Víctor, capítulo 2

Marta conoce al nuevo compañero de su novio. Lo que al principio es un compromiso pronto se convertirá en una aventura de grandes dimensiones...

Capítulo 2 Marta

Sonó la sirena anunciando el final de la jornada, todos los niños salieron de la clase y Marta se quedó un segundo buscando las llaves de la clase en su bolso, cuando las encontró, salió de la clase, cerró la puerta y fue a despedirse de sus alumnos y sus padres. Cuando la entrada de la guardería se quedó vacía, fue a despedirse de sus compañeras de trabajo.

Salió y se dirigió a la puerta de la guardería a esperar a que llegase Rafa, mientras esperaba, vio los últimos alumnos que salían de las otras clases y se despedían de ella, sacó el móvil y distraída se puso a mirar el móvil.

El sonido del claxon del coche de Rafa la despegó de la pantalla y sobresaltada salió en dirección a él, se bajó de acera y se montó en el asiento del copiloto, cerró la puerta y saludo a Rafa con un beso.

Rafa era un hombre atractivo, alto y atlético, con el pelo corto peinado hacia atrás que hacía que Marta se volviera loca, su barba rebelde pero bien cuidada, enmarcaba esa cara que tanto le gustaba ver por las mañanas al despertar

De camino a casa, Rafa le contó su día en la oficina, la reunión que habían, tenido, y como siempre desde hace dos meses, solo hablaba de Víctor su nuevo compañero de trabajo. Marta no sabía quién era, pero por cómo hablaba Rafa de él, parecía que se conocían de toda la vida. Cuando llegaron a casa, Rafa sacó el mando para abrir la puerta del garaje, mientas Marte se hundía en el asiento del coche, agotada. Aparcaron, en coche, él se guardó las llaves del coche en el bolsillo de la cazadora, mientras que ella buscaba las llaves para entrar a casa.

Lo primero que hizo al entrar a casa, fue quitarse los zapatos, y ponerse ropa más cómoda, mientras que Rafa se dirigía a la cocina para calentar la comida y poner la mesa. Vivian en una casa pequeña, pero para ellos era suficiente, la casa tenia, una pequeña sala de estar, con una cocina a juego, una habitación para ellos y un modesto cuarto de baño.

Marta se sentó a la mesa y a su lado Rafa, comieron tranquilamente y sin prisa.

+Te acuerdas de el plan que tenemos esta tarde?

-Lo de tu compañero de trabajo, ¿Cómo se llamaba? ¿Víctor?

+Si, es a las 6

Con el ajetreo del trabajo y el tener que estar controlando a quince niños en la guardería, se le había olvidado que por fin hoy iba a conocer al famosos Víctor. Por un lado, tenía curiosidad por saber quién era por fin, pero por otro no le apetecía nada salir de casa, para ella el plan perfecto habría sido quedarse en casa, tumbada en el sofá viendo una peli.

Al acabar de comer, entre los dos recogieron la cocina y acabaron viendo una serie tumbados en el sofá, no estaba muy concentrada en la serie, así que, cuando menos se lo esperaba Rafa, ella decidió darle un toque picante a la serie. Deslizó la mano por el pantalón de Rafa hasta llegar a su entrepierna, él la recibió con un beso y la serie pasó a un segundo plano, empezaron a besarse cada vez más apasionados, hasta notar como la dureza de Rafa crecía bajo los pantalones del pijama.

Él se tumbó completamente, ella se subió, encima suya. Marta balanceó las caderas frotando su sexo con el de Rafa, mientras sus labios no se despegaban, cuando apareció una mancha en el pantalón de él, le quito la parte de arriba y con un reguero de besos que empezó en la boca, fue bajando lentamente, por su cuello, sus pectorales, el abdomen y la ingle. Viendo las intenciones de Marta, despegó la espalda del sofá para poder quitarse los pantalones con la ayuda de ella.

Ahí estaba Marta, delante de su hombre, desnudo, con el rabo erecto, las piernas separadas y las manos detrás de la cabeza, haciéndose accesible para ella, y si dudarlo un segundo, dirigió su mano hacia el miembro de Rafa, y empezó a masajearlo de arriba abajo con una mano mientras que con la otra le acariciaba los huevos. Lo hacía despacio, casi poniendo a prueba la paciencia de él. Cuando notó que ya no podía estar más duro, bajo la cabeza y empezó a darle besos en el glande y por toda la extensión de su miembro, no se dejó ningún centímetro de piel sin besar. Tras cada beso, Rafa dejaba escapar un gemido potente y hondo. Marta decidió pasar a la acción: Bajó el prepucio y pasó su lengua con el piercing por el glande y el frenillo, cosa que hizo que una ola de placeres recorriese todo el cuerpo de él. Con un par de lametones y subidas y bajadas, Rafa acabó en la boca de Marta. Ella aceptó su esencia, tragándosela gustosa. Comprendía que, al fin y al cabo, esos pocos mililitros eran el resumen de su novio: Escaso, soso y un poco denso…

Ella estaba apoyada sobre el pecho de él y recorría su cuerpo con la mano. Hasta que cogió el móvil y vio la hora. Eran casi las cinco por lo que decidieron empezar a preparase para el evento que tenían con Víctor.

Rafa entró primero en la ducha y mientras ella se quedó en el sofá, pensando en la poca cantidad de semen que tenían las corridas de su pareja. Al principio le pareció bien, así costaba menos mantenerle contento, pero después se sintió algo insatisfecha. Supuso que a la larga se acostumbraría. Él apareció en el salón con la toalla atada a la cintura, lo que indico que era su turno para la ducha, pasó al baño, se desnudó y mientras dejaba que se calentara el agua, cogió su móvil y puso música algo de Rihanna, en menos de veinte minutos ya estaba lista para secarse el pelo y arreglarse.

Cuando salió, vio a Rafa con unos vaqueros ajustados y con una camisa de cuadros metida por dentro, le encantaba la forma su forma de vestir y lo masculino que le hacía. Por otro lado, ella optó por un vestido negro, liso, con unas medias negras a juego al terminar de maquillarse, cogió su bolso, cerraron la puerta de casa y caminando de la mano, fueron al bar donde habían quedado. Era cerca de donde vivían, por lo que en vez de ir en coche decidieron ir a pie.

Cuando llegaron a la puerta del bar, mientras esperaban a que llegase, Marta sacó su móvil y se puso a ojear sus redes sociales, hasta que Rafa dijo:

+Mira por ahí viene

Levantó la mirada y allí le vio andando a lo lejos, iba vestido con un pantalón de chándal gris, con una sudadera color verde, cuando el vio, lo primero en lo que se fijo fue en si mirada tan penetrante y profunda. Para ella, dos besos, y para Rafa un abrazo con palmada en la espalda. Pasaron dentro del bar, eligieron una mesa. Marta y Víctor se sentaron mientras Rafa pedía en la barra.  Empezaron con una “conversación de ascensor” pero pronto comenzó a surgir compenetración de manera instantánea. Entre ellos empezó a formarse una tensión, incómoda y cómoda a la vez. En ese momento ella empezó a sentirse atraído por él, como si se tratara de un imán: Sus movimientos tan seguros y abiertos como su sonrisa, su mirada parecía penetrarla... Cuando Rafa se acercó a la mesa con tres cervezas y se sentó al lado de su novia.

La conversación fue fluida, amena y cerveza tras cerveza, la atracción por Víctor, fue creciendo y casi sin darse cuenta su novio pasó a un segundo plano y solo podía centrarse en ese hombre tan seguro de sí mismo. Parecía un aura que le envolviera, y hacía sentirse segura a ella misma, arropada por su magnetismo.

Unas horas más tarde Marta pidió a su novio irse a casa, con el alcohol en la cabeza y la necesidad de volver a ver a Víctor. No entendía qué le estaba pasando. Nunca había conectado con ningún hombre tanto ni tan rápido. Pagaron la cuenta y salieron. Ellos se despidieron con un abrazo largo y ebrio, con su sonoro golpe en la espalda. Ella le dio dos besos, y pudo oler su aroma a ¿vainilla? A través de la cerveza. Cada uno se fue por su lado, Marta y Rafa, con paso lento y relajado volvían a casa, observando a la gente y la noche se empezaba a imponer.

Al llegar a casa, Rafa sacó las llaves de la cazadora y abrió la puerta. Nada más llegar al salón, Marta se quitó las zapatillas y se puso cómoda. Mientras él se quitaba la cazadora, se desabrochaba un par de botones de la camisa y se la sacaba del pantalón.

  • ¿Qué te ha parecido?

  • Me ha caído bien, es… majo.

  • ¿Te has dado cuenta de los pantalones que llevaba?

-No ¿Por qué lo dices?

  • ¿Enserio me lo estás diciendo?, pero si se le notaba que no tenía calzoncillos y encima viene de chándal, la madre que lo parió, en que estaría pensado.

El comentario de Rafa sobre el paquete de Víctor, la pilló de sorpresa. No se esperaba que su novio reparase en el paquete de otros hombres, pero le tenía que dar la razón. Desde el minuto uno en el que le vio aparecer sus ojos habían reparado en su entrepierna.  Cuando se sentó y cada vez que se movía, se reajustaba su posición con un fugaz y estudiado gesto, pero que no pasaba desapercibido para ella. no había podido evitar mirar cada vez que se acomodaba el miembro y el hecho de no llevase nada debajo, le hizo sonrojarse con una oleada de calor.

Para ella no había sido una falta de respeto, es más le había gustado que fuese sin calzoncillos, le hacía sentir un hombre confiado y seguro de sí mismo.

Los dos se habían puesto ropa cómoda, para estar en casa y Rafa estaba en la cocina preparando algo de cenar mientras ella distraída con el móvil, pasaba el rato, hasta que desde la cocina escucho la voz de Rafa llamándola. Él la esperaba a mesa puesta, con unas velas encendidas, una botella de vino abierta y un par de copas. Al ver la sorpresa ella saltó a sus brazos y le regalo un beso apasionado.

Cuando acabaron de cenar recogieron la mesa y platos y se fueron al salón. Él se puso a ver el futbol, mientras ella muy concentrada se pintaba las uñas. El pitido final del árbitro que anunció el final del partido, con lo que Rafa se fue a dormir, dándola un beso, mientras ella se quedó leyendo un libro hasta altas horas de la noche.

Al día siguiente en la puerta de la guardería, esperaba a que la recogiera después de un largo de día de trabajo. Los críos y sus padres no se lo habían puesto fácil, estaba cansada y deseando llegar a casa.

Cuando miró a lo lejos y vio el coche aparecer, dejó escapar un suspiro de alivio y empezó a andar hacia la carretera Cuando encontró el asiento del copiloto ocupado por Víctor, quien la recibió con un ligero encoger de hombros. Por lo visto su coche se había averiado y Rafa se ofreció a llevarle a casa. Marta se sentó en el asiento trasero y mientras ellos hablaban del trabajo, ella pudo contemplar a ese hombre misterioso que desprendía un aura de atracción, sexo y lujuria, que le nublaba el sentido.

El trayecto fue ameno y corto, ya que descubrió que no vivían tan lejos de su casa. Cuando llegaron al destino, Víctor les dio las gracias, se bajó del coche y esperó con la puerta abierta a que Marta se dirigiera a la puerta del copiloto.

Ese pequeño instante se convirtió en un huracán de sentimientos para Marta. Cuando pasó por delante de Víctor bajó la mano para coger la puerta y sin querer o aposta acarició el paquete de Víctor con el dorso de la mano. Más que sentir algo concreto, notó su peso. Como si cogiera un racimo de uvas que cuelgan. Sintió su masa, lo contundente de su falo. Sin duda iba sin ropa interior… de nuevo. Se sorprendió poniendo los ojos como platos, gesto que él descubrió con una macabra media sonrisa: “Lo sabe. Sabe lo que estoy pensando. Sabe que pienso que la tiene enorme.” El calor le subió a la cara, y notó una humedad entre sus piernas, lo justo para hacerla incomodarse. Fue un instante muy breve y en cuanto la puerta se cerró el coche empezó a moverse. Marta, lejos de calmarse, sentía cómo su corazón aceleraba. Rafa esperó que le saludara con un somero beso, un poco más húmedo de lo normal, como si hubiera dudado en darlo con lengua o no.  Él le contó su día en el trabajo, y cuando él esperaba que ella hiciera lo propio, ella estaba ensimismada. Tras la insistencia, Marta se disculpó alegando que estaba exhausta.

Metieron el coche en el garaje, llamarón al ascensor y con un destello de las luces el coche se cerró. Al abrir la puerta de casa, fue directa a quitarse las zapatillas, mientras Rafa como era de costumbre preparaba la comida.

Se sentó en la cama, se desato los cordones, y pasó la mano por la planta de los pies dolorida. Cogió el bolso para poner a cargar el móvil y descubrió un pequeño papel doblado en cuatro, lo desdobló confundida:

"Me la has comido con los ojos. Quiero probar tu piercing. Espero que estés lista para la presentación oficial :) 658454845"

El mensaje acababa firmado por una V. Marta estaba atónita, a la vez que excitada, por lo directo y sin preámbulos que era y por lo poco que se conocían. Apuntó el numero en el móvil y escondió la nota, para poder deshacerse de ella cuando pudiera. Dejó, el móvil, cargando en la mesilla del dormitorio y acabó de ponerse cómoda para estar en casa.

Cuando apareció en la cocina, Rafa estaba acabando de poner la mesa, por lo que se sentó directamente para que sirviera la comida. Estaba inquieta en la silla, nunca se había tenido que enfrentar a una situación así y sentía como si se estuviera adentrando en un terreno muy peligroso, muy parecido a arenas movedizas, de las que no sabia como iba a salir, Rafa percibió su inquietud:

  • ¿Estas bien? ¿Te pasa algo?

-Ha sido un día duro en la guarde.

Ante esa contestación, decidió no preguntar más. Para intentar distraerla, le contó que pronto tendrían la cena de empresa además de la de la guardería, cosa que emocionaba a Rafa. A ella no le hacía especial ilusión, ya que no le apasionaba salir de fiesta y llegar a casa a altas horas de la madrugada.

Al acabar de comer, su pareja se fue al salón a echarse la siesta, mientras que ella recogía la cocina.  Mientras pasaba la esponja su mente estaba en otro sitio, pensado en si contestar a la propuesta de Víctor o no. Cuando colocó el último plato en el escurridor, cogió el trapo de la cocina para secarse las manos, metió el móvil en el bolsillo y al llegar al salón vio a su chico dormido en el salón, por lo que decidió que era su momento. Desbloqueo el móvil e inició la conversación:

- ¿Por qué me has escrito ese mensaje?

+ ¿Te ha gustado?

- No.

+Si no te hubiera gustado no me habrías hablado y me apuesto lo que quieras a Rafa no está.

-Está durmiendo ¿eso que tiene que ver?

+Nada, pero dice mucho de ti el que me estés hablando a escondidas. ¿Y si nos dejamos de tonterías y me la chupas? Tienes que hacer maravillas con ese piercing. Seguro que tu novio no aguanta tres minutos.

-No voy a engañar a Rafa.

Marta decidió cortar la conversación ahí, ya que se estaba empezando a encontrar incómoda. Se había empezado a acalorar, como el momento de la puerta del coche. Salió de la conversación, bloqueo el móvil y se tumbó al lado de Rafa. Rozó con su culo la entrepierna de él. Sabía exactamente cómo era y sus capacidades. Pensó en despertarle con una mamada. Tenía ganas. Incluso pensó en cronometrar lo que tardaba en conseguir su escasa esencia…Mientras lo pensaba quedó dormida entre sus brazos, pensando en otra cosa… Con un sentimiento de culpa de algo que no había hecho todavía, pero sabía que no iba a poder resistir.