Víctimas de las hormonas 1

Un hombre cuenta años después cómo presenció en un acto donde una chica fue víctima de los arranques y depravaciones de una mujer con rasgos masculinos y exceso de testosterona.

Un hombre cuenta años después cómo presenció en un acto donde una chica fue víctima de los arranques y depravaciones de una mujer con rasgos masculinos y exceso de testosterona.

Contiene lésbico, no consentido y control mental.

Los personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es coincidencia.

Contiene escenas fuertes, así que se recomienda discreción.

Sin más preámbulos, disfruten la historia.

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Abriendo una hoja en blanco en Word

….Serían ya más de 10 años desde que pasó lo que voy a contar, que hasta el momento ha definido mi criterio en cuanto a fantasías sexuales.

Hubo un viaje familiar (no recuerdo el año ni si era a principios o a finales) tendría yo doce o quince años, fuimos a un pueblo llamado “Ocumare de la Costa”, mi padre, mi madre, mi hermano menor y yo. Teníamos la costumbre de ir y venir el mismo día ya que la playa nos queda a hora y media aproximadamente, pero esa vez se había ”puente” y ya estando ahí decidimos disfrutar un poco más y nos quedamos en un hotelito pequeño.

Era una especie de posada en una zona llamada “El Playón”, de esas donde los viejitos se jubilan y gastan sus ahorros para irse lejos de la ciudad a vivir del turismo en algún sitio. Estaba en una calle ciega, era una especie de edificio de dos pisos con varias habitaciones, solo que daba la impresión de ser un “edificio acostado”, era más largo horizontalmente que de vertical. Si lo ves desde arriba parece una caja de zapatos, como un rectángulo, sin salientes en el techo ni nada. Seis habitaciones en cada piso una al lado de la otra, cada una con una puerta y dos ventanas,  un terrenito en la entrada adaptado para una piscina de 10 metros aproximadamente no muy grande pero sí muy cómoda.

El estacionamiento era estilo garaje, una sola entrada y salida, (no sé cómo harían en temporada alta) pero los carros quedaban uno detrás del otro haciendo una cola larga justo enfrente de las habitaciones, el conjunto estaba cerrado por una alta pared de bloques de cemento y platabanda, de forma que la parte de atrás del hotel quedaba totalmente oscura incluso a plena luz del día, de forma que la gente necesitaba encender la luz dentro de las habitaciones aún de día.

Nos tocó la segunda habitación de planta baja,  la puerta estaba del lado del estacionamiento con una ventana grande a la izquierda y una chiquita a la derecha que sería la del baño de cada cuarto, pero la última habitación al fondo sólo tenía la puerta de ese lado, las ventanas estaban atrás en la parte oscura, todas forradas con malla metálica anti mosquitos.

Ahora que recuerdo, como que sí debía ser día festivo porque duramos varios días, casi una semana. Después de estar instalados dejábamos las cosas y nos íbamos a la playa en la mañana y volvíamos a las 2pm a comer y disfrutar de la piscina. (Aquí el sol te funde la piel y más si eres blanco jejeje)

Al día siguiente llegó una familia en la cual estaba una linda chica. Más tarde en la piscina y gracias a la bulla me enteré que esa semana estaba de cumpleaños, y que le regalaron unos días de playa antes de su fiesta. Con ella venían la madre que sí era alta y rubia y tenía una bebé, y otra mujer que supuse era su tía, todas se parecían, no la vi con más nadie en esos días a excepción de otros chicos como de once años que debían ser sus primos. Era muy bonita, pelinegra,  suelto, tan  largo que algunos llegaban bajo sus omóplatos, y bien formadita para su edad, tenía un poquito de gordura, pero sin ninguna estría, esa gordura natural que se le nota a las mujeres solo cuando están sentadas y se inclinan un poco hacia adelante, y que le daba un poquito más de tamaño en sus pechos. Era muy blanca, eso sí. De ojos negros. En conversaciones y juegos con sus primos escuché que se llamaba Verónica.

El resto del día todo transcurrió normal, pero a las horas llegó otra familia que sí era medio revoltosa, bromeando y hacían mucha bulla sacando la aparente tranquilidad que había en la piscina (de esos que dejan el agua oliendo a puro lúpulo y fermento).

Eran una señora y un hombre y dos chamos, uno mayor y otro menor. Al parecer el menor era hijo de ella y el hombre, y el otro chamo el hermano de la mujer, pero era una familia con integrantes no muy comunes, el que se suponía papá del menor era un hombre extremadamente gordo, con obesidad mórbida, de esa gordura que para quitarla hay que operarlo obligado, como de 1.60 de altura y casi 170 kilos (o más), gordísimo. En cambio la señora era muy extraña, no tenía nada de maquillaje,  y su ropa consistía en chemises de hombres y bermudas o shorts, aunque en la piscina sí usaba traje de baño. Era negra y su aspecto que no era tan vieja. Daba la cara de una mujer de cuarenta y tantos años en un cuerpo como de atleta olímpico de las que hacen lanzamiento de bala o martillo.

Alta, pero no “negra azulada” de aspecto afroamericano sino “morena mestiza”, como marrón muy oscuro, labios rosados. Tenía una mirada seria, un ceño fruncido que no se sabría decir si era por el resplandor del sol o siempre iba así, pero daba la impresión de siempre estar enojada. Se veía marimacho  en cierto aspecto, sobre todo porque era más alta que el esposo, también era un poco gorda. Pero no era gordura de grasa sino de fibra y musculo, como ser gordo en la juventud y adelgazar y te quedan unos colgajitos de piel celulítica y la barriga con marcas de estrías y un poco de vientre. Brazos muy largos. Y una melena de cabello negro desprolijo como el de Aragorn en el Señor de los Anillos. Al lado del marido le sacaba casi una cabeza. Debía medir 1.75 de estatura o más.

Ese mismo día que llegaron se iban y volvían en la tarde, como casi todo el mundo. Ya en la piscina estaba la chica y sus primos, la tía y la madre se acostaban en unas tumbonas o se iban a la habitación a hacer algunas cosas, estaban más pendientes de los niños y la bebé. La otra familia se instaló en unas sillas a hablar mientras el hijo trataba de integrarse con los chicos de la piscina, en él y yo no congeniamos, yo no soy muy sociable así de golpe, pero mi hermano menor si jugó más o menos con él y otros niñitos. Yo me ponía a caminar en la piscina y a hundirme en el agua viendo, como paso la mayor parte del tiempo solo, soy muy observador, mucho. Al grito de una bulla, risa o lo que sea como no estoy hablando ni distraído con nadie volteo rápido, así estaba cada vez que el gordo y la señora hablaban con el hermano. Me senté en una parte no tan honda y me puse a ver tarareando una canción en mi mente de “Sandy y papo” (sé que eran noventeros pero me fascinan, QEPD).

Como muchacho con hormonas alborotadas yo no podía evitar fijarme en la mamá de la chica y sus enormes y turgentes tetas, me imagino que por estar en periodo de amamantar y su color rubio no era natural, su tía también era muy hermosa, a día de hoy para describirlas basta con mencionar a las hermanas de la película “Frozen” pero más loco me tenía la muchacha. La escuchaba decir que quería salir con no sé quién o llamar al novio para que la visitara y se quedara ahí pero que no había chance, etc. Escuché otro grito del grupo y volteé donde la otra familia, pero no participaba la mujer, solo el hermano y el marido conversaban, ella tenía una cerveza en la mano y miraba fijamente a la piscina, como dije estaba en camisa y shorts.

No sé qué pasó pero llegó un momento en que la familia de la señora se levantó menos ella, como hablando de algo:

-Mira… vamos entonces pal bar de Juan, ¿no vienes?- dijo el gordo a su mujer.

-No vale, tú si te pones a echar mucha vaina ahí, yo quiero estar aquí tranquila un rato, si estuviera Yusma tal vez, pero me da fastidio ir solo para ser la única mujer allá- respondió

-Mano tu hermana si es jodía webon. - dijo el gordo riéndose

-Tú fuiste el que se empató con hulk, yo no te mandé- jajaja se rieron todos y la mujer también se reía buscando desquitarse del hermano, le dio un golpe en el brazo que me pareció brusco y duro, parecía un golpe de dos muchachos jugando, tanto que el hermano disminuyó un poco la risa y se fue sobándose el brazo derecho.

  • ¡Ay coño e´ tu madre! - había dicho con el golpe.

-Bueno mosca, cuídense. Manuel (el hermano) pilas no dejes que Carlos se rasque tanto y tú no te vuelvas loco que vas a manejar-

-Dale pues, venimos como a las ocho oíste, chao Sumi-

Llamaron al hijo preguntándole si quería ir y se salió con ellos. Parecía que la familia era muy asidua de visitar el lugar o vivieron ahí, porque conocían mucha gente y sitios, ya como una costumbre y rutina. Mientras tanto la mujer quedó ahí sentada con unas latas de cerveza, y me di cuenta que tomaba como cubriéndose la cara con la lata, busqué sus ojos y vi que estaba mirando a la chica que chateaba con un BlackBerry, (esa época del PIN jajaja) también la vi observar a la mamá de la chica y a la tía, empujó los labios hacia adelante como con una mueca de disgusto o duda, y seguía viendo a la chama.

La tía le pidió el teléfono a la chica y ella lo devolvió riéndose con la mamá preguntando que cuando tendría el suyo.

-Ya te has rosqueado el software dos veces Verónica, y apuesto que en una semana te tiras el de uno nuevo- le recriminó la mamá.

La chica  se reía y se metía en la piscina, pasaron como tres minutos y vi a la mujer que por primera vez se quitó la ropa y quedó en traje de baño, un bikini dos piezas normal como el que usa cualquier mujer hoy en día, pero fue impactante el cuerpo porque se veía muy cuadrada, no tenía músculos en el vientre y se veía una piel como flácida y estriada con ese ombligo típico de gordos. pero las piernas y brazos, cuando hacía algún esfuerzo, se mostraban fibrosos, sus hombros anchos y aparte de esa grasa que le hacía ver más voluminosa.

La chica estaba flotando boca arriba y la mamá y tía hablaban en las mesas un poco lejos donde también estaban mis padres, hablando en otra mesa, ya no estaban en las tumbonas. Mi hermano ahora jugando con los primos y otros niños, no había mucha más gente, cuatro o seis personas más pero sí con un sonido ambiental donde se podía disimular una conversación o quedar oculto entre ella.

La negra se metía al agua de un modo prepotente y el chapuzón sonó fuerte, se mojó los brazos y se hundió a nadar, yo estaba metido con el agua al cuello en una esquina de la piscina donde había sombra, total que la chama flotaba y se movía sin rumbo, hasta que pasó cerca de la negra que  se levantó como tropezándola haciendo que perdiera el equilibrio y se hundiera, la chica se asustó al verla y la misma negra la ayudó como a sostenerla disculpándose, todo una treta para sacarle conversación, y yo escuchaba que eran de tal sitio, la negra le decía de su familia, que tenía una hija un poquito más grande llamada Yusmary, etc.

Se llamaba Sumilde, y le preguntaba a la chica por su familia, que si no había más nadie y entre respuestas e interrogatorios salió lo del próximo cumpleaños de  ella… yo me levante y fui un rato donde mis papas a tomar agua y volví a meterme en el mismo sitio, resulta que según la negra le asignaron la última habitación al fondo y a la chica la penúltima, estaban juntas. Ya estaban como en confianza y luego se despidieron. Quedando las dos cada una por su lado en la piscina.

La negra tenía lo que nosotros llamamos “labia”, hablaba mucho y llegaba un momento en que te hacía responder, una capacidad de ganarse la confianza de la gente con conversaciones, aparte de su “tumbao malandro” y un poquito escandalosa al hablar. La condenada hablaba con fuerza y de pronto al decirte algo importante bajaba el tono de voz de forma que no entendías y te hacía generar más interés, eso lo hacía con la chica. Recuerdo también que le hablaba de los primitos y también que le deseaba feliz cumpleaños, que ojalá quedara hermosa en su fiesta, y aprovechó para piropear a Verónica y preguntarle por el novio. Era evidente que esta chama era virgen aún, porque era demasiado ingenua al responder, aparte de la labia de la negra que la hacía “cantar”.

Al rato se  levanta la familia de la chica y le dicen que van a comprar comida y la chica como bien sifrina que era, pidió pizza.  En un pueblito pequeño costero, esa vaina es muy arrecha conseguir algo que no sea pescado frito con arroz y ensalada o empanadas. Imagínense que para llegar a ese pueblo hay que atravesar una montaña de una hora de subida y otra de bajada en carro, por una mini carretera de dos canales súper pequeña donde hay unos tramos en los que se detiene un sentido de la vía, porque hay puentecitos donde solo cabe un carro a la vez. Así de botado al culo son las playas del estado Aragua en Venezuela.

La tipa parecía oír todo, y llegó a usar la labia pero para azuzar a la chica a pedirla y más porque era su semana especial, después de tanto jalar bola con lo del cumpleaños accedieron con lo de la pizza. Llamaron a los chicos y se fueron en su carro.

Yo tenía ganas de orinar,  me salí pero estaba mojado y no podía entrar a la habitación, y buscando cómo recuerdo que fui a buscar un sitio y terminé metido en el fondo del estacionamiento en lo oscuro, detrás del carro de nosotros, (verga que sabroso nojoda, tremenda meada jajaja). Oriné fijándome nadie viniera, frente a mí… el carro y la vista a la piscina, a mi derecha… la parte oscura del garaje donde habían unas cosas puestas como para que no pasara nadie. Cuando me iba salir escuché que venía alguien y para que no me vieran o no sospecharan si alguien veía el meado ahí, me escondí más.

Reconocí la voz de la chica que venía escribiendo en el BlackBerry de la tía, podía verla a través del papel ahumado del carro pegándome al cristal, a mí no me podían ver a menos que hicieran lo mismo. Y detrás venía la tipa caminando con la cavita de cervezas y su ropa, cuando iba a abrir la entretuvo con una conversación.

-Cónchale tú como que me estás persiguiendo- le dijo la negra.

-Jajaja no vale si más bien nosotras llegamos primero que ustedes-

-¿Ah sí?, bueno pero te pusieron justico al lado jejeje- Mira niña un momento para que me ayudes y abras, ayúdame aquí un momentico abrir aquí que con  la cava y esto…, toma, agarra la llave-

Era también algo tonto, la cava no era muy grande y en la otra mano solo tenía su ropa y una cerveza. Igualmente la chica agarro la llave y fue a abrir primero el cuarto de la negra. Yo estaba esperando que entrara rápido cada una a su cuarto para salir de mi escondite, pero fue aquí que empezó todo.

Las puertas se abrían hacia adentro, en ese movimiento vi que la mujer se movió pidiendo un falso “permiso” así muy cerca de la chica de tal forma que ella tuvo que entrar también al abrir la puerta, y quedó aguantándola esperando que la negra entrara, pero esta se paró bajo el marco de la puerta y puso la cava y las cosas a un lado, y se paró cuadrándose en todo su tamaño.

No sé qué cara tendría la negra en ese momento ya que estaba de espaldas a mí, pero la cara de la chica daba a entender que algo la asustó al verla. Lo siguiente que recuerdo fue una rápida asomada de la negra hacia afuera y caminar dentro con una fuerza llevándose por el medio a la chica hacia adentro, ésta dijo “qué pasó, ¡ay!, y de un solo lance sin voltearse la puerta se cerró.

Yo me quedé estático, sorprendido por lo que vi entre el miedo por orinar ahí y el susto de lo que pasó, me asusté más cuando escuché como que se movió la puerta un poco y un grito mudo, las habitaciones guardaban muy bien el sonido, aparte de los aires acondicionados que causaban un ruido monótono y fuerte. Acto seguido intenté escuchar qué pasaba y como pude me metí entre los tubos y las cosas que estaban atravesadas, hasta que llegué a la ventana grande. La ventana era de esa tipo palanca que son varios vidrios puestos de forma horizontal uno arriba del otro que parece una persiana, con un relieve poroso que es para que solo entre luz pero no se vea hacia adentro o afuera y cubierta por una malla anti mosquitos  clavada toscamente, esa parte estaba más silenciosa, oscura y encajonada. Me acerque a la ventana  tratando de oír.

-¿qué le pasa señora? Déjame salir- pero no escuchaba respuesta, mientras yo intentando mirar encontré un espacio abierto por unos vidrios descuadrados que hacían un hueco como un triángulo rectángulo. Donde vi a la mujer parada en todo su esplendor delante de la puerta y la chica sin nada en las manos (me imagino que en el empujón se le cayeron las llaves y el celular).

-Déjame salir me asustas-

Pero la expresión facial de la tipa cambió radicalmente. Era una mirada fija, sin sonrisa ni nada, el entrecejo fruncido y era como que no respondía a nada de lo que la chica decía. Sólo la miraba fijo y se podía ver su abdomen subiendo y bajando con la respiración fuerte, ahora sí parecía una mole.

Cuando la chica quiso caminar hacia donde estaba su celular, Sumilde se movió y caminando a pasos rápidos y con una fuerza que parecía un tractor, la cargó con el brazo izquierdo por el abdomen como un gancho, se escuchó el golpe del choque e incluso un grito ahogado de la chica, como cuando te sacan el aire “UAggg” y la levantó pegándola de espaldas a su pecho, la apretaba durísimo, se veía la fuerza en sus antebrazos, la chica trató de soltarse agarrando el brazo que tenía aprisionando su barriga y de hablar fuerte gritó ¡ SUELTAME!.

Al grito la negra respondió tapándole la boca  con la mano derecha y la llevó como un muñeco a la cama más grande, los cuartos tenían una matrimonial y una litera. Y se dejó caer sobre ella con su peso. Verónica sólo soltaba: “Umm umm! Lo impresionante es que la negra no decía nada, eran como movimientos mecánicos, sin inmutarse por lo que quería hacer o gritar Verónica. Así cambió de mano teniéndola aplastada con su peso y metió la mano derecha entre su abdomen y la espalda de la chica, llegando al nudo del traje de baño que jaló y se abrió, luego aflojó un nudo de la pantaleta del traje de baño y se acomodó a su lado sin soltarle la boca.

Le dio la peor nalgada que se le puede dar a alguien, -¡PAF!- El sonido me hizo hasta cerrar los ojos, y luego un grito ahogado, y movimientos frenéticos como tratando de soltarse, hasta que se cansó y empezó a llorar, así la tuvo como un minuto con la mano puesta en el lugar donde la golpeó, apretando esa parte como cuando se exprime una esponja hasta que Verónica dejó de luchar un poco. Se separó y la volteó boca arriba. Al parecer ella no se había dado cuenta que le desamarraron los nudos de su traje de baño, pues al ponerse boca arriba bajó la mirada y vio el sostén a su izquierda, la negra lo lanzó al suelo  con un movimiento parecido al de cuando espanta algún zancudo molesto.

-Señora Sumilde por favor no- lloraba ella.

Yo afuera no hallaba qué hacer, estaba en shock por la situación, porque eran dos mujeres y porque de paso una era mayor y la otra una adolescente, como la cama estaba paralela a la ventana se veía todo y el brillo de la malla tapaba al que viera de adentro hacia afuera.

Sumilde se acostó sobre la chica que se  tapaba los pechos, la muchacha en verdad era bonita con senitos que eran muy lindos, incluso estando acostada no se le aplastaban tanto y tenían un pezón pequeñito y rosado, se notaban las marcas de bronceado, ahí se vio que sí era muy pálida. Sumilde la miraba y se despegó de ella con rapidez sin quitarle la vista de encima, caminó y agarró la cerveza que estaba tomando y volvió a la cama poniéndole la cerveza para que tomara. Le daba asco, se ve que no le gustaba además que debía estar caliente porque tenía rato destapada fuera de la cava, trataba de quitarse la lata con las manos, la negra la agarró del cabello en un mono y moviendo su cabeza como un muñequito le clavó la lata entre los labios. Le entró un poco en la boca y la escupió y recibió una palmada como cachetada en una teta que la hizo chillar y soltar la lata para sobársela por el dolor, hasta que entendió que era mejor tragar, lo hizo mostrando arcadas y terminó tosiendo hasta que la lata estaba vacía.

-Umg , umg, Akss, Arrgg-

Ya en esa posición estaba totalmente en poder de Sumilde, que se acercó y le quiso dar un beso en la boca pero Verónica entendió y movió la cara rápido, a esta no le importó y siguió como si nada metiendo la lengua en su oído, al contacto la hizo encabritarse llorando, como intentando encerrarse en sí misma, hasta que la negra la agarró por las muñecas, impresionando ante la vista que le cabían las dos en una sola mano. Se las puso hacia atrás y se acostó de lleno en ella hasta que quedaron cara a cara,  le lamía el cuello, le buscaba la boca, el oído, y fue bajando hasta que hizo un espacio y le chupo un seno.

-Nooo-  gritó.

Se escuchó el sonido de la succión y a Verónica gritar por el chupón, intentó taparse pero unos puños suaves en las costillas respondidos por chillidos la mantuvieron quieta. Golpes secos, como punteadas que sonaban como un tambor y los ayes del golpe.

Sumilde no decía nada. Solo actuaba. Sin embargo no le hacía daño con los golpes, parecían más de castigo. Volvió a besar su pezón izquierdo con su rosada lengua y luego fue bajando, de un tirón arrancó y lanzó lejos la parte  de abajo del traje de baño de Verónica. Ella se movía y lanzaba golpes que eran inútiles, hasta que le clavó sus uñas en sus brazos y esto enojó a la negra que con la mano izquierda volvió a tomar por las muñecas a la chica, las puso sobre su cabeza y empezó a manosearla en su vulva, que tenía unos pelitos negros, ella solo dijo – ¡NOOO! - cuando le pusieron la mano, mientras Sumilde le mordía las tetas y le pasaba la mano en la vulva.

-¡AJAAA! Por favor señora no…  ¿Sumilde, qué haces?-

Le soltó las manos y agarrándola por la barbilla con la zurda, usó la mano derecha para amedrentarla,  al fin hablo con una voz grave que dio miedo:

¡Mira carajita, te callas y punto! - decía señalándola con el dedo - ¡Eres mía!, te voy a hacer lo que quiero, y aunque grites y llores te voy a dar, lo que yo quiera tú lo vas a hacer o si no voy por tu mamá y tu tía que también están bien ricas. ¡Abre la boca!

-No Sumilde, por favor no me gustan las mujeres-

-Claro que te gustan, a todas les gustan, pero yo soy cursi ni de besitos de amor, yo me cojo a las mujeres y punto, y más a las pendejitas como tú, no sabes cuántas me he gozado y las he hecho gozar, aunque no quieran…-

-No señora por favor…-dijo al ver la mano derecha de Sumilde bajar y acariciar esa linda vulva joven coronada por una pelusita de vellos.

-Cada vez que digas no te voy a joder más fuerte, cállate y abre la boca mamagueva-

-Suelta no… ¡Asco! ¡AUXILIO! ¡Suéltame maldita negr…!-

PLAS

-¡UAGGG!-

Fue su último grito, la negra hizo algo impresionante, se levantó como haciendo una lagartija y se dejó caer con todo su peso en la chica, creí que se iba a romper el jergón. ¡UH! Le escuché a Verónica, le sacó el aire completamente cayéndole encima, con Sumilde entre sus piernas  agarrando la sábana y el colchón para apretarse más contra ella, lo único que Verónica podía hacer era jadear intentando recuperar aire. Débiles golpes en la espalda y costillas de la negra que ésta recibía sin inmutarse, luego las uñas clavándose y raspando, hasta que las manos se fueron calmando. Verónica tenía los ojos abiertos como platos y gesticulaba con los labios palabras sin sonidos Con la boca abierta Sumilde aprovechó y le escupió dentro, y le agarro los cachetes apretándoselos hasta que aflojó y se dejó hacer. Fue cuando al fin se apoyó en sus manos y liberó un poco de su peso al cuerpecito de Verónica.

-Jahhh, Jahhh,- daba tremendas bocanadas de aire.

Le chupaba los labios, se los mordía, también el cuello, y la chica se intentaba culebrear llorando y gimiendo ante los chupones mirando fijo al techo. La negra fue bajando y le agarró las téticas con las manos y le chupaba y lamía los pezones. Verónica sólo se tapaba la cara con las manos y  gritaba intentando quitarla de encima cuando el chupón era muy fuerte.

De repente bajó de golpe y metió su cara entre sus muslos agarrándoselos con las manos, se los apretaba con mucha fuerza abriéndola  hasta ponérselas en V y chupó de una buena vez.

-¡AY… AY… AY YAI! NO POR FAVOR, NO… ME DUELE!;-

-¡Cállate coño, deja de gritar que no te duele nada!-

-Ay… ay... jayyy… me duele… Sumilde me duele- habló con voz más baja, de resignación.

*¡CHUAP! * ¡SSSSCHUAP! * ¡CHOP! * los cachetes de la negra se hundía al chupar. Era evidente que succionaba muy duro su vulva.

Se lo chupaba agarrándola duro, ella intentaba cerrar las piernas y empujarse hacia atrás con sus manos, pero le apretaba tan fuerte que no se movía y el dolor le hacía tratar de que soltara sus muslos que también le dolían por el agarre. Yo la veía golpearle las manos, incluso usaba las dos en una sola intentando abrírsela y nada.

Después de casi 10 minutos, ya no lloraba ni nada, solo veía el techo y soltaba tímidos AY a cada chupón, eran ay de dolor, o de placer, no lo sé, pero ya no se resistía, sólo golpeaba y movía sus manos agarrando la sábana. Sumilde ya le había soltado los muslos, dejando marcas violetas donde estuvieron sus manos, y ahora le agarraba los senos. Pero cuando la chica intentaba quitar la mano de la negra de sus pechos por el dolor, recibía una dura palmada en el seno disputado. Cuando no resistía un chupón en su clítoris y bajaba las manos empujándola la cabeza y se echaba hacia atrás, recibía un puño en las costillas y era halada hacia abajo otra vez. Era impresionante ver los músculos de la negra.

-Dices que te duele… Siempre es mentira mi amor. Yo sé que no… o bueno. Tal vez sí. Pero te gusta putica, tus tetas te delatan- decía mientras le apretaba los pezones haciéndola chillar suavemente.

Era cierto, los pezones de Verónica parecían unos conos y se veían más oscuros de lo que eran.

…si hay alguna mujer leyendo esto, precisamente no sé si por ser mujeres, no les parezca excitante. Y no debería, pero la emoción, el miedo, la primera vez que veía a dos mujeres desconocidas,  o tal vez por mi edad en ese momento… daba cierto morbo, no sé por qué… me excitaba por completo la mujer negra y la chica. Sentía la necesidad de cuidar a la chica, y al mismo tiempo cierta intriga de lo que podría hacerle esa mujer a otra.

Yo no hallaba qué hacer, tenía miedo que llegara alguien y aparte esta excitadísimo. No sabría cómo reaccionaría la mujer. La cara de Verónica con la mirada siempre fija hacia el techo sin ninguna expresión, solo cambiaba un poco cuando había algún chupón o caricia fuerte. Sumilde hacía algo que yo no podía ver que provocaba que Verónica apretara y halara la sábana, haciendo el gesto facial de llorar, que cambiaba inmediato a asombro, con los ojos abiertos como platos y la boca abierta movía la mandíbula como cuando se tiene mucho frío y una especie de sonrisa que cambiaba a dientes castañeando.

-Aja… eso es carajita, no hagas nada… solo déjate hacer - dijo la negra - quédate quieta ahí, si te duele te quejas pero no muy duro porque te jodo la cuca otra vez - levantó sus piernas y escupiéndose un dedo, empezó a tantearle… ¡el hueco del culito!

Verónica tuvo enseguida la reacción del respingo de rechazo al dedo. -¡AHHH NOOO! -, y pasó su mano tratando de taparse,  pero era una posición incomodísima para poder hacerlo. Sumillde la había levantado usando las piernas de la niña poniéndolas en sus hombros exponiendo su trasero de forma que la parte de atrás de las rodillas de Verónica quedaron apoyadas en sus senos macizos, ya con vía libre, empujo el dedo sin importar los quejidos.

Vi cómo Verónica agarraba los antebrazos y la mano de la negra pero qué va, no tenía ni ángulo para evitarlo, su mano agarraba la de Sumilde pero se movía al ritmo de las clavadas. Lo movía dentro penetrándola marcándose el esfuerzo en su brazo. En un momento la soltó sin sacar el dedo de su culo y metiéndose entre sus piernas acerco el rostro hasta quedar muy cerca uno del otro. De rodillas,  entre las torneadas piernas de Verónica, y con su mano derecha entre las nalguitas de ella horadando su agujero…, con esos brazotes y dedos tan largos y fibrosos, mirando fijamente a la chica ocupando a propósito su campo visual, observando las reacciones de la muchacha, que giraba la cara hacia un lado y otro esquivando su mirada al sentir cómo esa señora entraba en su virgen culito.

La niña sólo lanzaba golpes como podía, al estar acostada no tenía ángulo para preparar un golpe, con la mano en puño le pegaba en la espalda a la negra y también le clavaba las uñas raspándola mientras sentía cómo su esfínter era empujado hacia adentro y luego halado hacia afuera resistiéndose al dedo intruso. Al cabo de unos minutos Verónica desistió de golpearla y prefirió usar sus brazos para tapar su cara y sus tetas. Al hacerlo la negra se enojó y quitándoselas con la izquierda le ordenó que las pusiera a los lados. Duró veinte minutos más o menos con el dedo de Sumilde en su culo penetrándola, se escuchaba un sonido líquido y como de  peos de aire, cada vez que se oía uno, Verónica se retorcía y apretaba sus puños.

Sumilde sacó el dedo y lo olió, escuché que dijo algo así como - “más o menos, está rico”… -y se levantó, pero primero le agarró la cara para que la viera – te me quedas quieta, ¿me estas oyendo? Pa´ que lo pueda meter bien porque si te pones payasa y no puedo contigo no me importa si te duele, y además me la voy a cobrar rompiéndole el culo a tu mamá, y ya sabes cómo se siente que te lo metan-

Esta se sentó y levantó el culo de Verónica a la altura de sus tetas de forma que quedó enfrente de su cara, sólo bajaba un poco la cabeza y llegaba su ano. Verónica intentaba mantener en equilibrio con los brazos porque parecía que se iba a caer a un lado. Se quedó quieta esta vez que la negra le daba chupones en el anito y con el dedo índice toquecitos. Esta parte fue puro silencio por un rato de parte de las dos, ninguna decía nada,  ni lloraba, incluso el cuerpo de Verónica tomó un tono rojizo y trataba de ver qué le hacía Sumilde, que  sintió que fue suficiente de chupar su ano y arrodillándose de forma que con su brazo izquierdo mantuvo sus piernas levantadas con el brazo derecho en posición, preparado, colocó el dedo justo en la entrada de nuevo y de una sola vez, se lo mandó entero al fondo sin detener el movimiento, como una metralleta, muy rápido.  La chica se movía como comadreja pataleando, fueron diez segundos de movimiento del dedo rapidísimo con grititos de Verónica y cara de enojo de Sumilde, hasta que se lo sacó y la soltó dejándola caer, haciendo que Verónica quedara en posición fetal tapándose el culo, se daba toquecitos con sus dedos y hacía respingos. Sumilde se levantó del colchón, dejando una mancha roja en la sábana al apoyarse con la misma mano que  le rompió el culo a Verónica.

-Mi amor tienes un culito precioso-, decía dándole nalgadas pero esta vez suaves. La chica empezó a llorar otra vez tapándose con los brazos y la negra se los agarraba y le besaba la cara buscando con la lengua beberse su llanto.

Más adelante entendí que le negra era medio sádica, y que a veces en el sexo decía de vez en cuando algo extraño como en otro idioma. Le mamaba la cuca ya sin resistencia usando los dedos para abrirla y chupar, tenía un brazo pasado por su muslo izquierdo como si fuera un gancho sujetándola y al mismo tiempo abriéndole la vagina. Habían orgasmos involuntarios, se le notaba a la chica en la respiración y sus temblores, la boca se le movía como cuando hay frío extremo hasta que  llegó a un clímax que se vio en su diafragma subir y bajar y soltar un “IIIIIGGG” que se oyó como el de un cachorrito de perro.

Se puso a llorar otra vez, pero Sumilde se lo hizo varias veces de forma que intercambiaba llanto y gemidos, fue un oral muy largo hasta que a la negra le vi un líquido blanco como leche en la boca, con la lengua le sacaba un líquido blanco, un flujo lechoso de la vagina con la boca. Parecía chicha.

-Ahhh, qupe rico- dijo separándose de ella relamiéndose los labios, admirando su obra.

Se fue quitando el  sostén del traje de baño y al fin le vi las tetas.

Tenía unos pechos que parecían cuñas, de perfil no se veían  redonditos, eran grandes eso sí, pero daban la impresión de unos pectorales con pezones negros, arrugados y sin areolas, se puso erguida manoseando sus propios senos viendo todo lo que le había hecho, mi vista se fijaba en su panty, algo no cuadraba. - “tendría mucho pelo dentro y le hace un bulto” –pensé, pero se veía algo extraño en la pantaleta.

-eso mami, te hacía falta un macho, pero yo soy mejor que ellos. catorce años y ya tu cuquita tiene dueña, no el novio ese marico con el que chateas. Mira cómo te saque la leche de la totona, ¿viste que yo sé cómo cogerte ah, que te tocaba ser mía carajita?-

Verónica no decía nada, más que taparse los pechos y la vulva con sus manos.

De repente le preguntó -¿Cuándo cumples los quince?-

No le respondió.

-Responde mamagueva, ¿cuándo es que cumples años?-

-Ma-ma-mañana-

  • Qué fino vale… yo sí te pongo a bailar vals bien bailado. Entonces… hoy no te lo haré, pero… me toca acabar- dijo.

Se acostó sobre ella otra vez y con todo su peso de lleno, Verónica estuvo dispuesta a recibirla, pero se asustó con esas tetas raras y las intentó tapar con sus manos empujándolas para que no la tocaran, pero el tacto como que excitó más a la negra y se acostó dejándose reposar sobre la chica. (Imagínense unos 80, 90 kilos sobre unos 40 o 50kilos…)  se frotaba contra su cuerpo, un movimiento monótono pero que ya era más suave, metió la cabeza entre los hombros y cuello de la chica y se escucha el sonido de besos que iban a su cuello. El sonido de los besos me tenía loco. Cada beso hacía a Verónica tratar de meter el cuello como una tortuga, y se mordía el labio. Seguía frotándose contra el cuerpo de ella hasta que Verónica empezó a sentir el peso extremo. Escuché decir cuando sacó sus manos de las tetas de Sumilde para intentar separarla:

-Ay mis tetas… me dolió, pesan…, tus tetas pesan Sumilde…  ¡AY! , ¡SUMILDE TUS TETAS, ME LAS APLASTAN A MÏ! QUÏTATE POR FAVOR-

Pero yo más bien veía que en vez de quitarse se pegaba más y se movía con más fuerza hasta que llegó un momento que se escuchó hablar entrecortado a Verónica, el movimiento le iba sacando el aire poco a poco al respirar y el peso no la dejaba recuperar esa diferencia. Como una anaconda comprimiendo y cerrando en sus anillos a su presa cada vez que exhala, así se escuchaba en su voz intentando persuadir a la negra de que la estaba asfixiando hasta que  llegó un momento que dejó de hablar y se aferraba a los bíceps de Sumilde, aceptando su destino.

Pasaron como un minuto en esa posición, hasta que Sumilde se levantó de ella como para acomodarse mejor y dejar respirar a Verónica, que aprovechó para jalar una bocanada enorme de aire.

-Me matas, airehhh, me matas… ¡ME MATAS! - y empezó a usar sus manos y golpearla con todas sus fuerzas en la cara y tetas, pero eran como palmadas ante ese cuerpo. Se lanzó con todo el peso escuchándose un “PLAF” y al mismo tiempo un “UUEEGGG” parecido al sonido de una arcada de vómito, era el diafragma de Verónica empujado por el de Sumilde comprimiéndolo le vació el aire de golpe, haciéndose sentir completamente por Verónica.

-Si eres débil carajita, coñoelamadre contigo, te gusta, pero también te pones payasa.-

Se fue moviendo de forma que Verónica estuviera cómoda.

-¿Así no te molesta?-

Verónica no dijo nada.

-¡RESPONDE COÑO!, ¡¿Te duele todavía?-

-¡AHH! No, no, ya no…-

-Ok, ahora quédate quieta-

Sumilde se movía como en forma horizontal, restregándose contra Verónica que no se resistía,  pero en un momento la negra cambió y empezó a mover su cadera haciendo el clásico movimiento de penetración. Lo único que tenía puesto era sus pantaletas del traje de baño. Se apoyó poniendo los brazos al lado del cuerpo de Verónica.

Escuché claramente a Verónica recuperar el aire enseguida al despegarse las tetas y el vientre de Sumilde.

Al lado de esa ventana yo me había olvidado de todo, del orine, de la oscuridad, de mi hermano y mis padres… sólo estaba ahí, no tenía ni idea que me estaba masturbando como loco, y ya había acabado dos veces, y no se me bajaba. Nunca había visto algo así. En cuanto sentía que me iba a calmar al acabar y comenzaba la flacidez, pasaba alguna caricia o roce forzado y un gemido de la chica, aparte de la imagen de la mujer tomada por otra, ya pertenecía a su violadora, el pene me dolía un mundo.

La negra empezó a moverse mucho más duro, a veces se escuchaba un “plas” de las piernas y los pubis chocando. Le daba con fuerza, como un resorte Verónica se movía en una especie de eje “x” en un plano cartesiano, la hacía moverse unos centímetros de izquierda a derecha (vista desde mi posición) las tetas de la niña se bamboleaban de arriba abajo salvajemente, y de pronto,

En un momento dado la negra atraída por el movimiento frenético agarró esas dos jóvenes tetas que recibían contacto ajeno por primer vez, para aguantarla en su sitio y empezó a chocarla más rápido, en ese instante Verónica fue sacada como del trance pues sintió algo extraño, mirando abajo hacia su vagina.

-¿qué es eso?- preguntó, y al parecer era muy importante porque ni siquiera le importó que la negra le apretujaba las teticas como una esponja. Sumilde dejó de chocarla para mantenerse pegada, ahora era como una especie de aplastamiento de su vagina a la de Verónica que empezó a quejarse de algo en su clítoris, y decía entre jadeos:

  • ay ¿qué es eso?..., quí -quítalo, mmm… mi clítoris, me haces doler, lo pisas, no… ay…- y bajó los brazos tocando el vientre de la negra como para empujarla o pararla, era un poco cómico porque apenas la tocaba sus brazos salían volando con el impulso.

Hablando de lo que pasaba, Verónica volvió a hacer otros gestos de orgasmo, se aferró a los antebrazos de la negra tratando de relajarse y se dejó llevar, no sé qué le hacia la negra, pero ésta poco a poco aumentó la intensidad, y entre choques escandalosos y Verónica moviéndose como un títere, con roncos alaridos y gemidos, su dejó ir en un orgasmo que recibió Verónica sin rechistar, ya que también acabó junto con ella, desplomándose sobre la chica que sabiendo que quejarse no daría ningún resultado, puso sus brazos a los lados y se quedó quieta soportando el peso de la negra.

Entre estertores, y después de un orgasmo matizado por una extraña mezcla de estrógenos y testosterona, la negra se separó dispuesta a dar un poco más de guerra y se quitó la pantaleta. Entonces fue que lo vi.

Lo que por tantos años me ha tenido en vilo, metido en este mundo lésbico, buscando una explicacióx, y  cosas iguales a ése. Algo totalmente inimaginable e increíble. Ni siquiera en las clases de educación sexual en el liceo se veía esto. Una cosa larga envuelta en una piel delgada negra. Enorme, ni en el porno lo había visto sino hasta años después. En toda mi vida llegué a ver algo así, ni siquiera cuando era niño a mi mamá, tías y abuela y primas desnudas (me bañaban) y les veía la vulva, o a mis novias, ninguna tenía el clítoris así.

Un apéndice grueso, de cabeza color vinotinto y pequeña como una metra, ensanchándose hacia la base dejando entrever el largo que sería el del dedo medio de un adulto aproximadamente.

Pude verlo yo, pero para mala suerte de la chica, ella no, estaba tan ida y débil que ni quiso bajar la mirada cuando la negra se paró sobre ella dándole la espalda. Claramente  empezó a pellizcarse las tetas y literalmente, de verdad literalmente, a hacerse una paja como un hombre en el clítoris. Con la mano derecha subía y bajaba la piel que se lo cubría, sus labios vaginales eran enormes, muy oscuros, negros en su totalidad y rugosos, con la textura de unos testículos. Arriba del clítoris hacia su ombligo un canalillo apenas visible de vellos.

Estuvo como cinco minutos, abriéndose la vagina con los dedos  de la mano izquierda y con la derecha se halaba la piel protectora de su apéndice, en realidad era enorme, tenía el tamaño de mi pene en ese entonces, unos 9 o 10 centímetros, y al contrario de un pene cuya cabeza es gruesa y el resto un poco más delgado, el clítoris era al revés, cabeza pequeña y se ensanchaba hacia la base, que tenía el grosor de un pene normal.

Se acariciaba ese extraño “pene de mujer” (como lo llamé esa vez en mi ignorancia). En un momento cerró los ojos y soltaba unos ahhhh con tono de voz grave, en cierto modo era excitante, no era el chillido y gemido femenino común sino el gemido de control, de placer, no de hombre, si no de poder, con el que hacía notar su edad y experiencia. El contraste que hacía con los gemidos de Verónica fue espectacular.

Un chorro transparente y ruidoso cayó sobre el estómago de la chica que entre dormida, abriendo sus ojos en seguida.

-Toma mi amor, toma te lo mereces mi hembra, eres mía, ya te marqué – y sacudiéndose en forma frenética recitaba: - En honor a ti… Shangó –

Se sentó en la cama al lado de ella y le dio una especie de masaje y caricia embarrándola con los flujos que le echó a la vez que se metía los dedos en la vagina y se masturbaba, en un momento se empezó a pajear otra vez, hasta que salía el flujo ya no líquido sino blanco y espeso, parecía un moco, e hizo algo perverso, colocó  a la chica (que ya no hacía nada sino dejarse) acostada de lado en forma de “L” y le abrió las nalgas, Verónica sólo hizo un ademán con la mano como para taparse el culo.

-Por favor otra vez no- susurró, pero Sumilde se le pegó por detrás y pasando la mano por encima empezó a masturbarla otra vez y chuparle el oído. Verónica no decía nada excepto unos “Ummm Ummm.”

Esa vista, Verónica frente a mí, encontré mi mirada con la suya, pero tapada por la malla de la ventana…

Ya no lloraba, solo fijaba la mirada en algunas cosas sin sentido, bajaba a ver su vulva y la mano de la negra, ella trataba de quitar esa mano de su vulva pero de un manotón su mano era rechazada, la negra pasó su otro brazo por debajo atrayéndola hacia sí y pegándola por la espalda a sus tetas andróginas. Me imagino que ahí sintió el enorme clítoris en su trasero pero ella no sabía lo que era, trataba de voltear a  ver qué la tocaba pero a punta de besos en el cuello y sometimiento no podía. En un momento se dejó llevar por la caricia en su vagina, con la boca abierta respiraba halando aire mientras le pellizcaban una teta, era besada en su espalda y cuello y daba un respingo, y estaba gimiendo, se quejaba suavemente y le decía que la dejara que se iba a orinar la cama,  hasta que apretó los labios y cerró los ojos, daba la impresión de que iba a meter la cabeza entre sus hombros como una tortuga y agarró el brazo que masturbaba su clítoris, intentó contenerlo pero no pudo.

-AHHHHH- AHH,AHH,- gritó y su violadora aceleró el movimiento.

-AHH… AHH; NOO: AHH-

Sumilde seguía alargando su orgasmo, ya había tomado su cuerpo, ahora iba por su mente.

-YA; YA; PARA; PARAAHHH; AHH AY; POR FAVOORR YAAA-

-voltéate y abre la boca-

-Para, para…- dijo cada vez más débil.

-voltea y abre la boca mi amor- y le apretó su órgano sexual. Se retorció débilmente tratando de liberarse pero todos sabemos que era inútil. No pudo evitar girarse y soltar un YAAAA que fue callado por la boca de Sumilde,  empezó a besarla y la acostó boca arriba de nuevo manteniendo su mano acariciándola abajo. Cada beso negado era una tortura sexual abajo, así que ésta vez si la correspondió.

Llegó un momento en que ocultó su cara entre las tetas de la negra, la estaba haciendo acabar otra vez, un sonido acuoso se escuchaba venir de su vagina, le mordió la cara interna de una teta a la negra tratando de resistir las contracciones, ésta sonrió y tomándola con firmeza por el cabello, la besó ahogando sus últimos gemiditos en su boca y dejándose llevar las dos por la lujuria.

Después de un momento Sumilde le habló, pero Verónica no reaccionaba. Así que volvió a acariciar su vagina de nuevo haciendo que Verónica volviera en sí de repente, la miró fijo por unos segundos y su vista se fue apagando hasta que se durmió.

-Bebé, bebé párate ,Anda mi amor. ¿Qué te pasa…?- le preguntaba mientras le daba palmadas suaves en la cara y besitos en sus tetas.

Se quedó callada y se vio el abdomen de Verónica subir y bajar suavemente al respirar.

¡Nawebonaa!.  la maté nojoda - dijo sonriendo – que culito más tiernito y lindo, me conseguí- Mierda que rico…- dijo suspirando.

Sumilde aprovechó para terminar de probarla y comérsela. Dormida la lamía y besaba todo el cuerpo. Respiraba su cabello, me daba asco y morbo que le sacaba la leche de la vagina y se la tragaba, pero hizo algo más morboso. Volvió abrir su culo y se metía los dedos en su vagina, el monstruoso clítoris como que era muy sensible, cada vez que se lo tocaba o rozaba daba un respingo. -¡mierda ah coño que rico!- Entonces empezó a recoger un flujo cremoso que salía de su vagina y con el dedo índice lo metía en el ano de la chica. Sacó como 10 veces, sacaba de su vagina el dedo embadurnado como una nucita, y lo metía en el culo de la chica sacándolo totalmente limpio, al final se afincaba y hacía esfuerzo de meter el dedo hasta donde le daba con fuerza para ganar unos centímetros más.

Terminó y volvió a lamerla en la vagina sacándole  con su lengua un pegote blanco. Se fijó adentro y tocándose el monstruo escuché claramente cuando dijo

-Mañana mami, mañana te hago mujer-

Esa cosa tenía más o menos el tamaño de mi pene en esa época, pero a diferencia del pene que es cabezón junto con el cuerpo, ese parecía un cono, una cabecita pequeña pero se engrosaba a la base, y cada vez se apretaba con los dedos pubis y salía más tamaño, aparte como que era más rígido y duro que un pene, y palpitante.

Se acostó a su lado abrazándola. La dejó dormir más o menos media hora. Eso supuse porque me salí como pude, mareado y corriendo. Me acorde del orine, de un montón de cosas y estaba como acelerado.

“No puedo creer que esto pase”- me decía-  “… ¿la familia dónde coño fue?” “? Por qué te antojaste de pizza muchacha gafa?”, “¿Quién es esa mujer, y lo más importante, por qué la veo más mujer que a las otras mujeres?”… Tenía en cuenta aún, el haberla escuchado decir que la tomaría otra vez al día siguiente.

Corrí y llegué a donde mis padres, primero me mojé disimulando como para decir que todo ese tiempo estuve en la piscina, y con un tobo de juguete de mi hermano corrí a echarle agua al meado que dejé. Calculé que el sexo duró  como por una hora. Volví escondido y aún estaban en la cama, la negra apoyando su cabeza en el brazo izquierdo y con la derecha la acariciaba.

-Abuela esto para ti sería un tesoro mágico- dijo Sumilde.

Sonó un teléfono, el malvado tono característico del BlackBerry, se paró y era el celular de la tía de la chica.

Leía y se reía, al parecer la mamá estaba enojada porque la pizza la dejó metida en tremenda cola. Ella respondía por Verónica, y decía sarcásticamente cosas que obvio no ponía en el mensaje “no mamá tranquila quédate más por allá que me están comiendo es a mí. Me están dando el verdadero feliz cumpleaños”, “no mamá no quiero salchichón”, etc.

Hasta aquí sigo por hoy, fue demasiado fuerte lo que pasó. Me quedé un momento más porque sucedieron otras cosas que no puedo evitar excitarme al recordarlas, así que me voy a descansar un momento, para poner las ideas en orden

Seguiré contando luego, lo mucho que pasó en el resto del viaje, no todo fue sufrimiento, al menos de cierta forma…

CONTINUARÁ.

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Hola qué tal lectores de todo relatos. Espero les guste y por favor valoren y comenten qué tal les ha parecido. Aunque sé que es un poco fuerte, es fantasía.

Acepto sugerencias para la historia también. Escríbanme al correo que aparece en mi perfil, y si quieren imágenes de referencia al relato se las envío (en especial del súper clítoris).

Próximamente la segunda parte.

Besos y abrazos para todos y todas.