Vidas Paralelas IV: Recuerdos

Relato con ‘flashback’ de los personajes de Lázaro y Natalia, donde conoceremos un poco más sobre su pasado y el de Damián, aunque el curso de la historia sigue su marcha.

Vidas Paralelas IV: Recuerdos

Lázaro:

-Si, ya te he dicho que hago todo lo que puedo, pero no logro dar con el, su hermano me dijo que ya no vivía con ellos y no quiso darme mas información, ¿Qué hago?

-No lo se Lázaro… ¡No lo se!, ingéniatelas, necesito saber todo lo que ha hecho Damián en todos estos años, creo que no hace falta que te de mis motivos ¿Verdad?

-No, no hace falta, en un rato mas volveré a intentarlo, esta vez si consigo un teléfono o una dirección, lo prometo.

-Vale amigo, yo sé que lo harás. Oye, gracias por todo, te quiero mucho menso, espero poder regresar pronto a la cuidad aunque sea por algunos días, estos años lejos de todo lo que amo han sido muy duros para mi.

-Lo se amiga, lo se, yo también te quiero y espero que logres venir, me haría muy feliz verte de nuevo…

-Bueno, sabes que eso no depende de mí, solo me queda esperar, me tengo que ir Lázaro, si sabes algo… Lo que sea, no dudes en llamarme, te echo de menos amigo, cuídate ¿Vale?

-Claro amiga, cualquier cosa estamos en contacto, cuídate también, un abrazo.

Colgué el teléfono mientras un gran suspiro de alivio salía de mis pulmones, estas charlas con Natalia me ponían muy nostálgico y me frustraba el no poder ayudarla. Me sentía inútil, lo único que tenia que hacer era acercarme a Damián y sacar algo de información de lo que ha hecho estos últimos años, incluso ahora el destino se oponía a que me acercara a él. - Damián … No podía evitar pronunciar su nombre sin suspirar y que mi mente comenzara a hacer de las suyas trayéndome recuerdos de mi amargo pasado.


Recuerdo la primera vez que lo vi como si hubiese sido ayer, corría el año de 2009 y me encontraba sentado con mi mejor amiga Natalia bajo la sombra de un gran árbol en la Universidad. Era Jueves y la brisa fresca de otoño hacía caer las hojas de los arboles y ondear la pelirroja cabellera de Nata, así es como solía llamar a Natalia antes de que se marchara.

Estábamos platicando acerca de como el padre de esta quería casarla con el hijo de un corrupto político con mucho poder, ya que el padre de Natalia estaba pasando por una crisis financiera muy grave y no quería llevar a la quiebra la empresa que con arduo empeño forjó desde que era una pequeña tienda textil, hasta convertirla en una de las mas prestigiosas empresas proveedoras de finas telas para todo el país.

No sabia que decirle a Natalia, su situación era en verdad difícil y nunca se me había dado dar buenos consejos, quise despejar mi mente un segundo para pensar con claridad y lo mejor que se me ocurrió fue irme al  baño de prisa fingiendo que tenia una necesidad, esta solo me miro esbozando una sonrisa de comprensión y me pidió que no tardara mucho.

Me fui echo carrera rumbo a los sanitarios y me moje el rostro frente al espejo mientras mis penetrantes ojos marrón me miraban con desesperación al no ocurrírseme nada para decirle a Nata, no quería regresar con ella ya que no me gustaba verla llorar. No se cuanto tiempo estuve frente a los lavabos, según yo meditando en lo mejor que podía decirle. Aunque no tenía bien las ideas claras no podía dejarla sin al menos darle unas palabras de apoyo de mi parte.

Me dirigía a paso normal hacia el lugar donde nos encontrábamos bajo el gran árbol cuando me percate de que Natalia no estaba sola, se encontraba con un chico el cual podía apreciar su ancha y fuerte espalda. También pude notar una hermosa cabellera de color negra peinada de lado que con el solo hecho de verle tenia el aire de niño bueno y adinerado.

Natalia sonreía al hablar con ese chico, algo raro en ella ya que por la situación en la que se encontraba tenía varias semanas muy decaída. Nunca había visto a ese joven a pesar que portaba el uniforme de la universidad y tampoco sabia que fuera amigo de Nata, esta levanto su mirada en mi dirección y me llamó con su mano en el aire para que me acercara, cosa que llamo la atención del chico y se giro para observarme también…

Sentí como a mi alrededor el tiempo se detuvo por un instante, podía apreciar la caída de las hojas de los arboles a una velocidad extremadamente lenta mientras mis penetrantes ojos se posaron en esa cálida mirada de ojos grises con alargadas pestañas, me quede un rato sin poder moverme mientras mi mente procesaba con detalle la perfecta naturaleza de ese chico, el cual me sonrió haciendo temblar todo dentro de mi interior.

De pronto, se giro hacia Natalia y le dijo algo, después sin regresar su mirada hacia mí se levanto y se alejó del lugar desapareciendo en los largos pasillos de la universidad. Me quede un rato perplejo, pero Natalia volvió a llamarme haciéndome reaccionar y apresure el paso hasta que por fin llegué con ella.

-¿Por qué tardaste tanto Lázaro? Comenzaba a preocuparme –Dijo ella con sus comprensivos ojos azules.

-Perdóname Nata, era una urgencia, pero de igual forma no estuviste sola durante mi ausencia –Le dije mientras levantaba una ceja y notaba como se ponía rojita.

-Aamm… si… estem… ¿Te refieres al chico con el que estaba verdad? –Natalia balbuceaba mientras no podía ocultar su nerviosismo.

-No mensa, me refería al gran unicornio de dos cabezas con el cual estabas tomando el té… ¡Pero claro que me refiero al chico! –Le dije un poco divertido al ver que sonreía por lo bajo, aunque sus ojos aun demostraran mucha tristeza.

-Pues veras… es algo largo de contar, su nombre es Damián, lo conocí una vez que fui con mis padres a una comida de negocios donde se encontraba su familia también, mi hermana se salió con la suya y no quiso acompañarnos por que dijo que tenia cosas mas importantes que hacer, ya la conoces como es, estando allí pues no tenia con quien charlar y comenzaba a aburrirme, después de un rato Damián se acercó y comenzó a hacerme platica que se convirtió en una larga y amena charla, mi padre se percato que nos estábamos entendiendo muy bien y me dijo que me alejara de él, que era hijo del Sr. Arce,  el competidor numero uno de la empresa de mi padre y por consecuente no se llevaban nada bien, después de la comida logramos seguir en contacto y para no hacerte la historia tan larga ahora llevamos casi un mes saliendo, estaba por contártelo cuando te fuiste al baño, pero creo que me atrapaste primero –Dijo mirando al suelo y sonriendo en sus adentros.

-¿Enserio? Pero como es que llevan un mes saliendo y ni cuenta de ello me había dado –Pregunté un poco confundido

-Lo que pasa es que debemos ser muy discretos, ya conoces como son aquí en la universidad, si nos llegaran a ver juntos se correría el chisme de que el hijo del Sr. Arce y la hija de el Sr. Fonseca mantienen un romance en secreto, en primera nuestros padres nos matarían y en segunda Damián podría enterarse del acuerdo que tiene mi padre con el señor ese de casarme con su hijo, yo solo quiero estar con Damián y no quiero que me alejen de él, a pesar del poco tiempo que llevamos estoy segura de que es el amor de vida ¿Ahora entiendes porque he estado así los últimos días?

-Ya veo, pues ya veré la forma de ayudarles para que estén juntos, lo prometo Nata –Le dije sinceramente.

Esta solo sonrió y continúo platicándome mas acerca de Damián, pareciera como si me estuviera contando una gran historia de amor, como esas de las películas y al parecer estaban hechos el uno para el otro, aunque Natalia no se atrevía a contarle a Damián del acuerdo que estaba destinada por el bien de su familia, lo cual hacia las cosas bastante tristes.

Los siguientes días estuve muy pensativo, la imagen de Damián no me dejaba concentrarme como quisiera, sus hermosos ojos grises me habían flechado y no podía evitar sentirme muy mal por fijarme en el novio de mi mejor amiga, así trascurrieron un par de meses mas, a veces era cómplice de Nata y Damián ayudándoles a verse a escondidas, lo que ocasionó que me fuera acercando mas y mas a este y mi amor hacia él crecía cada vez mas a tal punto en que llegué a distanciarme de Nata considerablemente, no por que me dieran celos de que ella estuviera a su lado, si no por que me sentía como una basura de ser humano y que había defraudado la valiosa amistad que teníamos.

Recuerdo también la noche de la tragedia, eran cerca de las 7:00 p.m. cuando recibí una llamada entrante de Natalia, para ese entonces ya tenia algo de tiempo que no hablaba con ella, aunque yo me enteraba de casi todo lo que hacían gracias a que Damián se había encariñado tanto conmigo que me convertí en su confidente numero uno, claro todo esto antes de que un día cambiara muy drásticamente de actitud y dejara de ir a la universidad, hecho que causo que tuviera algunas semanas sin saber nada de él.

Según me contaron se había vuelto muy frio y explosivo con las personas, aunque no sabían exactamente el porqué de su cambio de actitud.

-¿Hola?... Natalia, ¿Qué pasa? –Dije tímidamente.

-Lázaro… te necesito… estoy desesperada… no sé que voy a hacer, esta vez si que me van a matar, Lázaro, por favor te necesito aquí conmigo –Decía Natalia con gran sufrimiento en su ya sollozante voz.

-Nata, escúchame, Nat… En serio Natalia, necesito que te calmes, no logro enten… ¡Natalia por favor déjame hablar! –Comenzaba a asustarme ya que me interrumpía constantemente y comenzaba a decir cosas que me daban algo de miedo.

-No puedo Lázaro, si no estas aquí no sé que pueda llegar a hacer, por favor, no hay nadie en casa, necesito que vengas antes que haga una locura –Dijo esto y corto la llamada dejándome con un gran nudo en la garganta.

No se ni como lo hice, me vestí con lo primero que encontré y sin decir nada salí corriendo lo mas rápido que pude rumbo a la casa de Natalia. Las miradas incrédulas de las personas en la calle me perseguían, seguramente tenia una cara de verdadero terror y a la velocidad que iba corriendo era objeto de su asombro, la casa de Nata estaba un poco retirada de mi casa, pero a causa de la adrenalina que corría por mis venas dure alrededor de 10 minutos en llegar hasta allá, toque insistentemente la puerta hasta que Natalia salió y sin decirme nada me abrazó con mucha fuerza mientras comenzaba a llorar desconsoladamente.

-Ya, ya paso Nata, todo esta bien, ya estoy aquí contigo –Le decía mientras la rodeaba por la espalda y le acariciaba su pelirroja cabellera.

-Estoy metida en un lio enorme Lázaro, sé que nos hemos alejado estos últimos meses, pero en verdad necesito a mi mejor amigo a mi lado –Decía mientras sus enormes ojos azules me miraban a la cara.

-Esta bien Nata, cuéntame…

-Aquí no, vamos a mi habitación –Decía esto mientras me jalaba del brazo con desesperación.

Subimos a la planta alta de su enorme casa, entramos a su habitación y nos sentamos sobre su cama.

-Ahora si Nata, en verdad me preocupas mucho, ¿Qué te ocurre?

-Ay, Lázaro, eres en la única persona que puedo confiar… La madre de Damián falleció hace algunas semanas y como te habrás dado cuenta cambio su actitud por completo, ya no lo reconozco, además dejo de asistir a la universidad.

-Vamos Natalia, ponte en sus zapatos, no es nada raro su cambio de actitud, piénsalo, no es fácil para nadie perder a su madre, menos así tan repentinamente, ¿Has hablado con el?

-Si he platicado con el, entiendo que es difícil por lo que esta pasando, pero se molesta cuando le digo que regrese a la universidad y que vuelva a ser el mismo de antes, ya no entiende razones Lázaro, no sé que hacer.

-Ya te dije Natalia, dale un poco de tiempo, después podrás hablar bien con el y…

-¡TIEMPO!, ¡Es eso justamente lo que menos tengo carajo! –Grito desesperadamente mientras comenzaba a llorar nuevamente.

-No logro entenderte Natalia, si no es eso ¿Qué es lo que te pasa entonces? –Grité en tono molesto.

-Mi padre no puede ver ni en pintura a la familia Arce y eso incluye a Damián, ahora con su cambio de actitud y como luce, mi padre nunca accederá a dejarme estar con el, por eso necesito que vuelva a ser el de antes.

-Natalia sigo sin entender bien lo que pasa, ¿Acaso no querían que su relación fuera en secreto por el problema de sus familias? ¿Porque ahora te importa que tu padre acepte a Damián? –Pregunte un tanto confundido.

-Así era al principio, pero ahora me importa… Y mucho Lázaro…

Tomó gran cantidad de aire y me miro a los ojos

-Estoy esperando un hijo de Damián…

Un silencio ensordecedor se hizo presente en la habitación, comencé a respirar agitadamente pues sentía como si me estuvieran asfixiando, la noticia me tomó por sorpresa y sentía un torbellino de emociones dentro de mí.

-¿Qu… qu… que cosa?, ¿Es enserio Natalia? –Pregunte incrédulo.

-No se si afortunadamente o desgraciadamente, pero si, es verdad Lázaro y no podré ocultarlo mucho tiempo, además escuché hace unos días a mi padre formalizando la boda que me arregló con el hijo del señor ese, al parecer no falta mucho tiempo para que comiencen con los preparativos, tienes que ayudarme Lázaro, tengo que enfrentar a mi padre y quiero que estés conmigo, por favor, no tienes idea de lo que es capaz de hacer para evitar que este bebé nazca ¿Cuento contigo?

Su mirada cambio a una de total decisión, mientras que yo por dentro estaba aterrado, su padre era de las personas mas crueles que conocía y tratar de ayudar a Natalia podría traerme muchos problemas, aunque algo dentro de mi me decía que debía hacer lo correcto, nadie se merecía lo que Natalia estaba pasando y mucho menos el bebé que estaba esperando.

-Claro que cuentas conmigo Nata, mientras mas pronto lo enfrentes mejor, no estarás sola en esto –Le dije con un intento de sonrisa a causa de los nervios que sentía mientras le tomaba de la mano.

-Gracias amigo, no tardara mucho en llegar ¿No te importa esperar conmigo?

-No Nata no me importa, todo estará bien, lo prometo… Oye, cambiando de tema radicalmente, ¿Damián sabe de esto?

-¡NO! –Dijo rápidamente casi gritando –No lázaro y no debe saberlo, primero debo enfrentar a mi padre, además ¿Qué podría decirle? Que estoy esperando un hijo de él, pero que me casare con otro… ¡No es tan fácil Lázaro!

-Se perfectamente que no es fácil, pero de igual forma tiene todo el derecho de saberlo por ser el padre, además, estoy completamente seguro que él haría todo lo que estuviera  a su alcance para ayudarte.

-Estuve pensándolo muchísimo tiempo Lázaro y esto es lo mejor, lo primero y mas difícil es decírselo a mi padre, después será mas fácil hablar con Damián, créeme… Toma, guarda esto por mi –Extendió su mano y me entregó un sobre… –Si algo llega a salir mal, entrégale a Damián esta carta cuanto antes, ¿Si?...

Tome el sobre y lo guarde en la bolsa trasera de mi pantalón, estuvimos planeando las cosas durante un rato cuando el sonido de la llave entrando en la cerradura de la puerta hizo que el ambiente cambiara por completo. Un escalofrío se hizo presente en mi nuca y mis manos comenzaron a sudar repentinamente mientras veía a Natalia completamente fuera de si, no parpadeaba, solo estaba allí respirando lenta pero profundamente, después de unos segundos empuño sus manos con fuerza y me miro a los ojos.

-¿Listo?

-Listo…

Nos levantamos de la cama y salimos de su habitación, me tomo del brazo con fuerza y bajamos las amplias escaleras, recuerdo perfectamente la mirada de desprecio con la que me recibió el padre de Natalia al verme bajando con ella.

-¿Podrías explicarme quien es este imbécil y que hacías con el allá arriba? –Se refirió a Natalia con un tono muy autoritario en su voz.

-No estábamos haciendo nada papá ¿Acaso no recuerdas a Lázaro? Ha venido muchas veces a la casa.

-Ah ya, eres tu…  –Dijo viéndome de arriba a bajo y sonriendo sínicamente.

-Bu… buenas noches Señor… –Musité completamente cohibido.

-¿Y Bien? Tenían pensado bajar… ¿O es que se van a quedar allí parados toda la noche?

-Quería hablar contigo papá, estaba esperando a que llegaras.

-Ya será en otra ocasión, ahora estoy muy cansado y no estoy de humor para escuchar tus niñerías Natalia –Decía el señor arrogantemente mientras caminaba hacia la cocina.

Natalia se quedo callada mirando al suelo mientras su padre seguía alejándose, sabia que Natalia había dado el primero paso y tenia que ser ahora o nunca.

-Señor, disculpe que me meta, pero lo que le tiene que decir su hija es algo muy importante.

El Sr. Fonseca freno en seco su andar y se giro viéndome de una forma muy aterradora, al parecer le molesto mucho mi comentario, pero no le quedo de otra que regresar hacia nosotros, bajamos rápidamente las escaleras y nos situamos frente a él.

-Y bien Natalia, habla rápido ¿Quieres? –Decía el Sr. Fonseca mientras me miraba furioso.

Natalia me soltó del brazo y camino un pequeño paso al frente, mientras con su mano me apartaba un poco hacia atrás.

-¡No quiero casarme con el hijo de ese señor!, ni si quiera lo conozco bien y además yo tengo el derecho de estar con quien yo quiera, ¡Por favor no me hagas esto papá!

-¡No digas estupideces Natalia! –Gritó –Ya hemos aclarado esto y no se hablara más del tema.

-Pues no podre hacerlo papá, discúlpame…

-Natalia, no sé que estupideces te han metido en la cabeza, creo que es mejor que tu amiguito se vaya a casa, no tiene nada que hacer aquí.

-¡Lázaro se queda!, él  no me metió ninguna idea en la cabeza si a eso te refieres, la razón por la cual no podre casarme con quien tu quieres es por que…

Natalia guardo silencio un momento y se giro para observarme, tomó gran cantidad de aire y se dirigió a su padre.

-Estoy embarazada papá –Dijo en firme un hilo de voz mientras unas cuantas lágrimas bajaron con rapidez de entre sus mejillas y bajó su mirada completamente.

Gire mi cabeza rápidamente hacia el padre de Natalia, sus ojos se abrieron de tal forma que parecía que se le saldrían en cualquier momento mientras su expresión facial llena de rabia hacia que se me pusiera la piel de gallina.

En una fracción de segundos levantó su enorme brazo y le soltó un fulminante golpe a Natalia haciéndola caer al suelo con fuerza, acto que provoco que me le fuera encima y comenzara a golpearlo con todas mis fuerzas, el Señor Fonseca era mas grande y fuerte que yo, recuerdo como me tomó por los cabellos y me golpeó en el estomago haciéndome caer al suelo también.

-¡No seas estúpido niño!, lárgate de aquí antes de que acabe de partirte la cara, me dan lastima los maricas como tu –Decía el padre de Natalia mientras se acercaba a mi y me comenzaba a patear con fuerza.

-¡DEJALO PAPA! –Gritaba Natalia mientras tenia sus brazos ejerciendo presión en su vientre y con una cara de mucho dolor.

-¡Tú cállate estúpida!, ni creas que dejare que ese bastardo nazca, eso si te lo juro, ya arruinaste los planes de la familia, de mi cuenta corre evitar que arruines también tu vida.

Lo que ocurrió después son solo recuerdos borrosos e incompletos, como si mi cerebro hubiese querido olvidar esas ultimas escenas que presencie, que hasta la fecha aun me hierve la sangre de odio y tristeza. Natalia se encontraba a escasos metros de mí, cuando comenzó a gritar de una manera desgarradora, recuerdo también la mirada del Señor Fonseca con una sonrisa malvada en su rostro, mis ojos se inundaron de lágrimas mientras observaba como el pantalón de Natalia comenzaba a mojarse de sangre en la zona de su entrepierna.

Su padre saco rápidamente su celular y llamó a un doctor particular para que viniera a su casa urgentemente, supuse de inmediato que eran amigos, pues se dirigía a él con mucha confianza y le repetía una y otra vez que si era discreto sabría como recompensarlo.

Yo no sabia que hacer, era joven y estúpido, aun más de lo que soy ahora, me acerque como pude a Natalia y esta tomó mi mano mientras me observaba de una forma que no puedo describir, pero que me hacia estremecer de impotencia y culpabilidad. Mientras comenzaba a llorar y a pedirle perdón por no poder ayudarla, me tomo del rostro y secó mis lágrimas, me hizo mirarle a los ojos y me suplico que me fuera lo más rápido que pudiera y que le dijera a Damián que lo amaba con toda su alma.

Yo me negué por supuesto, no quería dejarla allí pero me dijo que su padre era capaz de todo, ya que yo era testigo de lo que había ocurrido y no quería que me hiciera daño, recuerdo como comenzó a buscar algo con desesperación de entre mis jeans, lo cual tiempo después supe que era la carta que me había dado, aunque con todo lo ocurrido no recordaba que la traía conmigo.

Natalia no resistió mucho y se desvaneció en mis brazos, al poco tiempo escuché que alguien llamaba a la puerta y el Sr. Fonseca salió corriendo, lo cual aproveche para besarle la frente a Nata y salir por la puerta de atrás a toda prisa, sin saber que esa seria la ultima vez que volvería verla…

Eran alrededor de las 10:00 p.m. las solitarias calles de la Zona adinerada me causaban escalofríos, iba a paso rápido y volteando a mis espaldas a cada instante, sentía mucho miedo y no paraba de temblar, cuando llegue a casa mis padres me preguntaron que me había ocurrido y les invente que me intentaron asaltar, los tranquilice un poco diciéndoles que solo me habían golpeado unas cuantas veces, pero que estaba bien y que alcance a correr antes de que me hicieran algo mas.

Subí a mi habitación sin darles muchos detalles, cerré la puerta con seguro y me tumbe en mi cama a llorar como nunca en mi vida, era por mucho la peor experiencia que había pasado, me quite la ropa que traía puesta y me quede en posición fetal en mi cama llorando y temblando de miedo, no logre dormir esa noche, ni por algunas semanas.

Estar en la universidad era duro sin Natalia, la madre de esta fue a los pocos días a las oficinas a darla de baja de la institución, me acerque a ella y le pregunte por Nata, me dijo que tenia un problema de salud, por lo cual tendrían que mandarla al extranjero para que pudieran verla unos especialistas, yo sabia la verdad, la mandarían lejos para no ser la burla de su circulo social, inventaron eso también para así posponer o mejor dicho cancelar la boda que le tenían arreglada, era triste, pero creo que Natalia sabia que esto podría pasar, por eso me había dado la carta –¡LA PUTA CARTA! –Recordé de pronto.

Al llegar a casa lo primero que hice fue buscar con desesperación los jeans que traía puestos ese día esperando que mi madre no los hubiera tomado para lavarlos, por suerte tenia hecho un desastre mi habitación y logré encontrarlos bajo mi cama, busque impacientemente la carta y la hallé un poco maltratada pero al menos la tenia conmigo.

Pase mucho, muchísimo tiempo tratando de dar con Damián, las pocas veces que lo veía era de lejos o cuando trataba de acercarme a él, me decía que no quería saber nada de mi, ni de la “puta” de Natalia, al parecer estaba muy resentido con ella, el pobre paso solo la tragedia de la muerte de su madre y todo indicaba que le había lastimado que Natalia no estuviera con él en esos momentos, sin saber por lo que esta pasaba también. El último año antes de que volviera a tener contacto con Nata, no sabia absolutamente nada de Damián, ni si quiera lo veía en las calles era como si se lo hubiese tragado la tierra.

Natalia nunca me preguntó sobre el tema de la carta, creo que les confesó a sus padres que el hijo que estaba esperando era de Damián y estos se encargaron de meterle ideas en la cabeza de que lo habían visto con otras chicas, que era un mujeriego, un borracho y un caso perdido a fin de cuentas, por lo cual Natalia evitaba preguntarme si era verdad todo eso, me imagino que lo hacia para no llevarse una gran desilusión.


No me gustaba recordar esa historia del pasado, me trae muchas imágenes tristes y nostálgicas a la cabeza pero en esta ocasión quería que fuera distinto, ahora estaba decidido a ayudar a Natalia a como diera lugar, aun conservaba la carta sellada y tenia como meta entregársela a Damián, para así ayudarlos a que estén juntos de nuevo, me cueste lo que me cueste y sin importar sobre quien tenga que pasar… Natalia y Damián merecen ser felices a toda costa y es mi turno de hacer las cosas bien esta vez.

Manuel:

Estaba recostado en mi cama mientras recordaba mi encuentro de hace unas horas con Damián, en verdad el imbécil ese me ponía mucho, pero hasta allí, no me gustaba su actitud de malote y pedante que tenia, por lo cual me gustaba hacerlo sentir mal, creo que así le daba un poco de su propia medicina y lograba hacer que pusiera los pies en la tierra, ¿Y quien sabe?… Quizás de esa manera terminé sintiendo algo mas por el, aunque por el momento solo quiero disfrutar del buen sexo y ¿Por qué no?, divertirme un poco mas con él...

Sin embargo, en el fondo me sentía un poco mal, ya que estaba dispuesto a confesarle mi amor a Julio dentro de poco y él no se merece que yo mantenga algo con Damián aunque… Este ultimo terminó por aceptar mis acuerdos y dudo mucho que se atreva a romperlos si le interesa tanto la “relación” como dice… ¡Que bah!, ese patán no hará ninguna locura, es un estúpido, si… Pero creo que hasta él entiende que no le conviene hacer algo en contra mía, y Julio no tendría por qué enterarse... ¿Cierto?

-Julio… –Pronuncié su nombre en medio de un suspiro y su imagen llegó a mi cabeza, quería escuchar su voz antes de dormir, así que me decidí y cogí mi celular para llamarle.

-Hola Manu, ¿Qué pasa? –Me contestó con su reconfortante y dulce vocecilla.

-¡Hola Joules!, ¿Cómo esta mi amigo consentido?

-Jajaja, Bueno, pues solitario y muy aburrido como de costumbre ¿Y tu?, ¿Necesitas ayuda con las tareas o algo...?

-No, no Julio, solo quería saludarte y saber como estas… ¿Te la has pasado bien con Paulina y los otros chicos?

-Aahh vale, Pues… me la he pasado más o menos, ya conoces a Pau, terminó por irse con Oscar a comprar algunas cosas y tardaron mucho, estuve largo rato con Damián y pues ya te imaginaras… con mi timidez y eso la cosa estuvo un poco incomoda.

-¡¿Qué?! ¡¿Te quedaste a solas con ese imbécil?! –Pregunté un poco molesto y muriéndome de los celos.

-Pues si, nos dejaron según para cuidar el auto, pero seguro que se fueron a derrochar pasión por allí, pero tranquilo, al principio como que tuvimos una pequeña discusión, pero terminamos arreglando nuestras diferencias…

-¡¿Pero como se le ocurre a Paulina?!… ¡Me va a escuchar eh!, ¡Si que me va a escuchar!

-Manu, por favor cálmate… Mira, podría decirse que ahora me la llevo bien con Damián, enserio, no te preocupes… Damián, él, no es tan malo como parece… Deberías conocerle… –Comentó con voz dubitativa y pausada, algo raro había aquí y las cosas no me cuadraban del todo.

Mi mente comenzó a trabajar con agilidad y recordé que Damián me había dicho que Julio ni si quiera le dirigió la palabra en todo el rato, cosa que no encajaba con lo que me decía Julio y este no suele mentir por nada del mundo, el estúpido de Damián me había visto la cara…

-Vale, vale… Te creo Joules, me alegra que no se haya puesto pesado contigo, si te llega a molestar solo dime ¿Vale?... Sabes que no me gusta que se quieran aprovechar de ti…

-De acuerdo Manu,  ¡Gracias por preocuparte!

-¡Bah!, no agradezcas nada… Bueno, me voy a la cama, mañana hay que madrugar…

-Si, así es… Aun me faltan unos pendientes que debo terminar lo antes posible, pero dentro de poco también me voy a la cama… ¡Que descanses!

-¡Ey!… Esto… ¿Julio?…

-¿Si?... Dime…

-No, nada, olvídalo… Te quiero amigo, mañana nos vemos

-Yo también te quiero Manu, hasta mañana… ¡Chao!

Amaba esa forma tan peculiar de despedirme de él… y aunque nunca tengo el valor de decirle lo que siento, me conformo con ese “Te quiero” que puedo decirle, aunque sea de colegas… Me sentía tranquilo al fin de saber que Damián no intento ninguna guarrada en contra de Julio, pero me tenia muy pensativo le hecho de que Damián me mintió con respecto a la larga charla que mantuvo con Julio, no tenia nada de malo o… ¿Será que ambos están ocultado algo?... ¡Nah! no lo creo, Julio nunca se prestaría a tener algún tipo de conexión con alguien como él…

¿Por qué me preocupo tanto? –Pensé para mis adentros y me relaje un poco, me acomode entre mis sabanas y en cuestión de minutos me quedé profundamente dormido.

Lázaro:

Me levante cerca de las 8:00 a.m. me puse mi ropa deportiva y me dirigí al gimnasio, hice mi rutina correspondiente, me di una ducha en los vestidores del recinto y me dirigí una vez mas a la casa en donde solía vivir Damián, esperando encontrarme con su hermano para ver si ahora podía convencerle para que me facilitara un teléfono o una dirección para localizarlo, solo eso necesitaba. Al llegar pude observar la silueta de una linda mujer regando y cantándole alegremente a las hermosas flores que había en el inmenso jardín.

-Hola, buenos días señora –Dije con mi amistoso tono de voz, atrayendo la atención de la simpática señora.

-Hola, buen día joven, ¿Qué puedo hacer por usted? –Dijo con una gran sonrisa entre sus labios y con un tono maternal.

-Lo que pasa es que estoy tratando de localizar a Damián desde hace varias semanas y no he logrado dar con él, en serio es algo importante… Cree usted que podría…

-¡No se diga más!… ¿Eemm?…

-Lázaro, me llamo Lázaro… Mucho gusto.

-Mi nombre es Rosa, soy la esposa del padre de Damián, pero pasa, adelante por favor…  Te preparo un cafecito y así platicamos mejor ¿Qué dices?

-Si no es mucha molestia señora, se lo agradecería bastante.

-En lo absoluto corazón con confianza y dime Rosa por favor, me haces sentir vieja con eso de señora –Decía mientras reía amablemente y me invitaba a pasar.

Rosa era muy amable y no tarde mucho tiempo en entrar en confianza con ella, me platicó que cuando recién se caso con el Sr. Arce, por mas que trató de acercarse a Damián, este era muy frio e indiferente por lo cual era constantemente rechazada por él, todo lo contrario a su hermano mayor Claudio con el cual desde siempre tuvo una muy buena relación.

Cuando hablaba de Damián lo hacia con mucho cariño y le preocupaba la vida que llevaba, mientras me contaba algo sobre la madre de este se quedo pensativa un rato cambiando su dulce rostro a uno lleno de nostalgia y hasta pude apreciar un poco de tristeza en el, a los pocos segundos salió de su trance y le dio un sorbo grande a su café, regresando así a su habitual semblante de gentileza

Estuvimos charlando otro rato más y después le dije que debía irme al ver que no me daba información alguna para localizar a Damián, ya llevaba algo de tiempo allí sin conseguir mucho, así que debía buscarlo por otros lados.

-Bueno Lazarito, gracias por platicar un rato conmigo, paso mucho tiempo sola así que me encanta recibir visitas, cuando quieras puedes regresar, en serio corazón y mira acá entre nos, toma… Es el teléfono de Damián –Me decía mientras me extendía un trozo de papel con números escritos en el.

-Muchísimas gracias Rosa, no sabes lo mucho que me ayudas con esto, con gusto un día de estos regreso a platicar con usted.

-No agradezcas nada corazón, me alegra que Damián tenga amigos como tu, espero que lo que le tengas que decir lo ayude un poco a entrar en razón y cambie su actitud un poco, tengo un buen presentimiento, aun sin saber nada.

-Ya vera que si, de eso me encargo yo –Le dije mientras me despedía estrechando su mano.

Me acompaño a la puerta y me retire de allí con una sonrisa triunfante en mi rostro, por fin estaba cada vez mas cerca de acercarme a Damián, me sentía un poco aliviado de poder ayudar a Natalia y esta misma noche intentaría llamarlo esperando que accediera a verme, para así contarle al fin todo lo ocurrido aquella noche y entregarle la carta de una vez por todas…

Julio:

Estábamos en el descanso de la escuela, ayer no pude dormir bien ya que estaba haciendo algunos trabajos extra-curriculares para apoyar a la escuela en unos concursos estatales, pero después de varios meses de trabajo, por fin ayer los termine, estaba cansado pero aliviado ya que ahora solo me preocuparía por mis propias tareas y mis clases normales, comparado con las toneladas de resúmenes, investigaciones y de mas cosas que debía hacer, eso era pan comido. Tenía mi vista cansada, así que solo ponía atención a la charla de los demás mientras daba pequeños masajes a mis ojos e intentaba relajarme un poco.

-Oigan chicos, aun no es nada seguro, pero tal vez mi hermana venga por unos días a la ciudad y quiero organizarle una fiesta de bienvenida en la casa de campo de mi familia, ya saben para que no esté mi padre de aguafiestas, ya lo conocen como es de estricto, obvio seria sin consultárselo, a fin de cuentas no le gusta frecuentar mucho esa casa, así que tenemos vía libre… ¿Qué dicen?, ¿Me ayudan a organizar todo? Obviamente por el dinero ni se preocupen, que todo va de mi cuenta… Y saben que cuando es así, la cosa se pone buena –Decía Mariana más emocionada por organizar la fiesta que por la llegada de su hermana.

-¿Qué?... ¿Apoco tienes una hermana Mariana? –Formuló de pronto Karla, tan observadora y perspicaz como siempre, era verdad lo que decía, jamás habíamos escuchado que Mariana hablara de una hermana, o si quiera haberla visto de vez en cuando por aquí.

-Este… Si… solo que… Amm… Pues tuvo la dicha de ganar una beca en el extranjero por eso vive y estudia allá la muy suertuda –Decía un poco nerviosa, como si estuviera ocultando algo.

Después de un rato debatiendo y aclarando uno que otro punto, todos accedimos a ayudarla a organizar la fiesta, Mariana actuaba muy considerada, cosa rarísima en ella, ya que nos dijo que podíamos invitar a quien quisiéramos, incluso puso especial interés en que Paulina invitara a su novio, ya que según ella, quería disculparse por lo grosera que había sido ayer, aunque su mirada y su sonrisa malvada daban la impresión de que tenia algo entre manos.

-Bueno, cuando este segurísima la fecha en que viene mi hermana yo les aviso y comenzamos a comprar todo, ya hace mucho que no nos ponemos una buena borrachera, ¿Eh Julio?... Ya es hora de que te sueltes un poco ¿No? –Comentó Mariana burlonamente al saber que yo no bebo ni una gota de alcohol y no soy muy partidario de asistir a fiestas.

-Si, claro Mariana… –Dije sin prestarle mucha atención a su comentario y forzando una sonrisa.

Dieron el timbrazo que indicaba el fin del descanso y nos dispusimos a regresar al aula, faltaban unas horas más de clase pero ya estaba a la vuelta de la esquina el fin de semana y con él podría relajarme como ya hacia mucho no podía hacerlo, me sentía exhausto físicamente y eso comenzaba a afectarme en mi estado anémico, pero nada que no curen unas cuentas horas de sueño…

Damián:

Por fin era viernes y ya había terminado la jornada del trabajo, al llegar a mi apartamento, me recosté en el sofá de la sala mientras me sobaba mi entrepierna recordando el monumento de hombre que es Manuel, cuando de pronto el sonido de mi celular me saco de mis pecaminosos pensamientos… Debe ser el niñato de Julio otra vez –Pensé.

Seguramente esta preocupado por que no le conteste ayer su mensaje, pero que rayos ya no me importa en lo absoluto que me ayude a acercarme a Manuel, yo solo lo había logrado y era solo cuestión de tiempo para tenerlo comiendo de mi mano, mire la pantalla de mi celular y un numero desconocido era el que me llamaba, me sorprendí un poco, pero terminé por coger la llamada.

-¿Quién habla? –Dije tajantemente

-Hola Damián… ¿Me recuerdas? Soy Lázaro…

Mi corazón comenzó a bombear sangre rápidamente mientras los recuerdos de mi pasado comenzaban a llegar a mi mente con rapidez, mi respiración se agitó considerablemente, cerré mis ojos un momento y me enfoque rápidamente en la persona que me llamaba… Lázaro

Como no acordarme de él, era el mejor amigo de Natalia y él único cómplice y testigo de nuestro amor, era un buen chico, me caía bien, pero en ese entonces quería alejarme de todo lo que me recordara a Natalia, y eso lo incluía a él… Ahora que lo recuerdo siempre tuve la impresión de que era gay, me miraba de una forma muy peculiar que era bastante obvio su interés en mí… ¡Que interesante toparme con él ahora! –Pensé.

Estaba caliente por el recuerdo de Manuel así que traje a mi mente la imagen de Lázaro, era un chico moreno, medio alto y delgado, ahora que lo pienso no encaja mucho con mis gustos, aunque si tenía un rostro sumamente lindo y unos penetrantes ojos marrones que en más de una ocasión aprecié.

Aunque en ese entonces no me llamaban la atención para nada los chicos, ahora la cosa es diferente, ¿Y quien sabe?, igual los años le han sentado  bien y puede que el chico ahora pueda ponerme y termine follando con él… Esa idea me gustaba, así que me calme un poco y cambie mi actitud por completo.

-¡Pero claro!... Lázaro, tanto tiempo ¡eh!… Debes estar irreconocible pues no te he visto para nada estos últimos años en la ciudad.

-Lo mismo te digo Damián, tampoco te he visto, creí que ya no vivías por acá… Oye, cambiando de tema, te llamó para preguntarte si crees que podemos vernos pronto, ¿Podrías?

-¡Claro que si Lazarito!, para los viejos amigos siempre tengo tiempo… Y mas si es para ti, solo que mañana no creo poder, ya tenia algunos planes pero… ¿Que te parece si el domingo vienes a mi departamento? Aquí podríamos… CHARLAR… ¿Qué dices, eh?

-Vale… mientras antes mejor, aunque preferiría que fuera en algún bar o en un café… No se, para mas formalidad ¿No te molesta?

<<¡¡Que mierda!!>> –Exclamé para mis adentros.

-No, no… Claro que no me molesta…  –Contesté serenamente. No iba perder la oportunidad de follarme a Lázaro, en mi encuentro con Manuel solo se había corrido él, así que me quede con ganas, además, ya tengo algo de tiempo que no lleno de leche un buen culo. Sabia que Lázaro estaba loco por mí y si ahora se acerca así de la nada, no creo que sea para recordar los viejos tiempos… Así que lo cite en un bar cerca de mi departamento, de esta manera tengo casi asegurado el éxito de esa noche.

-Bueno Damián, gracias por aceptar mi invitación, nos vemos en ese bar a las 8:00 p.m. ¿Vale?

-Vale Lázaro, esperare con ansias el domingo, cuídate…

Colgué el teléfono mientras una notable erección se dibujaba entre mis pantalones, causada por el morbo de pensar en follarme al mejor amigo de mi “Ex”, es algo zafado, lo se, pero del buen sexo hay que disfrutar ¿Qué no?...

Continuara…