escuchas te diré donde está el punto G de Cock-dijo Max para llamar su atención.
-¿Y tú por qué lo sabes?-dijo Sergio nervioso.
-Bien, ahora que tengo vuestra atención quiero hablaros de una de vuestras compañeras. La señorita Melanie “meimportaunamierdasuapellido”-señaló a Melanie.
-¿Q-qué estás d-diciendo?-dijo Melanie nerviosa.
-Las 8:45. Es hora de tu crema, ¿no es así?-sonrió maliciosamente.
-¡Mierda!-corrió a la mochila, pero no encontró nada-¡Mierda, mierda! Espera… ¿Cómo sabes tú eso?
-Oh, querida. Max Cool lo sabe todo-dijo guiñándole un ojo.
Melanie intentó correr para salir de la clase, pero los guardaespaldas la agarraron. Entonces Max sacó una bolsa de patatas del bolsillo y empezó a comer.
-¿Nadie más ha notado a Melanie un poco… Encorvada hoy?-dijo comiendo una patata.
-No habrás sido capaz…-dijo mirándole con los ojos como platos.
-Normalmente esta señorita usa un corsé para corregir su espalda, sin embargo, lo he cambiado por una simple prenda normal-dijo indiferente comiéndose otra patata.
-¡Hijo de puta!-comenzó a llorar Melanie.
Miré alrededor y los de la pandilla de Melanie estaban nerviosos, pero parece que ninguno estaba dispuesto a hacer nada por ella.
-Mientras esperamos a ver la nueva transformación de Melanie, ¿qué tal si vemos un vídeo?-le hizo un gesto a su guardaespaldas.
El guardaespaldas metió el vídeo en el DVD de la clase y se podía ver perfectamente a Melanie agachada chupándole la polla a Melastandrio la sala de profesores.
-¡Puaj! ¡Qué asco! Me van a sentar mal las patatas-dijo Max dándoselas a Melastandrio.
Éste miraba atónito la pantalla sin poder creérselo. Melanie lloraba más y más y gritaba histérica.
-Mirad a esta belleza de chica en el vídeo, ¿guapa, eh? Chicos, decid la verdad... Se os empina la polla al verla, ¿cierto? Pues mirad cómo es de verdad-la señaló.
Una Melanie encorvada hacia delante con la cara llena de granos apareció ante nosotros. Era horrible, tenía la cara hinchada y parecía Quasimodo, ahora era tan fea por fuera como lo era por dentro.
-Bien hecho, Max-sonreí.
-Una última cosa-se amplió su sonrisa de maldad-Ayer la señorita Melanie “comocoñosellamelaguarraesta” se “hizo la itv”. Y su última parada fue… Un mecánico.
-¿Eh?-dije extrañado-Es verdad, ¿hay algo interesante sobre eso?
-¡No, no lo digas! ¡No lo digaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas! ¡Por favor! ¡Por favooooooooooooooooooooor!-gritó Melanie histérica.
-Jajajajajajaja. Me encanta que supliques-se rió Max.
Nos miró a todos y con la sonrisa más sádica y cruel que he visto en mi vida dijo:
-No tiene piernas.
La sala se quedó en silencio. La gente enmudeció. Todo el mundo se quedóo blanco ante aquella revelación. Melanie… No tenía piernas.
-Veréis, amigos. Ese taller mecánico es de su primo. Melanie perdió las piernas en un accidente en el que murieron sus padres hace unos años-Si iba a algún hospital o algún médico alguien podía enterarse de que más que persona era un robot, ¿no? Jaja. Así que le pidió ayuda a su primo, que le hizo unas prótesis de acero-sonrió sádicamente Max.
La habitación estaba totalmente en silencio, solo se escuchaba la risa de Max, que hacía eco en toda la sala. Melastandrio estaba aún sin poder creerlo, Melanie lloraba histérica, Sergio miraba extrañado y yo miraba horrorizado lo que habíamos hecho. Max era un monstruo, había ridiculizado a Melanie por perder las piernas… Era… Increíble. Miré a Max asustado y él me devolvió la mirada con una sonrisa y un guiño.
CONTINUARÁ…
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Y hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que os haya gustado. ¡La crueldad de Max ha vuelto! La verdad es que después del tierno Max del capítulo anterior lo echaba de menos, y hasta creo que me he pasado un poco, pero así es él, un auténtico cabrón xD El próximo capítulo será para calmar un poco los ánimos, será de Sergio y Jose. Pues nada, comentad y valorad, por favor. Hasta la próxima.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR