Vida Virtual (4) -¿Yo? ¿Prostituta?

-¿Que les parece si uno me la mete por mi panocha y otro por mi culito? –Les dije.

Terminé de arreglarme:

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Salí del baño y me dirigí a la sala donde me estaba esperando mi vecino de 18 años. Iba temblando mientras caminaba.

-¿Estás lista? –Me preguntó.

No dije nada, avancé hacia la ventana que daba a mi casa y miré el segundo piso, donde estaban los cuartos y donde mi novio en esos momentos se estaba cogiendo a mi vecina.

“Primero la habrá puesto a que se la mamara. ¿Se puso de rodillas y mi novio parado? Quizá, ¿Mi novio se puso encima de ella y así se la mamó? O quizá, ¿mi novio se acostó y ella se acercó a la verga de mi novio? Y ¿Cómo se la habrá metido por primera vez? Ella acostada boca arriba, le abrió las piernas y así se la metió, sí, eso creo. Y la panochita de mi vecina, ¿Estará peluda? ¿Chiquita? ¿Apretada? ¿Mojadita? ¿Mi novio la pondrá de perrito? ¿Encima de él? ¿De lado? ¿Boca abajo? ¿Se la irá a meter por su culito? ¿Le irá a dar su lechita en su boca?” , estaba ardiendo.

Volteé a ver a mi vecino y recordé que yo tenía una cita con 5 chavos.

“5 vergas. 5 vergas diferentes para mi sola. De todos los tamaños. Van a venir, mínimo se las voy a mamar a todos y me van a pagar por hacerlo. Y, ¿La lechita? Quiero la leche de todos. Trataré de sacarles ese dinero extra en caso de que no traigan pero si no traen, como quiera abriré mi boca para su leche” , estaba desesperada.

Tocaron la puerta y temblé, de la emoción. Se levantó mi vecino y entraron los 5 chavos. Me asombré al verlos ya que todos estaban muy guapos y sus cuerpos se veían bien trabajados.

Los vi caminar hacia mí y reí coquetamente, mientras los veía a todos uno por uno. Me dieron todos la mano y me saludaron de beso, uno por uno, muy formales.

-Hola. –Me saludaron. –Mucho gusto, hermosa.

-Hola. –Los saludé con un poco de pena.

-Veníamos analizando los precios. –Yo los escuchaba y los veía embobada. –Tenemos solo una hora disponible, ya nos dijo tu vecino. ¿Qué te parece si te damos $500 pesos en total y nos das el trato completo a los 5 durante esta hora?

Había escuchado perfectamente lo que dijeron pero no lo analicé, seguía examinando a los chavos uno por uno y si me lo hubieran pedido, hubiera cogido con ellos gratis.

-Sí. –Dije sin quitarles la mirada.

-Bueno. –Dijeron. – ¿En donde lo vamos hacer? –Le preguntaron a mi vecino.

-Ven. –Me dijo mi vecino. Me levanté. -¿Quién será el primero? –Les preguntó a los chavos.

Murmuraron un rato.

-¿Podemos pasar de dos en dos? –Me preguntaron.

-Los 5 si quieren. –Yo estaba enamorada de ellos y los quería a todos.

Rieron. Caminaron solo dos y mi vecino nos llevó a unos de los cuartos de su casa. Mi vecino salió y nos dejó encerrados. Me senté en la cama y rápido me quité la ropa.

-Ten. –Dijo uno de los chavos estirando su mano.

Vi que me estaban dando $500 pesos. Los miré un rato. Luego recordé que estaba ahí porque me estaba prostituyendo y no por gusto, o al menos los chavos eso pensaban. Ellos me iban a pagar. Estiré la mano y los tomé. Los guardé en la bolsa del pantalón.

Uno de los chavos me dio la mano y me levant. Me dio una vuelta para mirar mi cuerpo desnudo.

-Eres una mujer con un cuerpo escultural y de una belleza increíble. –Me dijeron. Me puse roja. –Cualquier hombre te debe tratar como una princesa, tocarte tierna y delicadamente. ¿No estás de acuerdo amigo?

-Totalmente. –Dijo el otro chavo mientras se desvestía. Vi su pecho, sus brazos, su vientre muy bien marcado, y su rostro también era muy hermoso. Parecía modelo. Todos parecían unos modelos. –A este tipo de mujeres hay que amarlas y respetarlas y llenarlas de placer. –Se desnudó completamente. Salt una verga grande, más que la de mi novio. Grande y gruesa.

El otro chavo, también se desnudó y su verga era de igual tamaño.

No podía creer lo que estaba pasando: 5 chavos, modelos, con una verga enorme, me estaban pagando por tener sus vergas. Era el mejor trato de mi vida.

Me puse de rodillas y agarré las dos vergas. Me metí una a la boca sin soltar la otra. Empecé a mamar una verga mientras masturbaba a la otra. No me entraba toda, solo la mitad.

-Te ves muy hermosa en esa posición. –Me dijo el chavo al que se la mamaba.

Me sentí halagada.

Estuve unos 5 minutos mamando esa verga. Luego cambié y empecé a mamársela al otro y a masturbar al primero.

-Ponte en la cama. –Me dijo el chavo que dejé de mamarle la verga. Me acosté boca arriba, y abrí mis piernas. –No. Ponte en 4, mi amigo se va a acostar y tú se la mamas y yo te voy a penetrar. –Me dijo. Hablaban con mucho respeto.

El chavo al que se la mamaba, se acostó en la cama y yo me puse en 4 lista para mamársela. Me la metí en la boca. Mientras lo hacía, lo miraba, no podía dejar de mirarlo, estaba guapísimo.

De pronto sentí unas manos en mis nalgas, luego sentí una lengua en mi panochita, el chavo empezó a hacerme sexo oral. Empecé a gemir y me saqué la verga de la boca.

-No dejes de mamar. –Me dijo el chavo que se la estaba mamando. Pero no podía concentrarme, estaba disfrutando de la lengua del chavo de atrás. El chavo que estaba acostado me agarró de la cabeza y me guió hasta su verga, abrí mi boca y entró completa, no supe cómo ni porque, solo entró toda. Apliqué la de “flojita y cooperando”. Dejé que hicieran conmigo lo que quisieran y al cabo de 5 minutos, me llegó un orgasmo.

El chavo de atrás, se separó de mí y sentí cuando se puso de pie, noté de nuevo cuando se subió a la cama y con sus deditos tocó mi panochita. Mi cabeza, mi boca, no se separaba ni un instante de la verga del chavo que estaba acostado. Más bien, yo no quería separarme.

Sentí la verga del chavo, tocar la entrada de mi cuevita, y despacio la metió. “¿Qué es eso?” , pensé, al sentir plástico. Me saqué la verga de la boca un minuto:

-¿Te pusiste condón? –Le pregunté, volteando mi cabeza para verlo.

-Sí.

-¿Por qué? –Pregunté decepcionada.

-Eres una prostituta, me puedes pegar algo. –Me dijo.

Esas palabras acabaron con mi autoestima. O más bien, me hicieron regresar a mi realidad. Para ellos no era más que una puta, que cogía con muchas personas, y que era muy probable que tuviera una enfermedad. Pero quería su lechita dentro de mí, así que olvidé lo que dijeron:

-Estoy limpia. Siempre voy al doctor para cuidarme. –Le dije.

-En ese caso… –Dijo el chavo y se quitó el condón. Me sorprendió la rapidez con la que aceptó, ni tuve que insistir.

Al instante sentí la carnita de la verga entrar en mi panocha, la verga era gruesa, pero se abrió paso por lo mojada que andaba. Me la metió completa, aquel pedazo era enorme y no me explicaba como entró toda. Me tomó de las caderas y empezó a bombear rápido y fuerte. Di un fuerte grito que sin duda escucharon todos en la casa:

-Ya déjenla. –Escuché decir a uno de los chavos que estaba esperando en la sala. Se hizo el silencio, solo se escuchaban los gemidos míos y del chavo que me la metía.

Tocaron la puerta del cuarto.

-¿Podemos entrar para ver? –Dijo alguien del otro lado de la puerta.

Apenas iba a responder cuando el chavo que estaba acostado me tomó de nuevo de la cabeza y me llevó hasta su verga, que rápido me metí a la boca. Empecé a mamar mientras me cogían. Sentía delicioso.

Escuché que se abrió la puerta del cuarto.

-La tienen bien ensartada. –Dijo uno de los chavos.

-¿Cómo la mama? –Dijo otro de los chavos.

-No tardo en venirme. La mama delicioso. –Dijo el chavo que estaba acostado.

-Y ¿Cómo está de atrás? –Preguntó el último de los chavos.

-Bien apretadita. Rica. –Dijo el chavo que me la estaba metiendo.

-¿Sin condón? –Preguntó uno de los chavos.

Me saqué la verga de la boca:

-Me encanta sentir la carnita de la verga. –Dije entre gemidos y movimientos. –Aparte, quiero su lechita dentro de mí. Ustedes son guapísimos y quiero un hijo de cualquiera.

Se hizo el silencio total, y al instante, el chavo que me la metía, empujó muy fuerte y el chavo que estaba acostado, me apretó fuerte contra su verga.

Sentí chorros de leche en mi boca y en mi panocha al mismo tiempo, y los dos chavos empezaron a gemir. Eso, combinado con los 3 chavos que nos estaban mirando, provocó que me llegara un orgasmo. Grité de placer.

Tragué la leche.

-Y le gusta la leche. –Dijo el chavo que había terminado en mi boca.

-Me encanta. –Les dije.

-Acá hay más. –Dijo uno de los chavos que nos estaba mirando. Se empezó a desnudar, su cuerpo también estaba muy bien trabajado y cuando salió su verga, también estaba grande.

-Dámela. –Le dije mientras le hacia una seña de que se pusiera frente a mí.

El chavo que estaba acostado se levantó y el nuevo se puso de rodillas frente a mí. Empecé a mamar sin perder el tiempo. El chavo me agarró de la cabeza y me empujaba mientras él también se movía, como si me estuviera penetrando. Su verga tocaba mi garganta y me gustó mucho.

El chavo que me la estaba metiendo, se quitó. Me saqué la verga de la boca y sin dejar de masturbarlo:

-Me hace falta una verga dentro. –Les dije.

Rápido, los dos chavos se desnudaron. Al igual que los 3 chavos que ya había visto desnudos, estos dos también tenían su cuerpo perfectamente trabajado y su verga era enorme.

-¿Cuál quieres? –Me preguntó uno de los chavos. Los dos tenían la verga en sus manos y se masturban. Ya se les había parado.

Pensé un rato. Mi imaginación voló, tenía 5 vergas para mí. Ya había disfrutado a dos al mismo tiempo, porque no disfrutar 3 vergas al mismo tiempo…

-¿Que les parece si uno me la mete por mi panocha y otro por mi culito? –Les dije. Pude ver como brillaron sus ojos.

Rápido uno se metió entre mis piernas, boca arriba, subió hasta mis pechos y llegó hasta ponerse cara a cara conmigo.

-¿Dónde está tu panocha? –Me preguntó mientras con su mano, la buscaba. –Aquí está. –Dijo cuando la tocó. –Todavía te escurre leche.

-Méteme tu verga para que ya no se salga. –Le dije. –Y dame más lechita. -El chavo, acomodó su verga y me la clavó fácil. –Así quédate, no te muevas. –Le dije. –Me falta otra por mi otro hoyito. ¿Vienes?

El chavo que estaba clavándome por mi panocha, estiró sus manos y abrió mis nalgas.

-Ahí está perfecto. –Dijo el último de los chavos.

Los cuatros chavos estaban en silencio, atentos a lo que pasaba. El quinto chavo se acercó a mi culito, sentí la cabeza de su verga en la entrada y sin esperar nada, me la clavó completa. Solté un grito que sin duda se escuchó en todo el mundo pero no pedí que me la sacara.

Los 3 chavos se quedaron quietos. Mi culo se acostumbró al dolor luego de unos 2 minutos. Empezó a moverse el chavo que me la metía por ahí. Luego el chavo que estaba abajo también. Esa combinación me provocó mucho placer. Iban bien coordinados.

-No te olvides de mi verga. –Dijo el chavo al que se la estaba mamando.

Me agarró de la cabeza y empecé a mamar.

La coordinación de los 3 chavos era perfecta. Los dos chavos que me la metían, lo hacían al mismo tiempo y luego salían para que me acercara a mamar. Al minuto, tuve otro orgasmo, el mas intenso de mi vida.

-Mama las bolas de tu amigo. –Le dije al chavo que estaba acostado.

Lo hizo.

-Me vengo. –Gritó el chavo que estaba de rodillas frente a mí. Llenó mi boca de leche, que tragué rápido. El chavo se quitó y los otros dos seguían penetrándome.

-Tu culito está bien apretado, no aguanto más. –Dijo el chavo que me la metía por atrás y me llenó de leche, mientras soltaba un gemido.

Se quitó de atrás de mí y el placer que sentía fue disminuyendo.

El chavo que me la metía por la panocha seguía moviéndose.

-Dame más. Dame rápido. Dame fuerte. –Le dije entre gemidos. El chavo se movió más.

-Te esperamos fuera. –Dijeron los amigos y salieron del cuarto.

A los 10 minutos:

-Me vengo. –Dijo.

-Dame tu leche. –Le dije.

Sentí mi panocha llena de leche. Gimió fuerte.

Me salí y me acosté a su lado, adolorida por todos lados, por mi boca, por mi panocha, por mi culo. No podía moverme, estaba agitada. Agotada. Pero sobretodo, satisfecha. Había sido mi mejor experiencia hasta ese momento. Reí.

-Me voy. –Me dijo el chavo.

-Espera. –Le dije. Me moví como pude, el dolor no me permitía hacerlo rápido. Fui hasta donde estaba el dinero guardado, lo agarré y se lo di al chavo. –Tómalo. Mi pago a ustedes por el placer que me dieron.

El chavo se me quedó mirando, sonrió y salió. De nuevo me tiré en la cama, satisfecha, adolorida y feliz. Cerré mis ojos.

A los 5 minutos, tocaron la puerta del cuarto.

-Julia. –Gritó mi vecino.

-Pasa. –Le dije.

De nuevo tocó la puerta.

-Julia.

-Que pases. –Elevé un poco más la voz.

De nuevo la puerta.

-¿Estás ahí? –Me preguntó.

-Aquí estoy, pasa. –Le dije, desesperada.

Abrí mis ojos y estaba sentada en el sillón de la sala y mi vecino, frente a mí, viéndome.

-¿Qué te pasa? –Me preguntó. –De repente soltaste un grito.

Me di cuenta que todo lo que había pasado, fue producto de mi imaginación. Estaba caliente y mojada. Había tenido un orgasmo solo imaginando.

-Nada. –Respondí mientras me levantaba.

Tocaron la puerta.

-Ya llegaron. –Me dijo mi vecino.

Mi corazón latió de prisa. Me puse nerviosa, ansiosa. En mi mente solo pasaba lo que había imaginado y me dije que lo haría. Ahora si era real, lo disfrutaría. Sonreí.

Mi vecino se dirigió a la puerta de la entrada, yo miraba atenta. Ahí venían mis hombres. Abrió la puerta:

El primer chavo estaba de la altura de mi novio, y se veía que hacia ejercicio, y muy guapo. “Bien” , pensé. Mi panocha latió.

Mi sonrisa se borró al ver al segundo chavo entrar: Alto, flaco y encorvado, y no muy guapo.

Los otros dos chavos, eran promedio. Y nada guapos. Ni para un beso se me antojaban.

Y el ultimo chavo, de mi estatura y muy gordo.

Se acerco el chavo guapo, con mi vecino.

-Es ¿Ella? –Preguntó el guapo.

-Sí. –Respondió mi vecino.

Los otros 4 chavos se acercaron. El chavo guapo estiró su brazo y me agarró los pechos.

-Espera. –Le dije.

-Te vamos a pagar. Déjame tocar la mercancía. –Todos rieron.

Estaba totalmente arrepentida. No era nada de lo que imaginé.

-Pechos enormes. –Me dio una vuelta y tocó mis nalgas. –Bien paraditas.

-¿Quien va primero? –Dijo el vecino.

-Primero vamos a ponernos de acuerdo con la lana. –Dijo el guapo.

“¿A donde me vine a meter?” , pensé.

Continuará.