Viaje por Europa (Barcelona) - Primera parte

Erotismo, voyeurismo, infidelidad, morbo, pero sobre todo, satisfacción!

Hola a todos, mi nombre es Melisa, tengo 28 años y estoy casada hace 3 años con mi esposo Ricardo que es mayor que yo por 2 años. Soy una mujer de pelo ondulado castaño, de estatura mediana, mis senos no son muy grandes pero mi culo lo compensa todo; mis medidas son 75-61-92. Mi apariencia es una mezcla entre tierna y sexy, dependiendo de la vestimenta que llevo puesta. A partir de esto es que paso a contar la siguiente historia…

-          Nos vamos de viaje!

Fueron las primeras palabras pronunciadas por mi esposo al volver de su trabajo.

- Que dijiste Ricardo? – Le pregunté sorprendida a mi esposo.

- Si Melisa, escuchaste bien, nos vamos de viaje. Pronto será nuestro aniversario y quiero que lo festejemos lejos de aquí, solos tu y yo! – Me respondió Ricardo mientras me daba un beso en la mejilla.

Estaba estupefacta, me sentía inmensamente feliz, habían pasado casi 4 años desde mi último viaje y las ganas de volver a viajar eran incontenibles.

- Gracias mi amor, gracias, gracias, gracias! – Le dije sin poder ocultar mi felicidad. – Siéntate mi amor, te preparo la cena mientras tú me cuentas todos los detalles.

Me dirigí a la cocina para preparar la cena mientras mi esposo me hablaba desde el comedor.

- Pues nada mi amor, compré un pase de trenes para los dos, con el cual podemos realizar 30 viajes por toda Europa. Solo tenemos que escoger donde ir y pagar gastos de estadía, los gastos de pasaje ya están cubiertos. – Me dijo mientras tomaba asiento en la mesa.

Yo solo escuchaba atentamente y prosiguió:

- Pensaba ir a Italia a visitar a mi amigo Paolo, no lo veo desde que se casó…a parte que Italia es un bellísimo país.

En ese momento me acordé de mi amiga de infancia Lucia, que vivía en Barcelona, y le dije:

- Claro que si mi amor, antes de eso podemos ir a visitar a Lucia en Barcelona, que queda más cerca de aquí.

- Que buena idea amor, tengo muchas ganas de pasar tiempo en la playa y relajarme. – Me dijo con evidente emoción en su tono de voz. – Durante el viaje pensaremos en más lugares donde ir, por ahora sería prudente que partamos hacia Barcelona el próximo lunes, así tu tendrás tiempo de avisar a tu amiga y tendremos tiempo de pedir permiso en nuestros trabajos.

- Me parece excelente mi amor, aunque quisiera partir ahora mismo. – Le dije entre risas mientras le acercaba la cena que ya estaba lista.

La cena transcurrió con normalidad, es evidente que el único tema de conversación era el viaje. Planeábamos cada detalle: qué íbamos a llevar, qué íbamos a hacer por las mañanas, que íbamos a hacer por las noches, etcétera, etcétera. Terminamos de cenar y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente, viernes, fuimos a trabajar, lo primero que hicimos fue avisar a nuestros jefes que nos tomaríamos nuestras vacaciones a partir del lunes. Al salir del trabajo llamé a mi amiga Lucia para avisarle de nuestra llegada.

- Hola amiga, te habla Melisa.

- Hola Meli, como estas? A qué se debe tu llamada?

- Te comento que el lunes llegaremos a Barcelona con mi esposo, creo que nos quedaremos unos tres o cuatro días, quería avisarte para que no estés ocupada esos días, tenemos que estar juntas todo el tiempo!

- Pero que linda noticia amiga, donde se van a alojar?

- Nos puedes buscar algún alojamiento?

- Pero ni que se diga, se quedarán en mi casa, no hay ningún problema.

- Muchas gracias amiga, siempre puedo contar contigo! Nos vemos el lunes, llegamos a las 4 de la tarde.

- Ok amiga, los estaré esperando en la estación, saludos a tu esposo.

Me dirigí a mi casa, mi esposo no había llegado aún, así que me dediqué a preparar la cena. Cuando él llegó le serví inmediatamente la cena y nos sentamos a comer, le comenté de la llamada a mi amiga Lucia y por supuesto, seguimos hablando del maravilloso viaje. El resto del fin de semana se hizo eterno, si bien nos dedicamos únicamente a preparar las valijas para el viaje, las horas pasaban como si fueran días!

El lunes por fin llegó! Nos despertamos temprano, nos alistamos para el viaje, cogimos nuestras valijas, cerramos la casa y nos fuimos directo a la estación de trenes. Validamos nuestro pase de trenes y subimos al vagón correspondiente. Nos dimos cuenta que el viaje a Barcelona no era directo, había que cambiar de tren en una ciudad llamada Figueras en la cual teníamos que esperar 3 horas antes de abordar el próximo tren, pero en ese momento tan especial nada podía hacerme infeliz, estaba empezando un viaje por Europa con el hombre que amo, quien podía pedir más?!

Cuando llegamos a Figueras lo primero que nos impactó fue el aire seco y extremadamente caliente, no había otra opción, había que esperar al próximo tren. Cuando nos sentamos se nos acercó un guardia de la estación:

- Esperan el tren hacia Barcelona?

- Si oficial. – Respondió mi esposo.

- Hay una playa a pocos metros de la estación, generalmente los turistas que pasan por aquí pasan el tiempo de espera en esa playa.

Nos miramos directo a los ojos y sin pronunciar palabra nos dirigimos hacia la playa, el calor era insoportable y teníamos tiempo de sobra!

- Gracias oficial. – Dijo mi esposo saliendo de la estación.

Efectivamente la playa no estaba muy lejos de la estación, pero el calor era agobiante, lo cual convertía esa caminata en eterna. Al fin llegamos a la playa, estaba vacía, las únicas personas que vimos era un grupo de jóvenes, de unos 24 o 25 años que se estaban bañando en el mar. Mi esposo rápidamente se deshizo de sus zapatos, sus pantaloncillos y su remera, se quedó en bóxer.

- Y yo que hago? – Le pregunte con un tono de envidia ya que no podía desvestirme con tanta facilidad como él, debido a los jóvenes que estaban en el mar.

- No te preocupes mi amor, no te van a ver, ni siquiera se dieron cuenta que estamos aquí. A parte que si te ven en ropa interior no es muy diferente a que te vieran en bikini. – Respondió mi esposo.

El calor era insoportable así que no fue muy difícil convencerme. Me deshice de mi falda y de mi solera, me quede únicamente con una tanga rosada y con un sostén también rosado que acentuaba bastante mis pechos. Lo primero que hice al desvestirme fue verificar si los muchachos se habían percatado de la situación, pero efectivamente, no se dieron cuenta de nada.

Rápidamente nos fuimos al mar, el agua era perfecta, muy limpia y lo suficientemente fría como para refrescarnos. Estuvimos jugueteando en el agua por bastante tiempo hasta que decidimos salir y tomarnos unas fotos antes de volver a la estación. Para eso, los jóvenes ya estaban en la playa tomando sol. En cuanto salí del agua, noté como sus miradas se dirigieron hacia mí, fueron muy evidentes, no paraban de mirarme y no entendía porque! Hasta que mire hacia abajo y note como mi tanga delgada, que estaba mojada, transparentaba un poco de mi vello púbico. A mí me gusta mantener depilada esa zona, dejando únicamente un poco de vello en forma de triángulo sobre mi monte de Venus. Era justamente ese vello el que se transparentaba a través de mi tanga y también el comienzo de la comisura de mis labios vaginales, en pocas palabras, era como si hubiera estado desnuda en la parte de abajo! Sus miradas eran descaradas pero no vulgares, no recibí ningún piropo ni silbatina vulgar, por lo que me sentí un poco más cómoda y fingí que no me había dado cuenta de porque me miraban.

- Wow, te ves muy sexy con esa ropa interior y con tu cabello mojado. - Me dijo mi esposo con un tono evidente de excitación. – Te tomo unas fotos y nos volvemos a la estación, vale?

- Ok mi amor. - Le respondí.

- Quiero sacarte una foto mientras miras al horizonte .- Me dijo mientras sacaba la cámara fotográfica de su bolso.

Me volteé hacia el horizonte y sacó la foto.

- Ahora siéntate cerca del agua con tus piernas cruzadas.

Click

Yo seguía sentada cerca del agua mirando hacia el mar y mi esposo se puso delante mío a sacar las fotos.

-          Ahora abre un poco tus piernas.

Click

- Ahora abre tus piernas por completo y recuéstate por completo.

Mi esposo se puso completamente delante mío y sacó la foto. Sabía que se estaba excitando, su polla empezaba a crecer dentro de su bóxer y las fotos eran cada vez más subidas de tono. A mí no me molestaba complacer a mi esposo, lo único que me ponía un poco incomoda eran las miradas de esos jóvenes que gozaban de la sesión de fotos como si fuese un espectáculo privilegiado para ellos.

- Ahora ponte en la posición de la primera foto, mirando hacia el mar, pero desabróchate el sostén. Yo voy a sacar la foto desde atrás.

Como dije, las fotos estaban subiendo de tono pero no me molestaban, incluso me excitaban un poco, eran fotos eróticas no pornográficas, me hacían sentir deseada y eso me gustaba.

Antes de desabrochar mi sostén le dije a mí esposo:

- Mi amor, esos chicos están mirando, no creo que sea buena idea que hagamos esta foto.

- Si Melisa, es verdad, están mirando, pero solo eso, a mi no me molesta, a parte que nunca los vas a volver a ver en tu vida! – Me respondió él, ya sin poder ocultar su evidente erección.

Sus palabras me tranquilizaron, me sentí muy cómoda después de eso, era verdad, solo miraban y no eran vulgares, a mi esposo no le molestaban sus miradas y a mi hasta empezaban a gustarme, así que me sentí completamente tranquila. Me desabroché el sostén y proseguimos.

- Ahora arrodíllate sobre la playa con tus piernas un poco abiertas.

Click

- Abre más tus piernas, mi amor.

Click

La polla de Ricardo estaba completamente parada y ya no le importaba ocultarla. Mi excitación iba creciendo, me excitaba ver así a mi esposo y me excitaba ser yo la causante de su erección, las miradas de esos jóvenes ya no me incomodaban, ahora me gustaban! Me sentía deseada por todos, me sentía rodeada de hombres excitados por mí y me gustaba, ahora mis poses eran más naturales y más provocativas.

- Ponte de a cuatro mirando hacia la cámara.

Fue inmediato, me puse de a cuatro pero me asegure que mi culo se dirija directamente hacia esos hombres para regalarles una mejor vista. Estaba segura que con mi tanga mojada y mi culo empinado la vista era completa, sin lugar a la imaginación. No sé por qué lo hice pero sentí dentro mío que debía hacerlo, la excitación se estaba apoderando de mí!

Ahora todas las poses que me pedía mi esposo las realizaba con la intención de regalar una mejor vista a mis admiradores. Mi esposo se había dado cuenta pero no dijo nada, incluso noté que se había excitado aún más.

- Ahora bájate la tanga hasta la mitad de tu culo, como si te lo estuvieras quitando.

Click

- Ahora lo mismo pero por la parte de adelante.

Click

- Mi amor ya no aguanto, creo que esto fue suficiente, es mejor que nos vayamos si no voy a cogerte aquí mismo delante de tus admiradores. – Me dijo mi esposo dándome un beso en los labios y apretándome el culo con una mano.

La polla de mi esposo seguía dura y siguió así por casi 20 minutos, yo seguía muy caliente y mojada, era evidente que los dos queríamos descargar nuestra excitación, pero no era el momento apropiado. Mi esposo se vistió rápidamente, yo me saqué el sostén mojado procurando no dar más espectáculo y me puse la solera que llevaba, encima de la tanga aun mojada me puse la falda negra holgada que llevaba puesta y que me cubría hasta mitad del muslo, cogimos nuestras cosas y nos dirigimos hacia la estación.

No avanzamos ni 5 metros, cuando escuchamos una voz gritar a lo lejos:

- Señor, señor!

Nos dimos la vuelta y vimos a uno de los jóvenes de la playa dirigirse hacia nosotros. El miedo se apoderó de mí, pensé que él y su grupito iban a hacernos algún daño, peor aun después del espectáculo que había dado hace pocos minutos; no voy a mentir, violación fue uno de mis miedos.

- Se le cayó esto de su bolso señor. – Dijo el muchacho entregándole una prenda a mi esposo que se le debió caer en el momento que sacó la cámara de su bolso.

Me tranquilicé de inmediato, el chico tenía una cara muy limpia y amigable, a parte de un cuerpo fenomenal!

- Muchas gracias muchacho. - Dijo mi esposo dándole la mano y volteando nuevamente rumbo a la estación.

- Quería pedirles algo más… - Dijo el muchacho rápidamente antes de que emprendamos nuestro camino. – Verá, usted tiene una mujer muy hermosa, no pudimos dejar de mirarla en la playa…

No pude creer como ni siquiera me avergoncé con ese comentario, un desconocido que había visto prácticamente todo de mí y delante de mi esposo, ahora nos estaba hablando en la cara y a mí no me importó!

- A que quieres llegar? – Replicó mi esposo.

- Le voy a decir la verdad, perdí una apuesta y mi castigo es pedirle a su esposa que me regale su tanga. Sabíamos que venían de la estación debido a su equipaje y supusimos que iba a ser incómodo para ella viajar con ropa interior mojada, a parte que vimos que se quitó el sostén por el mismo motivo.

No podía creer a mis oídos, peor aun, no podía creer lo que me estaba pasando, solo de imaginarme regalando mi prenda a ese desconocido había hecho que me mojase toda, mis pezones se endurecieron y se empezaron a notar a través de la solera. Era obvio que la respuesta era “no”, pero mi cuerpo pedía otra cosa.

Mi esposo lo miró indignado y dijo:

- Estás loco? Vámonos cariño, que este niñato se ha vuelto loco!

La situación y la excitación se habían apoderado de mí: por primera vez en mi vida (y no la única) mis palabras me traicionaron…

- Amor, la verdad es que me incomoda la tanga mojada, no quiero viajar así!

Levanté un poco mi falda, deslicé la tanga por mis piernas y se la regalé a aquel hermoso desconocido.

Los dos me miraron estupefactos, ninguno de los dos podía creer que había aceptado semejante propuesta, claro que el enfado de mi esposo era evidente al contrario de la evidente emoción en la cara del joven.

- Vámonos Ricardo, se nos va el tren. - Le dije dirigiendo a mi esposo hacia la estación.

- Gracias preciosura! – Escuché mientras mi esposo y yo nos alejábamos.

Y ahí estaba yo, tomada de la mano de mi esposo, con falda corta y sin ropa interior, mientras un desconocido sostenía mi tanga como si fuese oro!

Mi esposo no me dirigió la palabra en todo el viaje, yo no me preocupé mucho porque sabía que al fin y al cabo me iba a entender, a parte que mi calentura me hacía ver las cosas de otra manera, me había excitado demasiado la situación como para pensar que lo que había hecho era incorrecto.

Lucia nos estaba esperando en Barcelona, fue lindo volver a verla después de tantos años. Nos llevó a su departamento que consistía en dos habitaciones, una cocina y un comedor, nos instalamos en la habitación que nos había asignado y salimos a cenar. Estuvimos hasta tarde comiendo y riendo, después volvimos al departamento y seguimos platicando en el comedor, mi esposo se fue a dormir y Lucia y yo nos quedamos platicando de nuestros recuerdos de infancia.

Al día siguiente Lucia nos despertó temprano, nos había preparado el desayuno así que nos sentamos a desayunar todos juntos.

- Cuantos días se quedarán? – Preguntó Lucia.

Mi esposo, que parecía haber olvidado todo lo ocurrido el día anterior le contestó:

- Hoy y mañana, jueves en la mañana nos vamos, o tu qué opinas Meli?

- Me parece muy bien mi amor. – Le contesté.

- Entonces que les parece si vamos a la playa en las mañanas y en las noches salimos con todo nuestro grupito, que dices Meli?

- Por supuesto amiga, me parece perfecto.

Terminamos de desayunar y nos fuimos  a la playa.

Cuando llegamos a la playa me sorprendí al ver a la mayoría de las mujeres haciendo topless, no estaba acostumbrada a eso pero al parecer ahí era normal. Nos buscamos un lugar y nos sentamos a platicar mientras tomábamos sol. De repente Lucia se sacó la parte de arriba del bikini, se puso bronceador y seguimos platicando. Mi esposo no pudo dejar de mirarla, Lucia era muy atractiva y tenía unos senos grandes y firmes, yo no me molesté en lo absoluto y seguimos platicando con total normalidad.

- Deberías sacarte tú también Melisa, te va a quedar un mejor bronceado y vas a poder usar vestidos escotados. - Me dijo Lucia.

Esta vez miré a mi esposo para buscar su aprobación, el me miró y dijo:

- Si quieres hazlo mi amor, aquí es normal y te vas a ver mejor.

No lo dudé mucho, me saqué el bikini y seguimos platicando durante toda la mañana, al final entramos al agua y nos fuimos a almorzar al departamento.

- Vístanse elegante para la noche, vendrán unos amigos a tomar algo y después iremos a bailar. - Nos dijo Lucia terminando el almuerzo.

La noche llegó, me puse un vestido bastante holgado pero corto, no era muy escotado debido a que no estaba muy bronceada todavía, usé un sostén blanco y una tanga parecida a la del día anterior, en los pies unos tacones y salí de la habitación.

Llegaron todos los invitados juntos, éramos un grupo muy unido y me alegré ver que seguía siendo así. Saludé a todos y les presenté a mi esposo, pero al ver a la última persona pasar por la puerta, mi corazón se detuvo por un instante, era Franco!

Franco era el primer hombre en mi vida, era el primer hombre que me había poseído como mujer y amante!

- Hola Franco, te presento a mi esposo. – Le dije mientras intentaba actuar con total normalidad.

- Hola Franco, soy Ricardo. - Le dijo mi esposo extendiéndole su mano.

- Hola Ricardo, mucho gusto. – Prosiguió. – Y tu como has estado Meli? Llevamos mucho tiempo sin vernos…

Empecé a platicar con Franco, el tiempo parecía no haber pasado entre nosotros, sentía la misma naturalidad, la misma emoción e incluso la misma atracción de cuando éramos novios. Mi esposo se sintió un poco excluido de la conversación por lo que se fue a platicar con Lucia y mis otros amigos. Ni bien mi esposo se alejó, Franco acarició mi brazo y dijo:

- Te ves igual de hermosa que cuando te fuiste, te ves espectacular, nunca dejé de pensar en ti en todos estos años.

Yo no sabía que decir, mi esposo estaba a pocos pasos de mi pero no pude o mejor dicho no quise contenerme.

- Tu tmbn te ves genial, parece que los años te sentaron muy bien. – Le dije guiñándole un ojo.

Seguimos platicando durante todo el tiempo que estuvimos en la casa de mi amiga, cada vez nos acercábamos más, con el pasar de las copas yo me desinhibía más y más, mi esposo nos miraba de reojo, pero no me importaba nada…Luego de unos minutos mi amiga Lucia apagó la música y nos invitó a todos a salir para ir a la discoteca. Todos cogimos nuestras pertenencias y nos dirigimos hacia la discoteca que se encontraba a pocos pasos de la casa de mi amiga.

En cuanto entramos a la discoteca, Franco me dijo:

- Vamos a la barra, te invito unos tragos, así seguimos platicando.

- Ok, espérame ahí, enseguida te alcanzo.

Busqué a mi esposo por la pista de baile para advertirle.

- Mi amor voy a estar en la barra con Franco tomando unos tragos . – Le dije cuando lo vi bailando con Lucia. – No te enojes, él es un gran amigo mío y solo estamos platicando, no quiero que estés celoso.

Le di un beso en la mejilla y me fui con Franco, es evidente que no podía decirle la verdad acerca de Franco ya que se hubiera vuelto loco!

Franco ya estaba en la barra sentado, esperándome con unas copas. La verdad es que me sentía muy cómoda con él, me gustaba platicar, me gustaba como me hacia reír, como me trataba, simplemente quería estar junto a él esa noche.

Empezamos a platicar nuevamente, recordábamos nuestros momentos de jóvenes, platicamos por más de una hora de cualquier tema posible e imaginable. El alcohol había hecho pleno efecto en mi por lo que me atreví a hablar de sexo también, yo sabía que él se estaba excitando con ese tema  por lo que rápidamente quiso disimular invitándome a bailar. Le dije que “si” sin pensarlo dos veces.

Nos buscamos un lugar en la  pista de baile lejos de mi esposo y lejos de todos nuestros conocidos. Yo estaba bastante desinhibida, me apegaba a él sin problemas, me hacía dar vueltas tan rápidas que se levantaba un poco el vestido pero no me importaba mucho, incluso acepté tomarle de la mano para algunos bailes. Franco, al ver mi reacción nula se atrevía siempre un poco más, paso a tomarme de la cintura y se pegó completamente a mí, lentamente, canción por canción, sus manos bajaban un poco más hasta que llegaron a mi culo. Yo no sabía qué hacer, inmediatamente paré de bailar y lo miré a los ojos, el me miró a mi fijamente pero no movió sus manos. Su mirada me había paralizado, me había derretido, no me atrevía a reprocharle nada, miré a nuestro alrededor para ver si había alguien conocido y sin decir nada, seguí bailando. Él había entendido todo, ahora sí hacia lo que quería, movía sus manos libremente por mi culo, lo apretaba, lo masajeaba, me subía un poco el vestido, pegaba su polla dura contra mí, incluso metió su mano debajo del vestido para tocarme el muslo y subirme la pierna contra él. Yo no decía absolutamente nada, no reclamaba nada, todo lo que él quería dejaba que lo haga, estaba absorta ya no sentía ni miedo de que me descubran, ese hombre me estaba volviendo loca, con una sola mirada me había poseído otra vez!

- Vámonos de aquí.- Me dijo Franco mirándome a los ojos .

- No podemos Franco, estoy casada y lo sabes, a parte que no tenemos ningún lugar a donde ir.

Franco metió su mano debajo del vestido, agarró mi nalga con una mano y mientras la apretaba me dijo:

- Vámonos a casa de Lucia y mandas a tu esposo a dormir, nosotros nos quedaremos en la sala a seguir “platicando”.

No podía ni pensar, su mano había pasado de mi nalga a mi coño ya completamente húmedo. Mientras el me tocaba por encima de la tanga, cerré los ojos y le dije: Vamos!

Mis palabras me habían traicionado, mi cuerpo me había traicionado, estaba completamente entregada a ese hombre que me metía mano a su gusto y placer. Ya no había vuelta atrás, le había dado vía libre a Franco…

Nos fuimos a buscar a mi esposo, que seguía bailando con Lucia.

- Amor, Franco y yo nos queremos ir, la música está muy fuerte y nos molesta.

- Si, mejor vámonos, yo estoy cansada. - Dijo Lucia.

Agarré de la mano a mi esposo y nos fuimos. Mi esposo me platicaba en el camino, pero yo no podía ni escucharlo, no podía dejar de pensar en lo que había pasado en la discoteca y en lo que había aceptado. Me dije a mi misma que todavía estaba a tiempo de cancelar todo, no podía hacerle eso a mi esposo, le diría a Franco que me iría a dormir junto a mi esposo.

Cuando llegamos al departamento, nos sentamos los cuatro a platicar en el sillón del comedor. Junto con Lucia y Franco, nos pusimos a hablar de nuestras aventuras de infancia, mi esposo nuevamente se sintió excluido y se fue a dormir.

- Vienes conmigo Meli? - Me dijo mi esposo.

Esa era mi oportunidad para acabar con todo, solo tenía que decirle que sí a mi esposo y acabar con todo lo malo que estaba haciendo.

- No amor, en un rato te alcanzo, me quedaré aquí a platicar un rato más…

Ricardo entró al cuarto y cerró la puerta.

Franco intentaba cruzar su mirada con la mía, yo no quería ni mirarlo, no sabía que había hecho, ahora si ya no había vuelta atrás, porque lo había hecho?! Que es lo que estaba causando ese hombre en mí?!

-          Yo también me voy a dormir.- Dijo Lucia.

Nos quedamos solos! Estábamos sentados juntos en el sillón, justo en frente de la puerta donde mi esposo dormía.

Franco intentó platicarme pero rápidamente notó mi nerviosismo y temor, así que rápidamente hizo que me tranquilizara.

- No te preocupes Meli, aquí no pasará nada que tu no quieras que pase, la pase muy bien contigo esta noche y por eso estoy aquí, porque no quiero que acabe. - Me dijo mirándome a los ojos.

Lo notaba sincero, rápidamente me tranquilicé y comenzamos a platicar nuevamente; no pasó mucho tiempo antes de que me sintiera cómoda con él. Reíamos otra vez, yo seguía desinhibida debido al alcohol así que el tema del sexo volvió a surgir, ya estaba completamente a gusto así que no me molestó en lo absoluto.

- Que fue lo más ardiente que hiciste con tu esposo respecto al sexo? – me preguntó Franco sin ningún pudor.

- Pues hace poco me sacó unas fotos provocativas en la playa en frente de unos jóvenes. Se calentaron bastante y les regalé mi tanga. – Le respondí entre risas bastante picaras.

- Wow, yo quisiera un regalo así de parte tuya.

- Pues ya veremos…

- Recuerdas cuando follamos en la playa? – Me dijo el rápidamente.

- Claro que sí, fue una de las mejores cogidas de mi vida!

Ya no me importaba nada, el tema me estaba excitando así que le respondía con total espontaneidad y desinhibición.

Proseguí:

- Al parecer tu polla creció aún más desde aquella vez no?

Franco se sorprendió al escuchar esas palabras salir de mi boca, pero no tardó en contestar.

- Porque lo dices? – Me dijo entre risas.

- La sentí en la discoteca, la sentí extremadamente dura y grande.

- Tú me pusiste así, al igual que ahora…

Mi mirada bajó hacia su entrepierna y efectivamente se notaba un enorme bulto. Mientras seguía mirando su entrepierna me dijo:

- Quieres verla para comprobar que si creció?

Al escuchar sus palabras un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, hasta terminar en mi coño el cual ya estaba empapado.

- Me encantaría. – Le dije mirándolo a los ojos.

Se paró, se bajó el pantalón y el boxer y dejó al descubierto su enorme polla. Él quiso buscar mis ojos para ver mi reacción, pero yo no pude quitar la mirada de ese miembro, involuntariamente me mordí los labios. Al notar eso, Franco se acercó a mí, yo estaba sentada en el sofá por lo que su polla parada quedó a la altura de mi cara.

- Y? Que piensas? Creció?

No le respondí nada, ni siquiera lo miré a los ojos, cogí su polla con mi mano y la empecé a sobar. La recorría de arriba abajo con mis dos manos, no podía dejar de tocarla, tocaba sus testículos, la excitación era incontenible, cerré los ojos y empecé a jadear, el hizo lo mismo. Seguí así por unos minutos, seguía tocando esa enorme polla jadeando y con los ojos cerrados, Franco involuntariamente se acercaba más y más hacia mi moviendo su pelvis de adelante hacia atrás, su glande ya llegaba a tocar mi cara. De repente sentí como mis jadeos se silenciaban y como mi boca era rellenada por su polla, el me la estaba metiendo en la boca, pero por supuesto no dije nada, simplemente abrí mas mi boca y empecé a mover mi cabeza. El placer de mamarle la polla era aún mayor, en pocos segundos me volví una poseída, las manos de Franco se posaron sobre mi cabeza y me apretaba contra su polla mientras él seguía moviéndose dentro de mi boca. Sus movimientos eran tan fuertes que tuve que apoyar mi cabeza contra el sofá, él se subió, se arrodilló y siguió cogiéndome la boca. Mis manos se posaron sobre su culo y lo impulsaban aún más para que su polla me folle la boca.

- No quiero correrme todavía. – Me dijo.

Se arrodilló en el suelo, me quitó la tanga completamente mojada, separó mis piernas y empezó a lamer mi coño. Su lengua se movía por todos lados, de arriba hacia abajo, de adentro hacia afuera, mis jadeos se volvieron gemidos, no podía dejar de gemir, no me importaba que mi esposo escuche, solo quería disfrutar!

- Franco cógeme por favor, ya no puedo más, quiero sentir tu polla dentro mío! – Le dije entre gemidos.

Franco se paró y en esa misma posición introdujo su polla en mi coño. Era uno de los mejores placeres de mi vida…

- Siiii, asiiii Franco, asiiiii….

- Te gusta que te coja?

- Me encanta que lo hagas, no pares por favor, sigue dándomela por favor, cógeme mas fuerte…

Sus embestidas eran cada vez más fuertes, yo abrí mis piernas al máximo para facilitar y profundizar su penetración…

- Mas Francoooo, maaaassss por favorrr maaassss…

- Quiero cogerte de a cuatro!

- Como tu quieras, pero solo cógeme!

Me di la vuelta, me arrodillé sobre el sofá y nuevamente sentí como esa hermosa polla se introducía dentro de mí.

- Aaaahhhhh siiii, soy tuya Franco, soy tu mujer, soy tu puta ahora!!

- Quiero que sigas gimiendo, no pares de gemir y gritar, te cogeré hasta que tu esposo escuche y venga a ver cómo te coge un verdadero macho!

- Aaaaahhh siiii, métemela hasta el fondo, cógeme como tú quieras, no me importa que mi esposo escuche, quiero que vea como me coges, como gimo por tu polla, como ruego para que me la metas…

Yo estaba apoyada sobre el espaldar del sofá, con el culo empinado y mi macho metiéndomela hasta el fondo. Incluso agarró un pequeño mechón de cabello y me lo jalaba suavemente para incrementar la potencia de sus embestidas…Mi excitación solo crecía mas y más, quería llevar las cosas al límite!

- Mi amor quiero que me cojas sobre la puerta de la habitación donde está durmiendo mi esposo!

- Eres mi puta ahora?

- Soy tuya, tu puta! Quiero que me cojas como se te antoje! Como mi esposo nunca lo hizo!

Nos levantamos del sofá y nos dirigimos hacia la puerta donde mi esposo dormía. Apoyé mi espalda contra ella y abrí mis piernas. Franco me levantó y me metió su polla, yo rodeé su cintura para tener un mejor agarre y empezó a cogerme. Mis tacones se cayeron al suelo haciendo un gran ruido, pero no me importó. Me agarraba del culo y me movía de arriba hacia abajo, me tiraba contra la puerta y me embestía con toda su fuerza. Al no poder sostener todo mi peso, su polla entraba hasta lo más profundo de mi coño, sentía que me estaba partiendo en dos. No podía parar de gemir, no quería parar de hacerlo…

- Aaahhh siii Franco, la siento hasta adentro…

La probabilidad de que mi esposo nos escuchara era muy alta, pero no me importaba…

- Quiero que te corras en mi cara, quiero que me hagas tu puta!

- Te voy a llenar de semen mi amor no te preocupes!

- Cógeme más fuerte papacitooo, cógeme más duro!

Franco me cogía con todas sus fuerzas, sentía que me iba a desmayar de placer, su polla entraba con suma facilidad debido a lo mojada que estaba…

- Quiero correrme Melisa…

- Hazlo en mi cara mi amor.

Con mucha pena me saqué la polla de Franco de mi coño, no quería que parara, pero al mismo tiempo quería que ese hombre terminara con su trabajo de dominación, quería que me haga suya un cien por ciento!

Me agaché ahí mismo, con mi espalda contra la puerta y con la polla de Franco en mi cara. Empecé a mamársela como poseída, no paraba de gemir y el tampoco. Él separó mis manos de su polla, la sacó de mi boca y empezó a restregarla por toda mi cara.

- No me dijiste aun si te pareció más grande desde la última vez... – Me dijo mientras sostenía su polla con una mano y la sobaba por toda mi cara.

- Que quieres que te diga Franco?! Tu polla es enorme, por eso me dejé coger por ti!Me encanta tu polla, no ves cómo me tienes?!

Y ahí estaba yo, arrodillada en frente de otro hombre con su polla por toda mi cara, gimiendo y gritando mientras mi esposo dormía en la habitación a mis espaldas!

Franco no paraba de restregar su polla por mi cara, era su manera de dominarme y a mí me encantaba que lo haga, me sentía entregada completamente, me sentía dominada y por eso estaba tan excitada!

- Te gusta mi polla?

- Me encanta mi amor, me ha dado las mejores cogidas de mi vida! La de mi esposo no se puede comparar con este pollón!

- Te gusta tenerla sobre tu cara?

- No sabes cuánto me excita…Me gusta que la restriegues sobre mi cara, quiero que todo mi rostro huela a tu polla y después que mi esposo me bese…Me gusta que me domines, me gusta sentirme dominada por ti!

Saqué sus manos de su polla y yo proseguí con el trabajo que él estaba haciendo.

- Oooohhhh me corroooo.

- Hazlo mi amor.

Sentí chorros y chorros de semen caliente caer sobre toda mi cara, cabello y cuerpo. Cuando terminó metí su polla en mi boca para limpiarla y lo solté.

Lo primero que hizo Franco fue vestirse, yo fui al baño a limpiarme. Seguía excitada, seguía excitada con la situación anterior, así que decidí no lavarme el rostro, solo limpié mi cabello y salí.

Acompañé a Franco a la puerta.

- Esto fue fabuloso Melisa, puedo acompañarlos mañana la playa? – Me preguntó Franco.

- Pero claro que sí. – Le dije dándole un beso en la boca. – Mañana nos vemos.

Y cerré la puerta.

Abrí la puerta de la habitación lentamente para ver si mi esposo seguía durmiendo o se había despertado con tantos gemidos. Me acerqué a él que seguía durmiendo, lo besé en la boca e hice todo lo posible para que sienta el olor a macho que me habían dejado por la cogida anterior. Estaba demasiado excitada y que mi esposo sintiese el semen de otro hombre en mi cara me excitaba aún más.

Al día siguiente mi esposo me despertó con un beso en la mejilla, no podía ni caminar, pero lo primero que hice fue levantarme y lavarme el rostro. Desayunamos junto a Lucia y nos fuimos a la playa.

Esta vez fui yo en quitarme primera la parte de arriba del bikini y Lucia me siguió. Mi esposo ya estaba acostumbrado así que no dijo nada.

- Como la pasaste ayer con Franco, mi amor? – Me dijo Ricardo.

Lógicamente el remordimiento y nerviosismo se apoderaron de mí, sin embargo me bastaba el recuerdo de la noche anterior, de esa polla, de esa cogida, para excitarme nuevamente!

- Muy bien amor, platicamos toda la noche, me trató muy bien! – Le respondí.

Ya no quería seguir hablando del tema, así que me eché boca abajo y me puse a tomar sol. Estaba sin la parte de arriba del bikini y la parte de abajo la convertí en tanga para obtener un mejor bronceado, cerré los ojos y con el cansancio que traía caí dormida. Mi esposo no dijo nada de la tanga y se puso a tomar sol el también.

Sentí una mano fría en mi espalda.

- Despierta Melisa, te vas a quemar la espalda, y al parecer el culo también…

Desperté aturdida, miré hacia los lados y mi esposo y Lucia no estaban. Me volteé para ver quién era y era Franco.

- Donde está mi esposo? – Le pregunté.

- No sé, acabo de llegar y no esta…

- Seguro fue a dar un paseo con Lucia… Estoy quemada?

- No, todavía no, pero si sigues así lo estarás… Te pongo crema?

No podía mirarlo bien a los ojos ya que la luz daba directo a mi cara. Así que simplemente me di la vuelta otra vez y asentí.

Franco no tardó en buscar el bloqueador solar, puso sus piernas a los costados de mi cuerpo y se arrodilló, sentándose justamente sobre mi culo. Empezó a masajearme la espalda con crema, se movía de adelante hacia atrás, el roce de su polla contra mi culo no tardó en provocarle una erección…

Sus manos bajaban hasta llegar a la entrada de mi culo y volvían a subir, pero su polla se pegaba cada vez más a mi culo, su erección ya era evidente e incontenible…

- Quieres que te ponga crema en tus nalgas y piernas también? – Me preguntó con tono de picardía.

- Ponme donde creas necesario. – Le respondí sonriéndole.

Lógicamente Franco aprovechó la respuesta para tocarme de arriba abajo. Empezaba por mis nalgas y bajaba hasta mis pies, volvía a subir hasta mis nalgas y se detenía un tiempo prolongado masajeándome y sobándome el culo. Se seguía moviendo y apretando su polla encima mío, cada vez lo hacía más fuerte, sus manos ahora solo pasaban por mi culo.

No había mucha gente en la playa, pero para evitar sospechas intentó cubrir la escena con una toalla y unos bolsos a los costados, para que la gente piense que solo me estaba poniendo crema. Siguió sobándome el culo y apretando su polla contra mí lo más fuerte posible.

Yo estaba empezando a excitarme, entendí lo que Franco quería, así que abrí un poco mis piernas y solo pude decirle:

- Apresúrate y si ves a mi esposo te detienes…

Franco aprovechó y abrió un poco mis nalgas, puso su polla que seguía dentro de su malla en el medio y empezó a moverse. Disimulaba poniéndome crema en la espalda y reduciendo un poco los movimientos, pero la verdad es que su polla erecta estaba entre mis nalgas y los dos estábamos ardiendo de placer.

A lo lejos pude divisar a mi esposo y a Lucia…

- Está llegando mi esposo, para ya Franco por favor…

- Ya me corro mi amor!

Yo estaba muy excitada, quería sentir su semen otra vez…

- Apresúrate Franco!

- Quiero terminar en tu bikini para que te lleves mi recuerdo!

Sus palabras me excitaron demasiado, yo también quería eso, pero tenía que ser ya, porque mi esposo se acercaba!

En esa misma posición le bajé un poco la malla y puse mi mano sobre su polla, lo masturbé dirigiendo su glande hacia mi tanga.

- Si Melisa, asiii, me corrooo…

- Córrete sobre mí!!!

Sentí sus chorros de semen caliente sobre todas mis nalgas, algunos llegaron hasta mi coño y todo mi bikini estaba empapado.

Se bajó rápidamente y fingió estar poniéndome crema. Cuando llegó mi esposo se saludaron y platicaron un rato.

- Ya nos vamos amor? – Me preguntó mi esposo.

- Si amor. – Le contesté.

Me despedí de Franco, sabía que no lo volvería a ver en mucho tiempo porque al día siguiente partíamos para Italia. Nos fuimos a la casa y nos alistamos para partir a la mañana siguiente.

- Mi amor porque tu bikini tiene manchas blancas? – Pregunto mi esposo pasando su mano sobre mi culo tocando mi bikini.

- Son manchas de crema que Franco dejó caer mientras me ponía en mi espalda. – Le respondí dándole un beso.

El prosiguió:

- Espero que te hayas divertido aquí en Barcelona y espero que en Italia te diviertas aún más, nuestro viaje recién comienza…

Esta es una historia real que me pasó hace algunos meses, se cambiaron los nombres para proteger identidades…Espero que les haya gustado y espero su opinión, por favor comenten aquí abajo y dejen sus recomendaciones para futuras publicaciones si son de su agrado, o historias similares, o cualquier tipo de cosa! Me interesa mucho. También me pueden contactar a mi email para cualquier tipo de cosa:    m_s_10_85@hotmail.com