Viaje sin retorno (3 : Giros inesperados)

Hay veces que la vida te pone pruebas en la vida, las tienes que superar para seguir adelante... Aunque a veces no parezca que hay solución.

Bueno, pues aquí estamos otra vez. Antes de nada deciros que siento mucho la tardanza, he estado muy liado y éste relato me ha costado más que los anteriores. Cuando lo leáis entenderéis el por qué. Muchas gracias!

Era lunes otra vez y en el colegio a su parecer ya iban mal las cosas. Corriendo entró al baño y se alegró de que no hubiese nadie, no le gustaba que lo mirasen, le ponía nervioso. Por desgracia se había manchado las manos de azul al habérsele explotado un estúpido boli azul. Ya sabía que no tendría que habérselo comprado en los chinos, pero ese día se había encontrado sin bolis , tenía un examen y lo único abierto a esas horas de la mañana era un pequeño chino debajo de su casa. Al abrir el grifo el agua salió a tanta presión que al meter las manos debajo de él se mojó entero al salpicarse. "Mierda"- pensó Javi, ya le había fastidiado tener que pedir permiso en la mitad de la clase para ir al baño, encima ahora tenía que volver a ella mojado. Odiaba llamar la atención y con esas pintas iba a ser complicado no hacerlo.

De repente se le ocurrió quedarse ahí hasta que acabara la clase, en el fondo solo quedaban cinco minutos así que no creía que el profesor le dijera nada. Así en el cambio de clase llamaría menos la atención, sí, definitivamente esperaría ahí. Se miró al espejo un momento y sonrió, realmente tenía unas pintas de campeonato, con las manos azules y la camiseta toda mojada... Si alguien entrase lo iba a pasar mal. De pronto un recuerdo le cruzó la mente, justo hacía una semana en esa misma situación se había encontrado con Jaime, aunque esa vez era Jaime el que tenía la camiseta manchada y mojada. Javi sonrió. Esa escena había sido una bendición para él, desde entonces había congeniado con Jaime y realmente le gustaba estar con él. Nunca se hubiese imaginado que alguien como Jaime, con su reputación y fama tuviese tiempo y ganas de estar con alguien como él.

Le parecía mentira que solo llevasen una semana de curso, desde entonces había conocido a Jaime y habían pasado mucho tiempo juntos, mas del que él su hubiese podido imaginar. Cualquier excusa era buena para estar con él: los cambios de clase, los recreos, a la salida del colegio... Pero aunque todo era demasiado bonito Javi sabía que no tenía que emocionarse demasiado, ya que todo no era mas que una bonita amistad entre dos chicos y no algo más, como a él le hubiese gustado. El llevarse tan bien con Jaime no le había quitado tiempo para estar con sus amigos de siempre, de hecho tenían un tema pendiente con ellos.

El sábado pasado se habían reunido en casa de Iván para ver qué le pasaba, aunque no habían sacado mucho en claro habían conseguido que ese lunes Iván por fin fuera al colegio. Los recuerdos de esa tarde se fueron materializando en su mente mientras Javi seguía frotándose las manos intentando que esa maldita tinta azul se quitara...

El sabado anterior:

-Así que tu hermanastro- dijo Javi pensativo.

Habían ido a casa de Iván para visitarle después de la semana que había pasado enfermo sin salir de casa. Se encontraban en el salón de la casa de Iván, una estancia amplia y luminosa en la que podían estar cómodos ya que albergaba un par de sofás y unas butacas. Eso unido a que los padres de éste no estaban en casa en ese momento, les daba a los chicos una oportunidad inmejorable para hablar tranquilamente.

Javi se había pasado la mayor parte del tiempo callado mientras sus amigos le ponían al día a Iván sobre las cosas del colegio. Había algo que quería preguntarle pero no sabía si a Iván le iba a gustar escucharlo. Al final se armó de valor y se lo preguntó. Al hacerlo su amigo se quedó un poco sorprendido por la pregunta y poco a poco se fue reponiendo del miedo que le provocó el escuchar el nombre de Hugo una vez más. De pronto todos callaron, se veía que a todos les interesaba el tema de ese chico misterioso que tan nervioso le ponía a Iván.

Todos vieron como Iván se puso nervioso y dudaba, pero finalmente después de coger aire profundamente les contó qué relación tenía con ese tal Hugo.

-Si, pero no le deis mucha importancia, no tenemos mucha relación- dijo iván nervioso al ver como todos sus amigos ponían tanto interés en Hugo. Ya lo había pasado demasiado mal esa semana al verse incapaz de levantarse de la cama por encontrarse con Hugo como para que encima sus amigos se interesaran por el tema. Tenía que darles a entender que no pasaba nada e intentar olvidarse él también de todo, no podía dejar que ese chico le condicionase su vida.

-¿Seguro que está todo bien con él?- preguntó Mario que tenía cara de no creerse nada- El otro día cuando viste las listas no parecía eso...

-A ver, solo me sorprendí un poco por que estuviese en el mismo colegio que nosotros, nada más- respondió Iván intentando aparentar normalidad.

-Oye Iván... somos tus amigos, puedes contárnoslo todo y lo sabes. Solo queremos ayudarte...- dijo Javi intentando presionarle un poco a su amigo.- ¿Fue todo bien en Italia, este verano?

-Pues yo...no...- respondió Iván tensándose.

-Eso es tío,-lo cortó Pablo- si necesitas que le demos una paliza pues se la damos, ¿a que sí Mario?- bromeó Pablo intentando suavizar la situación.

-Pues claro que sí- dijo Mario- aunque ya sabes que Javi no sería de gran ayuda... Ya lo siento tío- dijo mirándole a Javi- pero te podrían pisar antes de que te vieran...

Mario y Pablo se rieron, hasta Javi sonrió. Iván por su parte no pudo evitar sonreír, no podía querer más a sus amigos y era en esos momentos en los que más lo apreciaba.

-Que gracioso- dijo Javi- se ve que de tanto beso con esa tal Raquel se te a atrofiado aún más el cerebro.

-¿Así que Raquel e? Eso no me habías contado- dijo Iván feliz por poder cambiar de tema.

-Bueno, es que no he tenido tiempo. Ahora te lo iba a contar- dijo Mario sonriente- pues si, es una chica guapísima y muy maja. Va al bachiller biosanitario.

-¿Y cómo es que una chica lista se haya podido fijar en ti?- le dijo Pablo.

-Pues mira nos conocimos cuando el profe de lengua me pidió que le ayudara con unas cajas, las llevamos a clase de Raquel y ahí la conocí. Se quedó impresionada con mis músculos y quedamos para hablar mas veces... y ya ves- dijo Mario con un tono de suficiencia.

-Seguro que lo entendiste mal, en vez de en tus músculos, seguro que en lo que se fijó fué en tu gran estupidez y luego quiso quedar contigo para investigar más una especimen tan idiota como tu- dijo Javi- algo tan exageradamente idiota no se encuentra todos los días.

-Joder macho, que triste- se río Iván- te están usando como experimento de ciencias.

-Uy, pues yo encantado de que "experimente" conmigo todo lo que ella quiera- dijo Mario riéndose.

-El trabajo se titulará algo así como "la evolución humana y el especimen que se quedó en primate"- acabó Javi que se rió con ganas.

-Sí, sí... vosotros reíros, pero de aquí el único que se divierte soy yo- respondió Mario.

A partir de ahí la conversación se centró en tonterías y bromas entre ellos hasta que Javi y Mario tuvieron que irse a casa. Para Iván fue todo un alivio, no estaba preparado para hablar de ese tema todavía... no lo entendía ni él. Ese día Pablo tenía la casa sin padres por lo que podía quedarse todo el tiempo que quisiese en casa de Iván.

Se despidieron Javi y Mario de sus amigos y se encaminaron hacia la parada del bus que les llevaría a casa. Otra de las razones por las que se habían conocido Mario y Javi era que vivían en el mismo barrio por lo que compartían bus siempre. En cuanto se subieron al bus Mario se puso repentinamente serio y le preguntó a Javi:

-Oye, ¿qué opinas sobre lo de Hugo?

-Bueno...-Javi se lo pensó un par de veces antes de contestar- creo que Iván no nos ha contado casi nada. Me ha sorprendido saber lo de que son hermanastros, pero no se... es como si...

-Hubiese algo que Iván no nos ha contado acerca de Hugo- terminó Mario.

-Si, eso es.

-¿Crees que tendríamos que hacer algo al respecto?- preguntó Mario.

-Mmmm... no se, si Iván no nos ha contado nada a lo mejor es porque no quiere que nos enteremos ni que le ayudemos. Pero por otra parte si no sabemos nada tampoco le vamos a poder ayudar...-dijo Javi pensativo.

-Creo que no vendría mal tener una charla con ese tal Hugo, ¿no perdemos nada no? además Iván no se tiene por qué enterar.

-Puede que tengas razón...


Ya habían pasado más de cinco minutos y la tinta poco a poco se iba quitando. "Menos mal"- pensó Javi. De pronto escuchó un timbre que indicaba el cambio de clase, supo que tenía que irse de ahí ya que el baño se llenaría de chicos de un momento a otro. Se encaminó rápidamente hacia la puerta pero de repente alguien entró con prisa al baño. Inevitablemente chocaron, aunque solo Javi se calló al suelo después del impacto. El chico alto y moreno que acababa de entrar lo había arrollado en todos los sentidos. Aún y todo no pudo evitar sonreir al escuchar la voz del recién llegado, una voz que conocía perfectamente.

-Joder Javi, lo siento mucho. ¿Estás bien?- le dijo el chico tendiéndole una mano.

Javi la aceptó con mucho gusto y con la ayuda de Jaime se levantó del suelo.

-Tranqui, estoy bien. ¿Y esas prisas?- preguntó Javi entre fastidiado y divertido. Le había dolido la caída.

-Ostras, es verdad. Tengo que mear- dijo Jaime corriendo hacia uno de los retretes y cerrando la puerta tras de sí.

Javi no pudo evitar sonreír, pronto escuchó el inconfundible sonido de que, efectivamente, Jaime necesitaba mear.

-Joder macho- dijo Jaime desde dentro del cubículo- es que llevo toda la hora de mate aguantando por que el cabrón del profesor no me dejaba salir.

-Que cabrón- dijo Javi

-Pues si- respondió Jaime a la vez que tiraba de la cadena y salía donde estaba Javi- oye por cierto te tengo que pedir un favor enorme.

-Si claro, lo que quieras- le respondió Javi emocionado.

-Verás, es que voy fatal en mate y tengo examen este miércoles.- le explicó Jaime

-¿Ya tenéis exámenes? pero si llevamos una semana de curso...- se extrañó Javi

-Ya, pero el tío este dice que así nos va a ver el nivel de cada uno en su materia. Y bueno, creo que ya me ha cogido bastante manía asi que quiero hacer bien este examen, ¿me puedes ayudar porfa?

-Si claro, pero ¿en qué momento quieres que te ayude?- dijo Javi todavía sin poder creerselo.

-Ya lo he pensado, esta semana estoy solo en casa asi que podrías venir a casa mañana por la tarde y ahí podemos estudiar tranquilos.

-¿Mañana...en tu casa?- balbuceó Javi-pues bueno... vale, sí claro.

-Muchas gracias tío, eres el mejor.-le dijo Jaime abrazándole- no sabes el favor que me haces, te debo una. Bueno, me voy, luego te mando un mensaje con mi dirección.- Yasí sin más Jaime se fue del baño.

Javi todavía no se lo creía, una tarde entera a solas con Jaime... Era el plan perfecto. No sabía si el siguiente día por la tarde tendría algún compromiso pero si lo tenía, lo cancelaría sin dudarlo. Nada le iba a fastidiar su tarde con su amigo. Finalmente otro timbre lo sacó de sus pensamientos, ya llegaba tarde a clase así que corrió por los pasillos hasta su clase. No podía dejar de sonreír.

Cuando por fin sonó otra vez el timbre anunciando el final de la clase Iván respiró tranquilo. La vuelta a clase no había sido tan horrible como se esperaba, todos le recibieron muy bien, especialmente las chicas. No le quitaban el ojo de encima... "Por favor... ¿no tienen nada mejor que hacer?"- pensó Iván más de una vez. Pero lo más importante para que su vuelta hubiese sido tan feliz era el hecho de que ese día Hugo no había aparecido por clase. Al no verle su angustia se disipó un poco, solo un poco... ya que sabía que si ese día no aparecía lo más probable era que al día siguiente sí que estuviese. Suspiró, tenía que ser positivo, de momento las cosas iban bien y no tenía que preocuparse por nada. Su felicidad no duró mucho...

Era la hora del recreo y todos empezaron a salir de clase. Iván se quedó un poco atrasado ya que el profesor le estaba hablando sobre lo que se había perdido de su materia la semana anterior. Se habían quedado solos el profe y él, pero de repente éste paró de hablarle y sonrió mirando a la puerta.

-Hombre Hugo, menos mal que has venido. Se te ha echado de menos en clase...-el profesor paró de hablar al ver la expresión que se le había formado a Iván.-Bueno, esto... Iván ha venido hoy por fin. ¿Ya os conocéis?

El corazón de Iván parecía que había dejado de latir momentáneamente para después volver a funcionar mucho mas rápido y fuerte de lo normal. ¿Era realmente él? No podía estar ahí...No quería girarse y verle, prefería pensar que eso no estaba pasando, que el profe seguía dándole la chapada sobre su materia, pero... Sus piernas se giraron como por voluntad propia y finalmente se encontró cara a cara con el chico más guapo y terrorífico a la vez que había conocido en su vida.

Lo primero que le vio fueron sus ojos azules, tan claros y profundos como los recordaba. Esos ojos con los que tantas veces había soñado, tanto en sus pesadillas como en sus sueños más bonitos. Tuvo por enésima vez esa sensación al mirar esos ojos... esa sensación de que esa mirada lo atravesaba y se le clavaba como un puñal helado en el corazón. El pelo parecía tenerlo tan limpio y sedoso como siempre y su cuerpo... Iván no pudo evitar fijarse en él y admirarlo, cosa que no le ayudó a sentirse mejor, sino todo lo contrario. En el rostro en apariencia frío de Hugo apareció de pronto una amplia sonrisa y avanzó hacia Iván.

-Claro que nos conocemos, bienvenido Iván, ya me estaba empezando a preocupar por ti.- dijo Hugo agarrándole un hombro a Iván.

-Bueno chicos yo os dejo, que tengo prisa- les dijo el profesor, y sin más preámbulos se marchó dejándolos solos a Hugo y a él.

Fueron unos momentos muy incómodos, el ambiente se notaba cargado y pesado. Parecía que se podía cortar con un cuchillo, de un momento a otro parecía que iba a estallar algo o que alguien iba a gritar pero... Iván se había quedado ahí plantado sin poder moverse.

Iván notaba como su cuerpo había empezado a sudar, un sudor frío le recorría el cuerpo. Además notaba cómo el hombro que tenía en contacto con Hugo le daba pinchazos y por si eso fuera poco sus piernas se habían quedado sin fuerzas y tenía la sensación de que se caería al suelo de un momento a otro. Tan pronto como el profe salió por la puerta Iván le apartó la mano a Hugo con un manotazo con renovadas energías. Al ver eso Hugo sonrió aún más.

-¡Tu! ¡¿Se puede saber que coño haces aquí?!- le gritó Iván alejándose dando un par de pasos hacia atrás.

-Yo también te he echado de menos Iván.- le dijo Hugo con total tranquilidad.

-¡Deja de decir chorradas! ¿Tu no ibas a ir a un colegio a las afueras de la ciudad?- le reprochó Iván.

-Se ve que tu padre le habló tan bien de este colegio a mi madre que decidió cambiarme.- le dijo Hugo ampliando la sonrisa.

-¡Y una mierda! Ya te dije cuando volvimos de Italia que me dejaras en paz.- le dijo Iván.

-Anda ya, con lo bien que nos lo pasamos allí... Esa noche no me dijiste lo mismo- le dijo Hugo acercándose peligrosamente a Iván.

Iván podía notar el aliento y la respiración de Hugo a pocos centímetros de la suya. Tuvo el impulso de echarse hacia atrás pero sus piernas no respondieron, comprendió que si intentaba moverse lo único que conseguiría sería caerse al suelo.

-Por favor...dime qué quieres y déjame en paz- le dijo Iván sintiendo cómo toda la energía del principio se le había escapado de golpe. Tenía ganas de llorar y no entendía el por qué.

-Mmm... sabes perfectamente lo que quiero, no es nada no me quieras dar... o que no me hayas dado ya.- le susurró Hugo tranquilamente y sonrió con satisfacción al ver la expresión de horror que se formaba en la cara de Iván al escuchar sus palabras.

-¿Qué....qué quieres decir? yo no.... ¡yo no te he dado nada!- le dijo Iván con deseperación al entender lo que Hugo le estaba diciendo. No podía ser, eso no podía haber pasado... En cambio era tan obvio...

-¿A no? Es verdad- Hugo se empezó a reír de manera un tanto siniestra mientras se le acercaba aún más a Iván- Se me había olvidado que no te acuerdas de nada ¿no?

-Eres un gilipollas... - le susurró Iván notando como le empezaba a costar respirar, como si alguien le hubiese puesto algo muy pesado encima del pecho.

-¿Te da miedo saber lo que ocurrió Iván?- le dijo Hugo mirándole a los ojos fíjamente- Solo tienes que preguntarlo y te daré todos y cada de los detalles...

-Cállate, por favor... no... no sigas... vete...- le dijo Iván que notó finalmente como sin poder evitarlo sus piernas no aguantaron su propio peso y caía sin remedio. Enseguida sintió cómo unos brazos firmes y duros le agarraban impidiéndole caer, estaba empezando a marearse y notaba su cabeza demasiado caliente...

-Que poco aguantas...- dijo Hugo fríamente- A ver si esto te refresca un poco la memoria...

Al decir esto Hugo se agachó lentamente hacia el rostro de Iván y lo besó en los labios. Iván se quedó paralizado, no podía creer lo que estaba sucediendo pero para su sorpresa de pronto se encontró disfrutando de aquel beso. Sintió como un escalofrío le recorría la espalda, como eso labios suaves y fríos acariciaban los suyos lentamente. Era un beso frío y a vez parecía como si una corriente eléctrica le recorriese el cuerpo. Sentía como las manos de Hugo se posaban en su espalda abrazándolo y dándole calor. Por su mente pasaron momentáneamente varias imágenes, varios recuerdos borrosos... No, eso no había pasado... se repetía Iván en su cabeza. Aún así estaba disfrutando tanto de aquello que cerró los ojos y se dejó llevar.

De pronto sintió cómo la realidad le golpeaba su ser con violencia, ¡estaba besándose con Hugo! El mismo con el que tenía pesadillas por las noches, el mismo que tan mal le había hecho pasar en el pasado... Se sintió sucio y desgraciado ¿Cómo era posible que estuviese así? ¡Se estaba besando con un chico y él no era gay! ¡Y lo estaba disfrutando...! La confusión pasó y el cuerpo de Iván se tensó, notó entonces como cada parte de su ser se llenaba con una ira renovada. Con un empujón fuerte y firme le apartó a Hugo de sí. A éste le pilló por sorpresa y casi se cayó al suelo pero pudo mantener el equilibrio apoyándose en uno de los pupitres.

-¡A qué coño juegas!- le gritó Iván y acto seguido le propinó un puñetazo en la cara.

Su puño se estampó contra uno de los lados de la cara de Hugo, el que esta vez sí que se calló al suelo aturdido por la situación.

Por primera vez Hugo tenía una expresión de desconcierto y no esa de suficiencia. Nunca se hubiese esperado esa reacción, desde un primer momento había creído que a Iván lo podría controlar fácilmente.

En eso oyeron como unos pasos se acercaban corriendo por el pasillo, fue cuestión de segundos que Mario, Javi y Pablo entraran en la clase a trompicones.

-Iván te hemos oído gritar, ¿qué pasa?- le preguntó rápidamente Pablo.

-¡Tu!- dijo Mario al verle a Hugo tirado en el suelo.- ¿Pero qué...?- Mario los miraba a Hugo y a Iván muy rápido como si estuviese presenciando un partido de tenis.

-Tu, vete ahora mismo de aquí- le dijo Pablo a Hugo- ¿No me has oído o qué? ¡Largo de aquí!

Hugo se levantó lentamente y salió del aula no sin antes mirarle con una expresión rara a Iván. Era una mezcla entre rabia y diversión que le desorientó mucho a Iván. No pudo evitar pensar que eso no había hecho más que empezar, es pensamiento lo mareó aún más.

Cuando Hugo salió de la clase a Iván le temblaron las piernas y finalmente cedieron e Iván se tuvo que apoyar en Mario para no caerse al suelo.

-Tio, se puede saber qué ha pasado...¿Te ha echo algo el cabrón ese?- le preguntó con preocupación Pablo.

Iván estaba demasiado conmocionado como para hablara así que no fue capaz más que de sacudir negativamente la cabeza.

-Iván... no estás bien, te acompañamos a recepción, que te llamen a un taxi y vete a casa a descansar- le dijo Javi.

Iván les dio permiso afirmando con la cabeza. Sus tres amigos lo ayudaron a ir hasta recepción dónde le vieron tan mal que no dudaron en llamar a un taxi para que lo llevase a su casa.

Cuando por fin llegó a su casa Iván se fué directamente a su cuarto y agradeció que no estuviera su madre, así no tendría que dar explicaciones. Ya allí se tumbó en la cama y las lágrimas que llevaban todo el día resistiendo le brotaron de los ojos. Una vez empezó ya no pudo parar y así entre lágrimas y sollozos se acabó durmiendo por puro agotamiento.

Ninguno de los cuatro durmió bien esa noche, todos estaban preocupados por Iván... Pero Javi no podía pensar en otra cosa que no fuese en la tarde que iba a pasar con Jaime al día siguiente. Se sentía mal, sabía que tendría que estar preocupado por Iván, y lo estaba... solo que la idea de una tarde entera a solas con Jaime era demasiado atrayente.

Las clases del siguiente día fueron bastante aburridas y monótonas para todos menos para Mario, Pablo y Javi, estaban demasiado preocupados. Ni Iván ni Hugo se habían presentado en clase. Ninguno de ellos tres comentó demasiado el incidente del día pasado, sabían que era algo de lo que tenían que hablar pero ninguno de ellos se atrevió a sacar el tema. Lo que nadie sabía era que Javi estaba mas nervioso que nunca, su cita con Jaime esa tarde lo tenía muy impaciente. Por eso cuando sonó el timbre anunciando el final de las clases por ese día Javi corrió hacia la puerta.

Ese día los de clase de Jaime terminaban antes que ellos las clases por ello Javi tenía que ir a casa de Jaime directamente. De tanto mirar el mensaje que le habíá enviado Jaime ya se había aprendido su dirección de memoria. En bus solo tardaría cinco minutos en llegar. Rápidamente se despidió de sus amigos diciéndoles que tenía prisa y se encaminó hacia la parada de buses. Cuando por fin llegó allí... Nunca se hubiese esperado lo que se encontró.

Estaba sentado en la parada del bus, faltaban unos cinco minutos para que la llegada de éste cuando escuchó unos gritos provenientes de un poco más adelante en la calle donde él estaba. Rápidamante más por curiosidad que por preocupación se asomó a la calle y lo que vio lo dejó seco y helado.

Más adelante se encontraba Alberto, su vecino, discutiendo acaloradamente con un señor al que Javi no reconocía. Los dos gritaban mucho cuando derepente el señor le propinó una bofetada a Alberto y lo metió en el coche de malas maneras. El hombre se metió en el coche y arrancó alejándose de aquel lugar.

Javi se había quedado perplejo, pensó rápidamente en llamar a la policía pero pronto entendió que en el coche en el que iban era el coche de Alberto así que ese señor tendría que ser.... ¿su padre? No quería meterse en asuntos familiares asi que decidió que lo mejor sería esperar y luego llamarle a Alberto para preguntarle. Aún así no podía dejar de preocuparse...

De pronto notó cómo algo le vibraba en el bolsillo, sacó el móvil y vió que tenía un mensaje de Jaime preguntándole a ver dónde estaba. Javi se apresuró a la parada donde milagrosamente estaba el bus parado. Se montó y todavía muy confuso se encaminó hacia casa de Jaime.

Jaime vivía en un barrio muy próximo al centro de la ciudad, por lo que enseguida Javi llegó a su casa. Una vez allí le tocó la puerta y Jaime salió a recibirle abriéndole la puerta. Este iba vestido con el pantalón de gimnasia y una camiseta de tirantes sin mangas blanca. Los pantalones dejaban apreciar sus morenas y fuertes piernas y gracias a esa camiseta se le marcaban todos los músculos del cuerpo, también dejando ver sus fuertes y morenos brazos. Jaime le dedicó una perfecta sonrisa y lo invitó a pasar. Javi pensó que como Jaime estuviese así vestido toda la tarde iba a ser una tortura controlar sus hormonas.

-¿Que pasa tio?- le dijo Jaime pasándole un brazo por encima del hombro- Has tardado más de lo que me esperaba.

-Ya, bueno... Es que había atasco- se inventó Javi intentando no pensar en Alberto en ese momento-.

-A bueno tranquilo, muchas gracias por venir... realmente estoy muy verde en esto de las mates...- le dijo Jaime conduciéndole a la sala de la casa, una habitación grande muy luminosa.- Ponte cómodo- le dijo señalándole un sofá- ahora vengo.

-Si claro...- Javi estaba encantado.... realmente iba a ser una tarde interesante, pero no podia dejar de pensar en Alberto... a lo mejor si le llamaba. Probó a llamarle, pero una molesta voz femenina le advirtió que Alberto tenía el móvil apagado.-Mierda...-murmuró Javi, no sabía qué hacer.

Enseguida llegó Jaime con un par de coca-colas y unas patatas, se instalaron en la mesa de la sala y empezaron con las matemáticas. Todas las ilusiones de Javi de pasar una tarde divertida se esfumaron rápidamente, parecía que Jaime realmente quería estudiar... no por ello Javi no le puso ganas, todo lo contrario, se pasó toda la tarde explicándole pacientemente desde ecuaciones fáciles hasta funciones complicadas pasando por los logaritmos o la trigonometría.

Poco a poco el sol fué cayendo hasta hacerse de noche casi por completo. Para satisfacción de Javi llegó un momento en el que Javi desistió de más matemáticas y decidieron parar.

-Yo creo que con esto ya tengo más que suficiente para el examen de mañana- le dijo Jaime que fue al sofá a recostarse.

-Pues eso espero, porque te he adelantado unas cuantas lecciones del curso- le respondió Javi con cansancio. También se fue a sentarse al sofá junto a Jaime.

-Joder macho si es que eres el mejor, no se qué haría sin ti...- le dijo Jaime entrecerrando los ojos y relajándose en el sofá. Al hacer eso no le vio a Javi cómo enrojecía por momentos.

-Anda ya... No es para tanto.- Le respondió Javi y también se quedó medio adormilado en el sofá.

Así pasaron un rato hasta que se hizo evidente que en esa casa hacía demasiado calor, Javi empezó a sudar y eso que llevaba solo un pantalón corto y una camiseta. No dijo nada por no molestarle a Jaime que parecía que se estaba durmiendo, pero entonces Jaime abrió los ojos y le dijo:

-Oye, ¿no hace demasiado calor aqui?

-Pues un poco, la verdad.- le dijo Javi.

-Yo me estoy muriendo de calor- dijo Jaime y acto seguido se quitó la camiseta dejando ver así un torso moreno y muy fuerte. Los pectorales y los abdominales los tenía muy definidos y se le notaban mucho. Por el calor había empezado a sudar por lo que pequeñas gotitas de sudor le caían por el cuerpo, desde el cuello bajaban pasando por sus pectorales, rodeando sus pequeños y morenos pezones, recorriendo seguidamente sus fuertes abdominales y finalmente bajando por su ombligo hasta perderse por debajo de su pantalón.

Al ver esto Javi no pudo evitar que se le empezara a animar la polla, notaba un familiar cosquilleo. No estaba seguro de poder ocultarlo si se llegaba a animar demasiado, pero la situación se estaba poniendo de lo más interesante.

-Quitate tú también la camiseta si quieres Javi, que con el calor que hace ya verás que bien se está.- le sonrió Jaime.

-Pues... Yo casi que estoy mejor así...- Javi no se atrevía a desnudarse demasiado delante de Jaime.

-Si tu lo dices...-le dijo Jaime- pero ¿por qué no nos dejamos ya de chorradas?-le soltó repentinamente.

-¿Perdón?- respondió Javi que no sabía lo que pasaba.

-Pues que llevo dos horas intentando que hagas algo pero lo único que has echo a sido explicarme matemáticas- le dijo muy serio Jaime.

-Pero... yo... ¿qué?- eso no podía estar pasando, seguro que le estaba entendiendo mal. No podía estar pidiéndole lo que Javi pensaba...

-Anda ven...- le dijo Jaime a Javi cogiéndolo de la mano.

Los dos fueron en silencio hasta una habitación no muy grande con una cama, Javi entendió que ese era el dormitorio de Jaime. Javi se había quedado mudo, no sabía lo que hacer cuando notó cómo Jaime lo agarraba por la cintura y lo empujaba suavemente contra la pared. Jaime acercó su cuerpo al suyo y pudo notar el calor de su cuerpo y la dureza del mismo. Entonces fué cuando Jaime lentamente se le acercó y le besó apasionadamente en los labios.

Para Javi era el primer beso de su vida, su timidez le había impedido dar ese paso en anteriores ocasiones, y le estaba encantando. Podía sentir como los labios de Jaime presionaban los suyos y como los besaban con firmeza y pasión. Poco a poco Javi fué abriendo la boca y ahí fue cuando sus lenguas chocaron. Al principio lentamente, como con timidez y poco a poco con más fuerza, mas salvajemente. Javi aprovechó la proximidad de sus cuerpos para explorar el de Jaime con las manos. Las colocó en su espalda, la notó caliente y húmeda por el sudor. Pero también fuerte y musculada, poco a poco fue bajando recorriendo la espalda de Jaime hasta llegar a su culo. Y ahí las dejó, notando su fuerte culo, lo presionó suavemente y paró ahí. No sabía qué hacer, no se atrevía a más por lo que decidió dejar que Jaime tomase la iniciativa.

Jaime pareció entenderlo porque poco a poco fué bajando desde la boca de Javi hasta su cuello, ahí se entretuvo un rato lamiendo y mordiéndolo suavemente. Javi de mientras ya tenía la polla durísima y podía notar cómo Jaime también, el pantalón de éste al ser de chándal no le disimulaba nada la erección que tenía. Javi notó como las manos de Jaime se introducían por debajo de su camiseta y empezaban a explorar ahí debajo. Estaba demasiado caliente así que se quitó la camiseta de un tirón, Jaime aprobechó para palparle el pecho y los abdominales, los cuales no eran muy visibles, pero eso no parecía importarle a Jaime. Siguiendo su trabajo con la boca, mordiendo y chupandole suavemente los pezones a Javi. Estos por toda respuesta se pusieron duros, Javi estaba en el séptimo cielo.

No se lo podía creer, ahí estaba él, el chico en el que nadie se fijaba liándose con uno de los chicos más guapos y deseados de su colegio. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando notó la lengua de Jaime bajando más por su cuerpo y deteniéndose en su ombligo, bajando y poco a poco quitándole el pantalón y los calzoncillos. Cuando Jaime dejó al aire el miembro de Javi éste no pudo evitar sonreír.

-¡Vaya! Y parecía que eras un canijo, se ve que no todo el cuerpo ha crecido al mismo ritmo e?- se rió Jaime.

Javi sonrió, sí, lo reconocía, estaba muy satisfecho con su polla. Era más larga que ancha y era de un color blanquito, por lo que su glande ya medio descubierto se hacía notar. Jaime con una sonrisa en la cara se la cogió a Javi con firmeza. Poco a poco se la fue pajeando suavemente cubriendo y descubriendo el glande, el cual ya estaba más que húmedo. De pronto Jaime empezó a acelerar el ritmo de la paja y con su siguiente movimiento consiguió que Javi suspirara de placer.

Javi notó cómo Jaime recorría su polla con la lengua, notaba como le chupaba toda su polla. Cómo subía y le propinaba lametazos en la punta para luego bajar hasta sus casi lampiños huevos y lamerlos por igual. Javi notó cómo Jaime se metía su polla en la boca, el sentir el calor de esa boca, el sentir cómo su polla se humedecía y entraba y salía fácilmente de la boca de Jaime lo estaban volviendo loco. Al abrir los ojos, los cuales los había cerrado por el placer que sentía, la imagen que vio se le quedaría grabada a fuego en su mente para toda su vida. Tenía a un morenazo chupándole la polla, éste estaba de rodillas enfrente suyo sin camiseta y ya sin pantalones. Veía cómo regueros caían por las comisuras de su acompañante, bajaban por su cuello, recorrían sus pectorales y sus abdominales humedecíendolos aún mas. Abrillantándolos y haciéndolos aún más apetecibles.

Si seguía bajando la vista podía ver cómo Jaime se había sacado la polla y se la estaba pajeando rápidamente y... ¡joder! menuda polla que gastaba el chico, era muy morena y muy grande. Se fijó en que Jaime estaba circuncidado y se había humedecido la polla y se la pajeaba a un ritmo infernal. Esta visión lo volvió loco y notó cómo su propio orgasmo estaba cercano.

-Como sigas así me voy a correr... joder...- le avisó Javi.

Por toda respuesta Jaime aumentó la intensidad de la mamada y de su propia paja. Javi no podía más y finalmente estalló llenándole a Jaime la boca con su caliente semen. Este no protestó y se tragó casi todo el semen de Javi y lo que no, caía por la comisura de sus labios. A la vez que Javi, Jaime también se corrió llenando el suelo con su semen, hasta cinco trallazos de semen salieron por esa inmensa polla dejándolo todo perdido de liquido blanco.

Los dos se quedaron exhaustos después de esa corrida, pero parecía que Jaime quería más.

-¿Te apetece probar algo diferente?- le preguntó Jaime.

-Pues yo...- Javi sabía a lo que se refería su amigo y no estaba muy seguro de ello.

-No vamos a hacer nada que no quieras...- le dijo Jaime con una amplia sonrisa.

-Ya... Bueno, ya lo había pensado... venga ¿por qué no? Si hemos llegado hasta aquí...-le dijo Javi el cual todavía no estaba seguro del todo, pero no estaba dispuesto a desaprovechar la oportunidad.

Jaime le sonrió y le volvió a besar. Esta vez al no pillarle de sorpresa Javi le puso más ganas al beso y se dio cuenta de que lo estaba disfrutando aún más que antes. Jaime lo empujó suavemente hacia su cama donde seguramente estarían más cómodos. Y así, todavía besándose se tumbaron en la cama un encima del otro. Entrelazaban sus cuerpos y sus lenguas con mucha pasión.

Javi pronto notó como una de las manos de su amigo empezaba a bajar por su espalda, llegando así hasta su redondo culo, por lo que Javi dio un respingo.

-Tranquilo- le susurró Jaime al oído- no te voy a hacer daño.

Javi asintió y notó como esa mano empezaba a explorar más a fondo su culo. Al final dio con la entrada de su culo y ahí se detuvo. Notaba cómo un dedo hacía presión en su ano, como poco a poco se iba introduciendo en él. Al principio fue un poco incómodo pero pronto empezó a disfrutarlo y a ponerse muy cachondo otra vez. Jaime al notar la polla de Javi dura otra vez sonrió.

-Vaya, parece que te gusta...- le susurró.

-No pares...- jadeó Javi que estaba deseando que Jaime se callara y siguiera trabajando en su ano.

Al notar el segundo en su interior Javi empezó con las molestias, le gustaba la sensación pero notaba su interior demasiado apretado. Se dejó hacer y se dedicó a besarle a Jaime con más fuerza aún, estaba fuera de sí chupaba y mordía todo lo que estaba a su alcance. Eso lo relajó lo suficiente como para que el segundo entrar con total facilidad. El tercero no fué tan fácil, pero con tiempo también acabó entrando.

De pronto Jaime le cogió de los brazos y lo volteó dejándolo así de espaldas a su amigo. Se puso a cuatro patas y esperó pacientemente a que su amigo hiciera el resto. Enseguida sintió algo muy grande y caliente en la entrada de su ano. Sintió entrar la punta y ya le empezó a doler, realmente era grande y los tres dedos previos no le habían sido suficiente preliminar. Poco a poco Jaime empezó a empujar suavemente hacia dentro su polla, Javi notaba cómo aquel inmenso trozo de carne invadía su interior y lo desgarraba lentamente. Le estaba doliendo pero esperó pacientemente, siempre había oído que al principio dolía pero que después el placer llegaba. Solo esperaba que no tardase mucho.

No sabía si Jaime le había metido ya toda su polla pero había empezado a sentir un suave cosquilleo y mucho placer. Quería más, le estaba gustando y no quería parar. Las manos de Jaime se colocaron en sus caderas y empezó a bombear en su interior. Javi no se podía creer el placer que estaba sintiendo. Podía sentir esa polla enorme, caliente y húmeda entrando y saliendo de su interior y por si es fuera poco tenía el cuerpo musculado y fuerte de Jaime pegado a su espalda. Sentía su respiración y su sudor impregnándolo por completo.

Pronto notó cómo una mano se había posado en su polla y lo había empezado a pajear. A ese paso se volvería a correr enseguida, no podía más, el placer era máximo cuándo de repente...

Un molesto pitido los distrajo unos instantes. Era el móvil de Javi lo que sonaba, el sonido lo devolvió en parte a la realidad y pronto su mente se llenó de preocupación. Podía ser Alberto el que llamaba... ¡Alberto! casi se había olvidado de él, se sintió muy mal por ello. Allí estaba él pasándolo bien mientras su amigo no sabía como estaría... También le vino a la mente Iván, ¿cómo estaría su amigo?... Se le estaba llenando la mente de pensamientos amargos y su cuerpo se había tensado por completo. Javi comprendió que el momento de pasión con Jaime se había ido a la mierda.

Lo que antes le parecía el cielo ahora le parecía el infierno. La polla que antes le daba placer ahora solo lo agobiaba y le hacía daño en su interior. Su propia polla había vuelto a un estado de relajación por lo que la mano de Jaime dejó de pajearle. Javi se levantó como pudo de la cama revolviéndose y sintiendo cómo la polla de Jaime abandonaba su cuerpo dejándolo increíblemente vacío, esto solo le hizo sentirse aún peor. A Jaime también se le había pasado la erección al verle a Javi tan preocupado y agobiado, no pudo evitar sentirse culpable.

"A lo mejor he ido demasiado rápido, no tendría que haberle presionado..."- pensó Jaime amargamente. Por ello no pudo más que mirar con resignación cómo Javi cogía su ropa y se iba a la sala.

Javi no sabía qué hacer, acababa de dejarle a Jaime a medias. Seguro que ahora ya no le querría volver a ver, o le odiaría. Se empezó a sentir miserable, cómo había llegado a éso... Cuando vió que Jaime salía de su cuarto, ya vestido no pudo evitar tener ganas de llorar. Aquello era demasiado para él...

-Jaime, lo siento... yo...-Javi no sabía que decirle.

-No, yo sí que lo siento, he ido demasiado deprisa y...-dijo Jaime con cara de preocupación, pero no pudo seguir hablando ya que Javi se le había avalanzado encima para abrazarlo.- Eh, tranquilo, ya esta..., no pasa nada...estoy aqui contigo- le susurró Jaime al oído. Le desgarraba por dentro el verle llorar a Javi, sentía como su interior se desmoronaba lentamente.

Y así abrazados estuvieron bastante rato hasta que se dieron cuenta de la hora, Javi tenía que volver a su casa o sus padres se preocuparían. No hablaron más, se abrazaron una vez más y Javi se fue a su casa con el corazón encogido.

El trayecto en bus se le hizo eterno a pesar de que solo eran cinco minutos, no podía dejar de pensar en Jaime. No sabía que iba a pasar a partir de entonces, prefería no pensar en eso en ese momento. Pero lo peor fue cuando llegó a su casa y tuvo que pasar por delante de la puerta de la casa de Alberto, no sabía si debía llamar a la puerta y preguntar por él... pero era muy tarde y seguramente Alberto ya estaría durmiendo. "Eso, si está en casa..."- le surgió esa idea en la mente y se asustó. No, ese tendría que ser su padre y bueno, puede que no fuera lo más normal del mundo lo de pegar a los hijos... Pero alguna vez podía pasar...

Con esos pensamientos se quedó mirando fijamente la puerta de madera que lo separaba de la casa de su vecino... Finalmente decidió que sería mejor hablar con él en el colegio al día siguiente. Javi entró en casa y sin decirles nada a sus padres se fue directo a la cama.

Igual que Javi otro que no durmió bien esa noche fue Hugo.

Este estaba tumbado en su cama pensando en todo lo que había ocurrido esos días. Había cometido el error de tomar a Iván por frágil, sabía que lo era... pero había algo que se interponía entre ellos como un muro demasiado alto como para trepar por él.

Hugo sonrió, sí, decididamente tendría que librarse de ellos antes de ir a por Iván. Los amigos de Iván eran realmente molestos, mientras este se sintiera protegido y arropado por ellos Iván sería dificil de conquistar. Alejarlos de Iván y si hacía falta los destruiría por dentro uno a uno. Hugo sabía que no necesitaba fuerza física para ello, "la mente de una persona es lo más manipulable y la parte más debil de cada uno"- pensó Hugo. Y finalmente cuando estos su hubiesen alejado de Iván, este sería débil y vulnerable. Entonces sería el momento de atacar. Era como en el ajedrez, para llegar al rey antes había que librarse de las demás piezas.

Por su mente pasaban infinidad de planes, pero no se dicidía por ninguno. Se centró en cada uno de sus objetivos. Primero estaba Pablo, no sabía mucho de él, pero no había persona que no tuviese un punto débil o un secreto inconfesable. Ya se encargaría de él. Luego estaba Mario, sabía aún menos de él, sus únicas aficiones eran el fútbol y las chicas. Hugo pensó que se tendría que apuntar al equipo de fútbol del colegio para así conocerlo mejor... Aunque sí que había algo que a Mario le importase mucho... Su mejor amigo: Javi. A Hugo le gustaban ese tipo de relaciones, cuantas más fuertes eran más dolor causaban al romperse. Era como matar dos pájaros de un tiro, si conseguía eliminar una de los extremos del triángulo protector que habían formado en torno a Iván las otras dos puntas se debilitarían. Sabía que Javi era el más vulnerable de los tres así que era un buen punto por el que empezar.

Sí, sin duda se iba a divertir...

Pues hasta aquí de momento, ya véis que las cosas se van complicando y me gustaría saber vuestra opinión al respecto, así que como siempre os animo a que comentéis lo que os parezca. ¡Muchas gracias por leerme!