Vidas capítulo 3 & 4

Primeras reacciones de nuestros amigos a sus inicios

CAPITULO 3 PERDIENDO LA INOCENCIA

ELLA

Llegue al estudio pasadas las 15:00 y me recibió el, pensaba que estaríamos solos, pero había una maquillista, un asistente de luces, y una asistente para mí. La asistente y la maquillista me llevaron al vestidor y me fueron indicando la ropa y el orden de como saldrían en las fotos, mientras él y su ayudante preparaban todo lo demás.

La sesión fue de lo más estresante, el me indicaba como quería que posara y los ángulos en que debía ver a la cámara, de forma bastante pesada me daba las indicaciones y me apresuraba para los cambios de vestuario, vamos que fue una sesión en toda regla por cerca de 2 horas, pero yo nunca había tenido una así de pesada.

Al finalizar él se relajó, y nos invitó a todos a comer pidiendo a la asistente que ordenara sushi de un local cercano para que nos lo trajeran (era la primera vez que lo probaría), mientras llegaba la comida nos pusimos a ordenar entre todos y para cuando llego la comida ya habíamos terminado y nos dispusimos a comer, la comida fue de lo más entretenido y relajado, pero de a poco se fueron todos quedándonos solos él y yo, allí entonces ofreciéndose a llevarme a casa empezó a decir:

El—¿Estás dispuesta aun? —

Iris—Si, pero estoy muy nerviosa—

El—No tienes porque, pero es normal, prometo no hacerte daño, a menos que me lo pidas, jajaja—

Iris—Ya te dije no soy una chica de las que acostumbras—

El—Y yo te dije que no fueras calienta pollas— otra vez esas malditas palabras.

Iris—Dime ¿qué quieres que haga? — poniendo cara de pocos amigos le dije —por favor evita decirme así de nuevo— esas estúpidas palabras me dolían en el orgullo.

El—Vale, no te vuelvo a llamar así, pero solo porque lo pediste por favor— cambio su tono de voz de uno seductor a otro más cordial.

El—Déjame darte un regalo antes de llevarte a tu casa— saco de un armario un vestido hermoso blanco perla, que a primera vista me pareció más corto de lo que yo acostumbro usar.

El—Es para que lo lleves puesto mañana en nuestra cena, te lo puedes quedar— dijo volviendo al tono seductor en su voz.

Iris—Gracias es muy hermoso pero muy corto— solo sonrió de manera lasciva al oír mi comentario.

El—Esa es la idea, avísame mañana con un mensaje cuando estés lista, así envió un taxi a recogerte— lo vi con extrañeza —no te olvides de escribirme bien tu dirección para que el chofer no se pierda te espero después de las 19:00— me dijo ofreciéndome salir del estudio para mi casa.

Iris—Aun no he visto las fotos— le dije recordando la sesión.

El—Mañana las ves— fue lo último que me dijo cuando abandonamos el estudio.

El camino a mi casa estuvo tenso por mi parte, mientras que el parecía estar apurado pero platicador, me dijo que tenía una fiesta de negocios más tarde y no sé qué otras cosas, yo solo estaba pensando en el siguiente día y todo lo que podría ocurrirme.

Cuando llegué a mi casa fui directo a mi habitación y me probé el vestido. Me asusto porque era más corto de lo que me imagine al inicio y tenía gran parte de la espalda descubierta pero en el frente era de escote alto y ajustado, de mangas largas, pensé que mi ropa interior se vería toda, allí recapacite que no tenía braguitas para ese atuendo y que solo una tanga me salvaría de tener mi chochito al aire y en la parte de arriba mi sostén se apreciaba por la espalda quitándole muchos puntos de belleza al vestido, decidí ir sin sostén y una tanga, la más pequeña que pudiera encontrar en mi guardarropa.

Resuelto el asunto de la ropa interior, me faltaba el más importante, ¿CÓMO SALDRIA DE MI CASA EN SEMEJANTE ATUENDO? Pensé en cubrirme con un abrigo, pero en esa época del año, finales de primavera, sería raro y seguro mi madre trataría de ver que oculto debajo, ya que al no tener uno que fuera lo suficientemente largo tendría que pedirle prestado alguno de los suyos. Lo pensé hasta quedarme dormida sin encontrar una solución para que nadie se enterara de lo que me pondría.

Decidí contarle por la mañana a una amiga del instituto, con la que tenía bastante complicidad y que vivía cerca diciéndole que tenía una fiesta de la revista, pero que no les había dicho a mis padres ya que debía ir con ropa que ellos no conocían y que me ayudara a prepararme en su casa para salir desde allí hacia la fiesta, ella acepto. Por la tarde me enfile hacia donde mi amiga diciéndoles a mis padres que no llegaría y me quedaría allá porque debíamos hacer muchas tareas atrasadas y al llegar donde mi amiga me empecé a preparar, al estar lista envié el mensaje con la dirección de mi amiga a Miguel, el fotógrafo, mi amiga al ver el atuendo se quedó como piedra por lo corto del vestido, pero no me dijo nada, solo me deseo suerte al llegar el taxi y partir.

Al llegar a su casa me abrió la puerta hacia una sala con un sofá grande y muchas de sus fotos colgadas las paredes, me ofreció sentarme mientras el destapaba una botella de champagne mientras yo ponía una mochila deportiva con otra ropa cerca de un mueble de la sala:

Miguel—¿Te gusta? — me dijo ofreciéndome una copa recién servida —me refiero al departamento—

Iris—Esta muy bonito— dije aceptando la copa, nunca me ha gustado el champagne, pero un poco de alcohol me serviría para tranquilizar los nervios que tenía.

Miguel—Acá tienes las fotos que tomamos— me dijo sacando un folio de un cajón cerca del sofá.

Era un folio con muchas fotos que me hacían ver de forma espectacular, me hacían sentir que no era yo, que era un ángel quien estaba en esas fotos, estaba elaborado de forma profesional lo que le daba cierto aire de experiencia a la modelo, salte para abrazarlo de la felicidad, pero solo me duro un instante, el aprovecho el momento para magrearme el trasero con una mano y acariciar mi espalda desnuda con la otra, me intento besar, pero lo aleje diciendo que mejor comiéramos antes.

Durante la cena que él había preparado ligera y deliciosa, me platico de su vida allí me entere que tenía 41 años y llevaba 15 en esto de la fotografía para revistas y pasarelas, me entere que era medio conocido en el país pero que su meta era ser reconocido a nivel internacional que la fiesta del día anterior era para hacer contactos, también me entere de sus 3 hijos de dos matrimonios previos que no resultaron. En fin, una plática que solo me ponía más nerviosa al no estar acostumbrada a platicar así con alguien que duplicaba mi edad y con quien debía acostarme después.

Miguel se levantó hacia la cocina al terminar lo que teníamos en los platos, diciendo que traería el postre, momento en que suspire llenándome de resignación por lo que sabía que vendría.

Miguel—¿Te gustan las trufas de chocolate? Son variadas— dijo saliendo de la cocina con una charola.

Iris—Si gracias, son de mis favoritas—

Miguel—Me alegra haber acertado— puso la charola sobre la mesa y tomo uno de los dulces, que me acerco a la boca.

Iris—No soy una niña para que me alimentes así— dije abriendo un poco la boca para morder.

Para mi sorpresa no me dejo morderla, lo que hizo fue pasear el dulce por mis labios intentando hacerlo parecer como algo sexi, pero debido a mi nerviosismo encontré ese gesto como innecesario ya que pensaba que ambos sabíamos que pasaría durante el resto de la noche.

Mi actitud pareció molestarle ya que me tomo por el brazo y me levanto acercando su boca a la mía dándome un tremendo beso introduciendo su lengua en mi boca hasta la garganta, luego me llevo a su habitación donde se puso a sobarme el trasero con las dos manos, levantándome el vestido, yo solo me deje hacer.

Miguel—Parece que vienes en plan de muñeca inflable………entonces, así te tratare—

Sin ningún cuidado me saco el vestido dejándome en tanga y mis pechos al aire, paso a acariciarme de forma acelerada y besarme los pechos con una mano mientras la otra acariciaba mi vulva por encima de mi tanga, admito que en ese momento empecé sentir calores por todo el cuerpo, pero en un momento arranco mi tanga de un tirón acelerando después sus caricias sobre mi clítoris dejándome fría del susto por la violencia con que lo realizo.

Luego me levanto apretándome el trasero depositándome sobre la cama, que era bastante más grande que la de mis padres demasiado diría yo para una sola persona, sin consideración alguna empezó a besarme desde los muslos hacia mi vulva y luego siguió por mi vientre hacia mis pechos dándome unos mordiscos fuertes, que seguramente dejarían marca alrededor de mis pezones.

Miguel—Usas la píldora o te cuidas de alguna otra forma—

Iris—No, solo he tenido sexo usando condón— mentí, buscando ganar algún respiro.

Miguel—Vale, mejor busco los míos, solo me faltaría embarazar a una puta tan joven para que me jodan más la vida – se levantó y fue hacia el baño.

Escuche ruido como que estaba buscando algo y luego abrió la llave del grifo llenando algún recipiente para beber agua, mientras yo solo le esperaba desnuda como me dejo.

Cuando regreso con una caja de condones empezó a besarme desde los pies subiendo por mis piernas hasta mi chochito allí empezó a dar fuertes lametones por encima de mi rajita, levanto y junto mis piernas haciendo que mis rodillas y muslos se pegaran a mi cuerpo para seguir pasando su lengua en donde mismo, me empecé a calentar de nuevo y lo noto.

Miguel—Parece que te gusta lo que te hago pequeña zorra, pero te dije que te trataría como muñeca inflable, así que empecemos que tengo un par de ideas para eso—

Se levanto y de su guardarropa saco unas esposas y unas sogas, lo vi aterrada pensando que me haría daño.

Miguel—Descuida, te dije no te haría daño a menos que me lo pidieras—

Se abalanzo sobre mí, volviendo a meter su lengua en mi boca mientras que me acariciaba los brazos y los levantaba por encima de mi cabeza acercándolos a la orilla de la cama, en esa posición me las apretó con una mano mientras con la otra me ponía las esposas, parecía tener experiencia en eso, seguidamente amarro las esposas a un extremo de la cuerda y el otro extremo lo amarro a la cabecera de la cama que tenía una especie de barandal.

Miguel—Para que no te me escapes, jejeje— me dijo levantándose para ver su obra.

Empezó a desvestirse, mientras yo repase su cuerpo, ya había notado que en tacones yo era poco más alta que él, su cuerpo parecía haber tenido mejores épocas ya que se le notaban brazos grandes y piernas un poco trabajadas pero con estrías y  tenía una panza cervecera que escondía con la ropa, cuando se ponía el condón vi que su pene era parecido al de mi amigo en largo pero más gordo estaba circuncidado, completamente depilado en todo su cuerpo, su cara mantenía casi siempre una expresión chulesca, se afeitaba la cabeza pero aun así se le notaban prominentes entradas y su coronilla era un área completamente calva.

Se acerco hacia mi levantando mis piernas y separándomelas para luego hundir su cabeza en mi sexo continuando con la sesión de sexo oral, empezó a introducirme un dedo dentro de mi vagina mientras que con el pulgar lo pasaba sobre mi clítoris de forma brusca, segundos después introdujo otro dedo haciendo un mete saca acelerado y cambiando el pulgar por su lengua sobre mi clítoris.

Saco los dedos de mi vagina para levantarme más las piernas y pasar su lengua por mi orificio anal, en ese momento me revolví sobre mi cuerpo como no lo había hecho y no lo hice en toda la noche tratando de ponerme a salvo ya que nunca había practicado sexo anal, el solo se rio y trato de meter un dedo como lo había hecho con mi vagina, cosa que por mis movimientos no logro hacer.

Iris—Eso no te lo voy a dejar hacer, nunca lo he hecho así— lo empujé con mis piernas aprovechando que las tenía libres sin atreverme a patearlo como era mi primer instinto.

Miguel—jejeje, vale, por esta noche tu culito estará a salvo— haciendo énfasis al decir “por esta noche” —ya vi que tienes una conchita bastante apretadita y con eso será suficiente—

Levanto una de mis piernas volviendo al sexo oral, mientras que con una mano pellizcaba mis pezones note que con la otra estaba masturbándose, parece que había perdido un poco la erección o no lo había alcanzado del todo, al estar de nuevo listo se levantó acomodándose de nuevo el condón y enfilo su pene a mi sexo.

Coloco la punta de su pene sobre mi sexo y empujo, le costó un poco ya que sentí que no tenía una erección completa, después del segundo o tercer intento empezó con su mete saca rápido aumentando el ritmo hasta tener un ritmo frenético, sentí como sus testículos chocaban con mi cadera con el sonido clásico del sexo rápido, lo que me empezó a gustar, cuando yo estaba por llegar a mi orgasmo Miguel me soltó una sonora nalgada que me ardió y que seguramente dejo roja el área, enseguida me coloco boca arriba con la mi cara directamente frente a él, levanto mis piernas y me tomo por los tobillos abriéndomelas lo más que pudo, introduciendo de nuevo con trabajo su pene, siguió con su ritmo frenético, en esa posición observe su rostro, el cual me recordó al del chico ebrio del instituto.

Miguel—¿Te gusta zorrita?, yo sé que sí, dime que te encanta mi verga en tu conchita— solamente asentí por temor por a la situación.

Estuvimos en esa posición un rato mientras él seguía llamándome zorra, puta y cuanto adjetivo se le ocurría, cuando no lo hacía era para llenarse la boca con mis pechos mordiéndome los pezones o me besaba tratando de jugar con su lengua y la mía. Cuando se aburrió el de esa posición rápidamente me levanto y me giro bruscamente, lo que me provoco dolor en los hombros, me coloco en posición para penetrarme estilo perrito y cuando empezó a penetrarme continúo llamándome zorra, me asusto al empezar al darme nalgadas más fuertes que la primera alternándolas con cada mano, me hacían quejarme por el dolor, el solo reía continuando con lo que hacía.

Miguel—Teniéndote así me estoy arrepintiendo de prometerte no disfrutar de tu hermoso culo—

Como pude gire mi cabeza con mirada suplicante, él se rio más fuerte que antes, se salió de mí y tomo una almohada que coloco debajo de cuerpo, me estiro el cuerpo quedando la almohada debajo de mi vientre levantándome el trasero y volvió a penetrarme en mi conchita, que en este punto ya me empezaba a arder, siguió con su ritmo hasta que sentí que su pene empezó a endurecer y palpitar anunciándome por fin su orgasmo, echo todo su peso sobre mi cuerpo y sentí su aliento sobre mi cuello y espalda, al llegar a su orgasmo me dio una fuerte mordida en mi espalda mientras llenaba el condón.

Miguel—Esto ha estado de puta madre para ser el primero— dijo riéndose y recostándose a mi lado —he quedado sediento, quieres un poco de agua— solo asentí con la cabeza.

Se levanto y fue al baño a desechar el condón, luego salió de la habitación hacia la cocina, mientras me gire para estar cómoda y tratar de ver la marca que dejo al morderme, cuando regreso tenía una botella de agua la abrió y dio un gran trago después me la ofreció y di un trago largo, al terminar coloco la botella sobre el mueble de al lado y él se recostó a mi lado.

Empezó de nuevo a besarme el cuello subiendo hasta que con su boca alcanzo el lóbulo de mi oreja allí cambio a succionármelo, mientras con una mano acariciaba mi vientre y mis pechos empecé a notar que se empalmaba de nuevo, se levantó y acerco su miembro a mi boca y me tomo por el mentón a para abrirla y metérmelo por la boca, aún no estaba del todo duro su pene y comenzó a hacer movimientos con su cadera simulando una penetración sujetándome el cabello, cuando sintió que su pene estaba listo se separó de mi para ponerse otro condón y me penetro en posición de misionero, para después cambiarme de posición, lo cierto es que desde ese punto no fue muy distinto, repitió las mismas posiciones, seguía con las nalgadas y diciéndome guarradas, la diferencia fue que al final en lugar de vaciarse dentro de mí, cuando él estaba por llegar al orgasmo se paró y se quitó el condón masturbándose para echarme su semen sobre todo mi cuerpo, solo me dio tiempo de cerrar los ojos cuando unas gotas cayeron cerca de mi boca la mayor parte cayó sobre mis pechos y mi vientre.

Cuando termino solo se acostó de nuevo un poco alejado de mí, jadeando como si hubiera corrido una maratón y me dio la espalda parecía que se estaba quedando dormido.

Iris—Estúpido ¿me vas a dejar así toda sucia y amarrada? —

Miguel—Cállate perra que he quedado exhausto—

Iris—Al menos quítame las esposas para que me acomode—

Miguel—Shhh, déjame descansar— ignoro mis palabras para empezar a roncar.

Resignada con frio y sin fuerzas, no supe en qué momento me quedé dormida, al despertar ya me encontraba libre de las esposas me senté sobre la cama y vi mi maleta con mi cambio de ropa cerca, el vestido y mis tacones de la noche ya estaban dentro, escuché ruidos afuera de la habitación parecían de la cocina me levanté directo al baño. Aunque no quería estar más tiempo allí, me metí a darme una ducha rápida, necesitaba limpiarme aun sentía pegajosos y sucios mis pechos. Debió ser la ducha más rápida de mi vida no quería ver como tenía mi trasero y trate darle la menor importancia al dolor que sentía en mi cuerpo con tal de irme, me cambie y salí de la habitación vestida con unos vaqueros una blusa holgada, un suéter largo y con mi maleta al hombro, allí estaba el solo con una bata de baño leyendo el periódico.

Miguel—Escuche que te duchaste, si quieres te sirvo una taza de café—

Iris—Gracias, pero necesito llegar pronto a mi casa—

Miguel—Vale, igual ya he pedido el taxi para que te lleve a tu casa—

Iris—¿Te estorbo acá? — le pregunte con indignación y sorpresa.

Miguel—Niña, me acabas de decir que necesitas irte, ¿no? — me dijo levantándose y dándome el portafolio con las fotos — toma que no se te olvide esto—

Dejamos allí la plática y unos minutos después llego el taxi, el salió a despedirme y pagar el taxi por adelantado, en el trayecto a mi casa recapacite de todo lo acontecido en la noche mientras  sujetaba con fuerza el portafolio, al llegar a mi casa no había nadie y me fui directo al baño a observar con detalle cómo había quedado mi cuerpo, al verme así llore como no lo había hecho en años y recordé su mensaje diciendo que nos pondríamos de acuerdo, nunca nos pusimos de acuerdo en nada, él había tomado el control y si bien estuve cerca varias veces no tuve ni un solo orgasmo, mi única “victoria” era el haber salido de ese departamento con mi culito virgen, recordé sus palabras que prometían una nueva noche y allí decidí que no habría otra noche con él, salí del baño y me fui a dormir hasta que me llamaron para cenar y volver a hacer mi vida normal desde ese punto, en familia, dentro de una burbuja hecha del amor de nuestros padres incondicional para todos, me sentí segura, sin saber por cuanto tiempo me duraría esta sensación, consciente de que mi vida fuera de allí ya era otra.

CAPITULO 4 ABRE LOS OJOS

EL

Desperté en la habitación de un hospital, la reconocí ya que había estado allí muchas veces, en esa institución/hospital mi familia tiene un espacio reservado dentro para tratar emergencias con discreción, levanté mi cabeza y vi a una enfermera a quien le pedí un poco de agua.

Enfermera—Todos estaban preocupados porque usted no despertaba— mientras me levantaba la cabeza y ponía un vaso con agua en mis labios —¿recuerda que ocurrió? —

Franco—Estábamos en camino a la finca familiar cuando mi hermana perdió el control del auto— busque con la mirada si había más gente dentro de la habitación.

Enfermera—Sus doctores ya fueron avisados que despertó— ayudándome a levantar mi cabeza —¿qué más recuerda de ese día? —

Franco—Caímos al rio y mi hermana…— empecé a recordar los ojos de mi hermana cuando ella había dejado de respirar y unas lágrimas empezaron a brotarme —¿Dónde están mis padres y mi otra hermana? —

Enfermera—Descanse ellos vendrán más tarde— fue lo último que dijo antes de salir de la habitación.

Al cerrar ella la puerta vi el reloj en la pared, no por ver realmente la hora, lo vi porque era lo único distinto en esa pared blanca y mis ojos se dirigieron hacia ese único punto de forma instintiva, estuve así poco más de 10 minutos cuando entraron Pedro (el amigo de Ana), y Jorge su hermano mayor que era uno de los jefes del hospital, Jorge empezó a realizar un pequeño examen físico con su linterna mientras llamaba a unas enfermeras para que revisara los vendajes.

Jorge—Parece que responden con normalidad sus pupilas y sus reflejos—

Pedro—Recuerdas ¿Qué paso? —

Franco—Si, lo recuerdo todo—

Pedro—Ok, cuéntame—

Franco—¿Dónde quieres que empiece? —

Pedro—Desde que salieron de la carretera hacia la finca de preferencia, pero si quieres hablar de algún detalle que paso o algo que te pareciera interesante antes de ese punto, hazlo—

Recapitule todo desde que salimos de la clínica hasta donde me desmaye con lágrimas en los ojos cuando contaba las ultimas visiones que recordaba de mi hermana, mientras Jorge y un par de enfermeras me curaban las heridas, note que cada vez que mencionaba los mensajes que enviaba Ana, Jorge volteaba a ver a Pedro, a este se le entristecía por unos instantes la mirada.

Pedro—¿Eso es todo lo que recuerdas? —

Franco—Si, me desmaye y lo siguiente que recuerdo es hace unas horas que desperté—

Pedro—¿No tienes idea de cómo los encontraron? ¿Quién los rescato? o algo así—

Franco—No, me harías el favor de contarme—

Pedro—Después, tus padres ya están acá, pero nos dejaron entrar primero para examinarte—

Franco—Gracias, deseo verlos—

Pedro, Jorge y las enfermeras salieron y varios minutos después regresaron ellos dos junto a mis padres y Leticia, mientras vi en la puerta a Pedro y Jorge susurrando, recordé que no les conté lo último que me dijo Ana, por alguna razón no lo mencione cuando hablamos.


PEDRO

Jorge—Dijiste que él había arrastrado el cuerpo varios metros hasta la orilla—

Pedro—Lo hizo—

Jorge—Pero con las heridas que tenía debió haber sido extremadamente doloroso para no recordarlo, incluso pudo haberse reventado alguna vena o arteria, mira que tenía un par de heridas bastante cerca de la femoral que fueron difíciles de reparar en la cirugía—

Pedro—Lo sé—

Jorge—¿Agredió al grupo que los encontró? –

Pedro—Si, yo estaba allí, fue difícil someterlo para ayudarle, si no hubiera estado tan herido y cansado habría dañado a más de alguno—

Jorge—¿Qué piensas? —

Pedro—Viendo su historial no sé qué pensar— quizás si fue buena idea pedirle a la familia del chico que evitaran darle detalles de su rescate, “para no estresarle de más” fue el argumento para convencerlos —un chico con ese físico y esas heridas difícilmente podría haber tenido suficiente fuerza para haber hecho eso—

Jorge—Ya sabes de las historias que se cuentan de las madres que levantan autos para rescatar a sus bebes por la adrenalina, quizás fue uno de esos casos—

Pedro—Tu y yo sabemos bien que son solo eso, historias, la mayoría mal documentadas— dando un gran suspiro —igual te compraría lo de la adrenalina si hubiera sido en el momento, lo escuchaste tan bien como yo, paso bastante tiempo entre que cayeron al rio y él se desmayó—

Jorge—Cierto, eso dijo, y tu ¿Cómo estás? ¿También debe ser difícil para ti, le contaste a la familia que esa noche les pensaban anunciar su futuro compromiso? —

Pedro—No, y no creo que eso importe ya—

Jorge—No te hagas el machote y sigue viendo a la tía Olga para que te ayude a sobrellevar esto— empezó a ordenar sus apuntes y consulto su reloj —No importa que te digan que eres una eminencia, aun así, necesitaras ayuda—

Pedro—Lo sé, me servirá también para conocer la opinión de la tía acerca de Franco, ella si es una eminencia en psicología de este país—

Jorge se despidió de la familia diciendo que pronto debía empezar a trabajar mientras yo me quede otro rato observando a la familia, especialmente al chico. En un momento empecé a ver a la chica y a la madre, me recordaron tanto a Ana, y recordé las noches de pasión con ella, me escusé y fui a la oficina de Jorge para llorar sin ser molestado.

Recordé a Ana como la chica dulce y hermosa que siempre soñé, lo fácil que era que alcanzara orgasmos, me gustaba seducirla y cuando lo lograba obtenía de premio al menos una mamada de campeonato en el auto, dependiendo de donde nos encontráramos podían pasar de esas sesiones de sexo oral furtivo a auténticas maratones sexuales, el máximo punto de nuestra vida sexual juntos fue cuando al cumplir Ana los 19 años, sus padres le regalaron un viaje a Ibiza y la acompañe en secreto, fue una semana de locura sexual entre nosotros y con otras personas, fiestas interminables, allí dimos rienda suelta a todas las fantasías juveniles y al regresar estábamos más enamorados que cuando nos fuimos incluso empezamos a hablar de una vida juntos cuando teníamos solo unos meses saliendo, la complicidad y compenetración eran totales desde el inicio, prometimos volver a tener la experiencia con otras personas al menos una vez más en la vida, pero fuera de esas escapadas juntos seriamos solo uno del otro sin terceras personas que pudieran interferir en nuestro amor.


En el cuarto seguía la triste reunión familiar, doña Ana estaba en medio colgando del brazo de su esposo y tomando con la otra mano la de su hija, según les contaron los médicos el chico tenía muchas heridas graves en las piernas y brazos, que les habían hecho considerar amputarle alguno de ellos para no arriesgar su vida, por suerte no fue necesario, pero lo que les preocupaba a los médicos en ese momento era la presión intracraneal que ponía en riesgo que el tuviera severos daños y no pudiera ser el mismo chico brillante que había sido hasta ese día, no habían daños graves evidentes les dijo Pedro al salir.

Franco—¿Cuánto tiempo llevo acá? — fue lo primero que pregunte luego de los abrazos iniciales que me provocaron dolores al ser demasiado efusivos.

Don Rodolfo—Casi un mes—

Franco—¿Por qué tanto tiempo? –

Doña Ana—Fue por recomendaciones de los médicos, luego de las cirugías para reparar tus heridas temían que el régimen de antibióticos debilitara demasiado tu sistema inmune—

Franco—Ok— aquella respuesta me provoco dudas.

Leticia—Dijeron que era mejor mantenerte sedado, te movías demasiado en tus sueños y te arrancabas todo lo que tenías conectado— esa explicación me pareció más convincente, pero.

Franco—¿Eran pesadillas? No recuerdo ninguna—

Doña Ana—No sé si eran pesadillas, solo sabemos lo que te contamos—

Franco—Alguno me puede contar ¿Cómo me encontraron y que paso con Ana? —

Todos se voltearon a ver y fue mi padre  inicio a contar como estuvo el funeral de Ana y las muestras de cariño que recibieron los 3, hasta el presidente y varios embajadores estuvieron presentes, cuando volví a preguntar por mi rescate, Leticia cambio el tema diciendo que los compañeros del colegio me extrañaban y me esperaban para que hubiera quien le compitiera a ella por las notas, me pareció raro ya que aparte de Leticia solo Quique me hacía compañía en los recreos y excursiones todos pasaban de mí y cuando hablaban era solo para pedir ayuda, me mostraron un video de varios deseándome pronta recuperación, la mayoría de los rostros lo hacían de mala gana y forzados seguramente por Leticia.

En ese momento entro una enfermera a decirles que por orden de Pedro me dejaran descansar ya habían sido muchas emociones por un día, intente levantarme para despedirme y logre sentarme por mi cuenta con mucho dolor, al irse me dejaron un teléfono nuevo y algunos comics para que me comunicara y entretuviera por si me aburria, me recordó mi temprana infancia y las noches de soledad que volvían a mi vida.

La recuperación fue rápida pero dolorosa, a los pocos días ya podía dar pequeños paseos en el piso, en el tiempo que estuve se sucedieron varios incidentes en el hospital, el primero fue que se dio la alarma en una de las habitaciones y al llegar el personal descubrió a dos enfermeras en plena sesión de besos y caricias, en el siguiente incidente se dio aviso que un médico joven había metido a un novio a escondidas durante su turno, los encontraron mientras el novio le devoraba el miembro al médico en uno de los baños, pero el peor y que acarreo un enorme escandalo para la institución fue un video subido a varias páginas porno donde se veía a Jorge en su oficina empotrando analmente a la enfermera que vi el primer día, primero contra la pared y luego en el escritorio,  Jorge fue removido de su puesto de jefe de área ( gracias a las influencias del padre de Franco no fue despedido el muy hijo de puta ), más un costoso divorcio y la enfermera renuncio por la vergüenza cambiando de ciudad.

Todo esto me lo contaban unos chicos de limpieza con quienes platicaba seguido. Habían pasado un par de meses desde que desperté entre fisioterapias y consultas con Pedro y otros psicólogos cuando decidieron dar el alta del hospital. Pedro se enteró del escándalo de su hermano en su casa, me conto que había decidido no ver el video, pero se enteró del contenido escuchando en secreto lo que decía el personal, seguramente no daba crédito a lo descuidado que había sido su hermano.

Pedro—Pronto te darán el alta y vas a poder regresar a tu vida—

Franco—Eso espero, ¿escuchaste lo de las enfermeras y lo del otro médico? —

Pedro—Si, algo supe— presintió la siguiente pregunta.

Franco—¿Entonces también sabes lo de tu hermano? –

Pedro—Lo sé, ¿tu cómo te enteraste? — trato de cambiar la situación para no caer en incomodidad.

Franco— ¿Qué crees sentía tu hermano? Pedro sintió que el tono de voz y la mirada del muchacho se tornaron frías con esa pregunta.

Pedro—No lo sé, cada persona es diferente ¿Por qué preguntas eso? — reviso sus apuntes.

Franco—Conocí a la exesposa de tu hermano yo no me considero capaz de engañar a una mujer así, en serio es muy guapa— volviendo a la normalidad y pareciendo olvidar la pregunta había hecho.

Pedro—Si lo es, pero ¿Cómo preguntaste eso? –

Franco—No lo sé, solo quería saber tu opinión acerca de tu hermano y como no he tenido novia, me preguntaba qué pensaría un hombre para engañar a una mujer que se ve así— Pedro salió del cuarto sin responder al chico y despidiéndose de forma anodina lo seguiría viendo en su casa.

Un par de días después, la llegada a mi casa fue tranquila ya que aparte del personal de servicio solo estaban mis padres, mi hermana y mi primo. Papá me dijo que había contratado unos tutores para que me ayudaran a ponerme al día con los estudios mientras tuviera que estar en casa que según lo había solicitado Pedro debía ser evaluado mes con mes, hasta estar seguros que podría regresar a la vida normal. Leticia y Quique me habían conseguido los últimos tomos de unos mangas y comics favoritos a manera de regalo y mamá compro lo más reciente en equipo de computación para ayudar a recuperar el tiempo en los estudios.

Sorprendentemente no solo me puse al día en menos tiempo del que esperaban los tutores, también empecé a interesarme por cursos de materias adelantadas, hicieron pruebas y resulte con CI de 186 los tutores recomendaron que saliera a una institución donde ayudaran con mi potencial, Pedro se oponía a la recomendación pero fue incapaz de argumentar una explicación razonable ( sin entrar en detalles sobre sus sospechas ), para que no saliera del país, lo que hizo que mi padre se decidiera a enviarme a uno de los centros que recomendaban los tutores en Estados Unidos, donde llegue pocos meses después de haber salido del hospital ( y va de nuevo a la soledad ).

Pedro trato de contactar a algún conocido que le mantuviera al tanto de las actividades ya que no quería que la familia se enterara de sus sospechas, los mas que consiguió fue que una antigua amiga del colegio me visitara cada dos o tres meses, ya que vivía en una ciudad alejada, los informes que le enviaba su amiga le mostraban a un chico concentrado en sus estudios que tenía facilidad para los idiomas, en su estancia aparte del inglés, que domine a la perfección en poco tiempo, hablaba con fluidez francés, luego italiano y después quería estudiar japones, empecé  a interesarme por aprender alemán y ruso. También el informe destacaba que parecía dormir poco y no tener amistades, el estudio de ciencias como física y química me molestaban, aunque las matemáticas no le eran tan difíciles, se interesaba en actividades físicas especialmente en defensa personal le gustaba particularmente practicar krav maga y sambo, aunque no destacaba en ninguna de las 2 ( era como un saco para prácticas de los otros ), también me interesó por un tiempo el bojutsu, pero parecía que simplemente no era bueno. Estuve en la institución poco más de 3 años.

Cuando regrese a mediados de primavera ya había cambiado físicamente ya no era el chico que debían defender había desarrollado un cuerpo a tono con la edad y la actividad física. Me esperaban un chofer y mi madre.

Doña Ana—Que bueno que regresas hijo—

Franco—Gracias mami, los extrañe tanto— a mi madre le extraño que le dijera así.

Doña Ana—Tu padre no pudo venir por sesiones en el congreso y luego se reuniría con otros líderes del partido para discutir la agenda de las próximas semanas—

Franco—Ok, ¿tu como estas? Pensé que vendría Leti a recibirme también—

Doña Ana—Tu hermana se quedó en casa organizándote una reunión, pero se supone que es secreto— haciendo un gesto de silencio cómplice y riéndose por lo bajo —y recuerda que no le gusta que le digas Leti.

Franco—Gracias por avisarme, me hubiera molestado estar en una fiesta sorpresa, sabes que no son muy de mi agrado y ella también lo sabe—

Doña Ana—Parece que fue idea de tu padre, ya sabes que le da cargo de conciencia no haberte visitado tanto como nosotras—

Al llegar a casa nos recibieron Leticia y unos cuantos chicos que recordaba del colegio, los presentes eran pagafantas de mi hermana y las chicas eran de las clásicas obreras que siempre había tenido alrededor, todos parecían estar allí para quedar bien con Leticia. Me extraño no ver al primo Quique pero llego casi dos horas después acompañado de tres chicas y un chico, todos ellos parecían estar en su mundo y el chico estaba vestido con ropa vieja y sucia, de las chicas me llamo la atención una rubia alta, la chica era linda, aunque se le veía demacrada por unas marcadas ojeras al igual que el grupo que acompañaba a Quique, las otras 2 chicas ambas eran guapas de cabello negro pero ninguna tan bonita como la rubia, parecían llevar varios días de fiesta, me encontraba incomodo con los chicos haciéndole reverencias a mi hermana y las chicas tratando de llamar mi atención, los amigos de Quique estaban en un rincón como escondidos platicando y bebiendo entre ellos.

En un momento de la fiesta perdí de vista a Quique y Leticia, me escuse con los chicos para ir al baño y luego buscar por el salón, cuando escuche ruidos afuera, cerca de una de las ventanas y me acerque para escucha y probar si lograba ver algo, solo alcance a escuchar a Leticia y Quique platicando muy por lo bajo.

Quique—¿Qué quieres que haga? Sabes que lo hemos estado haciendo está mal visto—

Leticia—Lo sé, si nuestros padres se enteran seguro me exilian como a Franco—

Quique—¿En serio crees que fue un exilio? —

Leticia—Si…pienso que fue para protegerlo de algo, desde que murió Ana las cosas han cambiado mucho por acá— la voz de la chica pareció entristecer al hablar.

Quique—Creen que no nos hemos dado cuenta, pero algo cambio adentro de todos desde ese día—

Leticia—Recuerdo cuando los llevaron, lo primero que pensé fue que ambos habían muerto por las expresiones que tenían los del grupo que los encontró—

Quique—Luego los secretos entre ese Pedro y los viejos obviamente nos ocultaban cosas—

Leticia—Después su actitud y sus notas en el colegio, siempre habían sido buenas, pero desde que regreso del hospital me dejo perpleja no me imagine que fuera un genio—

Quique—Tu no te quejes que saliste muy por encima del resto de tus compañeros en las pruebas que después les hicieron a todos— le decía mientras hablaba aún más bajo.

Leticia—Deja ya que habíamos quedado que en no hacerlo cuando regresara Franco—

Quedé como piedra y sentí que se me nublaba la mente con lo que había escuchado por lo que decidí que lo mejor sería regresar a la fiesta.

Afuera la chica se puso de rodillas en el suelo y el chico se bajó los pantalones entonces ella empezó una felación al chico, mientras el gozaba con los ojos cerrados por el placer, la chica se levantó y subió su falda dándole la espalda, este procedió a penetrarla empezando ambos con movimientos sincronizados a darse placer por varios minutos, cuando el chico sintió que llegaba a su orgasmo saco su pene y procedió a descargar su esperma sobre el trasero de la chica, se acomodaron las ropas y se separaron, ella fue a sus habitaciones a cambiarse, mientras el regresaba a la fiesta.

Reaccioné al sentarme en una barra improvisada que habían colocado destapando la soda más fría que encontré, pensando en lo que había escuchado sin creer lo del exilio, no mis padres no serían capaces de esconderme algo así para… ¿protegerme? De que o cual cosa, estaba en esas divagaciones cuando sentí que se acercaba alguien y escuché la voz de uno de los pagafantas de mi hermana:

Chica—¿Este es el chico? –

Chico—Si, míralo no es del todo idéntico, pero es el gemelo de Leticia—

Chica—¿Sí?, mira que es muy guapo, hola soy Carmen—