Vida Virtual (7) -¿Yo? ¿Prostituta?
...Pero no era reclamo de enojo, sino de porque no le dije que me gustaba coger. Se desnudó y entre las dos, empezamos a mamarle la verga al profe.
“Nos van a ver, tengo que hacer que termine rápido. Mis amigas…”
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Su verga ya estaba erecta, no movía mucho mi cabeza, no quería que alguien viera y notara que estaba mamando una verga en ese momento. Puso su mano sobre mi cabeza y me apretaba contra su verga. Me llegaba hasta la garganta y sentía que me ahogaba. Me soltó y me levanté con los ojos llorosos. Volteé rápido, asustada, a ver si alguien nos veía, o me vio levantarme. Vi a un par que se rieron viéndome. “¿Se habrán dado cuenta?” , pensé. Asustada, y sin agarrar mucho aire, me agaché y me metí la verga a la boca.
-Eres una puta muy valiosa, no todas hacen esto. Vales lo que pagué por ti. –Me dijo.
Solo escuché, no veía el final de esto. Sentí que detuvo su camioneta, luego se dio de reversa y de nuevo avanzó. “Otra vez a pasar por la prepa” . Me imaginé la cara de mis amigas si me vieran, me imaginé a Marcela y su cara, sorprendida. Me tenían en un concepto mejor, no el de una prostituta.
Recordé a su novio Víctor, las veces que me había metido con él, recordé aquel 14 de febrero (Relato -->
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), yendo a su casa y coger con él, me imaginé a mi amiga Marcela entrando al cuarto, acomodándose en un sillón y viéndonos coger. “¿Te gusta July?, ¿Te gusta la verga de mi novio? Y ¿A ti, Víctor? ¿Te gusta la panocha de mi amiga?” , me mojé imaginando esa escena. Sin importarme el lugar o el momento, olvidándome por completo de todo, empecé a mamarle la verga a mi cliente de manera natural.
-Y ¿Si cogemos aquí mismo? –Le dije, sin sacarme la verga de la boca.
-¿Quieres aquí mismo verguita?
-Sí, papi, quiero tu verguita. –Mi panocha ardía.
-¿Quieres coger frente a todos? Puta.
-Dámela, papi. No aguanto.
Los movimientos de mi cabeza se hicieron más intensos, más rápidos. Pasé mi lengua por todo el palo, por las bolas, por la punta. Sentí que la camioneta se detuvo, metió el alto y me apretó contra su verga. Casi al instante me soltó.
-Me vengo. –Me dijo.
Dejé de mamársela y empecé a jalársela. Quería leche en mi cara. Me acerqué lo más que pude y sentí el primer chorro, luego el segundo, luego perdí la cuenta pero toda la leche cayó en mi cara.
Solo se escuchaba el gemido de mi cliente. Me paré y me acomodé en el sillón. No miraba nada, me había caído semen en los ojos, los tenia cerrados.
-Pásame una servilleta. –Le pedí.
Estiré la mano y tomé la servilleta. Limpié mi cara. Al abrir mis ojos, me di cuenta que estaba a un lado de la prepa, pero no frente a la salida sino por una avenida. Por ahí no pasaban muchos muchachos. Alcancé a ver a un par que iban caminando lejos. “¿Habrán pasado por aquí? Y si fue así, no me importa, disfruté de la leche y ahora de una cogida” , pensé.
Apenas me iba a subir a montar cuando:
-Muy rico el servicio que me diste, no eres apretada y te gusta el sexo. Vales lo que pagué por ti, no me arrepiento. –Mientras lo decía, se limpiaba con una servilleta. “¿Qué? ¿No vamos a coger?” -¿Dónde te bajo? Y ¿Cómo me comunico contigo? Tengo amigos que pagan bien por algo como esto que me diste. –Me dijo.
Tarde un poco en reaccionar.
-Aquí me bajo. –Seguía caliente, ardiendo. Me sentía un poco frustrada porque tenía ganas y aquel hombre que tenia frente a mí, con la verga de fuera, no iba a coger conmigo. “Pero voy a ver al profe” , pensé. Eso provocó que me calentara más.
-Gracias. –Me dijo cuando anotó mi correo electrónico.
No dije nada y bajé. Sentí que empecé a temblar. Iba demasiado excitada, como nunca. “Voy a coger con un profe” , y sentí mojado en mi entrepierna y escurrir por mis piernas. “Mis calzones, se me quedaron en la camioneta. No importa, no los voy a necesitar” . Caminé rumbo a la prepa temblando.
Noté que la prepa estaba un poco despejada de gente y vi que en la entrada seguían mis amigas. No sé porque de repente sentí miedo enfrentar a mi amiga Marcela, lo de su novio había sido hace mucho tiempo, y en su momento, la relación con ella había sido todo muy normal. Esperé 5 minutos, pensando que se irían pero no se movieron ni un centímetro. “Quizá me están esperando, porque me vieron”, y recordé que un día antes me habían avisado que fuera a la prepa.
Miré la hora, el profe me estaba esperando. Caminé.
-Hola, July. –Me saludó Marcela.
-Hola. –Dijeron mis otras amigas.
-Hola. –Saludé
-¿Quién era ese con el que venias? –Me preguntó rápido Marcela, con una sonrisa en su rostro.
-Un amigo. –Dije.
-¡Aja! Claro. Amigo. –Dijo una de mis amigas. Esta chava tenía fama de ser puta, pero a nosotros siempre nos negó todo.
-Déjenla. –Dijo mi amiga, la casada. –Ella no es así como ustedes.
-Ya se está tardando para destaparse. –Dijo Marcela. “Si supiera” . – ¿Es tu nuevo novio?
-Es mi amante. –Dije en tono de broma.
-Eso mi July. –Dijo mi otra amiga, la que era bien puta.
-No les hagas caso, July. –Dijo la casada.
-Lo sé, es juego. –Dije.
-¿Vienes a hablar con el profe? –Me preguntaron.
-Sí.
-Nos dijo que te esperaba en la dirección.
Platicamos un par de minutos, luego me fui. Marcela quedó en esperarme. Casi corrí a la dirección. Vi que el profe iba saliendo con su maletín, rumbo al estacionamiento de los profes.
-Profe. –Le grité. No me escuchó.
La escuela era grande, para llegar al estacionamiento tenía que pasar dos edificios, que eran de dos pisos. Si corría, lo alcanzaría en la mitad de los dos edificios.
-Profe. –Le volví a gritar y esta vez, volteó.
Me miró, luego miró alrededor de la prepa y caminó de nuevo pero vi que subió al segundo piso de los salones. “¿A dónde va?” , pensé. Subí las escaleras y no lo vi, caminé buscándolo por los salones, y lo encontré en el último, entré.
-Creí que no vendrías. –Me dijo, estaba sentado en el escritorio.
-Tengo que justificar mis faltas. –Le dije. Me senté en los bancos de los alumnos.
-Será difícil. Tendrás que trabajar mucho.
Viéndolo bien, el profe no era tan feo. Al contrario, no sé si fueron las hormonas y la calentura que traía que hasta lo vi demasiado guapo. Empecé a sentir mariposas en el estomago.
-Traigo un adelanto de un trabajo. –Le dije mientras me subía la falda, abría un poco las piernas y le enseñaba que no traía calzones.
-Chiquita, tan seria que te ves pero eres una puta. Me encantan las de tu tipo. –Me dijo mientras se levanta y me levantaba de estirón. Me abrazó y me dio un beso que le respondí rápido. En ese momento me perdí totalmente.
Rápido me levantó la blusa y me quitó el brassier. Llevó su boca a mis pechos. Los acariciaba, los besaba, y los mordía despacio. Empecé a gemir.
-Siga profe.
-Si supieras cuanto anhelaba tener estas tetas en mi boca. Si supieras cuantos muchachos desean estas tetas.
-¿Cuántos profes? –Le pregunté.
-Todos en la prepa. Eres chiquita, delgada, con unas tetas enormes, y aparte eres seria. Para todos en la prepa, eres la virgen perfecta.
-Solo porque no se han animado, sino cogería con todos. –Le dije. El profe seguía con mis tetas en su boca.
-Nadie sabrá que eres una puta porque te quiero solo para mí. –Con desesperación besaba y mordía mis pechos.
El solo pensar que estaba con un profe, en la prepa, dentro de un salón de clases y que estaba a punto de tener sexo, me excitaba demasiado. Y el ingrediente extra era que alguien podía venir.
-Entre los muchachos se anda diciendo que Víctor, el novio de tu compañera Marcela, te desvirgó, ¿Es cierto?
No respondí y me asusté. “¿Andan diciendo?” y mi cabeza dio mil vueltas. “Marcela…”
De pronto me imaginé a Marcela entrando al salón y reclamándome. Pero no era reclamo de enojo, sino de porque no le dije que me gustaba coger. Se desnudó y entre las dos, empezamos a mamarle la verga al profe. Me preguntaba si me gustaba la verga, si quería que me la metiera, yo respondía que sí, que ya la quería.
El profe me puso boca abajo sobre el escritorio de tal manera que quedé de perrito, Marcela me abrió las nalgas y el profe me la metió de un golpe. Empezó a bombearme, rápido, fuerte, mientras me agarraba del cabello.
Marcela me acarició mi cuerpo, mi espalda, luego se puso frente a mí y me besó. Los besos eran algo torpes por los movimientos que hacía, por la cogida que me estaba dando el profe.
-Me vengo. –Dijo el profe.
-Deme la leche en mi panocha. –Le dije.
Y al instante sentí mi cuerpo lleno de leche. En cada embestida, el profe me dejaba un chorro le leche dentro.
Estaba agitada, agotada, y disfrutando de la rica cogida que me habían dado el profe y Marcela.
-¿Te estás cuidando? –Me pregunté el profe mientras se salía y se limpiaba con una hoja de un cuaderno.
-No se preocupe, mejor preocúpese por… –Y giré mi cabeza a todo el salón. No estaba Marcela. Todo me lo había imaginado.
-¿Qué decías? –Me preguntó el profe, medio distraído.
-Nada.
Me levanté de la mesa, me arreglé un poco. Me había dado una rica cogida el profe o ¿habría sido yo con mi imaginación?
-Este será nuestro secreto. –Me dijo. –Y quiero seguir cogiéndote todo el tiempo.
-Siempre y cuando, no se olvide de mis calificaciones.
-No te preocupes por eso. –Y se dirigió a la puerta. -¡Espera! –Y me hizo una seña para que me detuviera.
-¿Qué paso? –Dije asustada. “ ¿Nos van a descubrir? ”
-No es nada, no te preocupes. Es el director allá abajo, ya se va. Va con la secretaria. Mendigo. –No entendí porque dijo eso. –Se anda picando a la secre, todos los días se quedan un rato mas. Ahorita es raro, quizá van a un motel.
El director tenía más de 50 años y la secretaria andaba cerca de los 40. No estaba muy buena. Pero el dire no estaba para escoger.
-Incluso se ha cogido a varias muchachitas.
-¿Cómo? –Esto me interesaba.
-Hace fiestas e invita a las más putas de la escuela. Ellas van con gusto. –Y me dijo el nombre de varias muchachas que tenían fama de puta. –Incluso, y eso el director lo presume como si fuera un trofeo, se ha cogido a tu amiga Marcela.
-¿Qué? –Me sorprendió lo que me dijo. Marcela era tremenda pero la conocíamos tan bien que no podía creer lo que estaba escuchando.
-Sí. Dijo que tardó mucho porque no se dejaba, que su novio, sus valores, pero que al final, cedió. –Me sorprendí. –Bueno, vámonos. Seguimos en contacto por el MSN. –Y dicho esto, salió.
Salí detrás de él pensando en lo que dijo. Era increíble. Caminé directo a donde quedé de ver a Marcela. Yo cogí con su novio, y ella con el director de la prepa. ¿Cómo la iba a ver de ahora en adelante? Sabía su secreto pero no contado por ella.
-¿A dónde vamos? July. –Me preguntó cuando la vi.
No respondí de inmediato, la miraba asombrada.
-July. –Me gritó
-Sí, vamos a la central de autobuses pero primero vamos a la tienda, quiero comprarle un regalo a mi novio.
-¿A cuál? –Me dijo con una sonrisa.
-Muy chistosa. –Y dicho esto, arrancamos.
Llegamos a la tienda y compré el regalo para mi novio Rafa. No podía quitarme de la cabeza lo que me contó el profe de Marcela, la veía y era increíble.
Fuimos a la central, compré el boleto y subí al autobús. Durante el camino pensaba en Marcela pero ya de forma caliente: “ Si le digo que cogí con su novio, pero que para pedirle perdón, coja con el mío, ¿se enojara? Y ¿si cogemos las dos con Rafa? o ¿con Víctor? O ¿hacemos un intercambio? O ella y yo solas… ”
Todo el camino fantaseé escenas sexuales donde estábamos ella y yo.
Llegué a mi casa y abrí la puerta. Estaba en silencio total.
-¿Rafa? –Nadie respondió. Me asusté cuando sentí unas manos en mi cintura.
-Hola, amor. –Me dijo Rafa.
-Hola, ¿Cómo te fue? –Pregunté.
-Maravilloso. ¿Y a ti?
-Muy bien. –Le dije. –Te traje un regalo.
Lo abrió y se sorprendió. Nos besamos y fuimos a la sala. Ahí estaba mi vecina.
-Hola. –Me saludó un poco nerviosa.
-Hola. –Le respondí y no pude evitar imaginarme abierta de piernas y Rafa cogiéndosela.
Rafa estuvo un rato conmigo, platicando y como a la hora se fue.
Llegaron los papás de los vecinos y se fueron. De nuevo me quedé sola. Me bañé y para las 9pm ya estaba arreglada y ya había cenado. Seguía caliente por todo lo que había imaginado después de lo que me dijo el profe. Me gustó que me vieran coger y descubrí que no tengo inconveniente en ver coger.
Encendí mi PC y abrí mi MSN…
Continuará
...