Vibrador para sexo con los pies

Una publicidad nos dio una idea para que Regina me pajeara con los pies, sin cansarse.

Estaba una tarde, sin nada que hacer, aburrido en casa de Gina, que había ido a hacer un domicilio, junto a Regina, una de las socias principales de mi amiga, con la que se cubrían en la atención de los clientes más firmes y prestigiosos de cada una.

Regina es una pelirroja, alta, muy delgada,  con un culito redondito y firme, hermosas tetas, muy duras, grandes y tentadoras. Las piernas perfectas, largas e interminables y con las que enloquece a sus clientes, ya que además tiene una gran flexibilidad y es capaz de flexionarlas y colocarse las rodillas a la altura de las mejillas, lo que hace que su vulva se eleve y el canal vaginal se alargue, con lo que consigue que el que esté entre sus piernas en ese momento sienta que todo su pene está adentro de ella, y es cuando Regina aprovecha, contrae los músculos vaginales y los tipos acaban casi inmediatamente. Y listo, ¡plin! otro cliente satisfecho. Y trabajo reducido.

Pero volviendo al objeto de mis desvelos, los pies femeninos, les cuento que Regina tiene unos pies grandes y delgados, con los dedos de los pies más largos, movedizosy prensiles que alguna vez ví,… y también sentí, ya que varias veces Regina atendió mis urgencias cuando Gina, Sandrita o alguna de las de la Banda, más cercanas a mí, no estaba cerca.

Ella supo identificar mi timming sexual al instante y logré hermosas acabadas entre los largos deditos de sus pies, a la par que pasé muchas horas lamiendo y chupando sus pies sin que ella sienta cosquillas. Y hasta alguna vez atendí sus urgencias sexuales, al estilo de lo que hacemos con Gina, gracias a mi habilidad de mantener mi erección por mucho tiempo, ya que como saben, sólo puedo entre los dedos de los pies de una mujer. No puedo si no es en contacto con pies femeninos bonitos, limpios, dispuestos y con perfume a piel de pies de mujer. Y la Banda lo sabe muuuuy bien...

En realidad estábamos aburridos los dos, Regina aprovechó para que le hiciera un masaje de pies, le pusiera crema hidratante y le pintara las uñas de color blanco cremoso. Estábamos mirando la tele, y apareció una publicidad de una casa de venta por catálogo ofreciendo un masajeador corporal: el "slender shaper", que se podía envolver en la cintura, la cola o donde fuera y ponerlo a trabajar, ya que daba un masaje vibratorio muy intenso.

Entonces, la delgada Regina comentó:

  • Mirá que cosa, ya hay vibradores para todo, hasta para las piernas, el culo, la cintura, aunque no parezcan un pito. ¿cómo será colocárselo entre las piernas? Porque como no se te mete adentro, ¿que se sentirá?

  • Gina tiene uno, justo es el de esa propaganda, para endurecer el culito.

  • No me digas????

  • Sí, varias veces lo usó cuando vine a almorzar o a cenar, en su día de descanso.

  • ¡¡¡¡ Un vibrador de culo para Gina, que gracioso !!!!. ¿Dónde lo guarda, entre los vibradores para los clientes?

  • Sos mala, Regina... Está en el placard del baño. Y hablando de vibradores genitales... ¿vos usás o usate?

  • Alguna vez, como curiosidad, y me gustó. Otras veces, para urgencias. Pero hay un cliente mío que le gusta colocárselos a la mujer, le ata las manos a la cama, le ata los tobillos y los fija a la otra punta de la cama, le pone un vibrador adentro de la vagina, otro apoyado en el clítoris, le envuelve la cintura con un pañuelo grande de seda para que no se le salgan, los enciende y se pone a mirar como la loca se retuerce de placer, pidiendo por favor una verga a los gritos y él se pajea sentado en una silla, y acaban juntos, él con la mano y ella con los vibradores amarrados. Son dos personas muy particulares. Alguna vez me tocó participar y la que lo pajeó con la mano mientras ella terminaba así, fuí yo. Te digo que lo disfrutan una barbaridad. Y aunque ella se enloquece y grita que se los saquen, es parte del juego, tiene unos orgasmos impresionantes.

  • ¿Alguna vez lo hiciste así Regina?

  • Nunca. No sé si alguna vez probaré.

Mientras tanto ella, tendida en el sillón, y yo en el suelo, mantenía sus largos pies sobre mi vientre. Y sus dedos pellizcaban mi ombligo cada tanto. Mi bulto comenzó a crecer lentamente.

  • Hmmmm, ya está el calentón. Un par de pies y sonaste. Debés ser el tipo más fácil de manejar que existe. Total, una se puede descalzar con total naturalidad en cualquier lado, o andar con calzado abierto, y dominarte con toda facilidad.

  • Es así flaquita linda, soy débil, já, já, já...

  • Debés ser muy fiel, también... jí, ji, jí...

  • No, es imposible, un lindo pie de mujer y estoy perdido. Por eso no hay novias ni relaciones firmes en mi horizonte.

  • Pero estamos nosotras... te queremos, te tenemos afecto y no hay compromisos... y hay once pares de pies para tu provecho, cariño mío... Sabés, te queremos mucho y nos gusta esta relación, yo lo hago con mucho gusto...

Y diciendo esto me frotó el bulto con ambos pies a través del pantalón, a lo que reaccioné con un suspiro y un hmmmm!!! de satisfacción...

Pero la chica se detuvo, se sentó en el sillón y me dijo:

  • Se me ocurre una idea, para innovar, probar una teoría, y de paso no me canso, si lo que se me ocurrió funciona...

  • Se levantó, fue hasta el baño, y de allá volvió con el aparato de catálogo en las manos. La miré, riéndome y curioso por saber que iba a hacer. Creí que se lo iba a poner ella entre las piernas, pero no, me dijo que me quedara quieto, y riendo se arrodilló sobre mis piernas, me bajó los pantalones y la ropa interior, por lo que mi verga, ante la maniobra, reaccionó apuntando al cielo.

Regina, diestramente, aplastó el miembro contra mi vientre con su mano, colocó el aparato con la parte vibratoria sobre mi bulto, me hizo elevar la cintura, pasó los cierres de velcro entre el piso y mi cuerpo y los aseguró.

Ella se sentó en el sillón, frente a mí, tendido en el piso. Metió sus pies descalzos entre el shaper y mi pájaro, me pidió que acomodara los largos deditos de sus pies, sobre mi verga, en la posición en que mejor los sintiera, y que a la vez colocara el slender shaper en la posición más certera para que apretara sus pies contra mi miembro sin moverse.

Entendí por fin su intención, y cuando estuve listo, le dije que hiciera la cuenta regresiva.

Ella riéndose dijo:

  • 5, 4, 3, 2, 1, 0, PAJA !!!!

Y encendió el control en la posición más suave. El aparato empezó a vibrar masajeando, y al instante sentí trasladarse la vibración desde el engendro, pasando por los lindos pies de Regina y llegando a mi miembro. La sensación fue placentera al segundo siguiente, al moverse al compás del aparato los pies y mi verga juntos y al unísono. Y le dije que aumentara, y ella así lo hizo gradualmente. Con cada aumento de velocidad, el movimiento del masajeador hacía que los pies de Regina vibraran contra mi duro miembro, y los deditos sacudieran varias veces por segundo mi cabeza, sus plantas mi tronco, y los talones trepidaran contra mis testículos. Con la velocidad máxima, el masaje se convirtió en una rapidísma y riquísima paja con los pies. La más extraña, veloz y placentera sensación me invadió la verga, al sentir los pies de Regina vibrar a gran velocidad. El placer me fue ganando rápidamente, levanté la cabeza y ví las puntas de los deditos de los pies de Regina bailando como una sombra, por la rapidez del movimiento sobre mi inflamada cabeza. Sentía en mis entrañas el movimiento, la vibración y el trepidar del aparato, al par que parecía que los pies de mi amiga parecían fundirse con mi verga. No pasaron más de dos minutos, que me ganó el orgasmo genital más sabroso que había sentido en las últimas semanas. El placer fue localizado, en la verga y los testículos exclusivamente, y fue excepcionalmente intenso.

Por la punta del aparato, y bajo las yemas de los dedos de los pies de Regina mi leche saltó a espasmos y me salpicó hasta el cuello por el movimiento del shaper. Fue una acabada con risa, pues ala vez que la leche saltaba de abajo de esos pies vibratorios, el orgasmo me hacía reír de placer. Risa a la que acompañaba Regina, feliz por la idea.

Mi amiga siguió un rato hasta que dejé de suspirar y contorsionarme, y fue bajando el movimiento del aparato hasta apagarlo. Yo con los ojos cerrados estaba sensible a todo contacto. Sabiendo eso, Regina me apoyó los pies en las axilas y allí las sobó con sus dedos, subiendo luego hasta mi cuello, donde pellizcó la piel con esos dedos larguísimos de sus hermosos pies. Luego pasó a mi pecho donde se detuvo a masajearme con toda la planta y los dedos de sus agradables pies las tetillas, las costillas, para luego bajar al vientre, donde se detuvo.

Allí esperó que yo abriera los ojos.

Nos reímos, ella retiró sus fabulosos pies y se acomodó en el sillón. Comentamos lo espectacular de la experiencia y lo bien que había hecho el invento que me sintiera yo.

Ella por su parte comentó que sentía como un cosquilleo dentro de los pies, pero que mi tratamiento previo, la hidratación y este masaje de doble propósito la hacían sentir muy satisfecha.

Justo en ese momento entró Gina, nos saludó, nos dio un beso a cada uno, y cuando se apoyó en mi pecho para besarme, sintió la humedad de mi semen en su mano.

  • ¿Acá hubo sexo de pies, estimados?

  • Sí. Dijimos al unísono con Regina...

  • ¿Y qué función cumplió mi masajeador? Inquirió frunciendo la naricita...

Nos miramos con Regina y nos empezamos a reír a carcajadas...

Gina nos miraba desconcertada.

Le contamos y ella se unió a las risas...

  • Tendremos que probarlo, mi chico de los pies... dijo al final...

  • Sí corazón, cuando quieras, le dije.

  • Un vibrador para el sexo con los pies, es lo último que se me hubiera ocurrido...lo vamos a patentar...