Viaje en tren

A veces las chicas encontramos ese hombre que ninguna mujer resiste. Que irradian su dominio con solo tomar tu tren

Subo al tren como todas las mañanas. Recién bañada, perfumada, ropa limpia. Un trajecito con una faldita corta, saco, camisa algo escotada, medias color piel, zapatitos con algo de taco. El tren está lleno, quedo junto a la puerta. Es igual todos los días, sigo mi rutina chequeando mis compromisos en el iPhone, contestando algún mail.

En la siguiente estación te veo subir, no te conozco pero hay algo que te hace destacar entre todos los demás. Pierdo la concentración, mis dedos se vuelven torpes en la pantalla del teléfono, mi respiración se agita un poco. Trato de no mirarte muy obvia, pero no puedo controlar mi impulso. La puerta se cierra y quedo pegada a tu cuerpo.

Siento como mi conchita se dilata y se moja... creo que es tu olor lo que me pone así. Ya no puedo ni leer la pantalla del teléfono, siento un nudo en la garganta y respiro más agitada. Siento el olor de mi conchita mojada subir... solo lo notamos vos y yo. Para vos es tan obvio, nadie más siente nada, sos muy discreto pero puedo ver en tu cara que lo sentiste y que sabés que es por vos. Siento tu mano fuerte y firme subiendo por mi pierna y meterse bajo mi pollera, tus dedos corren mi tanguita y empiezan a jugar en mi conchita y en mi culito.

Trato de disimular y seguir con el iPhone, las manos me tiemblan y no se ni donde poner mis dedos. Empujas un poco y me presionas contra la puerta, hundiendo tus dedos en mi conchita y en mi culito. Empaño el vidrio con mi respiración agitada y sentís mi cuerpo blando y dócil en tus manos. En la próxima estación me bajás del tren y me llevás a un hueco detrás de un kiosco...

En el rincón que elegiste no nos ve nadie... solo los pasajeros de los últimos vagones ven como me pones de rodillas mientras el tren se está yendo. Una parte de mi se resiste a esto, tengo que pararme e irme, pero no puedo, no quiero pensar. Mientras pienso que es lo que me pasa sacás tu pija grande y pesada y la pones en mi cara. Me moves agarrada de la nuca frotándome para ponerla dura.

Me acomodas los huevos en la boca y empezás a programarme mientras los beso. "Sos una puta" "este es tu lugar" "vas a obedecerme" "solo servís para darme placer". Tus palabras pasan sin filtro... sin defensa y se graban en mi mente, en mi subconsciente y enseguida empiezo a moverme mas puta y a buscar darte placer. Sonreís mirando como mi cara cambia de una mirada confundida e inocente y se vuelve más provocadora mientras me meto tu pija en la boca. Empezas a moverme y me cojes la boca contra la pared, fuerte, duro, penetrando cada vez mas. Muevo mi boca buscando hacerte sentir, saco la lengua tratando de lamer lo que aun no me hundís. Te moves despacio y profundo "seguí chupando que vas a tragar mi leche" me decís y aprieto mas la boca y me muevo acompañando tus movimientos hasta que me llenás la boca y te trago feliz de haber cumplido mi deber.

Ni bien terminas de echarme el último chorro me parás de los pelos y me pones frente al kiosco, levantas mi pollera y corrés mi tanguita a un costado. Te miro por sobre mi hombro mientras empujas la cabeza en mi culito virgen. "Aaaaayyyyyy" me quejo tratando de no gritar mientras siento como me desgarrás. Entrás despacio, sin detenerte y yo siento que todo mi cuerpo es tuyo. Cuando se acerca el siguiente tren siento como empezás a acabar. Sacudís mi cabeza contra el kiosco y me desmayo sintiendo como acabas como un animal.

Me despierto unas horas después sin ropa interior, sin cartera y mis cosas, tu leche en mi cara y pecho, mi ropa desarreglada y algo rota, despeinada. Tratando de que nadie me vea vuelvo caminando a casa, despacio, confundida, por momentos exitada, por momentos llorando por haber sido tan puta, por momentos llorando porque no estas. Llego a casa y me masturbo violentamente con un desodorante, sintiendote en mi mente, controlandome.

Llamo a mi trabajo poniendo excusas para no ir. Me baño, me arreglo de nuevo, veo mi ropa y mi ropa interior y de golpe la odio. Me visto con lo que tengo y salgo a comprar ropa que te guste.

Esa noche en la cama con mi novio fui otra mujer. No controlaba lo que hacía, al principio le gustó mi nueva actitud, pero pronto se sintió intimidado por verme tan caliente y desinhibida. Tuvimos sexo hasta que el sueño y el cansancio nos venció a los dos. A la mañana siguiente me desperté temprano, me bañé, me arreglé, me puse una tanga de encaje negro minúscula, no me puse corpiño, una minifalda super corta, medias, un top y tacos. Encima de todo me puse un trench para poder salir a la calle. Agarro un bolsito que tenía preparado con algo más de ropa y ropa interior y dejo dos notas, una para él y otra para mi familia, diciendo que no se asusten que no me van a ver pero voy a estar bien y pidiéndole disculpas.

Voy a la estación y espero el mismo tren que ayer, subo y me quedo cerca de la puerta pero no en la entrada. Llegamos a tu estación y te veo subir. Veo que todas las mujeres del tren se inquietan, aún sin verte, se acomodan el pelo, la ropa, corrigen su postura. Busco tu mirada con mis ojos, pero no me registrás. Te acercás a una chica que está en la entrada, rubia, piel blanca, grandes ojos celestes, flaquita, muy joven, no se si llega a los 18. La veo temblando inquieta, sin saber que hacer hasta que ponés tu mano sobre ella y se relaja. Las demás mujeres también nos relajamos y todas siguen con su viaje normalmente.

En la siguiente estación bajás con ella y yo los sigo desde la distancia. Veo como la llevás al mismo rincón, ella se deja llevar. Te veo ponerla de rodillas mientras el tren se va y te veo usarla. Te veo tomarla y usarla como un juguete, ella no tiene reacción, solo cede a cada movimiento, te mira entre desconcertada e incrédula. Ella se ve tan frágil, tan vulnerable frente a tu cuerpo tan fuerte tus modos salvajes. Su boca se deforma chupandote, abrís su blusa y acabas en sus pechos blancos, chiquitos y redondos. La das vuelta y la ponés de frente contra el kiosco, la veo retorcerse del dolor mientras empujas desgarrandola.

Cuando llega el siguiente tren terminás con ella. La mandás a que suba a su tren, ella se aleja confundida, mirandote sin entender, toda desarreglada, despeinada y sin la expresión de muñequita ingenua que tenía cuando subió connmigo al tren.

Salís del lugar y te vas de la estación, te sigo por la calle, escondiéndome con una mezcla de ansiedad y miedo. Te sigo por varias cuadras hasta doblar una esquina donde te pierdo. Miro para todos lados buscándote pero no veo ningún rastro. Salgo al descubierto a buscarte y te siento acercarte por detrás mío... ponés una mano en mi espalda y me paralizo.

Tu mano en mi espalda me paraliza y me tiene helada en medio de la calle vacía.

-Hola puta -retumba tu voz en mi cabeza- ¿te pusiste lo que te dije?

preguntás sacandome el trench mientras estiro mis brazos hacia atrás para ayudarte.

-¿lo que dijiste? -pienso confundida mientras aprobás

-muy bien... justo lo que te dije ¿dejaste las notas?"

no entiendo... la ropa la elegí yo... y las notas creía que yo decidí dejarlas. Me sacás el bolso, lo abrís y tambien aprobás:

-trajiste todo... muy bien puta

Me quedo pensando confundida y al mismo tiempo juntas mis manos en la espalda y las esposás, enseguida me pones un collar con una cadena. Al verme tan confundida me decís

-¿Viste algún golpe en tu cabeza hoy?

  • ...

  • Vos te desmayás cuando yo te lo ordeno puta, tu mente me pertenece y yo juego con ella como quiero.

Me siento totalmente expuesta, me doy cuenta que me controlas por completo. Caminamos 4 o 5 cuadras, no se que decirte, que preguntarte, caminas unos pasos adelante mío llevándome de la cadena, sin mirarme, sin hablarme. Alguna gente pasa y nos mira sin entender, yo vestida como prostituta, atada y caminando como esclava detrás tuyo.

Entramos en una puerta en una pared sin pintar, como si fuera un depósito o una fábrica, adentro hay una linda casa, bien decorada, muebles modernos, caros. Me llevas con solo unos 30 cm de cadena por un pasillo con varias puertas, entramos en una de las puertas, es un cuarto chico, pero bastante cómodo.

-este va a ser tu cuarto, ponete cómoda

desenganchás la cadena de mi collar y me sacás las esposas. Salís de la habitación cerrando la puerta, me doy cuenta que no tiene picaporte del lado de adentro. El cuarto tiene varios espejos, un placard con algunos cajones una mesita con un par de espejos como para maquillarse y un pequeño baño con ducha. También hay una tele y un reproductor con un solo DVD.

Prendo la tele, no se ve ningún canal y pruebo con el DVD, veo un índice con hermosas chicas con su nombre, sentada en la cama con el control elijo al azar a Mariana. Mariana tiene el cabello oscuro, corto, muy sexy grandes ojos negros, cuerpo de gimnasio muy trabajado y grandes y firmes pechos, en la película la veo arreglarse y prepararse poniéndose linda en este mismo cuarto, tiene un collar como el mío. La veo esperarte de rodillas y luego veo como abusas de su cuerpo tan cuidado. Al principio me angustia ver como maltratas así a una chica tan linda, pero pronto estoy retorcida en la cama frotándome y clavándome los dedos.

Me despierto unas horas después completamente relajada,me siento liviana, feliz, me doy cuenta que estoy tapada en la cama y con un camisón que no llevaba antes, tampoco sé cuando me dormí. Voy a ducharme, hay un baby doll transparente y una tanguita de gasa extendidas para que me ponga.

Cuando estoy lista entrás a mi cuarto y automáticamente me pongo de rodillas. Empezás a caminar en circulo a mi alrededor y empezás a hablarme:

  • A partir de ayer sos mi puta, Candela, tu cuerpo y tu mente me pertenecen ahora, vas a obedecerme en todo. Tu cuerpo va a ser mi juguete que voy a usar de todas las maneras que se me ocurra y tu mente va a ser arcilla que voy a modelar a mi gusto para que sientas, creas y pienses lo que yo quiera

Una parte de mí aún se resiste y pregunto

-¿por que me haces esto?

  • Esto no es algo que yo te haga, es lo que sos, vos naciste para ser la puta de alguien. Lo tenés adentro tuyo. Naciste para ser humillada y sometida, para saciar las necesidades de un macho que te use.

Siento como mi mente se va reduciendo a un rincón en mi cabeza y como voy cediendo el control

  • Todo este tiempo -continuas diciendo- caminaste libre porque nadie se dio cuenta la puta que llevabas dormida en tu interior. Yo la vi... en tu mirada... tan obvia... pedías a gritos que te someta que tome todo de tu cuerpo sin pedir permiso. Ahora vas a rendirte y someterte a mi voluntad, vas a aceptar todas mi ordenes.

Me arrepiento de haber subido a ese tren pero también siento que toda la angustia y las dudas desaparecen. Mis ojos se llenan de lagrimas por un momento. Me inclino un poco hacia adelante, apoyando mis manos en el piso y separando un poco mis rodillas. Siento tus palabras penetrarme, visualizo tu puño entrando en mi cabeza y apretar mi mente. Mi respiración se agita con tus palabras y me doy cuenta que estoy muy mojada.

  • Tu voluntad me pertenece puta, no solo tu cuerpo, tu mente, tu alma son míos. Voy a jugar con vos hasta que no quede nada de la supuesta mujercita independiente que pretendías ser.

Mi respiración se agita más, mi pecho se hincha acelerado y rasguño el piso

  • Voy a sacarte todo lo que tu cuerpo de perra tiene. Voy a ser el dueño de tus deseos, de tu voluntad... no vas a tener nada...

Finalmente mi mente cede el último hilo de control de mi cuerpo y empiezo a acabar, sola, sintiendote dentro de mi cuerpo y en mi mente, toda en tus manos. Tiemblo y me convulsiono hasta caer al piso de costado.

Mientras me tomás en tus manos y me llevás a la cama una parte de mi mente se reduce y se resigna a esperar que decidas liberarme un día...