Video killed the porn star

Sexo oral casero grabado con un teléfono móvil.

Por aquel entonces, yo apenas había estado con un par de chicos en mi vida. Casi virgen y casi inocente. Él era mayor que yo, ojos verdes y barba. Guapo y muy capaz de excitarme. Era la segunda vez que quedábamos, esta en un sitio más privado. La primera nos dedicamos a masturbarnos en la calle, a plena luz del día… quién sabe, quizás esa historia dé para otro relato.

Quedamos en su casa. Sin más preámbulo, nos lanzamos el uno sobre el otro, nuestras bocas buscándose desesperadamente. Abrazados, yo no dejo de sentir el roce de su erección contra mi pubis, y seguro que él nota cómo mis enormes tetas se aprietan contra su pecho. Nuestras manos se mueven bruscamente, sobando, agarrando, frotando… arrancándonos la ropa mutuamente. Me coge las tetas, las aprieta, muerde, lame… Le siento en el sofá y me subo encima. La noto bien dura entre mis piernas.

Él me mira con ojos suplicantes y yo sé el motivo. La vez anterior, había alcanzado a lamérsela brevemente en mitad de la calle. Ahora quiere más. Me pongo de rodillas entre sus piernas, sobre la alfombra. Ya solo lleva el calzoncillo, ligeramente humedecido y bastante abultado. Se la saco y me relamo.

Me acerco lentamente inclinando la cabeza, jugueteando, y primero le beso justo debajo de la tripa. Varias veces. Hago amago de bajar más, echo mi aliento sobre su polla, la rozo con los labios y me vuelvo a apartar, mirándole con sonrisa burlona. Él se muerde los labios y empuja su cadera ligeramente hacia arriba, hacia mí.

Decido dejar de hacerle sufrir. Abro la boca, saco la lengua y le doy un lametón a su polla tiesa. La recorro entera, de la base a la punta, llenándola de saliva. Al llegar al capullo, lo rodeo con mi lengua, recreándome en sus pliegues, y la suelto. Volviéndola a atrapar entre mis labios, succiono la punta, metiéndomela y sacándomela de la boca, cada vez más profundo… Alzo la vista y le veo, con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, suspirando.

- Joder… sí, sigue así…

Sonrío.

- ¿Puedo… puedo grabarte? Mientras me la chupas, me gustaría grabarte haciéndolo.

Asiento. ¿Por qué no? La idea me resulta excitante, morbosa.

Saca el móvil, me enfoca. Admito que al principio me siento tímida, noto mis mejillas calientes por la vergüenza y no sé muy bien qué hacer. Me mira por encima del teléfono.

- Venga… sigue… - Vuelvo a inclinar la cabeza, intentando olvidar la cámara que me apunta para resultar más natural, y me la meto en la boca de nuevo. Retomando el punto donde lo había dejado, succiono la punta, introduciéndome su polla cada vez más adentro. Mi lengua juega alrededor de su capullo mientras tanto, lo lame, le da suaves golpecitos, lo rodea… Levanto la vista a cámara, intermitentemente, pero nunca miro durante mucho rato.

- Mírame… - levanto los ojos y miro al objetivo - ¿te gusta? – me muerdo los labios y asiento - ¿sí? ¿te gusta mi polla? Dímelo.

- Me… me gusta. – me ruborizo – Me gusta tu polla – sonrío y me muerdo los labios. Algo se ha activado dentro de mí.

La agarro con mi mano y me golpeo los labios con ella, siempre mirando a cámara, con una media sonrisa esbozada. Los entreabro y paseo la punta de su rabo por el contorno. Me relamo para humedecerlos, y repito el proceso. Saco la lengua, y juego con ella por el tronco, por el glande, sin apartar mis ojos del objetivo de la cámara.

Mis manos aún rodean su erección, y la guían hasta mis tetas, solo cubiertas por el sujetador. Paseo la punta por mi escote, por la piel suave de mis senos… Su mano torpe se acerca a mis pechos y los saca bruscamente del trozo de tela, haciéndolos rebotar. Coloco su polla entre mis tetas, que sujeto con ambas manos. Abrazo su erección y empiezo a moverlas arriba y abajo, por toda su longitud. Cuando llego arriba, desaparece entre mis pechos, y se va asomando a medida que bajo. Inclino la cabeza para lamer y succionar su glande, cada vez que surge de entre mis tetas.

Le miro y está recostado sobre el sofá, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados, jadeando. No me ve, pero no importa porque la cámara de su móvil no deja de apuntarme y yo le dedico mis mejores caras. Para sus futuras pajas. Esa idea me pone tan cachonda que vuelvo a meterme su polla en la boca, a lamerla y tragármela frenéticamente. Baja la mirada hacia mí, sorprendido.

Con mi lengua totalmente desplegada y fuera, se la lamo entera, de abajo a arriba, dejando un rastro de babas. Después me la meto en la boca, al fondo, más al fondo… hasta ahogarme con ella. La sujeto por la base e intento descubrir hasta dónde me cabe. La mantengo unos segundos, y suelto. A medida que me la voy sacando de la boca, voy subiendo la mano por el tronco, masturbándole a la vez. Repito el proceso, y lo vuelvo a repetir, cada vez más rápido, alentada por el sonido de sus jadeos y gemidos.

- Bufff me corro… no puedo más… - Paro. Apoyo mis manos sobre sus muslos y me elevo ligeramente, aún arrodillada. Mis tetas cuelgan a la altura de su erección, bamboleándose y rozándola de cuando en cuando.

- ¿Sí? – le miro sonriendo, me muerdo los labios, bajo la cabeza y le doy un lametón a su polla - ¿Y dónde… quieres… correrte? – voy haciendo pequeñas pausas para lamer su glande - ¿En mi cara? – se la vuelvo a agarrar y paso mi lengua por toda su extensión - ¿o en… mi boca? – la atrapo entre mis labios, succionando brevemente, y la vuelvo a soltar.

Me agarra del pelo y entierra mi cabeza en su polla, bruscamente, apenas dejándome respirar. Me abro a ella, la recorro con mi lengua, me la trago, mientras él empuja su cadera hacia arriba, aprisionándome. Follándome la boca.

- En tu boca. – susurra. Y un chorro de leche caliente entra directo a mi garganta. Es tan abundante que resbala por las comisuras de mis labios hasta mis tetas, y su mano continúa agarrando mi pelo, sin permitirme escapar. Cuando acaba, me suelta y se deja caer hacia atrás, con los brazos a los costados. Cojo el móvil, que descansa a su lado pero aún no ha dejado de grabar y me enfoco de nuevo. Tengo la boca llena de corrida, que enseño a cámara, y por las comisuras de mis labios resbalan rastros de su lefa hasta mis tetas. Me la trago. Paso el dorso de mi mano por mi boca, y luego lo lamo como si fuera un gatito. Corten.