Viaje y de regalo los primeros cuernos

Un viaje de trabajo a Madrid, aprovecho para conocer a una pareja en persona, que hasta el momento solo nos conocíamos virtualmente

Mi empresa nos reúne a varios responsables en Madrid. Cuando llegamos nos enteramos de que son días de fiesta, nos quedamos pensando que alguien se había equivocado, pero no hubo equivocación, querían que estrecháramos lazos entre nosotros. El más joven era yo con diferencia, éramos un total de 17 personas. Todos iban acompañados de sus parejas, menos otros dos y yo, que acudimos solos y con esos fue con quien más relación tuve, eran dos casados muy majos y uno de ellos muy liberal, no se cortó en contarnos su vida de pareja. Este viaje quería aprovechar para conocer un matrimonio con el que tenía contacto ciber pero a pesar de haber estado otras veces en Madrid, nunca quise quedar con ellos y este viaje les avise de que iba y decidimos encontrarnos. Quedamos el sábado por la noche, ellos venían de una población cercana, les dije en el hotel que estaba, para que trataran de quedar en algún sitio cercano.

El primer encuentro con mis “colegas” sin parejas estuvo bien, hablamos de todo e intercambiamos opiniones, sobre los problemas que nos habíamos encontrado, las soluciones que dio cada uno, etc. y hablamos de forma discreta de temas que todos sabíamos que no debíamos de ir contando por ahí. Hasta ahí todo muy bien. A la cena vendría como anfitrión quien me fichó a mí y las parejas del resto de compañeros. Me senté junto a los que estaban sin pareja y fuimos afianzando la incipiente amistad. En el primer encuentro hubo uno que me hizo un comentario que lo recibí como una broma, “en cuanto pueda te quito tu puesto, que me gusta mucho la playa y la marcha que ahí en Valencia” y como digo me lo tomé como una broma. Hasta la cena que cuando ya estábamos tomando copas va el cabrón y dice sin venir a cuento a nuestro anfitrión, “la pena es que por el de Valencia el proyecto cojee, es una delegación importante y es muy joven Pelayo para llevarla, ahí haría falta uno con más experiencia y el ir a una delegación menor” lo acababa de oír y me quede blanco, los dos que estaban conmigo definieron al personaje, “menudo cabrón” y “que hijo de puta” con eso lo definieron. No conforme con eso detallo un comentario que había hecho en la privacidad, como otros que hicieron otros, pero nunca para ser contados públicamente.

Este sujeto es Manuel de 50 años, 1,70 y de físico normal, muy normal. Era muy hablador, un sabelotodo y él siempre estaba por encima de los demás. Su mujer un pibonazo que lucía con descaro, Vanesa de 41 años, 1,68, buenas tetas y mejor culo. Desde que nos vimos y nos presentaron surgió un “algo” en nuestras miradas. Por ser respetuoso y no liarla en ese viaje, me aparte de ella para no meter la pata. Después de su comentario cambien de opinión y más con la contestación de nuestro anfitrión, “Manuel, no te confundas, Pelayo está cumpliendo a la perfección con lo que se le ha encomendado, es más ha superado con creces al resto” no quise decir nada y me fui a los aseos a respirar tranquilamente, tenía tanta rabia que me daban ganas de machacarlo pero en esta vida hay que tener contención con los tontos. Entró el anfitrión y me dijo, “jajajajaja, menudo hijo de puta, no te fíes ni un pelo de él y no le cuentes nada, que está empeñado en ir a Valencia y se ha movido todo lo que ha podido, lo que pasa que nadie lo aguanta, que no tiene nada bueno, exceptuando a la mujer, que está de, ya me entiendes” y quise aprovechar para saber, que si nadie le aguanta porque esta donde esta y se le permiten cosas como la que acababa de hacer. “Que quede entre nosotros, su suegro es alguien con mucho peso, pero tampoco lo debe de aguantar, porque lo tiene donde lo tiene”

Regresamos y mi anfitrión que no hace nada por hacer, me puso la mano por encima del hombro y aparecimos riéndonos. Desde ese mismo momento inicie un acercamiento visual con Vanesa y conseguí alguna pequeña sonrisa contenida. Iba a ser acoso y derribo por mi parte. Una vez se acabó la cena que no fue muy tarde, mis dos nuevos amigos que no estaban con pareja nos fuimos a una terraza cercana al hotel. No nos habían traído las consumiciones que habíamos pedido, cuando aparecieron Manuel y Vanesa, que Manuel se sentó sin preguntar. A la mujer se la veía cortada. En el momento que empezó a justificar su actitud, Vanesa se fue al aseo.

--- No te enfades, si lo he hecho por tu bien. Valencia te viene grande, es mejor una delegación menor donde foguearse y luego triunfar.

--- No sé cómo decírtelo para que me entiendas, tengo una duda si naciste así de cabronazo o ha sido con el tiempo.

--- Como se nota que eres joven. Hay que saber encajar los golpes que te pueda dar la vida. Además en el amor y en la guerra no hay reglas. Tampoco somos amigos.

--- Si no hay reglas, imagínate que me follo a tu mujer, no te tendrías que cabrear.

--- Jajajajaja, ni eres su tipo, ni serias capaz de darle lo que le hace falta, además no se hizo la miel para la boca del asno. Vanesa es muy mujer para ti.

--- Si tú lo dices.

--- No lo digo te lo aseguro. La altura y la musculatura no son sinónimo de fuerza y potencia. El tamaño no importa, eso ya lo entenderás cuando tengas unos años más.

Seguía igual de prepotente y al decir esa última frase Vanesa llegó y preguntó, Manuel con una chulería fuera de serie le dijo “le decía aquí al joven, que vale más la experiencia que el tamaño” y luego acarició con un punto de obscenidad el culo de su mujer. Como diciendo mira lo que toco y tú nunca lo vas a tocar. Era un tonto del culo mayúsculo. No quise decirle nada más y el resto del tiempo fue un monólogo por parte de él, yo me dedicaba a los “juegos” gesticulares con su mujer, que le costaba mantener mi mirada aunque lo intentaba. Me pase discretamente la punta de la lengua por mi labio superior, como si fuera algo casual, pero mirándola a ella y se mordió de forma instintiva el labio, que cuando se dio cuenta dejó de hacerlo poniéndose algo roja. Nos avisaron de que iban a cerrar y Manuel de nuevo tenía que estar por encima de los demás, no quiso que nadie pagara. Nos fuimos los cinco paseando hacia el hotel y ahora sí, uno de los que nos acompañaba, discrepa con Manuel y entraron en un diálogo subido de decibelios. En el ascenso no me lo pensé, acaricie el culo de Vanesa, que no dijo nada, no se apartó y tenía un culo duro, seguí acariciándolo más descaradamente y ella solo apretó los labios.

Estábamos todos hospedados en la misma planta y mi habitación daba con la de ellos. No se oyó nada esa noche, mejor dicho nada especial, el super macho no hizo nada y si lo hizo hubo poca efusividad. Al mirar mi móvil vi wasap del matrimonio de Madrid que por lo visto estaban nerviosos por conocernos al día siguiente porque me volvieron a repetir que si pasaba algo sería la primera vez de ellos, porque tuvieron algún intento que no llegó a término. Sábado después de comer, una pequeña siesta y a las cinco preparase adecuadamente para causar buena impresión. Habíamos quedado a las siete de la tarde en una terraza cercana, andando ni diez minutos. Llegué cinco minutos antes y ellos un poco después, cuando ya estaba sentado tomándome una bebida que me recomendó el camarero y que nunca había probado un cóctel paradise (ginebra, brandy de melocotón, más zumo de naranja) la verdad que muy buena. Llegó la pareja y trataban de aparentar normalidad, pero se les notaba mucho. A mí me habían dado unos nombres que no eran los reales y lo primero que hicieron fue decirme los reales. Julen y Rocío, los dos, tienen entre 42 y 45 años. El 1,75 y ella 1,65. Él con un poco de sobrepeso y ella con una buena figura, las tetas eran más bien pequeñas o eso me parecía por la blusa holgada que llevaba.

Una vez se quitaron las mascarillas él llevaba bigote y ella tenía una boca que pedía a gritos un rabo, porque tenía unos labios gruesos y excitantes. Pidieron lo mismo que me habían puesto a mí. Como los noté nerviosos, lleve el peso de la conversación para hacérselo más llevadero y que se relajaran. Porque una cosa era hablar por las redes y otra en vivo. Siempre estaba la posibilidad de que no nos encontráramos bien o que físicamente no nos gustáramos. Ella a mi si me gusto y supe que sin decírmelo a ella le gustaba también, la duda estaba en él, por eso les deje solos yéndome al aseo. Estuve entre 10 y 15 minutos revisando mensajes que tenía, era un tiempo más que suficiente para que hablaran. Sabía que cuando llegara a la mesa, uno de los dos se iría al aseo para que quien se quedara me dijera algo, en estos casos suele ser el hombre el que se queda y no me equivoque en nada, nada más sentarme, ella se disculpó y se fue al aseo. Esta vez la vi de espaldas, llevaba una falda ajustada y la forma de su culo era soberbia, no me había mentido Julen.

Julen me pregunto, “que, tiene buen culo o no lo tiene?” y mi contestación fue que tenía un culo bárbaro. Julen en plan orgullosos me dijo “y no veas como lo usa, como lo menea” me sonreí y entró directo al tema que te quema. Que por ellos no había problema, que les había causado buena impresión y que pasaba en esos casos. “Pues a mí también me ha gustado tu mujer y en estos casos pasa, que si queréis vamos a mi hotel y no la follamos entre los dos” es lo que le dije. La expresión de su cara era de duda, “vamos a ver Pelayo, va a ser nuestra primera vez en una cama con un hombre, nos pueden saltar las dudas a última hora, lo que te quiero decir es que si Rocío o yo decimos NO tiene que ser NO” con mas naturalidad que él le respondí “tranquilo por ese lado no va a haber ningún problema, pero ya te digo que tu mujer el no, no lo va a decir” él me dijo que si la lograba poner cachonda podríamos hacer lo que quisiéramos con ella. Como es habitual, si una mujer no está excitada poco se puede hacer. Ya estábamos los tres y antes de quedar con ellos había estudiado la zona para ver dónde ir. Preferían ir a tomar alguna tapa en vez de cenar y así lo hicimos, donde tuvimos mucha complicidad los tres. Propuse ir a un sitio y ellos me dijeron que me llevarían a un sitio distinto. Tomamos un taxi, me puse delante y ellos detrás. Me llevaron a un bar de copas exóticas. Estilo hawaiano, indonesio o algo parecido.

Era un sitio bastante oscuro y todo lo que vi fueron parejas. Al final había una pista de baile pequeña, sin luz y se intuía que había alguien bailando por el poco reflejo de alguna luz. Lo curioso que era pequeña pero salían demasiadas parejas, se lo comenté y se echaron a reír, la pista tenía forma de L y había un trozo que no se veía desde donde estábamos sentados. Esta vez ellos eligieron la bebida y era fuerte lo que habían pedido, no lograba saber con exactitud lo que podía llevar. Mirara para donde mirara se veían a las parejas hablar poco, estaban más en ir calentándose que otra cosa. Quise que Rocío viniera a bailar conmigo, la música era instrumental y muy suave. Miró a su marido y a continuación se levantó y fuimos a bailar. Nos quedamos en la parte en la que se nos podía ver y poco a poco, nos fuimos moviendo a la zona desde donde no se nos vería o que Julen no nos vería. Ya llevábamos un rato apretándonos bien y ella notando mi empalme. Una vez fuera de las miradas, besé sus apetitosos labios y no tardo nada en succionar mi boca, que manera más agresiva de besar, me puso mas cachondo aun.

Ya tenía una nalga en cada mano, me gustaba como las sentía, la apretaba contra mi cuerpo y contra mi rabo, casi la levantaba del suelo, dijo que estaba muy sofocada y se dio la vuelta para ir a la mesa. La cogí, la abrace por detrás y me agache lo suficiente para poner mi rabo entre sus dos nalgas, “mira cómo me tienes el rabo, estoy deseando follarme ese culo de puta que tienes” Rocío me dio que se hizo la ofendida porque me dijo que no le gustaban esas palabras y subí mi apuesta, “esta noche me pedirás que te folle, que quieres ser mi puta y hasta que no lo hagas no te follare” y nos fuimos a la mesa con su marido. No sé porque se había puesto en plan digna si habíamos tenido conversaciones mucho más fuertes, aunque entiendo que no es lo mismo en vivo. Julen pregunto que como había sido el baile ella fue breve “muy impetuoso nuestro amigo” y mi comentario fue un poco más extenso, “tienes una mujer extraordinaria, me ha puesto el rabo como un garrote, que culo más rico que posee” el me daba detalles más íntimos y ella nos decía que no nos pasáramos, pero se la veía muy bien, encendida por los comentarios.

No me espere a que nos avisaran de que teníamos que irnos, “porque no nos vamos a mi hotel y no perdemos el tiempo, qué os parece?” Julen dijo “por mi parte me parece bien” y la miramos a ella, que se puso de pie y nos dijo, “la primera cosa sensata de esta noche” y no había más que decir, nos encaminamos al hotel, nos pidieron un taxi. Quería ir esta vez detrás con ella, pero no quiso, me dijo que le daba mucha vergüenza por el taxista, que si fuera conduciendo su marido no le importaría. Al entrar en la habitación ella pidió entrar al aseo y le dijimos que quería tomar, diciéndonos que lo que tomáramos nosotros. No había mucho para elegir en el mini bar. Julen me decía “Pelayo, ahora no vayamos con prisa, vayamos paso a paso que se sienta confiada” y estuve de acuerdo, pero ya le avise que una vez que empezáramos las cosas cambiarían. Era una habitación doble, con dos camas pegadas. Tardaba en salir y Julen ponía mala cara, me decía que lo mismo se había arrepentido.

La cara de Julen era de pasmado. Porque su mujer estaba sin blusa ni falda. Con un conjunto de lencería negro, con medias y portaligas, mini bragas y sin sujetador. Se veían dos tetas pequeñas con dos pezones rosados duros y bien tiesos. Julen estaba de pie mirando sin respirar y yo estaba sentado en una silla. No me perdí nada, levanté un poco un brazo, estire un dedo y lo gire. Rocío dio una vuelta lenta y pude ver su culo en todo su esplendor, porque las mini bragas se las habían comido sus nalgas y al llevar tacos altos, le estilizan las piernas y el culo. Se acercó a mí, se metió entre mis piernas y lo primero que hice fue lamer su tripa para luego comerse esas tetitas tan ricas. Ella se abrazaba a mi cabeza mientras me comía semejante manjar. Se apartó de mí y se tumbó sobre la cama, nos pidió que nos desnudáramos y Julen quería apagar la luz, Rocío le dijo que daba igual y nos empezamos a desnudar, Julen fue demasiado rápido, porque apenas había empezado él ya estaba desnudo. Julen tocaba los pezones de su mujer mientras me miraban desnudarme. En cuanto me quede desnudo se vio mi rabo empalmado y ella moviéndose, cambiando de postura, se puso a cuatro patas con la cabeza hacia los pies de la cama y quedando más cerca de mi rabo “eres más impresionante al natural, estas de muy buen ver” y di un paso quedando mi rabo a la altura de su cara, iniciando una mamada poco convencional.

Desde los primeros segundos supe que era una experta mamando. Julen no se quedó quieto quitándole las bragas y comiéndole el culo y el coño, sacándole unos buenos gemidos a su mujer, que si no tuviera mi rabo en la boca se le oiría con buen volumen. A cualquier hombre le gusta que una mujer sea espontánea y no se contenga y parecía que Rocío era de las que sabían pasarlo bien en el sexo. Se “quejo” de que no me hubiera corrido ya y me dijo que su marido ya lo hubiera hecho. No mentía porque cambio de posición poniéndose hacia su marido, dándome su culo a mí, me agache y le comí el culo y el coño, se derretía, estaba muy cachonda y me dice, “mira lo que te decía, no lo puede evitar” mire y le estaba tocando el rabo a su marido, un rabo de tamaño medio, apretaba, lo meneaba con precisión y en el momento que quiso, el marido se corrió, pringando toda la tripa Julen. Con voz de satisfacción y de complicidad él le dijo, “eres una cabrona, no me quería correr tan pronto” creía que iba a decir algo a su marido, pero fue a mí, “esperaba que fueras más decidido, es que hay que animarte?” y me meneo el culo sutilmente. “Quiero hacer una cosa que a los maridos les gusta mucho sobre todo la primera vez, Julen acércate y abre las cachas de tu mujer” Julen con buena predisposición se acercó y lo hizo, él no soltaba y fui metiendo mi rabo hasta la mitad más o menos, luego de golpe metí el resto y oímos el chillido de placer que dio Rocío y lo acompañó pidiéndome voz en grito que no parara.

Había venido dispuesta a follar, porque no paraba de decir cosas, que no estaban enlazadas entre ellas y algunas las entendía su marido, porque las entendía y él acariciaba su coño y logramos que se corría con grandes quejidos de placer. Saqué mi rabo todo empapado y la respiración de Rocío era sofocante, pensaba que querría descansar y me dijo que me lo había prometido, que le follara el culo. Le insinué si quería darse un respiro y su contestación fue muy clara, que ya tendría tiempo de descansar. Otra cosa que me esperaba era que me dijera que cuidado, que lo hiciera con calma, etc. nada de eso, pego la parte del pecho contra el colchón y dejó el culo en posición de ser follado. Otra vez que hice a Julen abrir bien las nalgas de su mujer. El que esta vez no se cayó fue su marido, que en el momento que introduje el capullo, ante el gran UF de ella él le decía, “parece imposible que te pueda entrar eso amor, parece imposible” ella entre los “UFs” y los “AUs” le decía que lo quería todo dentro. Un culo de esa forma no puede ser solo follado, hay que nalguearlo. Lo hice ante el estupor de Julen e interrumpí mi penetración, ella protesto y decía que siguiera, le recordé lo que le dije mientras bailábamos, pero sin especificarlo, quería que Julen se llevara una sorpresa. Rocío no quería decirlo se resistía se movía para que la siguiera follando y lo único que obtenía eran azotes en sus nalgas. Azotes que eran cada vez más fuertes.

Julen me miraba entre extasiado y preocupado, se decidió a decirme “Pelayo lo mismo te estas pasando, no lo crees?” fue muy suave diciéndolo, sin mucho convencimiento y mi respuesta fue azotar con más ahínco las nalgas de Rocío y preguntarle a ella, “tiene razón el cabrón de tu marido? Estoy siendo duro contigo?” ella que estaba rezumando erotismo, excitación no me respondió a lo que le preguntaba pero si a lo que quería, “Pelayo folla a tu puta, porque esta noche soy solo tu puta” deje de azotar su culo y termine de meter mi rabo en su culo con cierto ímpetu, sacándole varios tacos como, “CABRONAZO, HIJO DE PUTA, MAMÓN, etc.” y diciendo que le había destrozado el culo. Fue tan escandalosa que Julen se preocupó y a ella le salió con mucha espontaneidad, “calla cornudo, deja que este macho me folle como quiera” y su marido me decía que rompiera su culo de puta y no paraba de decir “es imposible, se ha tragado todo, que puta que es” y se había cogió un empalme fantástico. Sin sacar mi rabo de su culo, la cogí por la cintura y dimos la vuelta quedando ella boca arriba y le dije a Julen, “vamos a follar a esta puta los dos” Julen con un poco de torpeza acabó follando a su mujer, era su primera doble penetración y era normal. Se le salió su rabo alguna vez, hasta que logramos compenetrarnos y entonces fue un escándalo. Porque ella no paraba de chillar, gemir y nosotros de decirle lo puta que era, lo bien que follaba, se corrió como mínimo dos veces porque hubo una tercera que no sé si fue una corrida. Después le llene el culo y esta vez el último fue su marido. Quedamos todos pringados.

Me fui al baño, los deje solos y mientras ellos habían sacado más bebida, a este paso dejaríamos el minibar vacío. Hice una pregunta retórica, un inofensivo que tal y Rocío no se cortó, “lo siguiente a bien, se lo decía a Julen. El que me lo hayáis hecho los dos a la vez me ha puesto mucho, eso ya lo imaginaba igual que Julen, pero hay otra cosa en la que hemos coincidido los dos, sabes en qué?” no me querían decir más y ella lo llevaba como un juego, dije varias cosas pero ninguna era y al final fue Julen quien lo contó, “el que me pidieras que le abriera el culo y ver como entraba el bichazo que tienes ha sido sorprendente” eso lo había pensado de él, pero no de ella que añadió “es que ver y sentir como mi marido con sus manos te ayudaba y es como si me entregara, ha sido algo imposible de describir, hasta el punto que casi tengo un orgasmo instantáneo, por eso llegué tan rápido, que me suele costar llegar” me alegré de que se hubieran sentido así de bien. Estaban los dos recostados en la cama y yo sentado en la silla, con los pies estirados sobre el borde de la cama, mientras tomaba un RAF.

Rocío se había puesto por encima una sábana, aunque las tetas se le veían. Tenía los ojos vidriosos por el deseo, me tocaba suavemente el rabo. Poco a poco se fue levantando hasta que ella no aguanto mas, le paso a su marido el vaso que tenía y se acercó a mí, no hubo preámbulos, agarro el rabo, lo colocó entre sus piernas y se sentó sobre él, nos morreamos y follando suavemente, deje de morrearme con ella y le dije a su marido “vamos Julen, esta vez dale tu por culo a la zorra de tu mujer” y ella me dijo “Julen ya ha cumplido, no tiene la recuperación que tienes tu” hasta que Julen se colocó por detrás y la follamos de nuevo, “como te ha llegado a poner de cachondo que me estas follando otra vez” le decía a su marido. Después de correrse esta vez Julen, nos dijo que continuáramos nosotros y lo hicimos hasta las seis y algo de la mañana. Quise desayunar con ellos, pero prefirieron irse para su casa ya que sabían que yo tenía reuniones de trabajo. Me gustó el rollo de Julen y de Rocío, porque aunque traían muchos condicionantes antes de vernos, los dejaron a un lado y eso significó que pasáramos una noche inolvidable, por lo menos por mi parte y si no me equivocaba y era si, seguro que coincidiremos alguna otra vez.

Al bajar a desayunar estaban todos incluidas parejas, porque nosotros nos iríamos a nuestras reuniones y ellas aprovecharían para conocer mejor Madrid. Al bajar me senté en una mesa solo y poco después aparecieron los dos que iban sin pareja. Entraron en el comedor Vanesa y Manuel, se vinieron a sentar con nosotros, por lo que se ve era habitual en él no preguntar. La mujer cortada como la noche anterior. Después de los buenos días de rigor, Manuel entró provocando y quejándose, no se dirigía a mí en concreto, pero era a mí, “vaya mierda de noche, porque a algún señorito no se le ha ocurrido nada mejor que estar de fiesta esta noche” yo callado y tomando mi desayuno. Uno de mis compañeros se interesó por lo que había pasado. Manuel esta vez fue más claro, “pues uno, que se ha pasado la noche follando y ¡OJO! que no estaba solo” al decir eso risas de todos y uno que le decía “hombre si estaba follando es que estaba acompañado, que no está solo” Manuel se indignó, se dio cuenta de su error y lo aclaro “me refiero a que había más de dos personas, algo que es indecente” me miraba con descaro y yo seguía desayunando con mucha tranquilidad hasta que me pregunto algo desquiciado, “es que no tienes nada que decir? No vas a pedir disculpas? Porque han sido escandalosos para mis oídos y los de mi mujer” su mujer le miraba no entendiendo nada.

Una vez que termine de masticar y tragar el último trozo de bollo que me quedaba, bebí un poco de café, me limpie con la servilleta la boca lentamente, provocando que mi lentitud lo cabreara más y se notaba que se cabreaba más. “Compañero y no amigo. Quiero ser escrupulosamente correcto, no por ti si no por tu mujer que no se merece oír lo que te diría si no estuviera ella. Mantengo relaciones sexuales con quien quiero y como quiero, solo manteniendo un principio, que sean mayores de edad. Si tú no puedes, no quieres o no te dejan, es un problema tuyo, así que olvídame” Manuel es de los tipos que tienen que tener siempre la última palabra y esta vez no iba a ser menos, pero más que dirigirse a mí se dirigía a nuestros otros dos compañeros, “es que era un escándalo, porque no se conformaba solo con follar, es que el lenguaje que utilizaban era grotesco, obsceno y poco decoroso” esta vez fui un poco más allá, “mira antes de irme porque no te aguanto mas, cuando uno folla, no anda con por favor, ni gracias, uno folla y que me perdone tu esposa, porque si follas así, es que follas de puta pena y lo siento por tu esposa” esta vez se quedó sin saber que decir, su mujer se levantó y se fue antes de que me pudiera marchar. Nos preparábamos en la recepción para irnos y Manuel les dijo a las otras mujeres que Vanesa estaba indispuesta, que no la esperaran.

Me aparte y desde donde no me veían llame a quien me fichó, a nuestro jefe. Le dije que me había surgido un problema muy importante y que me haría falta una o dos horas, pero que no quería (refiriéndome a Manuel) que fuera por ahí diciendo que me escapaba sin más, me dijo que no me preocupara que lo arreglaría ahora mismo. Regrese con el grupo y llamaron a quien se encargaba de nosotros, habló unos minutos y luego se dirigió a mí, “don Pelayo le solicitan en las oficinas centrales, ahora mismo le solicitare un vehículo” le dije que no se preocupara que ya iba por mis medios y Manuel me dijo en voz baja, “ojala te echen a la puta calle o te manden a la otra punta de España” ni le contesté, remoloneé un poco por la recepción hasta que vi que montaban en las furgonetas en las que nos movíamos y se marchaban. Fui a mi habitación, me quité la chaqueta y la corbata. Luego fui a la habitación de Manuel, sabía que su mujer conmigo no estaba enfadada, estaba seguro, si me equivocaba o no me abría la puerta o si la abría me la cerraba de inmediato. Si esto pasaba la disculpa era plausible, había ido a pedir disculpas. Si no me daba con la puerta en las narices había posibilidades de que pasara algo, todo dependía de esos primeros momentos.

Llamó a la puerta, Vanesa pregunta quién es y solo digo mi nombre. Abre la puerta, está fumando, con cara interesante expulsa el humo y luego se aparte permitiendo la entrada y dándome la espalda, entro cierro la puerta y la abrazo por detrás. Se deja, la llevo contra la pared, deja caer el cigarro al suelo y nos enredamos frenéticamente. Mis manos recorren todo su cuerpo y ella pasa un brazo atrás y me toca el rabo. Se continúe y me dice, “ya puedes apagar el incendio que me provocaste ayer” mis manos fueron por debajo de su falda, le quite bruscamente las bragas hasta romperlas, me desabroche el pantalón y le coloque mi rabo por detrás, ella colocó sus cuerpo un poco hacia detrás y me puse a follarla contra la pared, era follarla bruscamente, porque me daba la impresión que nunca la habían follado de esa manera y no me debía de equivocar porque empezó con gemidos contenidos y acabó gimiendo con mucho placer. Estábamos tan poseídos que los botones de la blusa saltaron y cayeron al suelo. Las tetas, de muy buen tamaño, quedaron libres y quedaron pegadas contra la parte de mármol de la pared, del frío mármol y sus pezones se pusieron como escarpias. Cuando se fue a correr echó un brazo hacia atrás, enganchándome el cuello y recibiendo un orgasmo exagerado.

La desnudó del todo y tenía un buen cuerpo y un culo para eso, para follarlo. Estábamos desnudos, nos morreábamos con una pasión inusitada para ella, que me atrapaba con sus piernas casi inmovilizándome, para que la follara de nuevo. Hice que se girara y quedara boca abajo, en esa posición la follaba mientras jugaba con su culo. Ella protestaba sin mucho convencimiento y me decía que por ahí no lo había hecho nunca. Le dije que no me lo creía y me contestó con voz entrecortada, “no te miento, Manuel dice que es algo antinatural” Vi un neceser grande, di un manotazo porque estaba abierto y sobre la cama cayó parte de su contenido. Entre ellos una crema de manos. Me puse crema en mis dedos y empecé a lubricar su culo, no dejaba de protestar y yo de meter dos dedos llenándolo de crema. Me daba cuenta de que era bastante sumisa y saqué mi rabo de su coño y lo coloque después de ponerme crema en la entrada de su culo. Seguía diciendo que no, pero no se apartaba. Me lo iba a follar pero tampoco había que ser un bruto. Introduje suavemente el capullo, una pequeña queja por parte de ella y un fuerte azote por mi parte. Me quedé quieto y cuando sentí un poco de relajación, introduje un poco más, nuevo quejido, otro azote. Respiraba fuerte y otras veces contenía la respiración. Cuando contenía la respiración acariciaba su culo con suavidad y le decía cómo me ponía de cachondo. Iba despacio, porque estaba claro que ese culo no se lo había follado nadie y no me había mentido.

Suena su móvil, veo la cara del gilipollas de su marido en la pantalla. Ella no quiere atender su llamada. Pero soy tan cabrón algunas veces que cojo el móvil y le doy para que hable con su marido poniendo el altavoz. Se pone tensa y me quedo quieto, me echo sobre ella y meto mis manos por debajo, agarro sus tetas y presiono los pezones, soy algo duro y ella se contiene, mientras el marido trata de disculparse por lo sucedido pero casi echándole a ella la culpa por no haber dicho nada, ella no suelta más que algún si, algún no, o algún vale, luego hablamos, pero él sigue que te sigue. Esta vez soy un poco mas brusco y termino de follarme su culo, hasta que nuestros cuerpos se tocan, me quedo quieto y él se interesa por que su mujer habla tampoco, ella solo le dice que no sabe qué decirle y es quien empieza a mover su culo. Ya estaba follándome ese culo y ella cooperando. Hay un momento que muerde la almohada y es que se está corriendo mientras su marido está con su mitin. Las últimas penetraciones cuando vi que mordía la almohada fueron bestiales.

Aminoro mis penetraciones hasta que Manuel dice, “es que estarás de acuerdo conmigo que es un degenerado?” y ella con toda intencionalidad le responde, “en eso te tengo que dar la razón, estoy seguro que es un degenerado, porque le he visto mirarme por detrás y este seguro que es de los que les gusta hacerlo por detrás” mientras decía eso meneaba con fuerza el culo y se lo follaba más bestialmente y él se alegraba de que su mujer le diera la razón. Esta vez el que se tuvo que contener fui yo, porque me corrí en su culo y fue una corrida de las mejores. Una vez que acabó la conversación me fui a lavar y marcharme a las reuniones. Vanesa desnuda se despidió de mí me dio un buen morreo y me saco un compromiso, “quiero y me debes que antes de irnos me regales otro momento, aunque sea uno rapidin” ese rapidin se dio la última noche en una cena de despedida. En un momento dado y en el que su marido estaba haciendo la pelota a unos jefes, le hice una señal discreta para que fuera hacia los aseos.

Esa noche llevaba un vestido hasta mitad de las pantorrillas, un vestido amplio, me quede esperando y en cuanto llegó me dijo que eso era una locura, ni caso la hice, le mande que mirara si había alguien dentro, entró y abrió un poco la puerta y algo vergonzosa me dijo que no había nadie. Casi la empuje y nos metimos dentro, ocupamos uno de los aseos y echamos el cerrojo como es lógico. No perdí el tiempo y ella me decía que no me cargara otras bragas. Tampoco la hice caso y después de como decía ella cargarme las bragas me la follaba. Se quedó a medias cuando me empezó a decir “como me pones cabrón eres…” porque oímos que entraba alguien, oíamos que hablaban de los jefes que habían presentes, si parecían simpáticos, creídos, chulos etc. mientras ajenas a lo que hacíamos, seguíamos follando sin hacer ruido. Penetraciones lentas pero extensas y profundas. Me tenía las piernas por la cintura y me la follaba abrazos, ella mismo liberó sus tetas para que las pudiese comer. Estaba a punto de correrse y para que no se le oyera, pegó su boca a mi cuello, noté en mi cuello perfectamente como se corría lo que me puso muy cachondo. No podíamos estar más tiempo. Ella se sentó en la taza del váter y quería que me corriera en su boca y así lo hicimos, me hice una paja rápida y cuando estaba a punto de correrme metí mi rabo en su boca y se lo tomo todo.

Primero salió ella y como no llevaba móvil, quedamos en que golpearía la puerta cuando pudiera salir y así ocurrió. Al salir fui al aseo de hombres, hice un poco de tiempo y regresé con los demás acompañado de otro que fue al aseo. De esa manera llamaría menos la atención. El resto de la noche transcurrió con normalidad y cordialidad. Por la mañana cada uno se iría para sus localidades. En el desayuno Manuel apareció de nuevo y esta vez sí preguntó si se podían sentar con nosotros y que quería disculparse conmigo. Las disculpas más que disculpas era interés, “te quiero pedir disculpas porque lo mismo me excedí en mis valoraciones, algo que no volverá a pasar” por Vanesa no quise ser más cabrón y las acepte, aunque sabía que algo se escondía detrás de esas disculpas. Antes de acabar el desayuno lo comprendí por un comentario de él, “anoche vi que tienes muy buenas relaciones en las altas esferas, que te tienen en muy buena consideración el gran jefe y ese no se casa con nadie, ni elogia así como así, algún día te iré a visitar ya que no estamos tan lejos unas tres horas” me resultaba vomitivo y quise comprobar hasta qué punto era vomitivo, como estábamos ya sentado solos los tres le respondí, “me parece bien que vengas de visita, serás bien recibido, ah pero eso sí, solo serás bien recibido si vienes acompañado del bellezón de Vanesa, que alegra la vista a cualquiera, se la mire por donde se la mire”

El tío no me censuró nada de lo que le dije y se tuvo que levantar y dejarnos solos porque uno de otra delegación quería hablar con él, lo que aproveché para decirle a su mujer de que iba su marido. “De qué va a ir, don… te puso por los cielos y dijo que tenías mucha proyección y que confiaba en ti plenamente, es más que te consultaba muchas cosas, porque tenías una visión especial” me daba que lo había dicho más que nada para amansar la presión de Manuel y lo logró porque estaba suave conmigo. Vanesa sonreía y le dije “le dices al imbécil de tu marido, pero sin concretar nada, que te ha parecido que te tiraba ficha, que me gustas, pero sin confirmárselo y si te dice de venir a Valencia le dices que no, porque no quieres que pase nada raro y no vaya a ser que te sientas comprometida, que ya verás cómo te follo en su propia cara” ella se reía y me decía que sería capaz. Le pase el número de mi móvil, pero de uno de tarjeta que tenía para casos especiales y le dije también que me pusiera como un contacto de una amiga, le explique que cada vez que nos mensajeáramos borrara automáticamente lo que habláramos para que no la pillaran y que para saber que era ella, le dije lo que tenía que hacer antes de cualquier conversación, para saber que era ella y que no había nadie cotilleando. En la despedida le di dos besos cerca de los labios y de buena gana le hubiera dado un morreo.