Viciosa Insaciable II: Sara ya es toda una sumisa.
Sara continúa bajo la dominación de su nuevo Amo Daniel. Sus ansias de ser follada la llevarán mucho más lejos de lo que habría imaginado, para regocijo del nuevo dueño de su vida,
Este relato es una continuación de " Viciosa Insaciable I: Sara aprende sumisión. " : http://todorelatos.com/relato/131460/
Sara aún estaba en shock cuando fue consciente de lo que ocurría a su alrededor. Hace unas horas Sara, una chica vergonzosa pero decidida, había quedado a cenar con Daniel para entablar una relación seria de dominación y sumisión. Pocas horas después el cuerpo de Sara exudaba sumisión y excitación por todos sus poros y apenas podía concentrarse en otra cosa que ni fuese el Amo Daniel o su propio coño, que estaba tan húmedo y dispuesto que casi le dolía.
La boca aún le sabía a semen del Amo; al principio había sido un sabor extraño, casi desagradable, pero con el paso de los minutos se había tornado en un delicioso néctar, símbolo de su sumisión completa al Amo. Tras correrse violentamente sobre ella, Daniel le había ordenado desnudarse y colocarse a cuatro patas, como correspondía a una perrita sumisa como ella. Sara no lo había dudado, y con una sonrisa de satisfacción había acatado las órdenes del amo al pie de la letra. Gateó como buenamente pudo siguiendo los pasos de su señor hasta una habitación oscura al fondo del pasillo. Al entrar le resultó extraño, pues se trataba de una habitación diáfana, prácticamente vacía y muy espaciosa, pero cuando oyó el click del interruptor y la luz se encendió Sara quedó sorprendida y horrorizada a partes iguales. Se encontraba en una auténtica mazmorra de sumisión.
Las paredes de la mazmorra estaban decoradas con un llamativo color rojo, diseñado para causar una profunda sensación de opresión a los que se encontraban dentro, y sobre ellas se encontraban multitud de herramientas de tortura, propias del BDSM. Sara fue incapaz de reconocerlas todas aunque distinguió muchas de los videos que había visto en Internet; fustas, cadenas, plugs de varios colores y tamaños, vibradores … y lo que más la sorprendió, una enorme cruz de madera recubierta de cuero y rematada con enganches metálicos listos para engrilletar a alguien. Sara solo había visto algo parecido en películas y nunca pensó que el Amo pudiese tener algo así. De pronto Sara se sentía enormemente feliz; por su mente pasaban imágenes en las que era torturada utilizando todas esas herramientas, la golpeaban, la pellizcaban, la ataban, la penetraban de múltiples maneras… la mente de Sara era un volcán en ebullición fantaseando con los placeres que el Amo Daniel iba a darle.
En ese momento Sara notó como las fuertes manos de su dueño le colocaban algo al cuello, y se giró para observar. Se trataba de un collar de cuero de varios centímetros de ancho del que colgaba una pequeña argolla en la parte frontal y que el Amo cerró sobre su cuello mediante un enganche metálico.
A partir de ahora llevarás este collar en todo momento - le susurró Daniel al oído. - Así todo el mundo sabrá que eres una perra sumisa. Mi perra sumisa, de hecho.
En efecto, en el borde del collar, de manera sutil aunque obvia para todo aquel que prestara atención, se encontraban grabadas las letras “Propiedad del Amo Daniel”.
Aún no tiene escrito tu nombre porque todavía no he decidido que nombre de sumisa voy a ponerte, pero no te preocupes no tardaré mucho en decidirme.
El collar era precioso. Era todo lo que Sara había deseado durante los últimos meses y por fin había logrado, el collar se ceñía a su cuello con el tacto del cuero sedoso apretándole lo suficiente para que notase cómo le dificultaba la respiración, pero sin llegar a ser molesto; solo un recordatorio constante de que su cuerpo ya lo le pertenecía. Sara no pudo evitar sonreír y su mente comenzó a fantasear con las futuras situaciones en las que portaría orgullosa el regalo de su Amo. Aun así, una pequeña voz en su mente no lo tenía tan claro. ¿tenía que llevarlo todo el rato? pensó, ¿y si la gente se daba cuenta? Aquella la idea la llenó de vergüenza y aquello la llevó a imaginar qué le ocurriría si su familia o sus amigos se daban cuenta. Estaba preocupada por ello, pero a la vez la excitaba profundamente, tanto la excitaba que comenzó a sentir la humedad que ya bajaba de su húmedo coño y recorría la parte superior de sus muslos. Comenzó a temblar.
Mientras tanto el Amo había recogido varios juguetes sexuales de uno de los armarios y se dirigía hacia ella con un rostro de satisfacción. Primero se acercó a Sara por detrás y tras apartarle el pelo con dulzura de la nuca, le colocó un antifaz de cuero sobre los ojos y lo apretó fuertemente. Sara dejó de ver completamente y el resto de sus sentidos se volvieron mucho más sensibles. El pelo de la nuca se le erizó al contacto con las manos de Daniel.
Muchas gracias. - dijo Sara cuando terminó de colocarle el antifaz.
¿Solamente muchas gracias? - rió Daniel - creo que te falta algo, ¿no, puta?.
Muchas gracias Amo - corrigió Sara.
Demasiado tarde. No quiero que se te vuelva a olvidar, perra. ¿Que clase de Amo sería si no te enseñase a darme las gracias como es debido?.
Sara trató de pensar una respuesta acorde a su situación pero sólo acertó a soltar un grito sordo de dolor. - Ahhh...- El Amo la había golpeado en las nalgas con algo, probablemente una fusta o un látigo. El golpe le dolía como nunca había imaginado que dolería, todo su trasero le ardía de dolor.
- Así aprenderás a no faltar al respeto a tu Amo. ¿te queda claro, puta?.
Sara fue incapaz de contestar durante los siguientes minutos. El Amo no dejó de golpearla con la fusta, primero en las nalgas y en los muslos, después en el abdomen y los brazos y por último en las tetas. Le dolía todo el cuerpo, tanto que era incapaz de gritar o llorar de manera coherente, aunque sus piernas temblaron tanto del dolor que Sara no pudo evitar caer de rodillas. Trató de pedir perdón pero era incapaz de concentrarse, cada azote que recibía de su Amo le provocaba una extraña mezcla de dolor y placer que no alcanzaba a comprender, aunque sus gritos habían cambiado, golpe a golpe, hasta convertirse en sucios gemidos de placer propios de una sumisa viciosa como ella.
- Muchas gracias mi Amo - logró decir finalmente.
Se trataba de un agradecimiento completamente sincero. A Sara le ardía todo el cuerpo y cada centímetro de su piel era un pequeño tormento, pero por encima de todo ello Sara sentía su coño. Pese a no haber recibido ningún golpe su húmedo coño de sumisa estaba incendiado y reclamaba su atención, se encontraba totalmente excitada.
¿Cual es tu único propósito en la vida esclava?.
Complacerle y servirle en todo lo que requiera Amo. - la frase le vino a la cabeza de manera instantánea.
Así me gusta, sumisa. Te has ganado una recompensa.
El Amo Daniel agarró suavemente la cabeza de Sara, poniendole su mano en la nuca, y la empujó hacia adelante hasta que esta cayó arrodillada, con la barbilla sobre el cálido suelo de la habitación. El hombre acercó su pie desnudo a la cabeza de Sara y esta supo inmediatamente lo que debía hacer. Comenzó a lamer con suavidad y devoción, comenzando por el pie de su señor, su razón de existir, y recorrió cada centímetro de su piel hacia arriba, cubriéndolo todo con su saliva. El fuerte olor a sudor del Amo se mezclaba con el aroma que desprendía su propio sexo, saturando los sentidos de Sara y arrastrándola a un estado de pérdida total del control. Cuando se quiso dar cuenta, Sara estaba de nuevo lamiendo la polla de Daniel, humedeciéndola con su saliva mientras se endurecía y crecía en el interior de su boca.
Follemé Amo. Lo necesito. - Sara no pudo evitar suplicar. Su cuerpo existía únicamente para el sexo y todas las partes de su cuerpo se lo pedían a gritos. Si no se la follaban pronto se volvería loca.
¿No puedes aguantarte, eh perra?. Menudo vicio que tienes. - el Amo parecía disfrutar enormemente de la situación.
Se lo suplico, Amo. Necesito que me folle, necesito ser suya. Haré lo que me pida, seré suya para siempre... - Sara estaba completamente excitada. Su mente fantaseaba con entregarse en cuerpo y alma a Daniel y a su polla, que tanto deseaba. Ahora mismo no existía nada más para ella.
Está bien puta, voy a darte lo que más deseas en el mundo pero a partir de ese momento no vas a desear otra cosa. Dime, ¿cuantas veces has fantaseado con este momento zorra? ¿Cuántas veces te has masturbado hasta explotar de placer pensando en mi polla?.
Muchas Amo, muchas...
Sara notó por sorpresa como la férrea mano de su Amo le agarraba fuertemente del pelo y tiraba hacia arriba. El dolor de su cuero cabelludo dió paso a un placentero escalofrío cuando se levantó y sintió sus flujos corriendo por sus muslos hasta prácticamente los tobillos. Con su otra mano, el Amo la empujó ligeramente por la espalda obligándola a abrir el culo, separar las piernas y ofrecer su delicioso coño al Amo que se situaba a su espalda. Durante unos breves instantes el dominante jugueteó con sus dedos en la boca de Sara mientras apretaba fuerte sus pezones, aún doloridos por los golpes sufridos. Fue entonces cuando la dura y grande verga de Daniel comenzó a penetrar el coño de su sumisa de manera pausada y tranquila.
Aaahhh... Dioss.. Joder… Que bueno!… ufff… - Sara no podía aguantar sus gemidos. Había follado antes con otros chicos, pero esto no se parecía en absoluto. - Si, mi Amo! Metemela más profundo... más!...joder…
Joder Sara, tu coño es increíble. Me está dando muchísimo placer, y aún estoy empezando. Vas a ser una zorra sumisa genial, no hay duda que tienes talento para esto. - La verga se puso aún más dura y Daniel comenzó a bombear con más fuerza mientras agarraba con fuerza a Sara por la cintura controlando los movimientos de esta.
Mi coño está ardiendo, ahhh… me estoy volviendo loca Amo. - Sara por fin sabía lo que era ser follada como toda una perra. Y le encantaba. Apenas podía pensar por el placer que surgía de su coño y recorría su cuerpo hasta penetrar en su cabeza y ocupar sus pensamientos. plas El Amo comenzó a azotarle las nalgas con las manos mientras su verga, cada vez más dura, embestía ya sin ninguna piedad el empapado coño de una Sara totalmente extasiada.
¿Te encanta la polla de tu Amo, verdad? Eres toda una puta viciosa necesitada de un Amo al que servir. - la voz de Daniel se entrecortaba por el esfuerzo.
Ohh… necesito que te corras Amo. Por favor, dámelo, necesito sentir tu corrida dentro de mi. - Sara notaba la verga de su Amo a punto de explotar, golpeando el fondo de su coño y de su mismísima alma. Ella estaba a punto de correrse, pero no podía hacerlo sin el permiso de su dueño.
Ni se te ocurra correrte sin mi permiso, puta. Una perra como tú tiene que saber que tus orgasmos me pertenecen. - Daniel continuaba azotando a Sara.
Ya no aguanto más… uff.. es demasiado placer, Amo por favor. - Sara estaba a punto de correrse. Todo su cuerpo convulsionaba y sus jadeos apenas la dejaban hablar. Necesitaba correrse con la verga de su Amo dentro, era todo lo que quería en la vida.
Esta bien, puta. Ahora puedes correrte para tu Amo. - Daniel comenzó la última embestida, separando las enrojecidas nalgas de Sara con sus manos para poder penetrarla más profundamente aún.
AAHHH!... Me corro… Amo, me estoy corriendo.. AHHH.. más fuerte.. por favor… - Sara se corrió como no se había corrido nunca. Una ola de placer como nunca había sentido estalló en su coño y rebotó en todas las partes de su cuerpo, sobretodo en su ano y su clítoris que tuvieron sus pequeños orgasmos propios y que alargaron el éxtasis de Sara durante más de veinte segundos. La sumisa notó como el Amo sacaba su verga de ella y calló de rodillas aún con temblores. Sara ya no era ella misma, ahora era únicamente la sumisa de Daniel. Un coño, un culo y una boca para disfrute de su Amo, que solo vivía para ser follada y poder saborear el delicioso semen que tanto deseaba.
Vamos zorra, ven y disfruta de tu premio, te lo has ganado. - Daniel colocó su polla, aún dura como el acero, frente a la cara de su sumisa y comenzó a masturbarse poco a poco. Aunque Sara seguía sin ver nada y su mente seguía embriagada por su orgasmo, su cuerpo supo lo que tenía que hacer y se metió la polla hasta el fondo de la boca para lamerla con devoción.
Sluuurppp….hmmmm…. me encanta Amo. Está deliciosa. Déjeme saborear hasta la última gota, se lo suplico. - El Amo Daniel comenzó a estremecerse ligeramente y se corrió de manera brutal dentro de la boca de la voluntariosa Sara.
Eso es mi perra, trágatelo todo. Disfruta de mi lefa y demuéstrame lo sumisa que eres. Así… muy bien. Ahora ya sabes quién es tu Amo.
Sara ya no necesitaba una copa para recoger la leche de su Amo. Trató de mantenerla toda dentro de su boca y a continuación lamió con desenfreno cada gota de la verga antes de tragarla con orgullo.
Sara ya se había convertido en toda una viciosa insaciable.