Vidas Paralelas II: Diferencias

¿Juzgarías a alguien sin conocer su historia primero?

Aquí les dejo la segunda parte de la historia, aun no hay  escenas de sexo, pero confió que hasta el momento les parezca interesante ya que se pone buena la cosa, como siempre les invito a comentar y a que me den sus puntos de vista y sugerencias. Les mando un fuerte abrazo y muchos saludos donde quiera que se encuentren.

-Inexperto18

Vidas Paralelas II: Diferencias

Damián:

Seguía observando fijamente a la novia de Oscar y a su grupo de amigos mientras se acercaban lentamente hacia nosotros. Eran tres chicas muy lindas y dos chicos que tampoco estaban de mal ver; Una de las chicas, la que para mi gusto era la más linda, les dijo algo con aire despectivo mientras señalaba en nuestra dirección y girándose de pronto, se separo del grupo ante la mirada atónita de los otros chicos quienes la siguieron hasta que se subió a su auto y se marcho… A los pocos segundos los cuatro chicos restantes decidieron retomar su andar hacia nosotros.

La novia de Oscar estaba prohibida para mí así que le preste atención en lo más mínimo, la otra chica que los acompañaba se veía muy buena persona ya que no dejaba de sonreír y mirarnos con absoluta gentileza y aunque también era muy hermosa, no me llamó la atención en lo absoluto… Así que solo me dejaba con los chicos.

Los dos tenían lo suyo, uno era un poco mas bajito que yo, delgado pero con sus músculos bien definidos, seguramente por practicar atletismo o algo de natación, bajo la luz del sol su cabello castaño claro daba la apariencia de ser rubio aunque en la sombra regresaba a su tonalidad, tenía un rostro muy infantil y dulce que lo hacia parecer mas chico de edad y llevaba puestas unas enormes gafas de pasta color negro que lucía muy bien al contraste de su blanca y tersa piel, aunque por ellas, no pude apreciar el color de sus ojos.

Pero quien se llevó mi atención por completo fue el otro chico; Era bastante alto, un poco más que yo y a diferencia de las chicas y del otro chico, el no portaba el fino uniforme de la escuela. Llevaba un pants muy pegado con el escudo de su universidad que le hacia marcar unas muy fuertes piernas y un abultado paquete que me hizo verlo en más de una ocasión, también traía puesta una playera sin mangas de la misma institución que dejaba relucir unos bíceps bien ejercitados y uno que otro pelo en su pecho y axilas que se asomaban de pronto.

En la parte frontal de esta llevaba bordado el numero 6 y el nombre de “Manu”, por lo cual deduje desde antes de presentarnos que se llamaba Manuel. Tenía el cabello café obscuro y un rostro muy apuesto con facciones bastante varoniles que lo hacían lucir muy rudo. Sus enormes ojos verdes y su enérgica sonrisa blanca complementaban la “cajita feliz” y lo convertían en un ser completamente perfecto.

Cuando llegaron trate de ser lo mas sutil posible y aunque no se veían engreídos, me resultaba muy difícil confiar e incluso sentirme cómodo con gente de esa clase. Paulina, que así se llamaba la novia de Oscar nos presento a sus amigos, la linda chica que irradiaba gentileza se llamaba Karla, el chico que parecía niño pequeño de las enormes gafas se llamaba Julio y como había predicho instantes antes, el restante y mas guapo para mi gusto era Manuel.

El tener en frente a esos dos apuestos chicos hizo que se me escapara una sonrisa picarona y mi instinto sexual se desato paulatinamente, sentía un cosquilleo en mi entrepierna con el solo hecho de ver a Manuel de pies a cabeza y no pude disimular del todo mi interés en el, y al fin pude apreciar los amielados ojos de Julio que se ocultaban bajo esas enormes gafas, al igual que unos sensuales labios rojos que terminaban por decorar su rostro.

Estuvieron charlando un buen rato y digo estuvieron por que trate de abrir la boca lo menos posible, Oscar no paraba de sonreír y carcajearse con la platica que tenia con Manuel, este ultimo tenia una facilidad increíble de acercarse a las personas, cosa que elevo aun mas mi fijación hacia él.

Paulina y Karla se secreteaban mientras Pau no dejaba de ver embobada a Oscar, se veía que era una chava muy centrada y nada que ver con lo que yo me imaginaba, lo cual me puso feliz por mi amigo. Los únicos que nos costaba intégranos por completo a la platica éramos Julio y yo, este se encontraba justo frente a mi y mantuvo su mirada hacia el suelo casi todo el tiempo.

Al parecer se sentía intimidado por mi presencia o no lo se, la verdad es que yo solo le prestaba atención a Manuel, el cual en ocasiones me miraba y me sonreía amistosamente, lo cual provocaba que me temblaran las piernas de pura excitación. Después de un rato Manuel recibió una llamada y se disculpo pues tenia que irse, Karla dijo que se iba a iría con el ya que no quería irse sola y Julio al parecer vivía cerca de la casa de Paulina, por lo cual Oscar se ofreció amablemente a llevarlo, este lo pensó un poco pero ante la insistente mirada de Paulina terminó por aceptar.

Quise ser amable y le pedí a Paulina que se fuera en el asiendo del copiloto para que estuviera cerca de Oscar a lo cual, ambos me agradecieron con una sonrisa aunque a Julio pareció incomodarle la idea. Anduvimos un rato por el centro hasta que Oscar dijo que quería comprar unas cervezas y se estaciono frente a un Supermercado.

Puesto que a esa hora no había mucha gente por allí, desconfió de la inseguridad que se vive en la cuidad y nos pidió a Julio y a mí que nos quedáramos en el auto, más bien creo que quería estar a solas con Paulina por lo cual accedimos con cierta incomodidad. Le pedí unas frituras, cerveza y algo de comer ya que no había comido nada desde la hora del almuerzo, Julio solo le encargó un jugo…

-¡Que aburrido niñato! –Pensé en mis adentros cuando escuche su pedido, el cual emitió con una tierna vocecilla y con su tonta cara de niño bueno.

Paulina y Oscar se alejaron tomados del brazo y a paso muy lento, parecían tortugas y todo parecía indicar que tardarían un buen rato – ¡Que fastidio! –Exclamé en voz baja para que el chico no me escuchará.

Estuvimos en silencio un pequeño rato, ya que no tenía la más mínima intención de platicar con un ricachón como pintaba ese tal Julio, pero si hay algo que no tolero son esos silencios incomodos, así que no me quedó de otra y tuve que tragarme mi orgullo, además, quería divertirme un rato con ese imbécil.

-Y bien Julio, ¿Qué me cuentas, eh? –Le pregunté en tono desafiante y sin voltear a mirarlo.

-Pues no mucho, me alegra que Paulina este con Oscar, se ve que se quieren bastante y él parece ser un buen chico –Contestó gentilmente.

-Aaaah, ya veo… “parece un buen chico”, si lo se, es fácil para ustedes los ricachones juzgar a las personas como Oscar ¿Verdad?, ¡Pero claro!, debes pensar que tu amiguita se merece a alguien mejor ¿No es así? –Contrataque con aire sarcástico, esto comenzaba a ponerse interesante…

-Creo que mal interpretaste lo que te dije Damián, en ningún momento me réferi a Oscar como poca cosa, al contrario, el hecho de que te tomes muy a pecho las cosas hace que veas todo de una manera que no es…

Al parecer el niñato tenía carácter, hablaba con mucha firmeza a pesar de su bajo timbre de voz lo cual en cierto momento llegó a intimidarme, pero que bah, esto no se iba a quedar así.

-Lo que pasa es que conozco perfectamente el tipo de persona que eres Julio, el hecho de ir en una prestigiosa y adinerada universidad les alza el ego hasta las nubes y perdóname que te lo diga, pero aunque tengas esa actitud de chico tímido y respetuoso yo no me la trago. Sé que eres como el resto, como tu amiguita la que venia con ustedes y al vernos prefirió ni acercarse a saludarnos, acéptalo Julio, estas aquí mas que nada por no dejar sola a Paulina, que lastima, solo espero que ella no cambie su actitud y llegue a lastimar a Oscar… Porque allí tendríamos graves problemas.

Julio se quedo en silencio un momento y respiraba un poco agitado; Al parecer le había molestado lo que le dije y que bueno, sabía perfectamente que provocándolo saldría a relucir quien en verdad era, solo esperaba ese glorioso momento en que contratacara como es costumbre en esos engreídos chicos para así restregarle en la cara que tenía razón.

-Damián, creo que aquí el que juzga a las personas sin conocerlas eres tu, no se con que derecho te atreves a etiquetarme sin siquiera darte alguna razón para ello, no sabes nada de mi, ¿Tienes una idea de lo que tengo que matarme estudiando y desvelándome para no perder mi beca?, ¿Crees que por estudiar allí soy un ricachón como los llamas?, ¡Pues te equivocas! –Grito alterado.

-Mi padre nos abandonó a mi madre y a mi cuando yo tenia seis años, ella tuvo que irse al extranjero para trabajar y sacarme adelante y tuve que vivir desde esa edad con unos familiares que se la pasaban humillándome y me trataban como su sirviente, cuando tuve edad para valerme por mi tome mis cosas y me salí de ese infierno. Gracias a dios mi abuela, la madre de mi Padre, no era la basura de persona que es el. Ella me dio un lugar donde vivir y con el dinero que nos mandaba mi madre pudimos salir adelante, ya que mi abuela solo me tenia a mi, y yo a ella…

Su voz comenzaba a quebrarse y una lagrima bajo con rapidez de sus enormes gafas. La voz del chico me conmovía y un gran nudo comenzaba a formarse en mi garganta pero mi orgullo podía resistir mucho más, así que me trague mis emociones y lo mire fijamente para seguir escuchando su “novelita”.

-Se perfectamente a que te refieres, fue muy duro cuando recién entre a  esa universidad ¿Sabes que se siente que te vean menos por no tener dinero y se refieran a ti como  “El chico de la caridad” o “El becado”?...  Eran muy duros y estuve a punto de salirme de allí, pero gracias a Paulina y los otros mi estancia en la universidad cambio. Tampoco me gusta que juzgues a Paulina porque a pesar de que ella si es una “ricachona” como dices, es de las personas más humildes y bondadosas que he conocido en mi vida, así que por tu amigo no te preocupes… volviendo al tema de la escuela, a pesar de sus contantes insultos y bromas pesadas tome fuerzas de la nada y no me deje pisotear por nadie, les demostré a todos que “El chico de la caridad” tenia bien merecida la oportunidad de estudiar allí y hasta ahora llevo un excelente promedio y los que al principio me trataban como basura, ahora me buscan para que les explique los temas o que les pase las tareas… Si en verdad fuera como dices, ni si quiera les dirigiría la palabra, pero hasta alguien como yo tiene educación y no me doy el lujo de juzgar a nadie… y no te digo todo esto, Damián, para que sientas lastima por mi o para que me veas con otros ojos, te lo digo porque me molesta esa actitud tan altanera en que piensas que todo el mundo juzga a los chicos como ustedes, mientras el que juzga sin saber eres tu…

“Touché” –Exclamó rotundamente mi cerebro. Quede sin palabras, creo que el tiro me había salido por la culata y aunque ya había dejado en el pasado los sentimientos de culpa hacia los otros, creo que en esta ocasión si me había pasado de la raya con Julio… Me hervía la sangre de coraje por lo que me había dicho, pero lo vi tan mal que no me quedo de otra que pedirle perdón.

-Lo lamento Julio, en verdad… –Fue lo único que mi orgullo me dejo pronunciar, no sabia con que cara mirarlo pues el chico hacia un esfuerzo sobrehumano por suprimir su llanto, en serio le había ganado el sentimiento y me sentía un poco, solo un poco mal por ser el causante de eso.

Julio tomo sus enormes gafas y las aparto de su pálido rostro dejándome petrificado ante semejante imagen. Nunca me habían atraído los chicos que irradiaran ternura pero con él era distinto… Tenía la línea que rodea sus amielados ojos completamente roja a causa del llanto y de limpiarse las lagrimas con la manga de su camisa, su afilada nariz abría con fuerza sus orificios para inhalar aire profundamente y las marcas de sus anteojos lo hacían ver extremadamente lindo, mordió su labio inferior y se quedo en silencio un segundo, como meditando lo que le acababa de decir…

-No te preocupes Damián, como te dije, no soy nadie para juzgar a los demás por sus acciones, tratemos de llevárnosla bien de ahora en adelante por Pau y Oscar ¿Vale? –Dijo esto con una linda sonrisa dibujada en su rostro y en tono gentil, cosa que me dio algo de… ¿Ternura?

-Vale colega, así será – Le dije mientraslo aprisionaba suavemente del cuello y le revolvía su cabello con mi otra mano.

Comenzamos a charlar de todo un poco, de sus otros amigos principalmente y no pude ocultar mi interés cuando Manuel apareció en la conversación… Ese tipo en verdad me ponía mucho y al parecer, Julio se había percatado de ello.

-Oye Damián ¿Puedo preguntarte algo? – Inquirió algo dubitativo, pero viéndome fijamente.

-Dale chaval, tu pregunta –Conteste confiadamente.

-Pues, veras… lo que pasa es que cuando te despediste de Manuel, creí haber visto algo que me tiene intranquilo y me da algo de miedo preguntártelo… no se como puedas reaccionar –Formulo tímida y perspicazmente… Al parecer el chico era más inteligente de lo que yo creía.

-Jajaja, creo saber a que te refieres enano –Comenté divertido –Me inspiras algo de confianza ahora y quizás me puedas ayudar con ese asunto pero… solo debe quedar entre nosotros ¿Vale?

-Claro que si, puedes confiar en mi Damián...

-Eso espero chaval –Lo amenacé – Bueno, la verdad es que me gustó mucho tu amigo Manuel, pase buen rato coqueteándole y al parecer, le vi algo de interés en mi… por eso quiero que me ayudes a acercarme a él, ¿Qué dices?, ¿Me ayudas? – Lo alentéemocionado, hacia mucho que un tipo no me molaba tanto y ese tal Manuel si que lo había hecho.

Julio se quedo en silencio unos segundos un poco pensativo y con una cara como de decepción que la verdad no entendí, pero al final se decidió y hablo.

-Si… lo supuse en la forma de como se miraban el uno al otro –Comentó algo resignado. –Amm… pues, tú dime que es lo que tengo que hacer y yo te ayudo en lo que pueda ¿Vale? –Afirmó muy nervioso, como reprochándose a si mismo…

Julio:

La charla con Damián se había extendido hasta niveles exorbitantes; Solo esperaba la hora en que Paulina y Oscar llegarán para que me sacaran del lio en el que me había metido por abrir la boca de mas.

Me aterraba la idea que formulaba el amigo de Oscar. Ya que si Manuel era gay como aseguraba Damián y este quería intentar algo con el, mis oportunidades con Manu se iban directo al escusado… Yo no era competencia para ese perfecto chico con aire de malote y si ya habían mostrado interés el uno por el otro, yo no podía hacer mucho.

Unas risas y el ruido de varias bolsas de supermercado cortaron la charla de inmediato… –¡¡Ya era hora!! –Exclame para mis adentros.

Cuando Paulina y Oscar subieron al auto comenzaron a disculparse por la tardanza, argumentando que no encontraban las frituras que había encargado Damián y que por eso habían tardado más de la cuenta, provocando que este se molestara y comenzara a discutir con Oscar de una manera muy amistosa.

Paulina aprovecho la divertida pelea y se giro para observarme, cambiando rápidamente su alegre rostro a uno de intriga al notar que no llevaba puestas mis gafas y que me veía mas pálido de lo normal a causa de haber llorado minutos antes. La tranquilice con una sonrisa y le dije que estaba bien moviendo mis labios lentamente para pudiera leerlos.

Suspiro algo aliviada y miro fugazmente a Damián algo intuitiva, pero no le dio más importancia al asunto. Nos entregaron nuestros respectivos pedidos y Oscar echo andar el auto; Anduvimos un rato mas por las calles de la cuidad y ahora disfrutaba mas el viaje, pues Damián actuaba mas amable y en ocasiones me miraba con complicidad como recordándome nuestro “acuerdo”.

Manuel:

Me tenia muy pensativo lo ocurrido con Damián hace unos minutos. No podía negarlo, ese hombre era un dios griego y me encantó su insistente coqueteo desde que lo tuve enfrente y su manera tan tentativa de mirarme, aunque me daba mala espina su actitud y mas aun, que Julio se fuera con el en el asiendo trasero.

A Oscar lo trate muy bien y se nota que es muy buena persona, pero Damián muy que apenas cruzó palabra con nosotros y se la paso ignorando a todos, a todos, excepto a mi. Mi cabeza trabajaba ágilmente y en cuestión de segundos ya tenia varias teorías sobre el, por ejemplo, no quería ni imaginarme que podía hacer un chico tan aventado como Damián, si por alguna razón llegaba a quedarse a solas con Julio en el auto, ya que conociendo a Paulina buscaría cualquier excusa tonta para perderse un rato con Oscar… ¡Demonios! –Me reproche mientras un sinfín de escenarios llegaban a mi mente…

Julio estando con Damián a solas y este aprovechándose de que lo supera en volumen para besarlo o algo así. No quería pensar ni por un segundo en todos esos pecaminosos pensamientos que rondaban la cabeza de Damián y no pude evitar sentir celos de la situación… No me agradaba la idea de que otro chico se le acercara a Julio y menos que fuera un pedante como ese.

Julio ya ha sufrido bastante y lo único que quiero es verlo feliz de ahora en adelante, pues desde ese glorioso día en que lo conocí… Me enamore de él.





Era lunes y el primer día de clases en la universidad. Recuerdo como Rogelio, el capitán del equipo de futbol, no paraba de agredirlo y llamarlo con un sinfín de sobrenombres desde que presentaron a Julio en el acto cívico como el mejor promedio del examen de admisión y por consecuente, el ganador de la beca completa durante toda su estancia en la universidad.

Rogelio era el típico niño malcriado y adinerado que se la pasaba haciéndole la vida imposible a quien se dejara y Julio por desgracia, no fue la excepción.

Iba un poco tarde a mi clase de literatura por lo cual llevaba mucha prisa y al ser la primera lección del semestre, no quería comenzarla con el pie izquierdo. De pronto reconocí las risas de los insoportables miembros del equipo de fútbol, y a los pocos segundos sus gritos de descerebrados me alertaron de que se encontraban muy cerca.

Cuando gire por el pasillo que da hacia el aula de literatura finalmente lo vi…  Allí estaba Julio con sus enormes gafas y su escuálido cuerpo, cargando su pesada mochila que parecía ser de veterano de guerra y unos cuantos libros que llevaba abrazados sobre su pecho.

Mientras seguía caminando por el largo pasillo observando a Julio, sentí una estampida de animales pasar junto a mí… Rogelio y sus amigos aprovecharon que no había nadie por los alrededores para acercarse al indefenso chico y sin misericordia alguna, comenzaron a insultarlo y a golpearlo mientras los gritos de suplica de este retumbaban por todo el pasillo… Julio les decía que pararan, les suplicaba mejor dicho, pero “El chico de la caridad ” necesitaba una buena bienvenida, o al menos, eso le gritaba el imbécil de Rogelio.

Corrí lo más rápido que pude hacia ellos y al notar que me acercaba, le tiraron sus enormes gafas y lo empujaron, lo que ocasiono que tropezara y sus libros cayeran esparcidos sobre todo el pasillo.

Me acerque con satanás dentro de mí, les gritaba con mucha rabia y los retaba para que regresaran pero los imbéciles no paraban de carcajearse y se echaron a correr como los cobardes que son… Me repugnan los tipos que se aprovechan de los más débiles y solo se dan valor con su ejercito de tarados, como en este caso lo era el pelmazo de Rogelio.

Aunque en ese momento estaba a punto de estallar por la ira contenida, con el simple hecho de observar a ese peculiar chico hizo que toda esa rabia se desvaneciera por completo y se convirtió en algo que aun no me puedo explicar… un “algo” que sin temor a equivocarme, yo le llamaría amor.

Julio seguía en el suelo buscando como loco sus gafas, las cuales estaban cerca de mis pies; Las recogí con delicadeza y me acerque tímidamente a él, quien a pesar de mi escandalo ni si quiera me prestaba atención por tratar de ordenar sus cosas.

-Aquí tienes amigo, no te preocupes esos idiotasya se fueron –Le dije mientras le ayudaba a colocarse sus pesadas gafas de pasta.

Mientras le colocaba su desmesurado aparato visual, note como aun temblaba de miedo y se mantenía cabizbajo, como avergonzado de lo que le habían hecho y sintiéndose culpable por ello. Cuando el sentido de la vista regreso a él, se giro tímidamente hacia mi y sus enormes ojos color ámbar se abrieron con asombro mientras se ponía rojito al observarme, cosa que me dio mucha ternura.

-G… gr… gracias… –Susurró algo cohibido.

-No agradezcas, anda, levántate –Le dije extendiéndole mi mano para que se apoyara y así lo hizo después de quedar perplejo durante unos segundos. Al parecer este chico nunca había recibido ayuda desinteresada de alguien más, pues se encontraba ensimismado por mi actitud.

Nos apresuramos a recoger sus libros y me agradeció con mucha humildad y una sincera sonrisa que cambio repentinamente por un semblante de preocupación en su rostro. Se disculpo y me dijo que tenia que correr porque llegaba tarde a su clase de literatura, recordé entonces que yo también me dirigía a ese mismo lugar y le propuse que fuéramos juntos, a lo cual este accedió felizmente.

Corrimos lo más rápido que pudimos y al llegar el profesor no puso objeción en dejarnos entrar al ver que se trataba de Julio y en mi caso, creo que lo hizo por lastima. Como castigo por llegar tarde nos dijo que seriamos los primeros en presentarnos ante la clase, a mi se me daba bien relacionarme con los demás, así que me anime primero que Julio.

-Buenos días compañeros, mi nombre es Manuel pero pueden llamarme Mane o Manu, como gusten. Me encanta mucho hacer toda clase de deporte y leer novelas es mi mayor pasión, me considero muy carismático y amigable, espero que nos llevemos muy bien… ¡Mucho gusto! –Hable lo más natural que me salió y les regale a todos mi mejor sonrisa, ocasionando los suspiros de todas mis compañeras.

Mire hacia donde estaba Julio y este me observaba de una manera muy especial, sus ojos transmitían mucha inocencia y ternura pero a la vez lucía muy nervioso por tener que presentarse a los demás. Le sonreí dulcemente y lo alenté para que se decidiera a hacerlo.

-M…Mi nombre es J…Julio… Como pueden observar soy muy tímido pero cuando entro en confianza puedo llegar a ser un excelente amigo, no tengo mucho que contar sobre mi pero al igual que mi compañero, espero que me pueda llevar bien con todos ustedes… G…gracias…

Me conmovió su linda voz y la ternura que daban sus enormes gafas y el uniforme que se le veía una taya más grande a causa de su estatura y su frágil cuerpo. Los demás chicos de la clase siguieron con la dinámica, comenzaban a hablar de ellos, de sus familias y a presumir de sus intereses y de los viajes que hacían. La verdad no les prestaba atención, yo solo me concentraba en Julio, quien si escuchaba atentamente a los demás de una manera muy respetuosa y gentil.

A partir de ese día nos hicimos muy amigos y lo invite a hacer deporte conmigo. En las horas que teníamos libres y en los fines de semana practicábamos un poco de baloncesto y natación hasta que poco a poco ese indefenso chico fue tomando forma y creció a tal punto que era irreconocible…

A pesar de eso, los maltratos e insultos de los adinerados chicos del colegio continuaban pero por suerte nos hicimos amigos de Paulina, Mariana y de la que se convirtió en mi mejor amiga y confidente Karla. Juntos lo apoyábamos en todos los aspectos, ya que en ocasiones sus problemas personales y las bromas pesadas que le jugaban, lo hacían caer en depresiones terribles que lo orillaban a querer abandonar la universidad, pero gracias a dios eso cambio…

Un día y de la nada Julio llegó a la escuela con una nueva actitud y comenzó a esforzarse de una manera que no había visto en nadie mas. Estudiaba arduamente y subió sus notas que ya eran buenas, a ser excelentes. También siguió cultivando su cuerpo y con el paso del tiempo fue ganándose el cariño de muchos.

Ahora se podría decir que lo respetan, pues ayuda a los que les va mal en las asignaturas y en ocasiones da asesorías gratuitas a grandes grupos de estudiantes que se lo piden, pues según ellos explica mejor que los profesores.

En ocasiones no falta el imbécil que lo ataque, como el inútil de Rogelio o uno que otro envidioso que no toleran que Julio sea mejor que ellos pero a pesar de todo eso, él es tan noble que no puede odiar a nadie y hasta los ha ayudado cuando estos lo necesitan.

Por todo eso y por tantísimas cosas más es que yo amo a Julio…  Daría todo por estar con el y hacerlo feliz, aunque por el momento me falta el valor para confesarle todo esto que siento.


                                          • * * * * * * * * * * * * * * * * *

Seguía ensimismado en mis pensamientos cuando de pronto Karla me tomó del brazo y me hizo regresar a la realidad.

-Estas muy callado y pensativo Mane, ¿Qué te pasa? –Me cuestiono con su linda voz.

-¿Eh?... No, no me pasa nada… Solo me quede pensando en el novio de Pau, se me hizo un tipo de lo mas amable y aparte hacen muy bonita pareja, ¿No te parece? –Mentí inútilmente. Karla me había pillado pensativo y eso solo significaba una cosa… “Interrogatorio”

-¡Ja! No te creo nada menso. Te conozco lo suficiente y no puedes engañarme ¿Estabas pensando en Julio, verdad? o quizás…– Guardó silencio un momento y su cara deductiva apareció en escena.

-¿Quizás que? ¿En que piensas boba?... ¡No me dejas así!... ¡¿Me escuchas?! –Le grite alterado y nervioso. Odiaba cuando hacia eso ya que su cabeza trabaja tan rápido, que a veces creo que sabe lo que pienso antes de que yo mismo lo sepa.

-Pues sabes como soy de observadora… –Habló misteriosamente, como si fuera un detective –No por nada soy la única que descubrí que eres gay ¿Recuerdas?, tienes una manera muy peculiar de ver a los chicos que te atraen, lo bueno es que solo yo se identificarlo pero no se como explicarloTus ojos se abren más de lo normal y hay un brillo diferente en ellos, como cuando miras a Julio –Comentó divertida y con la frente en alto, como orgullosa de su descubrimiento.

-Ya se a donde quieres llegar y no es lo que crees ¡¡Eh!!... ¡Definitivamente no! –Le reproché algo alterado. Se había dado cuenta de lo mio con Damián y no serviría de mucho negarlo, al menos con Karla no.

-Es que era obvio Mane… Mirabas de esa peculiar manera a Damián, exactamente igual como cuando tienes a Julio en frente… ¿O me lo vas a negar? –Formuló seriamente mientras fruncía el seño.

-Te digo que no, ahora si te equivocaste –Contrataque firmemente.

Nos miramos desafiantemente por unos segundos hasta que no pude contener la risa y tuve que aceptar la derrota.

-¡Esta bien, tu ganas!¡¿Por qué nunca logro engañarte, eh?! –Grite en tono de reproche –Vale, vale, no te lo negare, el tipo es muy guapo y se la pasó coqueteándome todo el rato pero sabes que a quien en verdad quiero es a Julio y no se habla mas del tema ¿Ok? –Finalice no muy convencido de mis palabras y como de costumbre Karla lo notó. Levanto una ceja y su semblante sarcástico me presionó hasta que tuve que decir la verdad.

-¡Vale, vale! –Exclame resignado mientras me aguantaba la risa que me producía su cara –Damián es un jodido adonis y me mola muchísimo, y para serte sincero no sé que pueda pasar si me lo vuelvo a topar por allí… ¿Feliz? –Traté de hacerme el indignado pero no pude pues Karla me observó pícaramente y me ruborice al instante, provocando que una irónica risilla de nervios se me escapara.

-Si, estoy feliz… Sabes que siempre tengo la razón tontito –Comentó alegremente mientras se aferraba a mi brazo. Seguimos caminando y hablando de cosas triviales hasta que llegamos al punto donde nos teníamos que desviar para ir a nuestras respectivas casas. Nos despedimos como de costumbre y suspire fuertemente mientras retomaba mi caminar…

Damián:

Anduvimos un rato mas en el auto cuando recordé que tenia mucho tiempo sin ver a mi hermano Claudio. Íbamos cerca de la zona adinerada de la ciudad así que la casa de este quedaba cerca.

Le dije a Oscar que debía bajarme aquí y este detuvo el auto sin poner objeción. Me despedí de la pareja amablemente y antes de marcharme le pedí Julio que si podíamos charlar un momento. La mirada incrédula de Paulina y Oscar no se hizo esperar pero por suerte el niñato actuó con naturalidad y decidieron no darle mucha importancia al asunto.

Nos retiramos del auto unos cuantos metros, aunque daba igual, pues los tortolitos aprovecharon para besarse y juguetear un rato así que no nos ponían mucha atención.

-Julio, espero que cumplas tu palabra… En serio me interesa mucho Manuel y necesito tu ayuda, así que dime ¿Cuento contigo? –Lo cuestione autoritariamente, aunque sin llegar a intimidarlo. Julio miro al suelo un momento y terminó afirmando con timidez.

-Si, claro que puedes contar conmigo…

-Vale colega, toma… Este es mi número de celular, me mandas un mensaje mas tarde para registrar tu número y así poder localizarte después para ver que se me ocurre con Manuel ¿Vale? – Le dije mientras le entregaba un trozo de papel y me alejaba lentamente de allí – ¡Hey!... gracias niñato –Le grite una última vez para sacarlo del trance en el que estaba desde que tomó el trozo de papel entre sus dedos.

El chico dio un pequeño salto y se giró para observarme con su lindo rostro, le regale una sonrisa sincera y retome mi andar hacia la casa de mi hermano.

Llevaba unas cuantas cuadras caminando; Tenia mi mirada fija al frente cuando de pronto mi visión periférica me alerto de que alguien me veía con insistencia desde el lado contrario de la acera. Iba por una zona privada y con muchos lugares solitarios donde fácilmente podía esconderse algún ladrón, así que empuñe mis manos por si llegaba a usar la fuerza.

Al voltear en la dirección de esa molesta mirada mi corazón comenzó a latir con intensidad y mis piernas comenzaron a flaquear de la nada… Vi sus profundos ojos verdes puestos en mí y ambos nos detuvimos quedándonos cada uno en su lado de la acera. Nuestras miradas se conectaron rápidamente y así nos quedamos por un buen rato hasta que no resistí más la tentación y crucé ansiosamente la calle para encontrarme con él.

Continuara…

Ojala les vaya gustando el capitulo, perdonen por la demora, lo que pasa es que entre a unos cursillos de ingles por las mañanas y en las tardes me salían muchas distracciones, pero bueno, ya al fin quedo... Creí que seria fácil esto de reordenar desde cero los capítulos, pero no, es algo enredoso también. Solo espero no haya muchos cambios que en vez de mejorar, arruinen la historia. Les mando un fuerte abrazo y prometo no demorarme mucho en el próximo, donde ya viene algo de sexo… jeje, Comenten por favor, valoren, y todo eso que lo tomo muy en cuenta, y aunque en el pasado no pude responder como quisiera, lo hice aunque globalizando, ya que apenas tuve tiempo de editar esto… pero ya saben que siempre me ha gustado responderles a cada uno, como ustedes se lo merecen. Gracias de nuevo a los que comentaron & vale, paz en sus vidas.

Chao, chao.

-Alberto [Inexperto18]