Viaje por trabajo a Canarias 1
Alex empieza a conocer a su compañero de trabajo Alfredo
Me llamo Alex, mido 1,78m, peso unos 94 kg, rubio, ojos verde claro azulados, barbita corta, gafas y, como me dicen, una sonrisa que invita a comerme la boca nada más verme. Estoy gordete, sí, soy un cachorrito de oso. Tengo 25 años.
Me dedico a mantener y reparar webs y servidores para empresas del mundo de la prensa. Llevaba 1 año y medio trabajando en la empresa cuando un compañero se marchó por una oferta mejor y necesitaban gente para el departamento de deportes. Mi jefe directo decidió subirme el sueldo y ascenderme a coordinador de departamento en prensa, con la condición de que tenía que hacerme cargo de una pequeña sección de deportes que tenía por cubrir. Acepté sin pensarlo.
Ese puesto de trabajo consistía en viajar, normalmente por la Península (España), e ir arreglando los estropicios que hacían los CEO/SEO en sus webs de las empresas que llevábamos. Iba a viajar por trabajo pero gratis, me atraía la idea.
Justamente no estaba pasando por un buen momento personal. Lo había dejado hacía poco con mi chico y no conseguía pasar página del todo. Me había liado con alguno de fiesta, había follado con otros por alguna app, pero sin más, seguía estancado en Edu.
Un día, en la reunión matutina me entero de que al día siguiente debía estar en Las Palmas de Gran Canaria cubriendo un evento de PaddleSurf en la playa. No me cabía más sonrisa en la cara.
Era finales de septiembre, empezaba a refrescar en la Península, pero hacía un tiempo increíble en Canarias. Con un poco de suerte, si me quitaba el curro de encima rápido, podría escaparme a la playa unas horitas después.
Mi jefe me advirtió que el viaje serían 4 días, de martes a viernes. Al salir de la reunión le propuse que me alargara el vuelo de vuelta al sábado o domingo pero que corría de mi cuenta los hasta del fin de semana. Accedió sin problema.
Ya en casa me dispuse a hacerme la maleta. Camisetas de manga corta, pantalones cortos, un par de bañadores tipo boxer normales, 2 camisas veraniegas, 1 camisa blanca de manga larga, 2 vaqueros ajustados largos, mis zapas favoritas (unas Vans negras) y lo más importante: mi suspensorio favorito.
Yo sabía que iba a ir a trabajar a Las Palmas y que no era un buenorro precisamente, pero bueno, nunca se sabe.
Me dispongo a marcharme de casa para ir al aeropuerto, son las 6:30 de la mañana y tengo un sueño de locos. Me espera un coche de la empresa abajo en la calle. Le toco el timbre a mi vecina, como quedamos el día anterior, le doy un juego de llaves, por si oye algo raro que pueda pasar a casa. Nos despedimos, me da un beso de abuela (esta mujer es la leche, me quiere un montón) y me bajo corriendo por las escaleras.
Al salir del portal, un Audi A4 negro con los remates en plateado me espera. El conductor está fuera fumando. Es Fredy, Alfredo en realidad. Alguna vez ya me ha llevado a algún evento por la Península. Me meto en el coche y él me mete la maleta en el maletero.
Al llegar al aeropuerto, se baja, se pone la americana y las gafas de sol. Baja conmigo y baja también otra maleta. Para mi sorpresa, Fredy se viene conmigo a Canarias para ser mi chófer… Me han jodido los poco planes que me
podían salir extra-laborales jaja
Mi compañero Fredy es un tiarro de 1,90m, fuertecito pero sin exagerar, moreno, barbita, sonrisa de canalla y con buen culo y paquete. Fijo que es el folleti del gym.
Esperando al vuelo no me aguanto las ganas de mear. Le digo a Fredy que me voy al baño un momento. Una vez allí, me pica la curiosidad y abro Grindr. Me aparecen unos modelazos para mi inalcanzables y un tal “FDT 32” con varias fotos: una en bañador luciendo un cuerpo bastante trabajado pero muy normal, lo que me resulta atractivo, otra foto vestido de sport en vaqueros y polo, que me parece familiar, y otra en traje con corbata… ¡ES FREDY!
Me pongo nervioso, se me corta el chorro meando, me la sacudo, ya morcillona, y me la guardo. Me subo la cremallera rápido y me lavo las manos. Me miro al espejo y estoy cachondo, sudando… me lavo la cara y con paso decidido vuelvo a mi asiento en la sala de espera del vuelo.
Empiezo a darle vueltas a cómo tratar el tema con mi compañero, se me debe de notar nervioso. Fredy me pregunta si me pasa algo y le contesto que no, que simplemente me pone nervioso cuando se retrasa un vuelo. Me trata de calmar contándome alguna anécdota a la que jo presto ni 1 segundo de atención, en cambio, me fijo en su paquete, bien marcado y redondeado en su pantalón de traje pitillo. Está estupendo, le queda como un guante este traje.
No paro de pensar en cómo me gustaría comerle la polla allí mismo, cómo quiero follármelo y que me reviente. Se me pone durísima y llevo unos vaqueros ajustados… mal asunto.
Nos llaman para embarcar, cojo todas mis pertenencias de mano intentando disimular mi erección pero hay un pasajero que se da cuenta, me mira, me guiña un ojo y se ríe. Reconozco que me pongo más cachondo todavía. Necesito aliviar tanta tensión. Estoy deseando ir al baño del avión para cascarme un pajote.
Una vez transcurrida una media hora de vuelo, nos quitamos los cinturones. No la tengo dura pero si morcillona, puesto que Fredy va a mi lado, se ha dormido y no paro de mirarle el paquete. Encima se frota de vez en cuando aun durmiendo… me pone cardiaco cuando hace eso.
Voy al baño, cierro el pestillo, me pongo auriculares y me casco una paja viendo un video porno que llevo para urgencias guardado en la galería del movil. “Bendita adolescencia”, pienso en lo que he aprendido a hacer para tener material gráfico cuando me iba de aquí para allá con la familia.
Me bajo el pantalón hasta los tobillos, me siento en la taza del wc, me escupo en la mano y empiezo a masajear mi cimbrel.
No es que tenga un pollón, pero estoy contento. Mide como 17cm en erección, sin circuncidar, de forma bonita y regular, arqueada levemente la punta hacia abajo. Mi glande es rosado, completamente en acorde con el tronco de mi rabo y redondeado. No es por nada, pero si pudiera, me la chupaba a li mismo. También es bonita, con venas marcadas y de tacto suave. Escupe bastante pre-cum.
Empiezo a pajearme levemente, disfrutando del momento, pero enseguida caigo en que no puedo estar media hora meneándomela, así que subo el ritmo hasta que me corro en el pequeño lavamanos del baño. Me noto aliviado, me lavo el pene, las manos y la cara. Vuelvo a mi sitio.
Fredy ya se ha despertado y me sonríe. Se nota que necesitaba descansar, a pesar de haber dormido 1 horita, más o menos, se le ve descansado. Está increíble con esa sonrisa perlada de blanco impoluto. El cabrón es guapo y lo sabe.
Abro el ordenador para terminar una faena offline antes de llegar, Fredy juega con su Switch a algo de fútbol, la gente está bastante en silencio. Se está agradable, ya se divisa el archipiélago y la azafata que pasa por mi lado me invita a cerrar el ordenador para aterrizar en breve. Le hago caso y Fredy, como lleva auriculares no se entera. Le toco la pierna para darle un toque de atención, pero ni se inmuta. Le aprieto en el muslo, a la altura de la rodilla y ya se gira riendo. Le aviso sobre el aterrizaje y me hace caso, apaga la consola y me da las gracias. Qué semana más complicada… como me toque dormir en la misma habitación… no me hago responsable de lo que pueda pasar, pienso.
Llegamos al aeropuerto y Fredy me comenta que espere en la puerta, que en 10 mins llega con el vehiculo de la empresa. Así es, en 10 mins aparece con un Mini Countryman color crema con los remates en plateado. Es precioso el coche. Me sube la maleta mi compañero y yo me abrocho el cinturón.
Una vez en el interior del coche, Fredy me comenta que lleva varios años viniendo al evento al que asistiremos esta semana, pero trayendo a otros compañeros y compañeras de la empresa. Me recomienda varios locales de copas y algunos restaurantes y bares donde no me cobren como guiri. Me los voy apuntando en el móvil, cuando de repente me suena una notificación de Grindr. Fredy se gira con los ojos muy abiertos y se medio ríe. Entiendo su reacción y me pongo nervioso, se me debe de notar.
Fredy ya me pregunta si soy gay o qué, le digo que soy bi pero me van más los tíos, que me lo paso mejor tanto en la cama como fiera de ella con hombres. Yo le pregunto lo mismo y me dice que sí, que a pesar de haber sido un “revienta coñitos” se ha dado cuenta que le mola más trabajarse un buen culo de tío. Yo ya no quepo en mi, estoy cachondísimo con semejante tiaco contándome lo que le mola. Doy las gracias por llegar ya al hotel.
Llegamos y hacemos el check-in, por suerte nos dan dos habitaciones, una contigua a la otra. Necesito ducharme para rebajar el calentón, así que me apresuro por entrar al ascensor. Fredy me acompaña en el interior del cubículo. Desde ese momento de confesión en el coche, nos hemos relajado bastante, pero a mi se me nota que me pone cerdo. Fredy lo sabe, seguro.
Entramos cada uno en su habitación. Cierro la puerta, me tiro en la cama y me saco la polla. Necesito otra paja… empiezo a masturbarme lento y pausado, disfrutando de ese momento, cuando me tocan a la puerta. Era Fredy, ya me ha jodido la paja… me levanto como puedo, disimulando mi polla dura y le abro, solo sacando la cabeza, diciendo que estoy en bolas para ducharme. Sin pedírselo, entra en la habitación, por lo que yo me meto en el baño para ducharme. Él me dice que no pasa nada, que me espera viendo la tv mientras me ducho, pero que me de prisa, que quiere llevarme a comer a un sitio chulo en la playa.
Ni corto ni perezoso, se tumba en mi cama, se desabrocha el botón del pantalón y se mete la mano en los huevos mientras va cambiando de canal… yo estoy cardiaquito. Me meto en la ducha.
Una vez con el agua cayendo sobre mi, me dispongo a enjabonarme, pero la tengo morcillona y estoy cachondo. Me dispongo a acabar la paja que me ha cortado este cabrón.
Estoy dándole a buen ritmo, ni lento ni desenfrenado, pero firme, quiero correrme rápido, que estoy “duchándome”. Estoy a puntito de soltar la lefa cuando Fredy entra al baño y me dice “espero que no te importe, pero es que me estoy meando”. Me pilla de pleno.
La ducha es de base plana, en el suelo, con una mampara de cristal completamente translúcida, sin ninguna cenefa que impida ver a través del cristal. Me ve machacándomela. Qué vergüenza, me giro inmediatamente para la pared.
Fredy se queda inmóvil, ya con su polla en la mano para mear. Abre los ojos mucho y sonríe. Suelta una carcajada y me dice “tranqui, compi, yo hago lo mismo para bautizar el hotel, aunque no lo he hecho todavía”.
Sin mear, se desnuda y se mete conmigo en la ducha, sin tocarnos… me invita a seguir pajeándome mientras él, apoyado en la pared contraria a la que estoy apoyado yo, se pajea mientras le cae agua por su torneado cuerpo.
Me estoy poniendo a mil. Nos pajeamos uno frente al otro, él se soba el cuerpo bronceado mientras resopla mordiéndose el labio inferior y sonriendo con malicia. Yo me pajeo cogiendo la base de mi pene con la mano izquierda y recorriendo su longitud y grosor con mi mano derecha.
Fredy empieza a darle caña y lo oigo jadear y gemir cada vez con más intensidad, está cerca del orgasmo. Yo le imito y me pasa igual. En un momento de despiste, Fredy se me ha acercado y estamos frente a frente, con nuestras bocas casi rozándose, noto su aliento acelerado mientras se pajea. Me coge de la nuca con la mano izquierda mientras se pajea fuertemente con la derecha. Yo no puedo más y me corro, me deshago completamente mientras Fredy me besuquea el cuello. Me tiemblan las piernas y casi me caigo. Fredy se corre en mi polla, todavía morcillona en mi mano. Me besa bajo el agua…
Nos miramos, relajamos nuestra respiración y nos enjabonamos el uno al otro, sin mediar palabra, solo sonriéndonos y riéndonos. Salimos de la ducha, me visto, se viste y nos vamos a comer.
Continuará…