Vidas alternativas

Verse excitada ante el espejo la ponía aún más, con la luz tenue de la habitación su piel morena por el sol destacaba tersa y sensual y los pezones parecían más pronunciados, sin dejar de contemplarse a sí misma se quitó la última prenda de ropa que le quedaba, unas braguitas negras de H&M, las sostuvo en la mano e instintivamente las olió, olían a su coñito, una humedad espesa cubría la zona central.

Verse excitada ante el espejo la ponía aún más, con la luz tenue de la habitación su piel morena por el sol destacaba tersa y sensual y los pezones parecían más pronunciados, sin dejar de contemplarse a sí misma se quitó la última prenda de ropa que le quedaba, unas braguitas negras de H&M, las sostuvo en la mano e instintivamente las olió, olían a su coñito, una humedad espesa cubría la zona central.

El olor del mar y la arena se colaban por el balcón entre abierto acariciando una línea fina de vello púbico que coronaba su monte de venus, le gustaba mirarse al terminar celebrando su propio físico, alrededor los vellos depilados incipientes empezaban a nacer y pronto tocaría una sesión de afeitado en la bañera. Cuidadosamente envolvió las braguitas mojadas en un papel fino, parecido al terciopelo y posteriormente las metió dentro del sobre que descansaba sobre la mesa, en la pantalla del Mac aún permanecía el seudónimo del ganador de la puja, y debajo su dirección de correo, cuatrocientos euros por las braguitas de Clara, mañana se las enviaría desde una dirección anónima cuando despertara. Contemplaba el sobre y su reflejo en el espejo con lujuria, se llevó ambas manos a los pezones y se los pellizcó fuertemente hasta que el dolor la hizo parar, había sido una buena transacción.

La luz de la mañana la despertó temprano, había dejado las cortinas abiertas, siempre dormía desnuda solo cubierta por una sábana blanca y pensó para sí misma que debía tener un aspecto inocente, se apartó la melena rubia de la cara y estiró el brazo para coger el móvil que descansaba sobre el colchón en el otro extremo de la cama, entro a Facebook, busco un perfil de hombre casado, era fácil saber quién sí y quién no según su perfil. La intensa luz de las mañanas en aquella preciosa isla dificultaba leer a sus oscuros ojos color dátil, aún ni se había lavado la cara y se estaba meando, encontró a un pequeño empresario que le llamó la atención por la mirada viva que apreció en las fotos, por motivos de negocios ese tipo de personas tenía el número de teléfono publicado.

-¿Buenos días, quien habla? -Ella solo dejo escapar una risa coqueta ligeramente audible. -¿Hola?

-Clara dejó un ir un suave hola.

-¿Quién eres?

-¿Estás solo? La voz joven perturbó al hombre.

-¿Cómo? De que vas – Clara no lo dejó terminar.

-Ahora mismo estoy desnuda, tengo veintidós años y jamás podrás follarme, ni verme ni saborear mi coñito, pero puedo hacer que tu imaginación vuele al máximo. – La voz sensual de Clara dejó sin palabras a su interlocutor, pudo oír como tragaba saliva impresionado. Si algo sabía con seguridad ella es que su propia voz era traviesa y sexy, con un toque de naturalidad y desparpajo, atrevida, había hecho correrse a más de un hombre solo hablándole y describiendo las primeras guarradas que se le ocurrían. No dio tiempo a que su interlocutor dudara, había hecho esto otras veces.

  • Estoy viendo fotos tuyas con tu mujer, no parece muy divertida. Te veo y sé que me encantaría comerte los huevos, ¿te los come ella?.

-¿Qué?

  • Con mucha saliva, me encantaría que te sentaras encima de mi cara y me metieras los huevos en la boca, estoy segura de que son grandes y me costaría meterlos ambos a la vez, eso me excita. Veras tengo una boca pequeña pero puedo abrirla mucho, podría acariciar tus pelotas con mis labios y la lengua, mientras  tu polla se empalma sobre mi cara, seguro que te gusta mi cara aniñada y mis ojos oscuros, querrías correrte justo ahí estoy segura, entre mis labios y mis ojos. Quiero que me folles la cara mientras tengo tus pelotas dentro de mi boca, imagino que las succiono hasta exprimirlas, hasta hacer que todo el semen que almacenan esté listo para salir, entonces metería un dedo en tu culo, primero en círculos, suave, y cuando ya no puedes más presionaría hasta el fondo, hasta tocar tu próstata, estoy segura de que ni sabes que se siente así, te haría correrte como un loco sobre mi carita- calló por unos instantes.

-Sigue

-¿Qué dices Mario?

-¿Cómo sabes mi nombre? Sigue por favor.

-¿No quieres saber quién soy?

-¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?

Clara rio de nuevo suavemente, una sola llamada y lo tenía entre sus manos. Se estaba meando muchísimo, lentamente se acariciaba los labios mayores mientras hablaba con el desconocido.

-Con tu abundante corrida en mi rostro te tumbaría en la cama, sentaría mi coñito depilado en tu cara y mientras te meo en la boca te enseñaría como cojo tu corrida con mis deditos y me la llevo a la boca para tragarla. ¿Haces esas cosas con tu mujer?.

-No, la voz masculina respondió tras unos segundos, ella no es así.

-Cuéntame algo guarro de ella, algo que hagáis o que creas que ella quiere hacer, y se original porque de ello depende que te vuelva a llamar.

Hubo un silencio tenso, adivinó que a la otro lado Mario estaba confundido y excitado a la vez, y lógicamente dudaría de transmitirle a ella, una desconocida de la que no sabía nada, la vida sexual con su mujer, la cual el hombre rezaría porque no supiera nada de esta llamada, todo eso era capaz de anticipar Clara y todo eso la aburría.

  • A veces me pide que la insulte, o lo haga más duro.

-¿Y qué haces tú? Se sincero conmigo, no me conoces, no tienes que demostrarme nada.

-Recientemente probamos con azotes, a veces le digo que es mi puta, mi perra y le doy más fuerte.

-¿Cómo le gusta que le des?

-Creo que le gusta más a perrito.

-¿Solo? ¿Cada cuánto follais?

-No mucho, quizá unas tres o cuatro veces al mes. Me da reparo decirte esto, pero nuestra vida sexual está un poco apagada.

-Es guapa, la estoy viendo ahora mismo en fotos, ¿has visto su cara mientras la follas a perrito? ¿Mientras le metes un dedito por el culo?.

-No le gusta por atrás. Yo… Lo he intentado.

-Olvídate de quién eres, olvida quien es ella, piensa en lo porno que son sus labios, sus tetas su pelo moreno y rizado recogido en ese moño recatado, piensa solo en su cuerpo e invítala a vino rosado o blanco cuando llegue hoy, cuéntale lo guapa que está, lo mucho que te excita, y cómele el coño en la cocina, sobre la encimera americana que veo en las fotos, olvídate de cómo lo has hecho hasta ahora y cómeselo como si fuera el último manjar del mundo, disfrutando, no pienses en la técnica, lámelo, succiónalo, penétralo con tu lengua, todo con la lentitud y la suavidad con la que degustarías una fruta sabrosa y única. Olvídate de tu orgasmo esta noche, hoy es para su coñito.

Mario volvió a tragar saliva y tardó unos segundos en responder.

-Voy a hacerlo.

-Claro que vas a hacerlo, adiós Carlos, quizá te vuelva a llamar rio sutilmente.

-Por favor no cuelgues aún, quiero…

Dejó el móvil sobre la mesilla y retiró las sábanas, el espejo de la pared de enfrente de devolvió su imagen tumbada en la cama, con las rodillas levantadas, la sonrisa traviesa, los pezones duros y la entrada de su vagina ligeramente brillante, se encantaba a sí misma, la piel morena, la rayita de pelo corto sobre el monte de venus. Sin dejar de mirarse abrió las piernas un poco más y extendiendo la mano abierta se golpeó con intensidad sobre los labios mayores y la parte alta de su vagina, dio un pequeño salto en la cama, volvió a darse otra cachetada, y otra más mientras se mordía un dedito de la mano izquierda, aumentó la fuerza, empezaba a enrojecerse, aumentó la excitación, en el espejo su coñito aparecía más abierto que antes. No podía aguantar más, se levantó apresurada y corrió hasta el baño para sentarse y dejar ir el pis que llevaba aguantando toda la noche, sintió un intenso placer inicial al liberarlo. Estaba excitada, en su mente solo rondaba la idea de masturbarse intensamente en la ducha, encendió el agua caliente, se recostó sobre la espalda de la bañera y desconectó el cabezal de la manguera, no tardó ni un segundo en apuntarlo hacia su clítoris, el suave chorro de agua caliente terminó de alejar su mente del lugar, la ponía imaginar, sencillamente se dejaba ir, al igual que por teléfono la imaginación podía superar sus propias barreras mentales.

Se imaginó a sí misma en un glory hole, pero inverso, se había estado informando recientemente sobre ese tipo de sitios, en su trabajo había que conocer los distintos contextos y opciones sexuales, no era su rollo pero se dejó llevar, imaginaba su espalda apoyada en una mesa, mientras que sus piernas elevadas atravesaban dos agujeros hacia fuera en la pared, al igual que sus glúteos y el bajo abdomen, quedaban del otro lado de la pared, del lado de los “clientes”, ellos solo veían sus piernas y pies a la vez que su vagina y su culo. Solo imaginar esa postura la ponía y a la vez le asustaba pensar que tipo de degenerados la escogerían a ella para follar, visualizó feos y gordos camioneros sudorosos, que rompían las reglas y no se ponían el condón, que le chupaban los pies o que intentaban darle por el culo y Clara tenía que gritar para que la seguridad del local los echara, pero como todo cuento de princesas tiene un héroe, cuando estaba a punto de irse decepcionada con la experiencia oyó una voz grave, masculina, de alguien más joven, pudo distinguir una conversación entre amigos cerca de sus pies.

-No lo sé Carlos, no es estoy seguro de esto, me encanta probar cosas nuevas, pero la relación con Celia está en este punto…

-Leo, ya no hay relación, date cuenta de una vez, y si la hubiera o la retomáis más vale que estés feliz y activo, esto te ayudará, créeme lo he probado muchas veces. –Bajando ligeramente la voz añadió- hay unos chochitos increíbles, muchas chicas jóvenes vienen, y maduras también si te gustan más, algunas si pagas te dejan que les des por el culo, ¿Cuánto hace que no le follas el culo a Celia? Vamos, te lo mereces, ¿acaso no crees que ella también está experimentando ahora?.

La conversación se terminó y quedó un silencio expectante en su cubículo, oyó como la puerta del cliente se cerraba y no supo a ciencia cierta si estaba dentro o había cambiado de opinión y se había marchado. Sin esperarlo comenzó a sentir como unos largos dedos acariciaban suavemente sus glúteos y el exterior de su vagina, eso la calentó, era muy distinto de la rudeza de los anteriores. Comenzó a estimular su clítoris, y tras un breve tiempo empezó a sentir como una lengua se deslizaba entre los pliegues de su coñito, desde abajo hacia arriba haciendo pequeñas penetraciones en su húmeda vagina y volviendo a subir para centrarse en el clítoris, le gustaba como lo hacía, -o mejor dicho como imaginaba que lo hacía, aumento la intensidad del chorro de agua mientras introducía un dedito en su coño y comenzó a moverlo en círculos- mientras imaginaba que su amante mental se atrevía a bajar de su vagina a su culito y lo lamía en círculos mientras la masturbaba, eso le gustaba y a la vez la asustaba, quizá aquel tipo quería darle por el culo como los anteriores, le pareció que le hablaba.

-¿Cómo te llamas?

-Creo que según las normas no podemos hablar – respondió una Clara intrigada y a la vez dubitativa.

-Lo sé, pero hasta hace un momento tenía dudas sobre si venir aquí, y ahora cuando he visto tu coñito y tus pies, nunca había visto nada tan bonito y sexy, solo quiero saber el nombre de quien hay detrás, y tu permiso para follarte.

Clara no pudo evitar complacerse por la descripción y a la vez dejar escapar una risilla por la inocencia de su interlocutor.

-Gracias, me encanta que te guste, respecto al permiso ya lo tienes has pagado para ello. Me llamo Claudia. -Imaginaba que le mentía a una fantasía, estaba siendo muy vívida, con la mano izquierda alcanzó el bote de gel durex que reposaba sobre una de las esquinas de la bañera, se aplicó bastante en la entrada de su vagina y se preparó para lo que venía, volvió a cerrarlo y lo dirigió hacia su coñito.

-Claudia te voy a follar ya, no puedo aguantar más, necesito saber que se siente dentro de ti.

Sin tiempo para responder comenzó a sentir una gran presión ahí abajo, mayor que cualquiera anterior, se sentía lubricada y relajada con este cliente, no entendía bien que pasaba hasta que este hizo más fuerza para penetrarla, sintió por unos momentos que su coño se agrandaba más de lo físicamente posible, dolía, - ahhhh- no pudo contener un grito, jadeaba.

-Diosss, duele, ¡¿qué me estás metiendo!?.

-Lo siento- la voz sonaba consternada de verdad- es mi polla, siempre me han dicho que era grande, ¿quieres que la saque?-.

-No, solo ve con cuidado ¿ok?, muévete muy despacio ahora, necesito que mi coñito se adapte, ummm dios, es enorme – en la bañera un bote de gel durex dilataba la vagina de Clara, era un tipo de masturbación que no hacía frecuentemente, dilatarse de esa forma la ponía, pero no era para todos los días.

-Deja que haga algo que funcionaba con mi novia.

En esa postura, sujetando con sus manos las agarraderas a los lados de la mesa para no dejar ir su abdomen hacia atrás y con la vagina aun teniendo serias dificultades para adaptarse a aquel monstruoso pene comenzó a sentir una húmeda caricia en la planta de su pie derecho, era estimulante, se dejó hacer, pronto descubrió que le estaba lamiendo los pies, lo hacía bien, suavemente en la planta y entre los dedos para luego proceder a chuparle y succionarle los deditos, pequeños mordiscos en el talón y alrededor del tobillo, sin darse cuenta se estaba poniendo muy cachonda y su vagina lo percibía, poco a poco el aumento de lubricación permitió que la penetración fuera cómoda, el chico al otro lado del panel empezó a bombear su coño primero lentamente y luego aumentando el ritmo, cuando paraba de lamerle los pies y ella sentía alguna molestia los movía para captar su atención y que este volviera a estimularlos, no podía creer que semejante aparato la estuviera follando. Se sentía tremendamente llena y eso aunque ligeramente incómodo le gustaba, empezó a pedirle más al chico, más fuerte le gritaba mientras movía los pies, le encantaba sentir la polla profunda al mismo tiempo que él se metía varios de sus dedos de los pies en la boca. Estaba orgullosa de su propia capacidad para recibirlo, y disfrutaba de oírlo gemir, notó como el ritmo aumentaba, quizá estaba cerca de correrse…

El timbre la sacó de sus pensamientos, sonó dos veces y dos veces más después, la cólera recorrió su espina dorsal, estaba muy cerca de correrse, no podía aguantar el bote de lubricante mucho más tiempo dentro, volvió a sonar, lo dejó salir, el rosado contenedor aparecía manchado de jugos vaginales y lubricantes en el centro de la bañera, con gesto airado salió de la ducha y se envolvió la toalla al cuerpo, le costaba andar con las piernas cerradas, llegó hasta la puerta e hizo una rápida inspección a través de la mirilla, era el hijo adolescente de los vecinos del adosado de al lado, bueno adolescente…, según sabía estaba terminando bachillerato e iba a entrar a la universidad, todo eso le contó la madre del chaval hace menos de una semana cuando Clara alquiló la casa en Puerto de la Cruz, Canarias, los vecinos siempre hacían eso cuando se mudaba a algún sitio nuevo, recibimientos, preguntas, presentaciones, era muy entrañable y todo eso, pero la molestaba, especialmente porque tenía que mentir en muchas ocasiones y mantener esas mentiras requería esfuerzo cognitivo. La calentura y el cabreo la cegaban en ese momento, y en cuestión de sexo había aprendido a permitirse muchas licencias, una parte de ella quería gestionar la situación con cortesía y prevención, la otra parte estaba muy caliente.

Abrió la puerta y el chaval, de pelo castaño y ojos oscuros, de complexión delgada y más cuerpo de adolescente que de hombre se quedó de piedra. Vestía bañador y camiseta, tenía el pelo un poco mojado, probablemente venía de pasar un rato en la playa o la piscina. El chico recuperó pronto la compostura.

-Hola, mi nombre es David, soy tu vecino, no sé si te acuerdas del otro día, te conocí en la puerta de la urbanización junto con mi madre. Y perdona… no sabía que estabas en la ducha o la piscina… Te quería preguntar unas cosas respecto a la universidad, tú comentaste que habías estudiado… Pero mejor vuelvo en otro momento.

-¿Tienes 18 años David? La voz de Clara tenía fuego y una sonrisa perversa reinaba en su gesto, había una parte de ella que había perdido y otra que había ganado.

El chaval entre confundido y expectante tragó saliva antes de responder. – Cumplí los dieciocho hace un par de semanas…

Clara dejo caer la toalla al suelo, su cuerpo mojado era un templo, gotas de agua alrededor de las perfectas tetitas y de sus duros pezones, el vientre tenso del frio coronado por su sexy ombligo, y el monte de venus invitando a explorar más abajo. El pelo mojado caído sobre los laterales de su rostro le daba a su cara un toque aún más pícaro y volvía su pelo temporalmente oscuro.

Agarró al chico de la mano – tienes que compensarme- le dijo y tiró de él hacia dentro, cerró la puerta, todo se volvió cálido dentro, lo condujo en silencio hasta el salón, David probablemente impresionado no encontraba nada que decir, tampoco parecía hacer falta.

-¿Compensarte?

Clara le dedicó una media sonrisa mientras lo invitaba a tumbarse en el sofá chest long de su salón, el chico pareció dubitativo por un segundo pero estaba claro que le gustaba lo que pasaba, podía verlo en la erección a través de su bañador. Suavemente se dejó caer boca arriba sobre el sofá, un momento después las rodillas de Clara se clavaron el sofá escoltando los laterales de su cabeza, esas piernas de Diosa pegando a su cara terminaban en un tremendamente húmedo coñito, lo último que alcanzó a ver antes de que Clara se sentara en su cara fue los incipientes vellos naciendo alrededor de las ingles y la prominencia de excitado clítoris antes de que todo se volviera caliente y salado para él.

Clara empujó su coño contra la boca del chico, estaba fuera de sí, había sido todo una tremenda calentura desde anoche y necesitaba ponerle un tremendo final, el chico no era un experto en sexo oral pero eso no le importaba, ella no le estaba pidiendo un cunnilingus, le estaba follando la cara, hacia movimientos hacia arriba y abajo estampando sus glúteos contra la barbilla, se movía hacia arriba y abajo pasando por la boca y la nariz hasta casi los ojos, restregaba su coño en círculos sobre el rostro del vecino.

-¡Méteme la lengua!- pretendía ser una petición y pareció una orden.

David obedeció, su coño estaba especialmente dilatado y la delgadez de la lengua no le permitía sentir demasiado, pero a estas alturas estaba al borde de una tremenda corrida y la nariz del chico estaba justo a la altura de su clítoris estimulándola. Se pellizco los pezones muy fuerte, estaba casi al límite, demasiado tiempo conteniéndose le dificultaba alcanzar el orgasmo.

-Tócame el culo, ahhh, tócamelo por favor… hablaba entre jadeos.

El chico agarró los cachetes con las manos libres y los pellizcó suavemente.

-¡Dentro! ahh El agujero, mi ano es tuyo, tócalo vamos ahh.- Le dolían los pezones de la caña que se estaba dando. Esperaba que el chico la hubiera entendido esta vez, necesitaba correrse ya.

Sintió como una mano dubitativa recorría la separación entre sus glúteos de arriba abajo hasta acariciar suavemente su ano en un ejercicio de localización de su agujerito, le encantaba la sensación. Un momento después y sin previo aviso un dedo pulgar atravesaba de golpe su esfínter hasta lo más profundo que pudo llegar sin lubricar o estimular antes.

-¡Cabrónnn!

La inexperiencia de David le proporcionó uno de los orgasmos más bestiales y dolorosos que había sentido nunca, el rayo de dolor se extendió por todo su perineo activando los ya hiperexcitados vagina y clítoris. Se dejó llevar, con el pulgar dentro del culo y la lengua dentro de su coño entró en un ciclo de  espasmos que terminaban golpeando su bajo vientre contra la boca del joven, la sacudieron hasta casi desmayarse y ahogar al chico en sus flujos, los gritos debieron oírse hasta en la casa de David.

Se dejó caer al lado de su visitante y por el rabillo del ojo pudo apreciar la boca y mejillas totalmente mojadas, así como una mirada pícara y absolutamente asombrada detrás de la capa de fluidos que había dejado sobre el chico.

-Eso fue…- David no encontraba las palabras.

Después de recuperar la respiración Clara comenzó a reírse con desparpajo, la divertía la surrealista situación. Incorporándose tiró de la mano del chico hasta sentarlo en el amplio sofá, lo ayudó a quitarse la camiseta y sin soltarla empezó a limpiarle la cara con ella mientras hablaban.

-¿Te gustó como sabe mi coñito?

-Me encantó, aunque nunca lo había hecho tan… fuerte.

Clara sonreía divertida, estaba segura de que no. – ¿Las chicas de tu clase no hacen este tipo de cosas?-.

-Vaya que no… Aunque Sofía… bueno ella y yo hacemos otras cosas. Espero que en la universidad todas sean como tú, el chaval rio pícaro.

Clara pensaba en la mentira que había dejado caer en la urbanización para que no la molestaran excesivamente, universitaria estudiando veterinaria, su familia tenía dinero y había alquilado el sitio para pasar el mes estudiando intensivamente.

Miró a David a los ojos, podía ver la excitación en él, la miraba con lujuria pasando de sus pechos a sus piernas y volviendo a su cara y sus labios, era obvio, ella se acababa de correr pero él seguía muy caliente. Lentamente lo guio para incorporarse y le ayudó a quitarse el bañador, la polla erecta del joven apareció libre y muy dura, con la punta mojada y los huevos tersos y apretados, se sentó en el sofá y alcanzó un pañuelo para el cuello que descansaba en una mesita adyacente, después le pidió al chico que se sentara justo delante de ella, de espaldas a ella.

-Relaja tu espalda sobre mis tetas, déjate llevar- a él le tenía que gustar la experiencia porque obedecía cada paso, la cintura de Clara pegaba a la del chico, y la espalda fuerte de este rozaba sus pezones erizándolos, lentamente tapó los ojos de su invitado con el pañuelo azul oscuro, este sonrió. En una posición de abrazo desde atrás, con sus propias piernas flanqueando las de David y las cinturas unidas Clara comenzó a acariciarle los pectorales y pellizcarle suavemente los pezones y él dejó escapar el aire en un suspiro excitado.

-Cuéntame lo que haces con Sofía. ¿Cómo es, qué le pone?-.

-Es tímida… Estoy seguro de que en el fondo quiere mucho más… Ella tiene una mirada muy porno conmigo pero se contiene, nos conocemos desde hace un par de años y hace un mes, justo terminando el curso, que empezamos a liarnos. Hasta ahora… solo nos liamos y cada vez más frecuente me hace una paja o sexo oral, yo he intentado ir más allá, no solo follar, si no devolverle el sexo oral también, pero apenas si me deja verle las tetas…

-¿Cómo son sus tetas?

-Son enormes, las más grandes que he visto, creo que incluso le provocan dolor de espalda, ella intenta llevarlas discretamente la mayoría de las veces, viene de una familia recatada, pero no puede evitar que se le haga un escote tremendo, me pasaba el día empalmado el clase pensando en terminar y hacerle de todo en esas tetas…

Clara deslizó suavemente la mano derecha hasta los testículos de David y los agarró con intensidad mientras la otra mano le pellizcaba un pezón duramente, el chico gimió.

-¿Quieres follarle las tetas? ¿Resbalar tu polla mojada en su saliva por sus pezones hasta que se pongan muy duros? O prefieres que ella te las pase por la cara y te obligue a chuparle los pezones hasta que casi te ahogue-.  Aumento la intensidad sobre los testículos, el chico volvió a gemir presa del deseo y de un breve dolor.

Sin esperar una respuesta libero la presión y acarició suavemente el pene de David de forma lujuriosa y acto seguido lo agarró con firmeza.

-¿Te gusta cómo te la come o también es una recatada para eso?

-Se lo traga…

Clara rio divertida ante tal afirmación. El chico siguió hablando mientras ella iniciaba una masturbación intensa, haciendo fricción contra el pene.

-Me la come con muchísimo vicio, eso me encanta, hasta intenta metérsela entera hasta que le dan arcadas, y me soba los huevos, parece el inicio de una película porno cada vez que me lo hace, pero nunca pasamos de ahí. Me frustra que ella no se corra y que no podamos hacerlo propiamente. Quiero follármela duro, lento, en todas las posturas, quiero que se corra conmigo, pero no entiendo sus límites.

-Yo te ayudaré a que eso pase David- En la mente de Clara ya estaba a medio formar la personalidad sexual de la chica que le gustaba a David, así como su potencial de expansión.

-¡¿Cómo?¡- preguntó el joven a la vez que dejaba ir un suspiro de placer, la paja aumentaba de intensidad.

-Me dedico a eso- Clara no podía evitar un deje de orgullo, era una terapeuta sexual poco corriente y muy efectiva.

-Y ahora, ¿quieres sentir como será el coñito de Sofía?-. Mientras terminaba de hablar pegó aún más los pezones endurecidos a la espalda de David y desde el lateral dejó caer un chorro de saliva desde su boca hasta la polla de este, la cual seguía masturbando, para él las sensaciones se volvieron cálidas y húmedas, por si la excitación ya fuera poca Clara comenzó a susurrarle al oído.

-Imagínate ahora, y créeme, esto llegarás a hacerlo con ella de verdad, que te está esperando a perrito desnuda, con sus enormes tetas colgando y sus pezones rozando el colchón, su coño mojado no puede esperar más y ella te invita, te exige, que la penetres, que la folles muy duro, imagina su mirada penetrante observándote con lujuria, visualiza como sus manos abren sus glúteos, su perfecto culo para ofrecértelo todo, quiere ser tuya, necesita sentir tu polla dentro de su coño-. Las palabras de Clara acariciaban su oreja derecha con una brisa cálida que lo estaba volviendo loco, mientras abajo, sin que él pudiera verlo, su miembro totalmente mojado por la saliva seguía siendo estimulado por la mano experta de Clara.

-Estoy apunto ohhh- David hablaba entre suspiros.

-¡Vamos incorpórate!, fóllatela hasta llenarla de semen- con un leve impulso ayudó al chico a ponerse de pie y comenzó a masturbarlo muy fuerte- ¿Ves su cara de placer mientras te pide más?- Los gemidos masculinos anticipaban la corrida inminente y Clara, a la vez que aceleró para provocar las contracciones finales, buscó el ano de David, ahora accesible y con el pulgar le devolvió la jugada anterior, el joven se retorció del dolor a la vez que se corría y esto hizo el orgasmo mucho más intenso.

La corrida sacudió el cuerpo del chico llenando de semen gran parte de la mesa adyacente al sofá, cuando se recuperó retiró el pañuelo y no pudo evitar mirar a Clara con una mezcla de placer y a la vez dolido por el gesto del dedo en el culo.

Ella le guiño un ojo y lamiéndose la mano manchada de semen le soltó:

-Te la debía, ya te enseñaré como estimular un culito, si te portas bien quizá te diga como follarte el de Sofía.

Mientras se sentía en paz con el Karma y David comenzaba a interrogarla sobre su forma de ganarse la vida un reflejo húmedo captó su atención, el agua de la bañera, había olvidado cerrarla y progresivamente invadía el salón desde el pasillo.

¡Mierda!.