Vida Virtual (3) -¿Yo? ¿Prostituta?

Le preparé a mi novio una mujer virgen y en esos momentos se la estaba cogiendo, yo iba a coger con otra persona, y aparte esa otra persona me estaba ofreciendo más sexo y dinero.

Con Jack:

-¿Cómo estás? Julia. –Me preguntó. –Pon la cámara.

-Dime como la pongo. –No iba a perder el tiempo.

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Vi mi cara y su cara en la computadora.

-Eres muy bonita. –Me dijo.

-Gracias. –Respondí. Me sonrojé. –Tú también estas muy guapo.

-Y ¿Tienes pechos grandes como dijiste? –Me dijo.

Empecé a temblar, había empezado lo que quería. Me entraron nervios y me calenté. Mi imaginación empezó a volar. “Estaba empinada y siendo penetrada por aquella verga enorme que tenia al otro lado de la pantalla.”

Bajé un poco la cámara, hasta mis pechos. Vi que la cámara estuviera apuntando exactamente ahí.

-Son grandes. Pero, sin ropa y sin brassier, ¿serán más grandes? –Me dijo.

Sentí mojada mi panochita. Me quité la playera y quedé solo en brassier.

-Y ¿Qué hay debajo de ese sostén?

Desabroché mi brassier y cayó dejando al descubierto mis enormes pechos.

-Son enormes. Con esos pechos, podrías hacerme una puñeta rusa. –Me dijo.

-Cuando quieras. –Le respondí.

-¿No se enoja tu novio?

-¿Le vamos a decir?

-Quisiera estar ahí para mamarte esas chichotas y poner mi verga en medio y aventarte toda la lechita ahí.

-Varios lo han hecho. –Le dije.

-¿En serio?

-Les doy un buen uso. –Le dije mientras agarraba mis pechos y los masajeaba.

-¿Con cuántos has cogido? –Me preguntó.

-Con muchos. –Respondí.

-¿Siempre a escondidas de tu novio?

-No, él sabe.

-Y ¿Cómo quiera anda contigo? –Me preguntó. Se veía muy sorprendido.

-Nos amamos, pero disfrutamos del sexo. El coge con su prima y con mi hermana, y sospecho que ha cogido con mi tía. Y yo he cogido con otras personas. Somos de mente abierta.

No dijo nada. Luego escribió:

-Entonces, ¿Yo puedo coger contigo? –Me preguntó.

-Yo quiero coger contigo. –Le dije directamente.

-Voy a ir un día… eres bien puta.

-Puedo ser tu puta. –Le dije. No sabía que me estaba pasando o porque estaba diciendo eso. Lo que sabía era que me gustaba y quería seguir diciendo esas cosas.

-¿Cuándo fue la última vez que cogiste?

Vi como Jack empezó a masturbarse. Me levanté, me quité el short e hice lo mismo.

-Hoy, hace rato.

-¿Con tu novio?

-No. Con mi vecino, de 15 años. –Le dije.

-Que suerte.

-Va a tener suerte de nuevo. –Le dije. –Yo los cuido y me pagan por hacerlo y aparte, me coge. Es un buen trato. Mañana se la voy a mamar y a tragarme su lechita.

Jack seguía masturbándose.

-Entonces, ¿eres como una prostituta? –Me preguntó.

No puse mucha atención a sus palabras, le respondí en automático.

-Sí, se pudiera decir eso. Me pagan por coger conmigo.

-¿Eres una prostituta de verdad?

-No. –Respondí. Pero me gustó lo que me preguntó, nunca había pensado en eso. –Solo cuido a los niños. Me ganó la calentura, se dio y ya. Pero lo que dijiste me gustó, me satisfacen y me pagan.

-Bien bien bien. Así le hacen muchas mujeres que son prostitutas, disfrutan por el sexo y les pagan. –Me dijo.

No dije nada, solo pensaba e imaginaba una vida así; viendo a muchos hombres, cogiendo con ellos, sintiendo rico en mi panochita y ganando dinero. Me calenté demasiado, levanté la cabeza, y moví mis dedos con rapidez dentro de mi panocha.  Estaba excitadísima con la idea de ser una prostituta.

-Y ¿No te quieres tragar mi lechita? –Me dijo.

-Me encantaría.

Jack movía más rápido la mano. Disfrutaba viéndolo porque sabía que lo que hacía, era por mí.

Por la calentura que me llegó se me ocurrió una idea. Escribí:

-Estoy planeando que mi novio se coja a mi vecina. –Le dije.

-Baja tu cámara, quiero ver tu panochita mientras te masturbas. –Me pidió. Lo hice. -Está muy peluda.

-Así le gusta a mi novio.

Moví más rápido mis dedos, para dentro y para fuera de mi panocha.

-Y la vecina, ¿está buena? –Me preguntó.

-Tiene 13 años, es virgen pero le encanta la verga. Descubrí a ella y a su hermano fajando. No va hacer difícil para mi novio cogérsela. Le pondré a una virgencita.

-Deseo tanto conocerte. –Me dijo.

-Yo quiero coger contigo.

-Eres una buena novia por el regalo que le vas a dar a tu novio. Eres bien morbosa y caliente.

Mi excitación llegó al máximo y tuve un orgasmo muy intenso. Solté un grito demasiado fuerte. Volteé a la cámara y vi como Jack también se había venido. Tenía toda su leche en el estomago. Me saboreé los labios.

Ya no me sentía mal después de acabar, ni pena, ni tristeza ni nada. Solo felicidad y satisfacción por el orgasmo que me llegó.

-Me calentaste mucho, Julia. –Me escribió.

No le tomé importancia al comentario. Cerré mi MSN y apagué la computadora y me fui derechito a la cama, a descansar. Vi el reloj, era medianoche, pensé en mi novio Rafa y sonreí enamorada.

Lo amaba mucho.

Agarré el celular y le escribí un mensaje:

  • “Hola mi amor, ¿Cómo estás? Te amo y te extraño mucho.”

Me sorprendió porque su respuesta fue casi inmediata:

  • “Bien, yo también te extraño mi amor ¿Cuándo te veo?”

Me quise hacer la difícil:

  • “No sé, ando con mucho trabajo de la escuela. Y seguido estoy en la casa de mis amigas.”
  • “Ándale, vamos a vernos. Date un tiempo, quiero verte.”

Empecé a temblar solo pensando cuando le dijera que le había conseguido coger con una virgen. “Ojala diga que si”.

  • “Mañana estaré sola en mi casa, ¿vienes?”
  • “Ahí estaré. ¿A qué hora?”
  • “Lo más temprano que puedas. Te tengo una sorpresa sobre sexo.”

Y dicho eso, apagué mi teléfono. Sabía que había dejado muerto de la curiosidad a mi novio Rafa y eso quería, que toda la noche estuviera despierto imaginando todo tipo de cosas. Sonreí, cerré mis ojos y dormí.

Escuché que tocaron la puerta. Me levanté de un brinco agarré mi celular, lo encendí y vi la hora. 9:30am “¿Quién será?” , pensé  y al instante me llegó a la cabeza Rafa. Corrí a abrirle y ahí estaba con una sonrisa de oreja a oreja.

Me aventé encima de él y nos besamos. Fue el beso más delicioso que había tenido hasta ese momento. Lo tomé de la mano y lo hice pasar.

Rafa, al instante, me puso de espaldas, me rodeó la cintura con sus manos y me besó el cuello.

Ya había preparado el día, mi novio iba a coger con mi vecinita y yo con mi vecino. Este pensamiento, las caricias y los besos de Rafa provocaron que me calentara rápido.

Me volteé a verlo, directo a los ojos.

-Te amo. –Le dije.

-Yo también te amo. –Me dijo.

Me agaché, me puse de rodillas, le desabroché y le quité el pantalón. Saltó la verga de Rafa. La extrañaba, la amaba. A pesar de haber tenido otras vergas en mi mano, la de mi novio era única y especial.

Me la metí a la boca. Empecé a mamársela. Rápido se la llené de saliva, completa. Mete y saca, lento, despacio, aceleré, estaba vuelta loca.

Quería en ese instante hacer el amor con Rafa, pero no. “Lo siento amor, hoy cogerás con otra persona” , pensé.

-Más rápido. –Me dijo. –Quiero venirme en tu boquita.

Me detuve y me levanté.

-¿Qué pasó? –Me dijo sorprendido.

Lo tomé de la mano y lo llevé hasta la ventana desde donde se podría ver la casa de mis vecinos. Fuera andaba el señor arreglado, subiendo cosas a su auto.

-Te tengo una sorpresa. Te dije ayer. –Le dije a mi novio.

-Sí, me dejaste con la duda, no dormí nada.

Seguía con la mirada fija en mi vecino. Luego salió la señora, arreglada. No era nada atractiva. Sin quitar la mirada le dije:

-Te conseguí a alguien para que cogieras. –Le solté sin pena.

-¿Qué? –Dijo sorprendido.

-Sí. A mi vecina.

Rafa volteó a verla y dijo:

-No quiero, está fea. No ando urgido.

-Ella no, amor. –Le dije. –Con la hija.

No dijo nada.

-Mírala, ahí está.

Llevaba un short cortito y una camisa, andaba descalza.

-Pero está muy chica. –Me dijo.

-Es virgen pero le encanta la verga. Quiero que tú seas el primero.

Silencio. “¿Que estará pensando Rafa?” , moría de los nervios. “Di que si” .

-¿Cómo le vamos a hacer? –Me dijo.

Sonreí, me hizo muy feliz, me tranquilicé un poco.

-Sus papás se van a ir, ellos se van a quedar en mi casa y aquí vas aprovechar.

-¿Ellos?

-Sí, tiene un hermano, también chico. Y si me das permiso, quiero coger con él. Si no quieres, no.

Silencio.

-Sí, claro. –Aceptó.

-Te amo Rafa. –Le dije. –Escóndete, ahí vienen.

Mi novio corrió a encerrarse a un cuarto. Tocaron la puerta y vi a la señora con sus dos niños.

-Venimos temprano Julia, al mediodía. –Me dijo. –Gracias por cuidarlos.

-De nada señora, ustedes tranquilos, yo los cuido bien. –Le dije.

Vi a los dos niños y sonrieron. Fue una sonrisa de complicidad.

-Pórtense bien. –Y dicho esto, se fue. Nos quedamos en la puerta esperando a que se fueran. Cuando arrancaron saltó rápido la niña:

-Los dejo solitos para que hagan sus cositas. –Lo dijo con una sonrisa y se dirigió a la puerta.

-Espera. –Le dije. – ¡Rafa! –Le grité a mi novio, que bajó corriendo rápido. –Ellos son mis vecinos. –Se saludaron.

Noté como los hermanos se vieron entre sí con un poco de decepción en su rostro. Quizá su idea era que yo y el vecino nos quedáramos solos, toda la mañana cogiendo. Al estar Rafa, ya no iba a pasar nada, o eso era lo que ellos pensaban.

-Bueno, vamos a almorzar. –Les dije.

Hicimos de comer y en una hora ya habíamos terminado. Nos fuimos a la sala los 4. Estaba temblando de la emoción, era la hora de empezar a seducir a los hermanos, más bien a la hermana.

-¿Cuánto tiempo tienen de novios? –Preguntó la niña.

-Dos años, más o menos. –Respondí.

-Y ¿Tú tienes novio? –Rafa le preguntó a la vecina.

-No. –Respondió algo apenada.

-Si tiene. –Dijo su hermano en tono de burla.

-Claro que no.

-Está bien. Está bien. No tiene pero la he visto pichonearse con algunos.

La niña no dijo nada.

-¿En serio? –Pregunté. Con esa confesión, me empecé a calentar.

-Sí. –Dijo su hermano. La niña tenía la cabeza hacia abajo. –A veces lleva a sus amigos a la casa y los he visto a escondidas, se abrazan y se besan. Ellos se sacan la… la… la… eso de abajo. –Y apuntó hacia su miembro.

-No te preocupes. –Le dijo Rafa. –Dilo sin pena. ¿Te refieres a la verga?

-Sí, eso. –Dijo el vecino. –Ellos se sacan la verga y ella se las jala.

-Y ¿Los has descubierto teniendo sexo? –Pregunté.

-No. –Gritó la niña. –Nunca lo he hecho.

-Tranquila. –Dije.

-Lo más que han llegado los amigos de ella es a agarrarle los pechos y las nalgas. –Me imaginé una escena entre Rafa y mi vecina, fajando. Subió la temperatura de mi cuerpo.

-Y ¿Entre ustedes han fajado? –Pregunté.

No dijeron nada.

-No tiene nada de malo. –Dijo Rafa. Nos volteamos a ver y sonreímos.

-Pero nunca me la ha querido jalar. –Dijo el vecino.

-No porque somos hermanos. –Dijo la vecina.

-Pero que me la jales o me mames la verga no tiene nada de malo.

Se notaba que el vecino ya andaba caliente porque ya no le daba pena nada.

-Entonces, no se la mamas ¿Porque es tu hermano? –Pregunté. Asintió con la cabeza pero seguía con la mirada abajo. Yo ya estaba a mil y sentí que era la hora de ir con todo sobre la vecina. -¿Has mamado una verga?

-No. –Respondió en tono muy bajo.

-Y si tu hermano no fuera tu hermano, ¿se la mamarias?

No dijo nada. Los 3 la mirábamos, esperando a ver que respondía.

-Ya sabes lo que dicen. –Dijo Rafa. –El que calla, otorga.

Silencio. Luego la niña habló.

-O sea, si me gustaría hacer cosas… esas cosas… -Tartamudeó. –Sexo. Pero no con mi hermano, es mi hermano. –Dijo casi gritando. –Cuando mis amigos me tocan, siento rico o cuando yo se las agarro, está calientita y me gusta…

-¿Lo harías con Rafa? –Dije, interrumpiendo.

La niña levantó la cabeza y me vio, luego vio a Rafa, de nuevo bajó la mirada y asintió.

-Porque Rafa quiere hacerlo contigo ahorita. Me dijo que le gustaste.

Luego de decir esas palabras, me perdí en mis pensamientos. Era increíble lo que acababa de decir, no podía creerlo y más sin embargo me gustaba. Era increíble lo que sentía.

-Váyanse al cuarto, entonces. –Dijo el vecino.

-Cállate. –Le dijo la vecina.

-Ven. –Le dijo Rafa, mientras se levantaba y estiraba su mano.

Hipnotizada, la vecina estiró su brazo, se levantó, subieron las escaleras y entraron a un cuarto.

-Desde que conoció a tu novio, a mi hermana le gustó, y como es bien wila, siempre dijo que se lo quería coger. Por eso ahorita no hizo mucho show.

No le puse mucha atención. Estaba concentrada imaginando que iban hacer. Me mojé y recordé que yo también tenía una verga.

-Y ¿Qué vamos hacer mientras los esperamos? –Le dije.

-Oye. –Me dijo. –Hablaba con unos amigos, y me dijeron que querían coger porque nunca lo habían hecho. Les hablé de ti, que cobrabas a cambio de sexo.

-¿Qué les dijiste? –Salté asustada.

-Nada. No les di tus datos ni nada. Solo que conocía a alguien. Ellos no viven aquí, viven lejos. No te conocen.

Le preparé a mi novio una mujer virgen y en esos momentos se la estaba cogiendo, yo iba a coger con otra persona, y aparte esa otra persona me estaba ofreciendo más sexo y dinero. Me calenté como nunca. Me encendí demasiado. Mi panochita estaba ardiendo.

-Y ¿Dónde los vamos a ver? –Le pregunté a mi vecino. Temblaba de placer.

-Les hablo y… no sé. Aquí en tu casa.

-No, aquí no. –Le dije. –En la tuya y no les decimos donde vivo.

-Está bien. Vamos.

Me arreglé y salimos rumbo a su casa. Entramos, fuimos a la sala y nos sentamos.

-Les voy a hablar, andan por aquí cerca.

Marcó y empezó a hablar.

-Que onda… aquí la tengo… si. Preguntan qué cuanto cobras. ¿Qué les digo?

Mi calentura ya no podía ser más.

-Pásame el teléfono. –Le dije. –Hola.

-Que onda, ¿Cuánto?

-Por una mamada $50 pesos. $75 y me tomo la leche. Por una cogida $100 pesos  pero es hasta que te vengas. Y por media hora $200 pesos. Soy tuya media hora.

-¿Dónde nos vamos a ver?

-En la casa de tu amigo.

-Ahí vamos.

-¿Cuántos son? –Pregunté.

-5.

Me llegó un orgasmo solo de escuchar el número. Colgué el teléfono. Gemí fuerte, casi grité.

Sonreí de felicidad, de satisfacción. Fui al baño a limpiarme y a arreglarme. Me miré en el espejo y pensé: “He cambiado mucho en estos dos años, ya no soy aquella niña tímida e inocente, ahora soy una joven que le gusta la verga y que va a disfrutar toda su vida de eso.”

Continuará.