Viaje, sexo, alcohol y video

Ese viaje de trabajo me apetecía bastante poco, país extranjero, el inglés nunca ha sido mi fuerte y cuando una empresa compra otra la colaboración de los comprados en el trabajo suele ser la justita. A esto le sumamos que mi voluntariedad para ese trabajo tiende a cero: "Luis, necesitamos que...

Ese viaje de trabajo me apetecía bastante poco, país extranjero, el inglés nunca ha sido mi fuerte y cuando una empresa compra otra la colaboración de los comprados en el trabajo suele ser la justita. A esto le sumamos que mi voluntariedad para ese trabajo tiende a cero: "Luis, necesitamos que hagas este trabajo, eres el más capacitado"; con esa frase el responsable de mi departamento me dejó sin opción a réplica.

Ir al norte de Europa en invierno es duro, el invierno es largo, los horarios extraños, madrugar mucho, salir pronto, pero... de noche. Además es una ciudad fea, post-industrial, edificios grises adornados con nubes grises, bares tristes con música alta donde no se puede hablar, calles llenas de charcos. Seguro que esa ciudad tiene su encanto, pero yo no se lo vi.

De mi empresa fuimos 12 personas a trabajar durante una semana, reuniones de cinco horas y tres para poner el trabajo al día. Sobra decir que me enteraba sólo de un 50% de lo que decían, pero teníamos una compañera (la llamaremos Laura), que tenía muy buen nivel de inglés y se encargó de traducir casi todo, vamos, que nos salvó de muchos errores.

Laura era la más joven del grupo, unos 30 años, metro setenta, bastante tímida pero simpática, de esas que hablan poco, pero cuando hay que hacer una gracia participa de las bromas. Aunque siempre va bastante arreglada no llega al punto de llamar la atención, vamos, que viste bastante recatada y sabe pasar desapercibida con elegancia. Hay que fijarse bien en ella para ver su lado más sexy.

Después del largo viaje teníamos por delante cuatro noches y tres días de trabajo. Esta historia va de lo que pasó esas cuatro noches, la primera es cierto que casi no puedo contar nada interesante. Llegamos al hotel desde el aeropuerto, nos registramos y fuimos subiendo a las habitaciones, estábamos todos en la misma planta, lo que interesa para este relato es que había un largo y recto pasillo con una docena de habitaciones a cada lado y que mi habitación estaba junto a la puerta del ascensor, la de Laura era la última, aunque de eso me enteré al día siguiente cuando por la mañana coincidimos en el pasillo para bajar al desayuno.

Tras un primer día monótono, desayuno buffet inmenso en el hotel, día de reuniones, comida cutre en el comedor de empresa llegó la hora de salir del trabajo; nos encontramos fuera de la oficina, casi de noche y con muchas horas hasta nuestra hora normal de cenar. No teníamos precisamente cambiado el reloj biológico, así que tras pasar por el hotel a dejar la corbata y ponernos cómodos nos fuimos a una hamburguesería a comer. A estas alturas sólo estábamos cinco de los doce del grupo, el resto habían tenido que volver al trabajo o habían decidido quedarse en el hotel. Por supuesto Laura era una de los cinco (de ella va esta historia...).

El caso es que después de la comida nos seguían sobrando horas hasta el momento de ir a dormir, así que nos fuimos a una especie de bar americano con música country y nos sentamos a tomar jarras de cerveza, estuvimos allí casi cuatro horas, cerveza tras cerveza, no fuimos conscientes de lo que habíamos bebido hasta que nos levantamos. Menos mal que el hotel estaba en la acera de enfrente. Seguramente era el más sereno, aunque todo es bastante confuso. Sé que llegamos al hall del hotel y la recepcionista nos miró como pensando: "Estos españoles no saben beber".

Recuerdo que llamamos al ascensor y llegaron se abrieron las puertas de los dos ascensores, Laura y yo entramos en el primero y los otros tres en el segundo. Llamamos al décimo piso en el que estaban las habitaciones. Largo viaje para Laura, que tras apoyarse en la pared resbaló por ella hasta quedar sentada en el suelo del ascensor. Sé que me reí de la situación, llegamos al décimo y la saqué del ascensor, estaba totalmente dormida, así que más que sacarla la arrastré justo antes de que la puerta hiciera el amago de cerrarse.

Esperaba que llega el ascensor con el resto para que me ayudaran, pero como no acababan de subir decidí recorrerme todo el pasillo tirando de Laura que a duras penas andaba hasta la entrada de su habitación. Registre sus bolsillo con cuidado hasta que encontré la tarjeta de su habitación en el bolsillo trasero de su pantalón vaquero, recuerdo, por cierto, que pensé en la sobada de culo que le había pegado al coger la tarjeta en cuestión.

Entramos en la habitación, la senté en un sillón que había en la habitación, abrí la cama, le quité los zapatos y el abrigo y la tumbé en la cama, llevaba una chaqueta de lana con cremallera hasta el cuello, en primera instancia pensé en quitársela, pero al empezar a bajar la cremallera comprobé que no llevaba dejaba nada salvo el sujetados. Dudé un momento y al final pensé "que se joda, que no hubiera bebido tanto", así que ni corto ni perezoso le quité la chaqueta y la dejé en la cama, quitarle el pantalón vaquero ya me parecía excesivo.

Me quedé un rato mirándola, se me había pasado el puntito que tenía por la cerveza, ahora me deleitaba con su cuerpo, estaba buena la cabrona. Unas tetas no muy grandes pero bien puestas, unas caderas más que interesantes. Me estaba poniendo muy cachondo, así que antes de cometer una locura me di la vuelta y salí de la habitación, no sin antes pedir a recepción que la llamaran para despertarla a las seis de la mañana para que bajara a desayunar.

A la mañana siguiente estábamos ya todos disfrutando del buffet cuando bajó Laura, tenía una cara de resaca importante, eso sí, iba elegantemente vestida y estaba claro que le faltaba la capa de maquillaje habitual. No comentó nada, me miró interrogativamente, la salud y no dije nada, se puso un café y poca cosa más y tuvo que soportar de un par de comentarios más o menos graciosos sobre la borrachera del día anterior. Había sido el primero en bajar y cuando acabé dije que subía a la habitación, quedamos en quince minutos en el hall, Laura se levantó en ese momento y dijo que también subía. Trataré de transcribir la conversación que tuvimos en el ascensor más o menos íntegra:

  • ¿Me llevaste tú a la habitación ayer cuando llegamos? - me dijo con cara seria

  • Bueno, en realidad te arrastré por el pasillo - sonreí tímidamente, no sabía si estaba enfadada

  • ¿Quién más me vio así?

  • Pues nadie, por lo que han dicho Kike, Pedro y Rodrigo se fueron a tomar la última en el bar de la cuarta planta y me dejaron sólo

  • ¿Me quitaste tú la ropa? - Mirada más seria todavía

  • Esto... pues sí, hacía mucho calor en la habitación, de todos modos pensaba que llevarías algo más debajo de la chaqueta de lana - No sabía ni dónde mirar

  • Vale, no te preocupes, ¿me dejas tu móvil?

Se lo dejé, no sabía para que lo quería, aunque en seguida caí en la cuenta, revisó todas las fotos que tenía y cuando vio que no había ninguna respiró tranquila, yo me odié a mí mismo por no haber pensado en hacerle una foto y guardar mil copias.

  • Perfecto, ya sabía que eras de fiar, muchas gracias y siento que me vieras así, no suelo beber y se estaba tan bien en ese bar...

  • No hay problema, queda entre nosotros y de mi boca no saldrá nada

  • Ya claro, pero queda en tu recuerdo ¿verdad? - ahora su mirada era entre pícara y picante

  • Hombre, de ahí no hay quien lo saque - pensé decir algún piropo, pero consideré que para esa mañana de resaca ya era suficiente.

Pasó otro día de trabajo, como si no hubiera pasado nada, y repetimos el proceso del día anterior: vuelta al hotel, cambio de ropa y al mismo garito que el día anterior, nos había gustado a todos. Laura tuvo que aguantar alguna broma sobre pedirle cerveza sin alcohol o controlarle lo que se servía, pero poco más. Como el día anterior estuvimos unas cuantas horas, esta vez pedimos allí la cena.

Volvimos a beber más de la cuenta, pero esta vez con algo más de limitación, al menos por parte de Laura, que aunque no paraba de decir las típicas tonterías de borrachos no aparentaba que fuera a caer grogui como el día anterior. volvíamos hacia el hotel cuando Kike, Pedro y Rodrigo se desmarcaron con que iban a tomar la última en un garito "sólo para tíos" que les habían recomendado. Laura lógicamente digo que no iba y yo me disculpé, estaba un poco pasado y desde luego no pretendía ir "de putas" por primera vez en un país extranjero.

Subimos al ascensor y todavía no se habían acabado de cerrar las puertas cuando Laura se lanzó sobre mí y comenzamos a besarnos, estaba borracha y muy lanzada, comenzó a sobarme el culo, el paquete y todo lo pilló mientras nuestras lenguas se entrecruzaban. Visto el panorama no lo dudé demasiado y sobre también todo lo que pude, ese culo redondo y bien marcado me estaba poniendo a cien, además de sus caricias. Pasé as sus tetas, sobre la chaqueta de lana del día anterior, suponía que debajo solo iba el sujetador, como el día anterior, y el roce de la lana contra su piel me producía una sensación extraña.

Llegamos al décimo piso, salimos abrazados del ascensor junto a la puerta de mi habitación, Laura se apartó un poco, metió su mano en mi paquete y sobándome la poya dijo:

  • Pues sí que estás cachondo... ¡¡¡pedazo tranca!!! Lástima que esté tan borracha, no estoy precisamente operativa, así que te vas con el calentón a dormir.

Volvió a darme un apasionado beso, se dio la vuelta y comenzó a andar hacia su habitación. No sabía ni qué hacer, así que me quedé mirando entre frustrado y alucinado con la situación. De repente se paró, hizo algo que no fue capaz de distinguir y volvió corriendo. ¡¡¡Se había quitado el sujetador!!! Me lo puso en la mano:

  • Guárdamelo, mañana me lo das.

Fue andando hacia atrás a su habitación mientras poco a poco bajaba la cremallera, no llegó más allá de la mitad, dejando un escote más que prominente mientras yo estaba allí, alelado, con su sujetador negro en la mano. Se dio la vuelta, comenzó a andar hacia su habitación, metió la mano al bolsillo de su pantalón y sacó la tarjeta. Quedaba medio pasillo cuando vi cómo se acababa de soltar la chaqueta y se la quitaba, así, en vaqueros y con toda la espalda al aire y tacones altos estaba para comérsela.

Llegó a su puerta, la abrió, comprobó de ladillo que yo seguía como petrificado, se dio la vuelta y pude ver sus pechos moverse libremente, ayudados por ella misma. Se exhibió un poco en el pasillo antes de lanzarme un beso, gritar un "hasta mañana" y cerrar la puerta de la habitación tras de sí.

Según entré en la habitación me llegó un SMS al móvil:

"Voy a hacerme un dedillo para pasar el calentón y luego dormir la borrachera, pensaré en que te estás masturbando ¿lo harás?"

Contesté un "Pensando en tus tetas". Fui al baño y llené la bañera, necesitaba un baño relajante, aunque sabría que no lo iba a ser, puse en una repisa junto a la bañera, me desnudé y me metí en el agua caliente. Pipi, otro mensaje "Me he corrido como una cerda mientras pienso en disfrutar con esa enorme poya que he sobado. Me voy a dormir, mañana más y mejor". Tardé nada en correrme, visto el nivel de erotismo de los mensajes contesté: "Mi semen escurre entre mis dedos, tus tetas me han inspirado, su sobada también y sus mensajes más. Buenas noches y que tengas sueños húmedos".

Me fui a dormir, pasar la pseudo-borrachera y prepararme para el día siguiente.

Me levanté con especiales ganas, me afeité, me puse el traje para ir al trabajo y bajé a desayunar. Laura bajó con malísima cara y con congestión, tenía un dolor de cabeza inmenso y nos pidió que avisáramos en el trabajo que se quedaba en el hotel, que no podía ir a trabajar, menos teniendo al día siguiente el viaje de vuelta. Mi gozo en un pozo, pensé. Se cogió algo de desayuno y se volvió a su habitación.

Cuando subí a la habitación después del desayuno me llegó un mensaje al móvil: "Estoy perfectamente, pero necesitaba una excusa, vete a trabajar y cuando acabéis no te vayas de copas, ya sabes dónde tienes que venir". Contesté "Entendido, el día se me hará muy largo".

Se pasó la mañana mandándome mensajes:

"Voy a darme una ducha"

"Estoy desnuda en la bañera"

"El jabón escurre entre mis pechos"

"Acabo de masturbarme pensando en ti"

"¿Te gustaría que me afeite el coño? o ¿Prefieres hacerlo tú?"

"Tráete una botella de champán"

"Menos mal que me traje mis juguetes"

"Estoy muuuy caliente y muuuuy mojada"

"No tardes que quiero poya"

"Voy a darte mucha guerra"

"Quiero que me chupes los pezones ¿vienes?"

Me pasé toda la mañana empalmado, de reunión en reunión, sin prestar demasiada atención y esperando mensajes en el móvil. Salí de trabajar con una especial alegría y cuando llegamos al hotel me disculpe diciendo que no iba a ir a tomar nada, que tenía que preparar la maleta, que tenía la habitación hecha un desastre... vamos, por no decir que había quedado con Laura para echar un buen polvo.

Estaba entrando en la habitación cuando sonó un mensaje:

"¿A qué estás esperando?"

Sin cerrar la puerta salí al pasillo y miré hacia su puerta convencido que estaba mirando, así era, de hecho se abrió la puerta y pude verla por un momento con un modelito de braga y sujetador negro muy provocativo. Cerró la puerta y yo entré en mi habitación para cambiarme.

Tardé segundo en cambiarme y plantarme en su puerto con la botella de champán que había comprado camino del hotel. Me recibió con el modelito negro que había visto de lejos y una bata del mismo color y trasparente. Me quedé abobado en la puerta, me miro y con una sonrisa me dijo:

  • ¿Pasas para que pueda cerrar o vamos a compartir este cuerpazo con todos los huéspedes del hotel?

Entré, cerró la puerta, cogió la botella de champán y la guardó en el minibar, me quedé alucinado, la habitación estaba llena de pequeñas velas, las luces estaban apagadas y las cortinas corridas, así que el ambiente era de lo más romántico. Tenía también velas hasta en el baño:

  • Pareces cansado, y sobre todo, tienes demasiada ropa.

Empezó a desnudarme, me quitó los zapatos, los calcetines y los pantalones, me desabotonó la camisa y con una mirada de lo más sensual dijo:

  • Llevo todo el día esperando esto

Me quitó los calzoncillos, dejándome sólo la camisa, miró un segundo mi pene aún no erecto del todo y se lo metió en la boca, jugando con su lengua hasta que consiguió que me empalmara totalmente. Fue cuestión de segundos, por supuesto, la situación me había sobrepasado hacía rato. Se levantó, me quitó la camisa yme pidió que me tumbara en la cama boca abajo.

  • Has currado mucho hoy, yo he estado descansando, así que lo primero un masajito relajante.

  • Para que no te aburras te he grabado un video

Cogió un bote de aceite corporal, se sentó sobre mi espalda, notaba la seda de su batín y me pasó su móvil en el cual comenzaba un video claramente grabado ese día en la habitación.

Mientras notaba el aceite y sus manos en mi espalda pude ver el video con tranquilidad, primero se había grabado quitándose la ropa, parecía que acababa de subir de comprar, se quedó totalmente desnuda y comenzó a recorrer la habitación con la bolsa de la compra mientras ponía velas poco a poco por toda la habitación. Después coge el móvil y lo lleva al baño, lo deja sobre el lavabo y sigue poniendo velas. Está muy sexy paseándose desnuda por la habitación del hotel.

Luego coge otra vez el móvil, lo enfoca a su cara, lanza un beso después de juguetear con su lengua en los labios, y lo vuelve a dejar estratégicamente situado en el mueble de la televisión, enfocando al sofá orejero que todas las habitaciones de hotel tienen. Desaparece un momento del plano del móvil y vuelve para sentarse en el sofá.

Pone una pierna en cada reposabrazos y puedo ver su sexo, una pequeña mata de pelo deja claro que se lo depila en parte, comienza a jugar con sus dedos, primero los moja en su boca, luego juega con su clítoris, con la otra mano se acaricia los pezones. Ha estado mirando la cámara hasta ese momento, el placer hace que cierre los ojos, se estremece, mete otro de sus dedos en su vagina y sigue masturbándose, lo está disfrutando y mucho, más estremecimientos, no puede más y cierra las piernas.

  • No he acabado.

A estas alturas del video el masaje que me está dando ha llegado a mis piernas, noto como juega con mis dedos de los pies y los mete en su boca, recorriéndolos uno a uno con su lengua. Se está tomando su tiempo.

Sigo con el video, se ha levantado, ha llevado el móvil al baño y lo ha dejado sobre una repisa en la bañera, vuelve a salir de plano y reaparece un momento después, trae una maquinilla de afeitar rosa y un sobrecito que parece espuma. Pensar que se va a depilar y yo lo voy a ver me pone más cachondo todavía.

  • ¿Por dónde va el video?

  • Estás a punto de empezar a depilarte

  • Perfecto, seguro que te gusta donde sujeto la maquinilla

Pues sí, me gusta, puedo ver en el video cómo se mete el mango de la maquinilla en la boca, lo moja bien y luego se lo mete suavemente por el chocho, lo deja colgando mientras abre el sobre de crema y lo reparte entre sus piernas generosamente.

Mientras noto como se levanta de mi espalda dejando mis piernas y echa crema en mis nalgas, otra parte de masaje genial. Juega con sus dos manos y puedo notar el aceite escurrir hasta mis testículos y como ella me abre las piernas para recogerlo con sus dedos y volver a masajearme el culo.

Vuelta al video después de este inciso, recoge la maquinilla y empieza a rasurarse, con agilidad, revisando con cuidado cada milímetro entre sus piernas, abriendo su coñete de manera provocadora y repartiendo la crema de afeitar una y otra vez hasta que está totalmente depilada.

Cuando acaba, coge el grifo de la ducha y con abundante agua se quita los restos de espuma y enseña a la cámara un chochete totalmente libre de ningún pelo, lo abre, lo acaricia...

  • Fin de video, a la noche más. - Su voz suena realmente provocativa.

Me quita el móvil y me da un suave empujón para que me dé la vuelta, estoy empalmadísimo, más incluso que cuando tuvo mi pene en su boca y cuando lo ve lo acaricia suavemente.

  • ¿A qué te ha gustado?

  • Por supuesto, eres muy provocadora y estás muy buena

  • ¡¡¡Qué va!!! Es que me has puesto muy caliente estos dos días.

Empezamos a besarnos, yo allí, desnudo y ella con su modelito erótico negro. Tras unas pocas caricias puso de pie sobre la cama, con una pierna a cada lado de mi cuerpo y lentamente se quitó la bata, la dejó caer sobre la cama, encima de mi cabeza, se quitó sensualmente el sujetador y pude comprobar que sus pezones estaban duros, muy duros, por la excitación, se dio la vuelta y pude ver su redondeado culo mientras se quitaba las braguitas, vuelve a mirar hacia mí y otra vez se sienta sobre mí. Tuve el tiempo justo para ver lo que ya me había enseñado el video, pubis totalmente depilado, y labios vaginales totalmente brillantes por el flujo que le provocaba la situación.

Agarró mi pene con suavidad y se montó sobre mi suavemente, primero la punta y luego, con un golpe de cadera, totalmente en su interior, fácilmente, estaba muy lubricada por sus propios jugos, empieza a follarme. Poco después me senté y comencé a jugar con mi lengua en sus pezones mientras ella seguía cabalgando arriba y abajo sobre mi pene, puse mis manos en su culo mientras magreaba sus tetas y notaba la punta de mi pene cada vez más húmeda y cada vez más sensible. Empezó a gemir y deduje que estaba teniendo un orgasmo brutal. Imagino que todo el día pensando en ese momento y sin ninguna distracción laboral la habían puesto a cien. Se estremeció varias veces y se tumbó sobre mi muy quieta, rodeados por la luz de las velas.

A mí me quedaban muchas fuerzas, así que la agarré por la cintura, la puse a cuatro patas sobre la cama y me puse tras ella, comencé a montarla por detrás, entre suavemente en su vagina y comencé un mete saca lento y pausado hasta que comenzó a pedir más, puse mis manos en su cadera, aceleré el ritmo y pude observar ese precioso culo mientras mi pene entraba y salía

hacia lo más interno de su vagina. Podía ver como se sacudían sus tetas mientras mis embestidas la hacían gemir, llevó una de sus manos entre sus piernas y comenzó a jugar con su clítoris. Pedía más y yo estaba aguantando todo lo que podía. Note otra vez esos estremecimientos, mi pene se oprimió dentro de ella y se dejó caer sobre la cama. Me pidió que me corriera con ella y la verdad es que me costó poco, entre el grado de excitación, la presión que estaba ejerciendo con su vagina sobre mi poya, sus dedos, que ahora acariciaban mis testículos, la vista que me daba su precioso trasero... el sumun.

Me tumbé junto a ella que se estiró dulcemente sobre la cama, continuaba con los ojos cerrados, juguetee suavemente con la yema de mis dedos sobre su espalda y pude comprobar que se le ponía la piel de gallina, volvió a estremecerse, esta vez era distinto, era mucho más relajado. Se levantó un poco y apoyándose sobre mí me dio un beso largo y húmedo.

  • Gracias, ha merecido la pena la espera. ¿Vamos a la bañera?

  • Claro, me encantará

Nos levantamos y fuimos al baño, la tempera de la habitación era bastante alta, lo había dejado preparado así, nos metimos en el agua que aún estaba caliente , yo apoyado contra un lateral de la bañera y ella sentada entre mis piernas y tumbada contra mi pecho. Estuvimos un rato quietos, relajados, casi diría que adormecidos. Instintivamente comencé a acariciar uno de sus pechos suavemente, a echar agua sobre él y posteriormente a juguetear con su pezón, seguía duro, ella gemía suavemente, estaba claro que le gustaba.

Comencé a jugar con mi lengua en el lóbulo de su oreja y dejó caer su cabeza sobre mi hombro dejándome el trabajo más fácil, mientras bajé mi mano sobre su estómago y cuando sutilmente abrió sus piernas comencé a acariciar su clítoris, el ritmo de gemidos subió y se le erizó la piel fuera y dentro del agua. Con estas caricias, aparte de excitarla, estaba consiguiendo ponerme yo a tono.

  • Hummm, me gusta, ya noto en la espalda que a ti también.- mi pene presionaba la pate baja de su espalda.

Así estuvimos un rato hasta que ella ya no aguantó y pude notar otro largo orgasmo, seguí jugando con su clítoris y metiendo mis dedos, primero uno, luego dos, luego tres dentro de su vagina. Vuelta al clítoris, parecía no tener fin lo que Laura podía llegar a gozar. Comenzó a gemir mucho más fuerte, a temblar y cerró las piernas dejándome sin juguete. Se sentó en la bañera se encogió sobre sí mismas y sacudió la cabeza como si tratara de estirar el cuello:

  • Buaaaa, no te haces idea de lo que me estás haciendo, y además te veo muy puesto.

Mi pene estaba otra vez totalmente erecto y mi glande asomaba sobre la superficie del agua.

  • Siéntate en el borde, que te voy a hacer una mamada que no vas a olvidar nunca.

Así lo hice, y como si estuviera posesa (que lo estaba), se lanzó sobre mi pene y comenzó a mamarlo con fuerza mientras con sus manos jugaba con él y con mis testículos. Lo metía totalmente en su boca y poco después lo sacaba, así una y otra vez, con una mano apretaba la base de mi pene y con la otra acariciaba mis huevos, los estrujaba y soltaba alternativamente.

  • Quiero tu semen en mi boca y no voy a parar hasta que me lo des - paró un momento dejando claros sus deseos y los míos.

  • De hecho quiero mucho semen en mi boca - cogió un bote de champú y se hecho un poco en la mano

No tenía claro lo que iba a hacer, pero lo supe rápidamente, echo parte del champú sobre mi pene y otra parte en mi culo. Con una mano comenzó a masturbarme utilizando el champú como lubricante y con la otra comenzó a acariciarme el culo suavemente. Casi sin darme cuenta la tenía besándome en la boca, haciéndome una paja y metiendo uno de sus dedos en el culo. Nunca había notado esas sensación, pero debo decir que fue terriblemente efectivo el orgasmo que me estaba produciendo. Me estremecí y tuve una de las mayores corridas que he tenido nunca, todo mi semen cayó sobre mi cuerpo.

  • La verdad es que lo quería en mi boca, pero no te preocupes que recuperaré hasta la última gota.

Se agachó y comenzó a recoger mi semen con su lengua y sus dedos.

  • Rico, rico... mmmh, todo mío.

Cuando hubo acabado la cosecha revisó mi cuerpo, volvió a lamerme el glande para recoger algún resto y se levantó. Pícaramente abrió la boca y me enseñó la lengua cubierta de semen, jugó un poco con su lengua y sus labios, cerró la boca y tragó teatralmente para que notara como se tragaba mi semen. Volvió a enseñarme su boca, esta vez vacía, antes de meter su lengua hasta el fondo de mi garganta en otro apasionado beso.

Salimos de la ducha, nos secamos mutuamente y nos fuimos a la cama, tocaba dormir, que al día siguiente había que ir al aeropuerto y volver a casa.

Despertamos a la mañana siguiente desnudos y abrazados sobre la cama, unas pocas velas, suficientes para que pudiera disfrutar de sus curvas, daban una suave luz a la habitación.

Un viaje de trabajo que siempre agradecí al jefe y que consiguió que hoy tenga una mujer maravillosa con la que una vez al año vamos a pasar la noche a ese hotel.