Vida sexual de madre e hija (II)

Durante la tarde de cine con sus amigas, Tamara acaba siendo objeto de burla de éstas. Pero no hay nada que una madre no pueda curar.

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Alicia se encontraba tomando su café mañanero   cuando oyó pasos que se aproximaban desde el salón, unos instantes después sintió dos brazos que le rodeaban el cuello por detrás y un beso en el lado derecho de su cuello. Alicia lo recibió sonriendo con los ojos cerrados.

-Buenos días mami – Dijo con la voz de alguien que no acababa de espabilarse del todo.

-Hola dormilona ¿has dormido bien?

- Si, si, maravillosamente bien - Dijo su hija mientras tomaba siento y trataba de ahogar un bostezo- Anoche terminé machacada- Alicia no pudo menos que reír.

- Antes que se me olvide, he quedado esta tarde con Raquel que me ha invitado a su casa a comer. ¿Tú tienes algún plan para hoy?

Raquel era la mejor amiga de su madre desde los tiempos de la universidad donde ambas cursaron Administración de Empresas. Si Tamara no recordaba mal tenía unos pocos años más que su madre, alrededor de 45. No tenía el cuerpo de gimnasio de Alicia, pero lo compensaba con unos grandes pechos, mayores que los de su madre y un culo acorde lo cual si se ponía a pensarlo, tenía su morbo. Tenía un cabello color azabache el cual le llegaba hasta los hombros el cual nunca había visto de otra manera que suelto. A diferencia de su madre, que en una primera impresión podía ser considerada seria, Raquel era muy sociable y de trato fácil. Siempre que había venido a casa se había encontrado muy a gusto con ella.

- Tenía pensado ir con Irene y las demás al Centro comercial y luego si eso al cine y comer algo por ahí. – Dijo mientras mojaba una galleta en su vaso de Cola Cao. – Pero iremos por la tarde .

- Vale, de comer tienes…

-Había pensado en terminarme la pizza de anoche

- No, no, no jovencita, tienes ahí crema de calabacín ¿Qué te crees? ¿Que no sé que luego te vas a hinchar a palomitas? - La había cazado de pleno.

-Vaaale - respondió su hija con un mal disimulado mohín de enfado.

Pasaron la mañana haciendo las labores de la casa; mientras Tamara barría su madre hacía la colada. Alicia recogió la ropa de cama de la noche anterior del suelo y al pasar por el salón no pudo evitar la tentación de mostrarle a su hija el percal de la noche anterior.

-Tamara, ¿tú te crees que esto se puede dejar así? ¿no te da vergüenza? - Dijo extendiendo frente a ella la funda de la cama, la cual tenía una considerable mancha. Tamara, que se encontraba barriendo, se giró para ver a que se refería su madre y, al ver la mancha, su cara adquirió un fuerte color rojo, mientras se daba la vuelta tapándosela con las manos muerta de vergüenza.

- ¡Mamá!

-Jajaja, ¿cuánto crees que medirá? ¿medio metro? uy…mira, aún está húmedo aquí - Continuó pinchando Alicia.

- ¡Por dios mama!, ¡llévatelo de aquí! - Respondió una avergonzada Tamara la cual no podía evitar un acceso de risa nerviosa. – ¡Además es culpa tuya! – exclamó mientras oía la risa de su madre desde la cocina

Era ya mediodía cuando Alicia se retiró a la ducha para arreglarse antes de irse, entretanto Tamara terminaba de fregar el suelo. Al rato salió de su cuarto. Vestía unos zapatos de tacón de aguja, unos pantalones de cuero negro apretados y una blusa negra sin mangas. Además, había recogido su larga melena en una cola de caballo. La mandíbula inferior de Tamara se cayó nada más ver a su madre, siempre la había encontrado muy atractiva, pero lo que tenía delante le parecía lo más.

- ¡Ostras, mamá!¡Estas guapísima! ¿seguro que tú vas donde Raquel? Porque parece que vas a una pasarela de moda.

Alicia simuló un corto pase de modelo con manos a la cintura y contoneando pecho y cadera.

Cariño, una mujer siempre debe ir guapa, no importa dónde ni con quién. – Se acercó hacia ella y cogiéndola de los carrillos le plantó un beso en la boca.– Venga, pásatelo bien ¿sí? Si no he llegado yo antes me llamas nada más entres en casa.

- Oooki doki - respondió Tamara mientras se iba en dirección a su cuarto.

En cuanto Tamara oyó cerrarse la puerta de casa se sentó de un salto en la cama llevándose las manos a la cabeza. ¡Joder, que buena que estaba su madre con esos pantalones! Es que le quedaban de vicio, no como a la profesora de Literatura que parecía una morcilla mal embutida. Esas piernas torneadas…esa figura, uuufff y esos tacones. ¡Si es que es perfecta! Tales pensamientos no dejaban de asaltar su mente, se imaginaba a su madre tumbada en la cama, vistiendo únicamente esos pantalones y ella a su lado acariciándola y besándola notando la sensación y el olor del cuero. Tamara se estaba poniendo cachonda, y estaba sudorosa del calor y de las tareas y repentinamente recordó que en el baño todavía tenía algo. Sumó mentalmente y el resultado le encantó.

Se desnudó rápidamente arrojando su ropa a la puerta de la habitación y se dirigió velozmenteal baño; ahí estaba. Sobre el mueble del lavabo aún reposaba el strapon que había usado con su madre la noche anterior, lo recogió y lo olisqueó. Olía a su madre lo cual hizo que comenzase a mojarse así que, sin perder más tiempo, quitó la polla del cinturón y se metió con ella en la ducha; se sentó en el plato de la ducha y abrió el agua. Mientras una mano usaba la manguera de la ducha para mojarse, la otra sujetaba el dildo mientras probaba a metérselo en la boca; era más grande que el que su madre usaba con ella lo que le obligaba a abrir la boca lo más que pudiera, y no era del todo cómodo, no estaba tan acostumbrada a ese tamaño. Mientras dirigía el chorro de la ducha a su clítoris pasaba la lengua por toda la longitud chupándolo como el helado más rico del mundo, encontrando en él los sabores de su madre. Una vez mojada lo suficiente en todos los sentidos de la palabra, ante la imposibilidad de hacer una mamada completa, quiso probar otra cosa. Apoyando verticalmente el dildo en el suelo de la ducha, estiró el brazo hacia los botes de champú y gel para tenerlos a mano. Se situó encima del dildo y bajo suavemente introduciéndose unos pocos centímetros lo que le arrancó unos suaves gemidos

-mmmm…aaahhh...siiiii

Mientras se enjabonaba el pelo, subía y bajaba sobre la polla, aumentando poco a poco la profundidad, obteniendo cada vez mayor placer sumado al que obtenía de acariciarse el cuero cabelludo. Siguió con su ritual de limpieza enjabonándose suavemente todo el cuerpo , con parsimonia, prestando especial atención a sus pechitos y entrepierna, todo esto cabalgando suavemente el dildo mientras se imaginaba que era su madre quien le follaba.

-ahhh si mamá…así…oohh… siii…mamá…sigue.

Tamara había alcanzado el límite del dildo donde sentía que ya no le entraba más, por lo que subía y bajaba sobre este con los ojos cerrados concentrándose en las placenteras sensaciones que sentía, moviendo sus caderas suavemente mientras la esponja le acariciaba todo el cuerpo. Se sentía en la gloria cuando sonó una alerta de su móvil, y otra, y otra, y otra más. Intentaba ignorar el sonido del móvil para concentrarse en su propio placer, aumentando la velocidad y gimiendo más fuerte; abrió el agua para quitarse todo el jabón, frotando su pelo y cuerpo, sin dejar de moverse mas el móvil no cesaba de pitar. ¿En serio? ¿En serio sus amigas podían ser tan pesadas? ¿Justo ahora? Tanto pitido terminó finalmente por cortarle el rollo, con un resoplido de fastidio se levantó y apartando con el pie el dildo a un lado se aclaró el cuerpo mecánicamente; le habían interrumpido su rato de diversión.

Salió de la ducha, se secó y de mal humor agarro el móvil para saber qué era tan “importante”. Quedaban a las 16h en la puerta del cine, para ver Wonder Woman . OK, la peli está bien. ¿pero hacían falta 38 mensajes para esto? Se preguntaba con fastidio por el placer negado mientras arrojaba el móvil a la cama.

Tamara bajó del autobús en la parada frente al centro comercial, vestía unos shorts vaqueros y una camiseta de levis’s, su pelo ondulado caía libre sobre su espalda, eran las 15:47 de la tarde y llegaba justita de tiempo. Nada más entrar a toda prisa tomó las escaleras que subían hacia los cines donde habían quedado.

- ¡Tam! ¡Aquí! - oyó una voz a su derecha.

Allí estaban sus amigas. Irene, quien le había llamado, un poco más bajita que ella, físicamente normal, con el pelo legro recogido en una coleta y gafas; vestía una falda corta negra y una camisa de tirantes rosa. También estaba Carol de su misma altura, pero de físico más grande, tenía una melena castaña que caía lacia hasta los hombros; vestía con un vestido rosa. Finalmente, Laura, era la de menor altura del grupo e igual de delgada que Tamara, llevaba el pelo rubio corto y decorado con mechas rosas, su ropa, al igual que su pelo, era de lejos la más llamativa con unos piratas rotos y una camiseta de tirantes que parecía sacada de la portada de un disco de rock psicodélico, además de la multitud de collares y pulseras que vestía.

-Hola chicas, perdón por la tardanza, en finde los buses son lo peor . - Dijo mientras las saludaba a todas con dos besos. - ¿Tenéis las entradas?

- Sí, las compró mi padre por Internet, así no tenemos que esperar cola. – Contestó Carol. - ¿vamos?

Entraron al cine presentando sus entradas. – Sala 4, al fondo a la izquierda, gracias . –Dijo el chico de los tickets. De manera automática Tamara se dirigió al snack-bar, por suerte a esa hora apenas había gente por lo que no tendría que hacer cola.

- ¿En serio te vas a coger palomitas? ¡Pero si son la cuatro de la tarde! Hace nada que has comido - preguntó asombrada Laura.

- Palomitas, coca-cola y cine. Para mí eso es la Santísima Trinidad – Contestó Tamara como si se santiguara y seguidamente pidió un cubo de palomitas a la chica del bar que se sonreía de la situación. - ¿Alguien más quiere palomitas? - Preguntó Tamara

- No, yo paso . – No tía . – Yo alguna te cogeré, pero nada más . - Respondieron el resto de seguido. – y una coca-cola grande, por favor - terminó de pedir a la chica del snack-bar

- Tía, en serio, no sé cómo puedes ser tan delgada y comer tanto - Comentaba Irene con una mezcla de admiración y envidia, secundada por el resto de chicas del grupo.

- Suerte, supongo - dijo encogiéndose de hombros y sonriendo mientras entraban al cine.

Tres horas más tarde se encontraban en una heladería comentando sus impresiones de la película. A parte de los aspectos de guion, doblaje, y efectos especiales uno de los temas sobre los que giró la conversación fueron los actores

Madre mía el Chris Pine, está buenísimo - Comentaba Laura, una de las amigas, hecho que fue secundado por el resto salvo por Tamara, que movió la cabeza como si no estuviera muy convencida de ello.

- un momento, un momento, un momento – saltó Irene. – No me digas que no te gusta Chris Pine ¡Si es lo MEJOR que existe!

Pfff, no sé, a mí no me parece gran cosa- La mente de Tamara estaba más centrada en Gal Gadot, adoraba a esa mujer, tenía buen cuerpo, preciosa de cara, una sonrisa cálida y radiante. Eso era belleza, pensaba.

- ¿Te gustará alguno no? ¿Tom Hardy? ¿Christian Bale? ¿James Franco? ¿En serio? ¿Nadie? - preguntaba Carol incrédula ante los continuos movimientos de cabeza negativos de Tamara.

- A ver si va a resultar que eres bollera . –Dejó caer con malicia Laura. Todos los sentidos de alerta de Tamara se activaron repentinamente. Sí, lo era, pero eso era uno de sus más profundos secretos y no lo sabía nadie fuera de su entorno inmediato, esto era su madre.

- ¿Cómo voy a ser lesbiana? ¡Venga ya! – dijo de manera no muy convincente

-A ver tía, no te he visto nunca acercarte a un chico.

-Pero si son todos unos niñatos, todo el día haciendo el tonto, como si fueran trogloditas

- Ya joder, pero es que no te has liado con ninguno . – dijo Laura. -En la fiesta de diciembre dicen que saliste corriendo cuando Dani te quiso besar - añadió Carol.

- ¡Me daba vergüenza! Además, apenas le conocía ¿qué habrías hecho tú? - se defendía a la desesperada Tamara

Únicamente Irene permanecía callada, aunque no participaba de las pullas tampoco salía en defensa de Tamara, pero se le notaba incomoda, hasta que finalmente intentó intervenir

- Venga chicas, dejadlo ya - Dijo débilmente. Pero las otras chicas hicieron como que no la escucharon.

-Vanessa de la clase C me dijo que te pilló embobada mirando a la de francés.

- ¿Y el día que la de educación física vino con esos leggins? ¿Cuántas veces tuvo que llamarle la atención? –JAJAJAJAJA -reían Laura y Carol sin percatarse de que Tamara estaba cabizbaja y sin decir nada.

- ¡Fijo que eres virgen!¡Si no eres lesbiana es que entonces eres una frígida! – Seguían pinchando y riendo a costa de Tamara sin visos de parar.

Tamara se encontraba fatal, las que consideraba sus amigas no dejaban de meterse con ella, sentía una gran angustia en el pecho y sus ojos comenzaban a humedecerse. Tenía unas ganas terribles de explotar, de decirles cuatro cosas bien dichas. Sí, era lesbiana; sí, le gustaban las chicas; que había tenido más sexo que todas ellas y que eran idiotas. Pero claro, una cosa es querer hacerlo y otra muy distinta el hacerlo. ¿Qué pasaría si lo hacía? Unas disculpas mal dadas, una falsa tolerancia; un juramento de secreto que en tres días sabría todo el instituto. Cuchicheos por los pasillos a su paso, cancioncillas de burla. Se moría de ganas de explotar, pero no, no podía. Tan solo podía aguantar el tipo lo mejor que pudiera hasta el final de la quedada.

Por suerte para la joven, si existían los Ángeles de la Guarda, el suyo estaba trabajando ahora mismo. Notó una vibración en el bolsillo del pantalón a la que siguió los acordes principales de “ El partido de quiddich ” de Harry Potter su saga favorita, extrajo el móvil del bolsillo y la pantalla mostraba quien la llamaba “♥Mamá♥”. Tamara se levantó y se alejó un poco del grupo haciendo enérgicos gestos para que se callasen.

- ¿sí?, ¡ah! hola mamá...si…vale…ahora mismo voy…si…un beso…adiós . -Tamara se dio la vuelta, recogió sus cosas apresuradamente.

-Tengo que irme, mi madre acaba de llamar que vaya a casa a buscarle una cosa . - dijo sin mirar a ninguna a la cara.

- ¿Ya? ¿tan pronto? –Va tía no te enfades, estábamos de broma. –Quédate un poco más porfis, venga – Pedían las otras chicas

- No, lo siento he de irme, de verdad. Venga adiós . - dijo mientras enfilaba apresuradamente la salida del centro comercial.

Nada más salir del centro comercial, se dirigió a la parada del bus donde se sentó cabizbaja a la espera mientras intentaba evadir su mente de los recientes minutos con poco éxito. Veía ya aproximarse el autobús cuando oyó a su espalda que la llamaban.

- Taaaaaammm! -Era Irene, que se acercaba a toda prisa. Tamara hizo como que no la oyó mientras hacía cola para subir. Por desgracia para ella, Irene llegó antes. – Tam, no te vayas, no les hagas caso, va porfa quédate.

- No, Irene. Tengo que irme, ya os lo he dicho - respondió Tamara con voz ahogada.

- ¿Estas bien? - preguntó con preocupación colocándole la mano en el hombro

- Sí, es…estoy bien - Apartándose y dándose la vuelta en dirección a la puerta del bus

-Tamy… -Dijo Irene suavemente sujetándole del brazo

- ¡Déjame! ¡Estoy bien, ya te lo he dicho! ¿Qué parte no entiendes? - Exclamó mientras con un gesto brusco se zafaba del agarre de su amiga antes de subirse al bus. Pasó el abonó por el lector y se dirigió a las últimas filas, sentándose al lado de la ventana mientras con la mano se enjuagaba las lágrimas que resbalaban por su rostro. El móvil volvió a sonar. Era Irene. Lo colgó sin más. No había pasado 2 minutos cundo volvió a sonar, iba a colgar de nuevo para apagarlo y que le dejasen en paz cuando vio que no era Irene sino su madre quien le llamaba. Descolgó.

-Hola ma’…

-Tamara ¿estás bien? ¿Qué decías antes? Si te llamé para decirte que cenaría aquí

-No…nada…no te preocupes ¿Qué tal donde Raquel?

-Bien, bien. Ahora estamos tomando una copa ¿Seguro que estas bien, cielo?

-Sí, si mamá, no te preocupes. Pásalo bien vale. Un beso

-Venga, un beso, amor

Cuando Alicia entró en casa se extrañó de ver todas las luces apagadas, las llaves de Tamara estaban colgadas en el portallaves lo que indicaba que estaba en casa. Se dirigió por el pasillo al salón y encendió la luz: Ahí estaba su hija, sentada con las piernas encogidas abrazando un cojín en completo silencio. Alicia se acercó y se agachó frente a ella sacudiéndola suavemente el hombro.

-Cariño… ¡eh! ¿qué te pasa?

- Nada…déjame. -Dijo con un débil sollozo .

- Va hija, soy tu madre, a mi sabes que me puedes contar todo. Venga. ¿Qué ha pasado? - Dijo mientras se sentaba a su lado, y la atraía hacia sí desde el hombro.

-Estábamos después de la peli…y… hablaban de chicos…y… se metieron conmigo…porque...porque a mí no me gusta ninguno…y que…y que…si era bollera…o tortillera - Balbuceaba entre hipidos y sollozos la joven. Alicia la abrazó acariciándola el pelo, momento en el cual las defensas de Tamara se derrumbaron del todo comenzando a llorar desconsoladamente. Alicia la mecía suavemente

-Ya hija, ya ha pasado…desahógate…todo va estar bien…no te preocupes.

Alicia sabía perfectamente por lo que estaba pasando su hija, los recuerdos de las burlas que sufrió ella misma en la Universidad al revelarse su gusto por las mujeres llenaron repentinamente su mente lo que hizo que abrazase más estrechamente a su llorosa hija. Las risas, las burlas de sus compañeros, el ser señalada por los pasillos, el discursó que le dio su madre sobre su “desviación” …todo ello asaltó su mente en un torbellino de recuerdos. Afortunadamente el carácter más fuerte de Alicia le había ayudado a sobrellevar mejor esa situación, no así a la que por entonces era su pareja en secreto, la cual, llevada por la presión, abandonó un día la Universidad y Alicia no volvió a saber nunca nada de ella. El recuerdo de aquella vida pasada le produjo momentáneamente una gran pena. Por desgracia el carácter de su hija era más débil, estaba llevando su inclinación sexual en secreto a una edad donde la gente es mirada con lupa y se le adjudican etiquetas que luego es muy difícil quitar, sean ciertas o no.

Las caricias en el pelo de su hija y las suaves palabras que le dirigía tuvieron finalmente su efecto calmante sobre Tamara cuyo llanto se había reducido a eventuales sollozos. Alicia se apartó de su hija para situarse de nuevo frente a ella.

-Que esas tontas digan lo que quieran, tú eres la lesbiana más bonita que hay . -Mientras le apartaba con sendos dedos las lágrimas que aún bajaban por sus mejillas. – Y a mí me encanta que seas así . -Dijo justo antes de besar suavemente una pequeña lágrima que se habían escapado de los ojos de su hija.

La cara de Tamara dejó ver una débil sonrisa de agradecimiento. - ¿De verdad? -Preguntó

- De verdad - contesto Alicia antes de juntar sus labios con los de su hija. En un primer momento la boca de Tamara permaneció quieta, un solo instante, antes de responder al beso. Siguieron besándose, Tamara sentada en el sofá y Alicia arrodillada frente a ella, primero besos tiernos que fueron aumentando de duración e intensidad. Alicia recorrió con sus manos desde los hombros, bajando por los brazos, hasta las caderas de su hija, la cual arrojó a un lado el cojín que abrazaba para abrazar a su madre mientras se fundían en un ya apasionado beso. Las manos de Alicia se introdujeron por debajo de la camiseta de su hija y fueron subiendo lentamente hasta llegar a sus pequeños pechos, acariciándolos suavemente lo que le arrancó un pequeño suspiro.

Pararon un momento su sesión de besos, lo justo para que Alicia pudiera quitarle la camiseta a su hija. Sus lenguas luchaban y se retorcían con fuerza en sus bocas en una compleja danza. Sin dejar de besarse, Tamara comenzó a desabrochar la blusa de su madre, la cual no dejaba que su boca se apartara en ningún momento. Alicia terminó de quitarse la blusa arrojándola a un lado mientras las manos de su hija buscaban sus grandes pechos; Tamara tiró del sujetador de su madre hacia abajo, liberando esas grandes ubres que tanto le gustaban. Alicia Arqueo su espalda hacia atrás a fin de que su hija pudiese lamer sus tetas y pezones, los cuales ya estaban erectos de deseo.

-Eso es bebé…así…mama como cuando eras pequeña… así...así…aaahhhh

El movimiento de succión de Tamara había mandado un suave cosquilleo a su madre que gozaba de sentir sus pechos mamados por su hija. Estuvieron así un rato hasta que Alicia dijo de ponerse más cómodas. Sonriendo por fin, Tamara se echó en el sofá, levantó las piernas y se quitó las bragas y el pantalón en un único movimiento. Seguidamente se incorporó un poco y mirando a su madre, que no perdía detalle, se tapó con una mano los pechos mientras con la otra se desabrochaba el sostén, seguidamente tiro de él suavemente, despacio, sin que su otro brazo dejase ver sus pequeñas tetas. Finalmente, termino de sacarse el sujetador y, mirando fijamente a su madre y estirando al brazo a un lateral, sujetándolo con 2 dedos lo sostuvo en el aire un momento, antes de dejarlo caer. Su madre, le agarró del brazo que escondía sus pequeños senos

-No me vengas ahora a hacer creer que eres pudorosa y recatada, mi pequeña zorrita

Tamara se rio ante la falsa indignación de su madre antes de responder al corto beso previo a que su madre se lanzase a juguetear y lamer los pezones de su hija que no pudo si no cerrar los ojos y lanzar un largo y profundo suspiro mientras sujetaba la cabeza y le acariciaba el pelo, deseando que ese momento no acabase.

-mmmmm…siiii…mmme encanta, ooohhhh…sigueeee…aaahhh

Cuando liberó a su madre del agarre, esta se levantó y, sin dejar de mover las caderas en un sensual baile, miro a su hija con intensidad; la joven estaba extasiada ante la figura de su madre, reflejado en una traviesa sonrisa mientras se mordía ligeramente el dedo. Alicia se llevó las manos a la espalda, desengancho el sostén y en contraste con su hija, lo arrojó a un lado en un único y veloz movimiento dejando totalmente libres sus senos que se mecieron ligeramente por la libertad, mientras se mordía el labio inferior en un aviso de lo que venía.

Sin dejar de mirar a su hija, mientras proseguía su sensual baile, bajó su mano en un lento movimiento hacia su entrepierna acariciando su vagina por encima del pantalón; por debajo de la ropa estaba empezando a notar que cada vez estaba más mojada. Relamiéndose los labios, subió sus manos al cinturón de su pantalón y comenzó a desabrocharlo, lentamente.

- Ehhh…mama . -Dijo Tamara con un deje de timidez

- ¿Si, cielo? - Contestó Alicia mientras desabrochaba su cinturón.

-Estoo… ¿Podrías…dejarte el pantalón?... porfa. –Dijo sonrojándose.

- ¿Por qué? - preguntó inquisitiva su madre alzando una ceja.

- Es que… me gusta mucho…y…y te queda muy bien…te…te ves muy sexy…y…y…. –Dijo la pequeña, roja como un tomate ante su propia confesión.

Sonriendo a su hija, Alicia dio un fuerte tirón al cinturón, volviendo apretárselo y llevándose las manos a la nuca para que su hija pudiese admirarla en su plenitud preguntó:

- ¿Mi princesita desea algo más?

Ante la respuesta negativa de su aún sonrojada hija, se quitó los zapatos y la coleta, liberando su melena con rápidos movimientos de cabeza. Se arrodillo, frente a su hija y se fundieron en un profundo beso.

- Deja que mamá se ocupe hoy de todo, tú solo disfruta . -Le dijo suavemente antes de, con una mano, empujarla suavemente hacia atrás.

Alicia comenzó a besar suavemente los labios de la vagina de su hija mientras que son las manos y las uñas acariciaba suavemente los muslos, produciéndola una mezcla de placer y cosquillas muy placentera. Manteniendo la actividad de sus manos, Alicia introdujo su lengua dentro de la rajita de su amante donde comenzó a moverla suavemente en círculos.

-sssshhhhh…uuuffff. -Oía disfrutar a su hija la cual se mordía ligeramente el dedo mientras que su otra mano se deslizaba por su vientre en busca del clítoris.

Repentinamente notó que su madre le agarraba dicha mano y acariciándola suavemente con el pulgar, la alejó de su destino. Tamara podía tocarse donde y como quisiera, pero ahora su coñíto era propiedad de las hábiles manos y lengua de su madre y ésta no iba a dejar que interfiriera. Usando sendas manos, Alicia acariciaba los labios vaginales de su hija mientras su lengua trabajaba realizando un movimiento una espiral de movimientos circulares que se aproximaban de manera lenta pero constante al clítoris de Tamara. El último circulo de la espiral lo rodeó para, inmediatamente, ser succionado con devoción

- mmmmppppff...mmmm….fffff….mmmmmppppfff – Bufaba Tamara con los ojos fuertemente cerrados en un intento de no gritar de gusto mientras sus manos se agarraban con fuerza a la funda del sofá y sus piernas pateaban rápidamente el aire.

Divertida por la reacción de su hija Alicia mantuvo la presión un rato más, para placer o desesperación de Tamara que estaba fuera de sí. Cuando por fin liberó su botoncito, Tamara soltó un largo suspiro mientras respiraba agitadamente recuperando el aliento.

-mmmm...aahhhh…uf…uf...mmmmm…aahhhhhh.

Las manos de Alicia que se encontraban acariciando en ese momento los las caderas y muslos de Tamara volvieron a bajar a su pelvis separando los labios vaginales para facilitar la entrada de su lengua la cual usaba como si fuera un pequeño pene para penetrar su vagina de la misma forma que su hija hizo la noche anterior. Las sensaciones que provocaban tales actos en la joven hacían que sus jadeos, suspiros y gemidos se mezclasen un ininteligible y excitante ruido de fondo, música para Alicia.

Alicia, estaba terriblemente excitada, lo sabía y lo notaba en la constante humedad que sentía en su entrepierna. Deseaba acariciarse y masturbarse mientras devoraba con avidez a su pequeña, pero la repentina confesión del fetiche de la joven le había hecho sobreponerse a sus ganas y dejarse sus ajustados pantalones de cuero. Podría frotarse por encima de estos, sí, pero aunque era muy placentero, no le ocasionaba tanto placer como el introducirse los dedos. Además, tenía ambas manos ocupadas en su hija y el no poder aliviarse ella misma contribuía a mantenerse cada vez más excitada y por tanto a aumentar su implicación en darle placer a su pequeña.

Dando un pequeño descanso a su lengua, Alicia estiro su brazo con 2 dedos extendidos hacia su hija, la cual al verlos agarro con sendas manos el brazo mientras chupaba con gran fruición los dedos de su madre, chupaba ansiosa, con los ojos cerrados, desprovista de toda vergüenza, como si les estuviera haciendo la mamada de su vida. Alicia le retiró los dedos de la boca, y mirando a su hija, que le devolvía la mirada ansiosamente mientras su pecho subía y bajaba de forma acelerada, le guiñó un ojo mientras se relamía el labio. Tamara echó la cabeza hacia atrás a la espera de la deliciosa penetración. Dos dedos de Alicia se introdujeron suavemente en la vagina de Tamara donde empezó a realizas un movimiento de mete-saca mientras iba girando la muñeca. Los metía con las yemas hacia abajo y conforme los iba introduciendo iba girando la muñeca en sentido de las agujas del reloj. Cuando las yemas llegaban “a las 12” empezaba a sacarlos mientras los colocaba en forma de gancho para presionar el punto G de su hija cosa que provocaba fuertes convulsiones en ella. Como colofón, Alicia alternaba estos movimientos con potentes lametones desde la parte baja del coño hasta el clítoris, volviendo loca a la joven que ya apenas era consciente de sus actos

-Dios, dios, dios …ahhh. no pares no paressss … ¡más!... ¡más! ... ¡MÁS! - Exclamaba entre dientes la joven mientras sus manos golpeaban el sofá furiosamente.

Los jadeos de Tamara aumentaron en intensidad ante las deliciosas atenciones que estaba recibiendo su vagina, Alicia podía ver como esta se contraía repetidamente y como las piernas de su hija temblaban cada vez con mayor intensidad, un rápido vistazo a su hija le permitió verla con la espalda arqueada, los ojos cerrados y una boca abierta de la que solo salían jadeos ininteligibles. Alicia sabía que el orgasmo de su hija estaba a la vuelta de la esquina así que acariciando sus muslos dijo:

-No te contengas amor mío, suéltalo todo, dáselo a mami.

Inmediatamente después de esto, volvió frente al coño de su hija dispuesta a sacar toda la artillería. Inició una furiosa penetración con los dedos mientras su lengua pegaba rápidos lametones en el clítoris, volviendo loca de placer a Tamara, cuyas caderas se movían ya de manera autónoma. Por la intensidad de sus jadeos Alicia supo que tenía poco tiempo antes de que su hija estallase. Colocando las manos en sus muslos, subió los por sus caderas y costados mientras su lengua daba profundas lamidas en la rajita de su hija, llegó finalmente con las manos a los pechos de su hija y comenzó a amasarlos apasionadamente: mientras tanto había desplazado su boca hacía el sobrestimulado clítoris succionándolo con avidez. Ante tantas sensaciones Tamara se incorporó bruscamente hacia adelante sujetando la cabeza de su madre, tanto con las manos por la nuca como con sus muslos mientras sus caderas daban continuos bandazos tratando de evitar que se alejase un milímetro

-AH…AH..AAAHHHH. Mami…oh...mami….oh mami… si, sigue …mama…¡sí!, ¡sí!, ¡sí!

Alicia, viendo que el final era inminente realizó su jugada maestra. Simultáneamente pellizcó y retorció muy ligeramente los pezones de su hija y, mientras sus gritos aumentaban de intensidad, dejó de succionar el clítoris para inmediatamente darle un suave mordisco.

-mmmpppfffff… ¡ah! … ¡ah! … ¡ah! … sí...sí... ¡SI!  …. ¡AAAHHHH!... ¡AAARRRRGGGGHHHH! ¡¡DIOS!!

Todos y cada uno de las terminaciones nerviosas de sus zonas erógenas enviaron simultáneamente impulsos de placer y dolor, arrancando en ella un gran grito, Alicia que ya sabía que esto iba a suceder lamio ansiosamente la vagina de su hija mientras su boca se inundaba sin remedio un torrente de flujo vaginal. Tamara mantuvo la presión unos segundos, segundos en los que Alicia no dio tregua a ese delicioso coñito. Sólo cuando Tamara aflojo la presión, pudo por fin salir de la entrepierna de su hija, se incorporó aún sin salir de la postura de rodillas y vio a su hija, despatarrada en el sofá, aun jadeante el intenso orgasmo. Pasó la mano suavemente por la rajita aun sensible de su hija, cuando de repente ésta se echó a llorar.

Alicia sabía lo que le ocurría, el orgasmo había hecho que la mente de su hija quedase en totalmente en blanco, momento en el cual todas las sensaciones y sentimientos de las últimas horas surgieron en tromba. Alicia la atrajo hacia sí abrazándola como solamente una madre puede abrazar a una hija llorosa, sin pasión, ni deseo, únicamente afecto y ternura. Tras un minuto de llanto incontrolable en el cual Alicia permaneció en silencio, únicamente apretando a su hija contra sí, Tamara pareció recuperar la compostura y sentándose en el sofá dijo

-No…no sé qué me ha pasado…pensaras que soy una tonta

-No, no, no, claro que no cariño, es perfectamente normal eso ¿a que ahora estas mejor? - Tamara con el rostro aun congestionado movió la cabeza sonriendo. – Si, mucho mejor

Poniéndose en pie Alicia soltó un quejido – Uf mis rodillas, ostia, joder hija la que me has liado . Tamara no pudo menos que reír. Agarradas de la cintura se dirigieron al pasillo donde cada un tomó la dirección hacia su propio baño.

Alicia se quitó rápidamente el ceñido pantalón, enfrascada como había estado en su hija no había podido ni siquiera acariciarse a sí misma y estaba empapada y cachonda perdida. Se metió en la ducha, y puso el agua a máxima presión. El agua caliente cayó con fuerza sobre ella facilitando la relajación muscular; mas caliente como estaba, Alicia quería correrse lo más rápido posible por lo que comenzó a frotarse el clítoris rápidamente mientas con la otra mano se pellizcaba los pezones alternativamente. Alicia se conocía a si misma lo suficientemente bien como para saber que no le llevaría más que unos pocos minutos llegar al clímax. Sin dejar de sobarse sus propios pechos comenzó a introducirse sus dedos en la vagina primero 2 y seguidamente tres dando comienzo a una furiosa y salvaje penetración buscando su punto G, mientras que con la palma estimulaba el clítoris. Intensas oleadas de placer recurrieron su cuerpo, haciendo que casi resbalase, por lo que se arrodilló en el plato de la ducha mientras el agua no dejaba de empaparla. Tratando de contener todo lo posible sus gemidos Alicia siguió frotándose de manera salvaje hasta que por fin le sobrevino el orgasmo, un orgasmo duro, que disfrutó en silencio, con un gemido sordo, de rodillas y apoyada contra la pared. Mantuvo esa postura unos momentos, mientras jadeaba de gusto. Cuando su respiración se normalizó, cerró el grifo de la ducha.

Salió de la ducha vestida únicamente con una toalla, se tumbó en su cama. Había sido un día agotador, agotador y satisfactorio, muy satisfactorio, pensaba mientras su mente recogía las vivencias de la tarde.

Aun se oía la ducha de Tamara, fue un momento al salón donde cogió su móvil y se dirigió de nuevo a la habitación, cerró ligeramente la puerta y tumbándose de nuevo en la cama busco a Raquel en sus contactos de whatsapp.

Hola Raquel ¿Qué tal? Lamento el haber tenido que irme de

forma tan precipitada, pero Tamara me tenía preocupada

21:03

Raquel

Hey! No pasa nada, está bien que te preocupes por ella

Si no es indiscreción ¿Qué le pasaba?

21:07

Sus amigas, que se han reído de ella porque no le gusta ningún chico

Ya sabes que lleva en secreto lo de ser lesbiana y claro. Un mar de lágrimas

21:08

Raquel

¡Pobrecita! Vaya “amiguitas” que tiene ¿no?

¡Ah!  por cierto, hablando de lágrimas…

21:11

¡Es verdad! ¿Qué tal Susana? Dile que siento mucho

el tener que haberme ido a mitad

21:15

Raquel

¡Bah! No te preocupes por ello, pero ya que preguntas…

[IMG 760000542.jpg]

[IMG 760000543.jpg]

21:20

Alicia descargó las fotos, las abrió y en una pudo ver a una mujer arrodillada de espaldas, con los brazos estirados en alto sujetos por sendos brazales a un gancho. Su culo y espalda estaban marcados por multitud de líneas rojas. La segunda foto debían ser los pechos de la misma mujer, también con marcas de haber recibido un duro castigo. Alicia llevó inconscientemente su mano a su entrepierna, acariciándola suavemente

Mmmmmm lastima habérmelo perdido.

21:28

Raquel

¡Tranquila!  ya nos divertiremos en otra ocasión. ¡Besos!

¡Y de parte de Susana también!

21:30

Todos los comentarios, correos, consejos, impresiones y críticas constructivas son sinceramente agradecidos y bien recibidos en aras de la narración.