Viaje sin retorno (4 : Calma aparente)

Cuando todo parece tranquilo alguien maquina un oscuro plan y da los primeros pasos en lo que será algo que lo cambiará todo.

Antes de nada pediros perdón de todo corazón por la tardanza, que sepáis que si no he seguido publicando relatos ha sido por una difícil etapa de mi vida personal que parece que poco a poco se va solucionando. Parece mentira que ya hace casi dos meses que publiqué el anterior relato, pero no os penséis que he estado perdiendo el tiempo (no os vais a librar de mí tan fácilmente). Todo lo contrario, he escrito mucho y pronto iré publicando el resto de esta historia que no ha hecho más que empezar. Como ha pasado tanto tiempo os recomiendo que os releáis un poco los anteriores ya que como es normal andaréis un poco descolocados (culpa mía) . Sin más os dejo la cuarta parte de la historia de nuestro particular grupo de chicos.


Calor y oscuridad. Eso era lo único que sus sentidos podían percibir en esos momentos. Si, sin duda el calor era realmente insoportable, podía sentir las gotas de sudor recorriendo todo su cuerpo. Cayendo desde su rubio pelo por los lados de su cara, podía sentir esas molestas gotitas recorrer su cuello y llegar hasta el comienzo de su pecho. También las sentía recorrer su espalda hasta perderse en el comienzo de sus pantalones. En un intento de refrescarse llevó sus manos a su cuello para desabrocharse la camisa que llevaba puesta, pero sus dedos chocaron con la corbata que llevaba puesta. "¿Por qué llevo puesta una estúpida corbata?" no pudo evitar pensar Iván que de un tirón aflojó el nudo que le ahogaba el cuello y acto seguido se desabrochó los primeros botones de su camisa. Por fin notó como ya respiraba mejor y que por ese nuevo hueco el aire penetraba refrescándolo un poco.

Resuelto ya ,mas o menos, el problema del calor se centró en averiguar el por qué de la oscuridad que lo envolvía. Un idea alocada le cruzó la cabeza "¿Será que me he muerto? ¿Estoy en mi propio ataúd y por eso voy vestido de pingüino?" De repente una vocecilla sonó dentro de su cabeza "Abre los ojos idiota", y así lo hizo. Lo primero que pudo deducir era que tenía mucha gente alrededor, demasiada para su gusto. Lo siguiente que sintió fue un alivio tremendo por saber que seguía vivo, Iván se rió por su propia ocurrencia. "Muerto no sé si estaré, lo que si sé es que estoy bastante borracho" se dijo a sí mismo. Zanjando así su discusión interna se puso de pie (hasta ese momento no se había dado cuenta de que estaba sentado en un mullido sofá), bueno, se podría decir que lo intentó. Cuando llegó a la posición vertical la cabeza de Iván le dio tantas vueltas que se tuvo que volver a sentar de lo mareado que se sentía. Pronto sintió cómo sus tripas se revolvían, necesitaba vomitar. "No pienso volver a beber en mi vida" se dijo Iván mientras se levantaba con mucho esfuerzo y dando tumbos empezó a recorrer la discoteca en la que estaba.

"¿Cómo demonios he llegado hasta aquí?" se repetía una y otra vez el chico mientras recorría la estancia sin rumbo fijo. Como si el haberse puesto en movimiento hubiese subido el volumen en la sala Iván no podía escuchar más que la estridente música y los gritos de la gente en aquella estúpida discoteca. Estaba en la mitad de la pista de baile cuando a quienquiera que controlase las luces (del que Iván se acordó de su familia) no se le ocurrió otra cosa que activar aquellas molestas luces. Esas que parecían flashes de fotos, Iván cuando miraba alrededor suyo lo veía todo como si fueran fotos, imágenes sin movimiento y no a la gente moverse fluídamente. Iván pensó que a esa fiesta habría venido con alguien conocido por lo que se dispuso a mirar las caras de la gente a su alrededor esperando ver alguna conocida. Su intento fue un fracaso total ya que con esas luces, con cada fogonazo de luz aparecían caras a su alrededor y al siguiente eran otras diferentes las caras que veía. No era capaz de concentrarse en nadie en especial y mucho menos reconocer a nadie en el estado en el que estaba. Estaba a punto de renunciar cuando los vio.

Sólo eran dos puntos azules a lo lejos, pero incluso en su estado había sido capaz de reconocer esos ojos. De hecho, pensó Iván, podría reconocerlos en cualquier lugar o circunstancia. Solo una persona podía tener esos ojos tan profundos y con tanta fuerza en ellos. Sonrió. Rápidamente se acercó a Hugo. Pronto pudo notar como Hugo también le había visto y se acercaba rápidamente hacia él. Nunca había sentido una felicidad igual por verle, pero cuando se fueron acercando Iván no pudo evitar pensar lo guapo que era Hugo. Esa noche especialmente se veía espectacular, por encima de una camisa blanca llevaba una corbata azul que realzaba el color de sus ojos. " Bueno, hay que reconocer que todos los chicos con traje están mucho más buenos de lo normal" se dijo Iván, aunque enseguida se paró confuso por ese pensamiento. ¿Cómo podía pensar él esas cosas? ¿Ese no era un pensamiento más propio de una chica? ¿O es que él estaba empezando a mirar a los chicos de una manera diferente? Sacudió la cabeza de forma negativa, no, él no era gay... Y mucho menos cuando no hacía tanto en esa misma discoteca se había estado liando con unas cuantas chicas. Se acababa de acordar de ese trozo de la noche. Finalmente se dijo a sí mismo que su confusión se debía a que había bebido demasiado y decidió no pensar más en ello. A todo esto Hugo ya había llegado a donde él y le estaba hablando... Pero algo no estaba bien, Iván no pudo evitar sentir algo muy intenso en la mitad de su pecho al ver esos ojos de más cerca. Miedo.

Podía ver como Hugo movía los labios, hablándole, pero Iván ya no oía nada. Un miedo horrible lo había paralizado, algo era demasiado raro. ¿Por qué se había alegrado de verle a Hugo? ¿No se suponía que le odiaba? Estaba con su debate mental cuando súbitamente la discoteca desapareció a su alrededor y se vió derepente en unos baños, podía sentir que no estaba solo, esos ojos azules lo seguían allá a donde fuera. Tan rápido como el baño había aparecido desapareció. En su lugar Iván se vió rodeado por una habitación que le resultaba familiar, sí, sin duda era la habitación del hotel en Italia de ese verano... Corriendo Iván abrió la puerta de la habitación y corrió por el pasillo hacia el ascensor. Pero por mucho que corría el ascensor parecía que cada vez estaba más lejos y el pasillo se iba oscureciendo y estrechándose. Detrás suyo podía sentir esos ojos clavados en su espalda. Seguía corriendo cuando empezó a escuchar una voz firme que lo llamaba, primero la escuchó muy suavemente, como si el que lo llamase estuviese lejos. Poco a poco esa voz fué aumentendo su fuerza hasta que la sintió como si alguien le estuviese gritando en la oreja. Finalmente fué entonces cuando Iván abrió los ojos.

Lo primero que advirtió Iván al abrir los ojos fue que había demasiada luz como para que sus ojos distinguieran nada. Cuando por fin sus ojos se habituaron a la luz las cosas a su alrededor empezaron a tomar forma y a convertirse en una clase de un colegio. "Mierda" fue lo único que pudo pensar Iván cuando se dio cuenta de lo que había pasado.

-Iván, si ya has terminado de roncar podrías hacerme el favor de irte de clase y ya de paso vas y le haces una visita al director- le dijo su profesor de matemáticas que estaba más que enfadado.

Iván miró a su alrededor y pudo ver todos sus compañeros mirándole y riéndose por lo bajo. Buscó con la mirada a sus amigos y enseguida los encontró. Pablo estaba a dos pupitres a su derecha y lo miraba divertido, al final de la fila de Pablo, al fondo de la clase dormía Mario apoyado encima del libro de matemáticas. "Que suerte" pensó Iván al verle a Mario en ese estado. O el profesor no le había visto todavía o ya lo había tomado por imposible y no tenía la menor intención de despertarle. Iván suspiró y lentamente se levantó, seguidamente se estiró levantando los brazos por encima de su cabeza y a la vez emitió un largo y sonoro bostezo. Esto provocó las risas de sus compañeros y el profesor que se había dado la vuelta para seguir escribiendo cosas en la pizarra se dio la vuelta como un rayo y apuntó con la tiza primero a Iván y luego la puerta, mirándole a Iván con cara de querer tirarle el borrador a la cara si no salía de clase. Así, Iván viendo la "sutil" invitación de su profe se apresuró a salir de clase. "Pues empezamos bien el día..." no pudo evitar pensar Iván al salir de clase todavía con esos ojos azules flotando en su mente.


Llevaba todo el día inquieto, no sabía por qué pero Javi no se acababa de sentir a gusto. Esa mañana se había despertado bastante antes de que sonara su despertador, todo a causa de unas estúpidas pesadillas en las que veía cómo Alberto era torturado por Jaime o locuras similares. "Creo que necesito ir a un psicólogo" se dijo Javi, cuanto más pensaba en lo que había soñado más absurdo le parecía. Era verdad que había pasado un fin de semana horrible pensando en cómo estaría Alberto. No lo había visto ese fin de semana y tampoco le había respondido a las llamadas. Pero su ansiedad por su vecino se había calmado esa misma mañana al encontrárselo en clase y al haberle preguntado unas cuántas veces si todo estaba bien. Alberto le había dicho tantas veces que sí, que todo estaba bien que incluso le había preguntado a Javi a ver si EL estaba bien... Javi sacudió la cabeza, se dijo que la próxima vez no se obsesionaría tanto por una situación así y que lo pensaría mejor antes de preocuparse tanto... aunque Alberto no le había convencido del todo. Había algo en su mirada que no había estado nunca ahí, era como una gran tristeza que inundaba sus ojos. Javi acabó pensando que esa supuesta tristeza no era más que su imaginación y sus ganas de que algo estuviese pasando para así justificar lo mal que lo había pasado esos días. Finalmente por no tener más razones para sentirse tan apesadumbrado como estaba se dijo: " Será que es lunes" y siguió caminando por el pasillo del colegio.

Acababa de sonar el timbre anunciando el final de la clase y todos se apresuraban a salir al recreo. Todos menos Javi que iba en contra de la marea de alumnos dirigiéndose al patio, él iba al baño. Podía ir al baño que estaba en el patio, pero sabía que esos se llenaban enseguida y no tenía ni ganas ni tiempo de hacer cola para mear. Finalmente después de varios empujones y pisotones consiguió llegar al baño del primer piso.

Este sitio ya se había convertido en un lugar especial para Javi, sobre todo por sus encuentros con Jaime en él. Rápidamente se acercó a uno de los retretes y vació con mucha satisfacción su vejiga. Ya había terminado y estaba tirando de la cadena cuando como si de un fantasma se tratara un par de brazos aparecieron y le abrazaron a Javi por detrás. Javi no pudo evitar sobresaltarse y dar un pequeño salto cuando sintió como esos brazos lo aprisionaban contra su voluntad. Todo el susto vino tan rápido como se fue al escuchar como alguien le susurraba al oído. Javi sonrió al reconocer esa voz que tan bien había conocido esos últimos días.

-Que poco original eres, ¿no se te ocurre otro lugar que no sea este?- dijo Javi dándose la vuelta y encontrándose cara a cara con un chico alto, moreno y con los ojos más hipnotizantes que había visto en su vida.

-Y yo que creía que te gustaba este sitio, parece que pasas la mayor parte del día aquí metido- le respondió Jaime.

-Vaya, si me encuentro aquí cada dos por tres contigo ¿no será que tú también pasas mucho tiempo aquí? ¿O a lo mejor es que me quieres ver a solas y por eso me persigues todo el rato?- le dijo Javi con una amplia sonrisa en su cara.

-¿Que yo te persigo?- le dijo Jaime con tono divertido- Y yo que pensaba que tenía un novio que tenía ganas de verme y resulta yo soy un acosad...

Javi no le dejó terminar la frase, al escuchar como Jaime había dicho la palabra "novio" no pudo evitar lanzarse a sus labios y besarlo apasionadamente. A Jaime le pilló un poco de sorpresa pero pronto se recompuso y le puso empeño al beso, poco a poco fueron abriendo sus bocas y así sus lenguas se encontraron. Estas se acariciaban a veces lenta y suavemente y otras veces con más ferocidad. Cuando al final se separaron, solo separaron sus bocas unos centímetros quedándose así uno muy cerca del otro.

-Vaya, ¿y eso a qué a venido?- le dijo Jaime todavía jadeando por la intensidad del beso.

-¿Qué pasa, no te gusta que te bese?- le preguntó Javi.- Además me has dicho que soy tu novio. Eso me ha gustado, todavía no me lo creo.- añadió Javi en un tono mas bajo. Y era verdad no hacía ni veinticuatro horas que habían hablado después del "incidente" en casa de Jaime y habían decidió intentarlo, intentar tener una relación.

-Vaya, pues si llego a saber que diciéndote eso te ibas a poner así te lo habría dicho mas a menudo- le dijo Jaime mirándole intensamente. Javi sentía que se derretía ahí mismo. Estaba entre los brazos de uno de los chicos más increíbles que había conocido en su vida y encima era su novio.

-Por mi, dímelo cuando quieras, yo encantado.- le dijo Javi.

-Te lo digo a ti, y... bueno, a todo el que quieras que se lo contemos- le dijo Jaime. Javi se tensó en sus brazos, eso no se lo esperaba.

Javi no tenía la intención de decírselo a nadie, no estaba preparado para mostrarse al mundo tal y como era. Y allí estaba él, con Jaime, éste diciéndole que por él era capaz de decirle a todo el mundo que era gay... Pero Javi no, no estaba preparado para eso. De pronto se sintió mal consigo mismo, ¿estaba siendo egoísta? ¿Significaba eso que no le quería lo suficiente a Jaime?... Antes de que se agobiara más sintió cómo Jaime lo apretaba un poco más en su abrazo.

-Tranquilo, te entiendo perfectamente. No te agobies por mi, no tengo ninguna prisa.- le susurró Jaime al oído.- Además no llevamos ni un día entero siendo novios, no hay por qué correr.- le dijo Jaime sonriéndole a Javi.

-Gracias, yo... -Javi no sabía cómo decirle lo agradecido que le estaba- yo... creo que ... te quiero.

-Yo también lo creo... te quiero- le dijo Jaime ahora siendo él el que se inclinó sobre Javi para besarle.

Sus lenguas volvieron a encontrarse dentro de sus bocas unidas, esta vez no empezaron suavemente como en el anterior beso, sino que directamente se besaron apasionadamente. Casi de forma salvaje.

La temperatura en el cubículo empezó a subir de forma rápida. Pronto los dos empezaron a sudar, Javi metió sus manos por debajo de la camiseta de Jaime. Pudiendo así palpar su cuerpo directamente, con las palmas de sus manos recorrió de abajo hacia arriba todo el tronco de Jaime. Empezando por su espalda, fue subiendo por ella notando sus fuertes músculos y su piel caliente. Cuando llegó a la parte alta de esta Javi quería más, por lo que le apartó un poco a Jaime para así poder introducir sus manos por la parte delantera de su camiseta. Rápidamente colocó sus manos sobre esos abdominales que tanto le gustaban a Javi, los tocaba y masajeaba sintiendo su dureza y su fuerza. Fue subiendo sus manos y finalmente llegó a su pecho. Ahí suavemente le acarició los pezones los cuales por respuesta se pusieron duros al instante. De un solo movimiento Jaime se quitó la camiseta y un segundo después Javi también se la había quitado.

-¿Aqui?- preguntó Javi jadeando.

Por toda respuesta Jaime se abalanzó nuevamente sobre Javi y le empezó a besar el pecho. De ahí fue bajando poco a poco por su cuerpo , no sin antes envolver con su lengua los rosados pezones de Javi, bajando por su cuerpo hasta su ombligo y llegando finalmente a donde llegaba la goma del calzoncillo. Javi colocó sus manos en la cabeza de Jaime revolviéndole el pelo, Jaime al sentir esto se incorporó para así poder juntar sus lenguas una vez más. Las manos de Jaime se movieron rápidamente hacia la polla de Javi. Emepezó a sobarle el ya más que notable bulto por encima de sus pantalones. Así siguió hasta que decidió meter una mano por dentro del pantalón para poder palpar así por encima de los calzoncillos la polla de Javi, la tocaba y la agarraba firmemente pudiendo así sentir su dureza.

Jaime en un rápido movimiento le dejó desnudo completamente a Javi dejando ver así el miembro de Javi en todo su esplendor. Era grande, lo cual chocaba con el tamaño general de Javi, y su glande rosado se hacía más que notable, el cual ya estaba goteando por la excitación. Jaime sin pensárselo dos veces se puso de rodillas frente a Javi y se lo metió entero en la boca, Javi entonces cerró los ojos y se dejó llevar por la corriente de sensaciones que le producía Jaime con su boca. Jaime se había metido toda la polla de Javi en la boca y pronto empezó a subir y bajar por ella chupándola entera. Bajaba por el tronco hasta llegar a sus huevos lamiéndolos, como animándolos a expulsar la preciosa carga que contenían, luego volvía a subir hasta la punta y allí la lamía envolviéndola con su lengua provocandole así a Javi gemidos de placer.

Jaime no quería perder mucho tiempo, ya que sabía que no podían tardar demasiado. Por ello decidió darle el máximo placer posible a su novio, para ello movió una mano hasta el culo de Javi y empezó a masajearselo lentamente. Jaime movió su mano hasta la entrada del culo de su novio y allí empezó a hacer una leve presión con un dedo. Javi a todo esto estaba en la gloria, podía sentir como Jaime metía y sacaba un dedo en su culo y a la vez seguía chupándosela cada vez con más ganas.

Así siguieron un poco hasta que Jaime se sacó un poco la polla de su boca y la base la cogió con su mano y empezó otra vez a chupársela pero esta vez la pajeaba a la vez. El segundo dedo ya había entrado en su interior y Javi sabía que no iba a aguantar mucho a ese paso, quería decirle que parase pero Jaime no tenía la misma idea. Cada vez iba más rápido y Javi no podía ni hablar, solo podía emitir gemidos de placer cada vez más profundos. Como era de esperar Javi se corrió brutalmente en la boca de Jaime llenándola con su caliente semen, el cual Jaime se tragó sin protestar y sin dejar que se desperdiciara ni una sola gota.

Un timbre los sobresaltó.

El recreo había terminado y era hora de volver a clase, Jaime le dio el último lametazo a la polla de Javi y los dos se vistieron.

-Ya lo siento que no te haya podido devolver el favor- dijo Javi un poco avergonzado por haber sido el único en correrse.

-No te preocupes, tenemos todo el tiempo que queramos para que lo hagas- le respondió Jaime guiñándole un ojo.

-Bueno, venga que si no vamos a llegar tarde a clase.

Y así los dos se despidieron dentro del baño y salieron de él como si no hubiese pasado nada. Javi volvió a su clase con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.


Otro que también sonreía, pero de forma más siniestra que Javi era Hugo. Sin duda las cosas le estaban yendo mucho mejor de lo que hubiese esperado. Todavía con esa inquietante sonrisa salió de uno de los cubículos del baño del primer piso. El no había tenido nada que ver esta vez, pero no iba a desaprovechar una oportunidad como ésa. Después de haber entrado al baño a mear había oído como alguien se metía en el cubículo contiguo al suyo, no le había dado más importancia hasta que les había oído hablar.

Enseguida lo comprendió todo, quiénes eran y de qué estaban hablando. Y claro, momentos después cuando lo único que se oían eran jadeos Hugo no necesitó pensar mucho para saber lo que estaba pasando. No le costó mucho subirse al retrete y desde ahí asomarse y verles a Javi y a Jaime besándose apasionádamente. Hugo dio gracias por llevar con él su móvil y le bastaron unos segundos para sacarles unas fotos de lo más comprometedoras. Lo más tentador era sacarlas a la luz y ver qué pasaba, pero Hugo quería sacarles el máximo provecho a esas fotos. Y para ello tenía que esperar un poco hasta que su plan hubiese avanzado un poco hasta enseñar las fotos.

Solamente había tenido un problema antes de salir del baño, estaba totalmente excitado. La escena que había presenciado lo había puesto a mil y su polla ya le hacía daño de lo dura que estaba en sus pantalones vaqueros. No iba a entrar a clase en ese estado, decidió entonces que lo mejor sería arreglar ese "pequeño" problema y luego ya se inventaría cualquier escusa para llegar tarde a clase.

Para ello rápidamente se sentó en uno de los retretes con la tapa bajada, ahí se desabrochó rápidamente los pantalones mostrando una más que evidente erección dentro de sus bóxers. De un tirón se los quitó dejando al aire su polla, que se erguía potente apuntando al techo. Hugo no pudo evitar sonreír, su polla era de las más grandes que había visto entre la gente de su edad. Era larga y medianamente ancha, la punta rosada sobresalía sobre su ya retraído prepucio y de ella salía un poco de semen de lo excitado que estaba. Firmemente y de forma rápida Hugo se agarró su pollón con su mano derecha y la izquierda la dirigió a sus huevos, agarrándolos como tenía por costumbre. Sin perder tiempo empezó a subir y bajar su mano derecha por toda la envergadura de su miembro. Su brazo pronto cogió un ritmo infernal, Hugo cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás apoyándola en la pared.

La mano que tenía en los huevos la metió por dentro de su camiseta llevándola directamente a sus pezones, los cuales acarició y pellizcó. Fue bajándola hasta llegar a sus abdominales, los apretó y sobó sintiendo su potencia, como si fuesen de piedra. Se sintió muy orgulloso de su cuerpo y en esas estaba cuando notó un familiar cosquilleo que le recorrió la polla y rápidamente se levantó del retrete, lo abrió y ahí se corrió de forma brutal. Cuatro, cinco, incluso seis trallazos de semen soltó su durísima polla. Se limpió con un poco de papel higiénico los restos de semen en su polla y en su mano.

Una vez adecentado salió del baño sin poder evitar reírse por lo bajo, no podía creer lo bien que le estaban llendo las cosas.

Hugo no había perdido el tiempo, ya había empezado a dar los primeros pasos de su retorcido plan para destrozar a los amigos de Iván y esas fotos le venían de maravilla, como caídas del cielo. El hecho de que Javi fuese gay le daba a todo un nuevo sentido y en la mente de Hugo se fue formando un plan aún más retorcido del que tenía planeado llevar a cabo. Destrozaría a Javi de una forma mucho más eficaz y brutal, desde dentro, directo a sus sentimientos. Y estaba seguro que con eso también se llevaría por delante a Mario y a Jaime. Hugo se fue hacia clase sonriendo, si, la cosa se estaba poniendo interesante.

Sin duda su primer objetivo iba a ser más interesante y fácil de lo que había imaginado: Javi.


Después de haber sido expulsado a primera hora Iván se esforzó en las horas siguientes por no volverse a dormir. Cosa que le fue realmente difícil ya que llevaba demasiados días sin dormir por la noche, pesadillas y sueños raros lo acosaban cada noche revolviéndole el sueño noche tras noche. Las siguientes dos horas se le habían hecho eternas y cuando por fin había sonado el timbre se había animado al pensar que se podría airear con sus amigos en el patio, la ilusión la había durado poco al recordar que estaba castigado sin recreos durante toda esa semana. Un pequeño obsequio por parte de su querido director. No llevaban ni un mes en el colegio nuevo y el director ya le tenía manía.

Iván se apoyó sobre el pupitre en el que estaba sentado. Mientras sus amigos estaban tranquilamente tomando el aire él tenía que estar en la biblioteca trabajando. La cosa no hubiese sido tan mala si no estuviese esa profesora vigilándole, no la conocía de nada pero con sólo mirarla ya había llegado a la conclusión de que no le gustaba. Rondaría los cincuenta años y iba vestida como si fuera una alumna más, llevaba el pelo teñido de un rubio demasiado antinatural y gracias a unas horteras gafas rosas sus ojos parecían más grandes de lo que eran en realidad. Dándole así un aspecto de búho o lechuza desfasada. Pero eso no era lo peor, ella lo miraba intentando disimular, cosa que no conseguía ni de lejos. Cada vez que Iván levantaba la vista para mirarla, ella agachaba la cabeza rápidamente mirando a un libro que tenía delante, cuando lo hacía un pequeño rubor bañaba sus mejillas. "Joder, si podría ser mi madre... Menuda desesperada la tipa esta" no podía parar de pensar Iván. Intentando no pensar demasiado en ello hizo un intento de concentrarse en el libro de matemáticas que tenía delante.

Pero las miradas de la profesora lo ponían demasiado nervioso y no pudo evitar pensar "¿por qué le tengo que gustar a tanta gente?". Siempre había sabido que cuando él pasaba mucha gente se le quedaba mirando, tanto en clase como en la calle. Las chicas lo miraban y cuchicheaban entre ellas, los chicos intentaban disimular más echándole miradas más furtivas. Iván no era tonto, se daba cuenta de todo. Sabía que era guapo... ¿Pero la gente no tenía nada mejor que hacer que mirarle a él? "La vida me iría mejor si fuese tan guapo... Bueno, eso creo..." Se dijo Iván a sí mismo, así no tendría que rechazar a tantas chicas y algunos chicos no se habrían fijado en él. Por ejemplo... Hugo.

La mirada se le oscureció cuando pensó en él. No podía entender cómo una persona podía condicionarle tanto la vida, pero una cosa tenía clara: Tenía que solucionarlo cuanto antes. ¿Por qué le daba tanto miedo enfrentarse a él? Iván sabía que en ese viaje a Italia habían pasado cosas de las que se arrepentía, el problema era que no se acordaba ni de la mitad. Entonces lo que le daba miedo... ¿Acaso era lo que Hugo representaba? Si, sin duda alguna Hugo era el portador de lo que a Iván lo aterrorizaba: La verdad.

Iván no creía que preguntarle a él era la mejor idea, ya que le había llegado a conocer a Hugo lo bastante como para saber que este sería capaz de deformar la realidad y mentirle sobre lo que en realidad pasó. Lo que Iván no entendía era por qué no se acordaba de nada... Sin duda lo que había soñado esa mañana no era solo un sueño, era un recuerdo. Esa discoteca, esos baños... Ahí había pasado algo y tenía que encontrar la manera de enterarse sin tener que preguntarle a Hugo. De pronto la solución le vino a la mente de manera tan fácil que él mismo se sorprendió de no haberse acordado antes.

El descubrimiento unido al timbre que anunciaba el final del recreo hicieron que Iván se levantara de su asiento de forma precipitada, cuando lo hizo algo llamó su atención. Un molesto gritito proveniente de la lechuza que tenía por profesora. Esta había estado observándole todo este rato y sin duda había estado tan concentrada en mirarle que cuando Iván se levantó de esa forma ella no había podido evitar sobresaltarse. Del bote que había pegado en su asiento se le habían caído las gafas y ahora intentaba recomponerse recogiéndolas del suelo, en el intento casi se cayó de la silla. Iván se podía haber reído con ganas por la situación, de hecho tuvo que esforzarse mucho para no reírse en la cara de la profesora. Iván recogió sus cosas y corrió hacia su clase sonriendo con solo un nombre en la cabeza: Roberto


El día había pasado lentamente y se le había hecho casi eterno, pero por fin había pasado casi del todo librándolo así del colegio. Había llegado uno de los momentos que más disfrutaba esos días: el entrenamiento de fútbol. Mario sonreía. Sin duda le encantaba hacer deporte y aunque ese día se hubiese nublado nada le podía quitar las ganas de entrenar un rato. En cambio la sorpresa de ese día no se la esperaba.

Estaba en los vestuarios cambiándose de ropa, poniéndose la ropa adecuada para entrenar cuando le vio entrar. Todos los que estaban en el vestuario se le quedaron mirando extrañados, no era habitual que él anduviese por ahí. Rápidamente Mario se acercó al chico que enseguida posó sus ojos azules en él, cuando lo hizo Mario no pudo evitar que un escalofrío le recorriera la espalda. Definitivamente había algo que le daba muy mala espina sobre ese tipo.

-¿Qué se te ha perdido por aquí?- preguntó Mario de mala manera.

-Yo también me alegro de verte Mario- le dijo con calma Hugo sonriéndole- Pues mira no, no se me ha perdido nada, venía a cambiarme.

-¿Cómo que a cambiarte?- preguntó Mario sin entender- Este vestuario es ahora para los del equipo de fútbol.

Hugo puso los ojos en blanco y por toda respuesta le lanzó a Mario su mochila en la que llevaba la ropa para entrenar. Mario rápidamente abrió la mochila y al ver la camiseta del equipo ahí metida abrió mucho los ojos.

-Pero... tú... no puede ser...- dijo Mario que no se lo estaba creyendo.

-Si, yo- le respondió Hugo avanzando hacia el interior del vestuario y quitándole su mochila de los brazos de Mario- Me tendríais que dar las gracias, por lo que he oído es más que evidente que necesitáis mi ayuda.

-No necesitamos ayuda, y mucho menos la tuya.- dijo alguien detrás de Hugo.

Hugo se dió la vuelta y allí se encontró de frente con Jaime que lo miraba de forma poco amistosa.

Jaime no se fiaba de Hugo, Javi le había contado algunas cosas sobre él y no le hacía ninguna gracia tenerle en el equipo.

-Hombre Jaime, ¿Qué tal está Javi?- le preguntó de forma burlona.

Antes de que Hugo pudiese reaccionar ya tenía encima a Mario y a Jaime que al haber oído el nombre de Javi se habían puesto alerta.

-Déjale en paz a Javi- le dijo Jaime fulminándolo con la mirada.

-Mira gilipollas...-empezó Mario que ya le había agarrado a Hugo por el cuello de la camiseta, pero Hugo lo cortó.

-Vale tipos duros, ¿así que sois muy machos no?- se rió Hugo- ¿Qué tal si me lo demostráis en el campo?- les dijo Hugo.

Todos asintieron, por el ambiente se notaba que a nadie le hacía demasiada gracia que Hugo formase ahora parte del equipo. Pero finalmente todo cambió durante el entrenamiento, Hugo demostró ser todo un experto y con ello hizo que todos en el equipo se alegraran de tenerlo con ellos. Todos menos Jaime y Mario que seguían sin fiarse de él. El entrenamiento fue largo e intenso para todos por lo que tras él todos acabaron cansados y sudados. Finalmente el entrenador les dio permiso para irse a las duchas.

En cuanto entraron al vestuario las camisetas y pantalones empezaron a volar por los aires quedándose así todos medio desnudos. Las duchas eran comunales, es decir, en una misma estancia habían colocado varias duchas. Como no entraban a ducharse todos a la vez Hugo se sentó en uno de los bancos alargados y se dispuso a esperar su turno.

La verdad era que Hugo lo estaba disfrutando, y mucho. Era todo un espectáculo el que tenía delante de él, unos cuantos chicos adolescentes andando medio en bolas delante de él. Los había de todos los gustos, altos, bajos, morenos, rubios, con más o con menos músculo... Pero sin duda había algunos de ellos que resaltaban sobre los demás.

Uno de ellos era Jaime con ese cuerpo moreno y esos músculos tan definidos, justo en ese momento estaba buscando algo su mochila que estaba en el suelo. Estaba de espaldas a Hugo y estaba agachado hacia delante dándole así a Hugo unas vistas perfectas de su culo firme y redondo, llevaba unos bóxers blancos que no dejaban mucho a la imaginación. "Qué suerte tiene Javi" pensó Hugo, "aunque la suerte no le va a durar mucho..." con este pensamiento Hugo no pudo evitar sonreír.

Otro de los que sin duda resaltaba sobre los demás era Mario. Tenía un cuerpo similar al de Jaime, pero más que su cuerpo lo que resaltaba era su cara. Era uno de esos chicos que cuando lo veías lo único que podías pensar era en lo guapo que era. Ahora por el sudor su cuerpo brillaba y resaltaban sus músculos.

Así de distraído estaba Hugo cuando se dio cuenta de que ya no tenía sentido seguir esperando ya que casi todos ya se habían duchado y ya tenía una ducha libre para él. Sin pensárselo dos veces Hugo tiró de su camiseta hacia arriba dejando así ver un torso muy bien definido, tenía los abdominales bastante más marcados que la mayoría de los chicos del equipo. De un solo movimiento se quitó también los pantalones y los calzoncillos quedándose así desnudo. Sin ninguna prisa se encaminó hacia las duchas. No pudo evitar sonreír al advertir las expresiones de sorpresa en las caras de los chicos que lo miraban, así desnudo como estaba dejaba a la vista su polla que era bastante más grande que la media incluso en reposo.

Se metió en la ducha y allí se quedó un buen rato con los ojos cerrados, disfrutando como el agua caía acariciándole cada parte de su cuerpo. Cuando abrió los ojos se dio cuenta de que los únicos que quedaban en el vestuario eran los que estaban con él en la ducha. A su derecha tenía a un chico un poco canijo moreno con muchas pecas, y a su izquierda estaba Mario. Justo enfrente suyo tenía a Jaime y al lado de Jaime estaba un chico un año mayor rubio con aspecto de chulito.

-Bueno chicos, ya que nos hemos quedado solos, ¿qué os parece si retomamos viejas costumbres?- dijo de pronto el chico rubio mayor.

-¿Qué dices Lucas?- le preguntó Mario que se le había quedado mirando.

-Ya sabes... - le respondió Lucas con una sonrisa traviesa- Siempre que venía alguien nuevo lo recibíamos con fundamento.

-Olvídate de eso- le dijo Jaime que lo miraba con cara de pocos amigos.

-Venga hombre, no me seáis nenazas.- respondió Lucas.

-¿De qué estáis hablando?- preguntó entonces Hugo que le había picado la curiosidad.

Lucas por toda explicación se llevó una mano a su polla y la empezó a masajear. La tenía bastante gorda, pero no muy larga. Empezó suavemente subiendo y bajando su mano por todo el tronco de su polla cubriendo y descubriendo así su rosado glande. Con esos movimientos los músculos del brazo derecho se le marcaban bastante y Hugo notó que se estaba empezando a calentar, la idea de una paja se le hizo tentadora.

-¿Una paja?- se rió Hugo- No es para tanto.

-¿Veis? Chico listo el nuevo- sonrió Lucas.- Te daría la mano si no la tuviese ocupada.

Hugo formó una media sonrisa y por toda respuesta, imitándole a Lucas, se llevó su mano derecha a su polla y la agarró firmemente. Su polla se puso firme rápidamente cogiendo un tamaño más que considerable, Hugo cerró los ojos y comenzó una suave paja.

-Yo paso de hacerme pajas con este- dijo Mario echándole una dura mirada a Hugo.

-Estoy contigo- dijo rápidamene Jaime que se estaba excitando y quería salir de ahí cuanto antes.

Sin decir nada más los dos chicos seguidos por el canijo que no se atrevía a decir nada salieron de las duchas. Pronto se escuchó la puerta principal cerrándose indicándoles que Hugo y Lucas se habían quedado solos. En cuanto esto pasó algo en la mirada de Lucas, volviéndose más salvaje. A Hugo no se le escapó ese detalle y se preguntó qué le pasaba.

-Pues parece que nos hemos quedado solos- le dijo Lucas.

-Ellos se lo pierden- dijo Hugo con precaución, algo no le gustaba de la situación.

-¿Sabes que? Me has caído bien tío, por ello te voy a contar algo que no sabe nadie más.- le dijo Lucas a la vez que aumentaba el ritmo de su paja.

Por toda respuesta Hugo levantó una ceja y dió un paso hacia atrás a la vez que Lucas se le acercaba lentamente.

-Me vas a servir de desahogo, mi novia últimamente me tiene a pan y agua y no veas las ganas que tengo de desahogarme. Y claro, tu al ser el nuevo... Te ha tocado- le dijo Lucas a la vez que le agarraba a Hugo de los hombros.

Hugo levantó las dos cejas esta vez, pero se quedó quieto y se dejó hacer. Lucas le fue acariciando el cuerpo bajando por su cuello, masajeándole los pezones rosados y pequeños y poco a poco bajando por sus abdominales. Justo cuando fué bajando más y parecía que se dirigía hacia su polla, Hugo notó como Lucas le rodeaba la cintura para dirigirse a su culo. Lucas lo masajeó un poco por encima y luego colocó sus dedos sobre la entrada al interior de Hugo. "Eso sí que no" pensó Hugo y con un movimiento firme se apartó de Lucas. Este sonrió aún más.

-¿Qué pasa, no te estaba gustando?- le preguntó Lucas.

-Eso no se toca- le dijo seriamente Hugo.

-¿A no?- le respondió Lucas de manera burlona.

Por toda respuesta Hugo clavó sus ojos azules en los de Lucas. El chico rubio no pudo evitar sentir un escalofrío, había algo que le daba muy mala espina sobre Hugo. No pudo evitar ponerse nervioso.

-Mira gilipollas, yo hago lo que quiero.- le respondió Lucas con un tono amenazador.

Hugo empezó a entender que se había metido en un lío, Lucas era bastante más grande que él y escapar de ahí no iba a ser fácil.

-Mas te vale hacerlo por las buenas.- le dijo Lucas y al ver la expresión negativa de Hugo se avalanzó sobre él intentando agarrarle de forma algo desesperada.

"Hasta aquí hemos llegado" pensó Hugo y sus ojos centellearon. Hugo sonrió. Rápidamente esquivó los torpes movimientos de Lucas y de un sólo movimiento le hundió su puño en el estómago al rubio, este se dobló y calló al suelo respirando entrecortadamente. Hugo amplió aún más su sonrisa. Había pensado que el rubió aguantaría un poco más, pero parecía que era el típico que hablaba demasiado. Hugo pensó que era momento de divertirse un rato.

-¿Esto te parece lo suficientemente a buenas o quieres mas?- le dijo Hugo.

Hugo le rodeó y por detrás le agarró su pelo rubio y tiró levantándolo del suelo a la fuerza. Cuando estuvo medianamente erguido Hugo se le acercó al oído por detrás y le susurró: "Te has metido con el chico nuevo equivocado, te vas a enterar". Acto seguido le dio un codazo fuerte y seco en la parte baja de la espalda, Lucas gritó y volvió a caer al suelo. Hugo pensó que era una suerte haber estudiado lucha y defensa personal hace tiempo. Por el golpe que le había dado sabía que Lucas no se movería en un buen rato, pensó en irse y dejarlo ahí tirado... pero algo mejor cruzó su mente. Lucas estaba de rodillas en el suelo con su cuerpo echado hacia delante, Hugo se agachó y tiró de su cadera hacia afuera dejándo al chico rubio con el culo levantado delante suyo.

-¿No decías que querías desahogarte?- se rió Hugo- tu tranquilo que yo te ayudo.

Y sin más preámbulos le metió de golpe dos dedos a Lucas por detrás, al hacerlo el rubio gritó: "¡Para ya hijo de puta!", intentó incorporarse, pero un dolor agudo en la espalda le impedía moverse. Por toda respuesta Hugo metió el tercer dedo e incluso el cuarto. Los metía y sacaba de manera rápida y salvaje asegurándose así que Lucas no lo disfrutara. Cuando Hugo se hubo artado de eso se puso de rodillas detrás de Lucas y de una sola embestida le clavó su polla por detrás. Lucas volvió a gritar al notar cómo le desgarraban su interior. Hugo empezó a moverse hacia atrás y adelante ayudándose con sus manos agarrando las caderas de Lucas. Hugo cogió un ritmo infernal y sus ojos se veían aterradores. Hugo pronto notó cómo se correría pronto, y rápidamente sacó su polla del interior del rubio y se colocó enfrente de él. Con rápidos movimientos se pajeó hasta correrse en la cara de Lucas que se quedó pringado. Hugo satisfecho se levantó y se fue de la ducha no sin antes propinarle otro puntapié en la espalda a Lucas no fuera que se le ocurriese levantarse.

Pensó en irse ya, pero no era tonto, sabía que tendría que cubrirse las espaldas si no quería tener grandes problemas con Lucas. Los ojos de Hugo brillaron de pronto, lo que había ocurrido ese día le había dado una idea. De su mochila sacó su móvil y se colocó delante de Lucas.

-Venga hombre, ¡di patata!- se rió Hugo mientras le sacaba unas fotos a la cara de Lucas- No te preocupes, sales muy guapo.

Hugo se inclinó por última vez sobra el oído de Lucas y le susurró " Mas te vale no decir nada sobre esto, ni se te ocurra volver a molestarme o estas fotos las tendrá todo el mundo. Créeme, no te interesa enfadarme más o te arrepentirás."

Lucas sintió un gran escalofrío en su cuerpo cuando escuchó estas palabras.

Y así, con el culo abierto y la cara pegajosa, le dejó a Lucas tirado en suelo sollozando débilmente mientras él salía de los vestuarios con una amplia sonrisa dibujada en la cara.


Javi: Que tal lleváis los exámenes?

Mario: Jooder, que pesado... no piensas en otra cosa?

Javi: Cuando hayas suspendido todas hablamos...

Pablo: Bueno, haya paz no?

Iván: Tio, ya estáis dando el coñazo por aquí?

Mario: Callaros, por cierto a que no sabéis quien es el nuevo del equipo?

Iván: Sorpréndenos...

Pablo: Quien?

Mario: Hugo

Javi: Y que pinta ese ahi?

Mario: pues lo mismo que tu, nada!

Pablo: Y que tal se le da?

Mario: Demasiado bien... Ese es el problema.

Javi: Mejor que a ti seguro

Mario: Calla enano!

Pablo: Bueno, ya vale no?!

Pablo: Oye ya sabéis que este sábado hay fiesta en casa de Carlos?

Iván: Ese que tiene mucha pasta?

Pablo: Si, en la villa de sus padres que no están.

Mario: Me apunto, suena a fiesta de las buenas.

Javi: Yo también, aunque eso implique aguantarte borracho Mario.

Iván: No suena mal...

Pablo: Bueno, entonces vamos fijo no?

Iván: Si

Javi: Claro

Mario: Vaamooos! que ganas de fiesta!

Pablo: Vale, bueno os dejo que tengo que terminar un trabajo para mañana.

Mario: Yo me voy a sobar un rato.

Javi: Mañana tienes dos exámenes!

Mario: Ya.. ¿y?

Javi: Eres imposible lo sabias?

Mario: zzzzzzzz

Javi: Que te den...

Iván: Venga, hasta mañana!

Iván se guardó el móvil en el bolsillo, desde que por fin todos tenían whatsapp en el móvil las conversaciones eran continuas. Lo de la fiesta del sábado no sonaba mal, aunque no sabía si ahí se encontraría con Hugo... Ya lo veía suficiente de lunes a viernes en clase como para que encima lo tuviese que ver el sábado. Iván suspiró, solo esperaba que para antes del sábado tuviese una respuesta de Roberto.

Un escalofrío le recorrió la espalda.

Finalmente tendría la verdad... Pero...

¿Se iba a alegrar por ello?... ¿o no?


Muchas gracias por leerme y como siempre os animo a comentar. Os prometo que antes de que os déis cuenta tendréis la siguiente parte, tengo escrito mucho y no hago más que retocarlo así que cuando me quede a gusto con lo que he escrito lo enviaré. No sabéis lo feliz que me hace que leáis mis relatos así que muchísimas gracias de todo corazón.