Vidas Paralelas V: Preocupación
Celos, culpa, desconcierto, sexo & mucho más...
Vidas Paralelas V: Preocupación
**"...
Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos..."**
Julio:
Me levante el sábado muy tarde, era casi medio día pero estos sueños reparadores me venían como anillo al dedo, Paulina nos llamó a todos para que saliéramos a comer algo, pero me comprendieron cuando les dije que aún estaba muy cansado por todo el duro mes que tuve en la escuela, además me preocupaba el dolor agudo que había tenido hace unos días, por lo cual decidí guardar reposo, tome un vaso de leche con galletas para desayunar y me recosté en mi sofá mientras leía una de mis novelas favoritas, “Maurice” de E.M. Foster, lo cual siempre me hacia perderme en las líneas de esa interesante historia durante horas.
En ratos Manuel entraba en mis pensamientos, suspiraba con recordar su ondulada y castaña cabellera y sus luminosos ojos verdes como esmeraldas que me hacen sonrojar cada vez que se posan en mí, sin duda alguna es el chico perfecto.
Estaba totalmente concentrado en la lectura y en mis propios pensamientos que apenas si pude distinguir que alguien llamaba a la puerta, me quede extrañado ya que mis amigos estarían en el centro comercial como ya habían planeado, así que no tenia la mínima idea de quien pudiera ser; Me levante del sofá y camine en dirección a los insistentes golpeteos que producía aquélla persona con sus nudillos en la dura puerta de metal.
Apenas le quite el seguro a la puerta y la abrí un poco, sentí como la pesada lamina de acero se venia en mi dirección con fuerza, como si la hubieran empujado desde afuera, di un ágil paso atrás logrando esquivarla mientras fijaba mi mirada a aquella persona, mis ojos se abrieron de golpe y mi corazón comenzó a bombear sangre con fuerza haciendo tensar todos mis músculos, sentía como aquel dolor punzante en mi cabeza quería hacerse presente de nuevo pero no sabia el porqué, había algo extraño en esta persona que me hacia hervir la sangre, nuestras miradas se encontraron y el ambiente cambio por completo, sabia que algo malo pasaría en cualquier momento…
Paulina:
Estaba pasando un maravilloso sábado con Oscar y las chicas, nos encontrábamos comiendo y charlando en un restaurant-bar cerca del centro de la ciudad, Julio y Manuel no habían podido acompañarnos por motivos “personales” según ellos, estaba feliz por ambos ya que había la pequeña posibilidad de que estuvieran juntos y por fin alguno de los dos se atreviera a confesar sus sentimientos, pues estaba segura que ambos se correspondían, aunque Julio se rehusaba a creerme.
Estaba muy sorprendida de la nueva actitud de Mariana, se comportaba sumamente amable con Karla y conmigo y no se diga con mi novio, era algo rarísimo en ella, pero me agradaba mucho mas la nueva Mariana.
Oscar estaba encantado con ella y eso me hacia sentir bien ya que ella era la única de mis amigos que no me había apoyado en mi relación con Oscar desde el principio, sé que no pertenece al circulo social de mi familia, pero nunca he sido de juzgar a las personas y no me había equivocado con él, era todo un caballero y además muy guapo, sin duda alguna era el amor de mi vida y eso nadie lo iba a cambiar.
La que se comportaba de una forma extraña era Karla, miraba muy antipáticamente a Mariana cuando esta nos hacia algún cumplido o platicaba con Oscar, pero Karla siempre suele ser muy perspicaz y ve las cosas que otros no, lo que me hacia pensar que tal vez Mariana estaría actuando, pero ¿Por qué?... Habíamos tenido unas diferencias en el pasado por Julio ya que ella gustaba de él y por nuestra relación de mejores amigos creía había algo entre nosotros, pero ya habíamos aclarado las cosas y me rehusaba a creer que Mariana siguiera obsesionada con ese tema, ya que si aun sentía algo por Julio, no sabia que motivos podía tener ahora al saber que yo estoy con Oscar.
Ella no sabe de la preferencia sexual de Julio por lo cual si aun siente algo por él no veo por qué tratar de hacerme alguna mala jugada, así que no le di mas importancia a la actitud de Karla para con Mariana. Estábamos a punto de pedir la cuenta cuando mi celular comenzó a sonar, al ver la pantalla me percate de que se trataba de Julio, así que me disculpe y corrí al baño para contestarle, pero cuando llegue la llamada se había cortado, me sentí muy tonta ya que pude haber contestado en el camino, pero suelo ser algo torpe en algunas ocasiones.
Aproveche que estaba allí para arreglarme un poco el cabello y retocarme el brillo y al ver que Julio no insistió en llamarme, lo hice yo, pero casualmente el número sonaba ocupado, así que le deje un mensaje de voz para ver lo que necesitaba y me dispuse a regresar con los demás.
Al salir del baño note a Karla y a Mariana cerca de la entrada del establecimiento, se veía que estaban discutiendo por alguna razón, ya que ambas levantaban los brazos y se señalaban, además que sus rostros denotaban disgusto por ambas partes, Oscar solo se disponía a mirarlas y cuando intento acercarse para calmarlas Karla le hizo una seña como de alto y cabeceo en mi dirección, Oscar y Mariana giraron hacia mi e intentaron actuar como si nada.
Me acerque totalmente confundida sin saber que pasaba, pero solo conseguí que evadieran el tema durante el rato en el que esperábamos la cuenta, no quise darle mas vueltas al asunto ya que todos parecían estar tensos y ya tendría tiempo para hablar con Oscar de lo que había ocurrido.
Oscar se ofreció a pagar la cuenta y al salir del restaurant, Mariana se despidió amablemente de nosotros, excepto por Karla a quien solo le dirigió un tajante “Adiós”. Karla también se despidió y le tiro una mirada fulminante a Oscar cuando se despedía de él, como dándole a entender que tenia que contarme lo sucedido, esta se despidió de mi como es habitual en ella con un abrazo y una sonrisa en sus labios y se marcho dejándome a solas con Oscar.
Cuando estábamos en su auto, siguió con la actitud como si nada hubiese pasado, y al no ver disponibilidad de su parte por contarme lo sucedido no me quedo más remedio que enfrentarlo…
Manuel:
Estacioné mi auto frente a un motel de mala muerte a la orilla de la carretera, ya había quedado con las chicas de ir a comer algo al centro comercial pero Damián me pidió que si podíamos vernos, para suerte de él tenia muchas ganas de follar, así que no lo pensé dos veces y acepte su invitación.
Estaba algo molesto ya que me hacia sentir como una prostituta el hecho de que me citara en un lugar como ese… –Si que es un inútil, ni un buen lugar para follar puede conseguir… –Pensé inmediatamente al ver la pocilga donde según él, la pasaríamos de “Puta madre”
Respire hondo y me tranquilice un poco al verle parado a unos cuantos metros de donde me encontraba, tenia la mirada perdida y había un “algo” en su rostro que lo hacia lucir nostálgico y hasta cierto punto triste. Decidí no darle importancia, pues no había quedado con él para hablar de sus problemas, así que le preste especial atención a lo que en verdad me importaba… su fisionomía.
Se veía extremadamente bien, llevaba una playera sin mangas muy ajustada de color negro que detallaban a la perfección su endurecido torso y unos jeans azules un poco rasgados que dejaban relucir su prominente paquete; Sonreí perversamente ya que sabia de antemano que la “cita” con Damián no iba a estar del todo mal. Camine arrastrando un poco mis pies para hacer algo de ruido y con ello que se percatara de mi presencia, lo cual funciono, pues dio un pequeño salto y salió de su meditativo estado.
-¿En que estabas pensando? – Le pregunté para romper el hielo y en forma de saludo.
-¡Vaya!, hasta que te dignas a llegar amorcito–Decía Damián con una linda sonrisa intentando evadir mi pregunta.
-Discúlpame, tuve que cancelar unos planes que tenia con mis amigos, pero bueno, lo que importa es que estoy aquí ¿No? –Hablaba sin mucho entusiasmo pero en el fondo me moría de ganas por saber lo que Damián tenía en mente, aunque era algo obvio al estar en un motel.
-Bueno, sé que no debe gustarte mucho el lugar… Pero digamos que aquí nadie nos va molestar, y si lo que quieres es pasar un buen rato… Solo confía en mi, ¿Vale?
Damián me observaba con mucha lujuria y perversidad en sus ojos, seguramente su enferma cabeza comenzaba a maquinar cosas y eso me agradaba bastante, me acerque lentamente a él mientras observaba a los alrededores para asegurarme de que las pocas personas que había por allí no miraran en nuestra dirección, cuando no vi peligro alguno me abalance sobre él y le plante un apasionado beso, su boca no opuso resistencia y rápidamente me siguió el ritmo, sus manos comenzaron a recorrer mi trasero y aproveche la posición para restregar mi endurecida herramienta sobre su pierna…
-No sé que demonios esperas Damián, por algo estoy aquí ¿No crees? –Le decía mientras me separaba de sus sensuales labios y le miraba a los ojos con desesperación.
-Vale, vale… Dame un segundo, tengo que afinar unos cuantos detalles, ¡No tardo…! –Damián me guiño un ojo y entró a la recepción del motel con una mirada picarona.
Me acerque a la ventanilla junto a la puerta para observar lo que iba a hacer, cuando lo hice, lo vi saludando cordialmente a un chico muy apuesto de unos veintipocos años, este al observar a Damián se le ilumino el rostro como si hubiera visto una celebridad o alguien muy importante, lo cual me dejo algo desconcertado.
Damián se acercó al mostrador con la típica pose de seductor con un codo sobre la mesa y la otra mano en su cintura mientras se dirigía al chico con su estúpida sonrisa de galán, dejando completamente embobado al chico y haciéndolo sonrojarse con cada cosa que le decía, por alguna extraña razón sentía algo de celos y eso me ponía bastante molesto, ¿Quien carajos se cree para coquetearle a otros? –Exclamé en voz baja mientras intentaba comprender que carajos pasaba entre esos dos.
Tenia mi vista tan fija en ellos que no me di cuenta que estaba siendo muy obvio, el chico se percato de mi presencia y me lanzo una mirada muy hostil y de la nada se giro para coger unas llaves y se las arrojó a Damián con indiferencia, cambiando el alegre semblante que mantenía a uno de desilusión total, cosa que de inmediato me hizo pensar que ese chico era uno de los “juguetillos” de los que disponía Damián para entretenerse cuando se le diera la gana.
El chico le dijo algo más a este mientras cabeceaba en mi dirección con algo de apatía, haciendo que Damián se girara y me lanzara una mirada burlona como de “Te lo dije”, recordé entonces las últimas palabras que me había dicho aquel día: “ No tardara mucho tiempo para que estés completamente loco por mi, y cuando ese día llegue mandare tus acuerdos a la mierda y ni así vas a querer dejarme, ten eso por seguro”…
Sus palabras retumbaban en mi cabeza haciéndome hervir la sangre de coraje, no le iba dar el gusto de causarme celos, ni mucho menos que el tomara las riendas de la situación, yo estaba con él simplemente por el sexo… – No hay ninguna razón para sentir algo mas por eseimbécil –Me repetía una y otra vez mientras me alejaba de allí, intentando mirar hacia otro lado.
Después de un rato, Damián salió del cuartucho que tenía como oficina ese horrible motel con una sonrisa estúpida entre sus labios.
-Todo esta listo amorcito, ¿Nos vamos?–Me decía mientras se acercaba muy provocativamente y con un matiz infantil en su voz que me molestaba aun más.
Lo aparte antes de que pudiera llegar, sabia que actuaba como alguien que se moría de celos pero por alguna extraña razón no podía evitarlo…
-Vale, vamos… No quiero perder el tiempo aquí–Le dije tajantemente mientras caminaba hacia donde se encontraban las habitaciones.
Nos detuvimos en la habitación 26, Damián me sonrió mientras metía la llave con cuidado en la cerradura y forzaba un poco la vieja y oxidada puerta haciendo que esta cediera casi al instante; Me quede embobado al observar la tención de sus músculos al aplicar esa pequeña fuerza sobre la puerta y las gotitas de sudor que bajaban lenta y sensualmente por sus fuertes brazos.
Damián se paro justo al lado de la puerta y me invitó a entrar primero, así lo hice y me quedé a escasos centímetros de la entrada, provocando que Damián al entrar en la habitación quedara justo detrás de mí.
Cerró la puerta con un poco de dificultad y nos quedamos allí sin movernos y en silencio, sentía como la tención iba subiendo cada vez más y el olor a sexo que estaba impregnado por toda la habitación le daba un toque morboso a la situación. Sentir la cálida respiración de Damián en mi nuca hacia estremecerme con ganas provocándome mucha excitación, se fue acercando cada vez mas hasta que su dura herramienta quedó justamente en mi trasero.
Me encantaba sentir ese torrente de calor que subía desde mis partes hasta mi cabeza, se quedo un rato así restregándome su miembro suavemente mientras me despojaba de la playera y la arrojaba al suelo, recorrió con sus enormes manos toda mi ancha espalda y se detuvo en mi cintura, me rodeo con sus brazos y llegó hasta mi cinturón el cual desabrocho junto con mi pantalón con gran maestría.
Me gire hacia él y pude apreciar en sus ojos a esa bestia sedienta de sexo apoderándose de su cuerpo poco a poco, me abalance sobre él sin miedo y me colgué a su cuello mientras mi lengua buscaba con desesperación su boca. Sus labios succionaban los míos con mucha fuerza y el sonido que hacían nuestras lenguas al rosarse intercambiando nuestra saliva me ponía a mil.
Damián me tomó con fuerza de la cintura y comenzó a caminar en dirección a la cama, cuando sentí el borde del colchón en mis piernas me empujó directamente sobre la cama quedando tumbado frente a él, me apoye en mis codos y me preparé para el espectáculo.
Seguía mirándome a los ojos con una sonrisa morbosa dibujada en su rostro, se quedó frente a mí y poco a poco se fue quitando la playera, al levantar sus brazos, su torso se estiro de tal manera que todos sus duros abdominales cambiaron de posición momentáneamente dejando relucir solamente su excitante ombligo con una fina mata de bellos que se perdían en el elástico de sus Calvin Klein.
Se quito sus jeans con rapidez y se dejó caer sobre mi cuerpo, comenzando a besarme de nuevo sin prudencia alguna pero esta vez no duró tanto en mi boca, ya que cambio la dirección de su lengua hasta llegar a mi cuello y siguió bajando poco a poco por todo mi torso, recorría en una serie de sincronizados besos y lengüetazos mis pectorales y abdominales terminando así en la parte baja de mi ombligo, me incorpore un poco para ver porque paraba y sin si quiera mirarme se puso de pie…
-Es tu turno de hacerme disfrutar… Manuelito –Rompió con su varonil voz el silencio que se había producido en la habitación, sus ojos me sentenciaban mientras se bajaba su bóxer y acercaba su polla a mi cara.
Ágilmente me incorpore quedando sentado sobre el colchón, Damián tomó mi cabeza y guío mi rostro hacia su duro mástil, él cual una vez que estuvo a escasos centímetros de mi boca lo enterró de un golpe hasta mi garganta haciendo que por poco me ahogara, levante mi mirada hacia él y de nuevo esa estúpida sonrisa burlona se asomaba de entre sus labios.
No le iba dar el gusto de mofarse una vez mas de mi, así que relaje mi garganta lo mas que pude, logrando a los pocos segundos mantener el ritmo de sus estocadas; En vez de ser una mamada parecía como si me estuviera follando la boca, al ver que no cedía ante sus insistentes arremetidas me dejó seguir por mi cuenta, tome su larga polla con mis dos manos y la hacia aparecer y desaparecer con rapidez mientras lo pajeaba cuando podía, Damián solo gemía y bufaba como un animal a causa de la gran excitación que eso le producía…
De pronto mi celular comenzó a sonar desde mi pantalón que aun tenia puesto, haciendo que ambos perdiéramos la concentración. No era cualquier canción, era “ Creep” de ‘ Radiohead’ , solo sonaba ese tema cuando Julio me llamaba, era algo especial para mi esa canción por lo cual la asociaba con él, rápidamente fijé mi atención a mi bolsillo pero Damián logró adivinar mis intenciones, cuando me disponía a escupir su miembro de mi garganta me tomó con fuerza de la cabeza y acelero el ritmo aun mas, sentí como su miembro se hinchaba dentro de mi boca y sin detenerse comenzó a contraerse expulsando grandes chorros de semen espeso que se estrellaron en mi paladar, intente zafarme de él pero me tenia bien agarrado por lo cual no me soltó hasta que acabo completamente dentro de mi boca.
Damián se separó de mi con una cara de diversión en su rostro, lo único que me importaba era tomar la llamada de Julio, así que saque el celular de mi bolsillo y alcance a contestar antes de que la llamada se cortara, estaba por escupir la lefa de mi boca cuando la sollozante voz de Julio hizo que me la tragara de desconcierto, no comprendía muy bien lo que decía, no se escuchaba como Julio, se le notaba muy agitado y hasta cierto punto, ¿molesto?... Por alguna razón lo estaba, así que me preocupe en serio, busque con la mirada a Damián y este se encontraba abriendo un preservativo, lo mire con coraje pero no tenia tiempo para discutir con él, me preocupaba mas Julio, me vestí tan rápido como pude y salí del cuartucho dejando a Damián con la palabra en la boca.
Entre a mi auto y arranque a toda velocidad mientras le escribía un mensaje a Julio diciéndole que ya iba en camino, sentía mi estomago arder por dentro, era un sentimiento de impotencia, me había jurado proteger a Julio a costa de mi propia vida y me hervía la sangre el hecho de pensar que alguien lo había lastimado y no estuve allí para evitarlo, solo esperaba no conocer a ese “alguien”, porque no sabia lo que era capaz de hacer en esos momentos, aceleré a fondo una vez mas, solo quería llegar lo mas pronto posible con Julio, abrazarlo, cercar sus lagrimas y que sintiera que siempre iba a estar para él sobre cualquier cosa en el mundo, sin importarme nada mas…
Continuara…
Aunque es corto el relato tiene muchas, muchas cosas que seran importantisímas en la historia, por eso les recomiendo leérselo unas 2 veces, pronto saco el VI, y a partir de allí comienzo a publicar los INEDITOS, ya tengo parte del VII, asi que "Vidas Paralelas" ya regresa pronto con los nuevos Capitulos... Que esten muy bien.
-Inexperto18