Vidas paralelas VI: Reaparición

Rencor, odio, tristeza & ¿Amor?... '♥'

Vidas paralelas VI: Reaparición

“El odio muchas veces es el pan de cada día que nos ayuda a no hundirnos en la decadencia”

Julio:

-¿En que puedo ayudarlo? Pregunté algo nervioso al extraño hombre que se encontraba parado en la puerta de mi hogar mirándome sínicamente .

-Bueno, podrías invitarme a pasar primero que nada… ¿No?–Decía mientras caminaba en dirección hacia el interior de la casa muy altaneramente.

Me pare en medio de la puerta mientras tomaba con fuerza cada extremo del marco de esta para impedirle el paso, al parecer parecía divertirle mi nerviosismo ya que su cara denotaba que era un tipo sumamente irónico y no paraba de sonreír en sus adentros, cosa que me ponía cada vez más a la expectativa.

-Tranquilo, Julito, ¿Qué? ¿Apoco no te acuerdas de mi? –Dijo burlonamente mientras abría exageradamente la boca permitiéndome apreciar un desagradable olor a alcohol que provenía de ella.


“Julito”… Mi cabeza comenzó a trabajar con agilidad, solo había una persona en este mundo que me llamaba así, tenia muchísimos años de no escuchar ese sobrenombre… – Sabes que no puedes hacer nada contra mi Julito, tu mamá es tan estúpida que jamás va a dejarme haga lo que le haga… ¿Y sabes porque? Porque me ama mucho mas de lo que te ama a ti… Mírala, me da asco en lo que se convirtió, ya no es mas esa chica linda con la que me case, ahora ya es solo una pobre infeliz y ni un buen hijo varoncito logro darme, mírate Julito, estas hecho un maricón, me da pena decir que son mi familia… Pero ya lo verás, un día me van a hartar y me voy a largar muy lejos de aquí y se van a quedar SOLOS y nunca me volverán a ver…

Esas eran las palabras que escuche durante toda mi maldita infancia en boca de mi padre, siempre tenia que escucharlo con atención, tolerando su aliento a alcohol y vomito que siempre me revolvía el estomago, debía mirarlo a los ojos , ~ ¡A sus malditos ojos que solo irradiaban desprecio!~… Esa escena se repetía una y otra vez, me sentía impotente al ver como llegaba tambaleándose, ahogado en el vicio y pidiéndole un plato de comida a mi madre, siempre era lo mismo, terminaba por arrojárselo diciendo que estaba frío y no tenia buen sazón, y no conforme con eso, también le gustaba humillarla, le decía que era una estúpida “infeliz”, me hervía la sangre ya que el único culpable de que ella fuera así era él.

En la casa se respiraba un ambiente agradable y feliz cuando mi padre supuestamente salía a trabajar, pero irónicamente nunca tenia un peso en el bolsillo por ser un enfermo alcohólico, la paz y tranquilidad de mi hogar se esfumaba con su llegada, haciendo que mi madre dejara lo que estaba haciendo por correr a la cocina para que según ella, mi padre no viera que estaba de ociosa. Mamá siempre me decía que me fuera a mi habitación a ver TV o a jugar a la pelota, yo sabia que lo hacia porque no quería que presenciara lo que era habitual ver en ese infierno.

La gota que derramo el vaso fue la ocasión en la que golpeo a mi madre hasta dejarla inconsciente , ~ ¡Como lo odiaba!~… Yo tenía tan solo seis años y no le importo hacerlo frente a mí, porque sabia que era un cobarde, siempre lo he sido y no podía hacer nada para defenderla. Recuerdo que los vecinos al escuchar los gritos de mi madre llamaron a la policía, pero para cuando estos llegaron solo encontraron al inútil de Julio limpiando con desesperación la sangre que brotaba del golpeado rostro de su madre, ese pequeño iluso que nunca aprendió a enfrentar sus problemas, que se dejo pisotear y humillar por todos, porque, “Hoy me duele hijo, pero mañana será solo un recuerdo” era la única respuesta que recibía de mi madre cuando le cuestionaba por qué dejaba que la tratara.

Incluso en esa ocasión Mamá no tuvo el valor ni la dignidad de dejar a ese hombre el cual se hacia llamar su “esposo”, fue frustrante para mi ver como a los pocos días de ese suceso se podía verles felices y como si nada hubiera pasado en lo que yo llamaba “La reconciliación”, no sabia si era por miedo o remordimiento, pero después de un problema así mi padre actuaba como un sinvergüenza arrepentido, no faltaban las flores, los chocolates y unos pocos días de sobriedad de su parte, cosas que siempre lograban dibujarle una sonrisa en el morado rostro de mi  madre… Y lo que era obvio, terminaba perdonándolo.

El día que al fin se largo fue simplemente porque se le dio la gana, se fue sin dar un golpe mas, sin escupir una gota de veneno de su boca, sin siquiera voltear a ver a mi madre, quien casi arrastrándose en el suelo le rogaba porque no lo hiciera, solo tomo sus cosas y se marcho para no volver jamás

Yo solo observe todo el espectáculo fríamente, ese día, como muy pocas veces lo ha hecho, salió mi contraparte, ese otro Julio al que le temo tanto, él que se sentó al lado de mi madre y la abrazo para mitigar su dolor, mientras por dentro sonreía, era la primera vez que sentía ese sentimiento por ver a mi madre llorar… “FELICIDAD” era lo que sentía, mientras desolación y tristeza era lo único que se respiraba en el aire…


No, no… ¡Tiene que ser una broma!, ¡No puede ser él! –Me repetía una y otra vez mientras le veía directo a los ojos. Muchas veces me imagine este día, tenia tantas cosas que reprocharle… Pero ahora teniéndolo en frente no podía creer que él fuera mi padre, ya no era mas ese hombre alto e imponente que me hacia temblar de miedo cada que vez que sus insensibles ojos amielados me miraban con desprecio, ahora daba algo de pena verle, se veía muy descuidado y obeso. Aunque intentaba actuar altivamente, era mas que obvio que bajo su mascara de soberbia pura, se encontraba un tipo asustado e “infeliz” como tanto tiempo llamó a mi madre.

-¡Que esperas Julito!, ¡¿Me vas a dejar pasar o que carajos?!... Esta es mi casa así que hazte a un lado –Decía apenas articulando palabra y algo irritado mientras se abalanzaba sobre mi con su corpulento cuerpo.

Sus movimientos eran muy torpes a causa del alcohol que había consumido horas antes, lo único que hice fue hacerme a un lado sin mucho esfuerzo y mi padre calló al suelo al no encontrarse con mi cuerpo para detenerse, se quedó un momento en el suelo un poco aturdido, después de un rato intento levantarse pero era demasiado para él, su condición física y en el estado que se encontraba lo hacían un ser completamente inútil, aunque eso no le impedía herir con sus palabras, poco a poco se fue incorporando y cuando al fin logró ponerse de pie, comenzó a mirar el interior de la casa detalladamente y con una sonrisa maliciosa en sus labios.

-Bueno Julito, ya me enteré que la inepta de tu madre no esta en el país, así que vengo a hablar de negocios contigo, me informé con un abogado que como mi madre no dejo un testamento al morir, yo puedo reclamar esta pocilga, así que tu decides, ¿Te largas? o ¿La compras? –No podía creer lo que escuchaba, estúpidamente me había pasado por la cabeza que la razón de su visita era para querer arreglar las cosas, que en todos estos años algo había cambiado en él, que venia a humillarse, a pedirnos perdón a mi madre y a mi, un sinfín de cosas pero jamás que regresara para esto, Karla ya me había dicho que algo así podría pasar, pero no creí que tuviera el descaro de pararse por aquí de nuevo y menos para exigir algo.

La lastima que sentía al principio por ese señor había desaparecido, sentía como poco a poco el odio y el resentimiento se iban apoderando de mi ser, como iba despertando ese otro yo, mis manos se empuñaron con fuerza y sentía que mis ojos ardían de coraje bajo mis enormes gafas.

Lo veía allí parado sínicamente, mirando de arriba a abajo la casa mientras me imaginaba lo que pasaba por su mente, tenia los signos de pesos dibujados en su rostro y perfectamente sabia que yo no podía costear el precio de la casa, así que el hecho de que viniera a restregármelo en la cara me hacia hervir la sangre de coraje. Estuve un rato escuchando sus hirientes comentarios hasta que el momento que tanto temía llegó y salió por completo mi contraparte a hacerse cargo de la situación…

-No voy a tolerar que sigas hablando mal de mi madre… ¿Me escuchas imbécil? –Le grite alterado y envuelto en ira –Yo sé que por ley te pertenece la casa, pero no tengo a donde ir y ni siquiera te dignaste a asistir al funeral de mi abuela, ¡Al funeral de tu propia madre!... ¡¿Con que carajo derecho te paras por aquí?!... Nunca has tenido sentimientos ni vergüenza, toda la vida has sido un viejo sínico y ni el paso de los años ni como te ha tratado la vida te ha hecho cambiar, solo mírate, lastima es lo único que ahora me produces tu a mi, me da lastima que sepan que esta basura de ser humano es mi padre, que este infeliz alcohólico sin futuro es el que me engendro, tanto tiempo esperé para decirte esto, siempre lo he sentido y siempre lo sentiré, ¡TE ODIO! ¡Quisiera que quien estuviera muerto, al que se lo estuvieran tragando los gusanos fuera a ti y no a mi abuela!... No mereces ni siquiera la saliva que estoy tirando al suelo en decirte esto, te mereces lo peor que la vida te pueda dar, que sufras y que mueras solo, porque dudo que alguien te aguante lo que te toleramos nosotros, ¡Tu supuesta familia!... No eres mas que un estúpido infeliz –Terminé de desquitar mi coraje soltándole un puñetazo con toda mi rabia en su rostro haciéndolo caer sobre su espalda.

Lo observe una vez mas con todo el desprecio de mi alma tirado y derrotado en el suelo, mientras él me veía como la misma mirada que mi madre sostenía en sus ojos cada vez que él la golpeaba ~¡MIEDO PURO!~… Una sonrisa se dibujo en mi rostro mientras veía como la sangre brotaba de su frente y esquivaba mi mirada con gran tristeza en sus ojos.

No me duró mucho tiempo el dulce sabor de la venganza, de pronto vi todo en cámara lenta, la expresión del rostro de mi padre fue cambiando poco a poco hasta dejarme petrificado, mi padre, el viejo insensible y sin corazón como yo lo llamaba, comenzó a sollozar ante mi presencia, unas lagrimas enormes y destellantes bajaban con fluidez de sus ojos mientras comenzaba a pedirme perdón.

-Perdóname Julio, perdóname hijo, perdóname… por favor –Era lo único que decía una y otra vez mientras se quedaba postrado con su cabeza en el suelo y a escasos centímetros de mis pies. Parecía como si me encontrara en medio de un frío y profundo lago, sentía como la marea de este me hacía tambalearme de un lado a otro produciéndome nauseas y desesperación, pero no me encontraba en ningún lago, estaba en el patio de mi casa y él que me hacia sentir eso era el sentimiento de culpa que me asfixiaba por decirle y desearle todo aquello a mi padre, estaba desconcertado, no sabia el porqué de su reacción, ni si quiera intentó esquivar mi golpe ni regresarme el ataque, solo lloraba de la misma forma que mi madre lo hizo cuando él se marcho aquel día…

-Es verdad todo lo que me dices hijo, me merezco todo lo que estoy pasando y mucho mas… Pero necesito el dinero de la casa para ayudar a alguien mas Julio, cuando me marche rehíce mi vida con otra mujer y ahora mi pequeña hija esta sufriendo por mi culpa, por ser la mierda de persona que siempre fui, por todo el daño que les cause a ustedes, cremé cuando te digo Julio que estoy muerto en vida, me parte el alma cuando los doctores del hospital me dicen que el frágil cuerpo mi pequeña Sofía se rehúsa a aceptar el tratamiento y que si sigue así no resistirá mucho tiempo, sé que no fui un buen padre para ti, incluso ahora trate de actuar como antes, pero no es porque no me remuerda la conciencia todo lo que les hice, sino porque no sabia de que forma mirarte a los ojos sin sentirme morir, no sabia de que manera venir ante ti, hijo mio a arruinarte la vida una vez mas, a sacarte de tu hogar, estoy desesperado Julio, ya eres todo un hombre y seria muy tonto tratar de remediar las cosas contigo, pero por favor dame la oportunidad de ser un mejor padre para mi pequeña Sofía, por favor Julio, necesito el dinero para que tenga una oportunidad mínima de curarse, para que pueda crecer y algún día convertirse en una persona de provecho como lo eres tú, esto también lo quiero hacer por ti, porque jamás supe darte una muestra de afecto, estoy dispuesto a cambiar hijo, no quiero dejarte sin un lugar donde vivir, quiero dejar de hacerte sufrir, ven a vivircon nosotros y déjame ayudar a tu hermana con el dinero de la casa… ¡Por favor! –Escuchéa detalle cada palabra que salió de su boca, conté cada lagrima que rodo por su mejilla, catorce para ser exacto, mi otro yo comenzó a hacer de las suyas una vez mas, me decía que ahora estaba vulnerable, me describía a detalle como redactando una carta todo lo que debía decirle, que no era suficiente lo que le estaba pasando, que se merecía ¡Mas dolor!, ¡Más sufrimiento!...

-¡¿Porque debes darle la oportunidad a esa niña de crecer sana y feliz, si ni siquiera la conoces?!... ¡¿Porque darle a ella la oportunidad de estar con su familia cuando tú jamás tuviste eso, eh?!... ¡No tienes por qué sentir pena por ellos! Me gritaba con fuerza mi subconsciente, pero yo me rehusaba a escucharlo. Estaba aterrado y no podía creer que esos pensamientos brotaban de lo más profundo de mí ser.

-Tú… tú no eres capaz de tener esos pensamientos, ¡No puedes Julio!... Tú no eres una mala persona… ¡No eres como él!–Me repetía una y otra vez intentado ignorar a mi subconsciente.

Mi cabeza estaba hecha un desastre y sentía como el dolor punzante en ella comenzaba a hacerse presente, así que actué rápido antes de que eso sucediera.

-¡Vete!… ¡Lárgate! –Le grité fríamente mientras lo tomaba con fuerza del brazo y lo ponía de pie, ocasionando que unas lágrimas rodaran velozmente por mis mejillas.

-Pero Julio, hijo, ¿Estas bien? –Decía mi padre tratando de acercarse a mí.

-¡Que te largues con un carajo!, ¡¿No escuchas?!... El lunes a primera hora no veras ni rastro de mí en tu casa, para que hagas lo que quieras con ella, ¡Ahora lárgate! –Le decía mientras lo empujaba en dirección a la salida.

-Perdóname Julio, en verdad, no dudes en llamarme si necesitas algo –Me decía entregándome una tarjeta con números escritos en ella.

-No gracias, ¡Yo no necesito nada de ti!... Espero que tu hija se mejore –Dicho esto tome la puerta entre mis dedos y la azote con fuerza provocando un estruendoso escandalo.

Camine unos cuantos metros en dirección a mi habitación, pero mi cuerpo no me respondía con normalidad y a medio camino me sentí terriblemente mal causando que me estrellara contra el suelo, recargue mi espalda sobre la fría pared y comencé a llorar y a gritar desconsoladamente, toda la habitación comenzó a dar vueltas mientras las imágenes de mi infancia y las escenas que acababa de presenciar hace unos instantes con mi padre comenzaban a carcomerme por dentro, no podía creer que yo tuviera esos pensamientos de no importarme lo que le pasara a esa niña, las palabras que le dije a mi padre retumbaban en mi cabeza como grandes explosiones, me sentía terrible.

No quería estar solo, ¡No podía estar solo!… Saque mi celular del bolsillo y llame a Paulina sin pensarlo dos veces, ella era la única a la que le había contado con todos los detalles la situación de mi padre y siempre me subía los ánimos cuando me ponía mal con ese tema.

El celular sonó y sonó pero Paulina nunca contesto haciéndome entrar en una crisis total, sentía que en cualquier momento me daría un ataque de ansiedad y no sabia que hacer… Mire la pantalla de mi celular y allí estaba él…

Tenía como fondo de pantalla una foto de mi grupo de amigos, era una linda imagen, las chicas estaban alrededor de nosotros mientras Manuel me tenía rodeado del cuello con su brazo aferrándome a él y revolviéndome el cabello.

No sabía porque razón, pero algo dentro de mi me decía que debía llamarlo, que siempre estaba disponible para cuando yo lo necesitaba, pero por mi inseguridad pocas veces lo hacia solo cuando necesitaba un consejo o cuando quería charlar con alguien, aun estaba alterado así que intente tranquilizarme mientras lo llamaba aunque sin éxito, ya que de nuevo el celular comenzó a sonar insistentemente pero Manuel no cogía la llamada, sentí una fuerte presión en el pecho y estaba a apunto de arrojar el celular con todas mis fuerzas, cuando su peculiar voz me hizo suspirar de alivio.

-Jul… ¿Julio?... ¿Eres tu? –Decía Manuel un poco preocupado mientras se le escuchaba con un poco de molestia en su garganta.

Comencé a sollozar de la nada y a hablar agitadamente lo que me provocaba no expresarme con claridad y Manuel no lograba comprenderme, como pude le dije que me encontraba mal e intente explicarle lo sucedido pero no controlaba mi tono de voz por lo que Manuel opto por decirme que me calmara y que en menos de diez minutos estaría en mi casa, eso me reconforto de inmediato y sin decir nada mas corto la llamada dejándome un poco mas tranquilo, la espera se me hizo eterna y sentía un inmenso vacío en la casa que me ponía la piel de gallina…

Manuel:

Llegué al fin a la avenida que daba justo a la casa de Julio, por suerte no se veían autos a la cercanía así que pise el acelerador para llegar un poco mas rápido, pero mi andar fue truncado por un regordete hombre que venia tambaleándose y sollozando por en medio de la calle con algo que parecía ser sangre bajando de su frente, me moleste un poco al ver que no le importaba que fuera en su dirección a toda velocidad y ni con el sonido del claxon lograba que cambiara su andar, a escasos metros de llegar con aquel testarudo hombre frene de inmediato para evitar arrollarlo, levanto su mirada hacia mi expresándome un mar de sentimiento en ella, no sabia porque razón pero sus ojos me reprochaban el por qué no lo había arrollado, me dio algo de tristeza presenciar eso, debía estar pasando por algo muy fuerte para tener esa actitud algo suicida, pero no tenia tiempo para estar de buen samaritano, el hombre se quito de mi camino a paso lento mientras me despedía con una mirada de disculpas, no le tome importancia y solo seguí mi camino unas cuantas calles mas hasta que llegué a donde se encontraba Julio.

Baje de mi auto con rapidez, sentía la adrenalina correr por mis venas y lo único que quería era saber que había puesto tan mal al chico, toque insistentemente la puerta y a los pocos segundos un decaído Julio abrió la puerta denotando gran tristeza en su rostro, esa imagen me partió el corazón, el contorno de sus ojos se veía enrojecido por el llanto y contrastaba alusivamente con su blanca piel, sostuvimos la mirada por unos segundos, sabia que se estaba haciendo el fuerte, veía claramente los músculos de su rostro estremecerse levemente como cuando se aguantan las ganas de llorar, no me gustaba verlo así, me remordía la conciencia no poder estar allí para protegerlo, sus ojos comenzaron a llenarse de lagrimas y corrió hacia el interior de la casa para evitar que lo viera, cerré de inmediato la puerta y corrí detrás de él para enfrentarle y que me contara que le había sucedido. Entre a la sala de la acogedora casa que Julio había decorado muy a su estilo y no le vi por ningún lado.

Poco a poco me fui adentrando por el angosto pasillo que da hacia las habitaciones y logre escuchar algunos sollozos que provenían del interior de una de ellas, empuje con lentitud la delgada puerta de madera evitando hacer el menor escandalo para no sobresaltarlo, efectivamente Julio se encontraba allí, sentado en la orilla de su cama con una mirada cabizbaja, me fui acercando poco a poco a él hasta sentarme a su lado.

Lo tome entre mis brazos con dulzura y lo recosté en mi pecho con suavidad, coloque mis manos poco a poco en su fuerte espalda mientras posaba mi barbilla en su cabeza, este no se resistió, al contrario se dejo envolver por mis brazos y me rodeo el abdomen con los suyos, a los pocos segundos cerro sus ojos con fuerza mientras poco a poco iba soltando lo que lo afligía.

-¿Verdad que soy una mala persona Manu?… por eso es que me pasan tantas cosas malas, porque me lo merezco, ahora lo entiendo todo–Decía en un casi inaudible hilo de voz hundiendo su cara en mi pecho.

Lo tome con suavidad de la barbilla y guie su mirada hacia la mía, con ambas manos quite sus enormes gafas de su cara mientras él no se despegaba de mi torso, sus centellantes ojos color miel me hipnotizaron por completo, era la primera vez que sentía algo similar, era la primera vez que tenia tan cerca a Julio y este con el solo hecho de ser objeto de su mirada lograba despertar cada sentimiento integro en mi interior…

Ninguna frase lograba tomar forma en mi cabeza, solo podía concentrarme en su hermoso rostro y en sus carnosos labios rojos, imprudentemente fui acercando mis labios a ellos mientras Julio cerraba sus ojos dejándose llevar por el momento, a escasos centímetros del roce de nuestras bocas, algo dentro de mi no me dejo continuar.

-¿Como puedes atreverte a besar a Julio teniendo rastros de lefa en tu boca, imbécil?–Me gritaba mi subconsciente con ira, ocasionando que se me remordiera la conciencia de inmediato.

Julio retrocedió mientras me veía indignado, mire sus ojos y me arrepentí de lo que acababa de hacer, me disculpe y corrí en dirección al baño, no podía creer lo que había pasado. Tenia tanto tiempo soñando con este momento y lo había arruinado por mi estupidez, no me hubiera costado nada besarlo en ese mismo instante, ¡Pero que carajos!, no soy tan hijo de puta para atreverme a hacerlo con mis sucios labios. Tome la pequeña barra de jabón que había al costado de lavabo y comencé a frotar con fuerza el interior y exterior de mi boca, el sabor era horrible pero en verdad quería estar con Julio sin sentirme sucio, sabia que eso no mitigaba las cosas, pero me hacia sentir un poco mejor.

Conocía perfectamente a Julio, sabia que después de lo que acababa de ocurrir se pondría distante conmigo por vergüenza, pero era demasiado tarde, no había puesto objeción cuando intente besarlo, ahora, al fin, sabia que sentía algo por mi, la había cagado en ese momento pero ya no mas, tendría que decirle adiós a mis encuentros con Damián, tenia que dejar de ser ese lujurioso animal sediento de sexo y estaba dispuesto a hacer eso y mas por el inmenso amor que sentía por Julio… Me arme de valor y con una nueva actitud salí del pequeño baño decidido a conquistar al chico que en verdad amo, al único ser en este mundo capaz de sacar lo mejor de mi… Estaba escrito este momento y ninguna circunstancia iba cambiar el tenerlo a mi lado, estaba seguro de ello, esta vez sin errores, sin tropiezos, sin obstáculos. Esta vez… ¡Julio va ser mio!

Continuara…

Pues aquí quedó el capitulo VI, ojala les haya gustado, ya he comenzado a escribir el VII,  lo malo es que hasta el día viernes descanso en el trabajo, así que espero tenerlo para la próxima semana... Como verán las cosas entre Julio y Manuel ya comenzaron, aunque mal, pero comenzaron... Lo que yo quiero saber es ¿Que pareja te gusta mas? & si puedes, da el Porque de tu respuesta.

a) Julio & Damián

b) Julio & Manuel

c) Damián y Manuel

La cosa es que la historia es de un triangulo amoroso, y bueno al menos a mi, me gusta mas el inciso "b", pero yo escribo para ustedes y es muy importante para mi saber que es lo que les gustaría, para así apegarme un poco cuando escriba... Espero sus comentarios. Gracias por leerme & ojala que estén muy bien, Chao.

-Inexperto18